⭓ 008. ▎ capítulo ocho.
Todo el transcurso de semana había sido una completa calamidad. El cambio constante de temperatura que, de días en donde los vientos eran tan fríos y lluviosos, helando sus huesos hasta tal punto de hacerlo estremecerse y lloriquear en busca del calor que su cuerpo clamaba con vehemencia. Las paredes húmedas y extremadamente gélidas que lo abrazaban por la noche en aquella, para nada cómoda litera. Y sin mencionar los resortes que dolorosamente se oprimían contra la tibia piel de su cuerpo mientras intentaba cobijarse sobre esta.
TaeHyung desde niño había tenido un enorme problema con el frío, y no porque le llegase a desagradar, todo lo contrario. Él realmente amaba aquellos días. Los grandiosos recuerdos que la fría estación le había regalado incontables veces, sintiéndose acogido dentro de su hogar mientras veía alguna película con su madre y hermana. La armonía y tranquilidad con la que, entre risas, abrigos enormes y chocolatada; se recostaban sobre la cama de su madre como pequeños caracoles dentro de su caparazón y compartían tiempo juntos.
Sin embargo, este era un panorama completamente diferente. Él no estaba en casa.
Él estaba en prisión, aguantando las terribles ganas de usar el baño que producto al frío, lo habían invadido.
Y mientras se cuestionaba por qué demonios no había un sanitario dentro de su celda, como en todas las series y películas que alguna vez se consintió. Miró hacia la puerta con recelo. Quería levantarse e ir de una vez por todas al estúpido baño y volver antes de que alguien pudiera darse cuenta.
Se removió una y otra vez, cerrando los ojos y cubriéndose hasta el inicio del cabello con un fallido intento por conciliar el sueño hasta la mañana siguiente. Irritado se sentó sobre la cama.
─ Deja de moverte como cucaracha en tubería, maldita sea. ─ gruñó Hyun, adormilado.
TaeHyung formó un puchero en sus bonitos belfos cereza, asomándose hacia la litera de abajo con precaución. Y, a pesar de que el pelirrojo era una mancha negra debido a la oscuridad del reducido espacio, pudo proyectar en su cabeza la mueca que se habría dibujado en sus rosados labios.
─ Quiero ir al baño. ─ alegó el rubio.
─ Aguántate. ─ respondió ─Sabes que es contra las reglas usar las duchas al pasar la media noche.
─ Pero no iré a las duchas ─ corrigió ─, iré a los baños.
─ ¿Y dónde están los baños? ─ TaeHyung bufó ─ Duerme, anda.
─ Tan fácil como decirlo. ─ se quejó el menor, bajando de la litera con cuidado de no lastimarse ─ A ver, aguanta tú las ganas de usar el baño hasta las diez de la mañana.
─ Eso hago.
TaeHyung no respondió. A pasos torpes se dirigió hacia la puerta de la celda, abriéndola segundos más tarde. Hyun, quien se encontraba dormitando, abrió sus ojos de golpe, poniéndose de pie tan rápido como pudo.
─ ¿Qué carajo haces, Kim? ─ cuestionó en un susurro escolarizado, impidiéndole el paso al menor. TaeHyung frenó, quejándose cuando una punzada de dolor se instaló en su abdomen.
─ ¿No es obvio? ─ respondió en un murmullo.
─ Vuelve a la cama, no puedes salir.
TaeHyung encorvó sus labios, disgustado. ─ ¿Qué sucede contigo? ¿es que hay fantasmas?
El pelirrojo miró a la nada. Era consciente de que el rubio lo había dicho como un comentario burlón, sin embargo, su rostro se contrajo en una mueca. Quiso devolver el comentario de la misma manera, aligerar un poco el ambiente que tan silencioso se había convertido de un momento a otro. Escuchaba el latir errático del más alto, su respiración acompasada y, sabía que él esperaba una respuesta a pesar de no decirlo con palabras.
─ Algo parecido. ─ dijo, mecánicamente. Su voz convirtiéndose en un hilo tan fino y grácil.
Y habría preferido no decir aquello. No obstante, cuando TaeHyung no respondió y, en su lugar percibió que éste iba de regreso a la cama; pudo volver a respirar. Sintió su cuerpo soltar todo rastro de angustia y malestar que lo había invadido de repente.
─ Algo parecido... ─ repitió para sí mismo. Cerrando la puerta detrás de él y, tras titubear un par de segundos delante de la misma, giró sobre sus pies y se dirigió hasta su incómodo colchón que tantos años lo había acogido.
TaeHyung curioseaba en el ir y venir de los reos, sudorosos y agitados trotaban a la par de una pequeña pelota de baloncesto que iba de mano en mano con feroces pases. Escaló las enormes gradas con precaución, y, una vez consideró estar en una altura lo suficientemente adecuada para no perder de vista el partido que se había formado, se sentó. Removiéndose incómodo segundos más tarde cuando sintió humedad en su trasero.
─ Maldición. ─ bufó, poniéndose de pie cuando sus ojos viajaron hasta las escalinatas y advirtió lo mojadas que estas se encontraban.
Esa mañana no había sido diferente a días anteriores. El ambiente helado y fresco, chocaba ferozmente contra sus pálidas mejillas y el susurro del viento inundaba su audición con murmullos ininteligibles, pero que tampoco se había molestado en descifrar. Y, a pesar de que hubiese preferido quedarse dentro de la celda con un clima como ése, la necesidad de abandonar el reducido espacio, había sido más considerable.
Se sentía tan abrumado desde que SeokJin decidió darlo de alta, tan sofocado con las estrechas paredes de su celda desierta y lúgubre.
Tan jodidamente ansioso e impotente.
Y lo que más lograba irritarlo era que no tenía idea del por qué.
TaeHyung percibió por el rabillo del ojo como una figura se había detenido a un costado y, sin mostrarse particularmente interesado, sacó el conjunto superior de su uniforme y lo enredo en su cadera; tiritando cuando el viento aporreó directamente con la calidez de su pecho cubierto por el género de la delgada camisa blanca.
─ ¿Cómo has estado?
Desconcertado se volvió hacia aquella voz. El hombre miraba hacia adelante mientras cepillaba las cortas hebras de su cabello anaranjado con sus dígitos. Llevaba la playera sobre su hombro, dejando al descubierto el lampiño pecho lechoso y ligeramente trabajado.
Sintió frío de repente, ¿cómo era posible que actuara tan tranquilo cuando llevaba el torso descubierto? Lo miró con recelo, volviendo a sentarse sobre el amplio escalón.
─ ¿Disculpa? ─ cuestionó después, dando una rápida ojeada a su alrededor en busca de algún otro sujeto que probablemente no había notado antes. El rostro sonriente del pelinaranja se dirigió hacia él.
─ Sí, ¿Qué tal te sientes? ─ repitió. TaeHyung frunció su entrecejo, escéptico ─ La herida en tu abdomen, ya sabes, ahora eres la mascota de Jeon.
Pormenorizó. Los labios de TaeHyung abriéndose, sutilmente consternado.
─ ¿Cómo sabes sobre eso? ─ inquirió, suspicaz.
─ Bueno, porque yo estaba ahí cuando sucedió. ─ declaró, soltando una risa ligera.
─ Oh... ─ Pronunció, lacónicamente. Sus ojos abandonando los opacos del contrario, mostrándose desinteresado en la conversación del hombre desconocido.
TaeHyung era consciente de que el sujeto se había acercado con la intención de crear un diálogo amistoso con él, lo notaba en su rostro optimista y reluciente. Sin embargo, ese día se sentía especialmente desconectado a todo lo que le rodeaba. La esquivez que derrochaba su deteriorado cuerpo era tan palpable que inclusive Hyun se había abstenido a mantener una conversación en el desayuno. Y, aunque estaba agradecido con el pelirrojo por no haber insistido en crear una charla forzada; no pudo evitar sentirse aislado y vacío cuando éste abandonó la mesa y había desaparecido de los comedores sin siquiera despedirse.
─ Lo siento, fui descortés. ─ Dijo segundos más tarde ─ Soy Jung HoSeok, de la sección X18. ─ el rubio lo miró etéreo, aún sin responder ─ Puede que te parezca extraño que llegue de la nada e intente tener una especie de conversación contigo, créeme que me sentiría igual si estuviese en tu lugar. Sin embargo, todo se reduce a que estuve jugando por allá ─ HoSeok señaló hacia las masas andantes que, entre empujones y gruñidos, jugaban fútbol en la cancha más amplía ─, hace una terna de minutos y te he visto solo aquí, así que he decidido hacerte compañía ─ una sonrisa se ciñó en sus labios ─, claro que si te sientes incómodo, puedo alejarme.
TaeHyung permaneció en silencio por un par de minutos, y, cuando percibió cómo el hombre al lado suyo se removía tomando su mudez como respuesta; se volvió hacia él.
─ Kim TaeHyung, área Y19. ─ respondió, superficialmente. HoSeok sonrió una vez más.
Fue entonces que el rubio se permitió observar el rostro del pelinaranja con perspicacia. No le importaba realmente si el contrario se daba cuenta de que ahora lo examinaba como si fuese a descifrar sus intenciones a través de su para nada disimulado estudio hacia él. Y éste tampoco mostró resistencia o incomodidad, en cambio se mantuvo inmóvil; dándole un permiso silencioso para que lo mirara.
Sus ojos eran opacos, percibía la carencia de vida y brillo en los castaños del más bajo; tan deplorables y afligidos. No obstante, a diferencia de sus ojos, su sonrisa era un contraste extremadamente distintivo y admirable. Era la sonrisa más bonita que había visto, las relucientes perlas blancas y los hoyuelos que abultaban sus rellenas mejillas pálidas; sin contar con sus bonitos labios en forma de corazón, las comisuras siendo tan pronunciadas, dándole una apariencia tierna. ¿Y su nariz? Tan correcta y fina en ese rostro encantador.
Sin embargo, cuando su mirada descendió. No pudo evitar notar el cúmulo de cicatrices que adornaban su torso en distintas zonas y direcciones, pero había una en particular que llamaba su atención. Una que aún permanecía tan visible y sugerente en el centro de su pecho, levemente hacia la izquierda. No era un experto en medicina, tampoco veía realmente necesario tener un posgrado para darse cuenta de que aquella puñalada había sido intencionalmente dirigida hacia el corazón.
─ Lo sé.
Y a pesar de que TaeHyung oprimió sus labios en una clara mueca de desconcierto, decidió no cuestionar, a esas alturas ya ni siquiera era consciente de qué le estaba asegurando.
─ Así que... ─ dijo el rubio, intentando desviar la atención de sus propias dudas que empezaban a crearse sin reparo en su cabeza ─ ¿X18?
─ Correcto. ─ afirmó el pelinaranja, tomando asiento. TaeHyung le dio una ojeada, preguntándose si debería advertirle sobre la humedad de las gradas o simplemente esperar a que él mismo se diese cuenta. Pero cuando HoSeok no se inmutó, decidió ignorar su caritativa intención y limitarse a observar el partido de enfrente.
─ ¿Qué hay ahí? Quiero decir, ¿qué delito debes cometer para que te asignen ese modulo?
─ Supongo que ser más inteligente que el gobierno.
TaeHyung se incorporó, sentándose recto. Sus ojos abriéndose hacia él con sorpresa y diversión.
─ ¿Eres hacker? ─ cuestionó. Una sonrisa se dibujó en sus labios y, cuando HoSeok se dio cuenta de eso, asintió devolviendo el gesto con simpatía ─ No lo puedo creer, creí que era un chiste local eso de anonymous.
─ ¿Quién? ─ desconcertado, enarcó una ceja. TaeHyung rió.
─ ¿No lo conoces? ¿cuánto tiempo llevas encerrado? ─ inquirió. No esperando respuesta por parte del contrario, continúo ─ No sabría cómo explicarte. Se podría resumir en que era una especie de grupo hacker-activista que iba soltando información confidencial y auténtica sobre el gobierno. Todo esto fue el año pasado, se creó una enorme revolución entre los internautas que apoyaban a la organización, así como ese grupo de personas que los consideraban calumniadores.
─ Suena un poco a película americana, en realidad.
─ Ni que lo digas, terminó siendo el centro de diversión por todo el año del dos mil veinte. ─ Seok soltó una risa cuando TaeHyung frunció sus cejas con desagrado ─ Llegó un punto en que dejó de causarme gracia, simplemente me aburrió ver lo mismo por todos lados. ¿Se supone que debería considerarse un tema serio? ─ el pelinaranja se encogió de hombros, sonriendo.
─ Pues a diferencia de esos hacker's, te puedo asegurar que yo no lo hacía con la intención de conocer los movimientos ultra-secretos del gobierno, eso me importa una mierda. ─ puntualizó. TaeHyung lo observó, invitándolo silenciosamente a que le dijera algo más ─ Lo hacía por diversión, cuando estaba aburrido en casa y no tenía idea de qué hacer. No es tan complicado como parece, si te enfocaras o siquiera lo intentaras, probablemente podrías hacerlo incluso tú.
─ Tal vez para ti, eres un dotado. ─ corrigió el rubio ─ Yo soy un estudiante común y corriente en la carrera de publicidad, no gozo de inteligencia artificial como tú, pequeño Siri. ─ HoSeok volvió a reír, blanqueando sus ojos mientras negaba ─ Oye. ─ llamó, atrayendo la atención del pelinaranja ─ No es por nada, pero, ¿No tienes frío? Vas por ahí con el pecho al aire y yo me estoy cagando de frío aún con la polera encima.
─ En realidad no, estoy bien. ─ TaeHyung formó un puchero ante su respuesta ─ ¿Qué pasa? ¿es tan increíble que no este llorando de frío?
─ Después de tantas cicatrices, supongo que no lo es. ─ respondió el rubio, devolviendo su atención hacia el grupo de presos. No pudo evitar bufar cuando notó que estos habían iniciado una discusión entre ellos. NamJoon acercándose junto a otro par de guardias para calmarlos ─ Si soportaste el dolor que estas te debieron dejar, que estés vivo es un milagro. El clima seguramente es algo insignificante para ti.
Curioso miró al contrario. Éste lo observaba con los labios prensados y una neblina de ira que sabía no era dirigida a él. TaeHyung se acercó un poco con la intención de tomar su brazo para traerlo de vuelta a la realidad, sin embargo, HoSeok impulso su cuerpo hacia atrás como si las manos del rubio le quemaran.
─ Lo siento, me tomaste por sorpresa. ─ se disculpó con media sonrisa. TaeHyung asintió, cauteloso.
─ No te disculpes, metí mis narices donde no debía. En todo caso, quien debe disculparse soy yo. ─ el pelinaranja negó.
─ Todos aquí tenemos cicatrices que nunca terminan de sanar, ¿No crees? ─ dijo, poniéndose de pie bajo la atenta mirada del rubio ─ Esta es la mía. ─ TaeHyung observó cómo el contrario llevaba su mano hasta la altura de su pecho y cubría por encima de la piel. La cicatriz perdiéndose detrás.
─ ¿A-así fue que te seleccionaron como mascota?
TaeHyung titubeó en pronunciar las palabras, no estaba seguro de cuán molesto podría resultar para HoSeok. Después de todo, el chico había tenido la intención de acercarse para tener una efusiva charla amistosa, él mismo lo había dicho minutos atrás. Su intención era únicamente que no se sintiera solo en un lugar como ese, pero a pesar de ello, la curiosidad del rubio siempre terminaba por ganarle y salir sin filtro alguno de su boca.
Y cuando el pelinaranja tardó en responder, comprendió que había concluido su conversación. Entendía perfectamente si HoSeok decidía irse, desde su reacción anterior, TaeHyung habría previsto que era un tema que le molestaba al más bajo; a pesar de eso, había intentado no mostrarse grosero, e incluso se había disculpado con él aún cuando no debía hacerlo.
─ No, esta no es. ─ dijo, minutos después. Tomando asiento nuevamente ─ Por suerte fue en uno de mis muslos, ya ni siquiera se nota.
─ ¿Te importa si pregunto quién te marcó? ─ HoSeok se encogió de hombros, negando.
─ Ya no le pertenezco a nadie, ahora soy libre.
─ ¿Hay manera de deshacerte de esa estupidez? ─ preguntó, optimista.
─ Sí la hay. ─ aseguró.
─ ¿Cuál es? ─ el pelinaranja se quedó en silencio una vez más, mirando hacia el frente con cautela.
─ Uno de los dos debe morir.
TaeHyung lo observó, esperando percibir burla en sus palabras, cualquier cosa que le devolviera la ilusión de poder deshacerse del idiota de JungKook. Porque si de algo estaba seguro, era de que entre el pelinegro y él, quien dejaría de respirar primero, no sería Jeon precisamente.
─ ¿Lo dices en serio? ─ inquirió, obteniendo un asentimiento por parte del contrario ─ Así que, ése hombre murió...
HoSeok no negó, tampoco asintió o siquiera murmuró. Sin embargo, considerando que tenía al pelinaranja a un costado, tampoco habría que romperse demasiado la cabeza para obtener una respuesta. Era evidente quién de los dos había dejado de respirar.
TaeHyung miró hacia delante, notando cómo aún intentaban detener a la ola de reos que, con gritos, insultos y empujones, se enfrentaban a la autoridad de la prisión. Advirtiendo a lo lejos que unos cabellos rubios y revueltos se acercaban a ellos con tranquilidad.
─ Oh, es JiMin. ─ señaló, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del más bajo ─ ¿Te vas? ─ cuestionó al notar que Seok se ponía de pie, afirmando la camisa en su hombro.
─ Debo cumplir con las tareas que he estado retrasando. Te veré luego, Tae. ─ el rubio asintió con media sonrisa ─ Fue un gusto haber hablado contigo, eres tan interesante como me habían comentado.
TaeHyung no alcanzó a responder. El pelinaranja se apresuró a bajar las gradas con rápidas zancadas y se había perdido, escabulléndose debajo de las mismas.
─ ¡Hey, Kim! ¿Qué haces solo por acá? ─ JiMin gritó desde abajo, agitando sus manos en dirección al rubio. Éste lo miró embozando una ligera sonrisa ─ ¿con quién hablabas?
─ Un chico que acabo de conocer, es del área X18. ─ respondió, encogiéndose sobre sí mismo.
El de cabellos dorados se acercó, sentándose donde anteriormente había estado reposando HoSeok.
─ ¡¿Qué carajos?! ─ eufórico se levantó de un brinco, llevando sus manos hacia su parte trasera. TaeHyung lo miró desconcertado ─ ¿por qué mierda no me dijiste que estaban mojados los escalones?
─ HoSeok antes no se quejó, supuse que no estaba húmedo ahí. ─ argumentó, desinteresado.
─ ¿Quié...
─ ¡Park, Kim! ¡Traigan sus pequeños traseros aquí, se acabó el descanso!
Ambos chicos brincaron sobre su lugar cuando el grito de NamJoon llegó a sus oídos de manera repentina. TaeHyung rodó los ojos y JiMin se limitó a fregar ambas manos en su pantalón como si de esa manera se fuese a secar la tela.
El par de rubios abandonaron el patio minutos más tarde.
¡Hola! ¿Como están? ¿Como va su día? Ayer no actualice porque no había electricidad * la costa colombiana check *, de igual forma habrá doble capítulo. Si tengo algún tipo de error no duden hacermelo saber. Gracias por su atención, cuídense.
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