CAPÍTULO 3
AL FINAL DEL primer día escolar, estaba lista para morir. Bueno, estaba lista para dormir lo que quedaba de día. Me encontraba completamente exhausta y hambrienta. Probablemente más hambrienta que cualquier otra cosa. Tenía muchas ganas de comer parrillada, el problema era que no tenía cómo prepararme algo así. Tal vez debería comer fuera.
Estaba lista para largarme a comer, cuando recibí un mensaje de texto. Generalmente, no me molestaría recibir uno, pero hoy era diferente. El remitente era mi mejor amiga, quien tenía otros planes para esta tarde, unos que no incluían ir a comer parrilla.
De: Lydia, la más bella
—No olvides q hoy hay entrenamiento.
—Tenemos q apoyar a Jackson! ;)
Vaya, Lydia lo ha vuelto a hacer.
Desde que conseguí un celular he tenido siempre el mismo problema. Mi mejor amiga cambia su nombre de contacto constantemente. No sé en qué momento roba mi celular y lo hace, solo me entero del cambio cuando me llega un nuevo mensaje de su parte. Su contacto ha pasado por varios cambios, incluyendo: «Lydia la perfecta», «La mujer maravilla», «Miss Universo», etcétera. Al inicio regresaba su nombre al original: «Lydia». Ahora ya no me molesto en hacerlo. Al menos no siempre.
Para: Lydia NO ES la más bella
—Tengo una cita
De: Lydia NO ES la más bella
—Una cita? No mientas
—No me des falsas esperanzas
Rodé los ojos. Mi mejor amiga podía ser demasiado dramática. Así como una telenovela mexicana. En serio, no hay más drama en el mundo que en esas historias.
Para: Lydia NO ES la más bella
—Tengo una cita con un restaurante parrillero
De: Lydia NO ES la más bella
—Debí imaginarlo
Para: Lydia NO ES la más bella
—Me avisas cómo le va en la práctica
De: Lydia NO ES la más bella
—No, vas a venir
Para: Lydia NO ES la más bella
—No
De: Lydia NO ES la más bella
—Sí
Para: Lydia NO ES la más bella
—Solo iré si prometes acompañarme por parrilla luego del entrenamiento
De: Lydia NO ES la más bella
—Sabes cuánta grasa tienen esas comidas?
Para: Lydia NO ES la más bella
—La suficiente como para llenarme?
De: Lydia NO ES la más bella
—Te acompaño, pero ven a la práctica!
Al menos tendría un acompañante para comer. Casi siempre como sola y, aunque no me molestaba hacerlo en la escuela o en mi casa; sí lo hacía cuando iba a restaurantes. Hasta yo tengo un límite. Tal vez Jackson y Danny podrían unirse a nosotros. Sería una buena tarde entre amigos.
Decidí mandarle un mensaje de texto a Danny contándole sobre los planes y él se apuntó sin dudarlo. Ese chico es un amor de persona.
Caminé en dirección a mi casillero, pues debía sacar todos los materiales que necesitaría para hacer mis tareas y dejar mi libro de la última clase. A pesar de ser el primer día de escuela, los profesores ya nos habían mandado un sinfín de tareas. Puede que me guste estudiar, pero hacer tareas no. Prefiero dormir, comer o leer.
Doblando el pasillo que me dirigía a mi casillero, me topé con mi mejor amiga. Ella estaba caminando hacia la chica nueva, mejor conocida como el amor platónico de Scott McCall. No era común que Lydia decidiera hacer nuevos amigos, principalmente porque es demasiado buena para juntarse con el resto del estudiantado. Sin embargo, podría entender el interés de mi mejor amiga en Allison. Ella era una chica muy bonita y al parecer inteligente que ya había captado la atención de varios alumnos y alumnas.
Lydia hizo un comentario positivo sobre la chaqueta que Allison traía. La segunda comentó que su mamá se la había conseguido de quién sabe dónde, la verdad es que no estaba prestando mucha atención a lo que decían. Solo estaba caminando hacia mi casillero y para hacerlo debía cruzar por donde ellas estaban.
—Eso te hace mi nueva mejor amiga —comentó Lydia completamente emocionada.
Rodé los ojos.
Mi mejor amiga podía ser demasiado efusiva en ocasiones. Allison sonrió amablemente en respuesta y yo pasé de largo sin dirigirles la mirada. El comentario de Lydia no me había molestado en lo más mínimo, ya estaba acostumbrada a cosas como esas.
Seguí mi rumbo y noté que dos acosadores estaban observando atentamente el intercambio entre Allison y Lydia. Esos dos acosadores se pueden denominar como el «cara de cachorrito» y «el malnacido», mejor conocidos como Scott McCall y Stilinski. El primero no despegaba la mirada de Allison y el segundo estaba parado como tarado a su costado.
—¿Alguien puede decirme cómo es que la nueva, que ha estado aquí solo cinco minutos, ha entrado al grupo de Lydia? —preguntó una de las chicas que está en nuestro curso. Ella se había acercado al par de neandertales.
Personas superficiales, la secundaria está llena de ellas.
—Porque es linda —respondió Stilinski encogiéndose de hombros—. Las personas lindas salen juntas.
Esa respuesta fue demasiado lamentable, incluso para él.
—Por eso no te juntas con ellos —comenté mientras pasaba por su lado.
Stilinski entrecerró los ojos e hizo una mueca con su boca.
—La última vez que me fijé, tú tampoco formabas parte de ese grupo.
Si tan solo supieras.
—Porque no me interesa.
—Sí, claro —se burló él.
—No me importa si no me crees —contesté sobre mi hombro, pues ya los había pasado. No esperé por una respuesta de Stilinski, no tenía interés en conversar con él. Aún debía llegar a mi casillero.
Fui de las primeras personas en llegar a las gradas que se encontraban al lado del campo de Lacrosse. Me senté en una de las filas más altas, pues no deseaba estar cerca del equipo, el cual, además de estar conformado por Jackson y Danny, también lo estaba por Stilinski y McCall. En Beacon Hills se juegan muchos deportes, pero en nuestra secundaria el deporte estrella es el Lacrosse. A mí no me interesaban los deportes, ese es campo de Jackson.
No acostumbraba a venir a las prácticas del equipo, principalmente porque nadie sabe de mi amistad con Jackson y Danny. Lydia tampoco me pedía que viniera, el que hoy lo haya hecho era muy extraño y debía de haber una razón importante, por eso decidí aceptar su petición.
Saqué un nuevo libro de mi mochila para entretenerme mientras el equipo empezaba a calentar. Lydia aún no había llegado y me preguntaba cuánto tiempo me haría esperar. Estaba bastante cansada y hambrienta. El almuerzo que dieron en la cafetería era una burla para mi estómago. Se supone que somos adolescentes en crecimiento, las porciones deberían ir acorde con eso.
—Hola, ¿podrías arrimarte un poco? —la voz de mi mejor amiga hizo que dejara de leer.
Ella estaba de pie a mi lado, mostrándome una cándida sonrisa. Asentí en respuesta y ella me guiñó el ojo. Casi nunca interactuábamos en la escuela y, cuando lo hacíamos, siempre nos reíamos de nuestro chiste interno: tratarnos como extrañas cuando en realidad somos como hermanas.
Allison—la chica nueva—estaba con Lydia, ella también tenía una sonrisa en el rostro y me saludó agitando la mano. Cuando me arrimé en la banca, ambas chicas tomaron asiento, quedando Lydia en medio de las dos.
—Hola, soy Allison Argent —se presentó. Estiró la mano y la estreché sin pensarlo dos veces. No había visto a la chica nueva muchas veces el día de hoy, no compartíamos muchas clases, pero por lo que había presenciado, ella era bastante agradable.
—Mia Anholt, mucho gusto.
—Mia está en nuestro año —comentó Lydia
—Tenemos Literatura juntas, ¿no? —preguntó Allison y yo asentí—. Ojalá que coincidamos en otras clases.
—Las tres vamos a coincidir en un montón de clases, no te preocupes por estar sola —respondió Lydia.
—Oh, entonces, ¿ustedes son amigas? —nos preguntó a ambas.
Allison llegaba a la escuela un día y ya se había dado cuenta de que Lydia y yo éramos amigas, por supuesto, no le dejaríamos pensar eso. Así que ambas lo negamos tan pronto como lo preguntó.
—Las personas como Lydia no se juntan con personas como yo —contesté apresuradamente. Intentaba salvar la situación; pero mi forma de hacerlo no fue la más adecuada. Lydia se tensó a mi lado y Allison frunció el ceño.
—¿Cómo tú? —preguntó la nueva.
Aspiré antes de seguir con mi gran intento de esconder la verdad. A veces soy tan buena mintiendo y otras soy un desastre total.
—Sí, como yo —afirmé—. Ya sabes, asocial, nerd, etcétera.
—No pareces ser asocial y tampoco nerd —dijo ella.
—Solo espera —intervino Lydia con una sonrisa en el rostro.
Allison, obviamente, sabía que algo no cuadraba y eso solo hizo que la viera con otros ojos. Allison es inteligente y genial. Al menos hay alguien decente en la escuela, después de tener que convivir con idiotas como Stilinski y Greenberg, esto era un alivio.
Por suerte, nuestra conversación fue interrumpida cuando la práctica de Lacrosse dio inicio. El entrenador, Bobby Finstock, también conocido como nuestro profesor de economía, empezó a gritar a todos sus jugadores. No era algo fuera de lo común, de hecho, con el tiempo te acostumbras y disfrutas sus exabruptos. En esta ocasión había mandado a Scott McCall—admirador de Allison—a la portería. En mi opinión, ese es el puesto más difícil, mi amigo Danny es quien normalmente tiene la posición. Finstock probablemente quería burlarse de Scott un poco antes de iniciar con la práctica.
—¿Quién es él? —preguntó Allison.
—No estoy segura —respondió Lydia—. Es un «sin importancia».
Rodé los ojos, mi mejor amiga podía ser algo cruel. No tenía que verlas para saber que estaban hablando sobre Scott. Lydia conocía a todo el equipo de Lacrosse—menos a Stiles y Scott—y ya que el primero está en la banca—inútil—solo podía hablar de McCall.
—Es Scott McCall —respondí.
A diferencia de Stiles, yo no tenía nada en contra de Scott. De hecho, me parecía agradable, el único defecto que le había encontrado era su mejor amigo.
—¿Por qué preguntas por él? —Lydia no dejaría pasar el interés de Allison.
Claro, mi mejor amiga estaba acostumbrada a que preguntaran por los otros chicos del equipo, chicos más apuestos, no por los dos «losers» que siempre quedaban como suplentes y jamás como titulares, tanto en Lacrosse, como en la vida.
—Está en mi clase de inglés —respondió Allison.
Actuaba casual, pero había algo en su mirada. Creo que Scott ha tenido suerte, Allison es probablemente la primera chica que se fija en él. Es decir, en algo debía tener suerte, en el lacrosse no le estaba yendo tan bien. Ya sabía que le iría terrible, no tenía habilidades para el deporte, así que, en lugar de verlo pasar vergüenza, decidí leer mi libro y desconectarme un poco de la vida real.
—Parece ser muy bueno —comentó Allison.
Genial, no han pasado ni dos minutos y ya me habían sacado de mi burbuja.
—Sí, muy bueno —coincidió Lydia.
El interés en su voz me llamó la atención. Por eso alcé la vista hacia el campo de lacrosse, solo para encontrarme con Scott jugando perfectamente en el puesto de portero. No dejaba pasar ni una sola pelota. No tenía idea de que el chico tuviera talento. ¿Habrá practicado todo el verano? ¿Les habrá robado el talento a jugadores profesionales, así como en «Space Jam»?
No estaba segura de qué pasaba exactamente, solo sabía que Scott McCall se había vuelto bueno de la noche a la mañana. La fila de jugadores que lanzaba los balones con la intención de ganarle a Scott se vio interrumpida cuando Jackson se puso al frente de todos. Un enfrentamiento entre ambos. Esto tenía que verlo. Cerré mi libro y me acomodé en el lugar.
Jackson observó a Scott mientras corría con el balón en el palo de lacrosse. Lo hizo rápidamente, se impulsó y lanzó con gran fuerza la pelota. El pobre de Scott no tenía oportunidad, mi amigo era demasiado bueno en el deporte, no por nada era el capitán.
O al menos eso pensaba.
Mis ojos no podían creer lo que veían. Scott—el para nada talentoso—McCall había atrapado la pelota con gran facilidad. Había atrapado la pelota que Jackson, el capitán del equipo, había lanzado. No era la única estupefacta, todos los presentes no podían creerlo. Todos menos el mejor amigo de Scott.
—¡Él es mi amigo! —gritó Stiles en completa euforia.
Luego, Lydia se puso de pie y empezó a apoyar a Scott, aplaudiendo y sonriendo como si el chico fuera su nuevo amigo. Hace un rato ni siquiera sabía quién era.
¿Qué pasó con eso de «tenemos que apoyar a Jackson»?
Estaba muy feliz porque al fin había terminado la práctica y eso significaba que podía ir a mi casa a dormir. La cita para comer parrillada había sido cancelada luego de que un pretendiente de Danny apareciera y se lo llevara. Lydia había desaparecido sin dejar rastro alguno así que lo mejor sería ir a casa a comer.
Salí del campo de Lacrosse caminando—en realidad corriendo—hasta Volbee, ese es el nombre que le he puesto a mi auto, porque no aguantaba más este primer día de clases. Sin embargo, antes de llegar me topé con mi mejor amiga.
—Mia, ¿podrías llevarme a casa?
Eso era inusual, Lydia solo me pedía este tipo de cosas si es que algo terrible había sucedido, después de todo, nadie puede vernos juntas.
—¿Qué pasó con Jackson?
—Nada —contestó rápido, muy rápido—. Me dijo que se iba a demorar y yo quiero llegar a casa a ver a Prada.
—¿Crees que nací ayer? —Lydia hizo un puchero en lugar de responderme—. Te conozco mejor que la palma de mi mano. ¿Me vas a decir qué sucede?
—No sucede nada, Mia —dijo con molestia—. ¿Me puedes llevar o no?
Rodé los ojos. Por supuesto que la podía llevar, solamente estaba preocupada por ella.
Le dije que subiera a Volbee y pronto partimos de la escuela. El camino a casa de Lydia fue silencioso, al menos lo fue hasta que ella empezó a contarme que tenía un conjunto perfecto para la fiesta del viernes. La dejé hablar, porque parecía contenta, al menos se estaba distrayendo.
—Gracias por traerme, hablamos más tarde —dijo en cuanto llegamos a su casa.
—¿Sobre lo que pasó con Jackson?
—Ya te dije que no pasó nada.
¿En verdad cree que yo le voy a creer esa mentira?
—Por favor, Lydia, algo está sucediendo entre ustedes —contesté—. ¿Qué pasó durante la práctica? ¿Por qué alentaste a Scott?
Ella se encogió de hombros.
—Solo quería darle un poco de celos a Jackson, eso es todo.
—¿Por qué?
Lydia se recostó en el asiento y cruzó los brazos. Estaba molesta, pero por la pose la veía a la defensiva. ¿Qué demonios sucedió entre ellos?
—Porque me di cuenta de cómo miraba a Allison —dijo al fin—. Los dos podemos jugar de la misma manera.
Mis amigos me iban a terminar matando. En especial Jackson, lo quería mucho, pero él actuaba como un completo idiota demasiadas veces al día.
—No actúes como él —le pedí—. Tú eres mejor que eso.
Lydia sonrió y salió del auto, parecía que su buen humor había regresado.
—Nos vemos mañana, Mia —me mandó un beso volado antes de entrar a su casa.
Vi a Lydia entrar a su casa y luego fui a la mía.
Quizá pueda pedir parrillada por delivery... tendría que buscar en internet algún restaurante que diera ese servicio.
Editado: 26/06/2020
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