Situación embarazosa y promesa

Al escuchar el grito me guié por él, la niebla se iba deshaciendo con cada paso que daba, haciéndome más fácil de ver el  camino cuando observé a Gem. ¿Qué hacía ella aquí y sola? Su brazo entero estaba sangrando y ella tenía una expresión de intenso dolor de su cara, el causante de esto era Laughing Jack, uno de los ayudantes de Zalgo, uno de los enemigos. Él se estaba riendo disfrutando del sufrimiento de la chica. No sé por qué pero algo dentro de mí se movió, ese sentimiento sí lo reconocía, era ira, demasiada ira.

—Así que no eres muda, ¿Entonces por qué no me has hablado desde el principio? —Rió de nuevo —Y dime, ¿Ibas acompañada con más gente? Les puedo dar una sorpresa si quieres, eso sería muy divertido ¿Qué me dices?

Saqué el cuchillo de mi sudadera y lo apreté con fuerza.

—De hecho sí va acompañada, pero la sorpresa te la daré yo —Respondí y le hice un corte no muy profundo al payaso.

Joder, que mal se me dan los cuchillos. ¿Por qué no tengo mi amada pistola?

Gem's PoV

El payaso quiso saber si iba con más gente pero no pude decirle nada debido al gran dolor que sentía en mi brazo en estos instantes, lo raro es que pudiera mantenerme en pie en estos instantes.

De repente se escuchó una voz no desconocida para mí, la voz del causante de que esté aquí en el bosque, aunque yo hubiera sido la culpable por seguirle.

— De hecho sí va acompañada, pero la sorpresa te la daré yo —Respondió y fue tras el payaso con un cuchillo en la mano, haciéndole una raja no muy grave.

Veía cómo esos dos se estaban peleando, un poco aturdida, de repente escucho a Hoodie diciéndome que saliera corriendo muy lejos de allí.

Yo no sabía el camino de vuelta y habría muchas posibilidades de que me perdiera pero el miedo y el pánico que sentía en este momento no me dejaba pensar con claridad y sólo hice lo que Hoodie me pidió. Salí corriendo sin destino alguno mientras intentaba cerrar la herida con mi mano inútilmente. Cuando ya estaba lejos de la escena me comencé a marear y caí a la Tierra húmeda por la niebla.

...

La cabeza me dolía y sentía que en cada zona de mi cuerpo sujetaban cien kilos, abrí los ojos y no podía ver bien, como pude me frote éstos y pude ver más claramente el ambiente. Estaba amaneciendo... O atardeciendo, no sé exactamente cuál de las dos posibilidades eran porque no sabía cuánto tiempo había estado "en coma". Giré mi cabeza hacia mi izquierda y me asusté al ver a Hoodie a mi lado.

—Ho-Hoodie... —Le llamé pero no respondía, así que supuse que se había quedado dormido. Lo zarandeé para despertarlo y lo conseguí.

—¿Eh?... ¿Qué pasa?—Preguntó adormilado— ¡Joder, me he quedado dormido! —Exclamó y se puso de pie, yo me senté en la tierra como pude y me miré mi brazo que estaba cubierto por una tela donde estaba la cortadura.

—¿Qué... Qué ha pasado? —Pregunté desconcertada.

Hoodie dirigió su vista hacia mí.

—¿Qué hacías en el bosque sola ayer por la noche? —Me preguntó y lo recordé todo. Me ruboricé.

—Sólo... Sólo quería pensar —Respondí.

Hoodie se cruzó de brazos.

—¿A las doce de la noche? ¿Lo sabía Slenderman? —Preguntó.

—Sí, a las doce y... No. No lo sabe Slenderman —Respondí sin mirarle a la cara.

—¡Lo sabía! ¿Es que nunca dejas de meterte en líos? ¡Casi te matan ayer! —Exclamó notoriamente enfadado.

¿Se estaba preocupando por mí?

—¿Y qué? ¿Acaso tú se lo dijiste a él? ¡Y si me matan ¿Qué? A ti no te importaría nada! No sé por qué te comportas como si te preocupara...

Hoodie se quedó estático.

—No, no se lo dije a Slenderman pero no por eso tú también tendrías que hacerlo y no, no me preocupa pero si te pasara algo sabrían que habrías salido y... ¡Y eso! ¡No sé porque tengo que darte explicaciones absurdas!

No comprendí lo último, no tenía sentido pero aún así quería jugar un poco con él.

—Entonces... ¿Por qué fuiste a mi rescate, eh? Si no te preocupas por mí...

—¡No fui a rescatarte, idiota! Es que... Es que él es un enemigo y quería matarlo... —¿Sería verdad eso? ¿O estaría mintiendo? —Además, ya van a levantarse los demás, vayamos antes de que se percaten de que salimos sin el permiso de Slenderman o peor, que Slenderman se percate.

Me levante y nos dirigimos a la cabaña.

Me fui a la puerta justo para abrirla pero Hoodie me puso la mano encima.

—¿Pero qué haces? ¿Quieres que te vean entrar por la puerta? —Susurró y miró nuestras manos que estaban aún juntas en el pomo de la puerta, luego la quitó rápidamente —Sígueme.

Hice lo que me dijo y fuimos a la parte trasera.

—¿Qué pretendes hacer, Hoodie? —Pregunté.

—Sube a ese árbol y métete en mi cuarto —Ordenó.

—¿Qué? ¡Ni hablar! —Negué.

—Lo hiciste una vez ¿Por qué ahora no te atreves? —Preguntó Hoodie y yo me ruboricé.

La verdad es que la vez que lo hice fue gracias a la curiosidad, no porque de verdad supiera trepar por los árboles. Dicen que cuando realmente quieres hacer algo, no existen los imposibles y eso es lo que me pasó esa noche. Sin embargo ahora no había ningún motivo importante para subirme a ese peligroso árbol. Obviamente no le iba a decir eso.

—Pues no me atrevo porque... Es de día y por la noche soy más valiente —Mentí.

—Eso es una tontería, venga, sube —Ordenó de nuevo.

—¡Que no! —Exclamé.

—Shhhh... ¿Quieres que nos descubran, idiota? —Susurró alto —Venga, subiré yo primero y después te ayudaré a ti —Respondió y subió al árbol, luego me ayudó.

Ya estaba en la rama que estaba cerca de la ventana y Hoodie entró sin dificultad, ahora faltaba yo pero no me atrevía, miré hacia abajo, justo lo que no se tenía que hacer y me tambaleé un poco.

—No voy a poder pasar, Hoodie —Respondí agarrada fuertemente al árbol.

—Y más tonterías... ¿Es que acaso no sabes hacer nada sola? —Se quejó y eso me hizo enfurecer un poco.

—¡Eh! sí sé pero no me enseñaron en la escuela estas cosas, gilipollas...

—¿Qué me has llamado? —Preguntó molesto.

—Yo... Na-nada... ¡Ayúdame a entrar ya! —Exclamé.

—Me has llamado gilipollas...
Me parece que te dejaré ahí más tiempo —Opinó y se rió.

—¿Pero qué dices? ¡No me dejes sola, Hoodie! —Pedí llena de miedo. ¡Odio las alturas!

—Entonces dí las palabras mágicas.

—¿Palabras mágicas? Eh... Si no me ayudas le diré a Slenderman que saliste sin su permiso —Respondí.

—Error, esas no son. Además, yo podría decir lo mismo de ti ¿No crees? —Respondió tranquilo.

Idiota listillo.

—Bueno, yo... —No quería disculparme pero sentí cosquillas en la mano que tenía apoyada en el árbol, la observé y ví a un escarabajo pasando por mi mano —Es... Es... ¡Escarabajo! —Exclamé y grité de asco lanzándome hacia Hoodie e hice que cayéramos los dos en su cama, él estaba ahora encima de mí.

Se escucharon muchos pasos y abrieron la puerta del cuarto de Hoodie.

Masky, Ben, Sally, Jane, Jeff y Toby se asomaron, primero con cara de preocupación y luego ruborizados menos Toby que se veía triste.

—¡Lo sentimos por interrumpir! Creíamos que había pasado algo grave... —Se disculpó Jeff con cara de picardía.

—E... ¡Esto no es lo que ustedes piensan! —Exclamó Hoodie.

—Sí, claro, típica frase para tapar la verdad, es decir, lo que nosotros pensamos —Respondió Jeff y se rió antes de cerrar la puerta.

Hoodie se quitó rápidamente de arriba mío y me señaló con el dedo.

—Esto... ¡Esto es por tu culpa! ¡Siempre me meto en problemas cuando estoy contigo! ¡Aléjate de mí para siempre! ¿¡Me oyes!? ¡Para siempre! —Exclamó furioso y me sacó de su cuarto.

Mis ojos se cristalizaron sin explicación alguna y una lágrima cayó por mi mejilla sin mi permiso, la aparté de mi cara rápidamente.

Bien, pues si eso quería, eso tendría. No me acercaré más a él. Lo prometo.

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