EL ENCUENTRO
Foto de Jared.
Jared caminaba por las calles de Florencia, se encontraba de vacaciones, su amigo Henry le había extendido la invitación para que lo visitase, y al fin tuvo la oportunidad de escaparse de sus obligaciones y darse un respiro.
Era Vicepresidente de la empresa Fresh Fruit, reconocida por la frescura y calidad de sus productos. El proyecto nació como algo pequeño, pero poco a poco fue creciendo hasta convertirse en la quinta compañía más reconocida en el mundo.
Jared no pasaba desapercibido, con metro noventa de estatura, cabello rubio, achinados y expresivos ojos azul marino y una picara sonrisa que permitía mostrar sus seductores labios y alineados dientes blancos.
Llevaba una vida casi perfecta, atractivo, adinerado, rodeado siempre de hermosas mujeres, de las cuáles obtenía sin dificultad números de teléfono, alguna que otra noche de pasión, quizás dos o tres citas más pero nunca una relación estable.
Sus amigos lo llamaban "Adonis" como el antiguo Dios griego; solían invitarlo a todos los eventos sociales, el lujo y la opulencia lo rodeaban. Sin embargo, llegó el momento en que nada de eso lo llenaba, acababa de cumplir 37 años y jamás había conocido el verdadero amor, de pronto se sintió solo.
Henry y él crecieron juntos, fue su mejor amigo de la infancia hasta que los padres de éste se mudaron a Toscana, Italia, cuando tenía 12 años. Hacía mucho no se veían, manteniendo contacto de vez en cuando, vía telefónica.
Absorto en sus pensamientos recordaba la tarde del día anterior, cuando Henry jugaba con su hijo Nicolás de ocho años y con el rabillo del ojo observaba a su esposa Susie que estaba de nuevo embarazada esperando dar a luz a finales de junio a su hija Samy. Nunca envidió nada en la vida, pero ver a su amigo realizado tanto profesional como en el plano sentimental, hacía que un dolor en el pecho apareciera, un dolor que con el pasar del tiempo se incrementaba.
Se detuvo frente a una tienda de antigüedades, llamó su atención un pequeño cofre y como buen coleccionista entró al establecimiento para adquirirlo. La campanita de la puerta anunció su llegada, miró por todos lados para ubicar al dependiente, observándose los últimos rayos del sol entrando por los amplios ventanales y un silencio absoluto. "Hola". Dijo esperando ser atendido, exaltándose sobremanera cuando de detrás de un alto estante salió una chica.
-Salve, il mio nome è Marie, posso aiutarLa? -Lo saludó la joven en italiano.
-Disculpe. -Responde Jared. -¿Habla inglés?
La joven le sonrió amablemente y contestó: -Sí.
Por alguna razón inexplicable para él, la joven llamó su atención, quizás por su estrafalaria forma de vestir. Llevaba una larga falda floreada con diferentes tonalidades que le llegaba a los tobillos, una blusa camisera sin mangas beige, un chal color crema y por sorprendente que pareciera calzaba sneakers en color verde. Traía su cabello recogido en una trenza; el sol iluminó su rostro, resaltando el color de su castaño cabello y sus hermosos ojos color marrón oscuro. Por un momento Jared quedó sin aliento, parecía un ángel, con su rostro pálido, cutis terso, cálida sonrisa, es cuando su corazón palpitó con fuerza y entró como en trance.
Marie se incomodó al ver la manera en que aquel extraño la observaba y bajó la mirada, fue en esa fracción de segundo que Jared reaccionó estando de verdad avergonzado. Disimulando lo que había sucedido preguntó por el cofre de la ventana.
-Se refiere al pequeño con decoraciones talladas a mano. -Consulto ella con un divertido acento italiano que le encantó; su voz sonó suave y amigable.
-Sí. -Contestó él, tratando de entender ¿Qué le estaba ocurriendo? Sus miradas se encontraron, hubo una clase de conexión entre ellos.
La joven se ruborizó, no recordaba que alguien la observara en la forma en que aquel atractivo hombre lo hacía. Ella lo vio desde antes que Jared decidiera entrar a la tienda, obviamente atrajo su atención, creyó que veía un espejismo. Y ahí detrás del estante estaba extasiada contemplando aquel hombre que tal vez jamás volvería a ver. Y cuál ha sido su sorpresa cuando él entró al establecimiento, se ocultó en el estante y no supo qué hacer. Al escuchar su voz pensó: _Dios mío que voz más sensual tiene. Contó hasta diez, y tratando de parecer lo más normal posible salió a su encuentro con un: "Salve, il mio nome è Marie, posso aiutarLa".
Esta vez es Jared el que rompió el hechizo diciéndole a la joven que le permitiera ver el cofre, ella extendió su mano rozando levemente la de él, sintiendo ambos una pequeña descarga eléctrica al contacto.
-¿Sentiste eso? -Preguntó él sorprendido.
Ella movió la cabeza en afirmación. Ante la incómoda situación que nuevamente se presentaba, Jared se limitó a ver el cofre, realmente hermoso, color caoba, labrado a mano, con caballos corriendo en una pradera, sus crines parecían moverse libremente con el viento. Al abrirlo se encontró con un forro de terciopelo café, llamó su atención una inscripción en italiano que venía por debajo del cofre, la inscripción decía: "Per il mio amato Patrick". "Para mi amado Patrick".
-Tiene una historia. _Le comentó la dependiente. _¿Quieres saberla?
-Claro. -Confirmó Jared.
-Fue alrededor de 1850, Alessandra Ferrante, estaba enamorada de Patrick Abbasiani, tenían casi un año de verse a escondidas, era un poco como Romeo y Julieta, sus familias se odiaban por una desavenencia que ya nadie recordaba. Alessandra estaba comprometida con un adinerado comerciante que le doblaba la edad, matrimonio arreglado por sus padres. Cuando ella y Patrick cumplieron el año de estar juntos, le compró en Venecia en un viaje que realizó con su familia para conocer a sus futuros suegros, ese cofre que tienes en las manos e hizo que le grabaran la inscripción. A Patrick le encantó, pues amaba los caballos y él a su vez le obsequió un hermoso camafeo el cual Alessandra jamás se quitó hasta el día de su muerte.
Marie se detuvo quedando perdida en sus pensamientos, hasta que Jared muy interesado en la historia le pidió que continuara el relato, lo cual hizo.
-Sabían que el tiempo se terminaba, la fecha de la boda se acercaba y si iban a hacer algo debía ser pronto. Fueron muy cuidadosos a la hora de verse, Flavia, la nana de Alessandra, les ayudaba cubriendo sus encuentros fugaces, sus familias nunca sospecharon nada y cuando la verdad se supo, fue demasiado tarde.
-¿A qué te refieres con demasiado tarde? ¿Acaso murieron igual que en la obra de Shakespeare?
Marie soltó sonora carcajada. -No, no. -Trataba de controlar su risa.
Jared se sintió un poco ofendido, lo cual es evidente para ella quien se disculpó por su repentino comportamiento.
-Perdona, pero cuando digo que fue demasiado tarde me refiero a que Patrick y Alessandra huyeron juntos. Ambas familias se señalaron y culparon como los responsables del recién descubierto amorío de sus hijos, los buscaron, pero jamás los encontraron.
-Inventaste esta historia ¿Cierto?
-¿Por qué crees que la inventé? -Ahora es Marie la que se sintió ofendida.
-Si desaparecieron como dices, ¿Cómo conoces lo que realmente ocurrió?
-Hace un par de semanas vino a venderme el cofre una linda ancianita. Era descendiente directa de la feliz pareja, pero ocupaba dinero y cuando me entregó el cofre me contó la historia que ya conoces. ¿Tiene sentido para usted? - Inquirió mirándolo con enfado.
-Sí. -Agregó él sonriendo al ver el obvio enojo de la joven. -¿Y el camafeo?, la anciana te contó ¿Qué pasó con este?
-Sí. -Añadió Marie dirigiéndose hacia la caja registradora, abrió una pequeña gaveta oculta y sostuvo algo en sus manos.
-¿También te lo vendió?
-Así es, pero me gustó tanto que decidí quedármelo. Además me gustan mucho las historias de amor, si la persona a la cual perteneció fue tan feliz quizás...... _Sin terminar la frase estiró su mano hacia Jared ofreciéndoselo para que lo viera de cerca.
-Es muy bonito, el acabado es fino y delicado, ambas cosas deben valer una fortuna. ¿Cuánto estás pidiendo por el cofre?
-Ummm, 150 euros. _Responde de inmediato.
-¿150 euros? creí que su valor sería mayor.
-¿Quieres que te cobre más?
-No, no, 150 euros es perfecto.
Jared sacó su billetera y luego una tarjeta de crédito.
-Lo siento, no acepto tarjetas de crédito.
-¡Es una broma verdad! todos los establecimientos comerciales hoy en día aceptan tarjetas de crédito.
-Aquí no. -Sostuvo la joven.
-No tengo dinero en efectivo, sabes de algún cajero por aquí.
-No, pero no se preocupe le guardaré el cofre y mañana viene a llevárselo, ¿Le parece?
Jared miró el cofre y luego a la joven, por extraño que pareciera sería un pretexto para volver a verla.
-¿Y cuál es su nombre?, me refiero para ponerlo en la factura.
-Es Jared Hunter.
-Está bien signore Hunter, hasta mañana.
-Hasta mañana.
Ella le sonrió con calidez y cerró la puerta tras de él.
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Hola, quiero comentarles que esta novela fue la primera que escribí. Estuve un tiempo enamorada de Paul Walker jajaja, y cuando inventé a Jared, lo hice pensando en él. Por eso lo elegí para representar a mi personaje. Como ya la tengo terminada, les dejaré tres capítulos de una vez.
Denle una oportunidad a la novela, al principio quizás es un poco cliché, pero conforme se vaya desarrollando van a ver que se pone interesante. Espero les guste, me encantaría conocer su opinión.
Un abrazo desde Costa Rica.
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