Begonia
El silencio reinó dentro de la cocina del cuartel de la legión de reconocimiento, una desinhibida peli naranja inspeccionaba meticulosamente el rostro del hombre que tenía frente a ella y al cual apresaba con mucha necesidad intentando que no se alejara ni un milímetro y no deshiciera aquella intima cercanía que cada vez se volvía más agradable para ambos. Irinna permaneció expectante y a la espera de que cualquiera de los dos avanzara al siguiente paso, ya que para ella era extraño ver como su hermanita se aferraba a una figura masculina de aquella manera tan desvergonzada y quería saber hasta qué punto el capitán soportaría aquella falta de respeto o si se aprovecharía de la soldado que estaba a pocos segundos de besarlo. Aunque, para la pelirroja quedo claro que aquel azabache estaba al acecho de Petra desde el momento en que la vio en el suelo y no había necesidad de que le explicara por qué se la arrebató de inmediato, pues la bella e inteligente Irinna sabia que aquel hombre era el marido de su niña y que la mirada que le enviaba, mas allá de ser amorosa y cálida, estaba llena de deseo y ansias por hacer quien sabe qué, con la ingenua peli naranja. Las delicadas manos de Petra acariciaron las pálidas mejillas del azabache y al sentir con las yemas de sus dedos la fría piel de Levi, la necesidad de besarlo de una vez tomo el control y con mucha lentitud y parsimonia juntó sus labios con los del estático e incrédulo hombre que disfrutaba segundo a segundo, el ser besado por aquella mujercita; aquel momento era real, no era un jodido sueño, Petra le estaba regalando un beso y seguramente ese sería el primero de muchos.
Aquellos labios juguetones saborearon a su antojo cada pequeño espacio de la boca de Levi, mientras él solamente cedía el mando a Petra, quien succionaba su labio inferior tiernamente mientras acomodaba sus brazos sobre los hombros de Levi produciendo un abrazo que le dio ánimos suficientes para acaramelarse aún más y obligarle a seguir el ritmo en aquel codiciado beso que por años anhelaron.
La cocinera, la soldado e Irinna, dibujaron en sus rostros una mueca de asombro e incomodidad, pues el beso comenzaba a tornarse más hambriento y para ninguna de las tres era agradable presenciar como aquellas dos personas disfrutaban de sus labios ignorando todo a su alrededor y concentrándose únicamente en ellos.
-Le-Leelu... niña, que estas... ¡Petra! El sonoro grito de Irinna, basto para que la peli naranja se detuviera de inmediato y regresara la vista a aquella mujer que no despegaba sus ojos de ella; ella que estaba de rodillas en el suelo ocupando espacio entre las piernas de un hombre mientras lo abrazaba y besaba tan ansiosamente, con tanta pasión y a la vista de todas ellas.
La oji ámbar reaccionó al sentir como Levi la sujetaba fuertemente de la cintura obligándola a acercarse una vez más y ante las miradas y el actuar de las demás, una avergonzada Petra se soltó de las fuertes manos de Levi y se puso de pie inmediatamente, aquel jodido dolor de cabeza desapareció durante el beso y ahora lo que inundaba su interior era un inmenso bochorno, uno que lo único que provocó fue que saliera corriendo de inmediato dejando a todos ahí perplejos; sobre todo a Levi, quien sentía como la calidez de aquel cuerpo desaparecía y la necesidad tenerla nuevamente amenazaba con despertar sus más salvajes impulsos.
Una furiosa Irinna se abalanzó sobre Levi y comenzó a soltar puñetazos a lo que pudiese golpear, ya que el hombre más fuerte de la humanidad ni se inmutaba con aquellas frágiles manos que golpeaban con tanta suavidad su rostro. La cocinera y la otra mujer lograron apártala de aquel hombre que la veía sin emociones y con mucha frialdad, pero Irinna no dejaría eso así, ella le diría lo que se merecía a aquel hombre, sobre todo cuando acababa de comprobar que el maldito fue el mismo que provoco cada una de las desgracias de Petra.
-La abandonó en ese horrible lugar, la dejo a su suerte y ella perdió al bebé ¿Cree que un beso arreglará todo? Como puede dormir por las noches sabiendo que usted desgraciado, es el culpable de que mi niña perdiese todo; esto no se quedara así capitán Levi... yo le haré pagar... yo ¡Yo no permitiré que ella lo perdone! Levi se puso de pie y comenzó a sacudir su ropa, las palabras de Irinna no causaron efecto alguno en él, pues la mismísima Petra le demostró lo contrario minutos atrás y con ese beso, la idea de recuperarla cuanto antes le pareció excitante, más aun cuando aquella mujer gritona lo retaba y amenazaba de aquella manera tan molesta.
-Ella me ama, tu misma lo viste, es mía... solo mía. Levi le dio la espalda a las mujeres y salió en busca de su mujercita, Irinna sintió como su pecho ardía de cólera y como la impotencia se apoderaba de ella, esas mujeres no le daban la oportunidad de soltarse y ante tanto forcejeo, las lágrimas la llenaron por completo y nada más se dedicó a llorar mientras reconocía que en las palabras de Levi había mucha verdad y que por el actuar de la oji miel, lo más probable es que lo perdonara y se dedicara a reconstruir su vida con él, seguramente tomaría su lugar como mujer de Levi por ende se olvidaría de ella, pues ella no era nadie en la vida de Petra Ral y quizá Leelu pasaría a ser solo un recuerdo, de esos que ella con facilidad olvidaría. Levi se apresuró en buscar a Petra; solo un beso más... solo un abrazo más y él se aseguraría de que ella no lo volviese a soltar nunca jamás.
La peli naranja logró esconderse en el establo y para su suerte, nadie la siguió, por mucho tiempo meditó que demonios había ocurrido en la cocina y cómo fue que llego a besar los labios del azabache con tanto deseo, pues de un momento a otro se vio atrapada en aquellos labios y en el aroma de su superior y para ella se sintió tan bien... tan relajante y muy difícil de despreciar, besar a aquel capitán sin duda fue una sensación tan única como familiar... Levi, su nombre era Levi... así se llamaba el hombre de mirada platinada, de ojos color zafiro como el cielo nocturno, aquella penetrante manera de mirar tenia nombre y apellido, por fin conocía el nombre de su hombre.
Si antes tenía la sospecha de que Levi Ackerman era su esposo, luego de ese sublime momento, no podría dudarlo más; pero ahora nacía una enorme incertidumbre, una en la que se preguntaba que se suponía que debía hacer... ¿Preguntarle? ¿Aclarar sus dudas? ¿Qué le dijese él mismo que sucedió con su relación? ¿Qué hacia ella tan lejos de él? ¿Por qué no la buscó? ¿Por qué no se lo dijo apenas la vio? ¿Qué siente él por ella? ¿Cómo le decía en la cara que había perdido al bebé? ¿Le diría que vivió en un prostíbulo y que muchas veces tuvo la intención de volverse prostituta para no morir de hambre? ¿Le diría que un hombre asqueroso casi la hace suya por dinero? ¿Cómo se presentaría ante él? ¿Cómo Leelu o Petra? ¿El que deseaba? ¿Volvería a ser su esposa? ¿Lo perdonaría? ¿Había algo que perdonar?
-¡Mierda! Eran demasiadas dudas y ella no estaba segura de sí preguntar o no, porque tal vez Levi ya no se preocupaba por ella y quizá ya hasta tenía una vida, a lo mejor ni siquiera la quería y mucho menos al bebé y por eso la dejo en María.
La oji ámbar desató su cabello, deshizo la larga trenza y dejo que su larga cabellera naranja callera como cascada por su espalda, ya que sentía que el agarre de su cabello le provocaría otra jaqueca; aun respiraba con dificultad por la carrera que dio cuando huyo de la cocina y sintió mucho calor al verse usando un delantal por sobre el uniforme y por ende se lo quito de inmediato, al igual que su chaqueta, quedando únicamente con la camisa blanca de botones que usaba con su uniforme.
Pensativa y abrumada, caminó de un lado a otro meditando sobre todo lo ocurrido y haciendo que cada cosa encajara en su lugar, Petra de inmediato regresó a las lecturas de esta mañana y le dio sentido a muchas cosas.
En primer lugar, Hanji asistió a su boda por ser camarada de él... eso lo explicaba, así como también daba certeza a que ella sabía tantos detalles de su matrimonio, porque Levi se los contaba, claro, ahora todo comenzaba a tener sentido, esa fue la razón por la cual él actuó tan raro esa noche, porque rápidamente la reconoció y por eso intentó acercarse... joder y ella lo golpeó justamente donde no debía, pero eso se lo merecía por patear la puerta tan deliberadamente, además él no se preocupó por presentarse o actuar de manera formal ante ella, porque también la mañana anterior se comportó como todo un idiota, a pesar de que le cuestiono quien era ella... quizá con la intención de saber si en verdad era Petra; él no dejaba de ser un bruto que no sabía tratar a las mujeres y viéndolo bien... Levi no le explicó nada durante la reunión de esa mañana, por lo tanto ella no se molestaría en buscarlo y prefería mil veces que nada de eso hubiese pasado... Solo tenía dos semanas en la legión y ya tenía miles de problemas, como diablos salía de ellos e ignoraba todos los repentinos acontecimientos, aquellos que el pasado de Petra le traía, que molesto, sumamente caótico, ella no sabía qué hacer, pero desde el momento en que aceptó ser Petra y no Leelu, tendría que aprender a vivir con todo lo que perteneciese a ella, incluyendo a su hombre... ¡mierda! Levi era su hombre, su marido, su dueño en pocas palabras y aquel que quizá conocía partes de su cuerpo que ni siquiera la luz del sol ha tenido la oportunidad de tocar.
Las mejillas de Petra se sonrojaron instantáneamente, lo había besado... ¿Impulsada por qué o quién? Quizá por la chiquilla en su interior, la verdadera dueña de Levi, o tal vez fue ella quien disfrazó ese deseo y se abalanzó a él porque simplemente lo deseaba, Leelu también lo deseaba y mucho. Petra se jaló el cabello y restregó su rostro con rabia, estaba demasiado enojada con ella misma, pues aunque quisiera ignorarlo, ya existía un sentimiento por Levi, ajenamente a todo, desde que comenzó a soñarlo ya lo necesitaba, desde que el gemía su nombre en sueños, ella ya lo deseaba y desde el preciso momento en que sus ojos se conectaron a ella... su interior simplemente aceptó que sería difícil escapar de alguien a quien por mucho tiempo necesitó con desespero... alguien que antes fue suyo y que ahora estaba más cerca de lo que ella hubiese querido.
La oji miel se arrimó de espaldas sobre la rocosa pared del establo, meditó por mucho tiempo que debería hacer y como actuaria de ahora en adelante, tal vez le ofrecería a Levi una tregua o algo parecido, quizá le insinuaría permanecer como están y ser libres, pues ella jamás vio muy atractiva la idea de ser la mujer de alguien; desde que vivió en el burdel y conoció a todo tipo de hombres, supo que los bastardos nada más servían para humillar a las mujeres y aprovecharse de ellas por unas cuantas monedas de plata, ella jamás olvidaría como muchos de ellos golpearon a Irinna y como otros intentaron hacer lo mismo con ella, jamás olvidaría aquella noche en que se desnudó para Nile, aquel hombre asqueroso que la manoseo y la beso tan repulsivamente, pero que gracias a su bendita borrachera y a las divinas diosas, no la hizo del todo suya. Como olvidar que durante estuvo en la academia, tuvo la oportunidad de acostarse con muchos si es que acaso les aceptada, pero nunca se le cruzaron por la cabeza ese tipo de acciones, pues la imagen de Levi siempre permanecía en su mente, ella ignoraba a todos los hombres frente a ella por Levi... Levi, ese nombre joder.
Luego de cansados suspiros y otros gestos de desasosiego, la entera atención de la peli naranja fue robada por uno de los caballos de aquel establo, el imponente semental se veía agobiado y relinchaba exasperado como si quisiese escapar del corral. La mujer de cabellos naranjas se acercó a él con mucha lentitud, en ese momento, dentro de aquel establo solo se encontraba ella y el majestuoso corcel de pelaje negro azabache; para Petra no existía temor alguno y poco a poco se acercó a aquel hermoso potro que parecía tranquilizarse con la presencia de aquella joven que con mucha armonía se adentraba en el corral del animal y sin rastro alguno de miedo comenzó a acariciarlo de manera afectuosa y reconfortante.
-¿Tú también te sientes como yo? Petra acariciaba la crin azabache de aquel caballo mientras este se tranquilizaba y actuaba de manera cariñosa con aquella chica de ojos ámbares que parecía mimar a tan imponente corcel. Fue tan especial el momento con aquella criatura, que Petra incluso sintió deseos de cabalgar en él, pues sentía la confianza de que aquel corcel sabría responder a ella y por alguna razón creía tener una inexplicable conexión con él.
-Es tuyo. Una fuerte y varonil voz logró sacar a Petra de sus pensamientos, la oji ámbar se dio la vuelta lentamente para enfrentar al dueño de aquellas palabras. Fuera del corral, el imponente soldado de apariencia fría y calculadora se encontraba observando con detenimiento a la bella mujer de cabellos naranjas, aquella hermosa y sedosa maraña que le llegaba a las caderas y que la hacía ver tan femenina y natural, tan adulta y madura, toda una hembra de verdad; pero verla acariciar a su caballo, le hizo recordar aquella primera vez, cuando Petra apenas era una pequeña niña, una que estaba parteando a una yegua con la mayor habilidad del mundo mientras él se consumía en nauseas e impotencia, pero más allá de aquel horrible suceso, pudo figurarse a la verdadera dueña de ese animal, como toda una mujer, su mujer.
-Ca-capitán... ¿A que se refiere con eso? La avergonzada Petra oculto nuevamente su rostro, utilizando la cabeza del equino como barrera entre ella y la afilada mirada de su superior, porque a pesar de todo, Levi era un capitán y ella una simple recluta más, solamente un soldado raso sin experiencias y para ella, los cargos militares pesaban más que lo que hubo entre ambos.
-Ese caballo es tuyo... fue lo único que encontré de ti ese día, fue lo único que dejaste para mí en María. Petra abrió los ojos lo más que pudo, él no solo estaba confirmando todas sus dudas, también hablaba de aquel lugar, ese en donde ella lo perdió todo, pero ¿Que tenía que ver el caballo en eso? Como es posible que ese animal fuese... ella quería entenderlo, ella necesitaba saber más.
-¿Es usted verdad? Necesito que me lo diga... Usted es mi esposo ¿Cierto? Petra retrocedía ante cada paso que Levi daba hacia ella, él estaba adentrándose en aquel pequeño espacio intentado acorralar de una vez a la sorprendida jovencita que cada vez estaba más cerca de la pared facilitando todo para aquel furtivo y sigiloso hombre que se sentía atraído como los colibríes a las begonias en primavera, ansioso por probar la dulce miel de aquella florecilla como en antaño lo había disfrutado en su esplendor, así como cuando podía tomarla durante las noches de invierno y complacerse con su dulce sabor, convirtiendo la noche más fría en la madrugada más cálida.
-¿Lo soy? Ya era muy tarde para que Petra decidiese correr, ya los brazos de Levi la acorralaban contra la pared mientras ella con sus manos sobre el fuerte pecho de aquel azabache, intentaba detener la proximidad entre ambos cuerpos, esa que él cada vez más hacia más corta.
-Dígamelo usted... porque yo aún no lo sé con certeza. Aquel fino rostro fue pincelado por colores carmesí, aquellas mejillas se tiñeron de un rojo furioso cuando Levi con suma lentitud se apresuró a besarla con locura mientras la tomaba de la cintura y la apretaba con fuerza, ella quedo totalmente inmóvil ante el actuar de aquel que no respondía nada de lo que ella quería saber, pero que con besos le aseguraba que era él a quien ella buscaba.
-¿P-porque me abandonó? ¿Acaso usted no me quería? Dígame que fue lo que paso entre ambos ¡quiero saber ya! Una furiosa Petra logró deshacer el beso e intentó apartar su rostro de aquella encandilada mirada que comenzaba a desbordar todo lo que por años suprimió, Levi ahora acariciaba la delineada cintura de Petra y se deleitaba con aquellas firmes curvas que lograba sentir aun por sobre la ropa, la oji miel no lo detuvo, pero tampoco se sentía a gusto con aquel inapropiado agarre que cada vez se tornaba más caluroso, pues el cuerpo de su capitán ya estaba demasiado encajado a su femenina figura y lo único que la mantenía cuerda era el sincronizado latido de ambos corazones anhelantes; pero ella nada más podía retar con sus ambarinos y molestos ojos, a aquel que no le daba respuestas ni la oportunidad de huir de ese incomodo momento.
-Joder, yo no te abandoné... Y no me veas de esa manera Petra ¿Cómo puedes aparecer frente mi después de tantos años y decirme que no te quería? Maldita mocosa ¿Cómo me haces esto? Los ojos de Petra se cristalizaron de inmediato y se sintió sumamente afligida, tardaría mucho en entender a alguien que parecía ser carente de palabras, pues era evidente que el azabache frente a ella era todo, menos alguien con facilidad de expresión. Una cristalina lágrima resbalaba por aquella ardiente mejilla en el momento en que Petra sorbía su nariz y suprimía sus labios, Levi la había llamado ''maldita mocosa'' y eso despertó demasiadas sensaciones en ella, pequeños y borrosos recuerdos la inundaban y ella nada más se mostraba temerosa ante ellos. Aquel gesto tan tierno e infantil, tranquilizó los nervios del azabache y como arte de magia su tacto se volvió delicado y con mucho cuidado tomo el rostro de aquella mujer entre sus manos.
-Te he buscado, te soñé por tanto tiempo, quise morir por ti... Y tú me encontraste mocosa mía. Nuevamente se unieron en un apacible beso, Petra buscaba más significados para aquellas simples oraciones que le daban a entender sin problema lo mucho que Levi la necesitaba, pero aun no comprendía porque él no estaba con ella ese día y eso le carcomía el interior.
Perdidos en aquel acalorado y placentero beso, el capitán Levi comenzó a palpar con más confianza el cuerpo de la mujer que naturalmente y por derecho era suya, ella sintió como sus piernas temblaban con cada roce y como sin querer se estaba dejando arrastrar por el deseo, ella sabía que aquello estaba mal, demasiado mal...
Y si seguía de esa manera, terminaría follando con aquel hombre que seguía siendo un desconocido ante sus ojos y precisamente seria en el establo de la legión, alguien sin duda los vería y ese no parecía ser el mayor problema de todos.
Para Leelu... Aquellas acciones eran nuevas, aquellas caricias eran las primeras y esos besos sin duda eran una nueva aventura para sus labios, porque muy a pesar de lo que ocurrió con Nile, aquella temerosa joven aún se sentía casta en ciertos aspectos y acostarse con un hombre era una de las cosas más bizarras que podían ocurrirle, pues desde el día en que despertó en aquel burdel, la idea de hacerlo con alguien se veía como algo sumamente normal y a la vez prohibido, pues sabía que Irinna no estaría de acuerdo en que ella lo hiciese, mucho menos con alguien que acababa de conocer, pero... joder, Levi era su esposo, podía follar con el ¿Cierto? Ya lo habían hecho antes e incluso él la embarazó... joder, es cierto; Levi era el papá de su bebé muerto, ese hombre debía saber de inmediato que ella perdió al hijo de ambos, debía decírselo.
-Ca-capitán, tengo algo que decirle... Deténgase por favor, necesito que me escuche. Con la respiración entre cortada y con sus manos ansiosas por tocar la piel de su mujer, aunque quemara. Levi se detuvo y buscó de inmediato la mirada de Petra, quien parecía preocupada y nada cómoda con la situación, pero aceptémoslo, el jamás fue bueno adivinando que era lo que pasaba por la mente de aquella dulce e inocente niña a la que poco o nada conoció, pero que de igual manera hizo su mujer con rapidez, por lo tanto cualquier expresión que ella hiciese significaba que estaba cohibida y ansiosa por tenerlo junto a ella.
-¿Quieres que nos vayamos de este lugar? ¿Quieres que te lleve a mi cama? Petra se mordió los labios para evitar que un chillido saliera de su garganta, aquel apresurado hombre ya estaba proponiéndole cama, cosa que ella jamás aceptaría, pues la verdad era que ni siquiera lo conocía tan bien como para permitir tanta cercanía, ahora mucho menos besos o caricias, a pesar de que él tan despreocupado y sin perder más tiempo ya lo estuviese haciendo tan natural y sínicamente.
-¿N-no deberíamos hablar primero de, nu-nuestra relación? Digo, y-yo no lo conozco a usted y no recuerdo nada de nuestro pasado, a-así que le pido que desista de esas proposiciones indecentes y me trate con respeto, yo primero quiero saber que paso entre n-nosotros y también quiero decirle algo muy importante, p-pero, yo... no sé cómo lo to-tomara usted. Tartamudeando y doblemente cohibida, la chica de cabellos naranjas comenzó a alejarse de Levi y uso al corcel de pelaje azabache para ocultarse lo más que pudiese de los ojos de aquel hombre, pues este comenzaba a irritarse por cada intento de ella por detener sus caricias y besos y sobretodo por escabullirse como una jodida comadreja de sus brazos; aunque... ella comenzaba a referirse a ellos con un ''nosotros'' y eso para Levi, era un gran avance.
-Bien, dímelo ya. Levi se cruzó de brazos y le envió una penetrante y afilada mirada a Petra, se quedó a la par de aquel animal mientras esperaba a que su mujer hablase de una vez, pero la oji miel nada más acariciaba la cabeza de aquel equino mientras sus ojos en estaban en el suelo evitando a toda costa toparse con los platinados orbes de aquel que a simple vista parecía estar sereno y demasiado tranquilo, pero que por dentro esperaba con ansias lo que ella tuviese que decirle.
-¡Habla mujer! Tras varios minutos en silencio, la poca e inexistente paciencia de Levi ya se había esfumado, aquella orden logró ponerle los pelos de punta a la oji miel y aunque ella quisiera evitar a toda costa levantar la mirada, simplemente no podía. Y justo cuando sus ambarinos ojos de miel se posaban en el rostro de Levi, una cristalina y gruesa lágrima salía de ellos y decencia con suavidad por su colorada mejilla hasta llegar a su perfilada mandíbula.
-P-perdí al bebé... lo siento, yo no pud... Su voz se volvió aguda, chillona y poco entendible... una gran descarga de sentimientos y emociones se liberó en Petra, aquel dolor que no sintió el día en que despertó, había crecido en su interior y esta vez, frente a Levi, su esposo... Dolió demasiado pensar que su pequeño bebito no alcanzo a nacer, aquella criatura inocente salió de su interior de una manera tan cruel... tan triste y desgarradora que tuvo que suprimirla en la oscuridad del olvido, en una amnesia retrógrada y confusa a la que tuvo que recurrir para olvidar aquel inmenso dolor. Levi sintió su interior desgarrarse nuevamente, escuchar aquello de los labios de su mocosa fue una gran tortura para su alma cansada, desconsolado y con la mirada entristecida, se acercó a su chiquilla de cabellos naranjas y la acobijó en un protector y consolador abrazo que parecía calmar de a poco la aflicción en ambos.
-Ssshhhh, no fue tu culpa, tranquila mocosa... yo estoy aquí. Petra sorbió su nariz y sollozo mientras se aferraba con sus delicadas manos en la nuca de Levi, aquella calidez tan acogedora y el aroma embriagante de ese hombre de cabellos azabaches, serenaba de alguna manera su interior, esa sensación tan confortable solo la había sentido en brazos de Irinna anteriormente y tal vez era hora de aceptar que aquel capitán de mirada fría y carente de sentimientos, tenía un corazón muy cálido, uno que latía excesivamente y con violencia solo para ella.
-¿No está enojado? Petra abandonó de inmediato el fuerte pecho en el cual su rostro descansaba y comenzó a limpiar sus lágrimas, ni en sus sueños más locos visualizó que aquel suceso sería tan sosegado y sereno, siempre creyó que al decirle eso al hombre de sus sueños, este la rechazaría y le cuestionaría con furia cual había sido la razón y circunstancia para que eso hubiese pasado, pero él no; el capitán no actuaba así, el solo estaba con su desconsolada mirada perdida en sus resplandecientes y cristalizados ojos ámbar, apreciándola, admirándola y transmitiéndole con aquella neutral y gélida mirada, cuanto lo sentía y cuanto se reprochaba por no haberla cuidado como era debido.
-No, pero tienes que recordar todo de una vez Petra, es una mierda para mí que no me recuerdes con totalidad, quiero saber que ocurrió ese día y quiero que me digas donde estuviste todos estos años ¿Hay alguien más en tu vida ahora? Dímelo y me encargaré de desaparecer a ese bastardo cuanto antes, dime si tu cuerpo ahora le pertenece a otro ¡Habla ya! Petra se estremeció aterrada de como el carácter de ese hombre podía cambiar tan de repente, una tormenta de rabia se veía en aquellos iris grisáceos, un agarre violento se sentía en su cintura y un brusco movimiento la hizo acercarse aún más al rostro de aquel implacable e inflexible soldado, aquel que no parecía ser de los que toleran una traición por parte de la que es su mujer.
La oji ámbar sentía la agitada respiración de aquel azabache golpear su mejilla, Levi estaba imaginando estupideces ante la mudez de Petra y eso lo hacía dudar demasiado, sería posible que lo poco que pudieron avanzar aquella mañana se viniera abajo por los celos irracionales e inadecuados de aquel que ante los ojos de una amnésica peli naranja, era un total desconocido que reclamaba algo que para ella era ajeno y carente de argumento, pues apenas se enteraba que era él su marido y tan rápido se mostraba como todo un machista y arrogante, uno igual a aquellos idiotas que logró conocer en demasía para poder figurarse lo horrible que debía ser la vida de sus esposas.
Para Petra ya nada era claro y para Levi todo se volvía un torbellino de pensamientos impropios, poco amables y nada agradables. Aquellos que compartían todo y nada a la vez, estaban en sumo silencio a esperas de que el otro hablara, la oji miel guardaba silencio al no saber que decir y el azabache esperaba con suma desesperación a que su mujer le diera un nombre y apellido, para así torturar de una vez a aquel que se atrevió a tocar lo que no era suyo.
Hi,Hi.
Otro capitulo porque soy malévola... ok no... solo estoy de vacaciones YUPIIIIIIIIII
Gracias por todo el apoyo que me dan y los apapachos ciberneticos que recibo en cada uno de sus comentarios... las adoro.
Como verán.... he decidido no hacer masssssssssssssssssss larga la espera para estos dos... pero tampoco significa que los reconciliare así de fácil ... ño ñoño y ño!!! Tengo grandes cosas para ellos dos aun, pero como ustedes quieren caramelo... pues mas o menos hay les mando.
Sus comentarios me ayudan a seguir en este fic! Me siguen desde hace tiempo y si lo notan... ya las quiero muchoooo muchooo muchote. Pronto llegare a los 10K y quiero que sepan que Enámorate de mi, es para ustedes, las rivetra fans, las rivetrianas, las PetraXLevi 4eva y claro las bellas lectoras que les gusta la pareja sin ser tan adictas y obsesivas como yo lo soy.
GRACIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIASSSSSSSSSSSSSSSSS mil gracias. Shipeare y escribiré y seré fiel al Rivetra hasta que no haya mas vida caramba... y si deciden leerme hasta el final... las llevare en mi kokoro por toda la eternity.
Comenten.... me gustaría saber que opinan... ste Livaih... sexoso o solo es a causa de la Petrastinecia? hummmmmmmmmm ... io no se...
GRACIAS BABYS
besos,
-Alaiaack-
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