Querido tío.
Llegaron al área de urgencias en el hospital, Gojo bajo del automóvil cargando a Yuuji mientras Choso estacionaba el automóvil cerca.
— ¡Un doctor, por favor! — Grito el albino alterado. — ¡Ayúdenos, el esta embarazado!
— ¿Qué sucede? ¿Qué paso? — Llego una enfermera apresurada a verlos. — Señor, su nariz está sangrando mucho debería...
— ¡No, yo no! ¡Revisen al chico! ¡¿Qué no ven que esta inconsciente?! ¡Se desmayo!
Al poco tiempo otra enfermera llego acompañada de un camillero, ambos ayudaron a subir a Yuuji sobre la camilla, transfiriéndolo rápidamente a una habitación para verificar su estado.
— Señor, tenemos que revisarlo a usted también, tiene una hemorragia. — Insistió la enfermera que se quedó.
En el piso ya estaba formado un charco bastante obvio del líquido rojo brillante, así como la camiseta blanca que Gojo estaba usando tenía visible varias manchas de lo mismo.
— Esta bien... esta bien... solo quería que se ocuparan primero de mi novio. — El dolor sobre su nariz rota volvió cuando el golpe de adrenalina disminuyo.
— Le daremos medicamento para detener la hemorragia y luego lo llevaremos a tomarse unas radiografías. — La enfermera le sonrió con empatía, entendía que el albino solo era un hombre preocupado por su pareja.
Choso llevaba ya 4 horas sentado en la sala de espera enfrente de la habitación de hermano menor, reflexionando sobre lo que acaba de pasar. El doctor ya le había notificado el estado de Yuuji, estaría en observación por toda la noche, posiblemente hasta el día siguiente le darían de alta. Y él no quería irse del lugar, se sentía muy culpable.
— ¿Cómo esta? — Gojo apareció caminando hacia Choso. Con una férula sobre su nariz, estaba agradecido de que no tuviera que necesitar una operación.
— El... El esta bien.
— Lo siento, en verdad lo siento, se que todo esto ha sido mi culpa. — Se lamento, sentándose en el asiento junto al pelinegro.
— Me deje llevar... solo reaccione así porque se trataba de mi hermano. — Hizo caso omiso de aquellas palabras, centrándose en su propio remordimiento.
— Bueno, sí querías afectarme, lo has logrado, ¿sabes cuán importante es el olfato para un alfa? Ahora no puedo oler absolutamente nada, ¡Nada! Pero no creo que te importe después de todo no eres como nosotros.
— No, no lo soy, pero...
— ¡¿Pero ¡¿qué?! ¡Ya no podre percibir las feromonas de Yuuji, por no sé cuánto tiempo! — Volvió a exaltarse una vez más. — ¡No podre saber si tiene miedo o si me necesita! ¡Y si, es tu culpa!
— ¡Esta bien, ya lo entendí! — Enojado, se abalanzo un poco sobre Gojo, luego retomo su postura, no quería volver a reaccionar con violencia, pero le era tan difícil, tenía muchos sentimientos encontrados.
— Perdón, perdón, lo hice de nuevo. — Suspiro pesado, llevando ambas manos hacia su cabeza, peinando sus cabellos albinos hacia atrás, luego estiro su cuerpo, levantando la quijada hacia el techo. — Me alteró demasiado cuando se trata de Yuuji... lo amo... y no podría ver mi vida sin él.
Un silencio se formo para ambos, las palabras de Satoru sonaban tan reales, así como su actuar en el transcurso del incidente, Choso podía percibir una chispa de amor genuino en el corazón de Gojo.
— Deberíamos empezar a llevarnos bien, Gojo... por lo menos hasta que nazca el bebé.
— Si... sería lo mejor, no quiero volver a pasar por esto.
— Aunque eso no significa que confié completamente en ti, si vuelves a arruinarlo, juro que no solo tendrás la nariz rota, voy a matarte.
Satoru no pudo evitar sonreír ante la amenaza tan directa de Choso. Entendía bien el porque él era así, y apreciaba que Yuuji tuviera a alguien más en su vida capaz de darlo todo por él.
— Eres un buen hermano... yo solo me siento como basura cada vez que recuerdo cuando... — Inclino su torso hacia adelante, bajando la cabeza.
— No deberías seguir lamentándote. — Interrumpió, colocando una de sus manos en la espalda del albino. — Si Yuuji te dio una segunda oportunidad aprovéchala, y hazlo feliz.
— ¿Ustedes son familiares de Yuuji? — Hablo una enfermera saliendo de la habitación del susodicho.
— Si, si lo somos. — Respondió Satoru de inmediato.
— Ya pueden entrar a ver al paciente.
Aún cuando el día se convirtió en noche, Gojo se quedó junto a Yuuji en la habitación de hospital, sentando en una silla junto a la camilla. Choso tuvo que irse, tenía bastantes responsabilidades en la empresa en la que trabajaba, y Gojo le prometió mil veces que cuidaría bien de su hermano menor.
En ese estado, no quería soltar la mano del omega, la cual sujetaba con firmeza, brindándole todo su calor. Mientras apoyaba su rostro en el barandal de la camilla, con su vista fijada en él, le gustaba tanto verlo dormir.
Las cosas se normalizaron una vez más, y Yuuji volvió a casa para seguir disfrutando el resto del verano, aunque ahora no viviría únicamente con su hermano mayor, Satoru se quedaría con ellos, por petición de él mismo, no quería estar lejos de su omega.
El alfa se instaló en la habitación de Yuuji, Choso no se opuso a la idea de que compartieran cama, después de todo su hermano menor ya estaba embarazado. Ya no tenía sentido mantenerlos separados, además sabía que se necesitaban el uno al otro.
Al día siguiente, Yuuji se encontraba terminando su proyecto, editando videos en su laptop que estaba sobre una pequeña mesita, mientras él estaba sentado en el piso. Perdió la concentración cuando escucho como alguien llamaba a la puerta principal.
Pensó en que a uno de los tres se le olvidó cerrar el portón metálico, y por ende la persona detrás de la puerta pudo ingresar hasta la residencia. No quiso esperar a que alguien más atendiera la puerta, así que se levanto y camino hasta ella, no sin antes mirar primero por la mirilla.
Se quedo sorprendido cuando miro al hombre que llamaba a la puerta, tenía un par de tatuajes en su rostro, era corpulento, alto, y con un peculiar cabello rosado, vistiendo un atuendo formal, unos pantalones de sastre, con una camiseta de botones. Dudo unos segundos en si abrir, pero finalmente lo hizo.
— Hola... — Vacilo el chico, un poco intimidado.
— ¡Yuuji! ¿Eres tú? — Contesto con una sonrisa animada. — Tienes que ser tú, yo soy tu tío.
— Eres mi... eres mi ¿Tío? — Se quedo estupefacto, pero no podía negar que compartía un parecido muy familiar con aquel hombre.
— Yuuji... — Hablo Choso a unos pocos metros. Luego se acerco rápidamente hacia él una vez que noto al extraño. — ¿Quién es este hombre? — Lo miro con desconfianza una vez que se colocó aún lado de Yuuji.
— Soy Sukuna, y ustedes dos son mis queridos sobrinos. — Replico con un tono de voz juguetón.
— ¡¿Quién es este hombre?! — Pregunto Gojo una vez que se acerco a ver lo que sucedía en la puerta.
— Eso fue lo que yo dije. — Choso se giro a ver al albino. — El dice que... que es nuestro tío. — Su voz se apago al pensar en ello, después de todo lo que le paso a su familia años atrás, no le agradaba hablar sobre esas cosas.
Pasaron todos a reunirse en la sala principal, Sukuna estaba sentado en medio del sofá mientras tenia a Choso y Yuuji sentados por cada lado. Gojo se quedó de pie delante de ellos, con los brazos cruzados, sin quitarle la vista a Sukuna.
— Los miré ayer en el hospital, y no dude ni un segundo de que se trataba de ustedes, no podría olvidar sus rostros, aunque ahora sean adultos. — Comento Sukuna mientras abría un pequeño maletín que reposaba sobre sus piernas.
— Si de verdad eres nuestro familiar debes tener pruebas. — Declaro Choso aún sin creerlo.
Yuuji estaba bastante curioso, pero a la vez entusiasmado, su familia cada vez se estaba haciendo más grande y eso le reconfortaba.
Sukuna finalmente saco un sobre con varias fotografías dentro. Eran de Jin y Kaori, los padres de ambos hermanos. Fotos familiares donde estaban los cuatro juntos y felices. En dichas fotos las edades de Choso y Yuuji rondaban desde el nacimiento hasta los 12 años.
Las fotografías tenían en el reverso, pequeños escritos con la letra de Jin, junto a su firma.
'' ¡Ya nació nuestro pequeño Yuuji! Es tan adorable y heredo nuestro peculiar tono de cabello, me gustaría tanto que pudieras visitarnos algún día de estos, Sukuna, eres tío por segunda vez.''
'' Vamos a pasar las fiestas de navidad en la ciudad, sería bueno volver a verte, después de tanto tiempo, eres mi hermano, y sabes que siempre estamos pensando en ti, los niños saben que eres su único tío. ''
'' Hola, Sukuna, ¿Cómo van las cosas por allá? Espero podamos reunirnos para las próximas festividades, te quiero hermano. ''
Notas así se podían leer atrás de las fotos, Choso y Yuuji miraban con asombro cada una de ellas, así como leían cada frase. Yuuji en un momento comenzó a ponerse muy sentimental, derramando algunas lágrimas, esos eran recuerdos muy lindos de sus padres fallecidos.
— Ellos... mamá... papá... — Yuuji trataba de limpiarse las lagrimas con la manga de su suéter. — Nos amaban mucho. — Sonrió con nostalgia mientras sostenía una de las fotos.
— Pero... ¿porque nunca nos buscaste cuando quedamos huérfanos? — Cuestiono Choso molesto. — Te necesitábamos tanto en ese momento, abandonaste a los hijos de tu hermano.
— Esperen, chicos... yo... en esa época estaba involucrado en unos asuntos muy turbios con la mafia, es por eso que nunca pude visitarlos cuando Jin me lo pedía en las cartas, de hecho, nunca respondí a ninguna, no me podía arriesgar a que los relacionaran conmigo, no quería que los asesinaran... hasta cambie mi apellido por el de Ryomen.
— Pero fallecieron, al final un conductor ebrio les arrebato la vida. — La tristeza en los ojos del pelinegro era evidente.
— También me enteré del accidente automovilístico, lo siento mucho, chicos... Jin era mi querido hermano, me dolió tanto cuando me llego la noticia... éramos tan unidos en nuestra juventud... y por mis decisiones estúpidas tuve que mantenerme alejado de ustedes... solo quería protegerlos.
— Nosotros estamos bien ahora, Sukuna... lamento también tu perdida, perder aún hermano debe de ser tan horrible. — Yuuji quiso reconfortar a su tío, mostrándose empático. — Yo no sé qué haría sin Choso, todo lo que soy, es gracias a el y sus sacrificios.
— ¡Esperen, esperen! ¿Entonces tu papá era hermano de este tipo? — Finalmente hablo Gojo, acercándose a Yuuji, luego se sentó a su lado quedando entre Sukuna y Yuuji, y con Choso apretado en la esquina del sillón. — ¿Puedo ver las fotos?
— Si, por supuesto. — El omega se las dio.
— ¡Vaya, pues si son muy parecidos! — El albino sujeto una foto colocándola sobre el rostro de Sukuna, luego la coloco a un lado, comparándolos.
— ¿Ya estas convencido de que soy el tío de estos dos niños?
— Mmm... aunque aún tengo mis dudas, pero está bien, Sukuna eres parte de la familia, pero que te quede claro. — Gojo se levantó del sofá señalándose así mismo. — Yo soy el alfa de esta manada.
— Si, claro, lo que tu digas, Gojo. — Murmuro Sukuna con una sonrisa burlona.
— ¿Manada? — Cuestiono Choso rodando los ojos, luego le surgió una duda de repente, así que se giro a ver a Sukuna. — Eres un... alfa ¿verdad...?
— Eh, por supuesto que lo soy, ¿no es evidente por mi contextura?
— Bueno, solo quería estar seguro... Yuuji es un omega, yo soy un beta, y Gojo es... un alfa.
— Es imposible no darse cuenta de que un alfa es un alfa cuando esta emanando un montón de feromonas por todo el salón principal. — Movió su mano derecha hacia ambos lados fijando su vista en el albino. Sukuna por su parte tenía bien controladas sus feromonas.
Gojo no pudo evitarlo, se sentía un poco ansioso al estar junto a otro alfa y aún más cuando su nariz no podía percibir del todo bien las feromonas de Sukuna ni tampoco las suyas propias. Así que, por su situación, sin darse cuenta empezó a emanar fuertes feromonas.
— Sukuna tiene razón, Satoru. — El omega se levantó del sillón, posando sus manos en el pecho de este, viéndole a los ojos. — Estoy comenzando a marearme, tu olor es más penetrante de lo habitual.
— Oh, no, no quería hacer eso, Yuuji... está bien tratare de controlarme, puedes ir a nuestra habitación hasta que se me pase.
— Si, es lo que haré.
Yuuji se cubrió la nariz con la mano, la sensación de arcadas comenzaba a llegar a su garganta, quería vomitar, así que salió corriendo en dirección del baño. Choso fue detrás de él para ayudarlo.
— ¿Así que Yuuji esta esperando un hijo tuyo? — Pregunto Sukuna, formando una sonrisa, mientras se levantaba del sofá, quedando muy cerca de Gojo.
— Eh, si, vamos a ser padres.
— Entonces están casados ¿verdad? O no me digas que lo tienes viviendo sin un compromiso real... un alfa digno pondría un anillo en su dedo.
— ¿Qué? ¿A caso no viste la marca sobre su cuello? Él es mío.
— Entonces ya deberías tener cubiertos todos los aspectos. — Le dijo al oído, tensando su voz.
— ¡Si, nos vamos a casar pronto! — Se aparto bruscamente de Sukuna. — Yuuji será mi esposo también. — Declaro con firmeza.
— Eso es excelente, mi sobrino merece solo lo mejor. — Volvió a sonreírle.
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