💖Capitulo 8 - ¿Demasiado irresistible?💖
Tatiana
Estando en mi apartamento, después de haber salido como loca de la estación de policía, me doy un largo baño para relajarme. Cuando salgo, busco mi teléfono y veo varias llamadas perdidas de mi jefe. Verifico la hora y aún es temprano, ¿para qué molesta tan temprano? Qué fastidioso. Pero no tengo ganas de ir al trabajo, me quedaré a descansar, porque lo necesito; aún estoy cansada, dormir en una celda fue lo peor que me pudo pasar.
Después de varias horas de descanso, me preparo algo de comer. Pongo música y empiezo a limpiar. El jefe volvió a llamarme; me pregunto por qué no había ido a trabajar, le dije que estaba indispuesta y le cerré. Ese viejo estúpido, la verdad me tiene harta; empezaré desde ahora a buscar otro trabajo. Aspiro a la mejor firma del país y espero conseguirlo.
Al terminar de limpiar, decido llamar a mi hermana, a quien se me había olvidado avisarle. Ya le he hecho varias llamadas y nada que atiende, eso me preocupa; ella siempre atiende al tercer tono, pero ahora ni eso. Cuando voy a volver a llamarle, me entra una llamada de mi padre y con emoción contesto.
—Padre, ¿cómo estás? —digo con una sonrisa, aunque no pueda verla.
—Bien, mi niña. ¿Y tú cómo te encuentras?
—Bien, extrañándolos mucho. Vamos el fin de semana a visitarlos, los extraño.
—Nosotros también. —Su voz sale algo apagada y él no es así.
—¿Qué pasa, padre? Te noto extraño, ¿está todo bien? —digo preocupada y él suspira.
—Oh, mi niña, no quería preocuparlas, pero deben saberlo —me dice con voz quebrada, y mi corazón se acelera y las ganas de llorar se empiezan a formar desde mi garganta hasta los ojos. —Es su madre, está enferma.
Escuchar esas palabras me pone mal. Mi madre no puede estar enferma. Se lo hago saber a él y él asegura que está mal, que tiene neumonía. Él llora al decírmelo, yo solo puedo suspirar, tratando de mostrarme fuerte, diciéndole cosas de que ella estará bien y que se recuperará, para que esté tranquilo y que iremos a visitarlos. Él dice que no es necesario, por el trabajo y esas cosas, pero soy terca y le digo que iremos de todas formas.
Al cerrar la llamada, no puedo evitar llorar. Mi madre estará bien, no le pasará nada, estoy segura.
Vuelvo a llamar a Gaby con preocupación; ella tiene que saber lo que pasa. Llamo y al segundo tono atiende, pero me quedo sorprendida al no escuchar su voz. La señora me dice que mi hermana tuvo un pequeño accidente, no lo puedo creer, eso no es posible. Me da su dirección y voy directo allá. En el trayecto no pude evitar llorar, mi hermana es una parte muy importante en mi vida, si la pierdo no sé qué haría.
La señora, que por cierto es una mujer hermosa y despampanante, fue muy amable con nosotras y nos invitó a cenar. Pero quedé más sorprendida al ver al ex novio de mi hermana. Esos dos me dan la impresión de que aún sienten cosas el uno por el otro. De eso no tengo dudas.
****
—Usted lo que es una rata, miserable, poco hombre. —le grito a mi antiguo jefe, sí, renuncié, y más después de lo que intentó hacerle a mi hermana. —Y le juro que va a lamentar lo que intentó hacerle.
—¡Lárgate de mí firma y no vuelvas! —me grita. Todos los presentes están viéndonos, lo mejor que hice fue enfrentarlo delante de todos.
—Claro que me largo de esta asquerosa firma. Donde hay ratas como usted no se puede estar, y escuchen todos, en especial las féminas, no se fíen de esta lacra. Él muy infeliz, le gusta abusar sexualmente de las mujeres. ¡Y lo que hizo no se va a quedar así, usted lo va a lamentar muy caro! —le grito más encabronada, me acerco a él y le propino una fuerte bofetada y doble. —Eso es para que respete, viejo rabo verde. —es lo último que digo y salgo con todas mis cosas.
Viejo estúpido, como quisiera arrancarle la cabeza. Desde que mi hermana dijo en la cena de anoche que la intentaron atacar, y por eso tuvo el pequeño accidente, me molesté tanto, y no me pude contener en venir y mandarlo a la mierda a ese viejo infeliz.
****
Abro los ojos con pesar, no quería despertarme, pero tengo algunas cosas que hacer, en especial buscar otro trabajo. Es lunes y es raro estar en la cama. El fin de semana lo pasamos con mis padres, como habíamos quedado. Mi madre se ve mal y eso me preocupa mucho; tengo mucho miedo de que le pase algo. No, declino esos pensamientos. Ella va a estar bien, claro que sí, se va a recuperar.
Salgo decidida a ir a esa firma. Necesito trabajar en ese lugar; es el mejor en todo el país. Deposito mi currículum intachable, solo espero que me llamen. Cuando estoy saliendo, escucho que me hablan.
—¿Esta belleza acaba de depositar un currículum para trabajar para mí?
Al girarme, me encuentro con un hombre guapísimo. Aunque el rubio idiota es mucho más guapo. Pero este está para comérselo también.
—Eres hermosa y espero que también inteligente. —me dice con una sonrisa perversa acercándose a mí.
—Soy muy buena en lo que hago e inteligente también. —respondo coqueta.
—Yo mismo veré si en verdad eres buena. Aunque hay más candidatos. ¿Crees que das la talla? —me dice viéndome fijamente. Siento como si sus ojos penetraran mi alma. Es incómodo a la vez.
—Espero ser la elegida. Tengo seguridad de mí. Ya verás lo buena que soy. —hablo guiñándole un ojo. Y él sonríe con más perversión.
Me alejo caminando de manera sensual. No sé por qué dije esas cosas, pero me pareció divertido. Y si él es el dueño, creo que trabajar en esta firma será mejor de lo que imaginé. No, no puedo pensar en acostarme con mi futuro jefe. Quiero escalar por mis propios méritos. «Tatiana, tienes que dejar ese lado tan pervertido», me regaño. Aunque si llegara a tener sexo con él, lo disfrutaría, pero no usaría eso para escalar. Es que el sexo me gusta, es todo.
Al llegar el mediodía, invité a mi hermana a comer. Hablamos de su ex que lo vimos besuqueándose con otra. Quedé con ella de ir a su departamento y hablar de lo que sucedió con más calma. Pero eso será después; decidí que saldré a relajarme un poco y ver si encuentro a alguien con quien descargar estrés. O sea, ver si hay alguien para tener buen sexo. Sí, esta es mi manera de olvidarme de todo. No sé si sea la mejor, pero creo que debo hacerlo. Aunque mi mente no deja de pensar en ese espécimen rubio estúpido, pero sexy, y que no debería pensar tanto en él.
Me coloco un vestido blanco muy sensual, cortito, que cubre todo lo necesario y que, si alguien lo baja, dejaría toda mi anatomía al descubierto. Llevo un maquillaje sencillo, el cabello ondulado y estoy lista.
Llego al bar y está abarrotado de gente, lo cual me gusta, es perfecto. Mis ojos se iluminan al ver tantos hombres guapos; mi mirada va a sus entrepiernas esperando a que se note sus vergas, porque si lo hace, indica que será una buena noche de pasión. No me digan nada, soy así, pervertida, ya se los dije, y el sexo es algo único y delicioso. Pero como no todo en la vida es color de rosa, alguien choca conmigo, provocando que caiga de culo directo al suelo, generándome un horrible dolor en este.
Mierda, ¿por qué me pasa esto a mí? Tanta mala suerte tengo. ¿Acaso mi vida será asi, que en cada momento alguien choque conmigo?
Maldigo porque me duele horrible mi culo, maldita sea. Voy a maldecirle al idiota que provocó esto, cuando lo miro quedo en shock. Esto no puede ser, ¿tenía que ser él? Dios, ¿por qué mejor no me llevas contigo? O que la tierra me trague, creo que sería mejor, porque sabes que aún no soy digna de que me lleves al cielo, aún soy una pervertida.
—¿Estás bien? —me pregunta, y sigo viéndolo sin poder creer que sea él.
Esto debe de ser un sueño o una pesadilla, ¿cómo es posible que me encuentre al guapo idiota que me llamó loca, que choqué, que me metió en la cárcel y que roba mis pensamientos de vez en cuando? Porque sí, cada vez que me distraigo es por su culpa; el fin de semana pensé en él, me masturbe hasta que perdí la cuenta de cuántos orgasmos tuve, los cuales no me quejo, pero no debería, él se comportó como un idiota, es por eso por lo que no le encuentro sentido que esté en mi mente y que haga que mi vagina palpite.
Y pensándolo mejor, tengo una teoría por la cual está en mi mente, y es más que obvia: quiero que me coja duro, eso es, quiero sentir su miembro dentro de mí. Espero que sea grande. No quisiera decepcionarme. Seria una lástima, porque es demasiado guapo.
Benditos pensamientos que me ponen caliente. Ya siento la humedad en mi ropa interior. No sé cuánto tiempo transcurre, solo sé que veo que me extiende su mano y no lo pienso para sostenerla, porque estoy en el suelo y seguro ya muchos vieron mi pequeña braga, bastante diminuta. Él me da una sonrisa hermosa que me deja embobada.
Pero tampoco debo demostrar interés o voy a parecer fácil, una cualquiera, y tampoco soy así. ¿Por qué digo que no soy así?, si estoy en un bar en busca de un hombre con verga grande, para que me dé duro. Que hipócrita de mi parte. Aun así, me haré la difícil con él. No sé por qué lo haré, pero siento y creo que será muy divertido.
—Discúlpame, muñeca hermosa, no te vi. —me dice mientras me sostiene de la cintura, y no me quejo de nada. Al contrario, me encanta que me tenga así. —Dime que te encuentras bien, muñeca, ¿es que te comieron la lengua los ratones que no dices nada? —pregunta con una sonrisa coqueta. —Oh, me ves demasiado irresistible y no encuentras palabra alguna.
¿Qué se cree este idiota? Tiene ese ego demasiado grande. Sé que vine a este bar decidida a coger con alguien. Aun así, me haré la difícil con él. Siento y creo que será muy divertido. Además, alguien tiene que bajarle el ego a este tonto.
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