Capítulo 23: Contigo (Parte II)

Sus gemidos fueron suaves y constantes, que le hacían sentir la garganta seca.
El roce en su interior se sentía tan placentero que lo hacía temblar, y su cuerpo se retorcía sin poder evitarlo. Sus caderas buscaban una y otra vez las embestidas de Khalid, sintiéndolas en su entrada con total claridad. Podía sentir lo ardiente de su miembro, lo duro y pesado que era, y como penetraba en él, disfrutando cada vez más, cuando él lo empujaba y lo metía todo, golpeando ese lugar que tanto le gustaba.

Los fuerte brazos que sujetaban sus piernas, sus hombros, su gran pecho, y su encantador rostro, con esos rasgos tan masculinos y fuertes, que, al estar tensos, lo hacían ver sexy y lujurioso. Esos ojos cafés, que lo miraban con deseo y placer, era lo que más le gustaba en ese momento de intimidad. Estar bajo sus ojos era lo que más le emocionaba...

—Leonid—llamó Khalid, pegando sus labios a su cuello, en un pequeño gemido, mientras lo mordía con suavidad—Quiero que esté sobre mí, igual que la primera vez...

Kierab se estremeció, mordió sus propios labios y lo abrazó.

—Yo también quiero...estar sobre ti.

Khalid se separó de su abrazo, bajó sus piernas y sacó su miembro. Kierab se sentó en la cama, y cuando vio que Khalid también estaba sentado, sin tener la intención de acostarse sobre su espalda, entendió que quería hacerlo así.

Kierab se sentó a horcajadas, con las rodillas sobre la cama, y lo sujetó por los hombros, sin dejar de mirarlo fijamente.
Ambos se acercaron de inmediato y se besaron. Khalid recorrió con su lengua lugares que lo hacían estremecer, y cuando entrelazaban sus lenguas, podía sentir lo suave y tibia que era. Quería saborear todo, quería comerlo todo...

—Zoraf—llamó con un suspiro. Abrazó su ancha espalda y besó su rostro, hasta llegar a su oreja—¿Te gusta que hable sucio?

—...Si—respondió, tocando su cintura, mientras bajaba hasta sus glúteos.

—A mí también, me excita...—deslizó su mano por su abdomen y tomó su miembro, quemándole la mano hasta los huesos—Quiero que lo hagas también, quiero que digas lo que sientes.

Kierab se separó un poco, sin que Khalid soltara sus glúteos, apartó su largo cabello, dejándolo caer sobre su espalda, y levantó las caderas, mirándolo con suavidad.

Tomando el miembro de Khalid con una mano, Kierab bajó su cuerpo con las piernas extendidas, metiendo ligeramente la punta.

—Ábrelas un poco más—dijo Kierab.

Khalid, con ambas manos, separó sus nalgas, dejando que el miembro entrara más fácil. Kierab sintió de nuevo como era ser penetrado, y bajó lentamente. Exhaló y justo cuando faltaba poco lo metió por completo.

—Ah, con sólo estar así...—gimió Kierab, temblando, sosteniéndose apenas del hombro de Khalid.

—¿Así cómo?

—Esta posición...siento que llega más profundo—se aferró a él con ambos brazos alrededor de su cuello y acomodó sus rodillas sobre la cama—Y toca todo ahí adentro de diferente manera.

—¿Le gusta?

Khalid no dejaba de ver su rostro, apretó su agarre y amasó sus glúteos, cubriéndolos con ambas manos.

—Me encanta—se acercó a sus labios y los tocó con los suyos mientras decía—Y cuando me tocas así... sólo quiero que lo hagas más. Tócame más.

Khalid sintió su aliento, con ese aire caliente de súplica seductora. En ese instante acortó la distancia y besó a Kierab, mientras apretaba sus manos y acariciaba esos dos suaves muslos. El sonido de su piel, que rozaba con sus ásperos dedos, se escuchaba claramente en la habitación, justo con el sonido húmedo del beso.

Kierab levantó el cuerpo, sin dejar de besarlo, y abrazando su cuello, comenzó a moverse lentamente. Khalid le ayudó a moverse, alzando su cuerpo y dejándolo caer, sosteniendo ambas nalgas con sus manos.

Kierab se sentía cada vez más acalorado, mientras no dejaba de estremecerse cada vez que sentía el miembro deslizarse en ese lugar tan estrecho. Kierab no lo soportó más y se separó del beso, al sentir que las embestidas eran un poco más intensas. Con las cejas arrugadas miró a Khalid, respirando con más pesadez.

Khalid se deleitó al sentir la cercanía de su cuerpo ardiente, sus brazos, que abrazaban su cuello, sus glúteos, que se derretían en sus manos, y su fuerte cuerpo, que subía y bajaba, apretando su miembro en un agarre húmedo y caliente.

El sonido del chapoteo y los gemidos de ambos era lo único que se escucha, los cuales se volvían cada vez más fuertes.

—Zoraf—gimió entrecerrando los ojos, con una voz baja y ligera, tan erótica que Khalid se estremeció al escucharla—Ahí se siente bien...—separó los labios sin dejar de gemir, su espalda se tensó y echó un poco hacia atrás el cuerpo—Hazlo un poco más profundo, más rápido...

La respiración de Khalid se notó más excitado al escuchar sus palabras. No lo hizo esperar, y en la siguiente embestida fue aún más profundo, separando sus glúteos con un fuerte agarre. Kierab tembló y sus piernas se debilitaron, soltando un gemido ronco y placentero. Khalid aumentó la velocidad y siguió penetrando hasta el fondo, haciendo que los gemidos de Kierab fueran más cortos y continuos.

—Su interior es tan caliente—dijo Khalid sin aliento—Tan suave y apretado, que me vuelve loco.

—Tu pene es el caliente...siento que me quema por dentro—dijo con voz temblorosa, junto con una expresión débil y llena de placer—Me hace temblar demasiado, ya no puedo...

—Lo sé—dijo, encantado con su expresión—Siento que tú interior me aprieta y tiembla cada vez que entro...

Khalid, sin ni una pizca de cansancio en los brazos, levantó el cuerpo de Kierab por sí mismo al sentirlo demasiado débil, y lo penetró aún más rápido.

—Ah, sí, no te detengas...

—Leonid—llamó con voz ronca y cansada.

Esa extraña sensación de placer se volvió más intensa, y crecía sin parar con cada embestida, sintiendo también como su miembro se frotaba contra el abdomen de Khalid, quién también se sentía embriagado en placer.

Kierab sintió un fuerte calor por todo su cuerpo, y entre su mirada confusa vio el rostro de Khalid, que se derrumbaba ante el clímax junto con un ronco gemido, seguido de una sensación que hizo estremecer a Kierab; un fluido tibio y agradable que invadió por completo sus entrañas. Lo lleno, haciendo que su interior fuera más húmedo y resbaladizo.

Mientras Khalid se corría no dejó de embestirlo, levantando y dejando caer su cuerpo sin titubear. Kierab, junto con esa sensación de ser llenado, no tardó mucho en correrse también. Apretó el agarre en los hombros de Khalid y su espalda se curvó. Su cuerpo temblaba sin control y sus caderas se movían involuntariamente. Entrecerró los ojos mientras gemía y sintió la garganta seca.

Su cuerpo se quedó sin fuerzas por unos segundos, pero Khalid logró tomarlo por la cintura.

—Practicar con la espada por horas no es nada para mí...—musitó con cansancio—Pero ser penetrado por la tuya, me deja sin aliento...

Con las pestañas y su voz temblando, mirando fijamente su rostro, sintiendo que su corazón no podía latir más rápido...Kierab le dijo aquello, a lo que Khalid se sintió avergonzado y excitado, y tragó saliva, sintiendo aún en su cuerpo la sensación del placer.

—Entonces ¿le gustaría seguir practicando con la espada? —dijo Khalid, apretando ligeramente su cintura.

—Aún no he sido derrotado—respondió con una sonrisa—No estaré satisfecho hasta entonces...

Kierab se acercó a su cuello y comenzó a mordisquear y besar mientras hablaba:

—Ya te he montado, ¿qué quieres que haga ahora? —levantó su cuerpo, apoyando una mano en su hombro, y sacó el miembro de Khalid, tratando de recuperar el aliento.

Khalid quería responder, pero decir las palabras en voz alta...

—Te gustaría hacerlo ¿por detrás? —dijo Kierab en voz baja, mirándolo ligeramente hacia abajo.

Khalid no dijo nada, pero sus ojos brillaban llenos de lujuria, haciéndole saber qué era eso lo que quería.

Kierab le dedicó una sonrisa coqueta y se alejó de él. Con un movimiento ágil le dio la espalda, y colocó las rodillas justo a ambos lados de las piernas de Khalid, como si fuera a sentarse sobre él. Sus glúteos quedaron a la altura de su pecho, muy cerca. La espalda de Kierab se curvaba con suma belleza, apoyando las manos y el rostro sobre las sábanas, mirándolo desde esa posición.

—¿Te gusta así? —preguntó Kierab con un tono seductor, usando una voz baja y ronca, junto con una mirada suave y complaciente.

"Tan sexy..."

Khalid se alejó un poco y se arrodilló justo frente a su entrada, en una posición cómoda. Con ambas manos separó sus nalgas y vio con perfecta claridad su entrada. Se veía ligero irritada y rojiza, un poco dilatada, dejando caer un líquido viscoso. Khalid tragó saliva, sintiendo como todo su cuerpo se llena de una sensación caliente, haciendo que se pusiera duro casi de inmediato.

—No creo poder contenerme—dijo Khalid, llenando sus dedos de ungüento y metiendo dos de ellos, mientras apretaba uno de sus muslos con la otra mano y lo mordía.

Kierab se estremeció, sintiendo que sus piernas flaqueaban. Su interior había quedado muy sensible, y cuando sus gruesos dedos entraron, sintió una sensación incómoda y caliente. Cada lugar que tocaba se sentía con claridad. Y eso, sumado con los dientes que mordían su piel... Su voz dejó ir un gemido lamentable, su mirada y sus manos temblaron, mientras apretaba las sábanas.

Los labios y lengua de Khalid no pudieron parar desde la primera probada. Besó y mordió el interior de sus glúteos, las nalgas, caderas y parte de las piernas. De vez en cuando alejaba un poco el rostro y miraba las encantadores señas de amor en esa blanca piel, haciendo que tuviera más apetito. Y Kierab, cada vez que lo sentía, no podía dejar de suspirar y gemir, junto con un escalofrío que le recorría por todo el cuerpo.

—Me gusta...—dijo Kierab en voz baja, con la mejilla sobre la cama, mirando un poco de costado los movimientos de Khalid—Quiero más... Mételo, Zoraf...

Khalid paró y miró su rostro, el cual estaba sonrojado, y sus ojos brillaban con un fuego carnal. Khalid enderezó el cuerpo y se arrodilló, apuntando el miembro en su entrada. Lo frotó y lo deslizó entre ambas nalgas, haciendo que Kierab tragara saliva, sintiendo lo duro y caliente que estaba.

—Leonid...

La punta entró, sintiendo lo apretado, cálido y húmedo del lugar. Kierab frunció el entrecejo y exhaló, cuando de pronto sintió que entró por completo, lo que hizo que abriera los ojos y dejara ir un gemido tembloroso y ronco. Con sólo verlo a los ojos Khalid pudo notar el placer que sintió al entrar de repente. Khalid se deleitó con la expresión en su rostro, la forma en que su cuerpo se tensaba y su dulce voz.

—Leonid, deseo ver su rostro. Quiero ver sus labios, cada vez que deje salir un gemido—dijo Khalid, inclinando su cuerpo hacia adelante, estando muy cerca de su espalda, con las manos apoyadas sobre la cama.

Kierab lo miró; estaba casi encima de él, con su fuerte brazo a la altura de su rostro, apretando los dedos sobre las sábanas. Kierab se acercó a su mano, miró las venas que sobresalían de su piel y la acarició con la punta de la nariz y los labios, mirándolo en silencio.

Khalid no esperó más y comenzó a moverse.

Khalid no esperó más y comenzó a moverse.

Sus movimientos eran suaves y lentos, pero entraba y salía por completo, penetrando profundo, tocando su interior hasta volverlo ardiente. Kierab sintió que sus piernas perdían un poco de fuerza, al igual que el resto de su cuerpo. Acercó su rostro al brazo de Khalid mientras se quedaba, mirando de reojo la expresión de Khalid.

—Hazlo más rápido...—dijo Kierab en voz baja, sintiendo que no era suficiente. Quería que fuera un poco más rudo.

Khalid acomodó las piernas, entrelazándolas con las de Kierab, para que no flaquearan, y cumplió con su deseo. Con la respiración pesada lo embistió más rápido, haciendo que el cuerpo de Kierab se balanceara con más fuerza. El empuje, de atrás hacia adelante, hizo que su piel se erizara, y que sus gemidos fueran más dulces e irresistibles. La sensación de ser empujado lo llevó a un nivel diferente de placer. Haciéndolo temblar involuntariamente.

—Ah, aah...Zoraf.

—Ah, Leonid, adoro escuchar su voz—dijo, sin aliento—Y se ve...tan sensual y...

—También...me gusta escucharte. Y el sonido, cada vez que...te mueves. Ah, es tan...

Kierab sintió como en ese momento una fuerte sensación de placer comenzó a surgir en su interior. Sus gemidos se volvieron más roncos y descontrolados, cerrando los ojos ante tal sentimiento.

—Ah, Leonid.

Khalid, al sentir que su cuerpo se volvía más apretado, aumentó el ritmo y lo embistió hasta lo más profundo, haciendo que llegara al clímax. Kierab gimió mientras se corría, y sintió tanto placer que su voz casi se quebró. Apretó las sábanas y cerró los ojos, sintiendo como todo su cuerpo se estremecía.

Al ver y sentir su reacción, Khalid también se corrió poco después, dejando de moverse poco a poco. No reprimió su propia voz, por lo que, al escucharse a sí mismo, se sintió un tanto avergonzado y excitado.

Sacó su miembro, separando ambas nalgas con sus manos, mirando la entrada de Kierab; un poco colorada, dilatada y goteando de forma lasciva. Acercó el pulgar y estiró un poco la entrada, haciendo que el líquido goteara aún más.

Esa pequeña acción hizo que volviera a sentirse excitado. Le dio la vuelta a Kierab con cuidado y se hincó en medio de sus piernas. Se veía tan sensual, con esos ojos feroces, ahora perdidos en la sensación del placer. Su piel, sus temblores y su temperatura...

Kierab notó que estaba a punto de volverse duro otra vez. A lo que sólo sonrió ligeramente y apretó las piernas contra su cuerpo.

—Hazme el amor las veces que quieras... Amor mío.

Khalid sintió que su corazón se derritió al escuchar eso. Se acercó a él y lo besó en los labios, deslizando su mano por su pecho, sintiendo los fuertes latidos de su corazón.

—Lo amo, lo amo tanto...—musitó Khalid entre sus labios y se alejó para verlo.

—Yo... también te amo.

Con una mirada desorientada, aun sintiendo como sus piernas temblaban. Lo miró desde esa posición y exhaló. Satisfecho y fascinado...

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