Nieve
Mantenía las manos sobre sus mofletes intentando dar calor a ambas partes, pues tanto sus delicados dedos como sus violentamente sonrosadas mejillas, se encontraban congeladas por las bajas temperaturas de aquella noche invernal, la nieve se encargó de cubrir cada espacio y superficie de aquel distrito y como en cada rincón dentro de las murallas y aunque el clima ameritaba invernar como los osos y refugiarse en una cálida madriguera entre cobijas y una taza de té. Esa noche la desdicha había sido puesta sobre los hombros del soldado Ral, pues lamentablemente y muy a pesar de ella, algunos soldados debían hacer guardia y Petra no estaba exenta de aquella función... debía cumplirla, era una orden y aunque afuera del cuartel fuese un maldito infierno congelado, su deber como soldado pesaba más que el monstruoso clima.
Mientras ajustaba la gruesa capa color verde oscuro que la acobijaba y colocaba el rifle sobre su hombro, comenzó a caminar hacia el establo, debía vigilar la parte trasera del cuartel y agradecía que ahí se encontrara precisamente uno de sus refugios favoritos, pues últimamente se dedicaba tanto a cuidar de los caballos, que terminó sintiéndose parte de aquel espacio y de aquellos animales parecían estar muy a gusto con su presencia, es especial BlackJack, quien relinchaba de emoción cuando su antigua dueña aparecía frente a él con una zanahoria o manzana en sus manos.
La dulce oji miel podía ver como su aliento se condensaba al salir de su boca y jugaba con ello, le parecía divertido expulsar el tibio aire de su interior y ver como se hacía humo mientras desaparecía con la fría brisa que chocaba en su rostro. Petra llevaba suelto su cabello esa noche, su larga caballera mantenía el calor en su nuca y ayudaba mucho para que sus orejas no se entumecieran, no tenía una bufanda y se maldecía a si misma por no haberse preparado para tan despiadada estación. Pero ya no podía quejarse de su situación, ahora debía soportar la cruda noche y mentalizarse de que pronto acabaría, antes de que siquiera se diese cuenta, estaría en su cama invernando como un conejo, esperando ansiosamente la primavera.
Apenas una antorcha que se encontraba sobre la pared, iluminaba con su agonizante llama aquel establo en el que ella se adentraba con rapidez, para resguardarse de la nieve. Mientras titiritaba y sus manos temblorosas y descubiertas sacudían la nieve de sus hombros, la de ojos ámbar no notó que alguien más se encontraba en aquellas caballerizas preparando precisamente al corcel con el cual ella planeaba distraerse por unos minutos.
Pero el ruido rechinante que provocó la puerta de un corral al ser abierta, la puso alerta y rápidamente se volteó para descubrir a quien no imaginaba ver esa noche, pues para ella era un total milagro ver a ese hombre taciturno merodeando a esas horas el establo, en vez de estar en su oficina releyendo documentos hasta el amanecer, detalle que ella conocía muy bien y aunque ella no quisiera admitirlo ni para ella misma, Petra conocía a la perfección la rutina de aquel serio y amargado capitán, ese al cual le preparaba el té en ocasiones o a diario, disimuladamente y casi de incognito para que ni él ni nadie, se enteraran de que era Petra Ral la que ayudaba a preparar el desayuno cada mañana, encargándose primordialmente del té del capitán Ackerman, dispuesta a no ser reconocida por ello y esperando absolutamente nada a cambio o tal vez solamente la grata satisfacción de verlo a él, disfrutar de aquella bebida ignorante de que era ella quien se esmeraba por darle el toque que a él tanto le gustaba.
La oji miel bajó la mirada cuando los gélidos ojos de su superior se posaron en ella, aun no entendía porque se había alejado tanto de él, si lo que quería en verdad era acompañarlo en cada momento para conocer más sobre su pasado o simplemente para escucharlo hablar, aunque él no dijese mucho. Pero desde que la charla con Hanji le abrió los ojos y se dio cuenta de quién era ella en realidad, no pudo sostener en su cabeza la idea de que debía tomar su papel de esposa de una jodida vez y terminó huyendo nuevamente de su pasado y tomó firmemente su actual posición de soldado, consciente de que solo estaba haciendo más larga y penosa la espera de por fin intentar arreglar las cosas con él.
Pero cuando el rumor de que se le consideraba apta para formar parte del escuadrón de operaciones especiales, llegó a sus oídos, Petra se sintió de lo más dichosa y por primera vez experimentó el fuerte deseo de besar profundamente al capitán Levi, pues fue él quien aprobó sin protesta alguna que ella entrenara con sus subordinados y sabia a la perfección que era él quien se encargaba de armar sus rutinas de entrenamiento, tanto que en ocasiones el propio y reservado Erd, le comentaba indiscretamente que el capitán ordenaba que se aumentara aún más la presión en su arduo adiestramiento y según Gunther, el veía en Petra cualidades extraordinarias, tanto que quería pulirlas al máximo utilizándolos a ellos en el proceso, para no verse a el mismo involucrado de manera directa. Pero cuando Aurou le recalcó que nunca formaría parte de ese escuadrón, por ser ella solo una novata sin más experiencia que una simple expedición rutinaria y que nunca lograría estar a la altura de ellos, quienes se pasaron meses siendo entrenados privilegiadamente por el mismísimo Levi, sus ilusiones fueron disipadas de inmediato y decidió que no creería más en lo que a voces se decía de ella y sus capacidades.
Pero ahora que por fin se encontraba frente a él sin nadie que estorbara o malinterpretara las cosas, se tomaría el tiempo para agradecerle cordialmente por su indirecta manera de ayudarla a mejorar como soldado y claro, intentaría retomar la charla que dejaron pendiente ese día que lavaban sabanas, mientras discutían por cosas que ella aun no entendía.
-Ca-capitán... yo quería hablar con usted desde hace algunos días ¿Podemos hablar?- Lentamente se acercó a él, que sin ápice alguno de interés en ella, ajustaba la montura de su caballo, mientras Petra en sus adentros se repetía con fastidio, lo malhumorado y nada agradable que era aquel descortés capitán que ni siquiera se tomaba el interés en voltearla a ver.
-Bueno... en realidad no hay mucho que decir, solo quería darle las gracias por permi...- Se calló de inmediato cuando la gélida mirada de su superior, le caló profundamente los huesos, ni siquiera aquella tormenta de nieve era tan seca, áspera y vacía de emociones, como esa tormenta invernal atrapada en su grisácea mirada, esa tan extraña que él sin remordimiento le regalaba en ese momento.
-No puedo hablar ahora, estoy ocupado y no tengo tiempo para ti.- Algo parecido al dolor, se incrustó en su pecho en ese momento, mientras observaba en silencio y totalmente abatida, como él se preparaba para montar a BlackJack. ¿Acaso saldría bajo esa blanquecina tempestad? Debía estar completamente loco y ella se sentía con la obligación de advertirle que no era lo más adecuado.
-Disculpe que me entrometa pero... es peligroso que salga a estas horas y el mal tiempo podría provocar un accidente, este caballo no ha sido entrenado para cabalgar en la nieve... bueno eso fue lo que me dijo el líder de escuadrón Ness.- Petra se acercó al imponente corcel de pelaje oscuro, rogando que sus palabras no fuesen tan mandonas o autoritarias, sabiendo que ella en verdad era una metiche de primera, pues de inmediato vio el ceño del capitán fruncirse aún más de lo que estaba, mientras apretaba la mandíbula completamente enojado, con ella.
-No te pedí tu opinión y me importa una mierda lo que Ness te haya dicho.- Nuevamente fue pisoteada por su capitán, aquellas palabras le estaban doliendo mucho y aunque creía merecérselas, se preguntaba qué tan enojado estaba y por qué le hablaba tan fríamente si ella solo trataba de ser amable.
-Perdóneme capitán, no debí entrometerme en sus asuntos, seguramente tiene una misión muy importante y yo solo estoy estorbando en su deber.- Cabizbaja se alejó de él y nuevamente tomó el rifle que había dejado apoyado sobre la pared, se sintió ridícula en ese momento y se arrepentía de haber iniciado una conversación con él, pues era demasiado obvio que el capitán no deseaba ni verla y eso, le dolía demasiado y ella se encontraba mas sencible que nunca.
Levi se quedó observando en silencio como aquella mujer se alejaba y decidió contestarle a la entrometida de Petra, lo que se merecía y sería algo que según él, serviría para que ella se fuese tranquila a vigilar el cuartel por lo que quedaba de la noche y para que dejara de preocuparse falsamente por él y sus acciones.
-Ral...- La de cabellos naranjas volteó de inmediato y se sorprendió al ver el cambio de expresión tan repentino en el rostro de su capitán, ya que no lucia tan enojado como antes y podía visualizar aun con la poca luz, que él esbozaba una semi sonrisa mientras se subía al caballo y la veía desde aquella altura, de una manera que ella no supo interpretar.
-No voy tan lejos, el burdel solo queda a pocas cuadras de aquí, si lo que te preocupa es el animal que me acompaña, déjame decirte que mientras yo este follando por ahí, lo dejare resguardado en algún establo para que no pase frio.- Petra ensanchó sus ojos de inmediato al escuchar como aquello tan descarado era dicho de manera directa para ella, la peli naranja se estremeció por completo al comprender cuales eran los planes que el capitán tenia y ahora entendía por completo, cuál era la urgencia de salir a esa hora. Mientras su mirada por alguna razón se cristalizaba, los recuerdos de aquellas frías noches en el burdel de Josephine, la atacaron de inmediato, los fuertes gemidos de sus compañeras le taladraban la cabeza y la escandalosa música de la cantina parecía desgarrarle los tímpanos, mientras ella servía cerveza a los sucios borrachos que aprovechaban el descuido de Irinna que se encontraba de turno con algún viejo asqueroso, para intentar convencer a la intocable jovencita, para que se dejara comprar de una puta vez.
-¿Cómo puede gustarle a usted un lugar de esos?- Disimuladamente limpió una lagrima que se deslizaba por su mejilla mientras le daba la espalda al hombre que parecía satisfecho con sus palabras. Petra ahora estaba siendo apuñalada por su pasado, ahora recordaba conversaciones y el rostro de Isabell se le aparecía fugazmente mientras le repetía infinidad de veces, que jamás permitiera que él durmiese en una cama que no fuese la suya, Petra recordaba ese día con tristeza, porque se veía a ella misma en un carruaje mientras Isabell le decía que hacer en lo que parecía ser su primer día como mujer casada, además el rostro de aquella mujer, esa mujer... Paullet, ella también le decía lo mismo, se esmeraba en repetir que debía mantener a Levi en su cama, caliente... o algo así, bueno solo las diosas sabrán a que se referían aquellas mujeres, pero ahora estaba segura de algo, ella era la mujer de Levi y le dolía imaginar que el planeaba acostarse con otras, eso en serio la destruía a ella y a la Petra en su interior, que furiosa intentaba soltarse de los amarres que su propia inconciencia creo, esa chiquilla dormida en su cabeza, la verdadera dueña de Levi, estaba despertando de manera violenta y con deseos de golpear a ese descarado hombre infiel, ese que le restregaba en la cara lo necesitado que se encontraba y las soluciones que sin problema alguno encontraba para zacearse.
-Hace frio mocosa... estoy congelándome y una mujerzuela podría ayudar ¿No crees?- Aquello fue el colmo para Petra, ya no sabía si estaba molesta, indignada o demasiado afligida consigo misma, por no tener siquiera que responder para aquel que la hería con mucha facilidad.
Acongojada y limpiando aquellas lagrimillas, se alejaba dispuesta a abandonar el establo, pues no tenía nada que decir y no necesitaba seguir escuchando tales cosas, por un momento pensó que no le dolía demasiado y que al final de cuentas, él podía hacer lo que quisiese, pero al escuchar como las sonoras pisadas del caballo le advertían que el capitán se ponía en marcha hacia aquel prohibido lugar, el deseo de detenerlo la venció de inmediato y sin pensarlo siquiera, se dio la vuelta en el momento en que Levi cabalgaba con rapidez y con todo el coraje que sentía, se agarró fuertemente de las riendas de aquel animal en un fallido intento de detenerlo, pero era imposible que siendo ella tan frágil y estando tan abatida, pudiera competir con la fuerza de tan imponente corcel y mucho más aun, con la determinación de aquel hombre que segundos antes, había dado la señal a su caballo para que acelerara aún más.
Levi apenas y se percató de que la peli naranja intentaba detenerlo de alguna manera, todo sucedió tan rápido y en cuestión de segundos, logro visualizar como Petra era casi arrastrada por su caballo y cuando comprendió lo que había hecho, a pocos metros detrás de él, se podía ver como el rostro de su jodida mocosa besaba el suelo, mientras ella llorando y jadeando de dolor, le pedía que no se fuese, una y otra vez repetía que no se marchara, mientras dejaba escapar crudas lágrimas y se limpiaba la sucia nieve del rostro.
-Mierda ¿Porque hiciste eso?- De inmediato se bajó del caballo y corrió hacia ella, la pobre Petra estaba soltando un mar de lágrimas mientras un raspón en su barbilla se pintaba de carmesí, el azabache se sintió como la basura misma al darse cuenta de que eso ocurrió por su culpa, se arrepentía de haber dicho aquellas estupideces y más aún, de no haber notado como sus acciones lastimaban física y emocionalmente a su mocosa de ojos color miel.
Petra se mantuvo de rodillas sobre el suelo mientras la nieve caía sobre ambos y se aseguraba de congelarlos aún más, estuvieron de esa manera sin decir nada por varios minutos, ella no quería hablar, pies al darse cuenta de lo patética y torpe que seguramente se vio intentando detener a BlackJack, quiso que un titán se la tragara en ese mismo instante, pero sobre todo, se decía que había estropeado los planes del capitán y si bien eso era muy bueno para ella, le apenaba de alguna manera tener que recurrir a sus impulsivas emociones para que lo que sea que el capitán buscara en el burdel, no sucediese esa noche.
El relinchar de aquel corcel, les indicó a ambos que debían levantarse del jodido suelo y secar de inmediato la nieve que se derretía lentamente sobre ellos. Fue entonces cuando sin delicadeza alguna, el azabache tomó del antebrazo a Petra y la suspendió de inmediato mientras la arrastraba nuevamente hacia el establo. Ella no se quejó, pues era algo inevitable y también era por su bien, pues estaba congelándose y sus labios ya se encontraban completamente morados, su cuerpo temblaba completamente y los espasmos que provocaban los golpes que se dio, le pasaban factura de manera dolorosa.
-Mocosa inconsciente, hace un puto frio de mierda y todavía te quedas bajo la jodida nieve por tanto tiempo.- Levi la regañaba mientras limpiaba la nieve que ambos tenían sobre su cuerpo, ella sorbía su nariz con la cabeza agachada mientras él se quitaba el abrigo y lo colocaba sobre ella, cabe decir que Levi también odiaba las bajas temperaturas de aquellos meses, pero Petra estaba más necesitada de calor que él por el momento y no podía arriesgarse a que se enfermara por estar al borde de la hipotermia.
-No quiero que vayas ahí Levi... ¡Vous êtes à moi!- Petra gritó desesperadamente mientras sus labios amoratados temblaban y sin recato alguno, se aferraba de la húmeda camisa del capitán, ella no tenía ni idea de que había dicho pero fue algo que formuló sin problema alguno, aquellas palabras tenían significado para ambos y ese extraño idioma que uso, lo reconocía de alguna manera, la de ojos ámbares sabía que él le entendería, estaba segura de que Levi comprendería aquello tan raro, su corazón se lo decía.
-Soy solo tuyo.- Sin darle tiempo de siquiera respirar, el azabache la acorraló contra la pared y comenzó con la interesante tarea de besarla con ímpetu y desesperación, los labios de ambos estaban fríos, entumecidos y sin la caliente vitalidad que se necesita para que un perfecto beso se lleve a cabo, pero joder, a ella le pareció tan delicioso aquel acto, que sin duda regresó el gesto y comenzó a saborear los labios del azabache con mucho entusiasmo, tanto que dejo a su lengua traviesa hacer lo que quisiera y sin darse cuenta, un beso tan apasionado y necesitado por ambos, se llenaba de afán y deseo, ambos comenzaron con el placentero anhelo de comerse vivos y cando el calor en sus bocas comenzaba a quemar, el azabache aprovechaba los jadeos de ella para aventurarse en su cuello y probar con entusiasmo, la fría piel de la mujer que amaba.
Estaban de pie, se besaban con pasión y nadie podría detenerlos, los carnosos y humedecidos labios de Petra, estaban torturando la paciencia de Levi, sus lenguas se debatían por el dominio y a pesar de que no recordaba haber besado así en otra ocasión, estaba dando el máximo en cada roce y quería aún más... Si, Petra necesitaba más que solo un caliente y húmedo beso francés, por primera vez estaba dispuesta a entregarse a él, pero por desgracia no era el momento más oportuno según ella.
Tan suaves, los muslos de Petra aun por sobre la ropa, se sentían demasiado bien ante su tacto, pues aunque estuviese concentrado en el profundo beso que mantenían, sus inquietas manos llegaron a rincones que por años habían sido abandonados de cualquier tipo de roce o estrujamiento, algo que él podía ver a simple vista, pues ella estaba perdiendo el control de sus labios cuando el apretaba sin decoro alguno, las firmes y tersas posaderas de aquella jadeante mujer, solo necesitaba un par de caricias más para convencerla del todo, pero necesitaba estar seguro de que esa noche por fin ella se dejaría hacer lo que el quisiese.
-Pídemelo, dime que quieres más.- Era completamente obvio que él la haría rogar por mas, a pesar de que aún no comenzaban con nada, pero era tan exagerada su necesidad por tomarla, que quería estar seguro de que ella lo deseaba al igual que él, tanto que de un momento otro ya no sentía frio alguno y comenzaba a ver la capa de ella y sus ropas, como ropajes innecesarios y estorbosos en sus planes.
-No pu-puedo... hoy no puedo.- Solo apartó los labios un momento para decir aquello tan simple, tan sencillo y directo, que creyó que el capitán se detendría de inmediato y respetaría sus palabras, pero a cambio de eso, nada más escuchó como el chasqueaba la lengua y con más fuerza que antes, la aprisionaba entre sus brazos para evitar que escapara, mientras la hacía entrar en uno de los corrales casi a rastras.
La luz de la antorcha sobre la pared, se apagó cuando una ráfaga de viento sopló con exceso, dejando el establo completamente en penumbras. Aquellos amantes no podían verse, pero si sentirse... ella estaba recostada sobre una montaña de heno, siendo prácticamente devorada por aquel desesperado azabache que no dejaba de besuquearla con tanta intensidad.
Pero cuando se vio a sí misma, sin camisa y con él desesperado por quitar las vendas que cubrían con recelo sus senos, se dio cuenta de que para el azabache ya no había marcha atrás, esa fría noche él planeaba hacerla su mujer y ella consiente de su situación, decidió que no podía incrementar el deseo que crecía en el apasionado hombre y debía decirle de una vez porque injustamente debían detenerse.
-No capitán... no puedo ¡Por favor suélteme!- Se detuvo cuando ella sollozó desesperadamente, no entendía que demonios había hecho mal, pero quería saber la jodida razón para que ella no quisiera sucumbir de inmediato, ante el evidente deseo que le mostraba al recibir gustosa cada uno de sus besos.
-¿Por qué?- Se quedó completamente quieto, sintiendo como ella exhalaba cerca de su rostro mientras temblaba e intentaba abotonar su camisa, Levi simplemente no comprendía porqué le costaba tanto tener a esa mujer. La misma agonía del pasado, ella de nuevo ponía una barrera entre ambos y le hacía saber que no deseaba ser tocada de esa manera y que por muy caliente que él estuviese, tomarla a la fuerza no era una opción.
-¿Cuánto más me harás esperar? Si lo hacemos hoy... volverás a ser mía de todas las maneras posibles, serás mi mujer nuevamente y podre sentir el pleno derecho de llamarte mía ¿Acaso no lo deseas? ¿No quieres ser mi Petra otra vez?- Ella calmó su agitada respiración mientras acariciaba los húmedos cabellos de él. Necesitaba ver el rostro del capitán en ese momento, pero la oscuridad no la dejaría, también quería decirle sus motivos por mas vergonzosos que fuesen, pero creía que la violenta ventisca que se vivía afuera de aquel establo mientras ellos encendían sus cuerpos, era demasiado ruidosa, así que no tendría más opción que susurrar para él, las razones por las cuales no podía ser suya, al menos por esa noche.
-S-si quiero... pero yo estoy, capitán estoy sangrando.- Mantuvo sus labios pegados en el cuello del azabache, sabía que él no podría ver el ardiente sonrojo en sus pómulos, pero se estaba muriendo de vergüenza mientras esperaba atenta a que el hablara.
-¿Estas herida?- Lo dijo tan simple y sencillo, que para la peli naranja sonó tan irritante y bochornoso, que no le quedo de otra más que tragarse su pudor y explicarle al capitán, que clase de sangrado era el que tenía.
-No... no estoy herida, estoy sangrando de otra manera, son cosas de mujeres capitán, estoy menstruando.- Estaba segura de que él la dejaría tirada sobre el heno y se marcharía enojado por estar ella, en tan complicada situación, Levi seguramente retomaría los planes de visitar el burdel, maldición, después de todo él tenía en mente follar esa noche y nada más.
-Joder, lo hubieses dicho antes mujer... Entonces vamos a dormir de una jodida vez, hace un puto frio del demonio en este asqueroso lugar.- Sintió el peso de aquel rudo capitán, abandonar de inmediato el lugar que ocupaba entre sus piernas y sintió alivio al reconocer que el entendía y no era un bruto que anda por la vida reprochando por cosas tan naturales, pero apenas la calidez que el azabache le brindaba se esfumó, Petra sintió la inmensa necesidad de que volviese a ella, pero ante la clara invitación que le hizo, no pudo negarse y con rapidez acomodo su ropa, mientras él esperaba por ella, un tanto desilusionado.
Ambos salieron del establo a paso veloz, él sujetaba la mano de Petra mientras la llevaba corriendo por los pasillos de la cabaña de capitanes, sin duda estaba avergonzada, pero no sería la primera vez que dormiría con él y a pesar de que esa noche le tocaban otro tipo de deberes, no desperdiciaría la oportunidad de vigilar el sueño del capitán una vez más.
-Quítate esa húmeda ropa y ponte esto.- Nuevamente en la habitación del azabache, se sorprendió al recibir por parte de él, una de sus camisas. Petra en verdad de sintió halagada y continuo a vestirse aunque él estuviese presente, de todas maneras no quedaría desnuda por completo frente a él, las vendas no dejarían que él viese sus pechos en plena armonía y mientras colocaba aquella camisa holgada y de color verdoso sobre ella, el azabache no perdía detalle alguno cuando también retiraba sus húmedos ropajes.
Petra se deshizo de las botas y el pantalón, para luego enredar sus cabellos en una coleta alta, en el proceso encontró algunas espigas enredadas en sus cobrizos mechones, pero no le tomó tanta importancia a eso, pues sabía que podría darse un baño aunque quisiese y aunque se sintiese limpia en muchos aspectos, no dejaba de preocuparse por el paño que se encontraba entre sus piernas, le afligía imaginar que un accidente ocurriría precisamente estando junto al capitán o durante ella estuviese durmiendo, pero al no tener nuevamente una respuesta a sus problemas, decidió ocupar el espacio libre de aquella cama que la esperaba ansiosamente, junto al capitán.
-¿No te molestan esas vendas? No deberías dormir con ellas, se ve incómodo- Sin dudarlo se ruborizó por el comentario, pero no tanto como cuando sintió las manos del azabache recorrer su cintura hasta llegar a su espalda. Estaba totalmente a la espera del siguiente movimiento, pero se tranquilizó cuando el con simpleza desataba las vendas y aunque se le dificultara desenrollarlas, ella no presentaría protesta alguna y contribuiría en la tarea de dejar por fin en libertad a sus delicados y sensibles copos de algodón, esos que Levi aprovechaba a palpar con mayor sutileza, mientras la recostaba junto a él y arrojaba los jodidas vendas a cualquier lugar de su habitación.
-Gracias capitán.- Se mordió los labios y de inmediato se refugió bajo las cobijas, por un momento había olvidado cuanto había deseado estar en una cama calientita y suave y ahora que la nieve y la ventisca invernal no calaban sus mejillas, se dio el lujo de abrazarse a Levi y regalarle un poco de su calor, algo que él agradeció con un beso suave y cariñoso.
-También quiero agradecerle por quedarse conmigo y no ir al burdel... ahí no encontrara nada bueno y no creo que usted sea de esa clase de hombres que visitan lugares así y se divierten con cualquier mujer... además usted ya me tiene a mi.- Lo dijo con reproche mientras hacia un puchero y se aferraba al cuello de Levi, estaba muy enojada aun y pretendía tomar de alguna manera el mando como esposa, pero solo provoco que Levi le recalcase, quien tenía la culpa de todo.
-Yo no tendría que contemplar esas opciones si mi mujer me atendiese como debe ser... Pero a ella se le ocurrió poner un puñetero año como barrera entre ambos... y desgraciadamente yo no poder aguantar ni siquiera un jodido mes más.- La oji miel se sintió completamente abatida ante aquello y ahora que hacia cuentas en su mente, se repetía que Levi estuvo más de cuatro años sin ella ¿Por qué ahora parecía tan urgido y desesperado por mujer? Y nada podía asegurarle de que él aguantó y suprimió sus ganas por tanto tiempo, si ante ella se mostraba como un hombre en perpetua abstinencia.
-¿Qué hacía cuando yo no estaba?- Petra se incorporó sobre la cama y le envió una mirada acusadora y llena de reproche, quería la verdad eso era seguro, pero cuando lo vio alzar una mano al aire mientras la agitaba frente a su rostro, se dio cuenta de que el capitán era todo un sucio, desvergonzado y nada reservado, por lo tanto no deseaba verlo a la cara por lo que restaba de la noche, así que nuevamente se refugió en las cobijas y después de un efímero beso que él con astucia le robó, se quedó completamente dormida.
La oji miel no debía saber, que luego de dos años en abstinencia, el azabache si busco a alguien más para calmar sus necesidades, ella simplemente no necesitaba saber que él se había acostado con una mujerzuela de Trost años atrás, aquello era algo sin importancia que no necesitaba salir de la boca del azabache, después de todo fue algo que significó poco o nada para él.
No la había defraudado, tampoco había sido infiel... pues al creérsele muerta, lo más lógico era vivir la vida y seguir adelante, aunque él jamás la hubiese olvidado, pues así había sido, el azabache nunca había sacado a Petra de sus pensamientos y ahora que la tenía entre sus brazos, escuchándola respirar mientras la acariciaba con parsimonia, se dio cuenta de que aquellos detalles importaban una mierda ahora y que no arruinaría las posibilidades de que ella aceptara nuevamente su amor y se dejara llevar de una vez, por lo que en años anteriores, sintió con locura por él.
Después de aquella noche, Petra no se alejó nunca más de él, se había convertido en su asistente personal por decirlo de esa manera, pues nunca se despegaba nunca de él y parecía estar siempre atenta de lo que él necesitase, lo atendía durante el desayuno o la cena y se encargaba personalmente de lavar su ropa, le gustaba entrenar con él y por las noches, en ocasiones lo ayudaba con el papeleo u ordenaba su escritorio mientras él dormitaba completamente exhausto.
Petra en verdad no tenia deseos de poner nuevamente distancia entre ambos y decidió que permanecería completamente junto a Levi, tanto que sus compañeros lo notaron y de inmediato se esparció el rumor de que Petra se acostaba con él para subir de puesto.
Casualmente, Levi encontró a Petra llorando como una niña en los establos y luego de interrogarla por más de una hora, se enteró de que habían llamado ramera a su preciosa oji ámbar durante el entrenamiento, algo que el azabache no dejaría pasar por alto y antes de que la siguiente expedición diera su comienzo. Levi se encargó de disciplinar tanto a hombres como mujeres, por insinuar cosas que nunca habían sucedido, incrementando así las sospechas de unas cuantas mujeres ardidas y envidiosas, que veían a Petra como una amenaza, pues se dieron cuenta de que nadie podía meterse con ella y escapar de la furia del capitán más temido de la legión y claro... también de sus subordinados, que hicieron de Petra la hermanita menor y comenzaron su misión de sobreprotegerla, pero terminaron ganándose en pocos días, un título como amantes de Petra.
Algunas mujeres de la legión de reconocimiento, se confabularon entre sí para hacerle la vida imposible a Petra, sin ápice alguno de decencia, se robaban o desaparecían los objetos personales de la oji ámbar y en ocasiones se daban altercados muy fuertes en el campo de entrenamiento o en el comedor, pues Petra jamás se dejaría humillar por aquellas niñitas insolentes y cuando tenía la oportunidad, les demostraba lo que era ser un verdadero soldado, pues a pesar de vivir constantemente bajo rumores, jamás le puso atención a esas cosas e ignoró lo mejor que pudo a todos, demostrando que estaba en la legión para servir como soldado y no como eje de diversión de los demás.
Pero fue dos días antes de la expedición, que alguien simplemente no pudo soportar más aquellos constantes y disimulados comentarios que se hacían frente a ella, con la intención de denigrar a la que por siempre había sido su niña, muy a pesar de que Petra siguiese enojada con ella y que la relación entre ambas estuviese tensa, Irinna ya no soportaba tanta mierda y sin importarle poco lo que ocurriese, tomo el plato de sopa que tenía frente a ella y se lo lanzó en el rostro a la estúpida niñata que se atrevió a insultar a Petra frente a ella.
-Ya quisieras tu ser como Petra, maldita envidiosa, les advierto a todos los aquí presentes, que si vuelvo a escuchar un jodido rumor de mierda... los convertiré en comida de titanes sin pensarlo dos veces.- Nadie se atrevió a separar a la furiosa mujer que tenía completamente plantado el pie, sobre en el rostro de aquella soldado, todos sabían qué clase de persona era Irinna y su ciega devoción por la oji miel, por lo tanto nadie tuvo el valor suficiente como para desafiar a la mujer que aún seguía recuperándose de la horrenda herida que tenía en la pierna.
Pero lamentablemente, Erwin no pasaría por alto aquella clara muestra de insubordinación y salvajismo, según Hanji, la chica que se encontraba en la enfermería por culpa de Irinna, tenía leves quemaduras de primer grado en el rostro y efectivamente, las patadas de Irinna le quebraron algunas costillas. El castigo por aquel acto, fue degradar a Irinna como soldado por unos cuantos meses y enviarla como ayudante de cocina, a la vez que se le reduciría a la mitad el pago que obtenía como soldado. Petra se lamentó mucho por la situación y no tuvo más remedio que mantenerse al margen de las cosas, pero a pesar de todo, Irinna estaba feliz de que ya no se escuchara nada sobre su niña y que todos entendieran que no podían simplemente hablar mal de ella, sin salir ilesos.
Antes de salir por la puerta principal de Trost, la pelirroja se acercó al caballo de Petra y le extendió una bufanda de color azul, la dueña de cabellos naranjas, se bajó del caballo y abrazo con fuerza a Irinna, quien no dejaba de llorar y le pedía que volviese a salvo, pues aun no estaba de acuerdo con la loca idea de seguir en la legión y ahora que su niña saldría sola de expedición, su corazón quedaba hecho pedazos, al imaginar que algo le podría ocurrir a la luz de sus ojos, pues Petra era lo único que llenaba de alegría su alma cansada y no quería perderla.
-Tranquila... mañana estaré de regreso y te prometo que durante los días libres iremos a la plaza a ver las festividades de navidad, recuerda que tenemos un poco de dinero ahorrado y con eso compraremos un par de vestidos muy hermosos, no te preocupes por mi... esta vez cabalgaré con el escuadrón del capitán Levi, seguramente nada me pasara porque ellos efectivamente son fuertes y yo también, pero júrame algo Irinna, antes de irme debes prometerme algo.- Mientras se sorbía la nariz y limpiaba con un grueso pañuelo su mar de lágrimas, Irinna asentía infinidad de veces y se aferraba aún más de la oji miel, dispuesta a aceptar cualquier cosa que su niña le pidiese.
-Si no regreso mañana... prométeme que aceptaras lo que paso y que por ningún motivo regresaras a ese infierno, júrame que pase lo que pase... serás libre por ti y por mí, es lo único que te pido hermana... se libre Irinna, de todos, de mi... de la legión y de Josephine, vive para ti, prométeme que será así.- Asintió tantas veces como pudo y suprimió las lágrimas ante el ángel de cabellos naranjas, que se despedía de inmediato para ocupar su lugar en la formación, la pelirroja acababa de hacer una promesa y aunque se repitiese positivamente que no habría necesidad de cumplirla, intentaría vivir más por ella y no depender tanto emocionalmente, de aquella chiquilla que era su todo.
Segura de sí misma y siguiendo órdenes de Levi, Petra cabalgaba con la confianza puesta en ella y en sus compañeros. Esta misión a pesar de ser la primera bajo la nieve, debía ser muy fácil para la legión, ya que el frio debía ayudar mucho, pues a pesar de estar en pleno invierno, aquella expedición debía llevarse a cabo quisieran o no, pues era de interés primordial, verificar si en cierto castillo militar al sur del territorio de María, aun se encontraba almacenada una fuerte cantidad de pólvora y armas. Para Erwin, una expedición con este clima ponía en desventaja a sus soldados, pero también a los titanes, que parecían extintos en ese momento, pues a varios kilómetros y con muchas horas afuera de la muralla, no se veía rastro alguno de aquellos seres gigantes y eso si bien era bueno, también significaba mucho peligro y debían estar aún más alerta que nunca.
-Es la primera vez que experimentamos esto, así que estamos igual que tu Petra, expectantes de cualquier sorpresa y con la sospecha de que algo malo sucederá en cualquier momento, pero no te asustes, tienes contigo un buen caballo y cuando los problemas comiencen, él sabrá que hacer.- Luego de señalar al soldado frente a él, Erd se cubrió con su bufanda y le sonrió a Petra para intentar relajarla, pero los hombres junto a ella simplemente no podían entender, que temblaba por el frio y no de miedo, el miedo se había disipado desde que le dijeron que podía formar parte del escuadrón de Levi durante esa única vez, con las intenciones de que fuese evaluada por su superior y se determinara de una vez, si sería o no un miembro más del escuadrón de operaciones especiales.
-Y pensar que dormiremos en ese lugar tan sucio... Oh, solo espero que las camas estén pulcras.- La peli naranja no puedo evitar reírse de Aurou y la mala imitación que hacía del capitán, Gunther se acercó para darle un zape y Erd puso en blanco los ojos reflejando lo hastiado que se encontraba de las boberías de su compañero, pero aquellos soldados eran tan unidos, que parecían entenderse solo con un par de miradas o gestos, algo que Petra admiraba y que con ilusión esperaba poder entender algún día y así formar parte de tan grandiosos soldados.
Levi no dijo nada en todo el trayecto, solamente se dedicó en su misión y en observar paulatinamente a la mujer que cabalgaba atrás de él, le molestaba verla casi congelada pero no había nada que pudiese hacer por ella, más que guiarla hacia el objetivo, cumplir con la misión y llevarla de regreso a la murallas, después de eso le daría todo el jodido calor que necesitase.
La temperatura descendió lentamente en un par de horas, pero ya se encontraban muy cerca del castillo militar y sin ningún percance o atraso, llegaron y se establecieron lo más rápido posible en aquel lugar.
Erwin y Hanji celebraron internamente por encontrar lo que buscaban, completamente intacto, con eso callarían de una buena vez y para variar a la monarquía y se llevarían una muy buena parte del botín, pues no se lo darían todo a la policía militar y procurarían hacer del saqueo de pólvora y armamento, algo completamente secreto.
Levi y sus subordinados inspeccionaban el perímetro con la ayuda del equipo tridimensional, no habían señales de titanes y eso tenía muy molesto al azabache, pues no podía fiarse de aquellos bastardos y sabía que aparecerían en el momento menos esperado, él podía a deducirlo a simple vista, lo sabía de alguna manera.
La oji ámbar se desplazaba de árbol en árbol y obedecía las indicaciones de Erd, sus órdenes eran simples y si se mantenía al margen, regresaría al punto de partido al mismo tiempo que los demás, solo necesitaba concentrase y verificar que todo a su alrededor estuviese libre de titanes.
Pero cuando daba una voltereta intentando aumentar la velocidad, sintió como la bufanda azul que Irinna le había dado horas antes, se deslizaba de su cuello y caía siendo arrastrada por el viento, hasta llegar al suelo nevado. Chasqueó los dientes y de inmediato dejo escapar un poco de gas para dar la vuelta y regresar por el preciado regalo de su Irinna. Pero al poner los pies sobre el suelo y dar un par de pasos, sintió como la blanquecina superficie comenzaba a temblar inesperadamente y al desquebrajarse el suelo en pedazos, el rostro de un titán aparecía frente a ella, indicándole que estaba a poco segundos de ser alcanzada por la inesperada mano que apareció desde el suelo, pero la oji ámbar era veloz y en un salto con la ayuda de su equipo tridimensional, logró escalar hasta las ramas de un árbol para resguardarse de aquella criatura... aunque ahora que veía bien la situación, eran muchos más que solo un simple titán y todos emergían desde el nevado suelo, como si de muertos regresando a la vida se tratase.
Pero no había tiempo para huir, además hacerlo significaría que tenía miedo y no volvería dejarse llevar por aquel sentimiento tan cobarde y decidió empuñar su arma, dispuesta a atacar con todo y así lo hizo.
Un corte profundo en la nuca del primer titán, bastó para hacerla entrara en calor, literalmente... pues la sangre de aquella criatura la salpico por completo y para desgracia de ella, el vapor de aquella sangre estaba nublando sus ojos, estaba como blanco fácil de un siguiente ataque, hasta que con la bufanda azul que se encontraba tirada cerca de ella, logro limpiar los residuos de aquel hirviente líquido y recuperar la visión de todo a su alrededor, pero lo que encontró no fue nada agradable, tanto que no dudo en poner en practica todo lo que había aprendido de los más fuertes... Era hora de ser un soldado valiente, audaz, decidido y siempre soñador. Impulsada por ese deseo, logro confundir a dos titanes más gracias a su velocidad y mientras terminaba de rebanar la nuca de uno de ellos, ignoró por completo la presencia de otro escondido y acechándola con la mirada, paciente por hacer su jugada. Acto que se dio cuando Petra perdió el equilibrio y cayó al suelo, dos titanes estaban evaporándose frente a ella mientras uno se acercaba con rapidez a ella y el otro esperaba con prudencia su turno. Petra tiro la hoja hecha pedazos en sus manos y tomó una nueva, no se dejaría vencer por aquel minúsculo titán de cinco metros y cuando se disponía a elevarse nuevamente, unos destellos provocados por espadas en el cielo, la hicieron distraerse y lo siguiente que vio, fue como el titán frente a ella caía evidentemente muerto y a el capitán Levi buscando con desespero un pañuelo en su bolsillo, bueno eso fue lo que dedujo cuando le escucho quejarse por la sangre y mientras emprendía su camino sobre el suelo hacia él, pero no puedo moverse al escuchar los estruendosos pasos de un titán corriendo hacia ella, la oji ámbar como reflejo se agacho de in mediato y de un momento a otro, el bastardo de diez metros la agarraba hábilmente de la trenza que recogía su cabello y la suspendía del suelo con la intención de tragársela de un solo bocado, pero ella con espada en mano, hizo algunos cortes en los dedos de aquella abominación, intentando zafarse, pero no fue hasta que Levi, en un movimiento rápido y necesario, con todo el filo de su arma, corto de una jodida vez el cabello de Petra y la separó de las manos del titán.
Caer de casi tres metros de altura, no fue tan doloroso como ver una gran cantidad de mechones naranjas esparcidos por el blanquinoso suelo, su cabello fue cortado por completo y lo que quedaba de él, eran apenas unos bucles un poco arriba de sus hombros y casi a la altura de su nuca, maldición, tardó años en dejarlo crecer y en un abrir y cerrar de ojos, ya no había nada más que una Petra nostálgica recogiendo los mechones naranjas, mientras algunas lagrimillas se resbalaban por su mejilla.
-Ral... deja eso ahí, es solo cabello que volverá a crecer mocosa, concéntrate y pon atención a tu alrededor, estos malditos están apareciendo de repente, concéntrate... ¡En una puta orden joder!- Tuvo que acercarse a ella y zarandearla con brusquedad para que dejara de preocuparse por el jodido cabello, pero al darse cuenta de que sonreía para sí misma y con la mirada perdida en algún punto sin importancia, fue entonces cuando Levi comprendió que aquello no se trataba precisamente de lo que él pensaba.
-¿Estas bien?- Petra regresó a la realidad y sonrió aún más para el azabache y sin pedir permiso, se aferró a él con ambos brazos en un intento de ser abrazada de la misma manera, algo que no tardo en suceder, pues luego de tirar ambas espadas al suelo, el azabache se esforzó por mantener apegada de manera posesiva a Petra, era lo que ambos necesitaban después de todo.
-Volvió a salvarme capitán... gracias, pero debemos volver de inmediato, descubrí que los titanes están enterrados bajo la nieve y seguramente se dieron cuenta de nuestra presencia desde hace mucho tiempo, además tengo frio...- Sonrió pícaramente y se separó de él, tomó la bufanda del suelo y la enredo nuevamente en su cuello, en donde con delicadeza paso sus dedos hasta la parte trasera de su cabeza y se despeino a sí misma, sonriendo en todo momento y reflejando que tal vez no eran tan malo llevar el cabello corto después de todo, pues ya no tendría que peinarlo y lavarlo tan minuciosamente.
Pasaron la noche vigilando desde lo alto del castillo, tenían estrictamente prohibido descuidar su puesto o dormir siquiera, pero no había problema alguno siempre y cuando Petra preparara un poco de té en una hoguera y se encargaba de servirles a todos, para que se mantuvieran despiertos y con el calor en sus cuerpos.
Partieron momentos antes de que el amanecer los iluminara por completo y llegaron precisamente después del mediodía, la gente en las calles se alegró al ver que no hubieron pérdidas humanas en esta expedición y que los heridos no estaban tan mal, la expedición fue un éxito como ninguna otra y luego de presentarse todos en el cuartel, una emocionada Irinna abrazaba a su niña, aunque quería los detalles exactos de porque regresaba con aquella cabellera tan corta, aunque le decía que se veía aún más infantil, logrando que ella se enojara levemente, todo bajo la mirada de un azabache, que en todo momento la apreciaba y se decía que infantil o no... con aquel corte se veía más como era ella y las hermosas facciones de rostro se marcaban más, haciéndola ver preciosa con todo el sentido de la palabra.
Petra fue oficialmente integrada al escuadrón de Levi, luego de que él mismo viese aquel par de titanes caídos gracias a ella y el coraje que tuvo al enfrentarse a tres de ellos sin nadie que la asistiera, decidió que era lo mejor para todo su escuadrón, pues se necesitaba una cuarta persona para que las tácticas y los entrenamientos estuviesen perfeccionados y eso se decidió por Levi, tomando siempre en cuanta la aprobación de Erwin, quien no dudaba en las excelentes habilidades de la soldado Ral.
Gracias a la excelente expedición y al verse libres de luto por el momento, la legión de reconocimiento al igual que las demás ramas militares, dieron inicio a los festejos de las fiestas navideñas, dejando de esa manera completamente solo el cuartel, pues los soldados se marcharon a sus respectivos hogares, alegres de celebrar aquellas fechas tan importantes con sus familiares. Pero no todos tenían planes de marcharse, algunos con veian con fastidio y desinteresadamente las vacaciones y algunas preferían usar el tiempo libre para internarse en los laboratorios e investigar aún más sobre los titanes, mientras que otras... simplemente no tenían adonde ir.
Gracias por leer bebes.... Me quitaron la PC así que esto será breve... ¿LES GUSTO? Espero comentarios salvajes y quiero teorías o posibles sugerencias ..... uwu LAS QUIEROOOOOO
Gracias por leerme rivetrianas de mi kokoro
Besos besos besos besos
-Alaiaack-
PD: Lo bueno siempre es lo más esperado y por eso siempre tardo mucho en escribirlo.
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