Capítulo 32: Deseo egoísta (Parte II)

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—Yo también quiero eso...—dijo Kierab en voz baja, cerrando los ojos al sentirse un poco mareado.

"Ah, supongo que por fin está haciendo efecto."

Khalid vio la expresión suave en el rostro de Kierab, sus pestañas rubias, que temblaron al cerrar los ojos, y sus labios, ligeramente separados. No esperó más tiempo y se inclinó para besarlo.

Apretó el agarre en sus hombros, lamió sus labios y metió la lengua para separarlos. Kierab sintió que su cuerpo se derretía al entrar en contacto con su lengua, que se entrelazó con la suya, lamiendo. También la sintió en el cielo de la boca, la cual lo hizo estremecer.

"¿Su lengua siempre fue tan grande y caliente? Supongo que el afrodisíaco me hace... ¿sentirlo así?"

Pensó al percibirse más sensible de lo normal.

Khalid fue aumentando el ritmo, mientras separaba las piernas de Kierab con sus rodillas. Pero cuando sintió que se quedaba sin aliento lo soltó.

Kierab respiró con pesadez, sintiendo que todo su cuerpo ardía en profundo calor. Su corazón latía cada vez más rápido y comenzó a perder fuerzas en sus extremidades.

Khalid vio lo enrojecido que estaba su cuello, mejillas y orejas, pero lo que más le extrañó fue su reacción poco usual, sus ojos nublados y su respiración, que casi se asemejaba a pequeños y cortos gemidos. Rápidamente acercó la mano y tocó su frente.

—Tienes fiebre—dijo con asombro.

—No es...eso—dijo débilmente—Ella...quiso engañarme y me hizo beber un afrodisíaco, que estaba en el vino.

Khalid lo miró con asombro y se sintió n más enojado con ella.

—La dejé inconsciente antes de irme, pero...justo antes de entrar aquí, bebí más.

Kierab bebió cinco gotas antes de entrar por la puerta, pero el afrodisíaco ya había empezado a hacer efecto desde el principio, suavizando sus sentidos y volviendo sus emociones más fuertes y sensibles.

—¿Por qué?

—Estaba casi seguro de que aún me amabas, y quería que fuera tu quién calmara mi lujuria—lo miró a los ojos y sonrió débilmente, con un gesto seductor—Pero el efecto era muy poco, no me bastaba, y como estoy ahora creo que tendrás que hacérmelo toda la noche.

El corazón de Khalid tembló y se agitó con violencia. Tragó saliva y dijo, con voz ronca:

—Espero que no se arrepienta.

Y justo después de eso se sentó con las espalda recta y se sacó la camisa de un tirón. Kierab apretó sus puños, conteniendo la emoción. Vio como los músculos del abdomen y pecho se tensaron y tragó saliva. Tardó poco en quitarse todo, y volviendo a besar a Kierab le ayudó a quitarse la ropa.
Sus manos eran rápidas y pronto ambos quedaron desnudos.

Khalid sacó el ungüento, abrió sus piernas y se acercó a su entrada con los dedos húmedos. Kierab se estremecía aún con el toque más ligera, y no pudo evitar exhalar al sentir sus dedos gruesos y resbaladizos.
Khalid se inclinó, tocó su oreja con los labios y con una voz baja y excitada dijo, mientras metía un dedo:

—Quiero escucharte más, quiero oírte gemir—sacó la lengua y lamió su lóbulo, dando pequeñas mordidas de vez en cuando.

El estímulo fue tan fuerte que gimió en voz baja y quiso encoger el cuello. Khalid bajó hasta su pecho y mordió uno de sus pezones mientras jugaba con el otro con su mano libre.

—Ah, hazlo más fuerte—dijo Kierab, tensando la espalda.

—¿Así? —Khalid habló, aún con sus labios lamiendo su pecho. Apretó el pezón en sus con más fuerza y los hizo rodar.

—Aah, sí. Me gusta...

—¿Y esto? —aun lo apretaba, cuando jaló hacia arriba, lo soltó, volvió a tomarlo desde la base y repitió lo mismo, haciendo rodar de vez en cuando.

—Aa, aah, duele—dijo con un gemido—Me gusta, no te detengas.

Un escalofrío le recorrió el cuerpo, sin poder controlar su voz y sus reacciones. Khalid sonrió y aumentó la intensidad y añadió un tercer dedo.

—¿Cómo se siente?

Para Khalid su interior se había vuelto suave fácilmente, dilatándose sin mucho esfuerzo.

—Tus dedos...se sienten muy calientes y gruesos, y siento cuando los mueves...

—¿Cuánto los muevo así? —movió los dedos hacía arriba y abrió la entrada, frotándolos mientras los metía y los sacaba.

—Ah, sí, se siente bien—respondió, movimiento los pies ansioso—Pero quiero más. Quiero algo más grande que tus dedos.

Khalid de inmediato sacó sus dedos y levantó sus piernas; apoyó las manos a la altura de pecho, con sus piernas colgando de sus brazos, haciendo que caderas se levantaran de la cama.

—Como desee.

Kierab sintió su intensa mirada, esos claros ojos que lo observaban con lujuria. Como si fuera a devorarlo sin piedad. Y sin apartar la vista Khalid comenzó a meter la punta, y con una rápida embestida la metió toda.

—Aah, aa, e-espera. Ve más despacio, creo que...aah, que voy a...

La metió toda y tan rápido que con sólo eso Kierab sintió que iba a correrse.

—No puedo esperar más—dijo Khalid con voz ronca y gimió, frunciendo las cejas junto con una expresión seria—Todos estos meses sin usted... Me imaginé hacer esto con usted tantas veces que sentí que iba a volverme loco. Tenía tantas ganas de abrazarlo, besarlo y...

—Yo también—respondió temblando.

Apenas aguantó tres embestidas, cuando sintió que había llegado al clímax. Tantos estímulos eran demasiado intensos; el roce de la piel, el calor, los sonidos, su mirada, y cada vez que entraba en él...

Khalid lo vio retorcerse junto con una expresión bastante intensa. Sus cejas se juntaron y sus ojos lo miraban como si estuviera asustado y excitado al mismo tiempo, su voz fue un deleite para sus oídos, fuerte pero suave, como si jamás hubiera sentido tanto placer en su vida. Su orgasmo fue bastante largo, y al final sus ojos cayeron hacia atrás y casi los cerró por completo.

Khalid se sintió aún más excitado por su reacción. Quería ver y escuchar más, cada vez más fuerte, como si fuera a morir de placer.

Soltó sus piernas, las cuales cayeron sobre la cama, Khalid tomó sus muñecas y las sujetó por encima de su cabeza, un poco separadas entre sí.

—Leonid, lo extrañé tanto...—dijo en voz baja.

Kierab mantuvo sus caderas en alto, siendo empujadas por sus embestidas. Levantó un poco más piernas y trató de rodear la cintura de Khalid para sostenerse y mantener el ritmo. Los movimientos de Khalid eran constantes y fuerte...
Kierab abrió débilmente los ojos, sin parar de gemir, teniendo la respiración acelerada y la mente nublada, tanto así que ni siquiera sabía cómo responder.

—Dígalo otra vez. Todas esas cosas que me dijo al principio, quiero oírlo con la voz que tiene ahora.

Kierab trató de ordenar sus pensamientos. Tardó un poco, y aún con la garganta seca dijo entre jadeos:

—E-Eres el único con quien quiero estar. Está noche y las que siguen, por el resto... de mi vida.

—Deseo lo mismo, Leo...

Aumentó la fuerza de su empuje hasta que el cuerpo de Kierab se balanceo sobre la cama.

—AAh, no p-pares, más...

—¿Te gusta?

—Si, me gusta...cuando eres rudo.

La sangre de Khalid se encendió con esas palabras y se movió más rápida. Gimió y se corrió dentro de él, sintiendo como su cuerpo se inundaba en placer. Kierab también gimió al sentirse llenado, con ese sustancia lechosa húmeda y caliente, lo hizo estremecer y también se corrió.

Khalid esperó a que Kierab terminara y salió de él. Se inclinó hacia su oído y dijo:

—Dese la vuelta.

Kierab se estremeció y le obedeció. Khalid nunca le había pedido que hiciera nada en la cama, pero ahora le ordenaba sin miedo. Se sintió emocionado y ansioso por ver lo que haría.
Acostado boca abajo levantó sus caderas, arrodillado débilmente sobre la sábana. Se apoyó con los codos, pegando la mejilla en su brazo y giró la cabeza para mirarlo.

Khalid acarició su espalda con ambas manos, deslizándolas hacia adelante, sintiendo como se curveaba hacia abajo.
Kierab jadeo por su toque y trató de bajar más la parte superior de su cuerpo mientras elevaba sus nalgas. Khalid lo tomó por las caderas y lo metió.
Kierab gimió y pegó la frente en su brazos, sintiendo de nueve el balanceo de su cuerpo.

—Continúe hablando—dijo Khalid, jalando de su cuerpo una y otra vez—¿Qué otra cosa dijo?

Kierab apretó las sábanas, sin poder hablar por lo bien que se sentía. Cada vez que entraba le generaba tanto placer que su cuerpo no podía evitar moverse junto a él, junto con sus jadeos.

—¿Qué haría si una mujer quisiera estar con usted?

—Y-Yo...aah—aclaró su mente con dificultad y dijo—La rechazaría... Porque no me gustan. No... podría hacer nada con ella.

—¿Por qué?

Kierab tragó saliva y contuvo su voz un momento antes de lograr responder:

—Porque ella no me tocaría ni me besaría como tú. No me hacen el amor como tú lo haces. Sólo tú me haces gemir... y delirar de placer.

Sus palabras fueron débiles y lentas, con una voz que temblaba entre quejidos. A Khalid le fascinó escucharlo, se mordió el labio y lo miró con una expresión seria y ardiente de lujuria.
Sacó su miembro y derribó sus rodillas con ambas manos, acostándolo boca abajo. Su cuerpo yacía completamente sobre la cama, Khalid rodeo su cadera con las rodillas y separó sus nalgas con una mano, con la otra se apoyó en la cama y volvió a meterlo.

Puso ambas manos a la altura del rostro de Kierab y se inclinó sobre él, hablándole al oído:

—¿Entonces le gusta esto? ¿Le gusta estar así conmigo?

Kierab tembló, sintiendo todo el peso de su cuerpo caer sobre él. Vio de reojo su fuerte brazo, apoyado en la cama, no muy lejos de su rostro. Las venas de su mano resaltaban en esa exquisita piel, que con sólo verla transmitía fuerza y belleza, haciéndola apetecible.

—Si, me gusta estar debajo tuyo—respondió en voz baja, tomó débilmente su muñeca, sintiendo el calor de su piel, y suplicó—Haz lo que quieras conmigo, Zoraf.

Le gustaba cuando ambos tenían el control y eran activos, pero también le gustaba sentirse oprimido por Khalid, ya que nunca adoptaba esa actitud. Esto era algo que, como rey, nadie se atrevería a hacerle, y pensó que quizás por eso le gustaba. Le gustaba que le hicieran lo impensable y lo prohibido. Que le hicieran lo que no debía hacerse. Ser dominado. Era un sentimiento inimaginablemente placentero, y más aún, cunado lo hacía con alguien que amaba. No dejaría que nadie más gozara la dicha de dominar a un rey como él, más que la persona que más amaba. Sólo él podía hacerlo.

Sentía como Khalid se movía, como su cuerpo bajaba mientras lo penetraba, de una forma fluida, como las olas del mar que iban y venían suavemente, y que al mismo tiempo azotaban la orilla con fuerza de vez en cuando. Era un movimiento rápido pero pulcro, tocando justo los lugares que más le gustaban.

"¿Cómo puede ser tan bueno? Se mueve justo como me gusta... ¿Cómo?"

—¿Cómo puedes moverte tan bien? —dijo deleitado, entrecerrando los ojos, derritiéndose de placer.

Khalid sonrió y dijo:

—Porque lo observó. Veo sus expresiones y escucho el sonido su voz—con una mano lo sujetó por la mandíbula y metió dos dedos en su boca, sintiendo lo húmeda y tibia de esta—Veo cómo reacciona su cuerpo, temblando, cada vez que toco el lugar indicado.

Movió sus dedos, haciendo que su lengua se deslizara entre ambos dedos. Kierab también movió su lengua, lamiendo y chupándolos, sintiendo como acariciaba su paladar y encías.

—Si quiere, podemos practicar más. Sabe que haría cualquier cosa por usted.

Khalid escuchó que sus gemidos se volvían más pesados y voz temblaba, contrayendo su cuerpo, haciéndolo sentir que su interior era más apretado.
Se movió más enérgico, yendo lo más profundo que pudo.

—Aah, Zoraf—Kierab soltó un gemido ahogado, sintiendo como se acumulaba el placer dentro de él con una sensación caliente, recorriendo todo su cuerpo al llegar al clímax. Khalid sintió su aliento entre los dedos, junto con la vibración de su voz, haciéndolo sentirse más excitado.

Aún se estaba corriendo cuando Khalid lo empujó un par de veces más, mientras aún estaba apretado, y también se corrió con un jadeo.

El cuerpo de Kierab se relajó, sintiendo que estaba a punto de caer inconsciente. Khalid salió de él, provocándole un escalofrío. No pudo evitar tocar sus glúteos, y al separarlos notó como se escurriría, estando lleno. Su corazón se sacudió, y con un brillo oscuro en los ojos se mordió el labio inferior.

Con cuidado Khalid le dio la vuelta, acomodando y cabello a un lado, y su cuerpo flácido, yacía sobre la cama con los brazos ligeramente extendidos, mientras lo miraba con ojos somnolientos y eróticos.

—Tomemos un pequeño descanso—dijo Khalid, lamiéndose los dedos que aún tenían saliva de Kierab. Se arrodilló entre sus piernas y se inclinó, mirándolo fijamente a los ojos—Mientras, voy a degustarlo un poco.

Kierab no tuvo tiempo de reaccionar, cuando fue tomado por el mentón, y escuchó su ronca voz diciendo:

—¿Puede sacar su lengua?

Obedeció y sacó lentamente la lengua. Se veía rosada y apetitosa... Khalid también sacó la suya y lo besó. Lo lamió y lo chupó, una delgada línea goteó por la comisura de sus labios mientras los jadeos quedaban atrapados en su garganta.

Se separó de él y lamió la saliva de caía. Bajó por su cuello, comiéndose la exquisito piel por dónde pasaba, dejando marcas rojas y de dientes. Un tanto salada por el ejercicio.

Hizo lo mismo con su pecho, jugando con sus pezones y dejando una mordida en el contorno de uno. Su pecho fue el que más dejó lleno de señas rojas, le encantaba esta parte de su cuerpo. Y cuando levantó la vista y lo miró, le pareció aún más hermoso.

En su abdomen había rastros de sus propios fluidos. Khalid no pudo evitar la tentación y también lamió esa parte. Besó su cintura, y cuando también terminó en esa parte bajó hacia sus caderas, luego levantó sus piernas y también recorrió el interior de sus muslos. El proceso fue minucioso, sin dejar ninguna parte limpia.

También le dio la vuelta y saboreó su espalda y nalgas. Desde el principio pudo escuchar sus bajos jadeos, pero los que sonaron más intenso fue cuando tocó su pecho y nalgas.

Kierab de pronto dejó de sentir su tacto. Lo escuchó levantarse de la cama, luchó para abrir sus ojos, logró verlo, acercarse con una copa en la mano.

—Imagino que tiene sed, tome un poco—dijo Khalid, con una voz coqueta—¿Puede levantarse? Le ayudaré.

Kierab, acostado aún boca abajo, se levantó como pudo, con las piernas temblorosas. Sentía todo el cuerpo húmedo junto con un hormigueo en los lugares dónde Khalid había dejado chupetones. Khalid lo ayudó y lo sentó, haciendo que recostara espalda sobre su pecho. Khalid rodeó su cuerpo con un brazo, lo volteó un poco para mirarlo al rostro y dijo:

—Permítame ayudarlo a beber.

Khalid bebió del agua, pero no la tragó. En cambio, buscó los labios de Kierab y le dio de beber.

Kierab sintió que el agua caía dentro de su boca, la bebió, humedeciendo su garganta seca. Khalid lo hizo dos veces más, arrojó la copa vacía y profundizó el beso, hasta que lo dejó sin aliento.

Lo abrazó por la espalda, rodeando su pecho con un brazo, sentándolo sobre sus piernas, y con el otro sujetó su cintura, hundiendo el rostro en su cuello.

—Leonid, la noche es tan larga...y nadie nos molesta.

Kierab sintió su miembro erecto rozar sus nalgas, su aliento ardiente le indicaba que estaba lejos de calmar su lujuria...
Aún podía sentir que el afrodisíaco hervía su sangre, pero Khalid, aún sin eso, parecía bastante enérgico. Kierab llegó a preguntar cuál de los dos aguantaría más estando ambos sobrios.

Con esto Kierab dudó; antes lo hacían tres veces en una noche, seguramente Khalid quería hacerlo más veces, pero no se atrevía a mencionarlo, pero ahora era diferente...

Khalid levantó su cuerpo, metiéndolo de nuevo. Alzaba a Kierab con facilidad, ayudándolo a moverse, ya sin mucha fuerza en las piernas, sintiendo sus cuerpos haciendo fricción al estar tan cerca, provocando calor. Khalid fue cautivado; sintiendo sus piernas, cuando su cuerpo caía, sus nalgas, rozando su abdomen, y su cabeza, que cayó hacia atrás sobre su hombre. Kierab levantó su brazo, sosteniendo la cabeza de Khalid.

Esta vez ambos duraron más, haciendo que se sintiera una eternidad. Kierab, después de correrse, se sintió débil, pero aun así Khalid no lo soltaba. Lo arrojó sobre la cama y subió encima de él, lo miró a los ojos, sin aliento, y dijo con cansancio:

—Ah, Leonid, no sabe cuánto lo amo...

[...]

No supo cuántas horas habían pasado, Kierab perdió la noción del tiempo y sin darse cuenta ya no supo que pasó. Khalid, al verlo caer dormido, lo observó en silencio, acarició su mejilla y sonrió, luego limpió su cuerpo meticulosamente y lo vistió con ropa abrigada para que no pasara frío, hizo lo mismo consigo mismo y se acostó a su lado, envolviéndolo en un abrazo, cubriéndose ambos con la sábana. Respiró hondo y lento, percibiendo su olor, y con esto cayó profundamente dormido.

Mini teatro:

Khalid: Entonces ¿De verdad no le gustan las mujeres? ( ⁄ ≥'⁄'≤ ⁄ )/''

Kierab: Nop, ya no me gustan. Todo lo que dije fue verdad. *sonríe en silla de ruedas* ( ꈍᴗꈍ)

Khalid: Oh (ó///ò。)

Kierab: Bueno, hoy oficialmente me declaro homosexual (っ˘w˘ς) *antes era bisexual*

Khalid: Entonces yo me declaro kierabsexual (.///.)/

Kierab: ...

Kierab: *Ejem* Quiero decir, me declaro Khalidsexual.(ㆆ///ㆆ)

Khalid: (,,ᴗ ᴗ,,)

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