⭓ 014. ▎ capítulo catorce.
TaeHyung ascendió al pasillo sur, sintiendo la pesada incertidumbre y desconfianza carcomerle sus confusos pensamientos. Intentaba comprender y formular coherentes respuestas al montículo de dudas que, debido al gran peso de información y coyunturas en las que se vio envuelto en los últimos días, le trajeron un irritable dolor de cabeza.
Y ahora debía asimilar que HoSeok probablemente lo había engañado. No lo entendía. Intentaba encontrar una justificación lo suficientemente verosímil para sentarse tranquilo y no romperse en demasía la cabeza con un tema que seguramente no tenía un trasfondo que descifrar. Ni siquiera debía importarle, ellos no eran amigos, no eran colegas que se sentaban a tomar el té y contar anécdotas sobre su vida.
HoSeok no tenía la obligación de ser completamente sincero con él.
Y TaeHyung lo sabía. Pero aún así no podía evitar sentirse molesto con el pelinaranja.
Él no lo obligó a acercarse días atrás e intentar crear una charla amistosa, lo había hecho a voluntad propia. Tampoco le pidió ser amable y considerado, sin embargo, lo hizo.
Se detuvo desconcertado cuando su hombro fue sutilmente rozado, abrió sus labios con intención de disculparse, sin embargo, cuando se encontró con el rostro ajeno y percibió la sonrisa tímida que se ceñía en los labios carmín del contrario; provocó que TaeHyung agachara por un momento su cabeza, inhalando vigorosamente.
─ HoSeok. ─ aludió el menor, buscando nuevamente su mirada. Sus dedos iniciaron un juego previo entre sí, mordiéndose el interior de su mejilla para no suturarlo de preguntas.
─ Hey, Kim. ─ devolvió. Un ademán de cabeza fue lo único que emitió, rehuyendo de los ojos curiosos que impertinentemente lo observaban.
─ Te estuve buscando. ─ dijo, rascando su nuca, incomodo. El pelinaranja abrió sus ojos, soltando una risa nerviosa ─ No estabas.
─ Sí, bueno... ─ el pálido se contoneó de adelante, hacia atrás, ojeando fugazmente el rostro casto del menor ─ estaba en los comedores.
TaeHyung negó, avizorando febrilmente a su alrededor. HoSeok prensó sus labios, entrelazando sus manos detrás de su cuerpo, el menor lo examinó descaradamente, alineando una mueca nubla en sus facciones.
─ Pero ahí estaba. ─ concluyó, mirándolo apaciblemente. TaeHyung entreabrió sus labios, dispuesto a cuestionarlo, su rostro crispado delató sus nuevas intenciones. Sin embargo, HoSeok lo percibió, adelantándose ─ ¿Para qué me buscabas?
El rubio frunció sus cejas, pero pese a ello, decidió no hostigarlo. Al menos no por ahora. Había algo más importante que debía tratar con HoSeok en ese momento, probablemente era su única oportunidad para liberarse del peso que YoonGi le había puesto encima, la muerte del bibliotecario.
─ Necesito que declares lo que viste en las duchas. ─ pidió, dando un paso hacia adelante. HoSeok se reincorporó, retrocediendo.
─ Dijiste que lo olvidarías ─ respondió el mayor, alzando una ceja ─, supuse que debía hacer lo mismo. Lo que sucedió ahí, ya no me concierne.
─ No lo entiendes, YoonGi me plantó el arma y...
─ Sé lo que sucedió, corren rápido los rumores. ─ cortó toscamente, estirando una mano en dirección al menor para que éste no se acercara ─ Lo siento, no puedo hacer algo así.
─ ¿Por qué? No es necesario que lo grites, incluso puedes escribir una carta anónima. ─ HoSeok negó ─ ¿Qué pas...
─ Lamento que estés envuelto en una situación como esta, Kim. ─ dijo, soltando un suspiro pesado. TaeHyung abrazó su labio inferior, desconcertado ─ Pero debes abrir los ojos, estás en prisión. ─ el pelinaranja hizo un ademán con sus manos, pasmando su punto con evidencia ─ Aquí hay más mentes retorcidas y desequilibradas que con un poco de coherencia, harán cualquier cosa por joderte. Y sino lo logran a la primera, seguirán intentando hasta que termines igual, o más demente que ellos.
─ ¿Adónde quieres llegar? ─ cuestionó el menor, percibiendo la chispa oscura que se asentó en los ojos pardos del mayor. Aquella que había visto en el patio, y de la que, de nuevo era receptor.
─ No puedo ayudarte, lo siento. ─ respondió ─ Aún si pudiera hacerlo, es contra las reglas, no puedo inmiscuirme en un conflicto de reos.
─ Esto no es una pelea, tú...
─ Por supuesto que lo es. ─ interrumpió, senil ─ Si alguien de aquí puso los ojos sobre ti, yo no puedo involucrarme o estaría interviniendo. La única manera de que eso termine, es que lo asesines, o que él lo haga primero.
─ Piénsalo un poco, por favor. ─ insistió el rubio, acercándose un par de pasos a HoSeok, éste retrocedió una vez más ─ No tienes que exponerte, podemos intenta...
─ De cualquier forma, ellos se enterarán.
─ Pero...
─ Lo lamento. ─ el pelinaranja palmeó su hombro, intentando reconfortarlo. TaeHyung lo observó de reojo cuando le pasó por un lado, caminando en sentido contrario. Negó, surcando sus cejas; volviéndose hacia el pelinaranja para sostenerlo con energía del brazo.
Era consciente de que HoSeok podría negarse, era algo que ya había considerado. Sin embargo, el cólera que lo invadió tan pronto como éste lo había rechazado, le devolvió la cortina de preguntas aun sin respuesta. No sabía cuánto tiempo transcurriría hasta la próxima vez en que lo volvería a ver por ahí, quizás empezaría a evitarlo como plaga; así no terminaría por fastidiarlo con intentos miserables para que lo pensara una vez más.
Era algo que TaeHyung haría.
─ ¿Por qué mierda me mentiste? ─ vociferó en alto. El mayor se giró a verlo, consternado.
─ ¿A qué te refiere...
─ No te hagas el imbécil, fui a buscarte en todos lados. ─ declaró. Una mueca se asentó en sus labios ─ Como no te encontré, fui directamente a tu módulo ─ recalcó la última frase con sorna ─, porque me dijiste que eres del X-18, ¿No es así?
─ No te mentí. ─ respondió el contrario, observando discretamente la pinza que se ceñía a su muñeca.
─ No hay ningún Jung HoSeok en esa sección. ─ exclamó. Sus ojos se abrieron poco después ─ ¿O es que ese no es tu nombre? ─ volvió a cuestionar. El mayor alzó su mirada por encima del hombro contrario, mordiendo levemente su labio inferior.
─ Tengo que irme. ─ fue su única respuesta.
─ ¿No me vas a responder? ─ inquirió, persistente. HoSeok sujetó su mano, halando de ella para que éste lo soltara. TaeHyung no mostró resistencia, liberando su brazo.
─ Hablamos luego.
TaeHyung frunció sus labios, luchando internamente por no volver a sostener el brazo del más bajo y estamparlo contra la pared, apresar el cuello de su camisa y obligarlo a responder todas sus dudas. Él merecía entender cuál había sido su excusa para no decirle la verdad.
Y cuando estuvo a punto de volver a retenerlo, una voz lo hizo girar; haciéndolo discernir de sus acciones. Intentó mostrar una sonrisa al pelirrojo, sabiendo de antemano que había resultado un fracaso total cuando éste curvó sus cejas en una mueca curiosa.
─ Kim, ¿Vienes a ver a JiMin?
─ ¿Hm? ─ inquirió, despistado. Hyun blanqueó sus ojos, sujetando su hombro ─ ¿Qué dijiste?
─ Que si pasas a ver cómo sigue Park. ─ repitió, apacible. TaeHyung asintió ligeramente.
─ Oh, sí. ─ el pelirrojo sonrió ─ ¿Estabas con él?
─ En realidad no, JungKook me dejo un paquete en el matadero, ya sabes. ─ el rostro del menor se desfiguró ante la referencia del lugar.
─ ¿Por qué permites que Jeon te haga hacer algo así? ─ inquirió, turbado. Hyun se encogió de hombros.
—Bueno... ─ sostuvo la polera del menor, ajustándola distraídamente ─, son ellos, o soy yo.
─ Pero, ¿No te sientes mal por dañar a otras personas? ─ Hyun detuvo sus movimientos por un par de segundos, mirando lejanamente el rostro del rubio. TaeHyung se mantuvo quieto, esperando una respuesta.
—No.
TaeHyung golpeó un par de veces la lámina con sus nudillos, asomando levemente su rostro por el espacio entreabierto; no obteniendo respuesta. Sus ojos se abrieron en sorpresa cuando su audición se agudizó, recibiendo directamente los sonidos que invadían la helada enfermería. Percibió las voces lejanas e inciertas que se transmitían con palpable interferencia, reconociendo que provenían del radio de SeokJin, aquel viejo artefacto que lo mantuvo escasamente entretenido cuando estuvo internado.
Sin embargo, no fue eso lo que llamó su atención, sino el monitor cardíaco que emitía un molesto sonido como en las películas.
Aquel que sentenciaba tu vida de la muerte.
TaeHyung empujó la puerta, permitiéndose introducir más de la mitad de su anatomía en el mediano espacio, avanzando en rápidas zancadas hasta el otro lado de la camilla; ahora adornada por una enorme cortina azul celeste. Haló de ella con vehemencia, asomando su rostro invadido de pavor ante la idea que cruzó su mente con agobiante malestar.
─ ¿JiMin? ─ llamó en un murmullo, soltando el aire de sus pulmones cuando encontró el colchón vacío. La ropa de cama estaba desarreglada, casi tirada sobre las baldosas. Gravitó con su mirada el lugar, siendo consciente de la ausencia de SeokJin. ─ ¿Dónde demonio...
Escuchó un fuerte estruendo, posteriormente, una puerta siendo abierta detrás suyo. TaeHyung giró rápidamente, encontrándose con JiMin sosteniéndose del castaño, éste lo ayudaba a caminar con pequeños brincos. Ambos hombres alzaron su mirada hacia el rubio, levemente consternados por su presencia.
─ Kim. ─ saludó SeokJin, haciendo un pequeño ademán en su dirección.
─ ¿Qué tal? ─ respondió TaeHyung, acercándose. JiMin se impulsó bruscamente hacia atrás cuando el menor mostró intenciones de tomarlo del brazo para ayudarlo ─ Oh.
─ Lo siento, es que... ─ el chico de cabellos dorados escondió su rostro entre sus hombros, avergonzado.
─ No, no, tranquilo. ─ se apresuró a negar, retrocediendo ─ Fue estúpido de mi parte, lo lamento.
─ ¿Qué te trajo por aquí, Kim? ─ cuestionó el mayor, palmeando ligeramente la espalda del contrario para indicarle que avanzara.
TaeHyung se quedó en silencio, observando a ambos hombres con tutela. JiMin soltó un quejido adolorido cuando el castaño lo apoyó contra el borde de la camilla, levantando una de sus piernas; ayudándolo a subir.
─ Venía a ver cómo estaba JiMin. ─ dijo poco después. El aludido lo volteó a ver, halando levemente de la manta para cubrir su cuerpo ─ Puedo venir lueg...
─ No es necesario, aprovecháremos tu visita. ─ aseguró SeokJin, removiendo cuidadosamente la bata del pecho de JiMin ─ ¿Puedes pasarme un paquete de parches? Están en mi escritorio.
TaeHyung asintió, rodeando la cortina y perdiéndose detrás de esta. Caminó hasta el enorme bufete, abriendo los cajones de uno en uno, removiendo papeles y lapiceros; encontrando algunos libros. Abrió sus labios, preparándose para informar a SeokJin que en aquellas gavetas no estaban los parches que le había pedido, sin embargo, aún debía revisar el último gabinete de la derecha. Tiró de la manilla en su dirección, abriendo completamente el enorme cajón.
Una sonrisa se ciñó en sus labios al encontrar el pequeño paquete azul con tan solo abrir la gaveta, tomándolo en su mano y poniéndose de pie, empujando levemente para cerrarlo una vez más. No obstante, cuando este estuvo casi cerrado por completo, alcanzó a percibir la mitad de un rostro sobresalir de un marco dorado; llamando su atención. Dio una rápida ojeada en dirección de la camilla, escuchando lejanamente los murmullos de ambos hombres.
Mordió su labio, sintiendo sus dedos picar por tomar el cuadro y verlo fugazmente. Sabía que estaba corrompiendo la privacidad del mayor, pero pese a ello, la curiosidad pudo más con su raciocinio y terminó por dejar el paquete sobre la plana base del escritorio. Cogió el portarretrato entre sus dedos, revelando el rostro oculto por el vidrio; sus facciones se desfiguraron tan pronto como reconoció aquellos rasgos, sosteniendo con fuerza la lámina.
─ ¿HoSeok...?
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