⭓ 001. ▎ capítulo uno.

Editado.

Reino Unido, Londres.
Corte suprema, juzgado penal de Inglaterra.
09:01 a.m.

─ Póngase de pie el acusado.  ─ demandó el juez, sin molestarse en mirarlo. El rubio lo observó, inhalando pausadamente; intranquilo, se atrevió a estudiarlo, no siendo desapercibido aquel ademán sosegado de sus manos, estas se desplomaron entrelazadas sobre la madera del viejo escritorio, vanamente asistido de cuidados. TaeHyung escrutó el miserable intento del hombre por tapar el nacimiento de las próximas canas con su escasa cabellera, así como las pequeñas arrugas alrededor de sus diminutos ojos acuosos. Una mueca se cinceló en sus labios, carraspeando ligeramente ─. ¿Quiere añadir algo antes de que se le dicte sentencia, señor Kim?

El rubio miró al hombre sobre el estrado y, posteriormente, a su abogado. El señor Hwan le devolvía la mirada con silenciosa curiosidad. Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios. Estaba tan agradecido con ese hombre; pese a su delito, en todo momento se mantuvo firme y fiel a defenderlo. Constantemente le recordaba que él no merecía estar en ese lugar, en aquella posición. No obstante, le mostraba una enorme sonrisa y, con pequeñas palmadas en su espalda, le reconocía cuán fuerte y valiente había sido.

Arrastró su mirada hasta el inestable cuerpo de su madre. La distancia entre ambos era considerable, lo suficientemente cerca como para poder apreciar los hematomas que aún se mostraban tan lucidos como el primer día. El bulto en tonalidades rojas y moradas sobre su mejilla que, a pesar del desastroso intento de su madre por cubrirlo con maquillaje, lo único que logró fue que resaltara aún más. Sus dedos se cerraron duramente contra sus palmas, advirtió el ardor en su piel cuando las cortas uñas se enterraron en la carne; pero aquello no le pudo importar menos. Ahora lo único que deseaba era correr a hasta ella, acunarla en sus brazos y asegurarle que, de ahora en adelante, no habría forma de que alguien le hiciera daño.

Quería dejar un beso en su frente y prometerle que todo estaría bien.

Que ellos estarían bien.

Sin embargo, la cruda realidad lo devolvió al escenario en el que se encontraba. En la situación que tristemente debía asimilar por su propio bien mental.

Notó el camino de perlas blancas en el rostro demacrado de su madre, ella le devolvía la mirada, susurrando cosas ininteligibles para él; pero, pese a ello, sabía que se estaba disculpando por lo sucedido. Él no la culpaba. Ella no tenía por qué disculparse con él por haber sido cegada de amor. Creía fielmente en que los sentimientos de su madre eran los más sinceros y preciados, su único error fue entregárselos a la persona equivocada.

Ellos ya habían sufrido demasiado. Lo único que merecían era ser felices, que ella encontrara a alguien que la ame francamente y luche contra el viento por obtener un poco de su tiempo.

TaeHyung titubeó por un momento, devolviendo su atención al hombre que portaba una enorme toga negra. Negó con un movimiento de cabeza.

─ ¿El jurado tiene un veredicto? ─ cuestionó el juez. Y, tras algunos segundos donde lo único se percibió en la sala, fueron cuchicheos de la muchedumbre. Una mujer, no mayor de sus treinta años, asintió, poniéndose de pie.

─ El día de hoy, once de agosto del dos mil veintiuno. Nos encontramos reunidos ante la corte, bajo demanda de homicidio que se instruye al acusado Kim TaeHyung, en agravio a arma blanca de Lee JunSu. Antes pareja de Kim MinHa. ─ leyó la mujer ─. Al tanto de la declaración por parte del señor Kim, se le declara culpable de homicidio en primer grado. ─ las gafas oscuras y rectangulares de la castaña se alzaron ligeramente cuando un mohín se asentó en sus delgados belfos. Carraspeó furtivamente antes de continuar ─. Con una sentencia de 10 años de prisión y derecho a reinserción social.

─ Que así sea. Visto como sentencia, se levanta la sesión. ─ el martillazo resonó con un sonido hueco en toda la sala y, prontamente, las voces de los presentes se hicieron escuchar entre lamentos y desacuerdos. TaeHyung mantuvo la mirada sobre la punta de sus pies vestidos por unos zapatos negros que, hasta entonces no se había visto en la necesidad de usar. Dos años se mantuvieron en su armario dentro de su caja original y llenos de polvo que cada tanto se molestaba en retirar.

Su cuerpo cayó de lleno sobre la silla a sus espaldas, sus hombros inclinados hacia enfrente en una posición derrotada. Mechones rebeldes cayendo en cascadas sobre sus grandes y negros ojos que, sin darse cuenta, lágrimas silenciosas corrían por sus mejillas. No se impidió llorar, ¿estaba en todo su derecho de hacerlo ahora, no es así? De alguna manera estaba perdiendo parte importante de su vida que jamás podría recuperar.

─ Llévense al acusado. ─ dijo el juez, poniéndose de pie. Y, tras salir de la sala; el jurado lo siguió, no sin antes hacer una reverencia a todos los presentes.

Fue entonces que el rubio levantó su mirada al percibir un movimiento brusco a su derecha, rápidamente se puso de pie. Examinó a sus espaldas en busca de su madre, y una vez la localizó, se acercó a ella en un impulso que alarmó a ambos alguaciles de la corte.

─ ¡Alto! ─ exigió uno de ellos, empuñando el taser dentro de su bolsillo.

─ Deténganse, sólo se despedirá de ella. ─ vociferó Hwan, colocándose delante de ellos. TaeHyung lo miró agradecido, asintiendo levemente a ambos uniformados.

─ Mamá...

─ Tae, ¡mi amor! Tú no debes estar aquí, todo esto es mi culpa. ─ tomó ambas manos del menor y las besó con cuidado. TaeHyung sintió su corazón encogerse dentro de su pecho y negó reiteradas veces ─. Discúlpame por todo, si pudiera hacer algo para...

─ No, mamá. ─ cortó el rubio ─. Ninguno de nosotros merecía el abuso que sufrimos ─ TaeHyung soltó con delicadeza las manos de MinHa y las llevó hasta su blanquecino rostro, con cuidado de no lastimarla. Débilmente, le regaló una pequeña sonrisa sincera y limpió con suma ternura las lágrimas que corrían desmesuradamente de sus hinchados ojos castaños ─, tú no tienes la culpa de lo que sucedió. Lo único que hiciste fue entregar tu corazón de la manera más correcta y ciega, jamás consideres que te equivocaste al hacerlo. Simplemente te has encontrado con el príncipe de un libro equivocado.

El menor por fin pudo ver, aun cuando fue por cuestión de segundos, el brillo hermoso en los ojos opacos de su madre.

─ Sun estará tan triste cuando no llegue contigo a casa... ─ dijo en un susurro ─, es tan injusto que no la dejaran entrar, ella tendría que haberse despedido de ti.

─ ¿Y dejar que me vea en estas pintas y con lágrimas en la cara? ─ MinHa lo miró con una sonrisa bañada de tristeza, nublando por completo sus hermosas facciones ─, ni loco. Es mejor que no esté aquí, con suerte me dejarán verla en alguna de tus visitas. ─ ánimo el rubio.

─ TaeHyung, es hora. ─ dijo Hwan a sus espaldas. Asintió.

TaeHyung atrajo a su madre en un fugaz abrazo y susurró en su oído que todo estaría bien, que diez años correrían de prisa y que, cuando menos lo esperase, él estaría comiendo y bromeando junto a ellas entre risas.

Porque mentir una vez sería cosa de nada, no tendría por qué resultar ser una completa mentira, ¿cierto?

Él estaría bien.

Él volvería a casa con su familia.

Él... ¿cierto?

Sintió un empujón en su espalda y la voz imponente del guardia ordenándole que se apresurara, le hizo fruncirel entrecejo
Sintió un empujón en su espalda y la voz imponente del guardia ordenándole que se apresurara, le hizo fruncir el entrecejo. Llevó su atención hacia el uniformado, aquel le devolvió la mirada con una sonrisa socarrona y retadora.  TaeHyung ahogó un insulto, mordiéndose el interior de su mejilla.

─ ¿Nombre? ─ el rubio echó una ojeada al rostro del hombre que, sentado sobre una enorme silla de cuero marrón, escribía distraídamente sobre un pequeño escritorio de madera. Sobre el, una lata de coca cola abierta y una pila de hojas con fotografías, en ellos, algunos números que no se molestó en revisar. Intuyó sería la lista de reclusos. Surcó las cejas, reprimiendo una mueca de desagrado al clavar su atención únicamente en él, ¿es que todos aquí debían tener un rostro tan antipático? ─. Kim TaeHyung. ─ respondió lánguidamente.

─ ¿Así que eres el que asesinó a su padrastro? ─ las facciones de TaeHyung se endurecieron considerablemente ante las palabras de su protagonista ─. ¿Qué te llevó a hacer tal cosa? Dime, ¿te sentiste terriblemente engañado por tu madre al darte otra figura paternal? ─ pareció escribir algo sobre una pequeña libreta a rayas con una pluma de tinta negra y fina. El rubio permaneció en silencio ─. Siempre me he preguntado qué pasa por la cabeza de los hijos cuando ven que sus madres no pueden mantener las bragas en su lugar y se ven en la necesidad de buscar una polla nueva para montar.

Una enorme sonrisa llena de desprecio y burla se alineó en el rostro redondo y arrugado del contrario. TaeHyung tembló con ira, advirtiendo su propio puño, cerrándose con vigor. Sus nudillos blanqueándose ante la ferocidad que abrazó todo su cuerpo. Gruñó internamente, recordando las esposas sujetas a sus muñecas.

─ Cierra la puta boca de una vez o...

─ ¿Kim TaeHyung? ─ interrumpió una voz desconocida a sus espaldas. Giró su rostro en busca de aquel sujeto y, rápidamente visualizó al que parecía ser otro guardia, con la única diferencia del color de su uniforme que, entre los demás guardias y él, el suyo era azul marino ─. Sígueme.

TaeHyung perdió la cuenta de cada una de las veces en que doblaron entre pasillos. Empezaba a considerar que lo había traído a un laberinto sin salida, e incluso que el guardia delante suya, estaba igual, o más perdido que él. Rio ante su propio pensamiento. Claro que no estaban perdidos, el castaño sabía a dónde se dirigían, ¿cierto?

¿Y si lo estaban separando de los demás reclusos para asesinarlo? eso podría pasar, ¿verdad? Pero, ¿por qué? ¿Qué había hecho él para que lo quisieran muerto? TaeHyung se mordió el interior de la mejilla, nervioso. ¿será posible que Lee era un sanguinario y ahora querían vengarse de él por haberlo matado?

─ Disculpe...

─ Te he pedido que vengas conmigo porque como sabrás, o no, se divide a los reclusos según su crimen. Van por categorías dependiendo de cuán grave es su delito.

─ Lo que quiere decir que...

─ Que tú estarás en la sección Y-19, con los demás homicidas.

Cerró sus ojos con fuerza, luego los abrió.

─ Pero te daré un consejo ─ TaeHyung observó su espalda. El castaño se devolvió hacia él con una sonrisa sardónica ─, intenta mantenerte lejos de la sección Z-21, allí están los violadores y no son la mejor compañía. ─ el moreno se detuvo, haciendo frenar al rubio. Éste le dio el paso para que ingresara a un enorme salón, las puertas se cerraron detrás de ambos y, nuevamente, retomó el camino hasta detenerse frente a una de las tantas celdas ─: Ahora muéstrame tus muñecas, hemos llegado.

TaeHyung examinó a su alrededor. Reparó dos pisos de concreto solido cubriendo las paredes con enormes columnas del mismo material. Había dos filas de escaleras en forma de gusano que conectaban directamente con el segundo piso, una frente a la otra, con una distancia considerablemente prudente para haber colocado en medio de ellas, una mesa de acero con sus respectivas bancas. No percibía mucha diferencia entre el primer piso y el segundo, pues, celdas de no más de 2.5 metros de ancho se encontraban una tras otra con puertas de acero inoxidable liso que cubrían cada una de ellas.

En cada una de las puertas se encontraba un letrero pintado de blanco con su respectivo número de celda y sección, al igual que dos pequeñas ventanas del tamaño de su puño, algunas de ellas abiertas y otras cerradas. Lámparas de luz débil e incierta colgando del techo a base de cadenas de un gran grosor y longitud repartidas a una distancia justa entre una y otra.

─ Las puertas por ahora están cerradas porque están ingresando los nuevos reclusos, pero he de advertirte que una vez estén todos en su celda, serán liberados y no podemos controlar lo que suceda pasada la medianoche.

─ ¿Qué quiere deci...

─ Lo que quiero decir es que no te confíes, mantén un ojo abierto por la noche y debes estar preparado por cualquier cosa. Si llega a atacarte alguno de los reclusos, ninguno de los guardias se meterá para salvarte el culo. Tu vida aquí depende de ti nada más, no confíes ni siquiera en tu compañero de celda como un apoyo. Ese no se cuida ni a sí mismo.

─ Ya vas de pesado, NamJoon. ─ TaeHyung brincó en su lugar, retrocediendo ante la presencia del otro hombre del cual no se había percatado hasta ahora. Vislumbró la pelirroja cabellera, lisa y desaliñada, como si hace cosa de nada se hubiese tomado el tiempo de despertar. Labios rellenos, cejas castañas y pobladas, ocultando unos ojos negros y brillantes. Su nariz no era muy grande, su piel levemente bronceada, y, complexión delgada, pero trabajada ─. Todavía no hemos podido conocernos y ya estás dando malas impresiones sobre mí.

─ ¿Me equivoco?

─ ¡Pero claro que te equivocas! Tal vez podría cogerle un poco de empatía al niño y, quizás, solo quizás, echarle la mano en sus primeros días.

El rubio lo observó con disimulo. Notaba la ironía en las facciones del pelirrojo con cada una de las palabras que vociferaba, y se sintió intranquilo una vez le cayó como balde de agua fría el significado de las palabras que antes soltó el tal NamJoon.

''—Tu compañero de celda''

─ A que podríamos ser grandes amigos, ¿No crees, niño? ─ TaeHyung gruñó ante el apelativo.

─ No soy un niño, y no estoy interesado en crear nuevas amistades, muchas gracias. ─ respondió quedamente ─. De todos modos, ¿Quién eres tú?

─ ¡Upa! No tan rápido, bonito. Acá el que hace las preguntas soy yo, y también decido qué es lo que puedes saber, o no de mí, ¿te queda claro? ─ un chasquido por parte de TaeHyung fue lo que obtuvo como respuesta.

─ ¿Terminaste de amaestrar a la nueva mascota, Hyun?  ─ cuestionó el más alto, acercándose al rubio para sacarle las esposas. TaeHyung masajeó sus muñecas, aminorando el dolor que estas le dejaron ─, tendrás mucho tiempo para explicarle las reglas, ahora deja que entre a su celda para que puedan liberar a los otros.

─ ¿Dijiste reglas? ─ inquirió el rubio ─. ¿mascota?

─ Por supuesto, ¿creías que llegarías aquí y tendrías una fiesta de bienvenida? —contestó Hyun ─. Eres Kim TaeHyung, ¿no? ─ asintió en respuesta ─; pronto vendrán por ti para seleccionarte como mascota.

─ ¿Qué mierda dices?

─ Como sea, entra allí ahora. ─ siseó ─. En un par de horas será el almuerzo. Hyun te llevará hacia los comedores y te deberá dar un recorrido para que ubiques las duchas, el patio, y te asignen tus tareas. También hay algunos talleres, pero esos los verás después.

─ Para tu tren, ¿en qué momento acepté ser quien le dé el tour por este peculiar hotel al nuevo turista? ─ cuestionó el pelirrojo con palpable disgusto ─, no tengo tiempo para esas mierdas.

─ ¿Así? Creí que querías que fueran los mejores amigos, ¿Qué tienes que hacer como para que estén tan limitados tus tiempos? ─ se burló el moreno. Hyun frunció el ceño y apretó los labios sin dejar de ver al más alto, notó como algo en las facciones del castaño se oscureció y sus ojos se abrieron levemente como si una revelación le hubiese llegado por arte de magia. El rubio quiso interrumpir el desagradable ambiente que los comenzaba a invadir ante la lucha de miradas ─, ve por Min. Que él le dé el recorrido.

Sin esperar respuesta por parte del pelirrojo, pasó por un lado de ambos y se acercó hasta la salida de las celdas mostrando su rostro ante lo que parecía ser una cámara. Un pitido desagradable resonó por los parlantes y la luz verde en la pequeña pantalla que se encontraba sobre la puerta, se alumbró en señal de que se había retirado el seguro.

TaeHyung volvió su rostro hasta el más bajo, encontrándose con su oscura mirada sobre él. Abrió su boca para decir algo, sin embargo, el contrario se adelantó.

─ Tu cama es la de arriba. Volveré por ti más tarde. ─ Hyun se giró dándole la espalda y avanzó unos cuantos pasos antes de devolver su rostro hasta el rubio y, con una sonrisa macabra, le dijo ─, si tocas alguna de mis cosas, te arrancaré los ojos y te los daré de comer como tu primer almuerzo de bienvenida.

TaeHyung sintió sus piernas temblar ante las palabras del pelirrojo y, tras verle marchar, a los pocos segundos escuchó nuevamente los parlantes retumbar; de inmediato se abrieron las puertas de los reclusos, dejándolos en libertad. Pegó un salto hasta la celda Y-021 de donde antes vio salir a su compañero y atrajo la pesada puerta consigo, encerrándose en la humedad del pequeño cuarto que ahora se volvería su hogar. Le echó un leve vistazo y, recargándose sobre la puerta, frotó con vehemencia su rostro, disipando las incesantes ganas de llorar.

─ Joder...

1*Taser: Un Taser se utiliza para incapacitar a los objetivos a través de descargas eléctricas que afectan temporalmente la función física a un nivel que les permite acercarse y manipularse sin resistencia y, por lo tanto, de manera segura

2*Reinserción social: Derecho que se le otorga a un ciudadano después de haber cumplido su condena. Esto para que se integre y, además, estudie, trabaje y salga del país.

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