Sin salida
Pasaron días para que Elle decidiera su venganza y en todo ese tiempo Light no hizo ningún movimiento. Claro, había sido el último en atacar y ahora debía esperar su turno. Lawliet debe reconocer que al menos es un buen contrincante que sabe jugar. Al final decidió colocarle una cucaracha falsa sobre el pupitre, lo había observado lo suficiente para saber que no era más que un niño mimado y el grito que dio al verla fue música para sus oídos. Lo que Elle obtuvo a cambio fue que su ropa fuera llenada de brillantina sin que él se diera cuenta y la cual hasta el día de hoy no ha podido sacar por completo de su uniforme.
Y así entre bromas infantiles han pasado las semanas hasta llegar a hoy: catorce de febrero.
Desde que Elle cruza la entrada, percibe un aire diferente en el ambiente, no es solo la decoración alusiva al día, sino que hasta podría jurar que ve a todos con los ojos en forma de corazones.
—Bienvenido a uno de los peores días del año. —Murmura Mello, sonsacándole un respingo tras haberse situado al lado de él, siendo seguido de Matt que viene jugando con su PSP y Near que no hace más que enrollarse un mechón de cabello en el dedo.
Aparte de la incesante riña con Yagami, puede decir que ha conseguido amigos aunque la mayoría aún decida ignorarlo. Se lleva bastante bien con esos tres y se ha acostumbrado a los raros comentarios de Nate, de hecho en ocasiones hasta responde sus perturbantes dudas.
—¿Ustedes también odian San Valentín?
—Nope, se supone que este día las chicas deberían darnos chocolates, no le veo lo negativo. —Responde Mello, relamiéndose los labios al pensar en el cacao.
—Pero a nosotros nunca nos dan. —Añade Matt, haciendo un puchero segundos después porque acaba de perder la partida.
—¿Entonces?
—Lo entenderás en un momento.
Mihael toma el agarradero de la puerta corrediza del salón para abrirla, y ahí Elle se da cuenta de por qué el alboroto. Es cierto que la mayoría de chicos tiene al menos un chocolate en su pupitre pero la cantidad que Light tiene en el suyo es exagerada, ni hablar de la fila que muchas están haciendo para poder entregarle uno.
—¿Esto es en serio? —Murmura el pelinegro, asqueado.
—A veces creo que debe ser genial ser él... —Murmura Mello más alto de lo que le hubiera gustado mientras sus ojos tristes ven como una a una las chicas van dándole un chocolate entre tímidas miradas o encendidos sonrojos.
Elle también está absorto en ese panorama, no por envidia sino más bien incredulidad, ¿acaso tiene algún pacto con el diablo para que lo adoren tanto? De pronto mira cómo un chico llega hasta el inicio de la fila luego de haber esperado pacientemente, y con la misma timidez que las féminas, extiende los brazos para obsequiar una barra de chocolate al castaño. Elle le aplaude el gesto al muchacho, es muy valiente de su parte haberse atrevido a ser el único hombre en la fila, pero lo que realmente llama su atención es la reacción del receptor. Ya que se han declarado la guerra, Elle ha procurado observar más de la cuenta a Light para descifrar sus debilidades, así que no pasa por alto el leve sonrojo en esas mejillas cuando el chico le da el chocolate, algo que no había ocurrido con ninguna mujer.
—Creo que Light es gay de closet. —Suelta sin más, mordiéndose un pulgar.
—¿Qué? —Mello es el primero en reaccionar, volteando a verlo con los ojos muy abiertos. Y aunque Matt no se considera a sí mismo chismoso, pone pause a su juego y se inclina hacia ellos para escuchar mejor— ¿Po-Por qué lo dices? ¿O como lo sabes? —Tartamudea mientras una risa nerviosa se surca en sus labios.
—Uhm, digamos que son cosas que aprendes a detectar cuando eres gay.
Esta vez el silencio se hace presente y hasta Nate deja de manipularse el cabello por voltear hacia él.
—¿Eres gay? —Pregunta Matt, mostrándose sorprendido.
—Sí, ¿algún problema? —El pelinegro alza una ceja, viéndolo a uno por uno, quienes niegan lentamente.
—Bueno... es solo que no se te nota... —Murmura Mello, cerrándose el saco por completo con las manos, acción que hace que Elle ponga los ojos en blanco.
—Tranquilo, Mihael, que me gusten los chicos no significa que voy por ahí chorreando por todos. De hecho aquí no he visto alguno que me llame la atención.
—¿De verdad? —El rubio se relaja, acomodándose el uniforme— En ese caso, volvamos a lo nuestro...
—Una vez leí que un hombre se metió muchos termómetros por el recto —interrumpe Nate con su voz monótona—, se rompieron y el mercurio lo mató, ¿no les parece una forma divertida de morir?
—Enano, por una vez deja tus rarezas para después, ¿quieres? —Mello frunce el ceño, tomándolo del mentón a Elle para recuperar su atención— Como te iba diciendo, tienes que enamorar a Light.
Matt y Nate se muestran confundidos, Elle por su parte larga una sonora carcajada.
—No has tenido tu primera ración de chocolate del día, ¿verdad? —Menea la cabeza, retirándose una lagrimilla con el dedo.
—Hablo en serio. —Responde Mihael estoico.
—Sigue soñando. Yo jamás me metería con Yagami.
—¿Por qué no? Piénsalo, todas las chicas se derriten por él, ¿te imaginas el escándalo si todos supieran que es joto?
Elle lo piensa pero no por el escándalo. Por largos segundos observa al castaño y admite para sí mismo que el chico es jodidamente guapo, sin embargo no se cree capaz de soportar a un niñito tan presumido, ni siquiera por una apuesta.
—Olvídalo.
—¿Te gana la moral? —Mihael lo toma del mentón, haciéndolo girar de nuevo hacia él para que lo vea a los ojos— No tendrías que sentirte mal, podríamos decir que es el karma.
—No me afecta la posibilidad de romperle el corazón —remueve la cabeza, alejándose de los dedos del otro—, de hecho ni me importa, pero entiende una cosa, no soportaría estar ni cinco minutos pegado a Yagami, ¿de qué hablaríamos? Puede que sea muy inteligente en clases pero fuera de ello para mí es un cabeza hueca que seguro solo habla de cosas superficiales.
En ese momento la puerta se abre y todos buscan sus asientos, en el caso de Elle solo se acomoda porque ya estaba en el suyo, Mello rechina los dientes, detestando que el profesor haya llegado cuando estaban a la mitad de una plática importante. Le pide a Matt que cambien de pupitre para quedar detrás del pelinegro, a quien picotea con un lápiz para llamar su atención.
—¿Y si te regalo mi postre de los almuerzos por una semana lo harías? —Susurra, inclinándose hacia adelante. El otro guarda silencio, algo que el rubio interpreta como interés, por lo que decide añadir un poco más a su propuesta— también puedo comprarte de esas galletas que tanto te gustaron para que acompañes los postres durante esa semana.
Ok, él adora los postres y por algún motivo en este colegio siempre sirven pasteles deliciosos, eso no significa que él accedería a lo que fuera por un buen pedazo de pastel, por ejemplo si le estuvieran pidiendo algo demasiado serio como asesinar a alguien, obvio rechazaría la oferta. Sin embargo, lo que le piden es sencillo y hasta gratificante: dejar expuesto al chico que disfruta de menospreciar a los demás.
—Que sea por un mes. —Murmura por sobre su hombro, viendo de reojo al rubio.
Mello se muerde los labios, un mes le parece exagerado, no obstante tampoco duda mucho.
—Hecho. —Extiende una mano para estrecharle al menos los dedos a su amigo.
Elle vuelve la vista al pizarron, pensando si acaso acaba de actuar por impulso. No le importa hacer sufrir a Yagami, de verdad que no, pero no tiene idea de cómo carajos va a enamorar a alguien que ni siquiera desea tener cerca.
oOo
Al final Elle había decidido desistir de la idea, admite que solo accedió porque los dulces son su debilidad y aunque al principio Mihael se molestó, ha pasado más de una semana y todo está bien entre ellos.
—Bienvenido al segundo peor día del año. —Dice Mello tras alcanzarlo en la entrada del colegio.
Elle ni se inmuta, solo le da los cinco a Matt y le revuelve el cabello a Nate, cosa que el menor detesta. Aunque sea tan raro, Lawliet encuentra a ese enano demasiado adorable.
—¿Cuántos días malos existen al año? —Pregunta el pelinegro, todavía recordando San Valentín.
—Con Light como compañero todos los días son insufribles. —Responde el rubio, codeando a Matt para que lo secunde.
—Ehm, lo siento, debo irme.
Los tres se observan extrañados entre sí al ver al pelirrojo alejándose de ellos corriendo de la nada.
—Mail es raro... —comenta Nate, encogiéndose de hombros.
—Eres el menos indicado para decir eso, enano. —Mello frunce el ceño antes de retomar el andar. Matt y él son amigos desde niños, ¿por qué sale huyendo de la nada sin decirle qué pasa?
El ánimo de Mihael se ve afectado debido a la repentina huida del pelirrojo, por lo que Lawliet no insiste en el tema anterior. Sin embargo entiende a lo que Mello se refería una vez que entran al salón de clases.
—¿Por qué hay globos en las paredes y el techo? —Elle parpadea confundido, viendo despacio hacia todas partes, encontrando globos y carteles coloridos por donde sea que vea.
—Light cumple años. —Responde Nate sin ninguna emoción en su voz.
El rubio no dice nada, la extraña actitud de Matt lo dejó pensativo e incapaz de echar chisme a gusto, por lo que solo se dirige a su pupitre mientras con la mirada intenta ubicar cierta cabeza pelirroja.
Elle por su parte sonríe, si bien entiende por qué el rubio lo llamó "el segundo peor día del año", él tiene la broma perfecta que va acorde a la fecha y no piensa desaprovechar la oportunidad, así que sale del salón antes que el profesor llegue.
oOo
Light no ha podido prestar atención durante toda la clase, aún no entiende cómo el maestro no cuestionó la ausencia de Elle Lawliet pero él no ha dejado de pensar dónde se ha metido ese cara de panda.
Sin embargo, una vez el timbre suena se ve rodeado por muchos alumnos que le impiden siquiera escuchar sus propios pensamientos.
—¡Light, te traje esto! —Dice una chica de anteojos, extendiéndole un recipiente transparente que guarda un pastel donde la frase "feliz cumpleaños" está escrito con demasiados adornos— ¡Lo hice yo misma!
Y al obsequio de ella se le agregan muchos más, todos queriendo llamar su atención para obtener un "gracias" de su parte.
Quizá cualquier otro odiaría tanta atención, Teru por ejemplo ha preferido quedarse a un lado. No obstante Light adora que todo gire en torno a él, ¿quien odiaría recibir tantos regalos?
—¿Light? —Mikami carraspea la garganta tras abrirse espacio en el círculo— ¿Salimos? Misa dijo que nos esperaba en el patio.
El aludido asiente y con la sonrisa más amable les promete a todos que después verá sus regalos y les agradece el gesto.
—Pensé que nunca se irían. —Comenta el pelinegro caminando al lado de su amigo luego que el círculo se disipara.
—Lo sé, y me parece que hoy me trajeron más regalos que el año pasado, ¿no crees? —Responde, usando un espejo de bolsillo para acomodarse el fleco que cae en su frente.
Teru tan solo encoge los hombros, los demás también son atentos con él por ser amigo de Light, pero honestamente él no es fan de ser el centro de atención. Caminan en dirección a los casilleros porque el castaño quiere guardar alguno de los obsequios para no tenerlos apilados en el pupitre y así darle espacio al resto; no charlan de nada serio, hoy las miradas están mucho más puestas sobre ellos y eso les quita privacidad.
—¿Perfume nuevo? —Pregunta Teru tras haber olfateado un poco y percibir un aroma diferente.
—Sip, me lo regalaron hoy —sonríe de lado mientras comienza a colocar la combinación para abrir su casillero—, ¿te gusta?
Lo que sale de los labios del pelinegro es un jadeo, porque tan pronto el casillero se abre algo explota dentro de él, disparando una buena cantidad de crema batida que va a parar a la cara de Light.
—¡¡Elle Lawliet!! —Grita encolerizado mientras se retira la mezcla de los ojos.
—Light, acompáñame al baño. —Teru lo toma del brazo para llevarlo consigo y tal vez intentar tranquilizarlo. Pese a que esos dos se han jugado bromas durante todo este tiempo, nunca había visto a su amigo tan molesto.
—¡Fuera! —Exige el castaño tan pronto llegan a los sanitarios, provocando que los tres alumnos presentes salgan corriendo.
—Usa esto. —Mikami le extiende un poco de papel toalla, el cual el otro casi le arrebata.
—Es como la tercera vez que termino en los baños por su culpa —frunce el ceño mientras se inclina hacia el lavabo para tomar un poco de agua del grifo y enguantarse el rostro—. Mis bromas... ¿qué han sido? Purpurina en su ropa y darle vuelta a su mochila, ¿¡te das cuenta de la diferencia entre sus bromas y mis bromas!?
—Tú eres quien insiste en caer en su juego. —Lo ayuda a quitarse el saco para que pueda lavar la parte de la camisa que también se vio afectada.
—¡Ese no es el punto, Teru! ¡El punto es que él insiste en meterse con mi imagen!
—Es obvio, busca atacar donde sabe que te afecta —se encoge de hombros, honestamente la plática le importa poco. Sin embargo, nota que sus palabras confundieron al otro—. No sé por qué te sorprendes, eres la persona más narcisista que conozco.
—¿Que hay de malo en preocuparse por la imagen? —Se endereza, obeservandose en el espejo.
—Definitivamente nada, pero debes admitir que Elle te lleva ventaja.
—¿Y cómo por qué me lleva ventaja? —Voltea hacia él, apretando la mandíbula. Teru suspira.
—Aceptalo Light, tus bromas son como las de un niño pequeño, Elle es...
—¿Es que? —Interrumpe, rechinando los dientes.
Mikami no le aparta la mirada, se mantiene sereno. Quizá visto desde afuera no parezca más que su perrito faldero pero Teru es el único con los huevos bien puestos para decirle las cosas sin titubear.
—Ya te lo dije, te lleva ventaja —responde estoico—, dicho en otras palabras la gente diría que a él le sobra "el barrio" que a ti te falta.
El castaño pone los ojos en blanco antes de volver a abrir el grifo y tomar un poco más de agua. Tal vez su amigo tenga un poco de razón, hasta el momento ha sido muy leve con sus bromas, y si Elle insiste en meterse con su imagen, quizá él debería enseñarle a preocuparse más por la suya.
—Tengo una idea... —Murmura con una sonrisa ladina, viendo como sus manos ahuecadas bajo el chorro se llenan de agua.
oOo
—Light, realmente no creo que esto sea una buena idea...
Mikami luce nervioso mientras caminan por la azotea con una cubeta llena de agua. Aunque sea el único que le dice las verdades sin titubear, siempre lo apoya en todo.
—Ya te dije que será genial. Además es tu culpa por insinuar que mis bromas son infantiles.
—Los dos son unos infantiles —pone los ojos en blanco—, pero ya estamos aquí, solo te pido que si te descubren me dejes fuera de esto.
El castaño asiente, en ningún momento se le ha cruzado por la cabeza involucrarlo. Llegan a borde que está rodeado por un barandal que les llega hasta el pecho, desde ahí ubican a Misa en el patio. Light le pidió a Teru que hablara con ella, Misa es muy guapa y seguramente cualquier chico caería a sus pies. Amane habló con Elle y quedaron de verse en el patio para platicar y conocerse, ahora solo deben esperar a que ella les dé la señal que Lawliet está pasando justo por debajo para que vacíen la cubeta.
—No te importa tu apariencia, ¿no? —La sonrisa de Light se ensancha cuando sus ojos enfocan a Misa haciéndole un gesto para que procedan— No te caería nada mal darte un baño.
Tras dicho lo último deja caer el agua, sin embargo retrocede boquiabierto y pálido cuando ve a su amiga llevarse las manos a la boca con un gesto de terror.
—¡Quien sea que esté allá arriba, a mi oficina ahora mismo!
Light traga saliva luego de escuchar la voz de la directora pero como alguien que acepta su destino con dignidad, da media vuelta y se dirige a las escaleras.
oOo
—¡Ah! ¿Entonces Elle Lawliet también está involucrado? —Pregunta furiosa la mujer de cabello lacio mientras camina de un lado a otro y con una toalla pequeña intenta retirarse el exceso de agua de la ropa y el pelo.
—¡Él empezó! —Se defiende Light, arañando un poco los reposabrazos de la butaca— ¡Él me llenó el casillero de crema chantillí!
—Ni una palabra más, joven Yagami. —Dictamina, deteniéndose de repente frente al escritorio para tomar el teléfono que está en él— Sarah, haz que Elle Lawliet se presente en mi oficina de inmediato.
El castaño se muerde los labios al verla colgar con demasiada fuerza, luego todo queda en silencio. Ella toma asiento en su butaca, sus labios formando una línea horizontal y sin apartarle los ojos de encima. Por primera vez Light se alegra de ver al pelinegro ya que cuando él asoma la cabeza por la puerta, la espesa tensión se disipa un poco.
—¿Me mandó a llamar, directora?
—Tome asiento, joven Lawliet.
El aludido asiente, entra despacio y observa de reojo al castaño antes de sentarse en la butaca que está a su lado.
—Estoy al tanto de las bromitas que ustedes dos se hacen —los señala con el índice, manteniendo el entrecejo apretado—, y estaba dispuesta a dejarlas pasar pero ¡esto! —se apunta a sí misma, mostrando su saco empapado y cabello fuera de lugar— ¡esto no lo pienso tolerar!
—Pero yo no le hice eso... —Murmura Elle, levemente cabizbajo en un gesto inocente.
—No te hagas el santo —Light pone los ojos en blanco, soltandole un golpe en el brazo—, tú llenaste de crema chantilly mi casillero.
—¿Tienes pruebas? —Elle voltea hacia él, alzando una ceja desafiante.
—Yo no necesito pruebas —interviene la directora—. Light Yagami... —se dirige al castaño— usted ha sido el mejor alumno que hemos tenido desde que comenzó a estudiar en esta institución. Elle Lawliet... —esta vez voltea hacia el otro joven— a pesar de ser de nuevo ingreso, ha demostrado ser un alumno ejemplar. Es una pena que los dos mejores estudiantes estén envueltos en esta situación —se acomoda en la butaca, viendo a uno y luego al otro—. He estado pensando en cómo podemos solucionar esto, en un principio consideré la opción de tener una charla con ustedes para pedirles que se detuvieran, confiando en que son dos jóvenes maduros que actuarán acorde a su edad —coloca los antebrazos en el escritorio, entrelazando los dedos mientras sonríe de lado—. Sin embargo luego de esto prefiero inclinarme por la otra opción que tenía en mente... ya hablé con sus familias y desde el día de hoy estarán encadenados por las siguientes cuatro semanas, esperando que logren aprender a llevarse bien.
—¿¡Qué!? —Los dos vociferan al unísono, casi saltando fuera de la butaca.
—Yo no tendría que obligarlos a llevarse bien, con que se comportaran sería suficiente, pero dadas las circunstancias me parece que es un castigo acorde.
—Pe-Pero yo no empecé, ¡es mi cumpleaños y por él tengo chantilly en la ropa!
—¡Yo no fui quien la mojó! —se defiende Lawliet, poniéndose de pie.
—Los señores Yagami y el señor Watari son quienes tendrán la llave —explica, ignorando las quejas de los jóvenes—, solo ellos podrán desatar la cadena para que tengan cierta privacidad cuando se duchen, cambien o usen el baño. De ahí en más ustedes tendrán que ponerse de acuerdo en todo, eso incluye elegir en la casa de quien dormirán ya que tendrán al otro atado a su muñeca, ¿queda claro?
—¡Por supuesto que no! —Alega Light, apoyando las manos con fuerza sobre el escritorio— ¡Lo que pretende hacer ni siquiera suena legal!
—¿Tienen alguna duda?
—Sí, ¿cómo evitar el castigo? —Elle suspira, moviendo una pierna nervioso.
—No hay manera de evadir esto, joven Lawliet.
—Pues yo no pienso hacerlo, no me puede obligar. —La postura de Light es firme mientras se cruza de brazos.
—No tiene otra opción, joven Yagami —la directora lo mira con semblante serio—. Por ser su cumpleaños no los encadenaré desde ya, pero una vez terminen las clases deberán pasar por mi oficina para dar inicio al castigo.
El castaño se deja caer en la butaca con un aire de derrota, acto seguido voltea despacio hacia el pelinegro y no puede evitar tragar saliva, formando un gesto de pavor mientras piensa que por las próximas cuatro semanas tendrá que estar atado a él.
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