⭓ 016. ▎ capítulo dieciséis.

─ ¿Cuánto te ha hablado Park sobre HoSeok?

Inquirió el pelinegro, volviéndose hacia el menor; asegurándose de que la enorme lámina a sus espaldas, estuviese cerrada. TaeHyung gravitó la estancia, observándola distraídamente; su rostro se cinceló en una mueca cuando aquella pregunta llegó a sus oídos. Pareció procesar por un momento su respuesta, dando algunos pasos en el vasto almacén, lanzándole una mirada recelosa a la silla sobre el centro; con una fuerte inhalación se giró a verlo.

─ JiMin no me ha dicho nada sobre él. ─ respondió, senil. JungKook elevó ligeramente la comisura de su mejilla, adornando sus facciones con una sátira sonrisa.

─ ¿Y quién ha mencionado a JiMin? ─ jubiló el mayor, ladeando su rostro con fingido desconcierto ─ Así que fue él. ─ aseguró.

El rubio negó, carraspeando turbado cuando advirtió a JungKook caminar en su dirección; provocando que TaeHyung retrocediera hasta que el rostro inferior de sus rodillas tropezaron contra la orilla de la silla, cayendo sentado sobre esta. Se removió bullicioso, tirando de su cuerpo hacia atrás con intención de alejarse. Sin embargo, el asiento no hizo más que desequilibrarse con una fuerte sacudida que, si no fuese porque las manos del pelinegro sujetaron el respaldo; habría caído contra la dura madera.

─ No. ─ rebatió, aún reprochándose por su contraproducente estupidez en aquella respuesta antes dada ─ Sólo fue lo primero que pensé, después de todo... ─ tragó saliva pesadamente, encontrándose con las orbes ambarinas del pelinegro ─, tú sabías que estaba con él, ¿No es así? Por alguna razón has ido a buscarme ahí, estuviste acechándome.

JungKook esbozó una sonrisa nubla, apresando el cuerpo del rubio contra el respaldo del asiento, impulsándose hacia adelante; ambos brazos impidiendo que el contrario intentara escapar, enganchando sus manos en el frío metal. TaeHyung intentó mantenerse recto, mostrando una postura imperturbable y neutra; aún cuando su interior se removía inquieto, advirtiéndole que debía alejarse del pelinegro cuanto antes.

─ No tienes idea de cuánto me cabrea esa jodida actitud tan engreída e insolente que tienes. ─ expresó en un murmullo, TaeHyung inclinó levemente su rostro hacia un costado, adormeciéndolo cuando aquella voz ronca y suave acarició su audición ─ Siempre tan altanero y petulante... ─ la diestra de JungKook se abrió camino hasta el rostro del contrario, rozando la piel de su mejilla ─, no eres más que una insignificante mierda insegura y llena de líos mentales.

El rubio entreabrió sus ojos, soltando una risa plana y sin gracia. Su mandíbula se oprimió con fuerza, provocando que sus dientes rechinaran, encarando una vez más al pelinegro.

─ ¿Estás seguro de que seguimos hablando sobre mí? ─ soltó, resaltando con su entrecejo la ironía en su pregunta; los belfos de JungKook se prensaron con desprecio. Éste se mantuvo en silencio por un par de segundos, añadiendo la yema de sus dedos, repartiendo caricias sobre el rostro ajeno; el menor apresó su labio inferior, agitado, sentía la respiración caliente del pelinegro encontrándose como niebla en la tibia piel de su mejilla ─ Aléjate un poco, ¿Quiere...

TaeHyung soltó un gemido, sorprendido, abriendo sus ojos exageradamente cuando los voluminosos labios del mayor se entrelazaron sobre los suyos; en un beso hambriento. Su mano descendió hasta su garganta, echando su cabeza hacia atrás y mordiendo su inferior, provocando que el rubio jadeara adolorido; JungKook aprovechando aquel espacio entre los cerezos del menor, introduciendo el húmedo músculo en aquella fogosa cavidad, absorbiéndola y reconociéndola una vez más.

Y, quizás si el rubio no hubiese abierto ligeramente más su boca, ofreciéndole un acceso más profundo a su lengua, JungKook no se habría empezado a sentir exasperadamente codicioso de sus besos. Preguntándose por qué demonios, TaeHyung no lo había alejado hasta ese momento; y, aunque estaba seguro de que en cualquier instante, el menor cobraría la cordura. Él decidió aprovechar cada roce como si fuese el último que le daría en mucho tiempo. Aunque seguramente sería así.

Proporcionó suaves caricias con sus pulgares en la piel cálida de su cuello, aferrándose a mantener pegados sus belfos con los del menor; hundiéndose en el placer de sentir su boca abrazándose en la suya con sosegada ansiedad.

El rubio perdiendo el control de sus acciones, enlazando sus brazos en la nuca del pelinegro; sus falanges enredándose en la larga melena desaliñada, halando de el con fuerza, obteniendo un gruñido como respuesta. Jadeó, sintiendo que la última gota de lucidez abandonaba su cuerpo, siendo absorbida por los suaves labios de JungKook; encontrándose seducido por la dominancia y sensualidad con la que el mayor lo besaba.

Y suspiró, tratando de concentrarse en los movimientos ajenos que, como agua, se le escurrían entre los dedos.

No obstante, cuando sus pulmones exigieron separarse para tomar un poco de aire, tardó un instante en darse cuenta de que había devuelto aquel atraco con la misma ansia, dejándose llevar. Pestañeó un par de veces, intentando acostumbrarse a los rayos amarillos que iluminaban el almacén, aún sin lograr recordar en qué parte del beso se había visto subyugado de tal manera que sus ojos se habían cerrado; permitiendo que aquel perforara sus sentidos.

Zarandeó su rostro en negativa, empujando la anatomía del pelinegro con vehemencia; levantándose rápidamente. JungKook retrocedió un par de pasos ante la abrupta reacción, perdiendo levemente el equilibrio de sus piernas.

─ ¿Qué mierda crees que hace... ─ los pies del menor se movieron torpemente sobre la madera, caminando a ciegas hacia atrás; siendo preso de los brazos de JungKook, empujándolo con renovadas energías hasta la pared más cercana. Soltó un quejido cuando su cabeza arremetió abruptamente contra la cerámica, produciendo que esta rebotara en el cemento con vigor ─ Suéltame, maldición. ─ gruñó.

Las manos del rubio sujetaron su cadera, tirando de él hacia atrás para apartarlo. Sin embargo, la pinza del mayor se cerró en su cuello una vez más; levantando ligeramente el cuerpo de TaeHyung; parándose sobre sus puntas. Éste jadeó con dolor, golpeando su pecho como un miserable intento porque lo soltara.

─ JungKook, duel...

Intentó formular, recibiendo una mirada exánime por parte del pelinegro. Su garganta reprochando la presión, ahogando su faringe con la saliva que empezaba a acumularse en su cavidad, provocando que respirara con dificultad. Las rodillas de JungKook empujaban sus muslos, introduciéndose entre sus piernas, tal como él tuvo sujetado al azabache antes. Con la única diferencia de que, esta vez, TaeHyung no era quien producía aquella presión, si no el receptor de un peso sobre el suyo; asfixiándolo.

─ ¿Y qué mierda esperabas con haber venido aquí? ─ respondió, hostil ─ He intentado mantenerme lejos de ti, pero tus estúpidos comportamientos me atraen como un jodido imán. ─ el rostro del menor se tiñó violáceo, abriendo su boca; intentando halar aire ─ Haces que sea tan complicado.

TaeHyung se estremeció visiblemente, logrando respirar con fuertes inhalaciones cuando el gancho del pelinegro se aligeró sobre su cuello, sintiendo aquella zona arder con perseverancía. Los labios de JungKook se cerraron sobre su mejilla, dejando un casto beso, el menor tembló ligeramente; envuelto en pánico.

─ S-Suéltame. ─ exigió el rubio, removiéndose sobre su cuerpo. El mayor negó levemente ─ JungKook, por favor...

─ Cierra la boca. ─ demandó, bajando hasta su mentón; tirando de la piel nívea con sus dientes. TaeHyung se convulsionó ante la acción, oprimiendo sus ojos con energía ─ Sólo cállate un momento, Kim.

Percibió el cuerpo ajeno congelarse, inhalando erráticamente. Se sentía tan consumido en la impotencia y frustración de los últimos días, en cómo sus pensamientos orbitaban constantemente en el menor, en su cercanía, y en cómo su anatomía se estremecía cuando rozaba muy superficialmente la cálida piel de sus brazos.

Y el hecho de que TaeHyung reaccionara de forma tan estimulante a cada uno de sus toques, siendo tan jodidamente dócil; sólo lograba empeorarlo. Enterrando el poco juicio que tenía, sacudiéndose en su cuerpo como un reloj de arena. Siendo cada vez más pesado de sobrellevar.

Ese constante martilleo de su cerebro, recordando una y otra vez que comenzaba a ser bastante descuidado, condescendiente y ajeno a las circunstancias que meritaban un reprendimiento. Y, aún cuando intentaba convencerse de que, en realidad evitaba encontrarse con el rubio; únicamente porque Hyun se lo había estado pidiendo en distintas ocasiones. Él sabía que no era así.

Era consciente de que buscaba engañarse a sí mismo con aquella excusa. No obstante, el hecho de aceptar que su cuerpo había adaptado un impulsivo capricho hacia TaeHyung, era algo tan fuerte e irritable.

Y cuando sus manos se arrastraron hasta las estrechas caderas del más bajo, alzando ligeramente su polera, supo que debía dar un paso atrás y retirarse. Sin embargo, al sentir la calidez de su cintura, y la anatomía del menor encogerse; la poca cordura en su cabeza, se esfumó.

Lanzándose sobre los labios del menor sin siquiera darle tiempo de tomar aire, devorando cada rincón de sus cavidad sin importarle que el rubio lo empujara constantemente, golpeando y arañando su pecho. Degustó el sabor salado explotando en su paladar, interviniendo entre aquel beso forzado e inadecuado; del cual TaeHyung intentaba escapar.

Balbuceó y forcejeó contra JungKook, sintiendo las lágrimas del más bajo descendiendo de sus ojos en grandes cascadas; recorriendo sus mejillas.

TaeHyung estaba asustado.

Y JungKook también lo estaba, porque con cada segundo que pasaba cerca del menor, parecía cada vez más difícil dejarlo ir. Y sabía que si no se detenía en ese mismo instante, después no tendría fuerza de voluntad para alejarse; aún cuando el rubio no estuviese de acuerdo con sus retorcidas intenciones.

Aún cuando él mismo no lo estuviera.

Así que, separándose para tomar aire; dejó que un gruñido muerto abandonara sus labios, sintiendo una incómoda irritación en su garganta. Zarandeó levemente su rostro, descansando su frente en el arco de su cuello; inhalando el aroma del menor con vehemencia.

─ Lárgate. ─ murmuró el mayor, liberando las caderas del rubio; éste se removió ligeramente, permaneciendo quieto ─ ¡Vete de aquí, maldita sea! ─ exclamó, dando un par de pasos hacia atrás; dejando el calor del cuerpo ajeno y envolviéndose en su propia irá. Cerró con fuerza sus nudillos, aporreando con vigor la pared a un lado. TaeHyung tembló, hundiendo su rostro entre sus hombros; asustado.

El menor rodeó al pelinegro, evitando como plaga el contacto del contrario. Limpió sus mejillas con la manga de su camisa, recordando poco después de quién era aquella prenda; quitándosela enseguida y tirándola al suelo como un trozo de basura. Sin siquiera dirigirle una última mirada a JungKook, se dirigió hasta la puerta con rápidas zancadas.

Sin embargo, cuando estuvo a punto de abrir la puerta, la voz dura del mayor llegó a sus oídos; haciendo que éste se quedara inmóvil, sosteniendo la palanca.

─ HoSeok está muerto, yo lo asesiné. ─ profesó, volviéndose sobre sus talones; observando la espalda rígida de TaeHyung ─ Así que si sabes lo que te conviene, dejarás los muertos enterrados en el pasado. No quieres terminar como él, ¿Cierto?

El rubio no respondió, soltando una fuerte exhalación antes de halar de la palanca; quitando el seguro de la puerta. Esta se cerró detrás suyo con fuerza, revoloteando ligeramente los mechones negros de JungKook, dejándolo solo en el almacén. Se giró levemente, caminando hasta la silla en el centro, dejándose caer sobre ella.

La lámina volvió a abrirse minutos más tarde, éste ni siquiera se inmutó ante la presencia, mirando la punta de sus pies.

─ Creí que lo castigarías. ─ el pelinegro asintió, percibiendo el cuerpo ajeno detenerse delante suya.

El silencio invadió el almacén, pero pese a ello, aún podía escuchar la nítida respiración tranquila del contrario. El menor no parecía apresurado por obtener una respuesta, sus facciones neutras se lo dejaban en claro. Y JungKook tampoco mostraba indicio, o siquiera, intenciones de apresurarse a encontrar una que fuese mínimamente verosímil para creerla él mismo; sus revueltos pensamientos le habían traído un lacerante dolor de cabeza.

Entreabriendo sus labios minutos después, le regaló una mirada profunda antes de responder.

─ Al parecer era mi turno de recibir el castigo.

TaeHyung abrió sus ojos, sintiéndolos terriblemente pesados. Unas enormes manchas violetas se cincelaban en su pálido rostro demacrado, resaltando sus pómulos hinchados y levemente teñidos de un sombrío carmín. Sentía las mejillas resecas y ceradas, como si llevase puesta una mascarilla por un largo tiempo; secándose sobre su piel, adormeciendo sus facciones.

Habían pasado dos días desde la última vez en que vio a JungKook, y, desde entonces; le parecía sumamente complicado conciliar el sueño. Las imágenes arremetían en su cabeza con insistencia, no permitiéndole siquiera ahogarse en sus propios pensamientos sin sentirse jodidamente expuesto y acorralado por el pelinegro. Reflejando aquellas oscuras intenciones en sus ojos, el deseo y las caricias obligadas en su cuerpo. Su anatomía ceñida a la suya como si dependiese de ello.

Y las ganas de llorar lo golpeaban constantemente, accediendo sin darse cuenta a que las lágrimas escurrieran de sus ojos como ríos sin salida.

Hyun no paraba de preguntar qué es lo que había sucedido, recibiendo respuestas simplonas por parte del rubio; y no porque TaeHyung no confiara en él. El pelirrojo había sido el único que, desde que llegó, se había preocupado por él, aconsejando y entrometiéndose en las estúpidas acciones del menor, aún cuando éste corrompía las reglas. Y cuando Hyun apareció en la celda, con el rostro mallugado, supo enseguida que no había sido al único que había estado cuestionando.

Alzó ligeramente la frazada, exponiendo su cuerpo para levantarse; incorporándose sobre el colchón. Sus piernas colgaron desde arriba cuando se sentó, fregando su rostro con las palmas de sus manos para disipar la creciente irritación.

Y, aún cuando consideró que estuvo por un largo tiempo observando la pared de enfrente, sin mirarla realmente; no tuvo prisa por bajar de la litera. Sabía que Hyun no estaba ahí, probablemente estaría con JungKook.

─ Joder, olvida ese nombre, maldición. Sino se hubiese detenido, él te habría...

─ Pero no lo hizo.

Gruñó ante ese último pensamiento, soltando una fuerte exhalación. Relamió ligeramente sus labios, humedeciéndolos y zarandeando su cabeza reiteradas veces cuando los duraznos del mayor, abrazando los suyos; invadieron sus pensamientos.

─ Pero pudo hacerlo. ─ se reprendió, sorprendiéndose por la forma tan ruda y seca que había resultado su voz al decir aquello.

─ Kim, tienes visita. ─ TaeHyung abrió sus ojos, ligeramente asustado por la interrupción del castaño; golpeando un par de veces la lámina para llamar su atención.

Frunció sus labios, corriéndose hasta los pies de la cama; bajando paulatinamente. NamJoon aún lo veía desde afuera, instándolo con sus ojos para que se apresurara.

─ ¿Quién es? ─ inquirió, colocándose las zapatillas. El castaño se encogió de hombros sin responder, parándose recto cuando TaeHyung caminó hasta él, ofreciendo sus muñecas al mayor; éste rápidamente colocó las esposas, palmeando su hombro para que avanzara.

JungKook se recargó contra el respaldo de la silla, pasando sus dígitos por las hebras negras de su desaliñada cabellera, lanzando una mirada febril a la chica de melena ondulada y exageradamente platinada; era consciente de que ella lo estudiaba con completa admiración y coqueteo. Habría que ser muy idiota para no notar las intenciones tan descaradas de la pálida chica con mejillas abultadas y ligeramente sonrosadas por el artificio maquillaje que las decoraba.

Esta se encontraba al otro extremo de la sala, jugueteando con algunos mechones de cabello; abultando ligeramente sus labios escarlata en su dirección. A su lado, un hombre pelinegro de facciones maduras e imperturbables. Vestía un traje gris oscuro y extremadamente aliñado a su cuerpo; hombros anchos, firmes y con un porte seguro, haciéndolo lucir tan elegante como aparentaba.

Oliver removía algunos papeles dentro de su portafolio, contrayendo sus facciones muy de vez en cuando. Probablemente reprochándose al no encontrar los documentos que necesitaba; y que, el pelinegro esperaba. Y cuando éste sonrió ligeramente, alzando su mirada a JungKook; sosteniendo un sobre. Los irritables altavoces crearon un fuerte estruendo en toda la estancia, anunciando que el seguro había sido retirado.

NamJoon apareció, siendo receptor de los cuatro pares de ojos en la sala. Se giró, sacando el enorme bonche de llaves, haciendo un ademán al sujeto que cubría con su cuerpo; pidiendo que alzara sus muñecas para retirar las esposas.

Y cuando el castaño volvió a colgar las llaves en su pantalón, se hizo a un lado, logrando que inmediatamente la cabellera rubia se encontrara avanzando hacia adelante. JungKook apretó su mandíbula, observando cómo el menor pestañeaba ligeramente; enfocando su atención en el par al otro lado de la sala.

Su entrecejo se frunció por un par de segundos, gravitando sutilmente las demás mesas; encontrándose con los ojos pardos del JungKook, los cuales lo observaban con insistencia. TaeHyung no la desvió al instante, y, aún cuando podía sentir el ligero ataque de nervios que empezaba a invadirlo; le sostuvo la mirada cuanto pudo.

─ Tienes una hora, recuerda que después de eso, deben retirarse. ─ advirtió NamJoon, llamando la atención del rubio.

─ ¡Taetae, mi amor!

TaeHyung se tambaleó hacia atrás ligeramente, recibiendo el cuerpo que se colgó a su cuello de improviso. Éste tardó un segundo en reconocer a la chica, y cuando ella salió de su escondite para dejar un fugaz beso en sus labios; se removió incómodo, estando al tanto de la mirada de JungKook sobre él.

─ La chica estaba afuera, aseguraba ser su novia para que la dejaran entrar. ─ explicó Hwan, poniéndose de pie ─ No sabía que usted tenía pareja, joven TaeHyung.

─ No, ella no es...

─ Fueron muy groseros, no me permitían verte. ─ cortó la menor. Abultando sus labios en un puchero ─ Estuve llamando a la señora Kim para que lo confirmara, pero ella nunca respondió.

─ Por algo habrá sido. ─ respondió JungKook, hostilmente. Todos en la sala voltearon a verlo, sin embargo, TaeHyung fue el único que lo fulminó; éste ni siquiera se inmutó, permaneciendo en una postura desinteresada. Su atención puesta en los documentos que Oliver le había entregado.

O eso quería aparentar, pues, desde que TaeHyung había hecho presencia; no había evitado estar pendiente de su conversación.

─ ¿Quién e...

─ No es nadie. ─ se apresuró a responder, dejando a la menor con la palabra en la boca. JungKook le regaló una mirada plana ─ ¿Qué haces aquí, JiHyo? ─ cuestionó.

─ Perdóname por no haber venido antes, cuando supe lo que pasó... Mhm ─ la chica se apartó levemente, mostrándose cohibida y ligeramente avergonzada. TaeHyung la miró curioso ─, no supe cómo reaccionar. Estuve algo dudativa, pero recordé todas esas veces en que me hablaste sobre tu padrastro y quise ponerme en tu lugar... Y-yo no sabía hasta qué grado podía llegar ese hombre, pero no te juzgo. ─ el mayor entreabrió sus labios, dispuesto a hablar. Sin embargo, la peli-gris llevó su indice hasta sus belfos, impidiendo que lo hiciera ─ Hablé con mi mamá, ella me dijo que eras un chico muy valiente por haber hecho eso por tu madre. Quizás eso me tranquilizó un poco y me hizo recapacitar.

─ Hey, tranquila. ─ siseó el rubio, dejando una sutil caricia en su rostro. La menor se inclinó ante el contacto ─ No tienes que explicarme. ─ sonrió ligeramente ─ Aunque no entiendo qué haces aquí... ── y tan pronto como aquellos ojos lo escrutaron con cariño, esa flama se fue perdiendo hasta que la tristeza bañó sus facciones ─, espera, no me malinterpretes. Lo que quise decir es...

─ Lo sé, Tae. ─ jubiló, cortando al rubio ─ Sólo me consideras una amiga con ciertos beneficios, pero eso no significa que yo olvidé lo que siento por ti. Quería saber que estabas bien, ya sabes.

─ JiHyo.

─ No quiero interrumpir, pero me veo en la necesidad de hacerlo. ─ TaeHyung alzó su vista, encontrándose con Hwan. Éste lo observó desde un costado.

─ ¿Encontró lo que le dije? ─ inquirió el menor, recibiendo una inclinación afirmativa ─ JiHyo, te agradezco mucho por haber venido, pero... ─ la chica asintió, forzando una sonrisa ─ Podrías venir la próxima semana, solo si quieres.

─ Claro, nos veremos entonces. ─ TaeHyung no impidió el casto beso que cayó sobre sus labios, aún cuando sentía la intensa mirada de JungKook sobre él. Lo miró por el rabillo del ojo, percibiendo cómo sujetaba los papeles en sus manos, ejerciendo fuerza innecesaria sobre ellos ─ Cuídate mucho, ¿sí? Me saludas a tu madre.

TaeHyung asintió, evitando tocar el tema de su madre desaparecida. No era algo que JiHyo debería saber, y que tampoco le contaría.

─ Por supuesto, yo lo hago.

¡Hey! ¿Que tal? Tengo noticias, hay nueva adaptación en mi perfil, pasen a leerla ;)

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