Visita

Me levanté la primera, recordando lo de ayer, cuando Hoodie confesó que estaba saliendo conmigo y sonreí.

Giré mi cabeza hacia él, que seguía durmiendo, luego me levanté y me dispuse a irme.

Me senté al lado de Jane y Eyeless, que estaban hablando muy animadamente, Jane parecía que se lo comía con la mirada y Eyeless, parecía que disfrutaba.

Yo sabía que Jane sentía algo por él, pero jamás les ví hablando como hablan en este momento.

Agarré los cereales y me los eché en el bol junto con la leche.

Estaba comiendo en silencio mientras escuchaba su conversación, y justo en ese momento se unieron Masky y Toby.

—Hola, chicos —Respondió Masky mientras se sentaba en frente de mí y Toby a su lado.

Jane dejó de mirar a Eyeless para centrarse en nosotros.

—Hola, ¿Habéis dormido bien? —Preguntó ella alegre.

—Si, gracias —Respondí junto con los demás.

—Sobretodo tú, Gem —Dijo Masky picarón.

Me ruboricé.

—Ayer no hicimos nada de eso —Respondí.

—Yo no he dicho que hayáis hecho eso, sin embargo tú lo acabas de resaltar ahora —Respondió Masky riéndose junto con Toby.

Ya sé por qué Hoodie no quería decir nada.

Ben se sentó a mi lado, pero luego se sentó un asiento más alejado, le pregunté por qué hizo eso y me dijo que no quería tener problemas con Hoodie.

Le dije que era una tontería, que no tenía de qué preocuparse pero aún así, no quiso.

A los pocos minutos Hoodie bajó y se sentó a mi lado.

No quería que la gente me tuviera más miedo por culpa de la creencia de que Hoodie pudiese hacer algo a alguno de ellos.

...

A la tarde, estaba con Jane y Nina, que, por supuesto, querían hablar de mi relación con Hoodie pero no quería entrar en detalles en ese momento, quería hablar de Eyeless, junto con ellas, sobretodo con Jane.

—Jane, ¿Qué traes entre tú y Eyeless? —Pregunté.

—Ah... Bueno, nos hemos hecho más unidos desde que ideamos el plan para hacer que Hoodie se confesase —Respondió sonriente.

—¡Eso es fantástico! —Respondió Nina.

—¿Crees que algún día te confesarás? —Pregunté.

—No, hasta que no vea más de su parte —Respondió.

Nos explicó que habían quedado para dar una vuelta, y hablar sobre cada uno, para conocerse más. Me contó que aunque habían estado viviendo mucho tiempo juntos, se conocían muy poco así que eso les vendría bien.

Luego de la charla, nos dirigimos al salón, dónde nos encontramos a todos jugando a un juego de cartas, me senté al lado de Hoodie y comencé a jugar con ellos.

Lo extraño de la situación es que siempre estaba ganando yo, incluso creyendo que iba a perder.

El juego se llamaba "uno"

—Vamos, Gem, te toca a tí —Dijo Jeff.

—¿Debo de sacar una del mismo color o que tenga el número 8? —Pregunté, pues apenas sabía cómo se jugaba.

—Claro —Respondió Helen.

—Uff, no tengo ninguna —Mentí, para ver qué hacían ahora.

—Entonces debes coger dos cartas nuevas —Respondió Jeff.

—¡No! —Exclamó Eyeless —Mira, tiene esta —Respondió cogiendo una de color rojo.

—Pero esa es roja —Dije.

—No pasa nada, es que... Cuando ya te ha tocado lanzar puedes cambiar de color —Dijo no muy creíble.

—Ah —Dije y tiré todas mis cartas en el montón —¿Sabéis qué? Me siento mal, voy a tumbarme un rato en mi cama —Respondí y me fui.

Me tiré en mi cama pensando en todo.

¿Están haciendo esto realmente?

Hoodie entró y me preguntó qué me pasaba.

—No sé si te has dado cuenta, pero he estado ganando todo el tiempo —Respondí.

—Y eso es bueno ¿No? —Preguntó.

—Es bueno cuando realmente estoy ganando, pero es que hasta el más tonto puede ver que todo estaba trucado —Respondí.

—¿Ah sí? —Preguntó Hoodie.

—¡Por supuesto! —Exclamé.

—¿Entonces por qué estabas ganando?

—¿No te das cuenta? Creen que les harás algo si ven que pierdo o me pasa algo malo —Respondí y me levanté —¿No les habrás hecho nada no? —Pregunté mientras me acercaba a él.

—Yo solo le dije que no se atrevieran a hacerte algo malo, por mínimo que sea, no que te permitiesen ganar —Respondió metiéndose las manos en los bolsillos.

—Lo sabía. Hoodie, ahora nadie puede ser sincero ni estar agusto conmigo porque creen que les harás algo —Respondí.

—Exageras —Respondió él.

—No estoy exagerando —Respondí.

—Yo no veo nada raro —Dijo él y me revoloteó el pelo para luego irse.

Gruñí y me tumbé en mi cama.

Tendré que hablar con uno a uno para explicarles que actúen como siempre.

Bajé y cuando me vieron llegar, se tensaron.

—Escuchadme, no escuchéis las amenazas de este idiota, —Dije señalando a Hoodie, que se quejó —Me podéis tratar como siempre, enserio, no dejaré que Hoodie os haga nada —Respondí y me fui a mi cuarto otra vez.

Me sentía extraña con tanta gente mirándome.

—Oye, ¿Por qué has hecho eso? —Preguntó Hoodie que volvió otra vez.

—Porque quiero que todo sea como antes —Expliqué.

Hoodie se acercó a mí.

—Y, ¿Por qué me has llamado idiota delante de todos? —Preguntó con voz oscura.

Tragué saliva lentamente.

—Lo siento —Respondí.

—Eso no me vale —Respondió y sacó su pistola, y en ese momento palicedí.

—Hoodie, baja eso —Respondí con miedo.

—Lo siento, pero te lo mereces —Respondió y apretó el gatillo pero nada ocurrió.

De repente Hoodie se comenzó a reír.

—¿No estaba cargada? —Pregunté.

—Deberías haber visto tu cara —Respondió aún riéndose.

—Vete a cagar —Respondí y me levanté a punto de irme, pero Hoodie se puso en frente de mí.

—No te enfades, solo era una broma —Respondió.

—Pues a mi no me hace gracia —Respondí enfadada.

—¿En serio estas enfadada? —Preguntó un poco preocupado.

Pero yo no le respondí y me fui.

Realmente no estaba enfadada, pero se merecía sufrir un poco.

Se llevó todo el día pidiéndome perdón hasta que por la noche, antes de ir a dormir, le perdoné.

—¡Gracias! —Exclamó.

—Quien iba a decir, Hoodie pidiendo perdón —Respondí.

—Cállate —Respondió.

—No quiero —Respondí.

—Entonces no te escucharé —Respondió y me dio la espalda.

Hoodie no era la persona más romántica del mundo, pero se le quería.

—Voy a por un vaso de agua —Dije y me fui a la cocina.

De repente se escucha un ruido, dejó el vaso en la cocina y me acerco a la puerta.

La abro sin hacer mucho ruido y veo una silueta que se hacer a rápidamente hacia aquí.

—Debes ayudarme —Me dice un chico con mirada triste.

—¿A qué? —Pregunté.

Me tapa la boca.

—No hagas ruido, puede que estén ahí —Respondió.

Quité su mano de mi boca.

—¿Quiénes están ahí? —Pregunté.

—Estaba caminando por el bosque y unas criaturas me perseguían, corrí hasta ver esta cabaña. Debes dejar que me quede aquí —Respondió muy cerca de mi rostro.

—¿Qué pasa aquí? —Preguntó Hoodie malhumorado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top