Epílogo

Heydar corría por los prados primaverales con su leonada melena suelta, Ece y Dilara lo perseguían. Las gemelas odiaban que su hermano mayor corriera dejándolas atrás. Había una gran diferencia entre ellos. Heydar era como su padre, Elaheh solía repetirlo muchas veces.

Por otro lado las gemelas tenían una el cabello negro y lacio y la otra castaño y lleno de grandes rizos, una de tez color caramelo mientras la otra blanca a tal punto que un poco de sol le dejaba la piel rojiza. La única característica que compartían era que ambas tenían los ojos amarillos, igual que Malik.

Elaheh los miraba desde la distancia, le gustaba verlos correr. Hacía más de treinta años que no veía a ningún niño correr así. Recordaba cuando Farishta y Mansur eran pequeños, solo que en ese entonces era ella quien lo dejaba atrás a él.

Hacía mucho no veía a Farishta, el hijo de Ognjen que heredó su corona y el reinado de Sangam la había estado cortejando desde que ambos tuvieron edad para pensar en esas cosas. Al final la había pedido para su harem y Malik no se negó pese a la diferencia de edad.

Elaheh siempre supo que no lo había hecho porque el muchacho era un buen chico y prometía como futuro rey. Pronto estuvieron casados legalmente y ella reinaba a su lado. No había podido venir a verla porque hacía poco había tenido a su tercer hijo, finalmente una niña, Farsiris.

Por su parte ella hubiese querido ir a visitarla, pero los años no son benevolentes con nadie y el exceso de su juventud le había hecho pagar en la vejez. Ahora ya no salía de Lithuam, cuidaba de los hijos de Mansur, así él y su esposa, Sanaz, podían reinar con la misma entrega que ella y Malik antes. Además de disfrutar del nuevo bebé, Borya.

Esa era su vida ahora. En sus finales esperaba pacientemente a que la hora le llegase de reunirse con Malik en las arenas del desierto, donde ella había regado sus cenizas puesto que así siempre tendría motivos para volver.

Me dijiste que el desierto es arena y que es imposible encadenarse a él a no ser que uno así lo desee. Pues si tú estás allí amor, yo estoy encadenada.

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Sé que ha sido un epílogo corto, pero ni siquiera me costó trabajo escribirlo y cuando algo me sale así de natural prefiero dejarlo tal cual.

Encadenada al desierto ha sido una experiencia maravillosa para mi. Me ha encantado de mil maneras y sé que tengo detalles que corregir en los que iré trabajando ahora que ya la he terminado, pero pese a todo estoy satisfecha con el resultado.

Espero que los que leyeron hasta aquí se hayan sentido igual que yo respecto a este libro y lo disfrutaran. Si les parece pueden pasarse a mi perfil y buscar otros de mis libros. Ninguno es del mismo estilo pero puede haber algo que les guste. Dicho esto...este libro ha llegado a su fin y ha sido un placer compartir con todos❤❤❤muchas gracias por su apoyo y tiempo de sus vidas dedicados a leer esta historia. Besitos de pitufa💙💙💙 bye bye

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