Tormenta

No podía dejar que Hoodie siguiera tratándome así. No quería llevarme mal con él y menos ahora que he aceptado que siento algo por él.

Me acuesto en mi cama y me seco mis lágrimas, al poco rato me quedo dormida.

...

Al día siguiente sorpresivamente me levanté muy temprano. No tenía sueño así que bajé y me hice mi desayuno. Justo cuando comencé a echar mis cereales en el cuenco escucho pisadas que se acercan a la cocina. Echo un vistazo y veo a Masky entrando a ella.

—¿Tampoco podías dormir? —Pregunté a mi compañero enmascarado.

—¿Qué hora es? —Preguntó.

—Las siete de la mañana —Respondí.

—¡Las ¿¡Qué!?

—Creía que lo sabías.

—Pensaba que era muy tarde, no me percaté de la hora —Respondió mientras también se hacía cereales.

Yo me senté en la mesa y él imitó mi acción.

Estábamos comiendo silenciosamente, como odio los silencios decidí romperlo ¿Y de qué manera? Hablando de Hoodie. Él es su amigo, debería saber mucho de él y además le veo una persona confiable.

—Masky.

Él me miró.

—¿Desde cuanto haces que conoces a Hoodie? —Pregunté con curiosidad.

Masky se llevó la mano a la barbilla, como pensando.

—Creo que... Unos diez años pero no estoy seguro, ¿Por qué?

Miré hacia otro lado, pensando alguna excusa para parecer que no estoy tan interesada en Hoodie.

—Porque siempre os veo juntos y me entró la curiosidad —Respondí aliviada por habérseme ocurrido una respuesta rápido.

—¿Y qué piensas de él? 

Esa pregunta me dejó estática. ¿A qué venía? Podría jurar que estaba sonriendo debajo de esa característica máscara.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Simple curiosidad.

No estaba segura si creerle o no. Estaba segura de que sabía algo que yo no sabía. ¿Tal vez se había percatado que yo sentía algo por él? ¡Que vergüenza!

—Pues, pienso que es un chico un poco frío, distante y que muy pocas veces se deja ver. También pensaba eso de tí pero me has demostrado que no —Reí y él rió conmigo.

—Bueno, la mayoría de los que viven aquí también pensaban lo mismo hasta que realmente me conocieron —Explicó.

—¿Y sabes por qué Hoodie es así?

—No sé, yo siempre lo conocí así y tampoco le he preguntado nunca. Pero, él esconde más de lo que crees —Finalizó y se fue.

—¡Espera! —Exclamé pero ya era de masiado tarde.

¿A qué se refería con eso? ¿Qué esconde?

...

Estaba en el cuarto de Nina, charlando sobre un tema en particular hasta que tocaron la puerta.

—¡Hola chicas! —Saludó Jane.

Nosotras la saludamos de vuelta.

—¿Alguna novedad?

—De echo sí —Respondí.

—¿Como cual? —Preguntó Nina.

—Estube hablando con Masky esta mañana —Dije y me miraron interesadas —Para sacarle información sobre Hoodie, pero solo me dijo lo obvio y una cosa que... Me quedé desconcertada —Finalicé.

—¿El qué exactamente? —Quiso saber Nina.

—Que aparte de ser un chico frío y distante, esconde más de lo que creo.

Jane se levantó de la cama y se acercó a mí.

—¿Sabes que significa eso? —Me preguntó.

—Pues no —Negué y bajé mi vista al suelo.

—Entonces habrá que investigar —Respondió Nina.

Yo las miré emocionada.

—¿Enserio me ayudaréis?

Nina y Jane negaron.

—Eso lo haces tú solita —Respondió Jane.

—¿Por qué? —Me quejé.

—Esque... —Suspiró Nina —Hoodie me da miedo —Respondió.

Jane abrió los ojos al máximo.

—Me pasa exáctamente lo mismo —Afirmó Jane.

Las miré con asombro.

¿Miedo de Hoodie?

—¿Cómo váis a temer a Hoodie? —Pregunté desconcertada.

—Ese pasamontañas... —Respondió Nina.

—Esa personalidad... —Añadió Jane. —Y lo más importante.

—Tiene pistola y no tiene miedo al usarla —Afirmó Nina.

Puse los ojos en blanco.

—¡Tonterías! Yo me he enfrentado muchas veces a él —Respondí.

—Y mira cómo has terminado todas esas veces —Dijo Jane.

Quizás ahí tuvo razón

—Pero hay que plantarle cara alguna vez —Opiné.

—Sí, pero por mi parte nunca lo haré —Respondió Nina.

—Concuerdo con ella —Respondió Jane.

...

Me fui al salón y no había nadie, sin embargo pude escuchar gente hablando en la puerta de la cabaña. Me acerqué a la ventana que daba a ésta y observé a Masky y Hoodie hablando.

—Parece que hoy va a hacer tormenta —Dijo Masky mientras se apoyaba en la baranda.

—Por fín. Odio cuando hace sol —Dijo Hoodie.

De repente siento algo frío en mi cuello y grito al percatárme que es un cuchillo.

Escucho unas risas detrás de mí, me doy la vuelta y veo que se trata de Jeff y Ben, que estaban partiéndose de risa.

—No tiene gracia —Respondí cruzándome de brazos.

—Pues para nosotros sí —Respondió Ben.

...

Estábamos cenando tranquilamente, me sorprendí porque por primera vez durante mucho tiempo, estaba Hoodie con nosotros, cuando de repente se escuchó un trueno.

¡No! Odio las tormentas...

Salté en mi propia silla del susto y todos me miraron.

—¿Tienes miedo a las tormentas? —Me susurró Jason, que estaba al lado mía.

Le miré aterrorizada.

—¿Qué dices?

Sí, me daban miedo, me aterraban, me helaban la sangre. Pero eso es una cosa que nadie debe saber.

—Porque has dado un salto cuando salió aquél relámpago, que casi tocabas el techo —Respondió.

—Solo me asusté porque no lo ví venir —Respondí.

...

Estaba dando vueltas en mi cama, no me podía dormir, estas tormentas me tenían temblando.

Observé a Toby durmiendo como una princesa. Ojalá yo durmiera así ahora.

Me fui abajo, a calentarme un baso de leche y me tapé con una mantita, porque eso me hacía sentirme protegida.

Mientras bebía mi baso de leche, los truenos se hicieron más fuertes y recordé cuando estaba con mi amiga y ella me abrazaba y me daba palabras de aliento... Entonces el miedo se me pasaba porque estaba con ella, pero ahora... Ella ya no estaba y nunca más podrá hacerme sentir así de nuevo.

Las lágrimas comenzaron a salir mientras me aferraba a aquella manta que rodeaba mi cuerpo.

—¿Qué haces despierta a esta...? ¿Estas llorando? —Preguntó alguien. 

Alcé la cabeza y me extrañé al ver de quién se trataba. Era Hoodie.

—¿Y a tí qué te importa? —Respondí.

Él se sentó a mi lado.

—Así que te dan miedos unas pequeñas tormentas —Dijo Hoodie.

Le miré de soslayo.

—No me dan miedo —Respondí tajante.

Justo sonó otro trueno y me asusté, haciendo salir más lágrimas.

De un momento a otro, él me abrazó.

¿¡Qué!? Esto es un sueño, estoy casi segura.

Aún así le abracé de vuelta.

Me sentía muy protegida en sus brazos, me sentía muy bien.

Y eso me daba felicidad y miedo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top