capítulo diez

— ¿Estas realizar alguna técnica especial?

  Elévaste tu mirada al momento de tomar tu botella de agua y beberla, por lo que tras reconocer unos cabellos albinos una pequeña sonrisa en tu rostro.

— Algo así— respondiste cuando ambos quedaron de frente—. Intento mejorar mi defensa.

— Lo haces muy bien, aunque nunca esta de más entrenar— expusó mientras bebía su botella de agua.

— Podría decir lo mismo de ti— añadiste causando confusión en Fubuki—. Se que estas entrenando una nueva técnica.

  Hacia poco tiempo habias visto a tu novio entrenar junto a Hijikata, aquello les serviría mucho al equipo. Además tu también estabas entrenado junto a Tachimukai y Tsunami, intentabas mejorar la defensa ya que hacia mucho tiempo que no solías jugar en esa posición y lo más seguro es que el entrenador Kudou te deje en esa posición.

— Nos falta poco para que la técnica funcione— explicó el albino.

— Les irá muy bien— pronunciaste observando sus orbes atentamente.

  Aunque la conversación era con tu novio, tu mirada se dirigió hacia el campo de fútbol, donde allí ser encontraba la persona en la que estabas pensando, aquella persona solo bajo su mirada al suelo con un toque de molestia y frustración, la cuales fueron demasiado expresivas para ti.

  Shuuya Goenji, es tu mejor amigo desde las escuela primaria y tuviste la suerte de conocerlo debido a que ambos se habían escrito al equipo de fútbol, al final ustedes solamente se veían en los partidos. Pero, de lo que nunca se dieron cuenta fue que la madre de Goenji y tu padre, en realidad fueron amigos cercanos de la preparatoria por lo que unirlos a ambos no fue tan difícil como parecía.

  Conocidas a la familia de Goenji como él conocida a la tuya, después de todo ambos estaban en el mismo salón y en el mismo equipo de fútbol. Cuando murió tu abuelo él estuvo allí para apoyarte en lo que necesitabas, cuando falleció su madre trataba de alentarlo para que siguiera delante con su vida, porque era lo que su madre hubiese querido. Cuando tu padre murió, él te demostró que siempre estaría allí no importaba las veces en las qu cayeras, él te levantaría para seguir adelante.

  Finalmente cuando el accidente de su hermana se llevó a cabo, lo acompañaba a visitar a la pequeña Yuuka, porque ambos allí ya tenían la confianza y el cariño que necesitaban para comprender que no necesitaban tener padres diferentes, ambos podrían tratarse como hermanos.

  Estos días Goenji habia estado comportándose de unas maneras inusual, cosa seria llamó tu atención. A pesar de Wells ambos tuvieran confianza, a Goenji se le complicaba hablar de sus problemas con los demás, puesto que él no quería tender a personas que se preocupará por él.

  Siempre tendrías que preguntarle acerca de cómo se sentía al respecto, de ese modo Goenji entendería que no podría negarte nada.

— Ahora vuelvo— interveniste, antes de que Fuvuki lograra decir algo más.

— Seguro.

  Comenzaste a caminar en dirección hacia en donde se encontraría el rubio, junto a Tachimukai, debido a que ambos de igual forma estarían entrenando una técnica especial. El equipo Raimon se fortalecería demasiado debido a sus grandes técnicas especiales, pero también tendría que haber concentración en esta para lograr realizarla y Goenji no tenía mucha concentración en ella.

  Una vez que ambos terminaron de intentar realizar aquella técnica especial, Goenji dirigió la mirada hacia Tachimukai con algo de frustración. Conocías esa mirada, debido a que la habías visto justo un día después de que la madre Goenji falleciera, recordabas que ambos estaban en un partido de fútbol.

— ¿Todo bien?— formulaste cuando llegaste a encontrarte frente a él, a lo que Goenji se sorprendió debido a que no esperaba tu llegada.

— Si— respondió de una forma cortante, no podrías esperar mucho de alguien que siempre decía pocas palabras.

— Goenji— murmuraste su nombre, para después tomar una bocanada de aire—. Te conozco demasiado para saber que no es así, sabes que puedes confiar en mí.

— No es nada (T/N)— aseguró de nueva cuenta.

  Su respuesta definitivamente no te agradó en lo absoluto, él tenía algo y no estaba dispuesto a decir nada al respecto. Presionaste tus labios una vez que el aparto la mirada de ti, nunca había entendido mucho a Goenji, ya que el solía decirte todo acerca de él.

— Hablaremos después de el entrenamiento.

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  Diste un gran suspiro cuando te diste cuenta que Goenji no se encontraba en ningún lugar, en pocas palabras había rechazado hablar contigo. Lo que te daba a pensar que la situación hacía el era demasiado difícil de resolver, pero tampoco quería aceptar alguna clase de ayuda.

— ¿A dónde vas (T/N)?

  La voz de uno de tus compañeros habia llamado gu atención y la de los demás de igual forma, se trataba de Kazemaru, quien tras ver que te dirigías hacia la salida sabia que obviamente saldrías, pero ya era de noche.

— Iré a mi casa— respondiste una vez que lo observaste a los ojos, Kazemari sabía que tu residencia estaba un poco cerca de el instituto por lo que no se negó en dejarte ir.

  Saliste de la sala en donde se encontraban los demás jugadores, habías hablado con Fubuki acerca de visitar a tu abuela, pero no acerca de lo que estaba sucediendo con Goenji. Quizás en el camino hacia tu residencia lo encontrarías, o si no intentarías buscarlo en su casa.

— ¿Pediste permiso para salir?

  Presionaste tu mandíbula cuando reconociste la voz de el entrenador, quien estaba a unos cuantos paso de ti y como pensarías, con una mirada de lo más seria.

  Necesitabas salir de allí.

— No sabía que estaba prohibido ver a mi abuela— pronunciaste una vez que le diste la cara al mayor.

— No lo esta— respondió con seriedad—. Pero tienes que pedir permiso para salir, de lo contrario tendré que castigarte.

  Una sonrisa sarcástica sobresalió de tu rostro, lo que te parecía muy tonto es que solo te llamaba la atención a ti, a diferencia de los demás jugadores.

— Por favor deja de actuar como mi padre— le pediste cruzadote de brazos.

  Aunque Kudou no lo expresara, sabía que intentar acercarse a ti sería demasiado difícil.

— Estoy actuando como tu entrenador— corrigió el mayor—. Es tu última advertencia.

  Dicho esto el mayor se giro para entrar hacia una habitación distinta, dejándote con las palabras en la boca. Quizás la presiona y el enfado te obligaron a actuar de esa manera, en serio querías ver a tu abuela y cada vez que te ibas de allí nadie decía nada, hasta ahora.

  Comenzaste a caminar en dirección hacia tu casa con un mal sabor de boca, tratando de no alterarte por aquella pequeña discusión. Después de todo él tenia la razón, es el entrenador y aunque no te agradara tendrías que pedir permiso sinquerias seguir viendo a tu abuela.

  Cuando estabas a pocos kilómetros de llegar a tu residencia, llegaste ver a la persona que estabas buscando.  Unos cabellos rubios se encontraban en el pequeño campo de fútbol que estaba cerca de tu hogar, él se encontraba entrenando. Resporaste ondo, para que esta vez no trataras de decir alguna cosa de la cual lograrás arrepentirte.

— No me esperaste— llamaste su atención.

  Goenji dirigió su mirada hacia tu dirección, para después regresar la hacia el balón que estaba frente a él.

— Lo siento.

— No importa— negaste la cabeza para acercarte hacia el rubio—. Goenji ¿Qué sucede?

— No es nada— respondió de la misma manera que la otra vez.

— Por favor no digas que no tienes nada— mascullaste con molestia—. Te conozco.

  El rubio tomó su balón para después dirigirse hacia en donde se encontraban sus pertenencias, en completo silencio.

— ¡Maldita sea Goenji, dime algo!

  Habias tomado el antebrazo de tu amigo con enfado, él sabía que segurias así hasta que el se asignara a decir algo al respecto. Ahora estaba con la persona con la que más tenía confianza, sino decía nada quizás no lograría desahogarse con nadie.

— Voy a dejar en fútbol.

  Sus palabras generaron sorpresa instantánea sobre ti.

— ¿Qué?— formulaste con asombro—. ¿Por qué?

— Mi padre dijo que dejara el fútbol y me concentrará en mis estudios— respondió con la mirada sobre el balón.

— ¿Es acerca de tus estudios en el extranjero?— preguntaste con algo de desgano.

  Sabias que el padre de Goenji era doctor y desde que él era pequeño siempre le hablaba acerca de ejercer esa profesión, suponías que ahora que Goenji era mayor siempre hablaba acerca de aquel tema. El padre de Goenji estudio en el extranjero, en Alemania, por lo que no tardaste mucho en hacer unir las piezas.

— Si.

— ¿Esto es lo que tu quieres?— lo observaste a los ojos.

— No importa lo que yo quiera— contestó tomando sus pertenencias—. Ya está decidido.

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