CAPÍTULO 5
YO SABÍA QUE las fiestas de mi amiga eran un éxito; pero nunca había presenciado tal multitud en su casa, siempre había logrado zafar de ellas, ahora me encontraba en medio de personas con las que iba a la escuela y con las que no había interactuado. Incluso había personas que no eran de la escuela. Estaba segura de que solo conocía al 25% de personas, con eso quiero decir que las conocía de vista.
Podía notar que los invitados me miraban, los que podrían haberme reconocido del colegio no parecían unir a la persona que observaban ahora y a la Mia del día a día. Estaba muy agradecida por ello, no necesitaba que los demás empezaran a hablarme en el colegio solamente porque hoy me veía diferente.
Obviamente, Lydia quería que yo adorara la nueva atención que recibía; en su cabeza eso significaría que yo querría el makeover, pero no.
Lo siento, Lydia, eso no pasará.
Caminé por toda la fiesta buscando algún rincón donde esconderme toda la fiesta; pero cada lugar que encontraba era ocupado por parejas besuqueándose como si fuera el fin del mundo. Podría jurar que algunos incluso estaban haciendo algo mucho más que besuquearse.
Es oficial, estoy aterrorizada.
Pasé por la sala principal, donde algunas personas estaban bailando, no hice contacto visual con ninguna y seguí de frente. Estaba segura de que en el jardín detrás de un arbusto habría espacio para mí. Quizás ahí podría permanecer el resto de la noche leyendo novelas desde mi celular. Sí, ese sería un gran plan.
—Hola, preciosa —la voz de un hombre me hizo detener mi andar. No, mejor dicho, el cuerpo del hombre que me bloqueó el camino hizo que me detuviera.
El chico que estaba delante de mí era uno de los que no podía reconocer, probablemente era de otra escuela. Parecía algo pasado de copas, no tanto como para no darse cuenta de que estaba invadiendo mi espacio personal. Su mirada me recorría y la sonrisa que me mostró hizo que se me erizara el bello de mis brazos.
—¿Quieres bailar? —preguntó; sin embargo, sus acciones me dieron a entender que «bailar» no era lo que él quería exactamente. Ambas manos las colocó en mi cintura y empezó a bajarlas hasta mi trasero. Por supuesto, lo detuve antes de que lo hiciera. Desgraciadamente el camino que ya había recorrido sus manos me había puesto nerviosa, podía sentirlo a pesar de que ya no me tocara.
—Prefiero morir comida por tiburones.
—Vamos, preciosa, no te hagas la santa —se burló—. Yo sé que tú quieres.
—No me hago la santa y no quiero nada contigo —respondí con más firmeza de la que sentía. Estaba molesta, asqueada y algo asustada para ser sincera. Yo no conocía a este tipo y aunque lo conociera, no tenía por qué propasarse conmigo.
—Por favor, se nota que me quieres —dijo acortando el espacio que nos separaba. Lo intenté mantener alejado empujándolo con mis manos; pero eso no lo detenía. Volvió a colocar sus manos en mi cintura y me acorraló contra la pared—. Sólo déjate llevar.
—Está bien —respondí.
Alcé mi rodilla y le di un golpe en su entrepierna. En ese mismo momento, cuando el chico se apartó de mí, vi a Jackson jalarlo y darle un puñetazo en la cara. El chico quedó en el suelo quejándose del dolor.
—¡Vuelve a tocarla y yo mismo te cortaré esa excusa de miembro que tienes entre las piernas! —le gritó Jackson—. ¡Ahora lárgate!
El chico se paró a duras penas y salió corriendo del lugar. Su manos seguían sobre su entrepierna y cojeaba al caminar. Bien hecho, que sufra.
—Gracias, Jackson, pero podía sola con él.
—Oh, me di cuenta —respondió él con orgullo—. Mi pequeña Mia está creciendo.
—Cállate si no quieres que te haga lo mismo que a él.
—Probablemente tengas que hacerlo otra vez esta noche, tu apariencia va a atraer a varios de estos escolares idiotas —gruñó—. Ten cuidado.
—Siempre tengo cuidado.
Jackson pareció pensárselo antes de responder que le pediría a Danny que me tenga vigilada. Al parecer no confiaba en que podía cuidarme sola. ¿Por qué? Ya lo había hecho hace unos minutos. Ese chico idiota no se volverá a acercar a mí si es que desea tener decendencia.
—¿Sabes dónde está Lydia? —me preguntó Jackson—. La estoy buscando desde hace rato.
—Estaba repartiendo ponche, creo que está en el patio.
—En el patio, genial —contestó con desgano—. Mantente alejada de los problemas, Mia —dijo seriamente antes de irse por las puertas que conducían al patio, lugar al que había planeado ir anteriormente para esconderme. Supongo que tendré que cambiar de plan.
Di un giro para buscar otro escondite cuando me choqué con alguien. La persona me tomó del brazo y evitó que cayera. Los tacos me habían hecho perder el equilibrio y casi me matan. Esta persona me había salvado la vida.
—Gracias —le dije.
—Fue mi culp.... ¿Mia?
Oh, no.
De todas las personas con las que me podía haber chocado en esta fiesta, ¿tenía que tocarme precisamente con él? Este día estoy teniendo la peor de las suertes. Frente a mí se encontraba Stiles Stilinski. No cualquier Stiles Stilinski, era uno que utilizaba camisa y corbata. Jamás creí que él se pudiera ver aún más ridículo.
—¿Qu-qué haces aquí? ¿Por qué... cómo... qué estás usando? ¿Sabías que todos están hablando de una chica con tus mismas características? Debes tener cuidado, la fiesta está llena de buitres.
—Y tú eres uno de ellos —contesté con asco—. Suéltame de una vez.
Stiles se dio cuenta de que aún me tenía agarrada del brazo y me dejó ir dando un paso hacia atrás para separarse de mí.
—Eres la misma de siempre.
—Por supuesto —contesté—. No te vuelvas a acercar a mí.
Estaba muy molesta por encontrar a Stiles aquí. Se supone que a este tipo de fiestas solo acuden personas populares. ¿Qué hacía este engendro aquí? Si Lydia lo viera lo sacaría a patadas. En realidad, no, Lydia jamás repararía en Stiles, es una de las cualidades que tiene mi mejor amiga.
—No es algo que quiera hacer de todos modos. —Él estaba tan molesto por nuestro encuentro como yo—. ¿Qué haces aquí? Tú nunca vas a fiestas.
—¿A ti qué te importa? No te metas en mis asuntos.
—Era solo una pregunta.
—No me preguntes nada, tú y yo no somos amigos.
—Eso me queda claro, Mia.
Tuvimos una mini pelea de miradas, si tuviéramos el poder de matarnos de esa manera, estaríamos en nuestros entierros.
—Si este te está aburriendo, siempre puedes venir conmigo. —Un chico que tampoco reconocía se acercó a mí y rodeó mis hombros con su brazo. Cometí un grave error al girar en su dirección para mandarlo a la mierda, pues él aprovechó el movimiento para tomar mi mentón e intentar darme un beso.
—¡Suéltame! —grité mientras lo empujaba, pero él era demasiado fuerte.
—No te vas a escapar de mí —susurró en mi oído.
Sentir su aliento en mi oreja me puso nerviosa, la posición en la que nos encontrábamos no me permitía darle una patada en la entrepierna y eso no era bueno. Estaba a punto de gritar con todas mis fuerzas, cuando Stiles se interpuso entre ambos.
—E-ella está con-migo —dijo él haciéndose el valiente.
¡Oh! ¡Mi gran salvador!
Sí, fue sarcasmo, demándenme.
—¿Ella? ¿Contigo? —se burló el otro idiota—. No creo que alguien como ella esté con alguien como tú.
Bueno, en eso tenía razón. Jamás estaría con Stiles.
—Lo está —contestó Stiles, al menos esta vez no tartamudeó.
Posiblemente, lo único bueno que tenía Stiles era su altura, eso podía intimidar al otro chico que era más bajo que él. Sin embargo, la masa muscular del segundo seguro cuadruplicaba la de Stiles, considerando que el pobre diablo era tan delgado como un mondadientes.
—Vamos, preciosa, conmigo te vas a divertir.
—Ya te dije que está conmigo —esta vez Stiles sonó firme.
Incluso colocó su brazo sobre mis hombros para demostrar que éramos una pareja. No creo que jamás haya estado tan cerca de él. Si esto hubiera sucedido en cualquier otro momento, le habría hecho lo mismo que al resto, la decendencia Stilinski se terminaría en Stiles. Pero, solo por esta ocasión seguiría el juego. Obviamente tendría que bañarme cuarenta veces cuando llegara a casa, no necesitaba estar impregnada del olor a Stiles.
—Ella no está contigo.
—Sí, estoy con él.
No lograba entender por qué ese chico seguía insistiendo. Me estaba sacando de mis casillas. Para seguir con la farsa rodeé a Stiles por la cintura y me apretujé a él. Tendrán que ser sesenta baños para desinfectarme del chico. A pesar de que Stiles tampoco parecía cómodo me acercó a él hasta quedar ambos abrazados.
¿Por qué me pasa todo lo malo el día de hoy?
—Búscame cuando te aburras de él y necesites divertirte —contestó él y luego se alejó de nosotros.
¿Por qué diablos los chicos piensan que pueden propasarse contigo? ¿Qué diablos les pasa por la cabeza? No regresaré a una fiesta nunca más y Lydia puede jugar a las Barbies sola, porque conmigo no va a contar más.
En cuanto el asqueroso desapareció entre la multitud, Stiles y yo nos separamos. Dimos cada uno un paso hacia un lado y ahora que no lo tenía a mi lado me sentía aliviada. Pero también sentía un vacío ahora que ya no tenía el calor del cuerpo de Stiles rodeándome. Eso era extraño.
—No pienses que te voy a dar las gracias —le dije.
—No te preocupes, Mia, no las necesito.
Sin decir una palabra más salí al patio. Había pasado demasiado tiempo en compañía de Stiles y eso es lo peor que podía pasarme... está bien, es una de las peores cosas que pueden pasarme. En el patio me encontré con Lydia y Jackson besándose como si sus vidas dependieran de ello. Todavía no comprendía bien cuál era la emoción de besarse en público. De una cosa sí estaba segura, no me iba a acercar a ellos.
Un suspiro pesado llamó mi atención. A mi lado había aparecido mi peor pesadilla, por la dirección de su mirada parecía que él estaba viendo su peor pesadilla. Lydia y Jackson juntos.
—¿Me estás siguiendo? —le pregunté en un tono retador.
—No, ¿para qué lo haría? Tu vida me tiene sin cuidado.
—Pues no pareciera, porque hace rato hiciste todo lo posible por ayudarme.
—Solo hice lo que una persona decente haría.
Me hablaba sin mirarme, su atención seguía sobre mis amigos. Jackson besaba el cuello de Lydia, mientras que ella prácticamente tenía un orgasmo en frente de todos.
—Entonces... sigues enamorado de Lydia —dije en voz alta. Quería burlarme un poco de él, pero por primera vez en mi vida me costó hacerlo. Stiles parecía verdaderamente triste por la escena que teníamos frente a nosotros.
—No te burles de mí, no ahora, ¿sí?
No podía creer lo que estaba sucediendo. Stiles me estaba dando lástima por primera vez en la vida.
¿Cómo está pasando esto?
Yo no siento lástima, no por Stiles Stilinski.
—Deberías superarlo, ella está enamorada de Jackson.
—Está enamorada de un idiota.
—No es un idiota —contesté a la defensiva. No pude evitarlo, Jackson sí era un idiota en ocasiones, pero solo yo.... y Lydia teníamos derecho a decirle de esa manera. Sin embargo, Stiles no sabía que Jackson era mi amigo y defenderlo era sospechoso—. No con ella, supongo —agregué para que él no se diera cuenta de mi metida de pata.
—Lo es con ella también.
A Stiles se le veía tan triste que tenía un impulso muy grande de abrazarlo. Pero no lo iba a hacer, ya había tenido que abrazarlo una vez hoy y eso me basta para toda la vida. Lydia me había dicho que esta fiesta sería tan genial que la recordaría el resto de mi vida. En algo tenía razón, recordaría esta maldita fiesta.
Estaba tan aburrida que mis planes de buscar un lugar escondido donde leer ya no era prioridad, prefería encontrarlo para dormir. Solo quería descansar. Nunca había asistido a una fiesta de secundaria, por las miles de historias de Lydia y las películas que vi sobre ellas, siempre pensé que serían divertidas, estaba completamente decepcionada y explicaré por qué:
Primero, porque no tengo con quién estar. Allison, que se había vuelto un poco más cercana a mí había venido con Scott. Lydia y Jackson estaban comiéndose el uno al otro a varios metros de mí. Solo quedaba Danny y él estaba con el equipo de Lacrosse, probablemente coqueteando con alguien y yo no quería arruinarle el plan.
Segundo, porque quería terminar mi libro... bueno, ahora prefería dormir.
Tercero, porque estaba al lado de Stiles Stilinski y eso era terrible.
Cuarto, dos chicos imbéciles habían tratado de sobrepasarse conmigo y no quería que vuelva a suceder. Desgraciadamente, por el nivel de embriagues que todos parecían tener, no lograría pasar desapercibida.
Tendría que irme cuanto antes, quizás pueda ir al cuarto de Lydia, estaba tan ocupada con Jackson que no se daría cuenta. Eso sí, cuando ambos quisieran intimidad irían ahí. De todas maneras me arriesgaría, así que me decidí a ir en esa dirección cuando observé que Scott McCall apareció a mi lado. Tenía la mirada perdida y parecía tambalearse; Scott seguramente estaba borracho.
—Scott, ¿te sientes bien? —le preguntó Stiles.
Scott no respondió, ni siquiera reparó en nosotros, simplemente siguió su camino. Pronto vimos a Allison seguirlo, así que yo fui detrás de ella, no tenía una explicación para ello, solo lo hice. Es decir, estaba aburrida y no tenía nada mejor que hacer. Stiles también fue detrás de ellos, él seguramente seguía a Scott, mientras que yo seguía a Allison. Adelanté a Stiles sin saber cómo, pues yo usaba tacones.
Al llegar a la entrada noté que Scott subió en un auto y se fue. Simplemente se fue. ¿No estaba en una cita con Allison? ¿Por qué diablos se iría sin ella? ¿Qué clase de persona hace eso?
Scott, has pasado a mi lista negra.
Rápidamente me acerqué a Allison y le pregunté qué había pasado con Scott, pero ella estaba tan perdida como yo.
—Estaba actuando muy raro—me dijo—. No sé qué pensar.
—Más le vale tener una buena explicación.
No había sido yo a quien abandonaron, pero estaba demasiado molesta.
—Yo también.
—Allison —llamó un chico, no, él no era un chico, era un hombre—. Soy un amigo de Scott, me llamo Derek.
Derek era alto y muy atractivo. Más que atractivo era sexy, su cabello era negro y tenía barba afeitada casi al ras. Sus ojos eran celestes y preciosos. Era tan atractivo que no podía creerle cuando decía que era amigo de Scott. Es decir, Scott era amigo de Stiles, Stiles es la clase de amigo que tiene Scott, Stiles no es para nada parecido a Derek, ni un poco.
—Scott me pidió que te dijera que se sentía indispuesto. Al parecer comió algo que le cayó mal.
Allison miró hacia mí y yo me encogí de hombros. Aún seguía sin entender por qué alguien como Derek sería amigo de Scott, no es que él me desagradara; es solo que Derek era mayor también, probablemente tenía 25 años y Scott tiene 16.
—También me pidió que te llevara a casa —agregó. En ese momento Derek reparó en mi presencia—. Hola, también puedo llevarte a casa, si deseas. —Derek me ofreció una sonrisa que de no ser fingida, habría sido encantadora.
Mi plan original era quedarme a dormir con Lydia, pero como dije antes, probablemente ella termine utilizando su cuarto para otras cosas. Así que ir a mi casa sería la mejor opción. Siempre guardaba una llave en la maseta que estaba en mi pórtico así que no tendría que regresar al cuarto de Lydia a buscarla, quién sabe si ella ya está adentro haciendo...
—Sí, gracias —contesté a Derek.
Allison también había aceptado así que ambas subimos a su auto. Tomé el asiento del copiloto y Allison el de atrás. No acostumbraba a subirme a los autos de extraños, en realidad nunca lo había hecho y jamás entenderé porqué decidí creerle a Derek que era amigo de Scott.
—¿De dónde conoces a Scott? —le pregunté.
—Tenemos hobbies en común.
—¿Qué hobbies?
—Cosas de hombres —respondió.
Miré a Allison por el espejo retrovisor, ella parecía tan perdida como yo. No le dimos más importancia al asunto y todos permanecimos en silencio el resto del trayecto. Derek dejó a Allison primero e inmediatamente después arrancó el auto. Me di cuenta demasiado tarde que lo mejor habría sido que me quedara a dormir con ella, estaba segura de que Allison no se opondría. Además, estar a solas con Derek no era lo mejor; es decir, no conocía a Derek. Me sentía insegura en el asiento del copiloto, ¿qué pasaría si saltaba del auto? No, no era lo mejor, él podría alcanzarme.
—No te haré nada —dijo él de pronto.
—¿Por qué dices eso? Jamás dije que me harías algo.
—Pareces nerviosa.
—No estoy nerviosa.
Estaba muy nerviosa, pero no se lo confirmaría.
—No soy tu enemigo.
—Jamás dije que lo fueras.
Derek soltó un suspiro, no sé si cansado o exasperado, de cualquier manera lo observé acomodarse en su asiento y presionar un botón para abrir las puertas del auto. Recién en ese momento me di cuenta de que habíamos llegado a mi casa y también me di cuenta de que jamás le dije dónde vivía... Allison fue la única que dio su dirección.
—¿Cómo supiste dond-? —empecé a decir, pero él me cortó.
—Solo baja del auto, Mia.
—¿Cómo sabes mi nombre?
—Scott me lo dijo, ahora baja.
Normalmente no dejaría que nadie me hablara de esa manera, pero en esta ocasión no contestaría, quería largarme de su auto tan pronto como pudiera. Además, estaba muy agradecida de que él no me haya matado en el trayecto y tampoco quería darle motivos para que lo hiciera en frente de mi casa.
—Gracias —murmuré mientras corría hacia la entrada de mi casa.
Una vez adentro solté un suspiro cansado. Había sobrevivido a mi primera fiesta y a Derek. Lobo estaba enfrente de la puerta y no dejaba de mirarla. Parecía tenso.
—¿Qué sucede, precioso? —me acerqué y acaricié su cabeza.
Luego de un momento se tranquilizó, debió de haber sentido algo afuera. Pero lo único que estaba ahí era Derek, pues oí que arrancó su carro justo antes de que Lobo se calmara.
Esta noche resultó ser más extraña de lo que pensé.
Tendré que cambiar el escondite de mi llave después de esto.
Me equivoqué, la noche fue aún más extraña.
Veinte minutos después de que Derek me dejara en mi casa, alguien empezó a tocar el timbre repetidamente. Era demasiado tarde para tener visitas y si fuera Lydia, ella ya me habría llamado al celular. Decidí ignorar a quien sea que estuviera afuera, no bajaría a arriesgarme. ¿Puede que Derek haya regresado a matarme? No, si él hubiera querido hacerme algo, lo habría hecho en su auto, no ahora.
Lobo había estado atento al sonido del timbre, pero no se había movido de su lugar al lado de mi cama. Pero en cuanto la persona—o asesino—que estaba en la entrada de mi casa empezó a golpear a la puerta y a tocar el timbre, mi mascota salió corriendo.
Seguí a Lobo hasta el primer piso donde lo vi sentado frente a la puerta moviendo la cola. Sí, leyeron bien, estaba moviendo la cola.
¿Qué demonios sucede?
Quien sea que estuviera del otro lado de la puerta no podía ser una amenaza, Lobo no estaría tan tranquilo y feliz de ser así. A menos claro que el asesino sea amigo de mi mascota. No, dudaba que Lobo se asociara con ese tipo de gente.
Me asomé por una ventana tratando de no hacer ruido y noté a una persona de pie. No, no era una persona, era un engendro del infierno.
¿Por qué está Stiles Stilinski en mi pórtico?
¿Por qué Lobo no estaba ladrando para ahuyentarlo?
Muy a mi pesar abrí la puerta, no era porque quería invitarlo a pasar, era porque quería gritarle por haber hecho tanto alboroto; sin embargo no tuve tiempo de hacerlo, pues él inmediatamente empezó a gritar.
—¡Estás viva! ¡Qué bueno!
¿Ah?
—¿Qué haces aquí?
Lobo se posicionó a mi lado, siempre protector. Aunque aún me parecía raro que no haya ladrado al sentir a un extraño.
—¿Este es tu perro? —preguntó al mismo tiempo que se agachaba para acariciar a mi mascota—. Hola, amigo.
No podía creer lo que veía, Lobo no se apartaba de Stiles, lo estaba dejando acariciarlo. Me sentía completamente traicionada. ¡¿Por qué deja que el enemigo lo acaricie?! Debería morderle la mano, no moverle la cola.
—No, en realidad es mi hermano; pero como es un hombre lobo, en las noches de luna llena, como esta, se convierte en un lobo real.
Los ojos de Stiles se agrandaron en sorpresa e inmediatamente se alejó de mi mascota. El pobre chico idiota parecía asustado, incluso se tropezó al retroceder y cayó al suelo. Estaba tan cansada que ni siquiera pensé en reírme, solamente quería que se fuera de una buena vez.
—¿Hombre Lobo?
—Es una broma, Stiles. Es solo mi hermosa mascota.
—¿Cómo se llama? —me preguntó después de dos segundos, ahora estaba calmado y había vuelto a acariciar a mi bebé.
—Lobo —contesté de mala gana—. ¿Me podrías decir por qué diablos has venido?
Lobo generalmente tiene un carácter malo con las personas que no conoce, con eso quiero decir que las ignora; pero con Stiles hacía todo lo contrario. No dejaba de moverle la cola. Hasta le daba la patita para que le hiciera más cariño.
Me siento traicionada, en serio.
—Por nada en particular —respondió sin verme, su atención seguía en Lobo—. Solamente vi que subiste al auto de Derek y quise corroborar que estuvieras viva.
—Bueno, confirmo que esto viva.
—Tienes suerte.
—No entiendo, ¿por qué dices eso? ¿acaso Scott no es amigo de Derek?
—¿Te dijo que era su amigo? —Stiles se veía sorprendido y ofendido a la vez.
—Sí.
—Bueno, no lo es.
La noche se vuelve cada vez más bizarra con el pasar del tiempo.
—Entonces, ¿por qué se ofreció a llevarnos a casa a mí y a Allison?
—No tengo idea, pero sería bueno que no te acerques a él. —Sonaba preocupado. Jamás había visto a Stiles preocupado, al menos no por mí.
—¿Desde cuándo te importa mi bienestar?
Abrió la boca para decir algo, pero luego se detuvo. Parecía meditar su respuesta, eso es algo que Stiles nunca hace, siempre dice lo primero que se le viene a la cabeza, ya que él carece de un filtro.
—Esto no es sobre ti —contestó finalmente—. Me tengo que ir. Nos vemos en la escuela.
Stiles no me dio más explicaciones, se despidió de Lobo y luego fue corriendo a su Jeep. Mi peor enemigo se subió a su auto y se fue dejándome con mil dudas en la cabeza.
Antes de cerrar la puerta de mi casa me dirigí a mi mascota, quien seguía observando el camino por el que Stiles se había ido.
—Estoy molesta contigo, me has traicionado.
Lobo sacó la lengua y luego subió las escaleras.
Ni siquiera le importa mi enfado.
Editado: 26/06/2020
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