Capítulo 38: Llegada
Nota:
Sé que nunca escribo parejas hetero ni nada por el estilo, pero créanme, está vez es muy necesario e importante, así que lo lamento a quien no le guste. Puede saltarse las escenas cariñosas si quiere :3 Aunque debo decir que me siento bastante cómoda y satisfecha escribiendo sobre Hirbaz y Shira, es la primera vez que escribo algo hetero la verdad xd, pero me gustó el resultado.
El viaje tomó veinticinco días, pero la verdad no fue para nada aburrido.
Los cuatro se volvieron más cercanos entre sí. Shira entrenaba con Khalid de vez en cuando por las noches mientras Hirbaz y Kierab hacían la cena. Khalid no perdió el tiempo, y al verlo entrenar, Hirbaz se mostró curioso y asombrado, debía admitir que tenía talento. Luego de eso le pidió pelear con el un par de veces, las cuales Khalid aceptó con gusto. Los resultados fueron bastante útiles, Hirbaz era un guerrero muy experimentado y feroz, un oponente excelente.
Hirbaz y Shira también se volvieron más cercanos, poco a poco. Al verla pelear Hirbaz también tuvo mucha admiración y curiosidad por ella, por lo que pidió pelear con ella.
¿Por qué no?
Kierab los miraba feliz, y se apartaba de ellos junto a Khalid para darles "su espacio". Y por supuesto, también para tener su espacio con Khalid.
Se toparon tres veces con ladrones, pero nada grave. Era verano, pero aun así experimentaron dos lluvias en todo el viaje; una en la tarde y otra en la madrugada, pero por suerte nadie enfermó.
Fue un viaje bastante entretenido y divertido en cierta forma. Fue agradable.
—Estamos a menos de un día de Rouseth—dijo Shira con una sonrisa.
—Bueno, ya que estamos tan cerca digo que no paremos hasta llegar—comentó Hirbaz con la boca llena de carne.
—Concuerdo. Si no hay ningún problema hagámoslo así —dijo Kierab.
—Por mí está bien—contestó Khalid.
—Tú...te ves feliz de volver—dijo Hirbaz, después de tragar y tomar un sorbo de agua.
—Si, no soy muy sentimentalista, pero extraño a la reina y a mi nación—Shira lo miró, sonrió un poco y dijo—Es un lugar muy hermoso. Krastos se especializa en arquitectura y escultura, pero Rouseth es más un reino de música y danza, las fiestas siempre son muy alegres.
—¿Sabes tocar algún instrumento? —preguntó Kierab.
—Si, toco el guqin y un poco la flauta.
—Sería agradable escucharlo un poco, si no te molesta—le sonrió a Hirbaz y añadió—¿Qué dices tú?
—Si, bueno, me gustaría escucharla.
—De acuerdo, tocaré un poco para ti—respondió Shira, bajando un poco la mirada mientras bebía de un vaso.
«Para ti.»
Hirbaz repitió esa parte una y otra vez dentro de su cabeza, sintiéndose feliz....
Luego de desayunar continuaron el viaje. Por suerte todo salió bien, y aunque cansados, llegaron a su destino justo al atardecer, entrando por las amplias murallas de Rouseth.
Ingresaron por una de las entradas laterales. La circulación de las personas que entran y salen era concurrida, pero se movilizaba rápido. El ingreso era eficiente, pagando dos monedas de plata para poder entrar al reino, y a menos que te vieras como un criminal los guardias no inspeccionan mucho a los visitantes.
—Vaya, sí que hay muchas personas por todas partes—comentó Kierab luego de entrar.
—Supongo que hoy es "esa" fecha del mes—contestó Shira con un tono un poco extraño.
—¿Hoy es un día especial para tu reino? —preguntó Khalid.
—Mm, no exactamente. Sólo diré que muchas personas querrán visitar el palacio; pronto lo descubrirán.
Tragando con dificultad su curiosidad siguieron avanzando, con la guía de Shira, en busca de una posada para pasar la noche. Mañana en la mañana irían al palacio a presentarse ante la reina, por ahora, todos estaban demasiado agotados por el viaje.
—Iremos a esa de ahí—dijo Shira, señalando una al lado izquierdo de la calle—Está afiliada con la realeza, así que es muy segura.
Había una entrada a un lado de la posada que los llevaba a la parte trasera, dónde había un establo donde dejar a los caballos. Tomaron sus equipajes y volvieron para ingresar por la entrada principal.
—Buenas noches—dijo Shira al recepcionista, vestido con una camisa negra de cuello alto y mangas anchas.
—Buenas noches señorita, ¿desea hospedarse o sólo comer?
—Hospedaje, cuatro habitaciones por favor.
—Lamento informarle que sólo quedan tres habitaciones. Pero podemos arreglar dos camas...
—¿Está seguro que sólo hay tres? —interrumpió Shira, poniendo una ficha sobre el mostrador. El escudo de la familia real.
—O-Oh, mis más sinceras disculpas, sólo deme un minuto—respondió un poco nervioso.
—Espere—dijo Kierab.
El recepcionista lo miró un poco inquieto, sin saber qué es lo que Kierab haría.
—No me molestaría compartir una habitación con él—dijo, señalando a Khalid, quién estaba a su lado.
Khalid se sorprendió y se sintió feliz, pero trató de no cambiar su expresión. Sólo bajó un poco la mirada y no dijo nada.
—S-Señor invitado, no puedo permitir eso. Ustedes deben tener el mejor trato....
—Oh no, no soy tan importante como cree, además, compartir una habitación con mi pareja no es ninguna molestia. Estaría más que encantado. Y una única cama está bien.
Todos, incluido el recepcionista, lo miraron. Shira al principio dudó, pero supuso que Kierab quería mantener una imagen discreta en Rouseth, sin embargo, entendió que sus preocupaciones eran innecesarias.
"Bueno, qué más da. Que haga lo que quiera."
—Bien, si es así entonces está bien. Deme tres habitaciones —dijo Shira, sin expresión.
—Enseguida—dijo el recepcionista y sacó las tres llaves apresurado y sin mirarla mucho a los ojos. Se inclinó ligeramente y saludó—Las tres habitaciones están en el segundo piso. ¿Desean que llevemos la cena a sus habitaciones?
Shira miró de reojo a Kierab, esperando su respuesta.
—Por mí está bien, ¿y tú Khalid? —preguntó con una sonrisa.
—En la habitación está bien—dijo, aún contento por toda la escena que acaba de pasar.
Al final todos decidieron comer en sus cuartos y verse mañana temprano para desayunar todos juntos en el comedor de la posada.
—No está mal—dijo Kierab al entrar. La habitación tenía a su lado izquierdo una cama no muy grande, un pequeño armario y una mesa pegados a la pared en el centro, y en el lado derecho un biombo con una tina llena de agua fresca.
—A mí me parece muy pequeña y tosca, nada adecuada para usted—dijo Khalid un poco disgustado, cerrando la puerta detrás de él.
—¿Por qué te preocupas por esas cosas? —respondió sonriendo, la verdad la habitación no estaba tan mal—¿Acaso olvidaste que solía estar en el ejército? Apenas tenía una carpa donde quedarme. Además, hemos estado durmiendo a la intemperie todo el viaje.
Kierab se rio un poco y lo abrazó, hablando en voz baja.
—No creí que te importarían ese tipo de cosas.
—Bueno, fue un poco inevitable. Usted es el rey, me gusta que lo traten bien y con respeto. Me gusta mucho eso...—contestó también en voz baja, con ojos serios.
Kierab sentía que no podía parar de sonreír. Se le hacía muy tierno escuchar sus pensamientos, pero en su mente ha querido, desde siempre, que Khalid lo ame como hombre y no como rey, está es una muy buena oportunidad...
—¿No sería divertido fingir ser dos personas comunes y corrientes mientras estemos aquí? Sólo ser dos personas enamoradas paseando, hablando y riendo. Quiero experimentar eso mientras esté aquí, creo que sería bueno. ¿Qué piensas? —Kierab se alejó un poco de él y lo miró a los ojos, aún con una sonrisa.
Khalid debía admitir que era una idea muy tentadora. Pensó en todas las cosas que podían hacer junto y comenzó a sentirse emocionado.
—También pienso que sería divertido. Y si a usted no le importa ser tratado aquí como un súbdito, entonces no tengo de qué preocuparme. Mientras usted sea feliz yo también lo seré.
Kierab no respondió. Sonrió, dejó un ligero beso en sus labios y se alejó para probar el agua de la tina.
Khalid se quedó ahí, con la espalda contra la puerta, viendo como Kierab avanzaba lentamente detrás del biombo, con el borde de su ropa flotando con el movimiento de sus pasos, y luego el ligero ruido del agua siento tocada con sus dedos.
—¿No te sientes sucio y cansado?
Esta es claramente una indirecta, pensó Khalid.
El sonido de la ropa se escuchó, y en poco tiempo toda estaba colgada sobre el biombo, junto con un chapoteo.
—Será un baño rápido antes de que traigan la comida.
Khalid caminó y se asomó. La tina era muy pequeña y simple, con una forma circular, pero aun así Kierab seguía viéndose igual de hermoso metido en ella. Las velas pintaban su piel de dorado y cuando sonreía sus dientes brillaban como perlas con toques de oro, al igual que su cabello medio mojado.
Comenzó a quitarse la ropa sin mucha ceremonia y se apresuró hacia la tina. Kierab abrió las piernas para dejarle espacio, con su ancha espalda justo frente a él, tocando su pecho.
—Quiero ver su rostro, pero no creo caber del otro lado—dijo Khalid.
—Solo serán unos minutos sin verme—dijo riendo muy bajito, pegando la mejilla en su espalda—Te ayudaré a limpiar un poco.
Sus manos rubias se deslizaron por su fuerte pecho, sintiendo el calor ardiente de su piel y lo duro y flexible del músculo. Lo apretó suavemente con las yemas de los dedos y bajó mientras decía:
—No importa cuántas veces te toque, siempre me gusta...—dijo, tan bajo como el zumbido de un mosquito.
Khalid tragó saliva, sujetó una de sus manos y mordió dos de sus dedos con cuidado. La voz baja de Kierab lo podía un poco inquieto, con ganas de darse la vuelta y comérselo entero.
—Seguro está muy cansado, lo mejor será que durmamos temprano.
En otras palabras:
No me provoques.
—Si...—dijo, mitad culpable mitad divertido.
Khalid lo tomó de la mano y besó sus dedos. Al final tuvo que salir de la tina para que Kierab pudiera bañarse bien, le ayudó a echarse agua y luego Kierab hizo lo mismo con él.
Apenas habían terminado de vestirse cuando llegaron a dejarles la cena. Terminaron la comida rápido, se lavaron los dientes y se fueron a dormir. Hacía mucho tiempo que no dormían en una cama real.
—La cama es un poco pequeña—dijo Khalid, con una voz baja y suave, cerca de su oído.
Kierab estaba siendo abrazado por detrás, calentado por la temperatura de su piel, resultando muy cómodo y acogedor. Sonrió en la oscuridad de la habitación e imitó el volumen de su voz.
—Es mejor, así estás más cerca de mí, y cuando me despierte por la mañana sabré de inmediato si estás aquí.
—Me levantaré hasta que usted se levanté. A menos que traigan el desayuno. Si tengo mucha hambre lamento no esperarlo para comer.
Kierab se rio y se movió más cerca de él, con una sonrisa. Khalid también se rio y lo abrazó más, quedando en silencio hasta que ambos se durmieron.
[...]
—Puedo pasar—dijo alguien, quien tocaba a su puerta.
Shira se levantó y abrió la puerta sin basilar, ya sabía quién era el que llamaba. Delante de ella estaba Hirbaz, con una bandeja de comida y recién bañado, con una expresión un poco dura.
—Quería preguntar si querías compañía para cenar. Si estás bien sola dímelo, no me importa.
Shira quiso reírse un poco por sus palabras secas, pero no podía molestarse con él, se le notaba un poco nervioso. Entendía su reacción.
—Me gustaría comer contigo. Pasa.
Se hizo a un lado y lo dejó pasar. Él sólo asintió y se sentó despacio en la mesa, con las manos en las rodillas. Ella hizo lo mismo, se adelantó junto con su silla y tomó los palillos para comer.
Ambos comenzaron, en silencio. Sólo con el sonido de la respiración y los palillos contra el plato. Hirbaz a veces la miraba de reojo. Veía su cabello medio húmedo y su ligero olor a jabón, un olor que lo cautivó, ya que era el mismo que el suyo.
Hirbaz al principio quiso hablar, pero luego pensó que también era cómodo comer en silencio, no quería arruinar el buen ambiente. Y ya cuando casi terminan Shira dijo:
—Tengo algo que hacer mañana temprano en el palacio, lo más seguro es que Kierab quiera pasear un rato por el reino antes de ir con la reina. ¿Qué harás? Puedes acompañarme si quieres.
Hirbaz bebió un poco de té y dijo:
—Iré contigo, está bien si van ellos solos. Seguro querrán estar juntos a solas y pasear un rato.
—Bien, te diré en qué momento nos iremos.
—De acuerdo.
Terminaron de comer, se agradecieron y él se despidió antes de irse. Sonrió, satisfecho consigo mismo y volvió a su habitación, quedándose un rato despierto, pensando, hasta que logró conciliar el sueño.
Shira preparó sus cosas para mañana y se fue a dormir, pensativa, con la mirada fija en la oscuridad. Nadie sabría lo que estaba pensando si alguien la viera a los ojos...
[...]
Al día siguiente por la mañana todos se levantaron temprano y bajaron a desayunar. Prepararon todo el equipaje y lo enviaron en un carruaje hacia el palacio, quedándose sólo con lo esencial en un pequeña bolso. Shira le dijo a Khalid y Kierab que debía ir al palacio junto con Hirbaz, a lo que Kierab contestó encantado.
—Aún es bastante temprano. Quiero dar un paseo con Khalid antes de ir al palacio. No te preocupes, llegaremos antes del mediodía.
—De acuerdo—le dio un ficha y dijo—Si le muestras esta ficha a cualquier guardia del palacio te dejarán pasar sin problemas. Nos vemos, majestad.
—Nos vemos—Kierab se despidió con una sonrisa y los vio marcharse.
Khalid, quién estaba a su lado, lo miraba en silencio.
—Bien—kierab lo miró a los ojos y dijo—Tenemos mucho tiempo, así que vamos al centro del reino, seguro hay muchas lugares interesantes ahí. Casi siempre el centro de una nación es el más hermoso para ver.
—Está bien—respondió con una pequeña sonrisa.
Mini teatro:
Mundo moderno, secretario y presidente de la compañía.
Secretario Khalid: Señor, no debemos atrasarnos más. La reunión con la empresa Rouses es muy importante para el futuro. La presidenta Khazal puede molestarse si llegamos tarde.
Presidente Kierab: No te preocupes, aún tenemos tiempo. ¿Por qué no damos un paseo por los alrededores? Nunca he pasado por estas calles antes.
Secretario: *lo mira con los ojos entrecerrados*
Presidente: Vamos, confía en mí, sólo será unos minutos.
Secretario: Está bien, pero si se retrasa lo arrastraré, aunque eso signifique mi despido *dijo con seriedad*
Presidente: "Oh, que feroz, por eso me gusta." UwU Ok, lo que digas.
[5 minutos después]
Presidente: Mira eso de allá, esos pasteles se ven deliciosos, ¿no quieres probarlos? *Lo mira con una expresión coqueta* ( ͡° ͜ʖ ͡°)
Secretario: *tan despistado que no se da cuenta de nada* Sé muy bien que si entramos no saldremos rápido. *pone una cara como: ¿por qué debo lidiar con un jefe así? (╥﹏╥)*
Presidente: Vamos, sólo un rato...
Secretario: *lo toma de la mano*
Presidente: ¿Ah? (=\\∆\\=)
Secretario: *lo lleva hacia la calle* ¡Taxi! (¬ ¬)
Presidente: Noo (ㅠ_ㅠ) Yo sólo quería comprarte algo.
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