13. ¿Derek es el asesino?

―Mia, Mia despierta ―era la voz de Lydia.

Me dolía todo el cuerpo, no quería abrir los ojos, temía encontrarme con esa criatura, con ese color rojo intenso.

―Mia, necesitamos que despiertes ―ese era Stiles. Al oírlo abrí los ojos casi instintivamente.

Me encontré con ese color almendrado que, por alguna razón, me había empezado a gustar. Estaba tan cerca de mí que podía distinguir su rostro a la perfección, a pesar de no traer los lentes.

― ¿Dónde estoy? ―pregunté.

―En la cafetería ―respondió Stiles―. Te desmayaste y te traje acá.

―Pero, ¿qué pasó con esa cosa?

― ¿Te refieres a Derek Hale? ―preguntó Lydia.

¿Derek?

―No, no Derek, la criatura con ojos rojos. Lo vi, sé que vi un animal... era como un lobo.

―No, viste a Derek Hale ―dijo Scott―. Él es el que nos está persiguiendo. Mató al conserje.

― ¿Mataron al conserje? ―pregunté horrorizada.

―Scott, ella no está bien ―dijo Stiles―, deja de asustarla.

―Vi un par de ojos rojos, iguales a los que vi en la tienda de películas ―dije.

―Eso no le dijiste a mi papá ―dijo Stiles.

―No, no le dije a nadie.

Aunque no veía más que figuras borrosas, sabía que todos tenían sus miradas fijas en mí.

―Derek es el que ha asesinado a todos, Mia ―dijo Scott―, lo que viste fueron los ojos de Derek, lo he visto usar lentes de contacto rojos, es él el culpable de todo.

―Eso no tiene sentido ―dije.

― ¡NADA TIENE SENTIDO! ―gritó Scott, hizo que me estremeciera.

―Scott, basta, la estás asustando ―dijo Stiles, quien pasó uno de sus brazos por mis hombros. Su tacto ya no se me hacía extraño.

―Eso no importa, nos tenemos que ir ahora. Si no, nos va a matar a nosotros también.

―Llama a la policía ―dijo Jackson en un tono autoritario.

―No ―respondió Stiles.

― ¿A qué te refieres con "no"?

Stiles se puso de pie, dejándome solo con Lydia al lado y encarándose a Jackson. ―Que no. ¿Te lo digo en inglés? 'No'.

Incluso en momentos como este Stiles podía hacer comentarios sarcásticos. Quise reír, pero en lugar de eso, solté un quejido. Mi polo tenía una gran mancha de sangre. Había olvidado el dolor que sentí antes de desmayarme.

― ¿Estás bien? ―me preguntó Lydia.

―Creo que Derek me cortó con algo ―respondí. Jackson y Stiles estaban discutiendo sobre llamar a la policía o no.

―Tenemos que llamar a la policía y a la ambulancia ―dijo Lydia.

―No, Lydia, espera ―dijo Stiles, pero era demasiado tarde, ella ya había marcado el número y esperaba a que alguien contestara.

―Sí, estamos en la secundaria Beacon Hills. Estamos atrapados y necesitamos que ustedes... ―empezó a decir ella, hubo una larga pausa―, pero... -alejó el celular de su oreja―. Me colgó ―dijo finalmente.

― ¿La policía te colgó? ―preguntó Allison.

―Dijo que les informaron que recibirían bromas respecto a una irrupción en la escuela. Dijo que si volvía a llamar, me arrestarían.

Diablos, si no podías confiar en la policía, ¿en quién sí?

―Vuelve a llamar ―insistió Allison. ¿Es que no oyó lo que Lydia acababa de decir?

―No ―dijo Stiles―, ellos no rastrearán tu celular. Enviarán una patrulla a tu casa antes de venir aquí.

Y ahí se van las pocas esperanzas que aun podía ver en el rostro de Allison.

Traté de ponerme de pie mientras que los demás seguían discutiendo sobre si Derek era en realidad el culpable de lo que estaba sucediendo ahora mismo. Yo aún no estaba segura de que sí lo fuera. Pues... es imposible que ese par de ojos rojos haya sido Derek. Él tenía cara de querer matar al mundo entero, pero eso no significaba que lo iba a hacer.

Aunque sí podría ser el causante de la cortada que tenía en mi cintura.

― ¡No lo sé! ―gritó Scott, esta vez su furia fue dirigida a Allison. No tengo idea de qué estaban conversando ahora, me había desconectado de su mundo. Ahora mismo solo me preocupaba el dolor y que un asesino, sea Derek o no, estuviera tras las puertas de la cafetería.

Stiles y Scott se fueron a un lado a hablar. Sabía que ellos se traían algo entre manos, tarde o temprano lo averiguaré y ese día, golpearé a ambos en la cabeza. Lo prometo.

―Estoy segura de que no quiso gritarte ―le dije a Allison una vez que por fin había conseguido ponerme de pie.

―No sé qué le pasa ―dijo ella.

―Son un par de inútiles ―Jackson no dejaba de fulminarlos con la mirada―. ¡Ok, imbéciles! Cambio de planes ―con eso llamó la atención de todos nosotros―. Stiles llama a su inútil padre para que envíe a alguien armado. ¿Estamos de acuerdo con eso? ―preguntó viéndome a mí en particular.

―No hables así del alguacil Stilinski ―dije completamente molesta. Ese señor es un gran hombre y desde la muerte de mi madre, lo he considerado a él más un padre que mi mismo padre.

Stiles parecía sorprendido de que había defendido a su padre. En cambio, Jackson parecía más frustrado, suspiró mientras pasaba sus manos por su corto cabello en signo de desesperación.

―Él tiene razón ―dijo Scott. Stiles y él intercambiaron un par de palabras más, pero no las pude distinguir.

―Bien, dame tu teléfono ―dijo Jackson mientras se acercaba por detrás a Stiles. Él volteó rápidamente y le dio un puñetazo a Jackson haciendo que este retrocediera varios pasos, casi cayendo al suelo.

Fue Allison la que se acercó a consolar a Jackson. Yo lo habría hecho, pero estaba molesta por lo que dijo del alguacil Stilinski. Además, en todo este tiempo no se había preocupado de que tuviera una gran mancha de sangre en mi camiseta.

Stiles sacó algo de su bolsillo, supongo que era su celular. ―Papá, hola, soy yo. Y es tu buzón de voz ―dijo decepcionado. Eso se me hace un gran déjà vu. Siempre que llamo a mi padre, me contesta el buzón de voz―. Necesito que me devuelvas la llamada ahora mismo.

Las puertas de la cafetería empezaron a temblar fuertemente. El asesino estaba afuera y venía por nosotros. Cojeé hasta unirme con los demás. Todos nos habíamos alejado de las puertas.

―Estamos en la escuela, ¿sí? Estamos en la escuela ―dijo Stiles antes de cortar el teléfono.

Las puertas seguían temblando, al igual que las cosas que estaban puestas enfrente de ella. ―La cocina ―dijo Stiles―, la puerta de la cocina conduce a las escaleras.

―Pero solo van hacia arriba ―gritó Scott por encima del ruido.

―Arriba es mejor que aquí ―respondí.

Todos empezamos a retroceder, yo más lento que cualquiera.

―Sube a mi espalda ―dijo Stiles. No lo dudé un segundo, rodeé su cuello con mis brazos, con cuidado de no asfixiarlo y luego él me cargó con gran facilidad en su espalda.

Subió las escaleras tras los demás. Llegamos al segundo piso y todos empezaron a probar las puertas de los salones de clase. Solo había una abierta. La de química.

Gracias, Harris, por no cerrar tu salón de clases, te estaré eternamente agradecida.

Scott puso una silla para bloquear la manija de la puerta. Dudo que eso resista.

Todos nos quedamos en silencio. El asesino estaba tras las puertas, lo podía sentir. Escondí mi cabeza en el cuello de Stiles. Sí, aún seguía cargándome en su espalda.

―Jackson, ¿cuántos entran en tu carro? ―preguntó Scott.

―Cinco, tal vez seis si dos viajan en las piernas de los demás.

― ¿Seis? Estuve todo el camino sobre Mia ―dijo Allison, logrando gritar en susurros.

―No importa ―dijo Stiles, soltó su agarre en mí y bajé de su espalda―. No hay salida sin llamar la atención.

― ¿Qué tal esta? ―preguntó Scott mientras se acercaba a una puerta al lado de la pizarra―. Esta conduce al techo. Bajamos por la escalera de incendios y llegamos al estacionamiento en cuestión de segundos.

―Ese es un cerrojo de seguridad ―le dijo Stiles.

―El conserje tiene la llave ―dijo Scott.

―Te refieres a que el cuerpo del conserje tiene la llave ―corrigió Stiles.

No tengo idea de dónde está el cuerpo del conserje, pero estoy segura de que conseguir la llave era una misión imposible. Mejor dicho, una misión suicida.

―Conseguiré la llave ―dijo Scott.

― ¿Hablas en serio? ―preguntó Allison cuando él se le acercó.

Yo creo que habla en serio y también creo que tiene un deseo de muerte.

―Es el mejor plan ―respondió él―. Alguien debe hacerlo para salir de aquí.

―No puedes salir sin un arma ―dijo Allison.

En ese momento murió todo el respeto que le tenía a Scott, pues como "arma" cogió un palo enclenque, que Harris usaba para apuntar lo que explicaba en la pizarra.

―Es mejor que nada ―dijo él.

―Aun sin ver bien, sé que lo que has cogido es una porquería ―dije.

―Sí ―dijo Allison―, debe de haber otra cosa que sea mejor que eso.

―Sí la hay ―dije, recordando que estábamos en el salón de química. Había un clóset lleno de sustancias que podíamos usar para hacer algo en grande―. En ese clóset está todo lo que necesitamos para...

Antes de terminar, Stiles me interrumpió. ― ¿Qué quieres hacer? ¿Arrojarle ácido encima?

―No. Quiero armar una bomba ―lo dije como si fuera lo más obvio del mundo. Estoy segura de que solo Lydia entendía lo que decía―. Ahí tenemos todo lo necesario para hacer una bomba Molotov.

― ¿Molo... qué? ―preguntó Stiles. Aun sin ver bien su rostro, sabía que tenía la cara de tonto de siempre.

―Bomba Molotov ―respondió Lydia. Todos la miraron sorprendidos―. ¿Qué? Lo leí en alguna parte...

―Este no es el momento para hacerte la tonta ―le dije―. Necesito que tú hagas la bomba, porque ahora mismo no tengo lentes y es probable que lo eche a perder.

―Pero yo no sé...

La corté. ― ¡Claro que lo sabes! Y lo vas a hacer, ¡AHORA! ―grité.

―No tenemos la llave para ese closet ―intervino Stiles.

Sin dejar pasar un segundo, Jackson rompió el vidrio del closet, abriéndonos el paso para coger lo que queramos.

Mientras Lydia hacía la bomba Molotov, yo estaba a un lado oprimiendo mi herida. Ya había dejado de sangrar, pero no quería arriesgarme a que volviera a hacerlo.

― ¿Estás bien? ―me preguntó Stiles.

Su voz me puso nerviosa, su simple presencia me estaba poniendo nerviosa. Al acercarse a mí, era como si el espacio a mí alrededor se encogiera. Es difícil de explicar, pero podía sentirlo cerca de mí, a pesar de que no estuviera tocándome ni nada.

―Sí ―hablé tan bajo que creo que él no me escuchó, así que lo repetí―. Sí ―dije esta vez más alto.

―Déjame ver ―acercó su mano a mi cintura y elevó mi camiseta. Sus dedos rozaron mi piel y me hizo temblar, pero de una manera agradable. Debería de estar golpeándolo por tocarme, en lugar de eso, estoy dejando hasta que me eleve un poco la camiseta―. No parece muy profundo ―dijo.

Alzó la cabeza y nuestras miradas se encontraron. Estaba tan cerca que ya no lo veía borroso. Podía distinguir cada rasgo en su rostro. Sus ojos color avellana, los lunares que estaban esparcidos por su rostro. Tenía un extraño impulso por besar cada uno de esos lunares.

¿Qué diablos pasa conmigo?

―Creo que no necesitarás puntos ―dijo alejándose de mí y dejando caer mi camiseta.

Quería responder, pero me había quedado sin habla. Su proximidad me había afectado demasiado. Mi corazón latía a mil por hora.

―No. Esto es una locura, no puedes hacerlo ―la voz de Allison me trajo de vuelta a la realidad. Lydia ya había acabado de hacer la bomba Molotov―. No puedes salir.

―No podemos sentarnos aquí a esperar a que el padre de Stiles revise sus mensajes ―respondió Scott. Sonaba demasiado calmado para ser la persona que iba a salir en busca de las llaves, a un lugar donde se podía encontrar con el asesino.

―Podrías morir, ¿no lo entiendes? ―sabía que Allison quería hacer que Scott recobrara la razón.

Haría lo mismo si fuera Stiles el que estuviera yendo en busca de las llaves.

¿Acabo de decir eso? ¿Yo?

―Ya asesinó a tres personas ―siguió ella.

―Sí y nosotros somos los siguientes ―eso hizo que Allison se callara por un segundo―. Alguien tiene que hacer algo.

―Scott, detente. ¿Recuerdas...? ¿Recuerdas cuando me dijiste que sabías si mentía o no? ¿Que tenía algo que me delataba? Pues tú también lo tienes ―ambos se quedaron en silencio―. Eres un mentiroso terrible y has estado mintiendo toda la noche ―los dos han estado mintiendo, aun no creo que Derek sea el asesino―. Sólo... sólo, por favor... por favor no te vayas. No nos dejes, por favor ―la voz de Allison se hacía cada vez más dolorosa.

Es como si pudiera sentir lo mismo que ella. No sé qué haría si estuviera en su lugar. Jamás he tenido un enamorado, pero estoy segura de que, el saber que va a ir a un lugar peligroso, me rompería el corazón.

―Cierra cuando me vaya ―dijo Scott.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top