⭓ 004. ▎ capítulo cuatro.

Editado.

─ ¿Deberíamos despertarlo? Ha estado inconsciente por casi dos días, ¿y si está muerto?

Reparó el choque de piel contra piel, advirtiendo aquel sonido hueco que, producto al gemido de dolor por parte del desconocido hombre; concluyó que había sido una palmada en la parte posterior de su cabeza. Gruñó como un animal herido.

─ No seas idiota. ─ objetó en respuesta ─. Si estuviera muerto, el monitor no marcaría sus pulsos.

─ Pero ni siquiera se ha movido. No ha hecho ni un mínimo quejido o tenido algún reflejo, ¿qué pasa si está en coma? JungKook se excedió esta vez.

─ Deja de decir estupideces, JiMin. Él no está muerto, tampoco entró en estado vegetal ─ afianzó, con certeza ─, sino ha despertado aún, es por la cantidad de anestesia que se le dio. ─ percibió un resoplido y un par de hojas creando fricción sobre sí ─. Y sobre Jeon, ¿no eras tú quien hace cuatro años estaba sobre esa camilla con una puñalada en el hombro? No despertaste si no hasta una semana después; y no fue precisamente por el sedante, te hiciste el idiota para no regresar a las celdas.

La tos errática del otro hombre inundó la pequeña habitación con exagerados intentos por recuperar el aire ─. ¿Tú lo sabías? ¿por qué no dijiste nada entonces? ─ cuestionó, pausadamente. Su voz grave disminuyendo considerablemente, convirtiéndose en una línea grácil e incógnita.

─ Era divertido ver cómo te removías inquieto sobre la camilla cuando te daban ganas de ir al baño y, al estar yo aquí, tus intentos miserables por ser disimulado no funcionaron en lo absoluto. ─ manifestó, burlón ─. En especial cuando noté que cada día desaparecía una considerable cantidad de mis galletas.

─ Sí, bueno... lo siento por eso, hombre. ─ dijo, mostrándose abochornado.

─ No te disculpes. ─ desinteresadamente, respondió ─. No fue gran cosa antes, mucho menos lo es ahora.

─ Ya. ─ rascó su nuca, cohibido ─. Cambiando de tema. ¿cómo estás tan seguro de que no cayó en coma? No es por ser grosero, pero, este intento de consultorio es una mierda. Me sorprende incluso que tengan camillas y ése par de monitores funcionando. ─ el castaño rió.

─ Pues esta mierda de consultorio, funciona bastante bien para mí. ─ sosegadamente, dijo ─. Además, quien estudió un doctorado fui yo. Sé perfectamente que ese chico se encuentra bien ─ aseguró ─, ya verás que pronto abrirá los ojos.

─ Vamos, que para haber estudiado un doctorado ─ señalándose de arriba/abajo, y posteriormente, hacia su alrededor. Confesó ─: te has conseguido una joya de trabajo, SeokJin. ─ irónicamente, profesó.

─ Lo sé, pero mientras pueda salvar la vida de alguien. ─ encogiéndose de hombros, respondió.

─ En tu lugar, yo terminaría de matarlos.

TaeHyung abrió sus ojos, sintiéndolos pesados. El cruel resplandor de la lámpara led sobre su rostro, lo recibió con agobiante intensidad. Se removió levemente y el punzante dolor en el abdomen lo hizo jadear, su respiración cálida comenzó a causarle una incomodidad extra con cada exhalación.

─ ¡Joder! Quiten esa estúpida luz de mi vista.

El rubio mordió su labio inferior con energía. Sus cejas se surcaron en una mueca de dolor y, tanteó por encima de la manta azul celeste su herida. Distinguió la cabellera dorada del hombre con uniforme a su costado derecho. Aquel se encontraba recargado sobre un escritorio gris y advirtió reconocerlo como el sujeto de las duchas.

A diferencia de aquella vez, su rostro no mostraba nerviosismo. Sino que, una enorme sonrisa adornaba sus pomposos labios rosados. Los pequeños huecos hundiéndose en sus mejillas, le regalaban un toque adorable, así como sus rasgados ojos negros que lo escrutaban desde una considerable distancia.

─ ¡Oh! Kim por fin a despertado, SeokJin.

─ Puedo verlo, JiMin.

TaeHyung notó la cabellera castaña de un hombre alto y delgado, acercándose a él. Vestía una larga bata de color blanco, unos ceñidos pantalones de vestir negros y, a la altura de su pecho; una pequeña placa con su nombre grabado.

Kim Seok Jin, distinguió.

─ ¿Te encuentras mejor? ─ cuestionó, estirándose un poco sobre la camilla hasta alcanzar el interruptor de la cegante lámpara. TaeHyung agradeció cuando esta dejó de iluminarlo.

─ Si mejor es decir que por fin he despertado, creo que sí, estoy mejor. ─ respondió, lacónicamente el rubio. SeokJin sonrió, negando levemente.

─ No, mejor es decir que aún no has experimentado un sueño donde Dios te extiende la mano y te invita a beber el té junto a la madre María y un par de ángeles exageradamente hermosos.

TaeHyung presionó sus labios, mirando hacia arriba. Estaba claro que le dolía, y si se trataba de ser específicos y describir el dolor; entonces, sin morderse la lengua podría decir que, en lugar de Jesús, María, y un par de ángeles hermosos. Lucifer fue quien lo recibió y, como castigo a su pecado, enterraba reiteradamente una navaja en su existente herida.

Estudió sus opciones. Pasar algunos días en la enfermería de la prisión era por mucho, la mejor opción, antes que volver a pisar las celdas. TaeHyung negó en dirección al castaño.

─ Bien, en ese caso... ─ SeokJin abultó sus rellenos labios en dirección a JiMin. Éste le devolvió una mirada pulcra al rubio ─, dile a Jeon que se quedará aquí un par de días más. ─ TaeHyung frunció sus cejas entre desconcertado y molesto.

─ ¿Por qué demonios tendría que decirle algo siquiera? Si estoy aquí, es por su culpa.

─ Él te ha elegido como mascota, ¿por qué consideras que lo ha hecho si no? ─ esta vez, respondió JiMin ─, esa cicatriz que te quedará, es el sello de propiedad.

─ No lo sé, ¿tal vez porque es un homicida que disfruta del sufrimiento ajeno? ─ sardónico, vociferó en respuesta ─. Y disculpa, pero creo que no te he entendido muy bien. Sello de propiedad, ¿has dicho? ¿Yo, la mascota de ese imbécil?

JiMin se encogió de hombros, asintiendo rítmicamente con su cabeza. El rubio rio irónico, posteriormente, lloriqueó sin aire; producto al dolor que se formó en su abdomen al haberse contraído con su falsa risa.

─ Dile que delira si cree que tiene una especie de poder semental sobre mí. ─ SeokJin soltó una furtiva carcajada, contagiando al de cabellos dorados. TaeHyung los observó, iracundo.

─ Creo que entiendo vagamente por qué lo ha elegido, sin embargo, no termina de cuadrarme el hecho de que, hasta ahora, le ha dado por tener una mascota.

─ El chico tiene agallas, lo has visto. ─ destacó el castaño sin apartar los ojos de su paciente ─. Se enfrentó a Min el primer día, y al cuarto rompió una regla por defender a otro. Sin contar con que se enfrentó directamente a Jeon.

─ ¿Podrían dejar de hablar como si no estuviera aquí? ─ pidió el rubio.

─ Y lo besó. ─ recordó el contrario. TaeHyung se mostró ofendido.

─ ¡Hey! No digas estupideces, yo no lo besé. ─ se defendió ─. Ni siquiera siento atracción por los hombres.

─ No te vi reusarte cuando te estaba devorando la boca. ─ contraatacó.

─ Me tomó con la guardia baja ─ respondió ─, además, estaba desorientado por la sangre que había perdido.

─ ¿Te refieres a la herida en tu espalda? ─ cuestionó el castaño. El rubio asintió ─: ¡Oh! Pero si eso no fue nada, era un simple raspón.

TaeHyung fulminó a ambos hombres cuando JiMin soltó una risotada.

─ Como sea ─ dijo, cerrando sus brazos a la altura de su pecho ─. JungKook me mandó a ver cómo seguías, te quiere fuera de aquí cuanto antes.

─ Me importa un carajo lo que él quiera, puedes decírselo.

─ Sabes que él vendrá por ti y te sacará a rastras de aquí, ¿verdad? ─ advirtió JiMin ─. Si le digo eso, lo tomará como un desafío. Y, además estarías rompiendo la tercera regla al no obedecerlo.

─ Lo estaré esperando.

─ Adoro a este chico. ─ confesó SeokJin, con una enorme sonrisa.

─ No puedes esconderte en la enfermería para evitar volver a las celdas, Kim.

─  ¡Pero si hola! ─ exclamó irónico el mayor. JiMin lo miró, siseando que se callara.

─ No me escondo. ─ aseguró con sincera placidez ─. Pero si debo encontrarme con Jeon nuevamente, al menos estaré estable por si debo enfrentarlo.

El de cabellos dorados se encogió de hombros por vigésima vez y asintió dirigiéndose tranquilamente a la salida. TaeHyung apoyó su cabeza contra la incómoda almohada, y suspiró irritado cuando la puerta se cerró detrás de JiMin.

JiMin atravesó los comedores con un rostro neutro y totalmente ajeno a su alrededor. Su mirada tenía un punto fijo en aquel enorme espacio alimenticio, aunque si lo considerabas un poco, podrías encontrar limitada veracidad en la palabra alimenticia cuando sólo una porción de lo que se era servido; podía ser rescatada con la definición de ser escasamente comestible.

Los ojos castaños de JungKook se encontraron con los suyos, segundos más tarde. Él no estaba solo. A un lado, YoonGi comía silenciosamente el pure de su charola con la mirada perdida en algún lugar de la mesa. Empujando masas andantes, se abrió paso hasta ellos.

─ ¿Ya ha despertado? ─ cuestionó el pelinegro cuando JiMin tomó asiento frente a él.

─ Lo hizo. ─ respondió.

─ ¿Y dónde demonios está?

─ SeokJin ha dicho que se quedará un par de días más en enfermería. ─ el rubio percibió la mirada oscura del azabache alzarse hacia él con interés. Devolviéndole la mirada furtivamente, continuó ─. Y Kim te manda a decir que deliras si consideras que será una especie de musa para ti. ─JungKook gruñó.

─ De todos los que han llegado, vas y eliges al único que no se deja colocar la correa. ─ todos alzaron su vista hasta el pelirrojo que, con una charola, se dejó caer en uno de los taburetes con una sonrisa.

─ Dile a Kim que, si para mañana no se ha levantado de esa camilla, iré yo mismo y lo sacaré. ─ ignorando las palabras del pelirrojo, dijo. JiMin sonrió cuando notó que había tenido la razón con la advertencia que le hizo al rubio.

─ Ya se lo he dicho, dijo que te estaría esperando.

El pelinegro frunció su entrecejo, disgustado por la actitud altanera que desde el principio había mostrado el rubio. No podía negar que de cierta manera le había llamado la atención lo desafiante y seguro que resultó ser, sin embargo, que JungKook dejará a Kim retarlo de esa manera; no era algo a lo que estuviera acostumbrado.

JungKook se levantó bajo la atenta mirada de los tres hombres y, sin detenerse a responder sus dudas. Salió de los comedores con pasos firmes. Cuando se perdió en la penumbra del pasillo sur, JiMin miró a Hyun con una sonrisa.

─ Se dirige a la enfermería.

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