Capítulo 8 "Asteria Snow"


Asteria miró la habitación, estaba un poco nerviosa, ya que sería el ensayo de su primer vals con Coriolanus y sus manos le temblaban un poco, el instructor de baile llegó hace unos minutos, pero su prometido simplemente no daba señal alguna por un momento pensó que la iba a dejar plantada hasta que las puertas se abrieron dejando ver un poco agitado.

—Lo siento, se me hizo tarde— Se disculpó él mientras caminaba hasta el centro del salón, ella habló con el Wedding planner (Que Coriolanus le había contratado) donde ambos quedaron de acuerdo que la recepción se llevaría a cabo en el invernadero mientras que la fiesta sería en un pequeño palacio que estaba a la orilla del lago que había en el Capitolio, lo fue a ver ella sola, ya que Snow estaba muy ocupado con sus campañas que no podía acompañarla.

—No se preocupe— Dijo el hombre con clara molestia en su voz, ella miró a Coriolanus que llevaba una camisa negra con algunos botones desabrochados, una gabardina roja oscura y unos pantalones negros, se veía realmente bien a los ojos de ella, el instructor de baile les dio la indicación de ponerse en posición, él pasó su mano derecha en la espalda de ella, Asteria puso su mano izquierda en el hombro de él mientras que las manos libres las juntaron, y Coriolanus agradeció que ella llevara guantes para no sentir nada. —Y 1 y 2 y 3.

La música empezó a sonar, el piano entonó una dulce melodía mientras ambos se movían al ritmo de la canción, ella lo miraba a él, pero él no la miraba a ella, Asteria tomo aire mientras sentía la mano de él en su espalda todavía tenían un espacio entre ambos un espacio que pareció correcto y apropiado para el rubio, su cuerpo estaba tenso como sí no quisiera llevarse por el momento mientras que el de la castaña estaba suelto y se dejaba guiar por los pasos que él daba, la hizo girar, pero seguía sin verla.

—Más cercas— Ordenó el instructor, ella dio un paso más cercas a Coriolanus, pero no pareció ser lo suficiente, ya que el instructor detuvo la música —No parecen una pareja de enamorados para nada, deben de estar más juntos y tu muchacho tienes que verla a los ojos.

Reprendió a Snow y este gruño por lo bajo para después con su mano que estaba en la espalda de Asteria la empujó más a su cuerpo, ahora el pecho de ambos se tocaban uno contra el otro, ella ahogó un grito al sentirlo tan cercas, con su aliento mentolado en su rostro, con sus ojos azules mirándola con profundidad además de su loción a rosas. La música volvió a iniciar una vez más, pero ahora él estaba más relajado, más suelto, ambos se movían en una perfecta sincronía con cada ritmo de la música, pero también con el de sus corazones, por un momento para Asterio solo eran ella y él, no había nadie más en aquel lugar.

Sus ojos azules como el cielo en el inverno se le hicieron irresistible de dejar de mirar, eran tan magnéticos hacia ella, le gustaba estar así de cercas junto a él, podía verlo con mejor claridad, se notaba que estaba cansado, estresado, pero aun así aquí estaba él cumpliéndole un capricho. Él por su parte miraba sus ojos cafés, se sintió extraño bailar con ella era como sí ya hubiera visto esos iris marrones antes, que siempre brillaban cuando ella veía algo que le gustaba o hablaba de algo que le apasionara, pero esta vez resplandecían porque lo estaban viendo a él y se preguntó sí es que había una posibilidad de que la pobre Asteria se haya enamorado de él en un tan corto tiempo.

La hizo girar y ambos se movieron por toda la pista de baile, dando piruetas mientras se miraban el uno al otro, la tensión era bastante palpable entre ambos que hasta el mismo instructor suavizó su expresión al mirarlos, cuando la música comenzó a ser más lenta avecinando el final de la canción las manos de Coriolanus se dirigieron a la cintura de ella para después cargarla en el aire y darle una vuelta en el aire, pero en ningún momento ambos se dejaron de ver, cuando la hizo descender y sus rostros estuvieron por un segundo cara a cara ella miró sus labios y él los de ella.

Asteria pudo sentir sus pies tocar el piso de madera oscura, sus manos viajaron a los brazos de él sonrojándose aún más de lo que ya estaba al sentir sus fuertes músculos, ambos se miraron fijamente el uno al otro por unos segundos hasta que los aplausos del instructor los interrumpió, eso los trajo a la realidad causando que Coriolanus de unos pasos atrás alejándose del cuerpo de ella.

—Espléndido, lo hicieron muy bien, ya están listos para mañana.


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Asteria se miró al espejo con pena y tristeza, pues después de semanas y días llenos de estrés, al fin había llegado el día que se supondría que sería el más feliz de su vida, aunque ese no era realmente lo que ella estaba sintiendo.

El delicado velo de estilo catedral caía por su espalda y parte de su rostro, los pequeños cristales formaban estrellas, como las que ella disfrutaba ver desde que se había comprometido con Coriolanus, su suave vestido caía con gracia sobre sus hombros, el cabello lo llevaba recogido en un moño bajo, ella no pudo evitar sentirse melancólica, había soñado con este día tantas veces y tenía unas expectativas grandes que simplemente este día no se sentía como debería de sentirse.

—¿Estás lista?— Escuchó a su hermano detrás de ella, Asteria dio un último suspiro para después tomar su ramo de novia con las peonias rosas, las rosas blancas y flor nube todas juntas, tomó el brazo de su hermano que la guio hasta la salida de la casa donde un auto con flores la esperaba, ella y Leto no dijeron nada en todo el transcurso del viaje de la mansión Kennedy hasta la recepción, pero era bastante evidente los nervios que Asteria estaba sintiendo en ese segundo, cuando los hermanos llegaron al lugar ella pudo ver el camino de los pétalos blancos por todo el piso, todos los invitados estaban dentro, sin embargo, había algunos paparazzi que intentaban tomar fotos del evento, eso solo ayudó a sentirse más incómoda. —Está bien, estoy aquí.

Las palabras de su hermano le brindaron confort, ya que Leto había notado como los ojos de su hermana se movían por todo el lugar y como ella había empezado a temblar, así que unas pequeñas palabras no vendrían nada mal, ella miró a su hermano con los ojos brillosos.

—¿Cómo me veo?— preguntó la menor con un hilo en su voz, Leto le acomodo el velo sobre su rostro y después miró a su hermana con algo de nostalgia a su vez con culpa, pues se había sentido como un vendedor al cual le entregó su objeto más preciado al mejor... o peor postor, todo depende de quien lo mirara, pero él sabía que su hermana sería feliz con Coriolanus.

—Como una princesa— Le respondió para después acompañarla a la puerta de cristal las cuales se abrieron de par en par, ella se sintió un poco cohibida al ver a tanta gente y se maldijo a sí misma al ver a casi 400 personas presentes además de que la mayoría solo eran conocidos de Coriolanus esos eran como el 78% mientras que la otra mitad eran de ella. Todos al verla aparecer se pusieron de pie, sus amigos, sus familiares, todos tenían los ojos puestos en ella excepto uno.

Coriolanus se había negado voltear a verla, no quería hacerlo, el día de ayer había sido un error que no quería cometer, el amor para él era un hoyo al cual no quería volver a caer, no después de lo sucedido con Lucy Gray, así que pensó que sería una buena idea sí se mantenía frío y distante frente a Asteria, después de todo ella ya no se podía negar a no casarse con él así que se limitó a darle la espalda a la entrada y solo mirar el altar donde el oficiante ya los estaba esperando.

Asteria caminó con la mirada baja hasta llegar frente a Coriolanus y noto que este no la miro ni de reojo, el oficiante dio unos pasos adelante para posterior hablar:

—¿Quién viene este día a casarse?.

Leto dio un paso al frente también.

—Asteria Kennedy, ¿Quién pide su mano?

Asteria vio a Coriolanus mientras todos miraban expectantes el suceso, Coriolanus tomó aire para después dar un paso adelante, pero sin siquiera mirarla, su forma de comportarse le estaba doliendo de cierta forma a Asteria, pues algo dentro de ella sentía que lo estaba obligando de cierta forma a casarse con ella.

—Coriolanus Snow, ¿Quién la entrega?

Asteria tomó un poco de aire y lo soltó, sus manos comenzaron a temblar, así que se aferró al ramo de flores con toda su fuerza, como si su vida dependiera de ello.

—Leto Kennedy, su hermano mayor.

Ella había escuchado muchas veces como su padre y Leto discutían sobre quién debía entregar, la hicieron escoger así que obviamente ella escogió a su hermano, después de todo se lo debía porque por él se estaba casando con Coriolanus además aunque le hubiera gustado decirlo en voz alta, Leto había sido más un padre que un hermano para ella.

—Asteria Kennedy ¿Aceptas a Coriolanus?

La mencionada lo miro y por un momento deseo que esos ojos fueran los mismos ojos que la había visto años atrás, pero eso ya era mucho pedir para alguien como él, pudo a su vez sentir los ojos de sus padres clavándose en su espalda como sí fueran dagas, esperando que ella dijera las palabras que tantos años habían estado esperando escuchar. Dio un paso al frente para después asentir.

—Yo...— Su voz se cortó y ella tragó en seco para después suspirar y asentir. —Yo acepto.

Ella caminó hasta estar aún lado de Coriolanus dando por comenzado la ceremonia, el oficiante habló sobre lo que era el amor, el compromiso, la lealtad y la comunicación sobre cómo esta última era la más importante de todas las cualidades para tener un matrimonio exitoso, luego ambos se tomaron las mano, pero ninguno de los dos sintió aquella conexión como el día anterior, cada uno de los hermanos de Asteria junto a sus esposas ayudaron a atar un listón blanco y rojo en las manos de ambos, luego los padres de ella y al final Tigris, quien iba en representación de los padres de Coriolanus. El oficiante dio unas palabras más y ambos se soltaron sin deshacer el nudo con éxito.

Ambos intercambiaron anillos de compromiso, él notó como las manos de ellas temblaban, pero no le tomó importancia, así que después el oficiante dijo las palabras que nunca quiso escuchar Coriolanus.

—Puedes besar a la novia.

Él levantó el velo de Asteria, ella pudo sentir su corazón empezó a martillear con fuerza y se preguntó sí esto realmente le estaba sucediendo a ella, sí él de verdad se atrevería a besarla frente a todas estas personas, pero ella estaba tan equivocada, pues lo que en realidad sucedió fue que sus labios apenas rozaron la comisura de sus labios, pero no lo suficiente cercas, era como sí este hubiera dejado un beso en la mejilla y el momento se volvió más incómodo por aquella acción. La multitud de invitados se pusieron de pie mientras aplaudían emocionados, Coriolanus la tomo del brazo para ambos caminar para salir del invernadero, pero fue entonces que petalos de rosas cayeron sobre ellos, pétalos rojos, blancos, amarillos, rosas, etc. Ella sonrió de lado al ver como todos les lanzaban las hojuelas de colores, después de todo lo negativo, de las miradas distantes, de ese beso fallido, de su agarre brusco, este pequeño momento lo era todo.

Coriolanus la miro por un segundo, miro sus labios en una amplia sonrisa, sus ojos brillando, ella también lo observó, pero este no quito sus iris azules de ella, un petalo rojo se quedó atrapado en el cabello del rubio y ella se puso de puntitas y se lo quito, ella le sonrió dulce, siguió mirando los pétalos hasta tomar uno de color azul, se lo llevo a sus labios para después darle un tierno beso y dejarlo ir después de eso. Él se quedó mirándola por esa acción, confundido del porqué lo había hecho, la guio hasta la salida, donde ambos ahora eran conocidos como la familia Snow.


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Cuando el momento de la fiesta llegó, Asteria y Coriolanus bailaron juntos como esposos, pero la magia que había surgido el día anterior no aparece, el rubio se había empeñado tanto en no mirarla que durante la mayor parte de la velada él ni siquiera la volteo a ver, ahora se encontraba ella sentada en la mesa principal sola, mirando a su alrededor y deseo que al menos Verona estuviera ahí acompañándola, pero ninguno de sus amigos habían asistido al evento según esto por estar "Ocupados" así que no le tomo mucha importancia después de todo este no era un día tan especial.

—Hola— Escucho que alguien la saludaba y al girar su cabeza se dio cuenta de que era Tigris, la prima de Coriolanus y sonrió.

—Tigris— Dijo levantándose de su lugar para ir corriendo hacia ella y abrazarla con fuerza, la había extrañado tanto que con solo verla la noche simplemente mejoró, ambas se abrazaron con mucho cariño.

—Estás tan grande— Dijo Tigris mirándolo de pies a cabeza, Asteria asintió, la rubia le acarició la mejilla mientras la observaba con nostalgia. —Cuando me dijo que se iba a casar nunca pensé que serías tú.

Asteria soltó una risita para después acomodarse el velo con nerviosismo detrás de su espalda y jugaba con el anillo en su dedo.

—Él no me recuerda— Dice ella con un poco de tristeza, Tigris le da una sonrisa cálida, una sonrisa que ella necesitaba en esos momentos, el apoyo de alguien que conocía y que la veía como una simple chica, no como la hija de... O ahora la esposa de... De todos modos, si ella podría refugiarse con alguien sería Tigris. La mayor miró a Coriolanus quien estaba hablando con sus amigos a lo lejos para después suspirar.

—Él no es el mismo desde hace años Asteria— Tigris suspiro mirando a su primo, pero después miro a la menor con una sonrisa, le acaricio la mejilla con dulzura y ternura, dándole confort a ella, la mayor de los Snow había perdido hace mucho tiempo a quien proteger y cuidar, pero ahora tenía a Asteria... la hermanita menor de su exnovio, eso le había prometido Tigris a Leto después de que los recién casados habían salido del invernadero.

"Te prometo cuidarla con mi vida, él no le hará nada"

Le había dado su palabra y lo iba a cumplir porque ella estaba segura de que la pequeña Asteria sufriría estando junto a su primo.

—Ya lo noté.

—Pero me tienes a mí, sí, alguna vez necesitas a alguien aquí estoy, no dudes en buscarme, ¿sí?

Asteria asintió y Tigris suspiro para después sonreírle y abrazarla una última vez antes de que se separaran, ya que la madre de la novia quería hablar con su hija, cosa que causo que esta misma se aferrara a la rubia con fuerza, pero Tigris se tuvo que ir ante la insistencia de la progenitora de Asteria, quien sabía lo que probablemente sería la conversación con su madre.

—Escucha, sé que puede que estés nerviosa con lo que puede suceder en la noche, pero no te preocupes, por eso todo estará bien, te puede doler un poquito y vas a sangrar un poco, pero...

—Mamá, basta— La interrumpió, se había negado a pensar en lo que podría suceder después de la fiesta, pues no estaba preparada en sentir aquello, Asteria a sus 27 años seguía siendo virgen, pero no era una inseguridad para ella o algo que le preocupara, tampoco era algo que se estaba guardando para el matrimonio, pues perder su "inocencia" no era su principal pensamiento, solo le daba igual (Aunque en secreto ella deseaba que fuera él)

—Solo te proveo de lo que va a llegar a suceder— Asteria entendía muy bien lo que pasaría y no necesitaba la falsa preocupación de su madre ahora, era como si el hecho de perder a su hija ahora realmente le doliera e intenta remendar su error de los últimos años; sin embargo, eso ya era demasiado tarde. Así que la castaña se mordió la mejilla y le dio una falsa sonrisa a su madre como tanto le había enseñado. La ahora renombrada señora Snow miró la mano de su progenitora descansaba en su hombro intentando que fuera un toque reconfortante, así que hizo algo que nunca se creyó capaz de hacer, con su mano derecha quitó la de su madre de donde se encontraba, con un gesto de molestia en su rostro.

El rostro de Venus se contrajo ante la repentina acción de su hija, pero la miro a los ojos esperando encontrar pena o arrepentimiento sí no obstante lo que logro observar fue una mirada hostil y mordaz, la mayor iba a decir algo, pero la presencia de cierta persona la detuvo de protestar contra su hija.

—Nos vamos— Dijo Coriolanus llevando la atención de su esposa, Asteria asintió para después dirigir su mirada hacia su madre, que la observaba desconcertada.

—Soy ahora una mujer casada, ya no soy esa Asteria a la que podías mangonear como quieras, ya no soy una Kennedy ahora soy una Snow y espero ser tratada como tal— Fue todo lo que dijo ella para después darse la vuelta y salir del salón, dejando a su madre con las palabras en la boca además de sorprendida, ella nunca creyó que su hija pudiera hacer este tipo de cosas o que incluso pudiera hablarle de esa forma, Coriolanus por su parte sonrió de lado al ver ese comportamiento, pues esa era la actitud que él buscaba que tuviera con sus padres, sacarla de aquella jaula de oro para que demostrara todo el potencial que tenía.

Cuando ambos se subieron al auto que los llevaría a la mansión Snow Asteria aún tenía el corazón martillando en su pecho, pues no se imaginaba que por fin le había hecho frente a su madre y la había dejado en su lugar en su propia boda frente a Coriolanus, se sentía orgullosa además de poderosa de al fin poder tener control sobre su vida. Durante el viaje ninguno de los dos se dirigió la palabra, puesto que el ambiente entre ambos era bastante incómodo por el tema de lo que podría llegar a suceder nada más llegar al hogar en el que ambos vivirán.

Así que una vez que ambos entran a la casa, ella notó que todo estaba en completo silencio además de que hacía algo de frío dentro de la mansión, ella se preguntó sí acaso aquel lugar estaría en casi abandono, pero al ver a dos personas mayores acercarse a los recién llegados la hizo suponer que ellos eran los que servían a la casa, un hombre bajo y robusto con su cabello lleno de canas y un traje negro con guates, por la forma en la que se para e incluso como camina le hace ver que ese hombre es el mayordomo, mientras que la otra mujer debe de ser la ama de llaves, alta delgada con el cabello agarrado en una coleta.

—Ellos son Gustaff y Rea, mi mayordomo y la ama de llaves— Los presenta y ella Asteria los saluda a ambos con la cabeza, ambas personas mayores de edad también le dan la bienvenida a su nueva señora. —Llévenla a su habitación.

La ama de llaves asiente y le hace una seña Asteria, esta se queda sorprendida, pues de cierta parte ella esperaba que la consumación de su matrimonio llegaría a suceder ese momento en ese día, pero eso parece que no sucedería, lo cual eso la hizo sentir aliviada, pues no estaba preparada para eso. La guía por las escaleras y por los pasillos oscuros hasta la habitación de Asteria, una vez que la abre, ambas entran al cuarto.

—Bienvenida a casa, señora Snow.

Wow wow wow, Asteria y Coryo no hicieron el sin repeto, me pregunto si en un futuro lo haran... mientras tanto, los dejo con esto, nos leemos pronto.

Por cierto vieron que Tigris y Leto tienen un pasado juntos? creen que este matrimonio pueda unir a otra parejita del pasado? se los dejo a su imaginacion

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