⭓ 010. ▎ capítulo diez.
JungKook observó al hombre con sosegada serenidad. Sus dedos estaban entrelazados detrás de su cuerpo mientras deambulaba erguido alrededor del castaño, su entrecejo estaba ligeramente encorvado en tediosa antipatía. Hyun lo veía desde la distancia, sentado sobre una de las tantas gradas del almacén con parsimonia y prudencia. Este era un escenario al cual ya se encontraba extremadamente acostumbrado, el pelinegro evaluando las acciones del agresor en completo silencio, debatiendo consigo mismo sobre cuál sería el reprendimiento merecido; estudiando sus opciones a través de las contrarias.
─ Creí que después de nuestro último encuentro, habrías aprendido a mantener la polla dentro de tus pantalones, Dominik.
Expresó JungKook, deteniéndose después de largos minutos. El castaño lo miró suplicante, luchando inútilmente con las cuerdas que lo sujetaban desde sus muñecas y tobillos, manteniendo su anatomía desnuda contra la silla.
─ Por favor, yo no quise... ─ el pelinegro negó reiteradas veces, acercándose a él con una expresión condescendiente.
Envolvió sus manos en el semblante tembloroso con suavidad y delicadeza, dejándose caer sobre su rodilla frente a él.
─ Sh... ─ siseó, examinándolo con exagerada cortesía. Posteriormente acarició ambas mejillas con las yemas de sus pulgares ─Por supuesto que no quisiste, lo entiendo.
Dominik asintió con los ojos acuosos, respirando entrecortadamente cuando JungKook corrió los mechones rebeldes de su rostro.
─ Así como JiMin tampoco quería.
Las facciones del pelinegro se desfiguraron tan pronto como las palabras abandonaron sus labios, liberando con evidente desprecio el mentón del contrario, provocando que éste se tambaleara hacia un costado y rechinara sus dientes en una expresión de dolor. JungKook no parpadeó cuando empuñó la navaja que antes estuvo enfundada en el bolsillo de su pantalón y asió con energía el falo del castaño, amputando la carne como si de cortar una fruta se tratase; ignorando la salpicadura de sangre que brotó con fuerza hacia su rostro.
Absorbió complacido el grito por parte del hombre, ladeando su cabeza y cerrando los ojos como si aquel hubiese sido la más hermosa melodía que sus oídos escucharon alguna vez.
De pronto el silencio los rodeó una vez más, JungKook abrió los ojos y sonrió malicioso cuando percibió que el castaño había caído inconsciente. Se levantó del suelo segundos más tarde, haciendo un ademán al par de hombres detrás de él, éstos aparecieron a sus costados rápidamente con un par de baldes llenos de agua; echándola sobre Dominik cuando el pelinegro lo indicó.
El aludido brincó, abriendo sus ojos y cerrándolos una y otra vez mientras tosía exageradamente. La acuosidad de sus lágrimas y plasma mezclándose con el agua, los sollozos inundaron la estancia, siendo cada más fuertes con el pasar de los minutos.
─ ¿Sabes? ─ inició el pelinegro ─ Realmente me encantaría quedarme, pero verte por aquí una segunda vez no es tan satisfactorio como debería. Mucho menos para una miserable mierda como lo eres tú, no vale la pena que pierda el tiempo castigándote por algo que tus impulsos más primitivos y enfermos te llevarán a cometer lo mismo una y otra vez. Por esto de aquí... mírame ─JungKook extendió la extremidad amputada hacia el castaño. Éste lo miró atropellado, aún soltando lamentos de dolor e implorando por clemencia ─, ya no debes preocuparte. Pero créeme que no soy tan inhumano como para dejarte así, después de esto serás libre.
Un murmulló hermético salió de los labios morados de Dominik, JungKook se acercó a él una vez más. Soltó el miembro, dejándolo caer contra la húmeda madera tapizada de sangre y agua.
─ Sin embargo, la libertad a veces tiene un precio demasiado alto. ─ el pelinegro rodeó la silla, acariciando el cuello del castaño con sosegada ternura ─ Un precio que yo no me encargaré de recibir.
Los labios de Hyun se ampliaron en sorpresa cuando JungKook cerró el filo en la garganta del castaño y las cascadas de sangre brotaron sin reparo alguno. El hombre gimoteó con dificultad, sus ojos estaban exageradamente abiertos y sus pupilas dilatadas. Su rostro pintándose de extrema palidez cuando el pelinegro soltó la carne y se alejó dándole la espalda, permitiendo que se desangrara.
JungKook asió en su bolsillo, sacando un pañuelo segundos más tarde. Limpió su rostro y posteriormente la navaja, deshaciéndose de la viscosa sustancia.
─ ¿JungKook? ─ aludió el pelirrojo, acercándose a él a pasos lentos. Aún observando discretamente la masa reposada sobre la silla.
─ Era su segunda advertencia. ─ argumentó el mayor, limpiando con dedicación y placidez el artefacto ─ No tengo cabeza para estarme preocupando por mierdas como esas.
─ No creí que lo matarías. ─ manifestó, pasmado.
─ Será mejor que vayas a ver cómo sigue JiMin ─ eludió con desdén ─, yo iré a buscar a YoonGi, aún no sabe lo que le sucedió a su mascota. ─ Hyun asintió levemente, no queriendo persuadir a JungKook para que se molestara. Girándose hacia la puerta del almacén sin responder ─ Vístanlo y llévenlo de vuelta a su celda, procuren que parezca que lo han asesinado por la noche. Más tarde se encargará NamJoon de lo demás.
Demandó JungKook a ambos hombres, éstos asintieron tan pronto como les llegó la orden, aproximándose a la masa sin vida en el centro del almacén.
La enorme lámina cerrándose a sus espaldas.
TaeHyung se escabulló agitado. Esperó a que su respiración se acompasara con el latir errático de su corazón, inhalando con energía cuando depositó el peso de su anatomía sobre sus rodillas, con la espalda encorvada y la cabeza escondida entre sus largos brazos; los rebeldes cabellos mojados aún goteando de vez en cuando. Abrió sus labios, humedeciéndolos con el musculo cálido de su cavidad.
Habían sido tan solo unos minutos, sin embargo, en todo el transcurso de su furtiva huida; no pudo evitar dejar de respirar. Sus pulmones ahora reprochaban su inconsciente acto de mediocre supervivencia, presentía que ante cualquier miserable ruido, por más bajo que fuese, alertaría al pálido azabache y todo el esfuerzo ─ tanto de HoSeok, como el suyo ─ terminaría por irse a la mierda.
Asió con vigor la toalla, ajustándola a su cadera para que no cayera al suelo y lo dejase expuesto. Y no fue hasta ese momento en que los cables de su cabeza se conectaron, haciéndolo recuperar la cordura de que, en definitiva, él estaba semi-desnudo en el corredor de la prisión.
De cierta manera agradecía la penumbra, sin embargo, la tenue luz al fondo del pasillo permitía escasamente que su figura se retratara con normalidad ante los ojos ajenos. Se volvió hacia las puertas cohibido, carraspeando su garganta.
─ HoSeo...
─ Debes tener unos testículos enormes debajo de esa falda como para estar aquí, Kim.
TaeHyung saltó sorprendido cuando la voz del pelinegro inundó su audición, haciéndolo enmudecer. Sintió sus piernas temblar y su complexión erguirse de manera inconsciente, a pesar de no ver el rostro de JungKook, podía percibir como éste se acercaba a pasos lentos hasta detenerse detrás de él; la cálida respiración chocaba contra su nuca, provocando que su cuerpo no reaccionara y su racionalidad se perdiera en algún punto lejano. Había olvidado por qué se encontraba ahí, y qué es lo que estaba buscando.
Y cuando las calientes palmas del pelinegro se ciñeron en la fría carne de su bícep braquial, hasta su antebrazo; cerrándose en su muñeca. El rubio no pudo hacer nada más que inmovilizarse en el lugar que se encontraba, JungKook rio ligeramente antes de soltarlo, aún sin alejarse de él.
─ No es una falda. ─ carraspeó, respondiendo segundos más tarde. La risa nasal del pelinegro provocó que revolotearan los rebeldes mechones de la dorada melena húmeda, TaeHyung se agitó sutilmente.
─ Tienes razón, está un poco larga. ─ el menor enarcó una ceja, rotando levemente su rostro hacia el contrario ─ Es una vergüenza que esos bonitos muslos no sean admirados por ese estúpido uniforme, y ahora por esto.
TaeHyung se removió indignado cuando JungKook levantó ligeramente la tela de la toalla, dejando al descubierto la rellena piel lechosa. ─ Deja de verme las piernas como si fuera una mujer, maldito pervertido.
─ No es necesario que seas mujer para poder admitir que tu cuerpo es atractivo, mojigato. ─ expresó el pelinegro, TaeHyung se giró hacia él con los labios entreabiertos.
─ Estaría de más preguntar si eres homosexual, pero por favor, mantente lo más lejos y evita hacer ese tipo de comentarios, me es bastante incomodo.
─ ¿Estás insinuando que por haberte besado y saber reconocer la belleza de un hombre soy homosexual? ─ TaeHyung se encogió de hombros, asintiendo.
─ ¿Y no es así? Estás rodeado de hombres. ─ una sonrisa amarga se ciñó a los labios del mayor, negando escéptico.
─ Eres una calamidad, no sé ni siquiera por qué estoy hablando sobre esto contigo. ─ JungKook deslizó las palmas por sus facciones, disipando la irritación cuando se dio cuenta del rumbo que había tomado su conversación como si fuesen un par de críos debatiendo ─ Hazte a un lado, debo hablar con Min.
TaeHyung abrió sus ojos tan pronto como se aclaró su mente, devolviéndolo a la realidad en la cual se encontraba. Gravitó su mirada por el estrecho pasillo en busca de HoSeok, ¿No habían salido juntos? ¿En qué momento se habían separado?
─ Tengo prisa, pero no te confíes en que olvidaré que estuviste aquí. Estás rompiendo una de las reglas, Kim. ─ el rubio lo observó, suspicaz.
─ ¿Dónde está Ho...
TaeHyung se detuvo abruptamente, impidiendo que las palabras salieran de su boca.
Mencionar a HoSeok sería tan sencillo como lanzar carne fresca a un león, JungKook lo mandaría a buscar tan pronto como él le diese un indicio de que no estuvo solo en las duchas al pasar de la media noche. El pelinaranja lo había salvado de cometer una enorme estupidez, lo que menos podía hacer por él era guardar el secreto para sí mismo, y si el pelinegro quería reprenderlo, entonces estaría dispuesto a asumir la responsabilidad. Él no arrastraría a HoSeok consigo, se lo debía.
─ Kim. ─ TaeHyung lo miró desconcertado, parpadeando un par de veces. El pelinegro resopló, crispado ─ Quítate.
El rubio negó rápidamente.
─ No, no entres ahí, debemos buscar ayuda.
─ ¿De qué mierda estás habland...
─ YoonGi hirió a un hombre. Él está desangrándose, podría morir sino lo ayudamos. ─ soltó el más bajo. El rostro de JungKook se desfiguró tan pronto como las palabras del menor llegaron a sus oídos.
─ Quítate. ─ ordenó una vez más, el rubio negó nuevamente.
─ ¿No me estás escuchando? ─ cuestionó, airado.
─ No, ¿Tú no estás escuchando? Muévete de una jodida vez antes de que pierda la paciencia y te obligue a moverte. ─ amenazó, rompiendo la escasa distancia que los separaba. TaeHyung sintió la piel de su pecho arder ante la cercanía del contrario, asfixiándose se removió ligeramente. JungKook no esperó, chocando su hombro contra el de TaeHyung, provocando que éste se desestabilizara.
JungKook empujó el par de puertas con reciedumbre, siendo recibido por la luz de los vestidores. Caminó por el pequeño pasillo hasta las duchas con TaeHyung detrás, el característico sonido del agua chocando contra los azulejos los recibió, YoonGi se tallaba con serenidad sus extremidades como si acabase de regresar de un partido de fútbol y su única intención fuese retirar el sudor.
TaeHyung miró turbado hacia su alrededor, ¿Dónde estaba el hombre? ¿Qué había sucedido con el enorme charco de sangre?
─ Jeon, ¿sucede algo? ─cuestionó curioso el azabache, escrutando a JungKook y posteriormente a TaeHyung ─ Osito, qué regocijo volver a verte ─ el rubio percibió la descarada sonrisa dibujada en la comisura de sus labios, el pelinegro parecía estar inspeccionando el lugar discretamente, despistado a la mirada rabiosa que el rubio le lanzaba ─, creo que has olvidado algo por ahí.
YoonGi hizo un ademán cortes en dirección a una de las bancas, el menor miró sutilmente en dirección a donde el azabache le señaló, visualizando el uniforme que pulcramente se encontraba doblado como él lo había dejado.
TaeHyung contorsionó su rostro desconfiado, él estaba seguro de que no había alucinado, lo que antes presencio no pudo haber sido producto de su imaginación. HoSeok había visto lo mismo que él, y esa actitud socarrona y desafiante de YoonGi no podía mentir, él realmente estaba actuando como sino hubiese pasado absolutamente nada.
─ ¿Qué has hecho con el hombre que entró aquí contigo? ¿Dónde está? ─ inquirió el rubio, pasando de JungKook para escararse al azabache. El pelinegro se mantuvo en silencio, esperando una respuesta por parte de YoonGi, éste cerró la regadera mientras deslizaba la toalla por su rostro con parsimonia; sin inmutarse ante la atenta mirada de ambos hombres sobre su anatomía.
─ ¿Disculpa? ─ desentendido, preguntó. TaeHyung cerró sus puños, colerizado por la descarada indignación del más bajo ─ Te has confundido, he llegado solo. En todo caso, ¿No pasa ya de la media noche? ─JungKook asintió
─ ¿Qué hacías aquí, Kim? ¿Te has olvidado de las reglas?
─ No te hagas el imbécil. ─ vociferó, hostil ─ Has entrado junto al hombre del taller de lectura y lo has golpeado en la cabeza con una de las llaves después de... ─ TaeHyung selló sus labios con una mueca de asco ─ después de hacerte una felación.
─ ¿Hablas de Woo Ji-Ho? ─ YoonGi pareció pensar por un momento antes de continuar, una inocente sonrisa se ciñó a sus labios. El rubio oprimió su mandíbula, reteniendo el feroz impulso de acercarse al azabache y golpearlo en el rostro para que se dejara de estupideces de una vez por todas y admitiera lo que hizo ─ Ciertamente estoy bastante desconcertado, no sé de qué carajo me estás hablando.
─ Jeon, yo lo he visto. ─ TaeHyung miró al pelinegro, suplicante. JungKook lo observó por el rabillo del ojo antes de volver su atención al pálido con los labios prensados.
─ Y si lo has visto, ¿entonces dónde está? ─ cuestionó segundos más tarde. El rubio entreabrió los labios y los volvió cerrar sin saber qué decir, eso es lo que él también quería saber. Desvió su mirada de YoonGi, no soportando la chispa de burla que sus ojos le devolvían.
''He ganado.''
Sabía que le quería decir.
─ ¿Me estabas buscando, JungKook?
Preguntó el azabache con sincera curiosidad mientras se colocaba el uniforme, TaeHyung lo observó sin decir palabra alguna. Muy superficialmente esperaba obtener alguna pista que demostrara que el pálido verdaderamente acababa de cometer homicidio exactamente donde él se encontraba parado en ese preciso momento. Examinó las prendas del más bajo, era evidente que éste se había preparado para cubrir lo que había hecho, eso significaba que efectivamente había sido consciente de la presencia del rubio minutos atrás y, muy a pesar de que hubiese sido de aquella manera, no se molestó discernir de sus acciones; había asesinado a Ji-Ho frente a él sin importar que TaeHyung podía señalarlo.
Eso significaba que también se había percatado de que HoSeok había estado ahí, ¿No es así?
─ Violaron a JiMin.
TaeHyung abrió los ojos en grande cuando la declaración de JungKook llegó a sus oídos, ¿Había escuchado bien? ¿por qué lo decía tan sereno como sino tuviese importancia? YoonGi dejó de abrochar su camisa y lo miró atento.
─ ¿Qué dijis...
─ ¿Quién ha sido? ─ cuestionó el pálido, interrumpiendo a TaeHyung. Su parpado siendo empujado hacia abajo con disgusto.
─ Ya me encargué. ─ aseguró el pelinegro, encogiéndose de hombros. YoonGi asintió, sonriendo.
─ Puedo verlo, estás repleto. ─ señaló con un movimiento de cabeza que tanto JungKook, como TaeHyung, siguieron ─ Deberías tomar una ducha ahora que estás aquí.
El rubio lo miró sutilmente, preguntándose por qué demonios no había notado la sangre seca en las prendas del mayor con anterioridad. Se alejó unos cuantos pasos de él, fingiendo dirigirse hacia su ropa para colocársela.
─ Park está en la enfermería. ─respondió el pelinegro, evadiendo el comentario de YoonGi. Carraspeando le dedicó una discreta mirada al rubio antes de continuar ─ Hyun está con él.
─ Supongo que debería ir a verlo. ─ dijo el azabache, desinteresado. JungKook asintió, ojeando las duchas levemente antes de doblar sobre sus talones y dirigirse a la salida, siendo seguido por el pálido.
─ Mañana te quiero antes del almuerzo en mi celda, Kim. ─ demandó el pelinegro sin siquiera molestarse en verlo, TaeHyung colocándose la camisa por encima de su cabeza, tampoco se inmutó en responder.
Cuando YoonGi le pasó por un lado con intención de salir, el rubio lo sujetó con energía del brazo, enfrentándolo. El azabache siseó con una sonrisa altanera, provocando que TaeHyung rechinara sus dientes airado.
─ Podrás convencer a JungKook chupándole la polla para tenerlo enganchado a tus mierdas, pero a mí no intentes verme la cara de idiota. ─ profesó, desafiante ─ Sé perfectamente lo que vi, y no dudes en que se lo comentaré a NamJoon tan pronto como noten la ausencia de Woo y vengan a buscar un responsable. ─ amenazó.
─ ¿Ah, si? ¿y en qué consideras que eso podría afectarme? ─ preguntó, irónico— ¿has olvidado dónde estamos, osito? No tengo nada que perder. ─ el mayor se acercó al rubio, sujetando con vehemencia la parte posterior de su nuca; arrastrando su rostro lo más cerca que pudo. El más alto se removió intentando alejarse cuando sintió el aliento caliente del azabache contra su oído ─ Tengo cadena perpetua, ¿pero, y tú? ¿Cuántos años crees que te sumarán, y cuántos le darán a tu madre por haber cubierto el homicidio de tu niñera? ─ TaeHyung no respondió, su agarre poco a poco empezó a perder fuerza hasta que lo soltó por completo. YoonGi sonrió, mirando fugazmente como la mano del menor descendía hasta caer como pluma al costado de su cadera. Palmeó su hombro un par de veces antes de transitarle por un lado ─ Eso pensé.
TaeHyung se dejó caer contra el banco cuando el pálido lo liberó de su agarre y caminó hasta la salida. Dejando claro que había ganado por segunda vez, y en esta ocasión, él definitivamente no tenía preparada una defensa para contraatacar.
─ ¿Qué harás ahora? ─ preguntó HoSeok, apoyado contra los casilleros; el rubio ni siquiera alzó la mirada impresionado por su presencia. TaeHyung pareció pensarlo por unos minutos antes de buscar los ojos del pelinaranja y responder firme.
─ Olvidar lo que vi.
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