Pasteles para el corazón
—¿Entonces ayer fue el último día que durmieron en tu casa? —Pregunta Teru, cortando con delicadeza un trozo de zanahoria al vapor. Es el único que siempre lleva un almuerzo completo nutricionalmente hablando, gracias a su nana.
—Sip, ya era hora —responde Elle pese a que la pregunta no iba dirigida a él. Le da una mordida a su sándwich de atún, él al igual que la mayoría en esa mesa debe conformarse con los almuerzos de la cafetería—. Por fin estaremos en mi territorio.
Light pone los ojos en blanco al detectar cierta malicia en las palabras del otro. Le queda claro que Lawliet no conoce la palabra pudor, así que lo mejor que puede hacer es ignorarlo, no caer en su juego.
—¿Y cómo pasaron el fin de semana sin mí? —El castaño sonríe mientras mira a Misa y a Teru, ignorando a los demás con los que también debe compartir la mesa en contra de su voluntad.
—Tu amigo... te encontró... reemplazo bastante... rápido. —Balbucea Mihael con la boca atiborrada de espaguetis, aún sabiendo que no le estaban preguntando a él.
—¡Eso no es cierto! —Se apresura a decir Teru, volteando hacia el rubio, y si no estuvieran Misa y Matt en medio seguro le daba al menos un jalón de greñas— ¡Sólo los invité a mi casa, nada más!
—¿Ellos estuvieron en tu casa? —Light enarca una ceja, su mano soltando el tenedor involuntariamente.
Mikami vuelve la vista al frente, palideciendo al notar el desconcierto en el rostro del castaño.
—Bueno, sí... es que Misa no me respondió y...
—Ni siquiera me llamaste. —Interrumpe la chica inflando los cachetes, ¿cómo que se reunieron y no la invitaron?
—¿Te molesta acaso, Yagami? —Cuestiona Elle, viendo de reojo a su compañero de cadena.
—¿Que? No, no —menea la cabeza, abriendo los ojos por completo—. Es... me pareció extraño, es todo.
—Pues a Teru si le molesta que ahora ustedes estén juntos todo el tiempo —Mello sonríe de lado, tiene muy presente las palabras de Mikami, y aunque aceptó sus disculpas no significa que las haya olvidado—, ¿o por qué otra razón crees que nos llamaría para pasar el rato con él? Claramente está celoso y es tan patetico que el pobrecito tiene miedo que lo reemplacen.
Light es testigo de cómo el rostro de su amigo se torna rojo. No le parece gracioso que Mihael trate de humillar a Teru, a él que le digan lo que quieran, después de todo está consciente que él siempre los tachó de rechazados, pero Teru jamás se ha metido con ellos. Se pone de pie empujando un poco la silla, acto seguido se inclina hacia adelante y estirando los brazos toma el rostro de su amigo, haciendo que voltee a verlo.
—No le hagas caso, lo está diciendo solo por molestarte —sonríe, una sonrisa que desaparece al momento de ladear el rostro en dirección al rubio—. Supongo que conociste a la señora Ari, la nana de Teru es un amor y conociéndola sé que les debe haber ofrecido comida durante todo el tiempo que estuvieron ahí.
—Nos cortó los sándwiches en triangulitos. —Comenta Near con su voz monótona sólo porque sentía que no había aportado nada a la conversación.
Mihael aprieta los dientes, le soltaría un golpe al enano pero no quiere perder la lucha de miradas que tiene con el castaño. No le tiene miedo.
—Gracias, Nate —Light le dedica una leve sonrisa falsa al más bajito y luego vuelve a Mello—. Así que... mi amigo te abre las puertas de su casa, su nana los atiende, ¿y tú lo agradeces de esta manera? —deja caer la cabeza hacia un lado en un gesto de falsa confusión. Las palabras, mirada y todo en Light es tan imponente que nadie se atreve a alegar en nombre de Mello— Yo sé cosas que no debería porque no me interesan, pero ¿sabes lo que los demás me dicen de ti? Que eres un resentido por no ser "popular" —forma las comillas en el aire poniendo los ojos en blanco. Mihael aprieta los puños y tensa la mandíbula— ¿Es mi culpa? Tal vez, pero a mí parecer el único patético aquí eres tú y cuando te preguntes por qué te considero tan corriente, acuérdate de esto.
El aire se vuelve pesado con eso último, los que lo conocen saben que Light es directo a la yugular y sin remordimientos. Mello se levanta de inmediato, haciendo que la silla caiga estrepitosamente, los más cercanos voltean a ver. No obstante, antes que pueda decir o hacer algo, Matt también se pone de pie y lo toma de los hombros.
—Vamos al baño, Mello.
Todos en la mesa, a excepción de Misa o Teru, se quedan atónitos por lo que acaban de presenciar.
—¿¡Qué no escuchaste lo que me dijo!? —Farfulla mientras su amigo lo empuja para evitar un percance.
—Sí... —Murmura Matt, llevándolo a rastras— pero es que tú también, Mello... Teru fue buena onda con nosotros...
—¡Pero ese imbécil... !
Las quejas de Mihael se van volviendo lejanas hasta que ese par cruza la puerta de la cafetería. Light solo aparta la mirada una vez la puerta se cierra, acto seguido vuelve a su asiento para tomar los cubiertos y continuar con su almuerzo como si nada hubiera ocurrido.
—No era necesario... —Susurra Teru, extendiendo un brazo y poniendo la mano sobre la que su amigo tiene en la mesa.
El castaño menea la cabeza, sonriendo. —Cambiando de tema, les compré algo en la tienda de souvenirs del hotel. Se los doy a la salida.
Elle agacha la cabeza y frunce el ceño, ahora entiende por qué Light pasó tanto tiempo viendo unas pulseras, de esas que con solo verlas te recuerdan a la playa. No lo ha visto usarlas así que le pareció tonto que hubieran visitado esa tienda, ahora entiende que eran para sus amigos. Es una suerte que Matt y Mello no estén en la mesa porque muy probable lo hubieran volteado a ver como diciendo: «supongo que tú también nos trajiste algo».
Por el resto del almuerzo los únicos que conversan animados son Light, Teru y Misa, Lawliet y Near lo hacen en silencio, pese a que éste último se conoce por ser callado, él al igual que el pelinegro sigue procesando lo ocurrido. Consideran que tal vez Mello se lo merecía pero jamás imaginaron que Light sacaría las garras de esa manera por Teru, desde afuera del círculo todo se percibe diferente. La idea que tienen de él es la de un niño egoísta, presumido, arrogante y narcisista pero esta sería la segunda vez que Lawliet lo ve saltar y preocuparse por alguien más que no sea él mismo.
Cuando la campana suena todos comienzan a dejar sus asientos para volver de mala gana a clases. Misa es la primera en levantarse de la mesa, para formar parte del equipo de porristas tiene diversas responsabilidades, entre ellas ser puntual a cada clase. Los demás la siguen unos segundos después, para suerte de Teru, Light y Elle —para variar— parecen ir discutiendo por algo, eso le permite colocarse al lado de Near hasta que se atreve a tomarlo de la muñeca para llamar su atención.
—Yo... —carraspea la garganta cuando esos enormes ojos se clavan en él, deteniéndose ambos en medio del pasillo— Ayer fuimos a un centro comercial con mis padres y... bueno, pasamos frente a una librería —está sudando, no sabe cómo puede mantenerse de pie mientras se lleva una mano a la parte interna del saco, sacando un libro del bolsillo escondido en esa zona— Vi este libro, según la portada son historias de reencarnación... lo ojeé un poco y me detuve en un capítulo dedicado a... a los casos que surgieron luego del 9/11, ¿leíste sobre ellos? —forma una sonrisa nerviosa, temblando por completo porque el otro no dice nada ni tampoco toma el obsequio— ¡compré dos! —alza un poco la voz de forma inconsciente— y... pensé que podríamos leerlo, luego... tal vez podríamos reunirnos, en una cafetería ¿quizá? Para... ya sabes, hablar del libro... ¡pero solo si tú quisieras! —Agrega lo último de prisa y un poco exaltado por no saber cómo interpretar la carencia de emociones en ese rostro.
Por unos segundos más Near permanece callado, viendo fijo a Teru hasta que desciende la mirada y la clava en el libro que se mueve como una gelatina, se pregunta por qué el pelinegro está temblando tanto. Sin embargo, su cabeza está intentando procesar lo que está ocurriendo como para enfocarse en los gestos corporales del otro. Jamás nadie le había regalado algo que estuviera relacionado a temas que a él le interesan, quizá porque los demás lo consideran demasiado raro. Ese detalle lo hace sonreír de forma inconsciente y siente un extraño cosquilleo cuando sus dedos rozan la cubierta.
—Me encantaría, Teru. —Responde antes de dar media vuelta para continuar con su camino, abrazando el libro contra su pecho.
Mikami dice que irá en un segundo y cuando considera que el otro está lo suficientemente lejos, se apoya contra la pared más cercana y comienza a hiperventilar. Ni el cardio más intenso había logrado que su corazón latiera de la forma que está latiendo, un segundo más sin que Nate tomara el libro y de seguro habría caído víctima de un ataque cardiaco.
Nunca ha sido hábil haciendo nuevos amigos, por ende siempre fue alguien solitario. El único motivo por el que ahora se lleva tan bien con Light es porque el castaño lo acogió en su círculo social, el típico extrovertido adoptando a un introvertido. Sin embargo, desea conocer más a Near, le parece alguien sumamente interesante cuyas pláticas jamás le aburrirían. Solo espera que su forma de actuar no se haya malinterpretado o peor aún, que lo haya asustado.
oOo
La casa de Lawliet resulta ser más grande de lo que Light hubiese imaginado, un poco antigua pero bien conservada. Una casa tan grande para dos personas no tiene sentido, pero lo realmente sorprendente es la hospitalidad del dueño de dicha morada. Light considera que Watari es el abuelito que todos deberían tener. Desde que llegaron por la tarde ha hecho de todo para hacerlo sentir cómodo. Le ha preguntado qué comida le gusta, cuál no, si prefiere el agua caliente o fría para bañarse, si es vegetariano o si es alérgico a algo. En fin, no entiende cómo un viejito tan adorable está relacionado consanguineamente con alguien como Elle.
—Y en serio, Light, si necesitas algo, lo que sea, házmelo saber. —Dice Quillsh mientras acomoda una frazada calientita en la mitad de la cama. Sabe que su nieto adora dormir con el aire acondicionado a todo lo que da y no quiere que el muchacho invitado vaya a morir de hipotermia.
—Es muy amable, señor Watari —el castaño hace una leve reverencia antes de caminar hacia el pelinegro para cerrar la esposa alrededor de su muñeca. Watari había abierto las esposas para que pudieran ponerse el pijamas—. Muchas gracias por todas sus atenciones.
Elle no puede evitar poner los ojos en blanco al escuchar la amabilidad en la voz de Light, ahora entiende por qué los mayores lo aman tanto.
—Descansen, chicos. Procuren no desvelarse, mañana tienen clases.
Watari se acerca a su nieto para despedirse con un beso en la frente y luego le da unas palmadas en el brazo a Light, recordándole que puede pedirle lo que sea. Una vez Quillsh sale por la puerta, la sonrisa de niño bueno desaparece del rostro del castaño, no porque el abuelito le caiga mal, sino porque ahora está a solas con Elle.
—¿Y bien? ¿Dónde está el colchón? —Se cruza de brazos, suspirando hastiado.
—Cambié de opinión. —Elle encoge los hombros y camina hacia la cama, jalando la cadena—. Mi cama es lo suficientemente amplia para los dos —se lanza sobre ella, haciendo tambalear al castaño.
Light pone los ojos en blanco al verlo estirar los brazos para demostrar el espacio que hay.
—Pensé que estabas esperando este momento para vengarte.
—Si quieres dormir en el suelo, hazlo. —Responde, encogiendose de hombros una vez más.
Light no piensa discutir, pasaron el fin de semana en la playa y sumado a eso hoy es lunes, quizá sea mental pero la mayoría suelen sentir que los lunes es el día más pesado. Lo único que quiere es descansar, así que se acomoda en su lado de la cama y se echa las cobijas encima antes de ponerse de lado, dándole la espalda al otro.
—¿Ya te vas a dormir?
—Sí. —Responde con hastío.
—¿Sin un besito de buenas noches? —Hace un puchero que lo hace lucir inocente.
El castaño estalla en carcajadas antes de girar en dirección al pelinegro.
—Te voy a dejar algo claro, que haya aceptado... aquello, no significa que pretenda o que siquiera desee pasar pegado a tus labios. —Tras eso, se vuelve a dar vuelta.
Elle se queda en silencio unos segundos hasta que comienza a picotearle el hombro con el dedo.
—Oye...
—No me vas a dejar dormir, ¿verdad? —Murmura entre dientes a la vez que se gira de nuevo.
—Solo tengo una pregunta... —Muestra su dedo índice haciendo alusión a que solo será una mientras se encoge como si fuera un niño pequeño.
—Habla. —Pone los ojos en blanco, suspirando.
—Estaba pensando... ya que nunca habías besado a un chico, me imagino que hay otras cosas que tampoco has hecho. Así que podrías hacerlas conmigo.
—¿Hacer qué? —Enarca una ceja, genuinamente confundido.
—Ya sabes, tener sexo. —Dice como si tal cosa.
Los ojos de Light se abren por completo y su rostro enrojece de forma alarmante.
—E-Eres... ¡Eres imposible! —Farfulla, jalando las cobijas para cubrirse con ellas. Lo que más quisiera es desaparecer, jamás se había sentido tan avergonzado en su vida.
—¡Ay, por favor! Nunca se la he metido a un chico virgen. —Se incorpora en la cama para tomar las sábanas y jalarlas en un intento de sacar al castaño de su escondite, lo cual logra solo porque es el mismo Light quien las hace a un lado. Aún se siente avergonzado pero a eso se le suma una incipiente furia.
—Número uno: ¿qué te hace creer que quiero ser yo el que reciba? —también se incorpora, frunciendo el ceño— Y número dos: ¿qué te hace creer que yo estoy aquí para cumplir tus fantasías?
—Lo haces sonar mal, es más bien una situación ganar-ganar —explica como si estuviera hablando de algo normal—. Siendo sinceros admito que te me haces atractivo, ¿eso ayuda?
—¿Piensas que voy a acostarme contigo solo porque me halagas? —Tensa la mandíbula.
—No dije eso, pero ya que accediste a besarte conmigo... pensé que te interesaría llegar a algo más, tal vez llevar a cabo una fantasía que has reprimido por seguir en el closet.
Aunque Light no pueda creer que esta conversación está ocurriendo, siente que el estómago se le retuerce al escucharlo hablar.
—El día que eso ocurra, pretendo hacerlo con alguien menos idiota. —Responde viéndolo a los ojos, intentando no quebrarse.
—¿En serio te van esas cursilerías? —ríe, sin darse cuenta de lo que realmente está provocando— ¿Darle tu virginidad al hombre que amas y esas cosas?
—¡Elle, cállate! —Vocifera tan alto que no le sorprendería si Watari apareciera luego de eso— ¡Fuiste aceptado en el colegio Daikoku por ser sobresaliente! ¡y eso me ofende, ¿sabes?! ¿¡Cómo es posible que el chico que me superó en notas sea un completo imbécil que solo piensa con la de abajo!?
Light se vuelve a acostar, esta vez en un movimiento violento a la vez que jala las cobijas para cubrirse por completo con ellas. Debajo de las sábanas comienza a respirar agitado mientras los ojos se le nublan, intenta calmarse, no desea llorar y menos al lado de Lawliet. Sin embargo es difícil, se siente como in idiota; es cierto que él y Elle no son amigos pero no esperaba esto, se siente cosificado, como un fenómeno que solo está ahí para experimentar con él.
Elle sigue hincado en el colchón, con la mente en blanco mientras observa el bulto de sábanas en un lado de la cama. Comienza a repasar las palabras que dijo, preguntándose por qué las dijo en primer lugar. Tenía la idea que a alguien tan correcto como el castaño debía ser menos romántico y más de palabras subidas de tono, pero parece que cruzó la línea y en lugar de usar la vulgaridad de forma atrayente pasó a ser simplemente un vulgar asqueroso.
—Yagami... —Murmura y aún hincado se arrastra por el colchón hasta que posa su mano sobre el burrito de sábanas— no quise ofenderte... —el otro no contesta. Duda mucho que se haya dormido y aunque no puede verlo, lo escucha sollozar muy por lo bajo y eso lo hace sentir peor— Fui un idiota, tienes todo el derecho a decírmelo, solo... lo siento... no quise...
—Quiero y respeto mucho a mis padres, ¿sabes? —interrumpe Light, aún cubriéndose con las sábanas y haciendo un esfuerzo sobrehumano para que su voz no suene quebrantada— No sé cómo ellos asimilarían la noticia pero no quisiera hacerlos pasar un mal rato, eso no me vuelve alguien infeliz —se quita las cobijas de la cara y clava los ojos en Elle, los cuales a pesar de estar nublados ni una lagrima sale de ellos, más que tristeza su rostro refleja frustración—. Yo no estoy sufriendo en el closet como lo haces ver así que no actúes como que me estás salvando, porque yo no he pedido ser salvado —frunce el ceño y sus gestos son tan duros que Elle no puede evitar tragar saliva—. He pensado sobre esto antes, ¿sabes?, es mi último año en el colegio, pretendo ir a una universidad fuera de la ciudad y ahí podré ser más libre —se encoge de hombros y suspira, su presión sanguínea descendiendo gradualmente—. Quizá con el tiempo lo sepan, o quizá sea yo quien se los diga pero en este momento no quiero hacerlo, y ni tú ni nadie puede obligarme a "salir del closet" si yo no quiero o no me siento listo.
—Tienes razón... —murmura asintiendo, como si no hubiera olvidado hablar con Mello sobre el vídeo, el fin de semana pasaron ocupados en la playa y hoy ni lo ha recordado— Dime que soy un idiota... o golpéame si quieres...
—¿Qué... ? —Light enarca una ceja, sin poder evitar soltar una leve risa.
Elle se muerde los labios, pensando. Se siente avergonzado y lo único que quiere es una manera de compensarlo. A decir verdad, no esperaba que Light reaccionara así, aunque luego de lo sucedido en la cafetería tampoco debería sorprenderle. Es un golpe a su ego pero se atrevería a decir que el castaño tiene los huevos mejor puestos que él, y sin darse cuenta la idea que tenía sobre él ha venido cambiando los últimos días, y con lo sucedido recientemente es un revés casi por completo.
—Puedes preguntarme lo que quieras, algo vergonzoso podría ser.
—No es necesario, Elle. —Menea la cabeza, lo único que quiere es dormir.
—Por favor —aún hincado en el colchón, deja caer sus glúteos hasta que éstos chocan con sus talones, acto seguido junta las manos en señal de súplica—, pregúntame la cosa más vergonzosa que se te ocurra y luego podrás atormentarme con eso. Responderé lo que sea, lo prometo.
Light suspira, ya más calmado. No le interesa indagar entre las posibles humillaciones que Elle haya atravesado a lo largo de su vida, menos para usarlas en su contra. De hecho no le interesa preguntar nada en específico cuando tiene tanto sueño, pero conociendo al pelinegro como ha llegado a conocerlo estas últimas semanas, sabe que no se callará si no lo hace.
—Uhm... háblame de tus padres.
La actitud de Elle cambia de inmediato, sus hombros caen un poco y su semblante se vuelve sombrío mientras se acomoda de regreso en la cama.
—¿En serio esa será tu pregunta? —Murmura, echándose las cobijas encima hasta el pecho.
—Si no quieres hablar de ellos, está bien. —Responde en un tono suave, su cabeza de lado sobre la almohada en dirección a Elle.
El pelinegro suspira, fue él quien dijo que respondería lo que fuera. Además no quiere quedar como un niñito traumado o algo así.
—Mi mamá... —se relame los labios para hacer una pausa al sentir que su voz estaba a punto de flaquear—... murió cuando tenía trece años... —es capaz de completar la frase sin titubear, luego sonríe en un intento de lucir tranquilo, sin embargo lo que Light percibe en esa sonrisa es tristeza pura—. Tuvo cáncer... lidió con él por cinco años... a veces pensábamos que se sanaría, habían épocas de esperanza... luchó como toda una guerrera —vuelve a sonreír, esta vez sintiéndose orgulloso de su madre—, pero sufrió mucho... y al final, no lo logró...
—Lo siento mucho... —Light traga saliva mientras se ladea en el colchón y se arrastra un poco sobre él, acercándose a Elle de forma inconsciente pero sin invadir su espacio personal.
El pelinegro menea la cabeza, restándole importancia. —Me consuela saber que ya no le duele nada, que ya está descansando —gira la cabeza en dirección al otro, dedicándole una sonrisa pese a que su rostro sigue denotando tristeza—. Luego de eso solo fuimos mi padre y yo por un tiempo, hasta que él conoció a otra mujer —se encoge de hombros, como si no fuera la gran cosa—. Creo que ninguna mujer joven quiere cargar con un muchachito de casi catorce años. Desde entonces vivo con mi abuelo... supongo que lo bueno es que mi papá aún se acuerda de mí y me llama de vez en cuando. —Agrega riendo en un intento fallido de mermar el pesar que le apuñala el pecho.
Light se muerde los labios al ver una fina lágrima descender por la sien del otro, está seguro que el pelinegro no se ha dado cuenta que la dejó salir mientras sigue viendo hacia el techo. En un acto reflejo estira el brazo con la intención de secar esa lágrima usando uno de sus dedos, sin embargo se detiene de pronto y vuelve a su posición inicial.
—Oye... no muchos saben esto pero soy experto haciendo pasteles en tazas.
—¿Eh? —Elle gira la cabeza en dirección a Light, notablemente desconcertado.
—¿Recuerdas que tu abuelo me enseñó la cocina hoy en la tarde y dijo que podía tomar lo que quisiera? Vi unas cosas en la alacena con las que podríamos hacer un postre.
—¿A esta hora? —Enarca una ceja.
—Te gusta lo dulce, pensé que te gustaría la idea.
Elle parpadea aún confundido pero no le toma mucho tiempo, jamás en su sano juicio le diría que no a un postre, así que se quita las sábanas de encima y se pone de pie en un movimiento.
—No sé diga más. Vamos.
Light sonríe de lado al ver que logró su cometido, lo único que procura es no tropezar al intentar seguirle el ritmo una vez que Elle comienza a bajar emocionado por las escaleras.
—Sí o sí necesitamos harina y polvo para hornear. —Dice el castaño tan pronto como llegan a la amplia cocina.
Elle se mueve de inmediato, su abuelo suele prepararle postres así que sabe dónde guarda esas cosas. Luego las deja en la mesada de granito que está al medio de la habitación. Light revisa la alacena para ver qué más puede usar. Sonríe al ver que tienen cacao en polvo y al fondo ve un bote de nutella.
—Creo que podré hacerte uno de nutella. —Comenta sonriendo mientras toma el cacao y el azúcar para llevarlo a la mesada, acto seguido le pregunta a Elle si tienen aceite de girasol y le pide también la leche—. Es el favorito de mi hermana.
—¿De Sayu? —Frunce el ceño mientras cierra el refrigerador después de haber sacado el cartón de leche.
—Sip, se la pasa realmente mal en sus días y en internet encontré que las mujeres suelen tener antojo de algo dulce cuando andan con su periodo —comenta al mismo tiempo que pone una pequeña taza al centro de todos los ingredientes—. Entonces aprendí a hacer estos postres fáciles y rápidos en microondas, es una forma de intentar subirle el ánimo en esos días. —Encoge los hombros, acto seguido comienza a agregar en la taza los ingredientes secos.
—Realmente pensé que ustedes no se llevaban bien. —Dice tras sentarse en la mesada de un brinco.
—No la soporto —ríe, esta vez agregando los líquidos a la taza para mezclar bien—, pero si algún día sus hormonas le ordenan acabar con la humanidad, espero que recuerde que yo fui bueno con ella.
Elle también ríe mientras ve al castaño revolver todo con un tenedor hasta que la mezcla se vuelve líquida y toma un color café oscuro.
—Esto no es saludable pero pruébalo —le acerca el tenedor colocando una mano ahuecada debajo del utensilio, así si escurre un poco cae en su palma y no en el mueble de la cocina—. Para tu gusto, ¿crees que le falta azúcar?
Lawliet saca la lengua y con la punta toma un poco de la mezcla, de inmediato sus ojos se abren de par en par.
—¡No, no! ¡Sabe muy bien! —asiente, dicha reacción hace sentir bien a Light— oye, ¿no dijiste que era de nutella?
—¡Cierto! Sabía que me faltaba algo, pero la dejé en la alacena.
—Ah, yo voy por ella.
—Espera, no se te olvide que estamos at... —Antes de que el castaño pueda terminar la frase, Elle salta para bajarse del mueble y en dicho movimiento la cadena golpea la taza haciéndola caer de lado, y como si eso no fuera poco, la misma cadena empuja la bolsa de harina, la cual termina desparramada en el suelo.
—Ups... —murmura Elle al ver sus pies descalzos cubiertos de harina.
—No, no, no, no... —Light de inmediato se deja caer de rodillas para juntar con las manos toda la harina regada. Es un acto reflejo nada más porque no es como que vaya a regresar la harina a la bolsa. Sabe que la mesada también está sucia por la mezcla que se cayó pero le parece más escandaloso el desastre que hay en el piso.
—Lo siento... —Dice Elle apenado, agachándose luego de haber tomado un trapo.
—No pasa nada, fue un accidente. —Menea la cabeza y le dedica una leve sonrisa solo para no hacerlo sentir mal. Realmente no le importa que la mezcla se haya desperdiciado, lleva poca cantidad y se puede volver a hacer, lo que le da nervios es pensar que el señor Watari aparezca y vea el desastre que hizo en su cocina.
—Supongo que ya me quedé sin postre, ¿verdad? —Hace un puchero, usando el trapo para juntar con más facilidad toda la harina.
—Solo ayudame a limpiar y lo hago de nuevo.
Elle asiente y teniendo un sueño por el cual luchar, comienza a mover la mano más rápido para juntar la harina lo más pronto posible y luego ir por una pala. Sin embargo, la mezcla líquida desparramada en el mueble encuentra su camino hasta la orilla, donde comienza a gotear.
Elle frunce el ceño al sentir algo cayéndole en la cabeza, extrañado se lleva la mano a la coronilla y luego la coloca a centímetros de sus ojos, viendo que sus dedos están embarrados de un líquido marrón.
Light abre los ojos por completo al ver lo que está ocurriendo, y sin poder evitarlo suelta una carcajada, por lo que se cubre la boca con ambas manos para contenerse.
—Te parece muy gracioso, ¿no? —El pelinegro entrecierra los ojos ofendido al mismo tiempo que extiende un brazo hacia arriba y comienza a palpar la superficie del mueble hasta que su mano encuentra lo que busca, un poco de la mezcla. En un movimiento rápido lleva ese mismo brazo, esta vez en dirección a Light, logrando estamparle los dedos y dejándole tres líneas marrones en la mejilla al tomarlo desprevenido.
El castaño deja caer la quijada y sin dudarlo imita las acciones del otro, manchandose la mano con la mezcla. Al ya saber sus intenciones, Elle lo toma de las muñecas para impedir el ataque. Sin embargo, Light no es alguien que se da por vencido fácilmente, así que con intenciones de someterlo se lanza encima de él.
Aun con Elle tirado en el suelo y Light arriba, a éste último le cuesta dominar al otro, pero él también es alguien fuerte así que haciendo uso de ella logra su cometido, pasándole la mano completa por la cara, dejándole casi una máscara de chocolate.
Elle no piensa quedarse de brazos cruzados, así que lo empuja e invierte posiciones. El problema es que si estira el brazo para tomar más mezcla del mueble, podría perder el dominio, por lo que decide mejor tomar un puñado de harina y lanzarselo a la cara.
Light ríe, le es imposible continuar con el ataque cuando Lawliet luce demasiado gracioso, e imaginar que él ahora ahora debe parecer un fantasma lo hace reír más. Elle se endereza un poco, quedando a horcajadas sobre el castaño mientras parpadea confundido. Jamás lo había visto ni escuchado reír así, por unos segundos se queda encandilado de esa sonrisa, le parece linda. De pronto, un impulso lo hace encorvarse de nuevo y sin pensarlo une sus labios a los del contrario.
El castaño abre los ojos por completo, estaba desprevenido pero eso no impide que cierre los ojos al instante siguiente y corresponda al beso. Esta vez Light se atreve a recorrer con las manos la espalda de Elle, un poco nervioso al principio. Lawliet por su parte profundiza el beso, moviendo los labios y la lengua de forma ansiosa, como si quisiera fundirse con él. Se separan despacio, respirando agitados, sus narices aún rozándose mientras se miran directo a los ojos hasta que Elle hace una cara de espanto y se endereza de golpe.
—¡Lo siento! ¡Lo siento!
Light se muerde el labio inferior. —No me molesta mientras no actúes como un idiota.
Elle sonríe un poco sonrojado, de cierta forma esas palabras lo tranquilizan pero a la vez lo apenan por recordar lo sucedido hace un rato. Se pone de pie despacio y luego le ofrece su mano a Light para ayudarlo a levantarse.
—Terminemos de limpiar... —Murmura el pelinegro, el otro asiente.
Usando agua del grifo y un montón de servilletas, se limpian ellos para luego hacerse cargo del resto. Tal y como lo prometió Light vuelve a preparar todo una vez que la cocina está limpia.
—Ahora solo hay que meterlo al microondas por uno o dos minutos. —Explica el castaño, seleccionando el tiempo en el teclado digital.
Elle emite un jadeo de sorpresa cuando ve que la mezcla comienza a esponjarse y subir. —¿Por eso dijiste que no había que llenar la taza?
—Ajá, porque siempre sube —abre el microondas una vez indica haber finalizado, luego mete un vaso de vidrio pero éste solo con leche—. Ten cuidado que está caliente. —Dice mientras le extiende la taza y una cucharita a Elle.
El pelinegro da el primer mordisco con cuidado y no puede evitar abrir los ojos de par en par al degustar el sabor. La verdad no esperaba mucho para algo preparado tan rápido y al microondas.
—¡Esto está increíble! —Exclama, clavándole la cuchara al medio del pan para tomar un pedazo más grande. Light saca el vaso que puso a calentar mientras sonríe satisfecho— ¿Quieres? —Le acerca una cucharada colmada pero el castaño niega con la cabeza.
—No, gracias, no soy fan de lo dulce. Yo estoy bien con mi leche caliente. —Levanta un poco el vaso, mostrándolo antes de llevárselo hasta los labios y darle un sorbo.
Elle encoge los hombros, tampoco le va a rogar, allá él sí quiere seguir por la vida sin conocer los placeres que brinda un buen postre azucarado.
—Esto estuvo delicioso... —Murmura Lawliet, inclinando la cabeza hacia atrás y empinándose la taza en la boca para no desperdiciar ninguna migaja.
—¿Ya te sientes mejor...? —Pregunta en voz baja, rodeando el vaso con ambas manos para disfrutar la calidez que emana.
El otro frunce el ceño y voltea a verlo desconcertado. —Me hiciste un postre a mitad de la noche para... ¿para hacerme sentir mejor?
Light abre los ojos por completo y sus mejillas se tornan rojizas, por un instante pierde fuerza en las manos pero logra sostener el vaso a tiempo antes de ocasionar otro desastre.
—Ya te lo dije, solo pensé que te gustaría. —Responde como si no fuera la gran cosa mientras enfoca la mirada en el suelo, siente las mejillas calientes y lo mejor que puede hacer es no verlo.
Dicho gesto solo provoca que Lawliet sonría de lado. —Entonces... ¿te levantas a la mitad de la noche a hacerme un postre solo por que sabes que me gustan?
—¡Ush, eres imposible! —Deja el vaso sobre la mesada para poder cruzarse de brazos y voltear hacia otro lado de forma molesta.
Elle ríe al verlo rabiar, una risa que le dura pocos segundos. Repasa lo ocurrido, en el momento no se dio cuenta pero ahora le queda claro que todo esto surgió a raíz de lo que le contó sobre sus padres, quizá no se dio cuenta porque según él es un experto fingiendo que no le duele, tal parece que no es así. Sin embargo, Light bien podría haber finalizado la conversación y darse vuelta para dormir, recuerda haberlo visto bostezar desde temprano, pero en lugar de eso buscó una forma de levantarle el ánimo.
—Uhm... —Lawliet carraspea la garganta, sintiendo que toda la sangre de su cuerpo corre para concentrarse en su rostro— Gra-Gracias, Yagami... —Murmura levemente cabizbajo.
El aludido voltea despacio y se queda unos segundos en silencio, pensando en qué responder. —Prefiero que mis amigos me llamen por mi nombre y no por mi apellido.
El pelinegro levanta la cabeza, encontrándose una sonrisa, la cual él imita.
—Entonces... gracias, Light.
El castaño asiente, acto seguido le pide que vuelvan a la cama para intentar dormir de una vez por todas.
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