⭓ 023. ▎ capítulo veintitrés.
─ Creí que estarías con TaeHyung.
JungKook abrió sus labios ligeramente, advirtiendo una melena grana dirigiéndose hasta donde él se encontraba; éste canturreó un silbido, observando la escena.
─ ¿Por qué estaría con él, en primer lugar?─ inquirió, dándole la espalda. Un siseo llegó a sus oídos, provocándole una risa ─ No me digas que te ha dolido, recién empezábamos a divertirnos. ─ afligido, simuló un pequeño mohín, acuclillándose frente al moreno sobre el suelo. El castaño apenas y logró incorporarse sobre las patas de la silla, recargándose sobre ella ─ ¿Estás listo para hablar, pequeña mierda? ¿o necesito presionarte un poco más?
─ V-vete al diablo. ─ bramó, adolorido. JungKook chasqueó su lengua, negando. El mayor se echó hacia atrás, pasmado cuando el pelinegro se inclinó hacia él, tomando su mentón con fuerza. Su respiración se mezcló con la ajena, danzando sobre su nariz como si fuese una brisa caliente; intentó retroceder, sin embargo, el metal friccionó contra su espalda, impidiéndoselo.
─ Respuesta incorrecta.
El castaño inhaló energéticamente, ladeando su rostro cuando visualizó el artefacto filoso empuñado en la mano del contrario. JungKook lo atrajo de nuevo hasta él, exigiendo que lo mirara; pese a ello, el mayor prensó sus ojos con vigor, murmurando cosas ininteligibles que sólo lograron hacerlo reír.
─ ¡Ah!
Hyun pestañeó con disgusto, soltando un suspiro pesado. El grito del castaño invadió sus oídos con fuerza, sensibilizándolos ante el eco que este había creado en el almacén. Se inclinó hacia adelante con curiosidad, observando más allá de la espalda ancha del pelinegro, éste parecía divertido al enterrar aquel filo en la cuenca del mayor; arrastrándola sobre el párpado, hasta el lagrimal. Tragó saliva, sintiéndose extrañamente incómodo.
Aquello era algo que en distintas ocasiones había presenciando, inclusive participado. Sin embargo, el rostro de JungKook era el fruto de esa sensación desagradable en su cuerpo; esa sonrisa divertida que le regalaba.
El moreno seguía gritando, saturando el lugar con sus lamentos y maldiciones hacia su agresor; las cuales, él ignoró por completo. El artefacto cayó de su mano hacia un costado, el cual empujó con su rodilla; seguramente con la intención de que éste no intentase tomarlo. Medio sonrío, JungKook podría ser cualquier cosa, pero jamás bajaría la guardia en tales circunstancias.
Advirtió un sollozo, posteriormente, una arcada viniendo del castaño. El pelinegro había cortado su parpado por completo, y ahora lo estaba retirando; dejando a la vista el ojo destrozado del mayor. Lo levantó a la altura de su nariz, acercándolo a él para examinarlo desde cerca; vitoreó una risa nubla.
─ ¿Qué tal ahora? ¿estás listo? ─ cuestionó. Esta vez, sus facciones se tornaron serias, filosas y antipáticas, tan frías como si no hubiese rastro de emoción dentro de él. El pelirrojo alzó su entrecejo, retrocediendo un par de pasos; preguntándose qué estaba sucediendo.
Era cierto que JungKook se estaba comportando extraño desde días atrás. Muy a su suerte lograba visualizarlo por los pasillos o los comedores, y, en cuestión de miserables segundos; éste ya se estaba alejando sin decir palabra alguna. Sin embargo, cada una de esas veces, su rostro había reflejado serenidad absoluta. Algo poco usual en su rutina, y que, ahora que sabía sobre el encuentro con el rubio; lo había atribuido a que huía indirectamente del más joven.
Se abofeteó internamente, reprochándose aquella estupidez. JungKook no era un tímido mojigato, podría acostarse con todos y cada uno de los que habitaban esa prisión si así lo quisiera; y aún así, él seguiría deambulando como el mismo dios del sexo. Jamás huiría de un rollo ocasional de una noche.
¿Pero TaeHyung lo era?
─ Jódete. ─ logró formular el castaño, su rostro se zarandeó como una pluma cuando los dígitos del pelinegro liberaron su mentón con descuido.
Se percató del movimiento hermético de JungKook, dispuesto a recuperar la navaja. Sus labios se encorvaron ligeramente hacia arriba, preparándose para responder. No obstante, el pelirrojo carraspeó, demandando la atención del mayor. Éste bateó su rostro hacia un costado, observándolo sutilmente. Hyun relamió sus belfos, prensando su mandíbula.
─ I.N me ha dicho que estabas buscando a Kim, y que lo esperabas en tu celda. ─ dijo, por fin. JungKook arrugó su nariz, desconcertado.
─ ¿Quién le ha dicho eso? ─ inquirió, obsequiándole al castaño una palmada en la mejilla, antes de incorporarse. Éste le sujetó el tobillo, presionándolo. Entornó los ojos, mirándolo con exasperación y pereza ─ Será mejor que me sueltes, Dong. ─ advirtió.
Suspiró irritado cuando el mayor decidió ignorarlo, aferrándose sin fuerza a la prenda que cubría su pierna. Removiéndose, le propinó una patada en el rostro, haciéndolo caer inconsciente sobre el suelo.
Hyun se mostró petrificado, frecuentando una y otra vez a la enorme masa sobre el suelo, y, posteriormente a JungKook.
─ Hwang. ─ insistió ─ ¿Quién se lo ha dicho? ─ preguntó una vez más, acercándose a pasos firmes. El pelirrojo lo observó en silencio, titubeando. El mayor levantó una ceja inquisitivo, seguramente ya había notado el nerviosismo que lo había invadido, y sabía que pronto le cuestionaría el porqué de su repentino histerismo.
Sin embargo, ni siquiera él era capaz de comprenderlo.
─ Min. ─ respondió, poco después ─ Fue YoonGi.
El rostro de JungKook se descompuso tan pronto como había mencionado al mayor. Y HyunJin comprendió que algo andaba mal.
Algo que él ya había notado desde que advirtió aquella obsesión en el azabache por mirar desde lejos al rubio.
─ ¿Hace cuánto fue eso? ─ se apresuró a cuestionar, hiperactivo.
Y nuevamente, se abofeteó a sí mismo por no haberlo considerado cuando JeonGin se lo había dicho hace una hora atrás.
Una hora donde estuvo entre demostrándole su amor al menor, y el resto, buscando al pelinegro.
─ Una hora, quizás. ─ murmuró, inseguro.
─ ¿Una hora desde que él te lo dijo a ti? ─ inquirió. Hyun asintió a duras penas ─ ¿Y hace cuánto se lo dijo él a TaeHyung?
El menor se quedó en blanco, rascando su nuca.
─ No. No lo sé, ¿Qué está sucediendo, JungKook?─ magnánimo, preguntó.
─ Tienes que buscar a YoonGi. ─ demandó. El pelirrojo magulló sus labios, consternado, pero no se movió ─ ¿Qué esperas? ¡Ahora!
Dio un par de pasos hacia atrás, asintiendo. Sin embargo, cuando estuvo a punto de girar para caminar hasta la puerta, un movimiento frenético y, poco seguro, se removió detrás de ellos. JungKook prensó sus belfos cuando el castaño soltó una risa irónica y desabrida, éste observaba al pelinegro con el rostro muy a penas reconocible por el montón de magulladuras y el plasma cubriendo sus facciones destrozadas. Desvió sus orbes hacia algún otro punto laxo del almacén cuando se encontró con el horroroso corte en su ojo; pero poco duró mirando hacia otro lado, pues, la voz ronca de Dong, llamó nuevamente su atención.
─ ¿Crees que seré el último que vendrá por ti, infeliz? ─ vociferó, satírico. JungKook cortó un par de pasos hasta él, gruñendo cuando fue sujetado por el hombro. Hyun negó al recibir una mirada librida del mayor ─ Quizás no será esta vez, y tal vez no seré yo... ─ jubiló, apoyándose contra la silla una vez más; mascullando un lamento al cubrir su costilla con la mano, tanteando la zona ─, pero terminarás agonizando en la mierda con la ramera de tu madre.
Hyun sintió su cuerpo tensarse, y junto a él, un temblor recorrer el cuerpo del pelinegro. Había apuntado a una fibra sensible en JungKook, y éste se negaría a demostrarlo en su rostro; pero lo había sentido. Y la rabia le abrazó el cuerpo con premura, envolviéndolo en una ira que le nubló el juicio.
Por eso, cuando el mayor estuvo a punto de soltarse para caminar hasta el castaño; el pelirrojo se adelantó, dando zancadas rápidas hasta empuñar la navaja que yacía sobre el suelo. JungKook lo observó desde atrás, pasmándose en su lugar con sorpresa y desconcierto. El pelinegro a penas y logró abrir los labios cuando se percató de sus intenciones, dando un paso hacia él cuando éste se acuclilló frente a Dong, y, fulminándolo con una sonrisa muerta; le enterró la plumilla desde el pelvis, hasta su caja torácica, arrastrándola sin mordimiento.
El castaño abrió su boca, mirándolo con su único ojo sano. El líquido viscoso no tardó en salir a grandes cantidades, bañando su uniforme por completo.
Una mueca de asco se cinceló en sus belfos cuando sintió la calidez de los intestinos rozar su mano, al liberarse del corte. Se sobresaltó al sentir un firme gancho sobre su hombro, relajándose al advertir de quién se trataba.
─ No hay de qué.
El pelinegro no respondió, hincándose junto a él. Sujetó su muñeca y, posteriormente, tiró de ella; retirando la navaja del cuerpo ajeno. Ambos abultaron sus labios con desagrado cuando los órganos brotaron libremente hacia ellos. JungKook lo observó, atrayendo la atención del menor.
─ Encuentra a YoonGi.
─ ¿JungKook?
─ Osito.
...
─ ¿Qué mierda quieres de mí?
─ Tú realmente no me recuerdas, ¿cierto?
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