Esto es guerra
La hora de almuerzo llega pronto y con ésto el primer reto. No es que Elle esperaba que todos se amontonaran ofreciéndole su amistad, pero tampoco ser ignorado tan evidentemente. Suspira y resignado camina con su bandeja hacia la única mesa que se encuentra vacía, parece que ser el nuevo será más difícil de lo que pensó.
—No debe ser bonito comer solo en tu primer día —de pronto una charola cae en la mesa a su lado, sonsacándole un respingo—. Déjanos hacerte compañía.
El pelinegro voltea aún asustado, encontrándose con un chico de cabello rubio y ojos azules.
—Estamos en la misma clase, ¿cierto? —Entrecierra los ojos, intentando hacer memoria, son demasiadas caras nuevas para almacenarlas todas en tan poco tiempo.
—Sip, y estos dos también —el rubio señala con su pulgar hacia un lado, donde se encuentra un muchachito de cabello rojo intenso y otro de mechones blancos y abundantes—. Por cierto, me llamo Mihael pero puedes decirme Mello.
—Yo soy Mail pero ya que estamos con los apodos, prefiero que me llames Matt. —Se presenta el pecoso pelirrojo, poniendo su bandeja en la mesa para luego tomar asiento.
—Y el enano raro que casi no habla se llama Nate. —Concluye el chico que dio inició a la conversación, quien parece ser el líder del trío, o al menos eso cree él.
—Near. —Corrige el más pequeño y es lo único que sale de sus labios mientras lo ve directo con esas enormes pupilas dilatadas.
Lawliet traga saliva y como puede sonríe al verlo sentarse.
—Gracias por hacerme compañía. —El pelinegro vuelve a tomar los cubiertos, sintiéndose feliz de que no comerá solo, hasta que Nate abre la boca.
—No teníamos otra opción, te sentaste en nuestra mesa.
—¿Cómo...? —Frunce el ceño y se queda inerte, con un pobre jitomate clavado en el tenedor.
—Que prácticamente ahora eres parte de nosotros. —Explica el pelirrojo encogiéndose de hombros como si fuera lo más obvio, luego continúa con su labor de arrancarle la pajilla a su juguito.
—No lo entiendes, ¿verdad? —Mello parece ser el único que nota su confusión o a quien al menos le importa.
—No... —menea la cabeza despacio— lo único que sé es que hoy en la mañana todos parecían dispuestos a ser amables conmigo y de la nada es como si no existiera.
—Ef pofque ahora efres un refchazado. —Explica Matt con la boca atiborrada de espaguetis. Entre más rápido coma, más rápido terminará y le quedará tiempo para jugar con su PSP antes que las clases inicien de nuevo.
—¿Qué...? —Pese a que entendió cada palabra atroplleda, está más confundido que al principio.
Mello suspira, detesta ser él quien tenga que explicarlo porque de los tres es quien más odia ese título. Siempre pensó que su vida estudiantil sería un sueño, solo es de mirar su estilo, su uniforme es más ajustado que el resto, le mandó a hacer algunas pinzas al saco para que forme una leve silueta a la altura de la cintura en lugar de quedar todo holgado y a la hebilla de su cinturón le ha incrustado un sinfín de púas de metal. No entiende ni siquiera cómo terminó siendo parte de esa estúpida lista.
—Light Yagami... —murmura, como si eso lo explicara todo— Él te llamó rechazado, ¿lo recuerdas?
—Así que ese es el nombre de ese idiota... —abre los ojos por completo, buscando esa estúpida melena castaña, la cual se encuentra en una mesa casi al medio de la cafetería— ¿pero qué tiene que ver lo que ese careverga haya dicho con los demás? —Voltea hacia el rubio, enarcando una ceja.
—Uhm, ¿cómo te lo explico...? —se sujeta la barbilla con un par de dedos— ¡Ya sé! ¿Has visto mean girls?
—Sí, la odio.
Matt no puede evitar carcajearse, escupiendo un poco de comida mientras Mello suelta un gritito llevándose una mano al pecho.
—No importa, no todos pueden tener buen gusto —dice Michael, recobrando la compostura—. Cómo sea, igual la ubicas. Iremos en orden. ¿Ves a la chica que se toca el pelo como si fuera la típica rubia tonta? —se inclina hacia Elle y con el índice le señala hacia la mesa donde está Light— Se llama Misa Amane y que su apariencia no te engañe, puede ser un poco infantil pero menos tonta, puede destruirte si se lo propone peeeero de los tres, ella es la más inofensiva.
—¿Y el cuatro ojos? —Susurra Elle, pegando la cabeza a Mello para chismosear mejor.
—Ese es Teru Mikami, el tipo es un nerd y tiene toda la pinta para ser un rechazado pero por alguna razón que no me explico, es el mejor amigo de Light. Por dónde lo veas, él también luce inofensivo pero no sé, tengo mis reservas, él y Light están juntos todo el tiempo y cualquiera que le sea tan leal a semejante víbora no puede ser buena persona.
—Y luego nos queda Light, ¿no?
—¿Sabían que algunos creen que una cabeza decapitada puede seguir consciente hasta treinta segundos después de haber sido cortada? —Comenta Near, separando con parsimonia todos los ingredientes de su ensalada para ordenarlos por color.
Elle abre los ojos por completo y arruga la nariz, Mello tan solo le da unas palmadas en la espalda.
—Tranquilo, te acostumbrarás a sus comentarios. Siguiendo con lo nuestro... tal y como dice en la película: el mal toma forma humana y aquí es Light Yagami —el rubio no puede evitar arañar un poco la mesa mientras sus ojos se encienden al ver al castaño comiendo y riendo como si fuera parte de la realeza—. Él no va por la vida haciendo bullying, de hecho suele ignorar a quienes considera irrelevantes como nosotros, pero tiene un ego tan inflado que todos lo han enaltecido y darían lo que fuera por ser parte o al menos estar cerca de esos tres. Por eso sí Light Yagami te considera un rechazado, los demás también lo harán para no comprometer sus reputaciones.
Elle suelta una carcajada, provocando que el rubio frunza el ceño ofendido, ¿qué le parece tan divertido?
—Es la mayor estupidez que he escuchado en años —menea la cabeza, aún riendo mientras se empuja con la silla hacia atrás—. ¿Que un pendejo se crea el rey del universo por tener a sus pies a una bola de adolescentes? No me jodas.
Mello entrecierra los ojos, ahora confundido al ver a Lawliet tomar la charola con espaguetis.
—¿Qué haces...? —Pregunta pero no recibe respuesta, Elle solo se aleja.
En su mesa, Light conversa con todos los chicos a quienes les permitió sentarse con ellos pero con disimulo se inclina hacia Teru y al oído le susurra que se apresure a terminar para que se larguen de allí. El chico de anteojos asiente, honestamente él tampoco encuentra interesante las pláticas con los del equipo de fútbol, no hablan más que de entrenamientos y balones. No obstante, todos los presentes palidecen cuando un plato de espaguetis cae sobre la cabeza de Light.
—¿¡Qué mier... —El castaño se pone de pie de prisa y voltea, encontrando al chico nuevo— Lo hiciste a propósito... —susurra, tensando la mandíbula.
—Lo siento mucho, me tropecé. —Responde con sorna, haciendo un mal esfuerzo por ocultar su sonrisa.
Todos en la cafetería están expectantes, algunos preocupados y otros molestos, ¿acaso el chico no aprecia su vida lo suficiente?
Por fortuna uno de los profesores encargados de vigilar el área intercede antes que la situación se salga de control.
—Light, acompáñame, te daré unas toallitas para que te limpies.
—¿¡Qué no piensa decirle nada a él!? —Eleva un poco la voz mientras abre por completo los ojos.
—Ya le dije que me tropecé —insiste Elle, agachando la cabeza fingiendo vergüenza.
—Ya te dijo que se tropezó —el profesor suspira. Conoce a Light y sabe que es un adolescente mimado, mientras que al chico nuevo no lo conoce así que le dará el beneficio de la duda—. Ahora vamos por unas toallitas para que te limpies. Al menos que quieras recibir las clases con comida en la cabeza.
El castaño zapatea una vez como niño berrinchudo pero al no tener más opción sigue al profesor. Cuando esos dos salen de la cafetería, Elle siente las miradas de todos llenas de reproche puestas en él, ante lo cual no agacha la cabeza, piensa dejarles claro que él no va a lamer las pisadas de Yagami así como ellos. Pasea los ojos por todo el lugar, procurando hacer contacto visual con la mayoría hasta que su mirada se topa con los iris azules de Mihael, quien sin ningún disimulo sonríe y a lo lejos le levanta los pulgares en señal de aprobación. Está seguro que así como Mello deben haber muchos más quienes desean fervientemente que alguien ponga en su lugar a Light Yagami.
oOo
Light gruñe, refunfuña y patalea mientras intenta sacarle una mancha de salsa a su camisa blanca, la cual se ha quitado para poder lavarla mejor en los lavamanos.
—Li sinti, mi tripice... —remeda las palabras del pelinegro, poniendo los ojos en blanco— ¿piensa que soy idiota para creerle?
—Fue obvio que lo hizo adrede. —Comenta Teru apoyado contra una de las paredes mientras sostiene entre los brazos el saco del otro y desviando de vez en cuando la mirada hacia la espalda desnuda de su amigo.
—¡Pero que ni crea que esto quedará así!
Mikami suele darle la razón en todo, no obstante esta vez guarda silencio, lo cual es suficiente para que el castaño se enderece y lo vea a través del espejo.
—Sabes que siempre te he apoyado pero creo que si entras en su juego, lo único que harás será rebajarte a su nivel.
Light suspira, poniendo los ojos en blanco.
—Esta mañana solo me pareció un chico raro —habla al mismo tiempo que comienza a peinarse el cabello con los dedos— y si soy honesto me molestó la idea que existiera la posibilidad de que alguien así pudiera superarme. Pero es él quien decidió retarme y no pienso quedarme de brazos cruzados. No lo hago para rebajarme sino más bien para recordarle su lugar. —Concluye, sonriéndole al espejo.
oOo
Las cosas han mejorado para Elle, al menos un poco. Han pasado tres días y en los últimos dos más chicos se han dignado en dirigirle la palabra, no han sido charlas extensas pero al menos ya no ignoran su existencia.
Ahora toma una ducha porque acaban de terminar la clase de educación física. No es un ávido amante de los deportes pero por hacer rabiar a cierto castaño cualquiera hace el esfuerzo. Light es demasiado fácil de leer, se nota que está acostumbrado a siempre ser el mejor, por desgracia para él ya le llegó competencia. Diría que fue un empate, él logró sacarle ventaja en algunas pruebas pero el castaño lo superó en otras. Para el final de la clase tenía sudado hasta los calcetines, por eso se está tomando su tiempo debajo de la regadera, le gusta oler rico aunque su apariencia pueda sugerir lo contrario.
El problema es que cuando sale de la ducha, no ve sobre el banquito ni la toalla ni la ropa que dejó ahí minutos antes, revisa su casillero que está detrás de los asientos, pensando que a lo mejor creyó haber sacado el uniforme cuando no fue así, pero lo encuentra vacío. Se relame los labios, viendo hacia todos lados hasta que entiende lo que está ocurriendo. Podría pedirle a cualquiera al menos la toalla prestada solo para enrollarsela en la cintura, sin embargo prefiere no hacerlo, está seguro que lo que Yagami pretende es verlo avergonzado y él piensa demostrarle lo contrario.
Cubriéndose con las manos solo lo que tiene entre las piernas, camina hacia la puerta doble y al poner un pie en el pasillo los gritos horrorizados de las chicas se hacen escuchar. Elle no se inmuta, por un momento detiene su andar mientras registra los alrededores con la mirada hasta ver a Light a unos metros, entonces camina hacia él.
—Sabía que eras raro pero no tanto. —El castaño sonríe de lado, quien apoyado contra una pared y cruzado de brazos, lo mira con desdén de pies a cabeza.
—Si tanto querías verme la verga, podrías simplemente haberlo pedido, Yagami. —Retira las manos, dejando a la vista por pocos segundos su pene flácido. El aludido no puede evitar arrugar la nariz.
—Que asco. Si vas a presumir algo al menos asegúrate que no sean miserias.
Los gritos de las chicas son suficientes para que una maestra camine apresurada por el pasillo, encontrándose al muchachito nuevo desnudo.
—¿Qué significa esto, joven Lawliet? —Se cruza de brazos frente a él, completamente sonrojada y tratando de enfocar la vista en otro lado.
—Mi uniforme desapareció y estoy seguro que fue Yagami.
—¿Tienes pruebas? —Cuestiona Light, llevándose una mano al pecho indignado— De lo contrario sugiero que se le imponga un castigo por calumnia, no es justo que intente manchar mi reputación.
—Maestra... —Interrumpe Teru antes que la mujer dijera algo más. Los tres voltean, viendo al joven acercarse mientras levanta una mano mostrando unas prendas— encontré el uniforme del compañero en los vestidores.
—Tal parece que tu uniforme siempre estuvo ahí, ¿entonces esto lo hiciste solo por pasearte en bolas frente a nosotros? —Los ojos de Light se abren por completo mientras con una mano se cubre los labios, fingiendo admiración— Me parece algo tan repudiable y pervertido.
—Joven Lawliet, por favor sólo regrese a los vestidores y póngase algo de ropa. —Interviene la docente antes que alguno de los dos diga una palabra más.
El pelinegro aprieta los labios al notar una leve sonrisita en el rostro del otro. Sin embargo prefiere acatar la orden en lugar de continuar discutiendo. Da media vuelta, sus pequeñas pero redondas nalguitas rebotando en cada paso, una vista que ninguna chica desaprovecha aunque finjan cubrirse los ojos. Elle le arrebata el uniforme a Teru al pasar a su lado, a quien también le nota una estúpida sonrisita en los labios.
Lawliet empuja la puerta notablemente molesto, aunque por dentro también se encuentra eufórico; si Light Yagami quiere guerra, guerra tendrá.
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