Capítulo 6 "Anillos de dulce"

Asteria se miró al espejo con el vestido de novia que su madre le había elegido, no le gustaba, sí fuera por ella hubiera escogido uno más sencillo, pero aquí estaba mirándose con un vestido grande corte princesa de color champán y de tela satén, no le agradaba, ya que era muy grande para su gusto y demasiado pesado para llevar aquel día, aun así en todo los preparativos ella no tuvo voz ni voto, su madre siempre elegía por ella sin importarle su opinión al respecto, ya sean flores o incluso las invitaciones.

—Este es— Dijo Venus, mientras acariciaba el vestido, era como ver a una niña cumpliendo su sueño de vestir a una muñeca de verdad, aunque eso lo hiciera todas las temporadas cuando había que hacer un desfile de modas. La chica que las estaba ayudando a encontrar el vestido noto que la joven llevaba una mirada triste, cuando Asteria se quitó el vestido pudo respirar bien de nuevo, su madre le había hecho escoger un vestido unas tallas menos a lo que ella realmente llegaba a usar. Cuando llego de nuevo al lado de su madre pudo escucharla, presumir quién era su hija.

—Es Asteria Kennedy, la prometida del candidato Coriolanus, deberían de verlos están tan enamorados el uno del otro— Dijo la mujer orgullosa mientras acariciaba el cabello de su hija como sí este fuera de oro, ambas dependientas se miraron entre sí, sin poder creerle a la mujer, aun así le dieron una sonrisa amable, Venus no paraba de presumir en cada lugar que su hija era la futura esposa de actual señor Snow.

Cuando llegaron a la mansión Kennedy la joven se sorprendió al ver al nombrado en la casa esperando por ella en el salón de visitas, Venus se había apurado a comentar cada uno de los preparativos de la boda dejando al rubio desconcertado por el comentario, puesto que él esperaba que su prometida fuera la que tuviera todo el poder de las decisiones en aquel momento importante para ella.

—¿Entonces no estás decidiendo tú?— Le pregunto Coriolanus directamente a Asteria, ella lo miró un segundo para después negar, el joven puso sus manos en un puño, necesitaba que ella empezara a tomar las riendas de su vida, no solo la necesitaba por los votos, sí no también para que en algún momento le ayudara a gobernar. Desvía su mirada a algún lugar que está detrás de Asteria, para después mirarla por el rabillo del ojo. —Vas a tomar de ahora en adelante las decisiones de la boda, todo tiene que ser como tú quieres, no como tu madre lo desea, ¿Me entendiste?

Asteria subió su mirada a Coriolanus y lo vio con ese porte intimidante que tiene además de eso que impone bastante respeto, por la forma en la que había dicho tan brusco y critico ella supuso que a él no le había gustado para nada lo que estaba ocurriendo en aquella casa, Asteria asintió desviando la mirada de aquellos ojos azules que conoce bien, el chico se gira para mirar a su futura suegra con desdén.

—Quiero comentarle señora Kennedy que...

—Ay llámame Venus seré tu suegra dentro de poco— Lo interrumpió ella y puso su mano en el brazo del muchacho dicha acción lo hizo sentir asqueroso, sí de por sí Coriolanus odiaba que las personas lo tocaron que ahora esta mujer se tomaba la libertad de poner su mano en su brazo era mucho peor, así que él lo quitó con una cara de asco.

—Señora Kennedy— Volvió a rectificar el nombre de la mujer, puso su mano en la espalda baja de Asteria obligándola a que esta diera un paso al frente, ella ahogó un pequeño grito al sentir la mano fría en su espalda, se maldijo a sí misma por decidir usar una falda tableada negra que le llegaba a la cintura y una blusa delgada por culpa del calor, que dejaba entrar al aire con facilidad a su cuerpo, ahora con la mano fría de Coriolanus tuvo que imaginarse otra cosa para no tener que pensar en donde se encontraba la palma.—Asteria desde hoy en adelante tomara las cartas y el mando sobre la boda así que le pido que cancele todas las decisiones que usted haya tomado, sí no lo hace me veré en la penosa necesidad de no invitarla a la boda.

La sonrisa de la pelirroja desaparece así como llego, había esperado cualquier comentario por parte de Coriolanus, pero nunca se detuvo a meditar que este joven podría llegar a tal extremo, ella iba a discutir, pero al mirar los ojos llenos de desagrado y frialdad decidió callar mejor y aceptar la condición. Asteria se quedó sorprendida ante el suceso, su madre le había dado la vara para tomar el mando en su propia boda, ella sintió algo dentro de su pecho llenarse que le hubiera gustado muchísimo darle un nombre, pero cambio de eso las comisuras de sus labios se levantaron un poco, tal vez ella no sabía como describir su sentimiento, pero por su parte Coriolanus sabía muy bien que significaba es mirada, era una llena de orgullo, de victoria, de satisfacción, como aquella que le había dado a la doctora Gaul cuando le dijo que él era el vencedor.

La mujer tuvo las intenciones de salir de la habitación, pero él la detuvo.

—Por cierto, he hablado con el señor Kennedy con respecto a que la boda será en un mes— Venus iba a objetar, pero Coriolanus la detuvo levantando su mano para que ella se quedara callada. —No es negociable la fecha y por cierto, no quiero volver a escuchar que usted anda por todo el Capitolio dando la primicia de que me voy a casar, su hija y yo somos los únicos que podemos confirmar lo obvio, así que mucho cuidado.

Venus tragó en seco, lo último salió de Coriolanus no como una advertencia sino como una amenaza y salió.

—Gracias— Fue todo lo que Asteria dijo antes de salir de la habitación pocos segundo después de que su madre se marchara, él se sintió un poco desconcertado por el comportamiento de su prometida, pues era una chica de pocas palabras cuando eran temas que no le gustaban o que le incomodaran, poco a poco empezaba a entenderla.


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Asteria entró a la tienda de novias con la frente en alto y se paró frente a un maniquí que llevaba un vestido largo ligero como el viento, con encajes de flores en su pecho y se dispersaban por la falda blanca de organza que compartía material con las mangas largas, había pequeñas incrustaciones a piedras brillantes, era totalmente lo contrario a lo que su madre había elegido, este era más suave, romántico, lindo, tierno y la castaña pensó que ese vestido estaba hecho para ella cuando sé lo probo se sintió bonita en su vida, no tenía a la buitre de su madre que le estaba comiendo el oído, criticándola sí le quedaba mal o sí mostraba poco busto. Por primera vez en 11 años Asteria se sentía libre de aquella jaula dorada a la que había sido confinada, después de tanto tiempo ella podía tomar sus propias decisiones en su vida, su boda sería como ella quería, no como otros lo desearían, así que se permitió ser egoísta, por primera vez en su vida solo le importaría ella y nadie más.


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Se recostó en su cama cansada por todo lo que estaba haciendo, había sido un día bastante agotador, miro su computadora a lo lejos y decidió que sería una gran idea escribir para al menos relajarse un poco, así que rápidamente se puso ropa un poco más cómoda que la que ya llevaba, se soltó el cabello dejándolo caer por sus hombros y una vez que la computadora estaba encendida comenzó a escribir el libro que tenía casi ya dos años trabajando.

El sonido de sus dedos presionando las teclas la relajo muchísimo, además que la música que tenía de fondo fue de mucha ayuda, Asteria había creado todo un plan en su cabeza, terminaría el libro, buscaría una editorial que estuviera interesada en su manuscrito y lo publicaría bajo el seudónimo de "Verandi norn" así le sería más fácil mantener su verdadera identidad y sus padres no sabrían que ella llegó a haber publicado un libro, ahora solamente tenía que acabar el manuscrito a escondidas de su prometido una vez que viviera con él... Ella pensó dos veces en esos, en menos de un mes iba a estar viviendo con Coriolanus, compartiendo cama con él y eso la hizo estremecerse.

Se detuvo de escribir una vez que se sintió más liberada de todo lo que había pasado, así que se acercó a su cama para dormirse, no sin antes abrazar aquel peluche de perrito entre sus brazos.

Los rayos plateados de la luna entraban a la habitación e iluminaban su anillo, lo miro con tristeza, recuerdo cada una de las promesas que se habían hecho él y ella cuando eran unos críos, Asteria soltó una sonrisa llena de soledad, pues solo eran eso "promesas de niños", cerro sus ojos lista para dormirse mientras su dedo pulgar acaricia el anillo.


Flashback


Una pequeña niña de 5 años corría por la nieve con su abrigo de color morado, sus manos estaban aguantadas, una botas de plástico y unas medias a juego de su abrigo, llevaba un peluche de zorro aferrado en sus brazos a su cuerpo, su hermano mayor la tomaba de la mano con fuerza mientras en sus hombros llevaba una mochila llena de comida, al llegar al edificio subieron hasta el piso número 12 donde encontraron una puerta con la placa dorada y un nombre grabado

"Snow"

Toco la puerta y un Avox les abrió a ambos mientras los acompañaba a la sala, Asteria miro el lugar con sus ojos curiosos, se veía tan diferente a como ella recordaba; más viejo, además pudo notar algunas capas ligeras de polvo. Al llegar a la sala una pequeña Tigris se acercó a ellos y abrazo con fuerza al de ojos verdes, Leto le devolvió el abrazo también, le mostró la mochila llena de comida a la rubia, Tigris miro las latas como sí fueran diamantes, Asteria analizo el brillo de los ojos de la prima de Coriolanus y le recordaron a ese resplandor en los ojos de su madre cuando iban a las joyerías.

—Muchas gracias, Coryo está en su habitación— Agradeció Tigris para después mirar a la menor, Asteria asintió y soltó la mano a su hermano para caminar por el pasillo de paredes azules, al entrar a la habitación miro a su mejor amigo en el piso sobre una alfombra jugando con un peluche de perro, Coriolanus levanto su mirada, pero no había ni un rastro de emoción, solo tristeza.

—Hola— Lo saludo Asteria, mientras se acercaba a él a paso lento, había escuchado que el pobre de Coriolanus estaba pasando por un momento muy trágico y que necesitaba un poco de compañía, así que aquí estaba ella, se sentó junto a él en el piso. —Me gusta tu perrito

Coriolanus mira su peluche para después observarla a ella,

—Gracias, me lo dio mi mami— Dijo él mientras lo abrazaba con fuerza contra sí, como si no quisiera despegarse de él, Asteria bajo su mirada a su zorro de peluche.

—El mío me lo dio mi papá por mi cumpleaños, huele rico, mira— Le extendió el peluche y el olor a vainilla, invadió las fosas nasales del pequeño Coriolanus. Le gusto bastante el olor, así que se quedó un rato oliéndolo más para después sonreírle a Asteria. —Mi mamá dice que los zorros son unos animales horribles, dice que son sucios, ladrones y tienen una horrible risa.

Explico ella mientras miraba su tierno peluche en sus diminutas manos.

—Tu mamá es una tonta— Dice él tan de repente que ella lo mira sorprendida, pero después suelta una pequeña risita.

—A veces me gustaría que tu mami fuera como la mía— Confiesa ella bajando la mirada hasta su pecho, se queda por un momento pensando en como su madre la trata, pero el movimiento de algo frente a ella la distrae y es el peluche que le pertenece Coriolanus quien lo sujeta frente a ella, miro a su amigo confundida ante tal acción, sin embargo, poco después logro comprender lo que él quería decirle, así que tomo el peluche entre sus brazos con cariño

Asteria tocó la puerta del departamento agitada mientras se aferraba a las correas de su mochila, la puerta se abrió y apareció Coriolanus con una cara de pocos amigos, este parecía cansado, aun así la invito a entrar. Ella analizó todo el departamento, estaba más viejo, más descuidado, ambos entraron a la habitación del chico y ella se sentó en la orilla de la cama mientras que él se acostaba.

—Intente traerte algo de la cocina pero mi...

—Está bien— La interrumpió, ella miró que todavía tenía su peluche de perro, pero lo blanco se había convertido en una beige, la suavidad se había ido y ahora había bolas de pelusa por todo el cuerpo del peluche, ella sonrió y puso el animal de felpa sobre sus piernas —Llévatelo, sí, mi abuela lo ve, va a querer venderlo y no quiero que lo haga, cuídalo por mí hasta que todo esto mejore.

Asteria asintió y lo guardo en su mochila, ella se acostó junto a él y le mostró un dulce con forma de anillo, él soltó una risita, estar con ella hacía que todos sus problemas y preocupaciones se fueran, estar junto a Asteria era lo mejor que le había pasado en los últimos años, ella lo quería por quien era y no por lo que él intentaba aparentar.

—¿Anillos de dulce?— Preguntó él sonriendo y una sensación de calidez se alojó en el corazón de la castaña haciéndola sonrojar, tenían ahora ella 13 y él 14, pero Asteria no se atrevía a confesarle sus sentimientos, pensó que tal vez eso arruinaría su amistad y era lo que menos quería.

Yo Asteria Kennedy te tomo a ti Coriolanus Snow como mi esposo— Dijo ella tomando su mano cálida y poniendo el anillo en el dedo indicado, este soltó una carcajada que sonó como música para sus oídos, Coriolanus tomo la mano de ella para después seguirle el juego.

Yo Coriolanus Snow te tomo a ti Asteria Kennedy como mi esposa— Ella se sonrojó de inmediato y miro a su mejor amigo a los ojos, se supone que el siguiente momento era donde ambos compartían un beso, pero obviamente todo eso era demasiado bueno para ser verdad, así que ambos chuparon su anillo de dulce y soltaron una risa entre ambos por la inocencia del momento, pero ella se quedó quieta por un momento.

—¿Te casarías conmigo en algún momento?— La pregunta encontró a Coriolanus con la guardia baja, pues se sorprendió ante tal cuestión, miro a su amiga por unos momentos y después sonrió.

—Sin dudarlo, te lo prometo


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Coriolanus parpadeo una vez más mientras miraba la computadora frente a él, estaba pasando todo el día escribiendo y mandando correos electrónicos al alcalde del distrito 2, pues tenía que corroborar que todo estuviera bien por haya, todo con relación a los agentes de la paz y lo armamentístico, Hilarius entro con una mirada igual de cansada que él y Festus lo seguía por detrás.

—Hermano, son las 12 de la noche, deberías estar con nosotros en un club— Dijo Festus mientras se sentaba en la silla frente al escritorio del rubio.

—Ya estoy comprometido, no puedo— Respondió él para posterior mirar la reacción de sus amigos, Festus abrió su boca sorprendido por la revelación para después aplaudir y reírse en su lugar, Coriolanus les revelo el nombre de Asteria y ambos asintieron, pero hubo algo que Festus dijo que lo molesto hasta la medula.

—¿Era la del vestido rojo esa que bailaba sexy? Porque hermano el culo que se lleva es como para que se siente en mí...

El puño de Coriolanus choco con la mandíbula de Festus, tomando por sorpresa a Hilarius que miro con los ojos bien abiertos el momento, el pelirrojo se iba a defender, pero el candidato lo tomo del cuello con fuerza mientras lo miraba con una rabia que bien parecía venir del propio infierno.

—Te lo dije Festus, no hables mal de mi prometida— Le soltó de golpe para posterior soltarlo, Festus tomo una gran bocada de aire para así poder recuperar su aliento, miro a su amigo con el rabillo del ojo mientras se acariciaba el cuello que lo tenía a un rojo vivo, el rubio se acomodó su americana mientras le daba la espalda. —La próxima vez que escuche de tu boca frases de esa índole hacia mi esposa, te juro que no te lo voy a perdonar, ¿Entendiste?

—Sí— Dijo tragando en seco mientras se ponía de pie —De todos modos, felicidades, hermano, deberías celebrar, aunque sea algo pequeño

El rubio soltó un suspiro pesado para después mirar Hilarius esperando que este diga algo, Hilarius asintió con la cabeza aprobando la idea de Festus así que lo único que pudo hacer fue aceptar, de todos modos él había trabajado lo suficiente como para no divertirse un poco más de lo que debería, así como tenía 28 años apenas había vivido una vida, pues nada más entrar a la universidad lo único que hizo fue estudiar y centrarse en sus estudios luego en ser vigilante en jefe.

—Perfecto, te vas a poner hasta el culo, esta fiesta será tu despedida de soltero, así que no te preocupes porque no te voy a pedir una despedida— Dice Festus mientras se recargaba en el respaldo de la silla.

—Pero no quiero mujeres en la fiesta— Declaro Coriolanus mientras miraba al pelirrojo y también miraba de reojo a Hilarius.

—oh vamos los tres sabemos que...

Coriolanus le dio una mirada asesina para que supiera a lo que él se refería, así que Festus bufo callándose de inmediato.

—Puedes traer a las amigas que quieras, pero sabes a qué mujeres me refiero— Dijo Coriolanus en un tono más demandante que el anterior, no quería que hubiese fotos de él acostándose o besándose con una mujer que no fuera su prometida, puede que tuviera la sangre de personas en sus manos y el culpable de una desaparición, pero ser infiel era una cosa diferente que estaba fuera de sus principios.

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