Capítulo 15: Propuesta
—¿Cómo llegaste al campo de batalla?
—Eso—también bebió de su taza y exhaló—Es un poco complicado, y debo explicar todo desde el principio...
»El rey Dafmay siempre fue alguien cruel, orgulloso y codicioso. Pero aun así amaba y apoyaba a su primer hijo, Ram-medmat, ya que era como él.
Muchos pensaban que Dafmay era un mal rey, y que si Ram terminaba heredando el trono todo estaría perdido.
»En cambio, Nail, el segundo príncipe, era amable y elegante, tenía talento con el arco e ideando estrategias, era un líder innato. Definitivamente tenía madera para rey. Con su inteligencia y prudencia haría florecer a Rouseth.
»Nail deseaba el trono, y al ver qué muchas personas lo apoyaban decidió luchar por el trono. Formó su propia red de inteligencia y consiguió el apoyo de más del setenta por ciento de la corte y los nobles.
»Siempre lo admiré, veía cómo se esforzaba a pesar de todo, y que sólo quería el bien del reino. Era dos años mayor que yo, y aunque nuestras madres eran diferentes éramos inseparables. Lamentablemente nació con una salud bastante frágil, por lo que a los diez años decidí que lo cuidaría para siempre.
»Entrené hasta el cansancio y me gané el corazón de la mayoría del ejército, y Nail, al ver mi talento militar me nombró Capitán. Estaba orgulloso de mí.
»Pero cuando tenía diecinueve años el rey Dafmay le exigió que fuera a la guerra. El ejército de Rouseth estaba defendiendo las tierras del norte, que querían ser arrebatadas por un reino vecino más pequeño.
»Si iba lo más seguro era que moriría, su cuerpo no podría soportarlo. Todos sabíamos que el rey lo hacía a propósito. Pero yo, como mano derecha y guardia personal, debía cuidar de él. Yo era su espada y escudo.
»Enfrenté a mi padre y pedí ir a la guerra en su lugar, pero se enfureció tanto que me azotó sin piedad. Y mientras estaba herida Nail tuvo que irse, no pude detenerlo.
»Luego de más de un año por fin regresó con vida, pero su salud colgaba de un hilo. No recibió el tratamiento adecuado, el rey siempre ponía impedimentos para su recuperación. Lo cuidé por tres meses, pero al final falleció, a la edad de veintiún años.
»Todo quedó en mis manos, y los que apoyaba a mi hermano ahora me apoyaban a mí. Después de todo también tenía talento para ser un líder y me había ganado la confianza de su gente hace mucho tiempo. Me había especializado en cada área posible, para serle útil. Ahora eso me serviría para ser una buena reina...
—Hace tres meses supimos de los planes de Dafmay sobre atacar Krastos—dijo Lahra con una expresión seria—Fue difícil descubrirlo, ya que tenía muy bien guardada esa información. Nos preparamos lo más rápido posible y seguimos al ejército de cerca. Nos asentamos lo más cerca de ellos en un campamento similar al de Dafmay y vigilamos la situación.
Planeábamos matar al rey y al segundo príncipe antes de que todo empezara, pero no esperamos un desenlace tan grave. La imprudencia de ambos llevo todo al desastre.
—Es así como llegaste tan rápido a la batalla—comentó Kierab. Suspiró y dijo—Al principio creía que tendrías algún rencor por la muerte de tu padre y el primer príncipe.
—Él no era mi padre, jamás lo vi como uno—dijo con una expresión frívola—Podía soportar cualquier castigo, pero desde el momento en que envió a Nail a su muerte lo odié con todo mi corazón. Y cuando vi morir a Nail frente a mí juré que Dafmay moriría. Él me quitó a la persona que más amaba. Por lo que estoy muy agradecida de que lo haya matado.
Miró a Kierab con una extraña mezcla de melancolía e ira en los ojos. Bajó la mirada y acarició la taza en sus manos.
—Su padre fue un gran rey, de los hombres más honorables que este mundo haya conocido. Ojalá todos fueran como él, y como usted. Lamento mucho su pérdida.
—Gracias—dijo Kierab, recordando a su padre—También lamento su pérdida. El príncipe Nail-Samdur se escucha como un gran hombre.
—Lo era—trató de sonreír y dijo—Él me enseñó la bondad y la virtud de la paciencia. Gracias a él supe apreciar a cada uno de mis hombres, con o sin talento, y a sacar lo mejor de ellos.
Lahra recuperó su suave sonrisa, y con una expresión seria y tranquila añadió:
—En verdad admiro mucho a los hombres en general. Y esto me recuerda a la propuesta que quería decirle en privado.
—¿Qué es? —preguntó confundido.
—Antes que nada, déjeme decir esto, aunque parezca no encajar con la conversación: No tengo ninguna preferencia en particular en cuanto a tener un amante—explicó con vergüenza—Usted es guapo sin dudas, muchas personas desearían estar con usted, pero mi propuesta no se basa en eso... Me gustaría que nuestra alianza fuera por medio del matrimonio. Que usted y yo nos casemos.
Kierab levantó ligeramente las cejas con admiración, pensando en sus palabras.
—Lo que trato de decir es que no estoy enamorada de usted ni busco obtener su corazón, esto es meramente político—entrelazó sus dedos y apoyó sus manos sobre la mesa, tratando de mantener un rostro digno—Estaría feliz de casarme con cualquier hombre, pero mi corazón le pertenece a alguien más. Y no importa con quién me case o que hombres me parezcan guapos, sólo lo amaré a él.
Hizo una pausa, sonrió un poco al recordar algo y dijo:
—Imagino que su corazón ya le pertenece a alguien más, al igual que yo.
—Así es—dijo con un tono firme y lleno de convicción.
—Entonces si acepta casarse conmigo no habrá nada sentimental de por medio. Al ser ambos reyes de diferentes reinos no tenemos que cumplir nuestro papel de esposo como tal. Seremos una especie de esposo secundario, y no importa si vivimos en nuestros propios reinos, lejos uno del otro.
—Tiene razón...
—Si tomará en cuenta mi propuesta sólo queda preguntar a....nuestros enamorados qué tal les parece la idea.
Lahra miró a Med con un movimiento lento y dijo, con voz seria:
—¿Crees que mi enamorado se sienta celoso?
—¿Por qué me pregunta a mí? —la miró de reojo con timidez y dijo en voz baja—T-Tal vez un poco, pero podrá entenderlo.
—Oh...—Lahra sonrió con suavidad y apartó la mirada, asintiendo con la cabeza.
—¿Y tú? ¿Crees que esa persona sienta celos? —preguntó Kierab, mirando a Khalid con una pequeña sonrisa.
—Esa persona sabe que lo hace por un bien mayor. No tiene porqué sentir celos, y....—bajó su voz y dijo, sin mirarlo a los ojos—Si usted le dijo que sólo amaría a esa persona, estoy seguro de que confía en sus palabras.
—¿Es así? —preguntó encantado—Entonces no me preocupo.
Kierab miró a Lahra y dijo:
—Bien, pero antes que considere tu propuesta debo preguntarte algo más—señaló a Khalid con la mano y dijo con un rostro serio—¿Qué tal te parece él?
Khalid abrió los ojos en shock y lo miró con vergüenza.
—¿Él? —miró a Khalid tratando de mantener la calma, pero su expresión se tornó ligeramente avergonzada y tocó su mentón—E-Es muy guapo, por supuesto. Su rostro tiene facciones muy masculinas y elegantes, además de que sus ojos tienen un bonito color. Y su mirada me parece linda.
—Concuerdo totalmente—dijo riendo.
Desde que la conoció, aún bajo la identidad del joven de la alabarda, le pareció alguien agradable y talentosa. Y con esta respuesta supo que era una buena persona. También le daba una sensación de confianza, y su lealtad hacia sus convicciones quedó demostrar en el Combate de deshonor. Haría lo que fuera por el bien de los demás.
—Si nos casamos nuestros lazos serán más fuertes y la guerra no volverá a ser un peligro en el futuro—comentó Kierab—Seremos dos reinos unidos por la familia y nuestras relaciones económicas serán de forma más natural. Hay muchos beneficios con esto. Acepto tu propuesta.
—Gracias majestad—respondió aliviada—Por cuestiones de tiempo me gustaría que fuera lo antes posible, mi reino ha quedado un tanto caótico y estos últimos tres días estuve un poco indispuesta para resolver todo.
—Entiendo—dijo con un tono amable—Podemos celebrar la boda en dos días. Sólo será un pequeño banquete y la anunciación al reino. Luego de eso puedes regresar a Rouseth sino tenemos nada pendiente de que hablar.
—Me parece bien. Y sin noche de bodas, supongo—comentó riendo, cubriendo sus labios con el dorso de su mano.
—Ni siquiera un beso—añadió también con una sonrisa—Puedes recrear la vestimenta tradicional de tu reino si gustas. Entiendo que usan un traje especial para las bodas reales.
—Así es. Gracias, me gustaría usarla.
Hablaron un poco más sobre como serían las cosas si se casan. Los beneficios y en cómo no afectaría sus responsabilidades como reyes.
—Bien, hasta ahora hemos sido muy sinceros, pero hay algo más que quiero preguntarle—Kierab de volvió un poco más serio y habló en voz baja—¿Crees que Dafmay pudo haber matado a mi padre?
Lahra se sorprendió por su pregunta. Entrecerró los ojos, pensativa, y respondió:
—Mi red de espionaje es muy basta, incluso supimos del ataque a Krastos. Tarde o temprano nos enteramos de todo, pero nunca oí hablar sobre eso. Dafmay supuso que Krastos estaría debilitado por el cambio de rey, pero no atacó antes ya que acabamos de estar en un conflicto. La defensa de nuestras tierras, lucha en la que mi hermano participó. Esto seguiría así si no conseguimos buenos arquitectos que reforzarán nuestras defensas, por lo que atacó en cuando pudo. Pero provocar la muerte de su padre...
—Mi padre no murió de causas naturales—dijo con seriedad—Y aún no logró descubrir nada al respecto.
—Investigaré por usted, majestad. Sólo falta interrogar a las personas correctas. Con mi papel como reina todo se vuelve más fácil.
—Gracias—dijo con sinceridad.
Siguieron hablando sobre los detalles de la boda y su alianza. Hasta que se hizo noche y tuvieron que regresar al interior del palacio.
—Majestad, su medicina—dijo Med al llegar a la habitación.
—Oh, es verdad—se quitó la camisa y se acostó boca abajo sobre la cama. Cerrando los ojos con cansancio.
Med se acercó y masajeó los hematomas con un ungüento medicinal. Lahra abrazaba la almohada con el rostro oculto en ella, sin hacer ruido.
—Lahra.
Ella se sorprendió al escuchar su nombre, dicho con esa voz tan gentil.
En privado Med la trataba con más cercanía, ya que se conocían desde que eran niños, era normal que se trataran como amigos cuando nadie veía.
—Te duele, ¿verdad? Necesito que me lo digas.
—Duele un poco.
Med suspiró profundamente y suavizó sus movimientos, tocando más arriba en su espalda.
—Deja de ser tan dura contigo misma. Te lo he dicho por tantos años, y aun así sigues igual.
—Estoy bien, sabes que he estado peor—dijo en voz baja.
—Y aun así no te quejaste—replicó con un tono doliente—Nunca lloras o dices lo que sientes. Y esa sonrisa que siempre tienes en los labios... es demasiado dolorosa de ver.
Tener una expresión amable y elegante era parte de ser la mano derecha del rey, además de que era una buena manera de llegar más fácil al corazón de las personas, por eso Lahra comenzó a sonreír todo el tiempo, sin sentirse feliz.
Med lo sabía, y por eso no le gustaba verla sonreír.
—Y hace tres días, cuando supiste que el rey había muerto. Tu mirada fue demasiado evidente, incluso ahora tratas de ocultar como te sientes.
Lahra contuvo el aliento y sintió que Med se había detenido.
—Todo este tiempo que anhelaste la venganza, el odio que te consumía por dentro... Te dejó tan vacía que no sabías como sentirte o qué hacer cuando todo terminó. Al final nada cambió.
Lahra tomó una sábana y se cubrió el pecho, sentándose en la orilla, mirando los ojos de Med fijamente.
—Cuando peleaste contra el coronel de Krastos tu mente estaba en blanco, sólo deseabas sentir un dolor diferente. No te importó nada más, sólo querías olvidar y dejar de existir unos instantes... Estoy seguro de ello.
La muerte de su hermano le había traído tanto dolor que Med hubiera hecho lo que fuera para evitar su muerte. Med también apreciaba mucho a Nail, él había sido muy bueno con él.
Lahra bajó la mirada y contuvo el nudo en su garganta. Todo era verdad. No sabía cómo sentirse ahora.
—Realmente me conoces como la palama de tu mano.
—No sabes la angustia que sentí cuando te vi llegar inconsciente. Y cuando vi tu cuerpo...—desvió su mirada y apretó la caja del ungüento—Cuando tratas de cargar todo tu sola te lastimas a ti misma, y las personas que te quieren. A veces siento que ya no tienes sentimientos...—musitó en voz baja.
Lahra torció la boca y no pudo retener más sus lágrimas. Tantas lágrimas que había estado guardando en silencio.
Pero unas simples palabras de él la derribaron por completo.
—Lo lamento—dijo en voz baja y secó sus lágrimas.
En ese momento Med recordó que no traía la camisa puesta, al ver que soltaba parte de la sábana que la cubría. Tragó saliva y se enfocó en su rostro.
—No puedo evitarlo—dijo Lahra levantando la mirada.
—Sabes que estoy aquí—dijo con un tono serio—Se fuerte y demuestra tu talento con los demás, pero conmigo puedes ser diferente. Puedes quejarte del dolor y buscar un apoyo en mí. Siempre olvidas eso.
—No lo hago—respondió—Es sólo que...quiero que mis recuerdos de ti sean todos felices.
Med negó con la cabeza y dijo con melancolía:
—Un consuelo puede volverse un recuerdo feliz.
Lahra extendió su brazo y se acercó a él, tomándolo por sorpresa. Sintió como ella lo abrazaba fuertemente con ambas manos, viendo que la sábana se había caído.
—Med'sha—musitó Lahra—Es imposible que no lo sepas ya, pero aun así quiero decirte que te amo.
Med guardó silencio, le devolvió el abrazo con timidez y sintió su espalda desnuda, húmeda por el medicamento.
Luego de un rato se separó de ella sin verla, tomó la sábana y la cubrió.
—Creí que sólo sería un amor de niños, pero aún me sigues amando después de tantos años...—dijo, con sus mejillas pálidas teñidas de rosa.
—Y nunca aceptaste mi amor—dijo decaída—Soy la reina, puedo estar con quién quiera, aunque seas mi sirviente. No quiero estar con nadie más, sólo quiero estar contigo. Sabes que siempre te he tenido en mi corazón, aun cuando deseaba servirle a mi hermano.
Mes la había rechazado muchas veces de manera sutil, sentía que su admiración y entrega por su hermano eclipsaba cualquier otro sentimiento. Sabía que podía ser dejado de lado fácilmente, por eso nunca dijo nada. En el fondo incluso se sentía un poco celoso, sin llegar a odiarlo.
Y ahora, después de su muerte, le decía cómo excusa que sería la futura reina y que él sólo era su sirviente. Pero a ella no le importaba.
Lahra se acercó más y dijo con una voz suave, mirando sus hermosos ojos azules:
—Dime, ¿qué tengo que hacer para que me ames? Sabes que haría lo que sea por ti...
Med tragó saliva y la miró con timidez, trató de verla a los ojos y dijo con un tono bajo:
—Sé la misma de antes, la que sonreía cuando quería. Quiero sentir que eres una persona de carne y hueso que siente felicidad y tristeza.
—Lo haré—dijo con firmeza.
—Y.... p-prométeme que no volverás a sonreír tan fácil con los demás.
Lahra entendió a qué se refería y contestó con una pequeña sonrisa:
—No importa que hombre se cruce en mi camino, todo mi ser es sólo tuyo. No hay hombre en este mundo que sea más guapo, amable y gentil que tú.
Med se sonrojó y evitó su mirada. Era difícil para él al tenerla así frente suyo, diciendo esas palabras.
Cómo quería besarla en esos momentos...
Mini teatro
Kierab: Antes de aceptar tu propuesta de matrimonio debo probar qué clase de persona eres... En la escala del 1 al 10 ¿qué tan guapo ves a Khalid?
Lahra: ¿M-Mil? (⁄ ⁄•⁄-⁄•⁄ ⁄)
Kierab: En efecto, tienes buenos gustos. ¡Acepto! Pasaste la prueba. (ง •̀///•́)ง
Khalid: (.///.)
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