⭓ 025. ▎ capítulo veinticinco.
La mueca que adornaba el rostro petulante y disfrazada en una indiferente expresión, atravesó en duras zancadas el transitado corredor; desalojándola de inmediato. Un bramido se le escapó de los labios, denotando el fastidio y turbación que internamente lo azotaba con vehemencia. La atención de los reos estaba sobre él, lo sabía. Éstos se apartaban ante la máscara hostil que cubría completamente su rostro, obsequiándole sin reproches la bienvenida a aquel módulo que el pelinegro no compartía con el resto. Sin embargo, los curiosos no tardaron en escoltar sus rápidos pasos; preguntándose mutuamente qué era lo que estaba pasando.
Entre murmureos e incógnitas, torció los labios en un gesto de desaprobación. Lo que menos deseaba en ese momento, era llamar la atención; pero era demasiado tarde para eso. Detenerse a encarar sus dudas, o siquiera prestar atención, le costaría más minutos de los que gozaba. Debía encontrar rápidamente al guardia de seguridad y cuestionar el paradero de YoonGi.
A lo lejos, una cabellera castaña se removió con aspereza, haciendo frente a uno de los tantos prisioneros que rodeaban al moreno.
─ No estés tocándome las pelotas, MinGyu. ─ rebatió con firmeza ─. Créeme que ya he tenido suficiente, como parar tener que soportar los berrinches de un niñato estúpido.
El rostro del contrario se deformó visiblemente, tratando de disimular su indignación.
─ ¿Y qué harás si decido no hacerte caso?
Respondió, suplantando una mueca de ironía. NamJoon prensó su mandíbula, girando ligeramente su cabeza en dirección opuesta al peligris. Desconcertado, inhaló con avidez, pasando por un lado del menor y dejándolo esperando una respuesta. MinGyu gruñó con nervio, percatándose de las miradas burlonas que iban dirigidas hacia él.
─ ¡¿Qué están viendo, idiotas?!
Vociferó en alto, gravitando su atención a través de los reos que acechaban aquella discusión. Rozado ante la humillación de ser ignorado frente a todos, observó encrespado al guardia que le devolvía la espalda a varios metros de distancia; concentrando en su conversación con algún recluso que no lograba distinguir desde donde se encontraba.
─ Déjalo por las buenas, Kim. ─ sugirió una voz a su derecha, recargándose sobre la pared con las manos rufigiadas en los bolsillos de su pantalón. El peligris lanzó una mirada altanera al pelirrojo, indiferente a sus palabras ─. ¡Sólo te humillarás! ─ añadió en alto, advirtiendo los pasos apurados que el menor trazaba en dirección al castaño; dispuesto a enfrentarlo una vez más.
─ Y una mierda ─ rezongó para sí mismo, oprimiendo sus manos con fuerza ─: ¿Quién se cree este cretino para hablarme de esa manera y después ignorarme? ─ consciente de los ojos sobre él, liberó el aire retenido en sus comprimidos pulmones; encaramando su puño en alto, decidido a golpearlo.
Tan cerca, como lejos del castaño, sintió su muñeca ser aprisionada por una mano fría; estrechándola vigorosamente entre los dígitos y la carne firme de su piel. Entreabrió sus labios cuando el rostro serio de JungKook se reveló sobre el hombro de NamJoon, escrutándolo con aversión y bufa.
─ ¿Por la espalda, Kim? ─ inquirió. El moreno, al ver sus intenciones de avanzar, le cedió el paso con las cejas encorvadas hacia abajo; mostrándose consternado ─. ¿de verdad planeabas atacarlo de esa forma tan cobarde? ─ soltó una risa sin gracia, empujándose más a él. MinGyu tragó saliva, retrocediendo torpemente con la intención de alejarse lo más posible del pelinegro. Sin embargo, JungKook bostezó, liberándolo sin ápice de cuidado; éste se desorientó, ligeramente aturdido por la presencia del mayor. Negó deprisa, recibiendo un chasquido por parte del contrario ─, ¿no? A mí me pareció que sí ibas a golpearlo, ¿A ustedes no, muchachos? ─ preguntó una vez más, esta vez elevando el tono de su voz para ser escuchado por los reos. Una respuesta afirmativa llegó a sus oídos como si de un canto a capella se tratase. Él asintió, dándoles la razón ─, ¿lo ves? Todos aquí se han dado cuenta de tu estrategia tan mediocre y pusilánime de enfrentarte... ─ mudó, virando sus orbes ambarinas hasta el guardia ─ todavía intentando procesar qué sucedía ─, y añadió con burla ─: bueno, casi todos.
─ Ese imbécil se ha bur...
Titubeó, desviando la mirada del mayor cuando éste chistó, haciéndole callar.
─ No me interesan tus razones.
Parpadeó, sintiendo la ira acumularse en toda la extensión de su anatomía. Sabía de sobra que aquella no provenía del reciente acontecimiento con NamJoon y el peligris, le importaba tanto como averiguar cuál sería el desayuno del siguiente día. No obstante, el comportamiento bravucón e inmaduro del menor, no hacia más que retrasarlo e interrumpir lo que se suponía y venía con intención de hacer.
Y, tal como si una alarma se hubiese encendido en su cabeza, giró el rostro hacia el castaño una vez más.
─ ¿Sabes dónde está o no? ─ cuestionó, recibiendo un encogimiento de hombros.
─ No me he cruzado con Min en todo el día. ─ declaró, devolviéndole una mueca ─. Pero déjame preguntar si alguno de los guardias lo ha vist...
─ ¿Hablan de YoonGi? ─ con la voz temblorosa, interrumpió al moreno; llamando la atención de ambos. JungKook enarcó una ceja, inquisitivo, mientras que NamJoon asintió con disgusto. Dando una mirada fugaz a su alrededor ─ aun bajo la atenta mirada de los pocos reos que todavía parecían curiosos a su conversación ─, dijo ─: Hace un par de horas me ordenó que le diera un recado de tu parte al nuevo.
El pelinegro dio un paso hacia él, desafiante, haciéndolo retroceder con recelosa actitud.
─ ¿Y...? ─ insistió, acercándose nuevamente. MinGyu palideció, cubriéndose la cabeza con ambas manos y cerrando rudamente sus ojos, temeroso. JungKook apretó los labios, perplejo ante la reacción exagerada del menor.
─ ¡No me golpees!
─ ¿Qué demonios? ─ pensó, desconcertado.
El peligris se encogió, negando frenéticamente.
─ Despabila, idiota. ─ gruñó el pelirrojo, acercándose a su amigo. Éste abrió ligeramente uno de sus ojos, reconociendo la voz del mayor.
JungKook los observó impaciente.
─ Por favor, discúlpelo. ─ pidió, pasando uno de sus brazos por detrás del más bajo; acariciando superficialmente su cintura. MinGyu se removió, incómodo ─. Él sufre ataques de ansiedad.
─ Para tener ansiedad, es especialmente bueno para sacarte de tus casillas. ─ destacó el castaño ─. No me sorprende que esté envuelto en discusiones todo el tiempo.
─ Ya que han terminado de revelar sus trastornos y molestias, ¿Podemos volver al tema de YoonGi? Sólo están haciéndome perder el tiempo. ─ bramó el pelinegro, observando a MinGyu. Él le devolvió una mirada turbada, asintiendo rápidamente.
─ Y-yo venía del patio cuando me interceptó de camino acá ─ inició ─, estuve jugando con Tom después del almue...
JungKook soltó un suspiro pesado, arrastrando la mano sobre su rostro con irritación. El menor enmudeció una vez más.
─ Eso no me importa, ve al grano. ─ demandó, altivo. El peligris asintió despacio.
─ Sí, lo siento. ─ NamJoon resopló, aguantándose una risa por la actitud sumisa que había adoptado en cuestión de nada; sintiéndose intimidado con la presencia de JungKook. Aquel sujeto a la defensiva había desaparecido, encerrándose en una jaula de un momento a otro y, ante tales circunstancias, indispuesto a salir una vez más ─. Me separé de Tom cuando cerraron el patio y...
─ Joder... ─ musitó el pelinegro, acercándose con intención de golpearlo. Tantas divagaciones lo estaban cabreando, y no sólo él parecía percatarse de ello. Poco a poco, quienes observaban lo que estaba pasando en el centro de las celdas; empezaban a marcharse con un rostro invadido por el aburrimiento que generaba aquella situación. Entre dientes, inquirió ─: ¿Ves estas manchas que cubren mi ropa, MinGyu? ─ los ojos del peligris se abrieron en sorpresa, barriéndolo con la mirada. Habían pasado más de diez minutos desde que el jefe había hecho presencia en el lugar y, desde entonces, no se había detenido a observarlo más allá de su rostro ensombrecido y apático; pasando desapercibidas aquellas manchas cobrizas que decoraban gran parte de sus prendas. Sangre, pensó. Receloso, le devolvió una mueca, asintiendo ─, ¿quieres aportar un poco antes de que me vea en la penosa obligación de desecharla a la basura? ─ acojonado, negó ─. Entonces déjate de divagaciones y ve directamente a lo que quiero saber. Lo que hiciste o no, con tu amigo el pelirrojo, te prometo que no me interesan en lo más mínimo.
El rostro del aludido se curvó en una mueca.
─ ¿Cómo sabes que habla de m...
JungKook le regaló una mirada hostil, disuadiéndolo de preguntar. Sus ojos rápidamente viajaron hacia otro lado que no fuesen las orbes castañas del mayor; deparando la curva trazada en los belfos del moreno.
─ Mejor no preguntes. ─ formuló con sus labios, sugiriéndole.
─ ¿Y bien?
─ Me dijo que esperara en el pasillo de tu celda hasta que él llegara, aseguró que pronto estaría allí. ─ recitó, mordiéndose el interior de su mejilla ─. Y sí, Kim apareció poco después.
─ ¿Pero qué fue lo que le dijiste? ─ cuestionó, exasperado ─, ¿dónde están ahora?
─ Me ha dicho que estarías resolviendo un asunto en el almacén, pero que él te esperara en el patio. ─ profesó ─. También que debían hablar sobre su madre.
JungKook presionó los puños, devolviéndole una mirada de advertencia a NamJoon. Éste asintió tan pronto como reconoció lo que quiso decir. Tomando la radio que colgaba desde la cinturilla de su uniforme, se apresuró a ordenar a través de ella que se adelantaran a ver qué sucedía afuera; palmeó el hombro de JungKook tan pronto como recibió una respuesta, tomándoles más de dos minutos en encender las luces del exterior y ubicar al par de hombres.
El pelinegro lo observó cuando sintió la mano del contrario, pero esta vez aferrándose a la carne de su hombro como una pinza en su primer uso. Los ojos castaños de NamJoon le devolvieron un sentimiento amargo, revolviéndole el estómago y despertando angustia en su interior. Inhaló con fuerza, negando.
─ No. ─ pensó con desesperación.
Y cuando los labios del moreno se abrieron con la intención de recitarle lo que éstos le habían informado a través de la radio, rápidas y torpes zancadas se dirigieron hacia ellos desde el pasillo por el que JungKook había ingresado; gritando ahogadamente lo que había estado ignorando con la estúpida idea de tener razón. Aún cuando sabía desde el almacén, que se estaba engañando a sí mismo.
─ ¡YoonGi ha retado TaeHyung!
Las piernas temblorosas de Hyun se desplomaron sobre el suelo, cayendo de rodillas cuando estuvo lo suficientemente cerca. Su rostro demacrado y húmedo lo azotó con una punzada de pánico en el pecho, robándole el aliento.
─ JungKook, debes detenerlos. ─ suplicó, arrastrando el antebrazo sobre su rostro; limpiando los rastros de sangre seca, sudor y lágrimas que adornaban sus mejillas y frente ─. Sabes que no terminará hasta que uno de los dos muera, y ambos sabemos que ese no será YoonGi.
El pelinegro respiró pausadamente, retrocediendo un par de pasos. Y devolviéndole una mirada al pelirrojo, se echó a andar hacia el pasillo, negando y musitando a sí mismo:
─ No otra vez.
Deseó no equivocarse.
─ ¡Suéltame, maldición!
El rostro del rubio se desfiguró en una mueca, forcejeando inútilmente entre los brazos que, con firmeza, retenían su cuerpo por la fuerza. YoonGi negó con un movimiento ligero de cabeza, indiferente a los movimientos torpes y agresivos del menor.
Chasqueó su lengua con aburrimiento, descansando sus labios sobre la tibia mejilla del contrario; rozándole la piel con suaves caricias que lograron desconcertarlo, abandonando las energías de luchar por liberarse.
TaeHyung abrió sus ojos, reconociendo las acciones del azabache hasta que el aturdimiento desechó aquella sensación de confusión y miedo. Perturbado, y completamente horrorizado, permitió que la vesania se apropiara de su cuerpo; entregándose a la rabia e indignación que YoonGi le provocaba. Caló una sonora cantidad de aire, llenando sus pulmones con premura y ahogando un jadeo de dolor cuando su garganta ejerció presión ante la exagerada inhalación; a duras penas capaz de retener la enorme cantidad de oxígeno.
Con renovadas energías, y el cólera a flor de piel, maniobró en un descuidado movimiento por parte del más bajo; logrando trasladar sus manos hasta el pecho de YoonGi. Impulsando sus piernas hacia atrás ─como si estuviese a punto de recibir un balón de fútbol americano─, depositó toda su fuerza en los brazos y las palmas de sus manos, empujándolo lejos de su cuerpo. El mayor retrocedió torpemente, descompuesto y sorprendido ante la repentina lozanía que había recargado la impulsiva agresión del más joven; pasmándolo.
─ Kim...
─ Si vuelves a poner tus asquerosos labios sobre mí, o siquiera tienes la intención de rozarme con tus manos... ─ nublado por la desagradable sensación de sentir la humedad de aquel par de duraznos, creando presión sobre su piel; continuó, disgustado ─: te juro que te asesinaré. Me importará un carajo sumarme otros diez, o quince años entre muros, delincuentes y comida indigerible. ─ sentenció ─. Lo haré.
El azabache, más allá de sentirse intimidado o asombrado, carcajeó con ganas; aplaudiendo en el proceso. TaeHyung encorvó sus cejas hacia abajo y, pese a no poder visualizar por completo el rostro de YoonGi, sabía perfectamente que aquellos espasmos no eran procedentes de un llanto, sino de unas risas. Mismas que ascendieron a través de su audición, una tras otra, y cada una de ellas; produciéndole una feroz necesidad de restregarle los nudillos por la cara hasta destrozarla en su totalidad.
Apretó los puños con fuerza, indispuesto a ceder ante la humillante respuesta del mayor.
─ ¿De qué demonios te estás riendo, imbécil? ─ inquirió, molesto.
YoonGi demoró un par de minutos en recuperar el sentido de razón y habla, logrando controlar su risa.
─ ¡Con que ahí estás! ─ alegremente, expresó.
TaeHyung torció los labios hacia interior de su cavidad, apretando la mandíbula.
─ ¿Cómo que esto...?
─ ¿Debería llamarte HoSeok? No tienes idea de lo feliz que estoy por encontrarnos una vez más.
El rubio gruñó, sintiendo la ira correr a través de sus venas. Casi en un impulso obligatorio de sus extremidades, dio un paso hacia el frente, distinguiendo las facciones sombreadas del contrario.
─ ¿Qué crees que estás haciendo? ─ TaeHyung bramó a la defensiva.
─ Ayudándote, ¿No te das cuenta? ─ respondió el pálido, sonriéndole sin gracia ─. Si continúas de esta manera, estarás enjaulado a una alucinación y medicaciones. Seguirás reprimiéndote a ti mismo.
─ ¿Reprimiéndome a mí mismo? ─ murmuró, curvando sus belfos en una sonrisa ladeada ─: ¿Por qué estás tan seguro de que lo estoy haciendo?
YoonGi inclinó el rostro hacia un costado, pensando en su respuesta.
─ Porque te conocí cuando eras nada. ─ declaró ─. Y antes de decirte esto, necesito que TaeHyung esté presente aquí. ─ el rubio enarcó una ceja, creando un ademán con sus manos.
─ Lo estoy. ─ aseguró, hostil. El mayor negó pausadamente.
─ No intentes convencerme, reconozco esa mirada. ─ replicó, tajante.
─ Estoy aquí. ─ repitió, irritado.
YoonGi se encogió de hombros, liberando una exhalación. Luego de una pausa, ocultó su boca tras el dorso de su mano, añadiendo.
─ Tienes razón. ─ reafirmó ─. Claro que tienes el control. Después de todo, el osito ha estado encerrado por tanto tiempo, que ahora es débil como para tomar el poder de tu cuerpo.
El rostro del más alto se encrespó, sintiendo sus miembros tensarse. La bilis ascendió hasta su garganta, reconociendo aquel apodo por el cual solía llamarlo su padre cuando aun era un niño; sorprendiéndose a sí mismo por siquiera recordarlo. Sin embargo, la amargura se ciñó a sus facciones con un odio desmesurado que HoSeok le transmitía, exigiéndole marcharse o frenar su diálogo con golpes.
Cerró sus ojos por un par de segundos, tragando la incómoda angustia que, de un momento a otro, había agazapado ferozmente sus extremidades.
Aclarando su garganta, gravemente expresó su disgusto.
─ No vuelvas a llamarme así.
El azabache sonrió bajo su mano, elevando ambas cejas.
─ Créeme que el día en que te vi, realmente deseaba que lo reconocieras. ─ relamió ligeramente sus labios, pensando ─. Que me reconocieras a mí. ─ aclaró ─. Pero con el pasar de los días en donde te observé, pude darme cuenta de que aparentabas demasiado bien. ─ encogiéndose de hombros, inició una caminata bajo la atenta mirada del rubio; aún cuando éste nada más percibía una mancha levemente iluminada ─: Hasta cierto punto, intenté ser lo más lógico posible, y por un momento, supuse que me habrías olvidado porque eras un crío. Pero después me di cuenta de que no era así.
─ ¿Qué estás diciendo ahora? ─ flemático, inquirió.
─ Cuando tus padres aparecieron, de inmediato formalizaron una relación de amistad con los míos. ─ el contrario apretó los labios, jadeando cuando la voz desesperada de HoSeok; resonó con exasperación en su cabeza, provocándole un severo dolor. YoonGi lo observó con serenidad, deteniendo su indefinida caminata y prestándole atención a las acciones bruscas del rubio. Ladeó el rostro hacia un lado, situándose frente a él. La luz de la luna iluminó las lacerantes muecas que adornaban sus facciones. Sonrió sin ánimos al percibir cómo éste tiraba con fuerza de sus cabellos ─. Al principio me costó bastante el reprimir mi desagrado hacia ellos, debo confesar. ─ continuó, ignorando ese par de orbes negras que, con cólera, lo observaron una vez más ─. Pero no me malinterpretes, no fue por exclusivamente por ellos, sino porque no toleraba que mis padres fuesen tan hipócritas.
El rubio gimió, negando.
─ Yo no te conozco. ─ devolvió el menor, respirando entrecortado.
─ Tú no, pero él sí.
─ ¿Él...?
─ HoSeok. ─ aclaró ─. ¿Sabes por qué tus recuerdos se asemejan a nada?
TaeHyung lo observó con recelo, asintiendo.
─ Por ese somnífero y los medicamentos. ─ YoonGi ladeó ligeramente su rostro, dándole la razón.
─ También tiene que ver, pero no. ─ alzando ambas cejas, declaró ─. La amistad de nuestros padres se intensificó con el tiempo. Y por ese lazo tan estrecho, MinHa y JungMin decidieron que sería buena idea el que ellos fuesen padrinos de tu nacimiento.
''El padrino de TaeHyung nos ha dado el número de una clínica. Nos ha recomendado ir con un conocido suyo''
─ Hasta entonces, ellos no sabían que sobre mi condición, y conociéndolos, seguramente habría seguido de esa forma. ─ indiferente a los pensamientos del menor, añadió ─. De cualquier manera, no pude evitar sentirme intrigado hacia ti. Una sensación dentro de mí, insistía una y otra vez que debía esperar hasta tu nacimiento, y para serte franco, no tenía idea del porqué. ─ suspicaz, culminó con un encogimiento ─. Pero cuando te vi por primera vez, lo comprendí. Eras igual a mí.
─ No te atrevas a compararme contigo, ya te lo he dicho. ─ enfurruñado, amenazó con firmeza ─. Tus padres fueron quienes recomendaron la clínica.
Más que una pregunta, bramó aquella afirmación. YoonGi asintió, ignorando su advertencia.
─ Tus comportamientos empeoraron con el pasar de los meses, eras demasiado explosivo, y al mismo tiempo, demasiado hostil y retraído. Nada normal para ser un recién nacido, evidentemente. ─ replicó ─. Mis padres, al notar eso, y el desespero de los tuyos por saber qué te estaba pasado, decidieron hacerles saber sobre mi trastorno y esta clínica. Fue entonces que ellos buscaron a Jung Hye.
─ No lo recuerdo.
─ Por supuesto que no lo recuerdas, en ese momento era él quien te controlaba a ti.
─ Por eso es que se puso tan furioso cuando me llamaste así, los recuerdos siguen aquí. ─ murmuró.
─ A él no le conviene que lo recuerdes, podrías encerrarlo una vez más. ─ declaró ─. Al haber estado tanto tiempo durmiendo por los medicamentos, podríamos decir que tienes ese poder. Sin ellos, es como toma fuerza para mantener inclusive una forma física. ─ a la defensiva, lo señaló ─. Y tú, desde que estás aquí, le has permitido en distintas ocasiones que lo haga. Después no lo controlarás.
─ ¿Debo suponer que ahora intentas ayudarme a detenerlo? ─ irónicamente, inquirió.
─ Por supuesto que no. ─ se apresuró a responder, jovial ─. Pero sé que no le agrado a esa vocesita tuya. ─ sinceró ─. Seguramente aún me guarda rencor, y tomando el control sobre ti, me mantendría lejos.
El rubio entornó los ojos, desconcertado.
─ ¿Rencor?
─ Es una historia bastante larga de contar, pero estás en deuda con JungKook y conmigo ─ afianzó ─. Más que nada, conmigo. Yo me encargué de Hye Sun, y bueno, uno que otro voluntario que intentó ser el héroe de la clínica. ─ YoonGi soltó una risa nasal. TaeHyung negó, incrédulo.
─ El atentado. ─ recordó, recibiendo un asentimiento ─. Por eso fue que lo clausuraron, tú y JungKook asesinaron a...
─ Cada uno iba con sus respectivas razones. ─ justificó, acercándose a él. El rubio retrocedió con los ojos entrecerrados.
─ Mataste al padre de HoSeok. ─ con los labios temblándole, inhaló con fuerza ─. Y él estuvo aquí... junto a SeokJin ─ intentando conectar todos los hilos en una sola fila, meditó las confesiones del mayor. Una vez más, su cuerpo tembló con furia, sintiéndose terriblemente angustiado y seducido por la ira. Dio un par de zancadas hacia él, empujando su pecho con renovadas energías, haciéndolo retroceder. YoonGi abrió los ojos, mostrándose sorprendido ─, JungKook y tú asesinaron a su única familia, y a ustedes les importa una mierda ir por ahí como si nada hubiese sucedido. ─ gritó, escolerizado ─. Ahora comprendo porqué la actitud de Jin cuando él estuvo en la enfermería, después de que él matara a su hermano, es...
─ Detente. ─ demandó el mayor, negando ─. JungKook no mató a HoSeok. Él venía por mí en un estúpido intento por vengarse, y siendo mi mascota, había encontrado la excusa perfecta para intentar asesinarme.
─ ¡No mientas, él lo confesó!
─ No estoy mintiendo, ¿Qué mierda ganaría yo con eso? ─ inquirió, azorado.
─ Me lo han dicho, Jeon estaba celoso de tu...
─ ¿Relación con HoSeok? ─ una carcajada abandonó sus labios, difuminándose en el aire ─. Es solo un rumor que JungKook jamás se molestó en desmentir. ─ TaeHyung apretó los dientes, creando un chasquido con su lengua ─. Eso es lo que querías saber, ¿no? Que él no era responsable de ese asesinato.
El menor lo observó de reojo.
─ Como si eso fuese a cambiar algo.
─ ¿Y no lo hace? ─ cuestionó de vuelta.
─ ¿Por qué lo haría? No deja de ser un asesino.
─ Pero sí cambia algo para ti, después de todo, sigues enamorado de él. ─ aseguró. El rubio parpadeó, mordiéndose los labios.
─ ¡¿Qué diablos?!
─ ¡Por favor, Kim! ─ sátiro, exclamó en alto ─. No seas tan hipócrita como para negar que no lo has olvidado. Te has obsesionado de JungKook desde que lo has visto. ─ disgustado, sustituyó la desilusión palpable en sus gestos, suplantándola con un mohín ─. Tu cuerpo lo ha reconocido desde el segundo en que hizo presencia fuera de las duchas. Reaccionó a él tan pronto como el roce de su pecho, tuvo contacto con tu espalda.
TaeHyung cubrió su rostro con el dorso de su mano, abochornado ante el recuerdo de su ingreso en la prisión. Sabía de sobra que YoonGi no podría distinguir el rubor en sus mejillas, por el contrario, evidenciaría con aquel gesto, lo que suponía, y trataba de cubrir con su antebrazo. Chistó la lengua cuando logró digerir el recital de palabras que soltaba amargamente el azabache, cobrando sentido en su cabeza. Torció el gesto en una mueca.
─ ¿Qué?
─ No tienes idea de cuánto me ha cabreado eso. ─ bufó, liberando una risa ─. Decidiste dejarme a un lado, aún cuando era el único que te comprendía y quería con sinceridad. Estaba dispuesto a hacer cualquier cosa, TaeHyung ─ arrastró sus dígitos a través de la renegrida cabellera, exhibiendo la blanquecina piel de su frente. Murmuró una maldición a la nada, añadiendo un gruñido feroz que se disfrazó en el aire fresco de la noche. El menor permaneció estático, observándolo sin saber qué decir ─: Soporté por tres años a mis padres. Aguanté cada una de sus estúpidas humillaciones, ¿Y todo para qué? ─ inquirió para sí mismo, cáustico ─, para que me reemplazaras en la primera oportunidad que tuviste.
El rubio parpadeó frenéticamente, sintiendo una corriente atravesarle la columna con un lacerante presentimiento de alarma. Y cuando el azabache decidió corromper la corta distancia que los separaba, se echó hacia atrás sin detenerse a pesarlo; inquieto por sentirlo cerca.
─ ¿Te divertiste riendo con JungKook en cada consulta? ─ cuestionó, exasperado—. Seguro que sí. Él era el único capaz de hacerte reír entre los demás, y ahora que estás aquí, también es el único al que le permites acercarse a ti y hacer lo que quiera contigo.
─ No sé de qué carajo me estás hablando. ─ desesperado, replicó. Aquella actitud de YoonGi empezaba a irritarlo.
─ Por supuesto que lo sabes, solo que no quieres darte cuenta. ─ el rubio entreabrió sus labios, dispuesto a decir algo. Sin embargo, el mayor se adelantó, devolviéndole con voz tajante ─: Nada es coincidencia. Sabes que siempre estuvo esa sensación de desespero por encontrar a ese chico de la clínica, ¿cierto? ─ murmuró, bajo ─. ¿Cierto, HoSeok? ─ insistió, irónico ─. O quizá estén de acuerdo ahora. Ambos sienten la misma necesidad enfermiza por tenerlo cerca. ─ señaló con una risa burlona ─. Pero no tienes porqué avergonzarte, conejito, yo sé perfectamente cómo se siente esa desesperación por ver a la persona de la cual estás enamorado. Te comprendo mejor que nadie, tú no fuiste el único en enamorarse.
TaeHyung sintió la impotente necesidad de salir corriendo, alejarse del mayor e ignorar aquella voz en su cabeza, la cual afirmaba una y otra vez lo que el pálido recitaba sin filtro alguno. Golpeó ligeramente su frente, jadeando sin consuelo.
No podía recordarlo.
No recordaba a los padres de YoonGi, tampoco al padre de HoSeok.
No recordaba la clínica y los medicamentos, a excepción de aquellos sueños que, aleatoriamente se encargaban de apresarlo mientras descansaba.
No recordaba su niñez.
Y tampoco recordaba el haber conocido a JungKook.
¿Pero por qué parecía tan seguro el azabache? ¿Y por qué él se sentía extrañamente descubierto como si hubiese hecho una travesura que no debía? HoSeok estaba intranquilo en su cabeza, reprochándole el hecho de que aún permanecía allí, escuchando las palabras de YoonGi.
Zarandeó su rostro de un lado a otro, disipando y dándose cuenta de que el mayor aún seguía hablando.
─ Yo también lo he hecho. He sido el imbécil que espero por ti, y caí enamorado antes de tú lo vieras a él. Porque fui el primero en destacarte por encima de los demás, fui el primero en desear estar a tu lado y poder ser felices juntos. ─ YoonGi dio un paso hacia él, mismo que el rubio decidió retroceder con el rostro bañado en sorpresa ─. Y sinceramente me parece muy egoísta de tu parte el que decidas correr a los brazos de JungKook, cuando los míos han estado esperando por ti todo este jodido tiempo. Eres un codicioso que no está conforme con tenerme a mí, quieres tenerlo a él también, ¿No es así? Anhelas el toque de JungKook sobre tu cuerpo.
─ No... ─ afirmó, escondiendo su rostro entre sus manos.
─ Lo siento, TaeHyung. Pero yo no puedo hacerlo, no puedo compartirte. ¡No podría! ─ vociferó, exasperadamente. Dando un par de pasos hacia él, extendió los brazos con la intención de atraparlo entre los suyos ─. Debí acabar lo que empecé ese día. Lo único que necesito es sacar esta sensación de mí y culminar contigo, así como debí hacerlo en la clínica. ─ TaeHyung abrió los labios, tensándose ─. Y esta vez no estará JungKook. Sólo somos tú y yo, como siempre debió ser.
Quizá fue demasiado tarde para que lograra reponerse y prestar atención a los movimientos e intenciones de YoonGi, sin embargo, cuando aquel golpe aterrizó sobre su pecho, haciéndolo caer rudamente sobre el suelo; y su cabeza rebotar en la fría cementacion, el sueño, de él se apoderó.
Sus ojos torpemente se cerraron, albergado por la sensación de estar dando vueltas.
El cuerpo del azabache tomando un objeto de las gradas, y después sus pies acercándose al suyo, subiendo a horcadas en él; fue lo último que sus orbes fueron capaces de reconocer antes de que un golpe fuerte en la cabeza lo azotara desde un costado y las luces blancas tiñeran su rostro de un segundo a otro.
─ Parece que tendremos espectadores esta noche, Kim TaeHyung.
Aclaración: La conversación de Yoon y Tae,
han pasado en el transcurso de las dos
horas antes de que Kook y Hyun se enteraran.
Y una cosa más.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top