⭓ 021. ▎ capítulo veintiuno.

─ ¿Puedo ayudarte en algo, JiMin?

Cuestionó el rubio, revoloteando sus pestañas en dirección opuesta; escudriñando aquellas orbes negras que, con curiosidad e ironía, lo observaban. Éste no respondió de forma inmediata, regalándole una sonrisa irónica. TaeHyung bufó sonoramente, devolviendo su atención a la charola vacía; creando círculos imaginarios con el cubierto.

─ Dime, ¿Es verdad? ─ inquirió de vuelta. Su voz disminuyendo a una línea fina y suave, pero sin dejar de mostrarse conmocionado. El rostro del menor se contrajo en una mueca desconcertada, asentando sus belfos en un mohín.

─ ¿De qué mierda me estás hablando?

─ Es de mala educación responder a una pregunta con otra. ─ reprendió. TaeHyung viró los ojos, ladeando su rostro; mostrándose desinteresado.

─ No ha pasado más de un día desde que saliste de la enfermería y ya estás poniéndote al tanto de los estúpidos rumores. ─  jubiló, febril.

─ Esto no es un rumor, no seas idiota. ─ el rubio gruñó ante el apelativo por el que fue aludido, pero pese a ello, no respondió; permitiendo al chico de melena ambarina continuar ─ Te habrías vuelto loco al escucharlo venir de alguien más.

─ ¿Entonces?

JiMin permaneció en silencio, irritando a TaeHyung. Rio bajo, recibiendo un gruñido por parte del menor, éste se encontraba impaciente y consternado; su rostro reflejaba todas y cada una de sus dudas, aún cuando inútilmente trataba de disimularlo, frunciendo los labios. El constante movimiento de cabeza, gravitando los comedores en todas direcciones, como si intentara localizar a alguien; pero al mismo tiempo, evitar encontrarse con aquel personaje. Si había rescatado algo en el rubio, después de haber pasado tiempo juntos; era que se le complicaba reprimir sus emociones. Su rostro era un totalmente transparente para cualquiera que lo viese, y estaba seguro de él era consciente de ello; adaptando aquel comportamiento inquieto e hiperactivo.

─ Te enrollaste con JungKook.

TaeHyung se atragantó ante las palabras del mayor, siendo consciente de que aquellas habían resultado una clara afirmación. Soltó una risa sin gracia, negando rápidamente.

─ No. Yo no...

─ Lo escuché discutiendo con YoonGi. No vale la pena que lo niegue...

─ ¿Te enrollaste con JungKook? ─ inquirió una tercera voz a sus espaldas. El menor se encogió sobre su lugar, sintiendo las manos de Hyun sostener sus hombros; ofreciéndole un masaje ─ Ahora entiendo porqué ha estado más tranquilo de lo habitual.

─ No. Ustedes no entienden, yo no me acosté con... ─ intentó corregir, zarandeando su rostro en negativa; oreándolo. Sentía las mejillas calientes, probablemente estaría jodidamente sonrojado, y el que Hyun lo hubiese escuchado; no había resultado mejor para él. Echó sus hombros hacia atrás, el pelirrojo lo soltó tan pronto como percibió la rigidez que lo había invadido. 

─ ¿Qué hacías escuchando a escondidas, fisgón? ─ preguntó al contrario, cruzándose de brazos ─ Es de mala educació...

─ Y tú muy educado, ventilando rumores en un lugar como los comedores. Agradece que te escuché yo, y no alguien más, cotilla. ─ JiMin gruñó en respuesta.

─ Como le dije a Kim, esto no es un rumor porque lo escuché directamente de JungKook.

─ Pero lo sería si alguien más te hubiese escuchado. ─ concluyó, golpeando su hombro ligeramente ─ Córrete. Déjame sentar.

─ No pienso decir nada si estás aquí. No te corresponde. ─ se adelantó a señalar.

─ Como tampoco te correspondía a ti, aún así te mantuviste al tanto de lo que decían esos dos, ¿no es así?

No respondió, soltando una risa amarga. El pelirrojo se estiró, mirando al rubio; éste parecía indiferente a la tonta discusión que habían iniciado los mayores, observando sigilosamente hacia la última mesa de los comedores. Y, a pesar de que esta se encontraba vacía; evidenciaba el por qué TaeHyung deparaba su atención en aquel lugar. Era la misma que ocupaba JungKook, junto al azabache.

─ ¿Por qué discutían? ─ cuestionó TaeHyung, después de largos minutos. Hyun abrió vacilante sus labios, mostrándose sorprendido por la mísera negación de sus acciones con el pelinegro, sin embargo, se abstuvo de realizar comentario alguno.

El blanquecillo comprimió sus belfos, mordiendo ligeramente su inferior desde dentro; exhibiendo con sutileza sus dientes delanteros. Observó fugazmente al intermedio, inseguro de responder.

─ No estoy seguro. ─ dijo, rascando su nuca, mostrándose avergonzado ─ Creo que YoonHa percibido que alguien los estuvo acechando y se apresuró a cerrar la puerta.

─ ¿Entonces no has escuchado nada? ─ inquirió Hyun, incrédulo ─ ¿Sólo que la abeja reina le ha restregado el aguijón a la otra?

TaeHyung frunció sus labios, disgustado. Empezaba a reprocharse la demente idea de haber considerado a ese par como una posible amistad. En su reducido mundo de delincuencia, no cabía el significado del término sutileza. Incluso tratándose de HyunJin, a quien reparaba como el más reservado y delicado en su selección de palabras. Sin duda alguna, se había equivocado en aquella deducción.

─ Muchas gracias, Hwang. ─ sarcástico, palmeó el hombro del pelirrojo; poniéndose de pie. Ambos se giraron a verlo, desconcertados.

─ ¿Ya te vas? Pero si recién llego.

─ La abeja debe soltar su miel en el escusado. Si me permiten, me largo. ─ JiMin soltó una risa, contrayendo sus cejas poco después.

─ No es la miel que estoy pensando, ¿cierto? ─ cuestionó, asqueado. El rubio, quien se encontraba dándoles la espalda; alzó su dedo corazón en dirección a ambos, zarandeando su mano en negativa. Hyun chasqueó su lengua, divertido ─ ¡Procura no sentarte, ya sabes lo dicen; puedes terminar preñado!

─ ¿Qué estupideces dices?

TaeHyung abandonó los comedores con extrema placidez, dando pasos firmes y correctos. Probablemente se le habría dificultado el engañar a ambos hombres con aquella rápida respuesta, la opción del huir a los sanitarios había resultado convincente para ellos; o al menos, eso es lo que deseaba. Y el salir de aquel lugar, luciendo sereno, no era más que una fachada para interpretar su postura relajada con mayor veracidad.

Un nudo creció en su garganta, provocando que carraspeara con abundante presión; dañando y gruñendo ante el reproche de dolor que se asentó en su laringe por la ruda agresión. Sin embargo, no se sentía precisamente con ganas de llorar. Más bien, lo atribuía al cólera e incomodidad que empezaba a instalarse en su cuerpo, albergando cada rincón de su rígida anatomía. No entendía aquella sensación, y lo que más le consternaba, era que no se trataba siquiera del hecho de que Hyun y Park lo sabían; si no que YoonGi era consciente de ello, y por esa razón, hubiese detonado aquella discusión.

Quizás no debía preocuparse en demasía. Lo que había ocurrido con JungKook, no se atribuía a más que un error. Uno que jamás volvería a suceder. Un simple desliz de su cuerpo sexualmente activo y jodidamente traicionero, considerando las vergonzosas circunstancias. ¡Por Dios! es un hombre joven; es completamente normal que su sangre hierva en deseos por un poco de contacto humano.

─ ¿Pero de otro hombre?

TaeHyung pegó un brinco hacia atrás, retrocediendo en pasos ebrios. Sus manos aterrizaron en su pecho, entrelazándose entre sí; su rostro cincelándose en una clara mueca de terror y desconcierto. Había transcurrido más de una semana desde que había visto aquellos ojos fríos y opacos; así como esas hebras largas de cabello que, extrañamente, se encontraban teñidas en una intensa tonalidad azabache; tal como evidenció en aquel retrato que SeokJin conservaba en su escritorio.

Abrió sus labios quedamente, sin saber qué hacer o decir. HoSeok lo observaba con curiosidad y diversión, aquel destello de burla provocó que su estomago se comprimiera, creando un revoltijo de sensaciones que se convirtieron en una penetrante necesidad por devolver el almuerzo que, muy a penas, había logrado consumir por completo.

Las palabras de JungKook y JiMin atravesaron su cabeza, punzando dolorosamente en aquella cruda realidad. Inhaló pesadamente, presionando sus puños con vigor.

─ HoSeok está muerto.

Antes de que pudiese responder, observó hacia un costado, advirtiendo un par de hombres caminar en su dirección. Éstos, sin inmutarse ante la presencia del azabache a mitad del pasillo; obstruyendo el paso, atravesaron al mayor como si éste no existiera. El pálido sonrió, cruzándose de brazos, y retrocediendo como si en verdad pudiese recibir un golpe; devolviéndole una mirada sardónica al rubio.

TaeHyung siseó, recibiendo una ojeada fugaz del sujeto más alto, percibiendo que éste lo observaba como si estuviese loco. No se sintió ofendido. En realidad lo estaba. Decidió ir detrás de ellos poco después, ignorando por completo al contrario.

─ ¿No te han dicho que es de mala educación ignorar a tus mayores, Kim? ─ se apresuró a seguir sus pasos, cuestionándolo una vez más; obteniendo la misma respuesta del menor. Silencio.

─ No eres real. No estás aquí. ─ murmuró bajo. Se encogió sutilmente cuando el azabache soltó una carcajada.

─ Venga, eso no sirvió antes, pasa de intentarlo ahora. Sabes que así no funcionan las cosas.

La imagen de Victoria sobre el suelo lo abrazó ferozmente, haciéndolo estremecer. Necesitaba su medicamento con urgencia, el que HoSeok apareciese frente a él de esa manera, era algo que definitivamente empezaba a preocuparle. Esto no había pasado antes, las alucinaciones no siempre se veían reflejadas únicamente en una presencia y nada más; había una visualización más general. No se mostraban como un colega con el que pudiese establecer una conversación y tuviese mente propia.

¿Pero por qué era diferente ahora? Si bien, era cierto que gracias a la escases de sus recuerdos; no podía asegurar el haber presenciado algo igual. Sin embargo, estaba seguro de que, basándose en sus experiencias, todas, y cada una de sus alucinaciones; habían sido basadas en recuerdos y manifestaciones que, ya sea que las había presenciado, o escuchado venir de alguien más. Se disminuían a eso, a productos de su imaginación.

Se mordió el labio, turbado. Ni siquiera se había detenido a considerarlo antes, no tenía ningún sentido el que HoSeok apareciera en distintos escenarios. Circunstancias donde no tendría porque hacer acto de presencia y opinar, aconsejar, ni mucho menos.

Hasta este punto, no le cabía ninguna duda de que Jung HoSeok no era más que su trastorno recordándole que permanecía ahí. Reacio a no permitirle olvidar porqué esto no era más de lo que merecía por haber asesinado a Victoria. A aquella mujer que no hacia más que su trabajo. Se había condenado desde aquel momento, y ahora estaba pagando por el crimen incorrecto.

Porque si de algo no se arrepentía, o guardaba alguna pizca de resentimiento; había sido del asesinato de ese monstruo.

─ Debo conseguir el estúpido medicamento. ─ susurró para sí mismo, atravesando el pasillo con HoSeok detrás. Las luces de las celdas bañaron sus facciones una vez llegó al final, encontrándose con el rimero de reos esparcidos por todos lados; uno que otro siendo atraído ante su presencia.

─ ¿Para qué me has llamado si estarás ignorándome? ─ TaeHyung frunció sus labios, volviéndose hacia el azabache como si tuviese seis cabezas.

¿Para qué le había llamado? ¿Qué demonios?

─ ¿Llamándote? ─inquirió, inconscientemente. Dándose cuenta de su error tan pronto como observó hacia adelante y advirtió los rostros desconcertados de sus pocos espectadores.

─ Claro, ¿Por qué estaría aquí si no? ─ respondió el mayor, estoicamente.

El rubio no devolvió una respuesta, apresurando sus pasos hasta la celda que compartía con Hyun. Y, una vez estuvo dentro, y la puerta cerrada. No se sorprendió al girarse y encontrar al azabache detrás suyo, aún cuando éste ni siquiera había permitido que accediera al reducido espacio después de que él había entrado.

─ ¿Cómo es posible que estés aquí? ¿Por qué parece como si tuvieses mente propia y estuviese hablando con alguien más y no conmigo mismo?

Sintió sus extremidades desestabilizarse, encontrando la lámina a sus espaldas como un soporte para no caer. Tenía tantas dudas e inquietudes marchitando su cabeza, destrozando el poco juicio que tenía y convirtiéndolo en nada. HoSeok pareció meditar su respuesta por un momento, permaneciendo en silencio por un par de minutos; impacientando al menor. Éste llevó la yema de su pulgar e índice hasta el tierno lóbulo de su oreja, frotando y tirando de el constantemente; un acto de nerviosismo que siempre ha tenido.

─ Porque alguien debe cuidar de ti. ─ ofreció, quedamente. TaeHyung parpadeó, inconforme con aquella respuesta.

─ Pero tú eres yo. ─ destacó el menor, negando sin comprender ─ E-eres yo, no tiene sentido. No puedes... no puedes cuidar de mí si pensamos igual. Si yo te controlo.

─ Es precisamente por eso que cuido yo de ti. ─ puntualizó, mostrándole una enorme sonrisa. El rubio se enderezó, incorporándose sobre la puerta cuando el azabache se acercó a pasos lentos, rompiendo la distancia entre ambos; sin llegar a rozarlo ─ Porque tú no tienes control sobre mí. Nunca lo has tenido.

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