⭓ 020. ▎ capítulo veinte.
─ Vamos. Ven aquí, pequeño fanático.
Las palabras crearon eco en su cabeza, repitiéndose como un disco de una sola pista; impidiéndole procesar el trasfondo de aquella invitación que, aunque le hubiese gustado negar, había resultado extrañamente estimulante de escuchar. La manera en que aquel juego de palabras había brotado de los esponjosos belfos del mayor, tan sensuales e íntimas. Como si fuese algo que le insinuara todos los días, donde la vergüenza y retraimiento hubiese desaparecido, exhibiendo la osadía y el descaro con el que, espontáneamente, le proponía acercarse.
Sintió sus piernas desestabilizarse, obligándolo a retroceder. Sus ojos se cerraron ligeramente, batiendo sus pestañas desde la anatomía desnuda de JungKook, hasta los azulejos húmedos y, posteriormente, al agua cayendo ferozmente contra las baldosas; huyendo sigilosamente por la coladera.
La cerosa luz bañando las hebras oscuras del contrario, dándole una apariencia castaña; ciñéndose contra su frente y nuca. La dorada carne que, con convicción y altanería le exponía, acercándose cada vez más hacia donde él se encontraba. Y cuando éste se situó delante suya, extendiendo su mano hasta la muñeca del más bajo; halándolo. TaeHyung no mostró negativa ante ello, dejándose manipular por el firme agarre del mayor; siendo arrastrado hasta el interior de las duchas.
Parpadeó desorientado, observando aquellas orbes almendradas como si fuesen lo único interesante en la estancia, sintiéndose jodidamente consternado por la sensación de anhelo y admiración que estas le devolvían; expulsando el poco juicio que tenía para que pudiese procesar lo que estaba sucediendo.
Y cuando advirtió el golpeteo del agua danzar sobre el suelo, el rechinido de las puertas oxidadas, los cabellos húmedos de JungKook, el cálido tacto sobre su muñeca, sus belfos entreabriéndose para profesarle algo que no fue capaz de reconocer, el abrasador aliento chocando contra su nariz, y el recuerdo de sus gemidos roncos; viéndose terriblemente acorralado, y sus sentidos asaltados. No tuvo el tiempo, ni la fuerza suficiente para huir.
Sintió un nudo en la garganta, y un lamento involuntario se ofreció a brotar desde lo más profundo de su pecho; el cual fue consumido por los labios del mayor cuando estos se enlazaron sobre los suyos en un abrazo hambriento y repentino.
Se vio a sí mismo retrocediendo, siendo guiado por el pelinegro. Percibió el agua cada vez más cerca, siendo incapaz de abrir sus ojos para observar a dónde es que lo estaba dirigiendo; aún cuando era consciente de ello. Gruñó cuando su espalda chocó contra la pared, sintiendo el frío traspasar la delgada tela de su camisa blanca; la cascada no tardó en recibirlos, empapando ambos cuerpos.
─ Es el único uniforme que tengo. ─ murmuró el rubio, separándose ligeramente.
─ Te conseguiré otro. ─ aseguró. TaeHyung se encogió sutilmente, ladeando su rostro hacia un costado, sintiendo los cálidos labios de JungKook contra su mejilla; repartiendo besos con la boca abierta.
─ No soy gay. ─ aludió, sofocado.
El pelinegro no respondió al instante, en cambio, afirmó su agarre; guiando sus labios hasta la manzana de adán que TaeHyung le mostraba tan exquisitamente. El menor pasó saliva con energía cuando el musculo húmedo de JungKook recorrió toda la extensión de su cuello, soltando un gruñido placentero.
─ No tiene porque significar nada. ─ se obligó a responder quedamente. Aún cuando aquella aclaración había resultado extrañamente molesta y desagradable.
»No tiene porque significar nada.«
Pero, ¿Por qué si no debía significar nada, él sentía que se estaba condenando? La amarga sensación estaba ahí, rasguñándole la garganta. Asfixiándolo. Y a pesar de ello, no se alejó.
Permaneció entre los brazos de JungKook. De otro hombre. Otro hombre como él.
Sin embargo, cuando éste se retorció, buscando enlazar sus brazos contra el cuello del mayor; el pelinegro aprovecho ese instante para deslizar la tela por encima de su cabeza, dejando el lampiño pecho exhibirse hacia él. JungKook no tardó en devorar los labios del más bajo una vez más, embriagándose de su sabor. Volviéndose adicto a ellos.
Consumiéndolo como si fuese su heroína personal. Una sustancia que no lograba saciar su ansia por más de lo que estos le podían dar.
TaeHyung dejó caer su cabeza contra los azulejos, permitiendo que un pesado gemido floreciera de sus hinchados belfos escarlata; exponiendo la nívea piel de su cuello que, brillosa por las gotas que aun escurrían de su cabellera húmeda, y el sudor de la sofocante temperatura de sus cuerpos, provocaba.
El pelinegro sintió cosquillas en toda la extensión de su anatomía, exigiéndole marcar con sus labios esa curva que el menor tan dócilmente le ofrecía. Gruñó, sujetándolo firmemente de la cintura, ciñéndolo contra su cuerpo y la pared; no dejando paso libre para que éste huyera. TaeHyung jadeó, removiéndose ligeramente contra su cuerpo cuando una descarga se adueñó de sus piernas.
JungKook recorrió con sus manos la piel tibia del más bajo, explorando con sus dígitos todo aquello que estas encontraban. Acariciando desde detrás de sus hombros, hasta su espalda, descendiendo hasta detenerse cerca del arco de sus nalgas; aun cubiertas por la molesta tela del pantalón. Observó el rostro carmín del rubio por un par de minutos, éste tenía los ojos cerrados; sus dientes apresaban rudamente su labio inferior. Su pecho subía y bajaba, inhalando con dificultad cuando pequeños espasmos invadían su cuerpo.
Apretó su mandíbula cuando la imagen del menor golpeó severamente con su poca lucidez, sintiéndose envuelto en una burbuja de gloriosa admiración por las facciones hermosas que TaeHyung le regalaba. Su falo se removió ansioso. Suplicante por aquella liberación que anteriormente se vio interrumpida; y que ahora exigía concluirse.
JungKook se alejó, gruñendo. Sacudió su cabeza y arrastró sus dígitos por su cabello, tirando de el hacia atrás. El menor lo observó con los ojos entrecerrados, ligeramente consternado.
Y cuando abrió sus labios para decir algo, el pelinegro volvió a acercarse; cubriéndolo con su cuerpo, pero sin llegar a tocarlo. Sólo el roce de aquella escasa distancia entre sus anatomías. Las manos del menor picaron por sentir la piel dorada del mayor contra sus dedos, pero no se movió. Y JungKook tampoco lo hizo.
─ Jung...
Las palabras se ahogaron en su garganta, cubriéndolas por un jadeo cuando lo sujeto de la cadera con extrema firmeza y lo giró; éste reaccionó, apoyando sus manos contra la pared. Se sintió avergonzado, y si no fuese porque sus mejillas no podían estar más ruborizadas; juraría que habría explotado en vergüenza por lo poco masculino que había resultado. Intentó convencerse de que JungKook no lo había notado, y de ser que lo hubiese hecho, parecía no estar concentrado en ello.
Mordió su labio inferior al sentir el pecho de JungKook contra su espalda, abrazándolo desde atrás. Aquellas manos recorrieron su cintura con un lento camino, torturando la sensibilidad de su piel ante el roce espontáneo. Y cuando estas llegaron hasta su abdomen, bajando morosamente hasta la cinturilla de la empapada prenda; tanteando la bragueta, y jugando sosegadamente con ella. TaeHyung no pudo sentirse más impaciente, liberando un lamento que hizo reír al pelinegro.
─ ¿Alguien está ansioso? ─ inquirió, burlón.
─ Cierra la boca. ─ respondió, furibundo.
No respondió, escondiendo su rostro entre la curva del cuello níveo del menor, besando aquella zona. Sus manos aún jugando con la bragueta por una serie de segundos, buscando descontrolar al rubio; percibiendo como éste se impulsaba hacia el tacto. Cuando advirtió que era suficiente, y que él mismo estaba dolorosamente erecto; desabrochó el pantalón, sujetando el borde de ambas prendas y tirando de ellas hacia abajo. Dejando al descubierto el par de masas firmes y rellenas que, en distintas ocasiones ─ por no decir muchas ─ se vio admirando desde lejos.
El más alto sintió su boca derretirse en lava, picando todo su organismo y raciocinio por tomar el cuerpo del menor y reclamarlo como suyo hasta la última zona visible de su atractivo cuerpo, y pese a lo enfermiza que resultó esa idea, no cabía otro pensamiento dentro de su irracional cabeza; impulsándolo a ser posesivo libremente sobre el rubio. Porque de una cosa estaba jodidamente seguro, ahora que había probado el sabor de TaeHyung; nadie se lo arrebataría de los brazos.
El menor soltó un gemido bajo al sentir la hombría de JungKook rozando sus nalgas, impulsándose hacia adelante; alejándose de aquel intruso, asustado.
─ Ni se te ocurra intentarlo. ─ advirtió.
─ Calma, serás tú quien me lo pedirá después. ─ cortó el pelinegro, altanero. TaeHyung frunció sus cejas, disgustado.
─ Imbécil.
El rubio se removió, intentando apartarse del mayor, sintiéndose ofendido. Sin embargo, cuando JungKook advirtió sus intenciones; se ciñó contra él, acorralándolo aún más. TaeHyung se movió ligeramente contra el pelinegro, vociferando un fuerte gemido cuando la húmeda coronilla se encontró con su entrada, comprimiéndose a la nada y rozándolo furtivamente. JungKook mordió su hombro, halando de la carne como respuesta.
─ Mhg... ─ suspiró el menor, airado.
─ Maldición, Kim, no hagas eso... ─ murmuró, extasiado. Echando su cabeza hacia adelante, y reposándola sobre el hombro del más bajo.
JungKook atrajo la cadera del menor hacia él, rodeando su cintura; engullendo el pene del contrario entre sus dedos, creando un vaivén de arriba hacia abajo. TaeHyung gimoteó en respuesta, aferrándose a las losetas frente a él como si pudiese sostenerse de ellas.
Y cuando el mayor se hizo hacia atrás, el rubio intento seguirlo; soltando un siseo. JungKook tuvo que sostener su cadera una vez más, impidiendo que se meneara eufóricamente contra su tacto. TaeHyung se curvó sutilmente, liberando sus tobillos de las prendas, lanzándolas hacia algún lugar de la estancia; regalando una hermosa vista de sus nalgas al pelinegro.
Éste, excitado, no se molestó en cuestionar al rubio si estaría bien con que se colocara entre el par de mejillas y presionara su erección; moviéndose y simulando estocadas que, debido al estimulo de su sexo, y la sensación tan cálida y delirante del falo de JungKook, friccionando contra él, no le permitió reaccionar como quisiera. El agua de la ducha funcionando como lubricante en sus pieles, permitiendo que estos se deslizaran con facilidad.
Se retorció contra él, fundiéndose en las caricias que la palma abierta del mayor había iniciado sobre su pecho; vociferando un gimoteo lastimero cuando los dígitos se cerraron como una pinza sobre sus botones, estimulándolo. Oprimiendo y mordisqueando con sus yemas la carne firme.
─ Por favor... ─ jadeó el menor, tomando la mano del pelinegro, instándolo a que intensificara el ritmo sobre su longitud ─ JungKook, más rápido... Por favor... ─ sintió su cabeza dar vueltas desorientado; perdiéndose en algún lugar lejano, del cual no tenía prisa por descifrar.
No mostrando resistencia, y asiándolo con vigor, el mayor le brindó lo que el chico de hebras ambarinas le rogaba; aferrándose al trozo de carne que empezaba a lagrimear desde la rosácea coronilla.
JungKook tomó el mentón el menor, abandonando los duros pezones. Éste gimoteó en protesta, oprimiendo sus orbes. Sin embargo, cuando los labios voluminosos e hinchados del mayor se cerraron impacientes sobre los suyos, correspondió rápidamente, sumergiendo su propia lengua entre los labios del pelinegro con sugestiva sensualidad que adoró el mayor. Absorbiendo y explorando aquella boca que tan afablemente se entregaba a la suya.
TaeHyung rasguñó los azulejos cuando JungKook inició un nuevo vaivén con sus caderas, asegurándose de que el menor sintiera la tersura de su miembro a través de la delicada finura de su entrada; haciéndole saber cuán placentero y agradable sería para ambos el tener un contacto más estrecho, íntimo e interno. Moviéndose diligente, preciso y tan jodidamente bien contra las rellenas masas del menor, volviéndolo un mundo de gemidos altos que fueron devorados por los belfos expertos y ansiosos que subyugadoramente lo besaban.
El pelinegro lo empujó contra las baldosas, creando un vaivén de adelante hacia atrás con fuertes embestidas sobre la tierna cavidad del esfínter, abrazándose al cuerpo níveo del más bajo. TaeHyung apretó su nariz, abriendo su boca en ''o'' cuando el contrario asió su falo y lo masturbó al compás de sus arremetidas.
─ ¡Joder...!
Jubiló el menor, tomando una fuerte bocanada de aire, reteniéndolo en sus pulmones. La culminación de su clímax estaba a la vuelta de la esquina, sentía la presión placentera y tenuemente sofocante, asentándose en su vientre. JungKook sucumbió con un fuerte gruñido cuando la entrada del menor volvió a abrazar su glande, reteniéndolo por un par de segundos donde ninguno de los dos decidió ser el primero en alejarse.
TaeHyung gimió en alto, echando su cabeza hacia atrás, derramándose y manchando gran parte de su abdomen y la mano del mayor, descendiendo hasta las baldosas. JungKook simuló una vez más que lo embestía, pero esta vez siendo lento y cuidadoso, el líquido esperma haciendo un camino indefinido desde la entrada del menor, hasta sus muslos.
Una mueca se asentó en las facciones del menor cuando JungKook libero su entrepierna, quejándose ante la sobreestimulación. Tardó un par de minutos en abrir los ojos, intentando regular su agitada respiración, y el feroz martilleo de su corazón contra su caja torácica.
Se dejó caer contra el piso, haciéndose un ovillo. Escuchaba claramente como el pelinegro se duchaba una vez más, sacando de su cuerpo el sudor y su lívido, tan tranquilo como él no lograba estar. Y se sintió celoso de ello.
─ Levántate de ahí y ven acá, te resfriarás. ─ ofreció el mayor. TaeHyung permaneció quieto, mirándolo de reojo; estudiándolo. Y JungKook no se cohibió, acercándose y extendiendo su mano hacia él para que la tomara. Éste lo miró inseguro ─ Vamos, Taetae.
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