Ruptura

Sus pesados pasos que lo llevaron, afuera de su departamento lo trajeron nuevamente allí. Solo en medio del ascensor fue consciente, que estaba semidesnudo y descalzo, pero eso poco le importaba. Ni la vergüenza le quitaba la sensación de vacío y dolor en su pecho. Cuando llegó, Rin lo esperaba afuera, este la ignoro y termino por entrar. Una vez adentro respiro hondo y no había notado que unas lágrimas habían salido de sus ojos. Recordar el rostro devastado de Hinata, literalmente le había roto el corazón. Ahora lo sabía y solo hasta ese momento había notado que ella, le importaba más de lo que creía. El dolor de su traición fue tan sofocante y la frustración llegó a él que termino por voltear la mesita de noche que estaba cerca. Rin observaba anonada su reacción.

¿Desde cuándo era tan violento?

Quería preguntarle que le pasaba, pero no lo hizo intimidada por su agresiva reacción. Lo vio arrastrarse el cabello y casi maldecir.

¿Qué había pasado? O ¿A quien había visto? ¿Acaso la mujer que estaba en el pasillo tenía algo que ver?

-obi..

-Rin será mejor que te vayas- su voz fría la estremeció, le dolió el pecho al ver que la miro de lado y juro que sus ojos eran rojos y amenazantes-Quiero estar solo- no quería a nadie cerca, porque sabía que de lo contrario se desquitaría con ella.

- pero.. ¿Qué ha pasa..

-No preguntes…- la interrumpió y volvió a darle la espalda- solo vete- le dijo para luego dejarla sola y pretender encerrarse en su cuarto.- Déjame solo- su voz de ruego detuvo su mano a milímetros de su espalda.

¿Qué había pasado?

Ella se sobresalto en como sonó la puerta, quiso llorar. Se suponía que pasarían una linda tarde y que su relación seguiría afianzándose. Ella no debería ser invitada a irse y él no debería estar rechazándola. Obito arrastro su espalda por la puerta una vez encerrado y afloro parte de sus más íntimos sentimientos. Era un traidor, un canalla sin escrúpulos. Se había burlado de un ángel que lo amaba, pero ya nada de eso importaba. Apretó los dientes y golpeó fuertemente su pierna con su puño. Se merecía eso y más, no los golpes suaves que Hinata le inquirió.

¿Qué pretendía cuando no la quiso dejar ir? ¿convertirla en su amante? No, definitivamente no.

Aun así, era obvio que no podía estar con ella, pero ¿Por qué a pesar de todo, no quería que se aparte de su lado?

Hinata lloraba amargamente sentada cerca de la ventana de avión. Agradeció a kamisama de poder encontrar un pasaje de vuelta, a Japón disponible. No quería estar allí, sentía que todo le asfixiaba. Aún podía ver aquella extraña mujer en la habitación, vestida con una de sus camisas. Seguro que ellos habían terminados en su cama, seguro que la había besado y acariciado como lo hizo con ella. Seguro que..

Hinata se sobresalto, las palabras de Obito retumbaron en su mente.

-él dijo..

He vuelto con Rin

Su ceño se contrajo aún más, sus ojos se inundaron al saber de quién se trataba. Era la exprometida de obito, aquella que lo daño, que lo abandonó y le hizo ser tan infeliz por muchos años. Había vuelto con ella y la había dejado.

Obito amo mucho a Rin, hubiera dado su vida por ella si se lo pidiera.

Las palabras de Konan cobraban fuerza, el amor es fuerte. Quizá es la fuerza invisible que es capaz de realizar actos insufribles, pero, ¿De que vale un amor si no se cuida y cultiva? Rin había fallado, pero ¿El amor de Obito era de verdad tan ciego?

Sus ojos se cerraron amargamente, ya no quería pensar. Solo quedaba claro una cosa, Obito había elegido a una mujer y no era ella. Había llegado el momento de dejarlo ir. Sus ojos pestañearon varias veces, pudo seguir llorando pero unos toques desviaron su llorosa mirada. Una mujer mayor quizá de sesenta año, al parecer japonesa le extendió un pañuelo a duras penas. Ella lo recibió dudosa.

-gracias- dijo de corazón, se sintió un poco patética por como seguro las personas la estaban viendo, pero no lo podía evitar, el dolor era inconmensurable para evitar hacerlo.

-Todo tiene una solución niña- se dirigió de forma dulce a ella, solo atino a escuchar y limpiarse sus lagrimas- Si tus lágrimas tienen algún nombre, será mejor que empieces a olvidarlo.

-Eso hare- soltó tristemente.

Sus lagrimas eran de amor pudo deducir la anciana, aquella niña bonita lloraba y por la forma en como lo hacia. Era por traición, una que seguro le sofocaba el pecho.

-Las personas no solemos valorar lo que tenemos cuando tenemos la seguridad que allí estará, pero cuando aquello que no nos importaba se aleja entonces comienza a cobrar un valor. Estoy segura que volverás a ver a esa persona y tendrás que decidir niña.

-ni siquiera me conoce

-no hay necesidad de hacerlo, tus ojos son las puertas de tu alma. Ahora sufres, lloras porque la que ha fallado es otra persona y no tu, eso dice mucho de ti.

Hinata demostró un atisbo de asombro al escucharlo. Era verdad la persona que había fallado era Obito, no ella. Así que, no debería estar llorando, tampoco sufriendo por alguien que ahora salía de su vida y de la peor forma.

-Todo, absolutamente todo pasa por algo. No hay casualidades, solo lo que es inevitable.

¿No había casualidades? Entonces lo que le paso ¿Qué significa?

Quizá la parte mas difícil de todo esto ya había pasado, ahora quedaba sobrellevar la cruda separación. Los sentimientos se irían de poco concluyo, todo toma su tiempo, pero este también ayuda a menguar y olvidar. Cuando llegue el olvido, entonces todo estará bien.

Cuando sus lagrimas dejaron de salir, sus ojos ardieron mucho. Tenía la seguridad que estaban muy rojos, su corazón latía despacio y a medida que caía el sol. El cansancio de la conmoción comenzó a invadirla, sus ojos se cerraron de poco y cuando su respiración fue cobrando linealidad se quedó profundamente dormida. Sin embargo, ni en sus sueños podía dejar de pensar en él, era una pesadilla constante ya sea despierta o dormida. Soñaba con sus sonrisas, su tacto, sus conversaciones largas, las veces que trabajaban juntos y cuando se le entregaba a ella. Todo se tornaba en un bucle de sufrimiento que le costaría salir.

¿Qué sientes por mí?

Le cuestionó en ese especial fin de semana dónde fue ella quien le hizo el amor. El beso el dorso de su mano y por primera vez juro que su mirada tan oscura como la noche brillaba.

Hinata yo te..

Algo le dijo, pero ella no lo oyó. Solo recuerda que la besó y se volvieron nuevamente uno esa noche.

Una pequeña turbulencia la despertó su cuerpo se sentía entumecida. Sintió sus mejillas mojadas, había estado llorando incluso dormida.

¿cuánto tiempo había dormido?

No lo sabía. Solo miro el GPS del avión y estaban a solo 2 horas de llegar a Tokio. Casi amanecía, sin embargo no quería estar sola luego de los acontecimientos que habían pasado. Busco el chat de la única persona en que podría confiar en este tipo de cosas, solo escribió un escueto:

Te veo en el aeropuerto en dos horas

Necesitaba de ella, solo un abrazo. Las fuerzas se iban de a poco. Cuando el piloto hablo diciendo que se abrochen sus cinturones, supo que iba a tocar quizá una de las partes más difíciles después de la revelación del engaño: la separación, que era la más larga de todas las fases de aquel desprendimiento emocional. Se apresuró en salir, agradecía no haber llevado muchas cosas. Se sintió tan tonta de haber alistado todo con tanta ilusión por ir a ver a tan ruin hombre.

A las afueras la espesraba, quizá una de las mejores personas que había conocido en su vida. Konan quien la miraba a todos lados buscándola, por el repentino regreso la aguardaba preocupada. Hinata volvió a llorar y dejando atrás su maleta se abalanzó a abrazarla, enterneciendo a extraños que sacaron la inocente hipótesis que seguro eran familia. La elegante mujer sorprendida se dejó abrazar, algo estaba mal, definitivamente mal al sentirla temblar y buscar consuelo con ella, pero lo que le rompió el corazón fue como Hinata humedeció su camisa blanca que tenía, estaba llorando y reconocía perfectamente que tipo de lágrimas eran.

-Me rompió el corazón Konan.. me rompió el corazón- fue lo único que balbuceaba mientras lloraba amargamente.

Konan trago grueso y se sintió triste por Hinata. Luego se pregunto

¿Qué demonios hiciste Obito?

Solo atino a abrazarla, si quería consolarla como era debido necesitaba saber. Necesitaba que Hinata se calmara y le compartiera su dolor. Eso haría por ella y más, su pequeña amiga había estado en sus peores momentos, en los más deplorables de su vida. Ahora tendría su apoyo incondicional. La quería a Hinata, la quería y mucho como una hermana menor. Sintió culpa quizá por haberla arrojado a los brazos de su inestable amigo. Por haberla invitado quizá a ir con él cuando ella aún seguía insegura. Verla llorar en sus brazos, hizo que se viera como cuando lo hacia con Yahiko, las mismas lagrimas amargas.

Quizá nunca debió haber aceptado si quiera su currículum. Aun se recordaba viéndolo, su foto de perfil y su poca experiencia. Sin embargo, había algo que había llamado su atención. Su sonrisa y la bondad que irradiaba en aquella foto. Por un momento se sintió engañada, quizá era la típica chica bonita que fingía ser buena, pero desde que hablo con ella la primera vez hace mas de un año, tuvo un presentimiento, quizá una epifanía que le decía que ese chica desprendía una luz palpable, que quizá podría iluminar los días en aquella lúgubre empresa y no se equivocó. Fue la primera en notar qué a pesar de todo lo que su colérico amigo hacia, Hinata siempre salía airosa de todo, aunque sabía que era difícil para ella. Todo el panorama comenzó a cambiar cuando vio que ella poco a poco se empezó a enamorar, lo más sorprendente fue que tampoco le era indiferente a Obito.

-no es cierto- le cuestionó sorprendida al saber los hechos. Obito no podría ser más imbécil- él no puede volver con esa mujer- bufó.

Hinata se quitaba la ropa, colocándose su camisón deseaba dormir y olvidar todo. A pesar de ser día laborable y que quizá Konan se marcharía en unos horas, no iría a trabajar. Tenía los ojos hinchados y semblante deplorable. Ya mañana iría y fingiría que todo estaba bien.

-eso fue lo que me dijo- agrego- no quise preguntar más. Creo que era suficiente con lo que pude ver.

Escucho a konan maldecir, se sintió molesta consigo misma por no poder afrontarlo sola. Como lo había venido haciendo los últimos años, pero el dolor de la traición de Obito fue tan fuerte, que necesitaba de alguien para desahogarse. Pensó en llamar a Ino, pero prefirió no hacerlo. Ella era posiblemente más sensible que ella, seguro se pondría a llorar a su lado. Ahora necesitaba un roble fuerte para no poder desmoronarse.

-te juro que yo..

-Agradecería que no hicieras nada Konan-san. Todo entre él y yo esta terminado. No quiero pensar mucho tampoco.

-Hinata- dijo sorprendida. Si ella fuera la engañada, estaba segura que la cara de Obito no estaría tan limpia como seguro estaba.

-dentro de dos semanas mi contrato se terminará. Creo que es evidente que no volveré a renovarlo. Mi estadía en las empresas Uchiha ha terminado.

-Hinata

-No.. No te preocupes por mi. Estaré bien, yo.. yo..- su voz se quebró, la miro he intento sonreír.

Hinata había empezado a llorar nuevamente. Quería hacerse la fuerte, no verse tan débil, pero no podía su naturaleza y lo rota que estaba se lo impedía.

-he recibido varias propuestas antes de todo esto. Yo conseguiré un buen trabajo. Todo estará bien ¿No es así?- le pregunto llorosa.

El ceño de konan se contrajo, solo atino a acercarse y abrazarla nuevamente. Hinata se rompió y toda la habitación se llenó de su llanto. Definitivamente iba a darle unos buenos golpes a Obito, aunque Hinata se molestará con ella. Necesitaba una lección y esperaba que la vida y el karma hiciera su trabajo. Estaba segura que al final el que terminaría sufriendo más en todo eso sería él: Obito.

Le costó mucho reincorporarse a su trabajo, todo le recordaba a él. Era un tortura para ella. Todos, absolutamente todos, hasta el humilde señor que friega los pisos noto su extremo cambio. Ya no sonreía y trataba de irse lo más temprano posible de allí. Fue objeto de burla de muchos, aún así no le daría el gusto de verla derrotada. Así que al día siguiente fue con un mejor semblante, le costó muchas capas de maquillaje, pues seguía llorando por las noches.

-lamento mucho lo que pasó con mi primo- dijo tristemente shisui. Lo vio avergonzado al dirigirse a ella.- yo..

-no tiene porque disculparse shisui-san. Solo estoy tratando de seguir con mi vida.

-eso lo sé. Espero que todo mejore Hinata. Me agradas mucho, eres muy amable y te mereces toda la felicidad del mundo.

-gracias

-Obito es un idiota. Si yo hubiera estado en su lugar..

-eso ya no importa- lo interrumpio- Agradecería que lo mencionara lo menos posible. Se que es mucho pedir porque es el dueño y todo lo que implica, pero sería mentir si le dijera que aún no me afecta.

-lo entiendo. Trataré- respiro hondo- aunque es prácticamente imposible por la posición que ocupa en la empresa. Sin embargo, me gustaría poder ayudarte en cualquier cosa que se te ofrezca. Tengo entendido que no piensas renovar tu contrato- agrego

La mirada de ella se torno más triste de lo que ya era, trato de disimular la nostalgia futura de ya no estar allí. Conocía cada lugar, cada rincón donde fue su centro de labores por 2 años ininterrumpidos. Ya de por sí, estar en la oficina de Obito le traía muchos recuerdos, sus horas trabajando, los almuerzos, la vez que se quedó atrapada y su primera noche en su estancia privada. Quizá el recuerdo más doloroso fueron las noches de entrega, dónde no solo intercambiaban caricias y besos, también su almas se hacían uno. Todo le recordaba a él, lo mejor era irse apartarse de todo y olvidar dejando atrás. Él no merecía sus lágrimas.

-es lo mejor. Además obit.. Uchiha-san me dijo que está vez no tendría problema en aceptar mi renuncia. Que tendría todos los beneficios de mi contrarto- aclaro con un nudo en la garganta, saberse como una mera transacción era tan humillante.

-te dijo eso- Hinata asintió despacio – es un idiota bufó.

-¿Podría pedirle una cosa mas?

-por supuesto.

-hay algunas de mis pertenencias que se han quedado en su casa. No sé.. si.. bueno.. podría ayudarme a sacarlas de allí.

Shisui la miro y sintió pena, quizá el peor sentimiento de un ser humano. El halo de dolor que transmitía ella era abrumador. Definitivamente le daría un golpe a su estúpido primo y lo peor había vuelto con la mujer menos indicada.

-haré lo que pueda.

-gracias-termino por decir.

Shisui la miro, parecía que quería llorar. Quizá debería cambiar el tema para menguar el ambiente.

-bueno, te parece si revisamos el apéndice b de la página 25 del contrato con el grupo Crowund- trato de ser lo más natural posible, pero Hinata sabia que trataba de cumplir sus deseos de ya no hablar de Obito.

A los pocos días de terminar su contrato Hinata estaba preocupada, tendría que dejar todo listo antes de irse, sentía que el tiempo le faltaba, casi no dormía por dejar todo organizado. Konan la había ayudado mucho porque en algunos aspectos había fallado como profesional, no podía concentrarse del todo y sentirse culpable de no hacer bien su trabajo la hacia sentir inútil. Sumado que esa misma tarde tendría que ir a su casa a recoger sus cosas, además de dejar todas los obsequios que le dejo a lo largo de su relación. Bueno, si se podría llamar relación a los encuentros clandestinos que tuvieron. Al parecer eso ya se le daba muy bien, ya alguna vez también ocultaron su primera relación y ella tontamente acepto al verse manipulada. Al parecer cayó nuevamente en la misma jugarreta. Antes podría justificarse porque era joven, pero ahora solo podría decir que estaba enamorada.

Hinata revisaba su computador, había sido un día largo y las mismas mujeres que se había burlado abiertamente de ella pasaron por su delante, riéndose abiertamente de ella. Se posicionaron a unos metros de su escritorio, parloteaban en voz baja y la veían. Era evidente de quién hablaban. Al ver que ella no se inmutaba, una decidió hablar en voz alta.

-sabes una cosa Uchiha-sama se la ha visto del brazo de una mujer en Londres. Hasta los han fotografiado juntos.

-¿De quién se trata?-era evidente que ya sabían de quién era.

-pues de Nohara Rin, su exprometida. Al parecer han vuelto.

-al parecer nuestro jefe nunca olvido a su ex. Dicen que estuvieron muy cerca de casarse, pero ninguno asistió a la boda.

-pánico habrán tenido. Al parecer si se aman de verdad.

Hinata sintió un nudo en la garganta, sus ojos picaron mucho y su corazón dolió. Saberse expuesta al escrutinio y las habladurías era demasiado. Aquella malas personas ya venían sospechando de la separación de ambos. Antes del viaje, fue evidente el cambio. Casi no se hablaban, incluso Hinata comía por separado cuando antes solo comía con Obito. Sumado su deplorable estado de las últimas semanas, avivaron lo evidente y la fotografía filtrada ya era la confirmación de un secreto a voces.

-parecen que Uchiha-sama se divirtió mucho antes de volver con ella- escucharlas reír fue suficiente. Hinata haciendo acopio de la poca dignidad que tenía, se puso de pie y tratando de contener las lágrimas se fue hasta los sanitarios.

Quizá no debía de hacer lo que un impulso la obligo, tomo su móvil y dígito en el buscador sobre él. Sentía que la grieta de su corazón se volvía aún mas grande. Cuando aparecieron una fotos lo suficientemente nítidas para distinguirlas. Era Obito, caminando en un parque del brazo de una mujer castaña y sonrisa amable.

Era ella, era Rin.

Si, la podía recordar por aquella noche dónde bailo con Obito y se fue repentinamente cuando la vio. La misma mujer que está ahora tomada de su brazo y ambos lucían felices. La infelicidad de unos es la felicidad de otros, eso dicen. El pequeño reportaje decía: "Magnate Obito Uchiha pasea del brazo de su exprometida, ¿Serán que el amor ha resurgido?" No pudo seguir leyendo, apagó su teléfono y se tapo la boca. Sus lágrimas salieron corriendo el maquillaje que tenía.

Llorar, era lo único que le quedaba.

.

Hinata se maquillo sutilmente, necesitaba hablar con una de las personas que más amaba: su hermana. Nunca le hablo del tipo de relación que mantuvo con su jefe, tenía la seguridad que sería un mal ejemplo para ella. Luego que le dio un reproche por tener un romance clandestino con Konohamaru.

-¡NEECHAN!- grito Hanabi de alegría al verla por el monitor. Vio que su hermana apenas sonreía, sus ojos ya no tenían el brillo característicos. Definitivamente algo estaba mal- ¿Está todo bien?- la conocía

-Buenos días Hanabi. Todo está bien- mintió y trato de sonreír más aun- ¿Cómo has estado? Solo que te he extraño mucho- trato de justificarse.

-yo he estado bien. La universidad aquí es genial he hecho muchos amigos Hinata. ¿cómo están las cosas por allá? ¿Cómo está el trabajo?

Hinata sonrió, estaba feliz de ver ese brillo en los ojos de su hermana. Si, había visto muchas fotos de su pequeña hermana con sus amigos ya sea en el campus de la universidad o haciendo skateboard. Al menos una de las dos era feliz.

-mi contrato termina en una semana, pero tranquila ya encontré otro- soltó interrumpiéndola antes que se preocupara replicándola.

Atrás habían quedado los días dónde sufrían mucho por la falta de dinero. Fue muy duro sacar adelante a su hermana sin ayuda, sumado que también se pagaba la universidad, puesto que la media beca que tenía no le cubría todo. Kamisama se acordó de ellas, hubiera dado lo que sea de haber encontrado un mejor empleo y disfrutar más estar con ella. El trabajo que le dio Obito llego algo tarde, puesto que Hanabi partió rumbo a Canadá poco después y no pudo disfrutar de las mejoras.

Ver lo feliz que era Hanabi la hizo sonreír, después de muchos días de haber llorado. Al parecer Neji tenía razón, el lugar de ella nunca estuvo en Japón. Norteamérica le había sentado muy bien. Aún recordaba el primer trabajo de medio tiempo que tomo, para poder ayudarla y cubrir sus gastos. Ella había insistido en que no lo hiciera, pero Hanabi fue firme. Era muy tenaz y con mucho carácter.

-¿Qué pasó con tu novio? Se llamaba konohamaru- le cuestionó Hinata.

Hanabi se sonrojo, había aspectos de la vida de una mujer que debía de hablarse. Si bien su madre no estaba, ella como hermana mayor debía ocupar ese espacio.

-el vino poco meses después que yo llegará – confesó sonrojada, sorprendiendo a Hinata.

No dudaba del amor del jovencito, ahora tampoco dudaba del amor de su hermana. Hanabi estaba enamorada y lo sabía.

-supongo que viajo desde tan lejos fue por ti- de burló

-no te rías Neechan- hizo un tierno puchero.

-no me burló, me parece muy tierno.

Cuando se quiere se puede.

Las palabras de konan llegaron a su mente, tenía razón. Cuando uno ama de verdad entonces no hay imposibles y al parecer para ese chico ir tras su hermana no era imposible . Sabía que Hanabi tenía una relación algo informal con ese joven, pero ahora parecía que iban muy en serio.

-supongo que te estás cuidando- bromeó

-¡NEECHAN, que cosas dices!-se sonrojo.

Si, Hanabi se estaba cuidando. La verdad que disfrutaba mucho su sexualidad con él, al principio se podría de decir que fue descubrimiento. Ambos vírgenes y curiosos fueron conociendo sus cuerpos y abriéndose de apoco. Todo iniciado por la curiosidad de ella, aprovechándose un poco quizá de la inocencia de él. Irse a Canadá solo amplificó su curiosidad puesto que las personas no son tan cerradas como lo son en Japón, saber que Konohamaru solicito una beca para allá, la hizo sentir feliz. Aunque Neji era sumamente estricto con ella, siempre había tiempo para seguir experimentando todo con Konohamaru y después de más de año y medio se dio cuenta que estaba profundamente enamorada.

Aquel joven era atractivo, mucho, demasiado. Hanabi fue enfática en decirle que lo que tenían era algo privado y que no debía divulgarse, enamorado como estaba aceptó. Mas de una amiga le pidió que se lo presentará, luego cuando en una fiesta una prácticamente se le tiró encima fue el punto de quiebre para ella. Descubriéndose celosa, saco las garras y lo beso en frente de todo el mundo. Konohamaru no solo la beso, también la acaricio y así formalizaron su relación en frente de todos. Después de eso, tuvo que colocarse un método anticonceptivo porque siempre que tenía oportunidad terminaban enredados en su cama.

-si.. si me estoy cuidando- acepto y evadió su mirada.

-eso me alegra Hanabi. Recuerda que ya no eres una niña. ¿cómo está niisan?

-esta aquí. Acaba de llegar- Hanabi miro tras él monitor. Neji aparecía, pulcramente vestido-¡Niisan, ven a saludar a NEECHAN! Ahora vuelvo voy al baño.

Hinata sonrió ampliamente cuando Neji de sentó frente a la cámara. Había cortado un poco su cabello y Lucia sumamente atractivo con ese traje azul.

-buenas noches para usted Hinata-sama- saludo obviando su horario, saludando en el de ella.

-buenas Niisan. Olvida los formalismos entre nosotros, sabes que puedes llamarme Hinata- sonrió

-jamás podría hacerlo, usted será para mí siempre Hinata-sama- en mi educación siempre se me inculcó eso.

-Quiza, ¿Cómo está todo en el trabajo?

Neji frunció el ceño, a pesar de verla atraves de una pantalla pudo ver sus ojeras y que había perdido peso. Algo le pasaba, lo supo al ver que trataba de sonreír a la fuerza.

-Todo bien, me ascendieron hace unas semanas.

-¿De verdad? Eso es estupendo Niisan. Estás trabajando en el trabajo de tus sueños y te pagan por hacerlo.

-me siento satisfecho más no conforme, tengo que seguir escalando Hinata-sama.

- y lo harás- aseguró- todo tu esfuerzo tendrá su recompensa.

Hinata sabía de lo que hablaba, la vida no le había tratado bien a ninguno. El tío de Hinata, padre de Neji había sido desterrado de su propia familia por querer darle más libertad a su hijo. El tiempo que paso a su lado fue corto, pero lo suficientemente duradero para que ninguno lo olvidará. La madre de Neji lo saco adelante sola y Neji destacaba en todo en lo que participaba. Era un genio, eso era evidente.

-No sabes lo agradecida que estoy contigo por cuidar de mi hermana y pagarle sus gastos Niisan. Nuestra situación sería totalmente diferente sino hubieras llegado a nuestras vidas- suspiro- te juro que te pagaré cada..

-No hace falta- la interrumpió- Dinero es lo que menos hace falta aquí, el estilo de vida en Japón en mucho más costoso que en Canadá, sumado que usted vive en una de las ciudades más caras del mundo: Tokio.

-algún día te pagare todo Niisan, gracias- sonrió

Neji conocía a Hinata más de lo que ella sabía, verla sonreír a cada momento era porque ella fingia estar bien.

-Hinata-sama usted podrá engañar a Hanabi, si es que no desea hablar de sus problemas con ella lo entiendo, pero a mí no podrá engañarme- sentenció.

Hinata abrió los ojos enormemente sintiéndose descubierta, su rostro se torno triste. Al parecer mentir no se le daba mucho. Neji la vio dudar, al parecer le costaba hablar de ello, lo supuso.

-respóndame una pregunta- ella asintió- ¿La razón de su sufrimiento, fue la misma por la que se negó a venir aquí?

Neji le leía la mente definitivamente, solo atino a desviar su mirada y asentir.

-si no desea hablar de aquello lo entiendo.

-estoy bien.. solo necesito tiempo es todo- soltó tratando de ser lo más puntual posible, tratando de minimizar el dolor que sentía.

-mi propuesta sigue en pie Hinata-sama- ella carraspeo y pudo notarlo- usted tiene una vida personal que me es indiferente, puede venir aquí y empezar de cero si lo desea. No soy quien para juzgarla. Usted sabe lo que siento.

-niisan- se sonrojo

-puedo darle una vida resuelta Hinata-sama. Una sin carencias además que Hanabi es feliz aquí.

-pero…

-No me responda ahora- la interrumpió- tómese el tiempo que desea, de todas formas siempre estaré esperándola.

Después de la declaración de su primo, Hanabi aparecía con un sonrisa, trajo un sánguche y un poco de leche. Al parecer tenía mucho que platicar con su hermana. Sonrió, había muchas personas que la amaban, llorar por alguien que no la valoro no lo valía.

.

Luego de un viaje de poco más de dos horas. Hinata había llegado con Konan a la casa de obito. Saber que este último, dio su autorización de que sacará sus pertenencias, la hacia sentir peor que un pañuelo usado. Significarse nada, había sido doloroso. Saber que él no se conmovía ni siquiera al saber que sacaría sus cosas, de su casa la había hecho llorar. Dejaría todo a tras, solo conservaría el pequeño gatito que le obsequio, no tenía corazón para devolverlo. Aquella noche no solo sacaría sus cosas, también saldría de su vida.

-¿Estás lista?-le cuestionó Konan. La vio dudar, jugar con sus manos.

Sonrió cuando le dijo que si, luego de respirar muy hondo. Su auto estaba lleno excesivamente de ropa, aparatos electrónicos y muchos zapatos. Konan estaba muy impresionada por la gran cantidad. Ni siquiera a ella, que era su amiga de años. Sabía que Obito era generoso, pero ver todo eso, no sabía que tanto.

Apenas konan giro la llave de la puerta, Hinata se vio ataviada de muchos recuerdos. Había compartido tanto con él en esa casa. Había Sido su mujer en cada uno de las habitaciones, sus sofás estaban llenos del sudor de ambos, si nos los habían limpiado. Se podía verse a si misma ser besada con fiereza en las escaleras, ser desnudada y tomada hasta desfallecer.

Concéntrate se regaño mentalmente.

-llegaron-soltó shisui. Se había ofrecido ayudarlas, había tomado la delantera para ir avanzando las cosas, que Hinata le había mencionado, las que había dejado en su habitación. No quería entrar, así que prefirió que shisui entrara y no le importo si sus pertenencias eran vergonzosas.

-iré por unas cajas- dijo Konan dejándolos solos.

Shisui miro que ella salía, observo a la peliazul muy frágil, pareciera que contenía el llanto. Había perdido algo de peso, estaba muy pálida.

-¿estás bien?- le preguntó

-si- mintió.

-¿Estás segura que quieres dejar todas estas cosas?- le preguntó.

-¿Por qué la pregunta?

-son tus cosas, son tuyas por derecho Hinata. No deberías desprenderte de cosas que fueron otorgadas para ti. Además..

-No quiero nada Obito.- interrumpió- preferí traerlas aquí, porque tirarlas a la basura me pareció una idea desatinada.- no quería nada de él, nada.

-entiendo- acepto y no quiso insistir.

Hinata solo se dedicó a sacar sus cosas que fueron compradas con su dinero. Lo demás lo metió en varias cajas y que terminaron en el ático. Por la manos de Hinata pasaban desde el portátil que le compró, hasta los vestidos que uso con él. Todos contaban una historia, una que no quería recordar. Ninguno de sus amigos agrego alguna cosa, agradeció su silencio, su reserva. Cuando todo estuvo listo, Hinata miro por última vez la casa que fue su hogar por más de 4 meses y se marchó.

Adiós.. obito

Al caer ella noche sintió como un gran peso desaparecía de sus hombros, su guardarropa estaba un poco vacío pero no importaba. No quería conservar ninguna pertenencia que le haya regalado el vil mentiroso. Sin embargo, sentir la bola de pelos acariciándole las piernas la hizo sonreír. No quería deshacerse de aquel gatito, era tan gordito, peludito y negrito.

-ven- lo alzó y el gato ronroneo, estaba agusto con ella. Lo llevo a su cama y se hecho con él.

Ahora seremos padres gatunos. Era mejor decir que iba ser una madre soltera gatuna.

Sacudió su mente, no quería pensar en nada de lo que le decía o le dijo. Ahora ella era dueña del gato y así se quedaría. Era su única compañía, aunque estaba evaluando la propuesta aún de Neji, necesita un tiempo para tomar una decisión.

El gatito se posiciono en su estómago y pareció encontrar un lugar cómodo allí, porque parecía querer dormir. Hinata sonrió, era tan tierno. El pequeño animal se lamía su patita y sentía que le sonreía.

-¿Qué te estará haciendo tu papá?- bromeó con un pinchazo en pecho- ahora somos tu yo. Seré una mamá soltera gatuna- bromeó tratando de sentirse mejor, tomo al gatito de los que extremos. Este ronroneo.

Sin embargo su mirada llena de amor se vio ensombrecida por cierto cuadro que estaba a un lado de su habitación. Algunos recuerdos llegaron a su mente de la convivencia de la playa. Tomo al gato y lo puso sobre la cama, el lienzo era grande y estaba cubierto por papel.

¿Qué pintas?

La voz de Obito parecía atormentarla, lo tomo y lo saco de allí. Necesitaba deshacerse de el, pero por impulso comenzó a descubrirlo. Hacia meses que no lo hacía, puesto que tenía poco tiempo para pintar y con perfeccionista que era, le tomaba mucho tiempo hacerlo de forma decente. Lo coloco en el tripote que estaba a un lado de su sala, no tenía mucho espacio para pintar en su habitación, además que había poca luz allí. Tomo distancia y comenzó a apreciar su trabajo, acepto por primera vez que era muy bueno. Algunos recuerdos la invadieron de aquella estadía, no supo cuando había vuelto a llorar. Busco las pinturas que Kakashi le había regalado tiempo atrás y comenzó a pintar. En su cabeza la idea estaba plasmada en un 80 por ciento, aunque lo restante parecía poco, no lo era. Había estado allí por seis meses con Obito, y tenía tiempo libre por eso la avanzó. Quizá debería terminar lo que había empezado.

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Haber pertenecido a las empresas Uchiha le había abierto más puertas de lo que espero. En su bolso estaban las tarjetas de su amigo kiba y del señor Tadashi, el segundo hombre más importante de Japón. Aunque no dudaba que posiblemente con kiba iba a tener un ambiente laboral más acogedor, pensaba mucho en la segunda opción.

El quiere saber en qué invierto

Sacudió su cabeza, no quería recordar las palabras de Obito cuando se expresó de aquel hombre. Sin embargo, trabajar con aquel extraño era una buena oportunidad, tomo su pequeño bolso y saco la fina tarjeta. Sonrió, la había recuperado a pesar que Obito se la había arrebatado.

-Quizá yo..

Jugaba con la tarjeta entre sus dedos, luego de pensarlo un poco, se propuso que era buena idea ir allá, observar el panorama y quizá evaluar una propuesta.

Ya hacia un mes que había abandonado su trabajo, ahora se encontraba tomando un delicioso café con leche, con sus roles de canela favoritos. Saboreó el postre, agradecida por poder sentir el gusto nuevamente. Había estado sumida en la más profunda tristeza que hasta había dejado de disfrutar la comida. Ahora comería hasta reventar. Sonrió, se sintió perezosa por no querer buscar trabajo aún. Eran como las vacaciones que no pudo tener. Llamo al mesero para que le trajera la cuenta, tomo las bolsas de la ropa que se había comprado, engriéndose un poco. Iría a un salón para arreglar su cabello, quería cortárselo pero le gustaba mantenerlo largo, dejo una generosa propina y pretendiéndose marcharse se choco con alguien.

-¡lo siento, lo siento mucho!- hizo varias reverencias. Cuando alzó su mirada sus ojos se abrieron enormemente.

-Hinata- saludo el hombre que ella muy bien conocía.

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A pesar de las desavenencias ocurridas en el departamento de Obito, dónde de manera improvisa le pidió que se fuera, seguían juntos aunque el trabajo de Obito era muy demandante. Admiraba su determinación y su entrega en el trabajo, nunca antes lo había visto más seguro de su mismo. Eso era atractivo para ella, mucho, demasiado. A medida que pasaban los días Rin no perdió oportunidad en compartir tiempo a solas con él, aunque sea por unas horas puesto que su trabajo era primero.

Había cambiado mucho, atrás había quedado el Obito que dejaba de hacer cualquier cosa para complacerla. Extrañaba esa parte de él, pero no podía quejarse, era normal que después de 10 años cambiarán.

-¿Qué te parece si compramos aquella baguette? te prepararé un delicioso sánguche como los que te gustan?- sonrió.

Después de un largo día de trabajo, decidieron comportarse como una pareja normal. Ir a un supermercado y comprar lo necesario para una pequeña cena. Obito sonreía y miraba a Rin, casi había olvidado lo hogareña que era, tan bien lo meticulosa que era al comprar los productos. Revisaba las fechas de caducidad al mínimo, no comía nada que no se venciera como un mínimo de tres meses. En las estanterías había muchos tipos de pan, Rin parecía hablar y hablar, pero hubo que llamo la atención de Obito. Un pack de cuatro dulces que él muy conocía, poso una de sus manos sobre ellos: rolles de canela.

A ella le gustaban mucho, pensó.

Enfrentar a Hinata había sido quizá una de las partes más difíciles de su vida, verla llorar por su culpa y recordar aquella mirada que lo traspaso era algo que no superaba. Se había concentrado en su trabajo de lleno para no pensar en ella. No podía olvidarla, su mirada rota y sus palabras punzantes que hacían que su corazón doliera. El único culpable de todo era él, nadie mas que él.

Saberse un cabron era algo que nunca pensó, se sentía peor que escoria hasta la basura era mejor que él. No podía culpar a Rin, después de todo el también había dado cabida a sus encuentros. Todo está a mal, definitivamente mal.

-compremos estos- Obito tomo el pack de roles de canela y los metió al carrito.

-¿roles de canela?- leyó la etiqueta, hasta donde sabía a Obito no le gustaba lo dulce.

-Hinata por favor, sabes que te gustan mucho- dijo sin pensarlo mientras empujaba el carrito dirigiéndose a la caja.

Rin se quedó inmóvil, había escuchado bien.

-¿pasa algo?- le cuestionó Obito. No él había notado que la había llamado por otro nombre.

¿Hinata?.. él dijo Hinata, pensó ella sin salir de su conmoción. ¿Quién era Hinata?

-no.. nada- mintió sintiendo una opresión en su pecho. Había platicado mucho con Obito, pero al parecer no le había dicho todo- creo.. que tenemos muchas cosas- sonrió, necesitaba calmarse. Tenía muchas ganas de llorar, era tan humillante que el hombre que amas te llamará por otro nombre- vamos a pagar.

Obito asintió, tenía hambre quería llegar a su departamento y dormir un rato. Noto repentinamente que Rin ahora caminana, a su lado en silencio.

Seguro tendrá hambre.

Sus conclusiones estaban más allá de la verdad.

Seguro se confundió, eso debió pasar.

Rin trataba de calmarse, aún así nada de lo que pensara le hacía quitarse ese sinsabor de haber escuchado el nombre de otra mujer en la boca de él.

Aquella extraña mujer llego a su mente, no la pudo ver bien y ahora que lo pensaba Obito casi no permitió que ella lo viera, pero tenía la extraña sensación que la había visto en algún lugar, pero luego se preguntaba.

¿dónde la había visto?

Al regresar a casa obito noto un notorio cambio en Rin, ya no sonreía y casi ni lo miraba. No le prestó mucho atención, tenía decenas de correos que revisar así que comenzó a prestar atención a su teléfono. Aunque no tenían nada en concreto, por la forma en se estaban comportando mas parecía una pareja que vivía y estaban juntos. Incluso Mark había notado el cambio, pero no dijo nada. Eran adultos, podrían resolverlo siempre y cuando no interfieran con sus negocios. Esa noche iban a comer algo ligero, así que unos sánguches al estilo de Rin y un poco de café era suficiente. Encendieron la enorme televisión y tomaron asiento en la sala, ambos tenían la costumbre de sentarse en suelo. A pesar de lo ocurrido en la tarde, rin sonreía al estar al lado de Obito, se aseguro a si misma que quizá había escuchado mal.

-¿te gusta?- le pregunto ella.

Obito lo probó y solo atino a asentir, vio el sánguche a medio comer. No estaba mal, hasta donde recordaba siempre disfruto la comida de ella, pero luego de haber probado la de Hinata ya nada sabía lo mismo.

¿Hinata? Pensó, allí estaba una vez mas ella.

Rin parecía no prestarle atención, agradeció eso porque no quería fingir tener una conversación innecesaria. Le dolía mucho la cabeza, se esforzaba en demasía en sacar de su mente Hinata. La culpa se acrecentaba día por día

-Nunca he entendido la necedad jumana de involucrarse en aquellos asuntos de las drogas. Cocaína metanfetaminas, marihuana. La falta de educación en los barrios bajos es lo que falta para erradicar estos males- hablo Rin.

Obito dirigió su mirada a la pantalla iluminada, hablaban de un ajuste de cuentas entre dos bandas, con un muerto de por medio. Sonrió, si supiera que él estuvo metido hasta la coronilla en una organización dedicada al sicariato, solo para que le proporcionaran drogas.

-No todos están allí porque quisiesen

-No hay justificación para involucrarse en aquellos actos vandálicos, es sentido común.

-No deberías juzgarlos con tanta severidad . A veces el dolor y el hambre son motivos suficientes para sacar lo peor de los seres humanos.

-Creo que solo es un asunto aislado de las clases bajas Obito, muchas de ellas carecen de recursos y de educa…

-¡No hables de asuntos que desconoces Rin!- le gritó perdiendo la poca paciencia que tuvo al escucharla. Rin ignoraba como era el mundo realmente- ¡Muchos seres humanos son movidos por circunstancias que ni siquiera tú conoces! ¡El mundo real es duro, perverso y sin moral que se traga en sus fauces a personas que no merecen ser mancilladas!

Rin se amedrentó ante sus palabras, estaba tan erguido y tenso, por un momento sintió que la odiaba. Sus ojos destellaron un fuego rojo, estaba furioso y no sabía porque.

El Uchiha tuvo que calmarse, debía de hacerlo al verla temblar. Estaba molesto por sus palabras. Quizá en parte ella tenía razón, no había motivo suficiente para involucrarse en esa vida, pero, él fue movido por el dolor de su abandono involucrándose en la parte más oscura de su vida. Le había dolido la manera en como ella se expresaba de esas personas perdidas, era como si lo estuviera juzgando a él. Rin no sabía cómo era ese mundo donde no habían ricos, ni pobres solo víctimas de los vicios. Si supiera que incluso él se encargaba de cosas horribles que no lo dejaban dormir. ¿Qué pasaría si se enteraría de su pasado? ¿ella se avergonzaría de quién fue?

-yo..

-Lo siento- se disculpo- me duele mucho la cabeza. Me voy a dormir- no quería seguir hablando con ella, solo deseaba despertar y no verla en su departamento. Era cruel, pero era lo que deseaba en ese momento al sentirse demasiado juzgado por ella. Ni siquiera su primo, ni Konan e incluso la propia Hinata a quien destrozó habían preguntado si quiera juzgado esa parte de su vida, porque el cambio era notorio y porque tenían la certeza que no volvería a caer en esos vicios.

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-obito

-¿Qué pasó?- le pregunto fastidiado. Le dolía mucho la cabeza. Agradecía que una amiga de Rin la haya llamado porque así estaría fuera de su casa, al menos unas horas.

-¿acaso no puedo llamar a mi querido primo?-bromeo shisui.

-Nunca me llamas a menos que quieras o haya pasado algo- inquirió. Lo conocía, algo había pasado supuso.

-creo que sabes la razón por la que me atrevería a llamarte a tu teléfono personal y no dirigirme por un correo.

-¿Qué quieres?

-es sobre Hinata- obito frunció el ceño, pero no dijo nada-han pasado muchas cosas por aquí.

-¿te ha dicho algo?

-No, no hace falta. Konan te odia ¿Lo sabes?

Obito respiro hondo, por alguna extraña razón sintió una opresión en su pecho. El rostro lloroso de Hinata volvió a su mente perturbándolo. Hacia semanas que trataba de no pensar en ella, había sido difícil ese proceso. Seguro konan lo odiaría aún más al saber con quien había regresado, si que ya no lo sabía.

¿cómo estará ella? Se pregunto por primera. Mientras la imagen de ella partiendo de aquel ascensor se repetía como un bucle sin fin en su mente.

-Hinata me ha pedido un favor- prosiguió al ver que él ni siquiera le había contestado. A pesar de estar lejos a cientos de kilómetros sintió que a Obito lo afectó mucho escuchar el nombre de ella- quiere retirar algunas pertenencias de tu casa.

Le dolió escuchar mucho. Era evidente, que quisiera salir de su vida de raíz.

-¿Tengo tu permiso?- le preguntó.

Obito carraspeo, miro al techo de su habitación encontrandolo muy alto, inalcanzable.

-Shisui, nunca te he pedido nada. Necesito un favor, solo tú puedes ayudarme.

Shisui pudo percibir cierto halo de tristeza en su voz.

-Quiero que convenzas a Hinata que se quede con todo lo que le obsequiado. No quiero que se deshaga de sus cosas. Porfavor.

-No creo que eso sea posible- Estaba sorprendido, ¿Por qué obito le pedía tal cosa?- No quiero persuadirla de hacer alguna cosa que no desee, no después de todo lo le has hecho- no quería sonar severo, pero Hinata le agradaba aunque no era su asunto, tan bien debía demostrar su posición sobre esto.

-por favor trata- insistió y shisui se sorprendio mucho por el pedido, incluso pudo asegurar que le estaba rogando- aunque no lo parezca todos los obsequios se los compré pensando en ella, en nadie más. Ella.. – trato de aclarar su voz- ella se merece eso y más..

-¿La crees materialista?- si obito pensaba que con todos sus regalos costosos, podría resarcir el daño ocasionado entonces estaba equivocado.

-Ella no es así, soy consciente de ello, pero.. ¿Qué quieres que te diga? Si, soy un ser ruin y despreciable, un canalla y todos los adjetivos se me van bien. Sé que no puedo reparar el daño que le hice, al menos quiero que conserve lo alguna vez la hizo sonreír.

Cada prenda, cada cartera, cada cuadro y artefacto siempre fueron recibidos por un sonrisa de ella. Aunque sus ojos se iluminaban mas cuando recibía un estúpida flor, o un simple abrazo. Ella era sencilla, siempre lo fue.

-No te prometo nada

-Lo sé, solo trata por favor.

¿de verdad estaba pasando? Obito prácticamente le estaba rogando.

-eres un bastardo- lo insulto

-lo sé. Creo que siempre lo fui. Aunque se lo dije que… yo no era para ella. Siempre me vio lo mejor de mí.

-eres un buen hombre Obito. Siempre lo fuiste, es solo que te encerrarse por muchos años en tu círculo de dolor y no permitiste que nadie entrará. Creo que tú fuiste el único gestor en hacerte creer que eras una mala persona. Solo permitiste que Hinata entrara y te contagiará de su luz.

-ella para mí siempre ha sido como un ángel- admitió con tristeza.

Era hora dejarla ir, ella se merecía algo mejor de la versión triste que era. La había hecho llorar muchas veces, tanto que ya no podría contarlas. Si Hinata le había pedido tal cosa a Shisui, era porque ya estaba dispuesta a sacarlo de su vida para siempre. ¿Por qué le dolía? ¿acaso no estaba con la mujer correcta?

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Al pasar unas semanas era evidente que la relación de ambos se había enfriado. Rin sintió que obito había puesto más distancia que cuando se vieron la primera vez. Sentía que sus esfuerzos por llegar a su vida estaban siendo en mano, pero, si todo estaba bien ¿Cuándo todo se comenzó a derrumbar? Encontrar una fecha para todo era imposible. Había decidido salir a caminar junto con Mark y su esposa, faltaba menos de un mes para que Obito volviera a Japón. Aunque podría irse tras él, necesitaba tener la certeza que había algo dentro de él para quien aferrarse.

-¿Está todo bien?- le pregunto ella con temor, quizá asustada por su respuesta. Rin iba de su brazo caminando muy despacio. Obito volteo y simuló una sonrisa

-todo está bien- mintió- ¿Por qué la pregunta?

-Los últimos días me ha parecido que has estado muy callado- dijo tímidamente. No quería molestarlo.

-ha sido una percepción tuya.- mintió. Su cuerpo podría estar allí, pero su mente estaba en otro lado. Shisui lo había llamado y para su pena, Hinata se había deshecho de cada obsequio que le dio. Definitivamente lo estaba sacando de raíz, cortando cada lazo que alguna vez tuvieron.

-eso parece- todo estaba mal, obito se estaba alejando. Solo faltaba que se lo dijera.

Ya entrada la noche Obito había tomado un largo baño frío, necesitaba relajarse, pero ya no sabía cómo. Rin comenzaba a ponerse bastante intensa por respuestas y eso lo agobiaba. Su celular comenzó a sonar, miro la pantalla iluminada.

-¿konan?

¿Por qué lo llamaba? Seguro lo mandaría al demonio como siempre que se equivocaba lo hacía. Sonrió, extrañaba a su amiga. Quizá era la única mujer que nunca cambiaría.

-¿bueno?

-eres un idiota-esto hizo sonreír a Obito.

-Creo que me extrañas- contesto. La voz de konan indicaba que estaba molesta, un poco quizá.

-¿Cómo estás?-le pregunto konan

-bien… supongo.

Konan pudo percibir un halo de nostalgia en él. Si, había estado muy molesta, pero después de todo era su amigo, casi su hermano. Tenia la ligera impresión que Obito estaba más afectado de lo que Hinata pensaba. Escucharlo hablar de esa forma tan rara solo pudo confirmas tus sospechas.

-¿Cómo está todo por Japón?

-si quieres preguntar cómo está Hinata, la respuesta es que está bien, ella sobrevivirá.

No supo que sintió al escuchar su nombre.

-ella es una mujer fuerte, ha pasado por cosas aún más difíciles y ha salido airosa de todo.

-pero un corazón roto es difícil de saber.

¡me rompiste, me rompiste el corazón!

Casi podía escuchar su reproche.

-supongo que tú estarás bien- si supieras pensó obito- te han fotografiado junto con ella, ha rebotado bastante por aquí.

-No siempre lo que la prensa especula es verdad.

-eso supuse.

-me conoces. Lo sabes.-había nostalgia en su voz, mucha.

-creo que es muy normal no poder olvidar a nuestro primer amor- hablo por ella también, por aquel que le hizo tanto daño y a pesar de lucir como una mujer fuerte aún le atormentaban mientras dormía- olvidar aquello que nos hizo feliz, que nos abrió un panorama muy diferente, que nos acelera el corazón y nos roban los suspiros. Todo aquello es difícil de olvidar, más aún si es nuestra primera vez.

-¿Por qué me estás diciendo todo esto?

-porque que sea lo primero, no significa que sea lo correcto. Quizá hayas estado bastante animado de que ese sentimiento que te hizo feliz un día, haya vuelto. Sin embargo, el pasado no importa obito, solo importa el presente. Lo que te hace feliz ahora, eso es lo que importa.

¿feliz? ¿Qué lo hacía feliz ahora?

-eres mi amigo y uno muy querido. Solo quiero seas feliz, además que tipo persona es, a la que puedas considerar digna de tu amor y te abandona en el día de tu boda ¿Puedes decirme que tipo de persona es?

-¿Te refieres a Rin?

-¿A quien más? Obito creo que eres consciente de tus decisiones y de las consecuencias que ha llevado. Solo te puedo pedir por Hinata, por ella y por ti. Si Rin es la mujer que amas de verdad, la que deseas compartir toda tu vida entonces aferrate, aferrate a ella y no la sueltes.

Obito no dijo nada, solo la escucho y los recuerdos de aquel día de su fallida boda hicieron que sus ojos picaran.

-Todos cometemos errores, si ves un arrepentimiento genuino de su parte eres libre de tomar la mejor decisión para tu vida. Dudo mucho que ella jugar a ser novios una vez mas, está decisión que tomas si decides quedarte con ella es para toda tu vida obito.

Sonaba muy extremista, pero konan tenía razón. Ella lo conocía lo suficiente para decirle eso, él no era el típico hombre que fuera de cama en cama. Siempre quiso tener una estabilidad emocional con una familia, una que siempre quiso.

-Sin embargo- el tono de su voz cambio- si en caso Rin no es la mujer de tu vida. Espero que no vuelvas a buscar a Hinata. Ella ya tomó la decisión de olvidarte y si estás inseguro y con tus dudas será mejor que la dejes en paz. No la busques, no la llames y olvídate de ella.

¿olvidarla? ¿De verdad podía olvidarla? Konan tenía razón, debía de hacerlo no solo por su bien, sino también por el suyo. Después de todo el que había roto con ella había Sido él.

¿Con que derecho la buscaría?

Hinata era joven y muy bonita, seguro iba a encontrar a alguien más. Su amor puro y sincero esperaba que recaiga en un hombre que si la valore y le de su lugar. Alguien que no es él. Aunque la idea de verlo con otro le causará un punzón en el pecho.

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Rin llegaba bastante preocupada, había querido tomar un paseo nocturno quizá para despejar sus inseguridades, pero todo se fue al tacho cuando vio a Obito que la esperaba a mitad de la sala. Ni siquiera estaba sentado en el sofá, estaba en el respaldo.

-hola..- saludo insegura.

-Hola..- imitó él. Su mirada comenzó a analizarla. Rin sabía lo que le esperaba, ella sabía que estaba confundido. Cuando el silencio se volvió incómodo entre los dos decidió hablar- Rin yo..

-te compré algo-la interrumpió. Ver lo tenso que estaba y los acontecimientos de los días anteriores solo significaban una cosa. Obito quería terminar con ella

-Rin

-es un perfume. No hemos tenido tiempo de visitar muchos lugares por el trabajo. ¿te gusta?- le pregunto.

Obito vio el título, solo asintió era uno de sus aromas favoritos.

-Rin escucha.. sé que lo sabes- aseguro y ella evito verlo- esto no está funcionando. Creo que nos hemos precipitado a retomar algo que ya estaba roto.

-no.. no me digas eso.- sus ojos se cristalizaron, obito tuvo que desviar su vista para no verla, no quería que lo conmoviera- pensé.. pensé que estábamos bien.

-No voy a mentirte Rin. Si, si sentí algo pero.. pero eso no puede ser suficiente para cambiar lo que estaba roto. Yo continúe con mi vida.. tu también lo hiciste.

-los últimas días no significaron nada para ti- era consciente que había empezado a llorar.

-Rin

-¡Contéstame exigió! Solo respóndeme por favor

-lo que yo haya sentido no importa.

-¡me importa a mi!- le gritó llorando. Obito termino por conmoverse, estaba rota y se sintió culpable quizá por alimentar su ilusión. Si nunca estuvo seguro ¿Por qué permitió que hubiera pasado algo entre ellos, por ínfimo que fuera?

-No llores..-la abrazo, cerro los ojos cuando la sintió temblar- no me gusta que llores- susurro despacio.

-No hay persona en este mundo que te conozca más que yo. Nos conocimos desde niños, tu abuela apoyo nuestra relación y lo sabes. Te pedí una oportunidad, solo dame un poco tiempo por favor…

Se dedicó a abrazarla, Rin podría repetir cada argumento para que no la dejara. Podía palpar su arrepentimiento, sin embargo había algo que no encajaba en su pecho. A pesar de tenerla entre sus brazos la sensación de vacío no se iba.

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Llegar a Japón fue más caótico de lo que pensó, una decena de periodistas lo abordaron y lo inundaron de preguntas. Los negocios en Londres habían Sido un éxito, no solo las empresa Uchiha se posicionaba en lo más alto del país oriental, también del mundo. Prácticamente este gran conglomerado manejaba el futuro de unos de los países más poderosos de mundo.

-Obito

-shisui

-bienvenido- ambos se dieron un gran abrazo y los flashes los inundaron. Se dieron un fuerte apretón de manos.

-¡shisui-san!-una voz femenina hablo, este volteo hasta donde lo llamaban, grande fue sorpresa cuando una vieja cara conocida hacia su aparición.

-Rin- soltó asombrado- ¿Cómo estás? – atino a preguntar anonadado. Luego de que ella le diera un innecesario abrazo, miro con severidad a su primo.

Yo no traje decía con la mirada.

-ha pasado tiempo-soltó Rin con una sonrisa

Desde el primer día en que shisui conoció a Rin, siempre se llevaron muy bien. Solían reír mucho juntos, causando los celos de Obito en más de una ocasión.

-será mejor que nos vayamos- soltó obito viendo a todas partes- No quiero un circo, mucho menos darle un motivo para que hablen de mí.

Ambos asintieron, obito se coloco detrás de ambos mientras salían de aeropuerto. Un taxi los esperaba, se apresuraron en colocar todo allí y salieron muy rápido.

-Te ves muy bien shisui-san.

-lo mismo digo-miraba a su primo quien Lucia indiferente a su conversación.

-¿podrían dejarme en la estación de trenes por favor? aprovechare de visitar a mis padres y mañana temprano estaré nuevamente aquí.

-señor chófer por favor a la estación de trenes- pidió shisui.

Quizá nunca debió dejarse convencer en traerla, pero Rin quería intentarlo quizá darle una oportunidad era la mejor opción.

-¡Adiós!- se despidió luego de bajar.

-supongo que no todas esas maletas son tuyas.

-supones bien.

-¿La llevarás a tu casa?- le cuestionó shisui.

-si- respondió de forma bastante cortante.

-porque no te veo tan seguro de lo que estás haciendo obito.

El silencio se propagó en la pequeña cabina, obito desvío la mirada sintiendo el escrutinio de su primo. Le dolía la cabeza, lo peor es que mañana tendría que ir a su trabajo a analizar el panorama que había dejado shisui. Aunque no dudaba de sus capacidades, igual debería pasar por su expertísimo criterio.

Apenas entro a su casa un halo de soledad se apoderó de él, nunca antes le había parecido tan grande, incluso podía asegurar que habría un gran eco en sus paredes.

-¿Quieres que te ayude?- propuso shisui.

-No.. necesito estar solo.

-esta bien, nos vemos mañana- solo asintió y trago grueso.

¡obito!

Volteo hacia donde estaba la inexistente voz. Carraspeó.

-me estoy volviendo loco- se dijo y se propuso acomodar sus pertenencias. Las maletas de Rin las colocaría a una habitación. Ya ella decidiría que haría después.

Al llegar la noche y luego de un largo baño, se preparó un café muy amargo ignorando el hambre atroz que tenía. Se coloco en su oficina y comenzó a revisar cada documento. Quería concentrarse en su trabajo, no quería verse afectado por encontrar algunos cajones vacíos y muchos objetos que ya no estaban. Era verdad, Hinata se había ido. No pudo contenerse en ir a su ático y encontrar cada cosa que le regaló, pero quizá la única dádiva que le dolió de verdad que estuviera apilada en las cajas, fue una caracola muy grande, que era uno de los pocos recuerdos de sus meses en su casa de playa. Ella lo había arrancado de su vida, era lo mejor para ella, para él no tanto. Tomo lo que fue un lindo recuerdo entre sus manos y suspiro, casi podía ver como una sombra el rostro sonriente de ella sobre la concha.

Colócatelo en el oído… podrás escuchar el mar.

Podría verse así mismo colocándoselo en su oído, ella sonriendo con inocencia y entregándose en una mirada íntima.

¿Por qué lo dijo? ¿no era muy remilgado? Alguien como él no debería decirlo.

Había muchos sentimientos encontrados dentro suyo. A pesar de las noches dónde se entregaban eran únicas y mágicas. No extrañaba su cuerpo y todo el placer que le daba. Ahora estando allí sentado en la soledad de la oficina en su hogar, se había dado cuenta que extrañaba sus manías al comer, sus sonrisas, sus ojos brillosos, sus conversaciones largas, su timidez, sus caricias torpes y todo en lo convertía en Hinata. Era simple pero maravillosa, ir a su propia cocina y encontrarla vacía lo hacía sentir una opresión en su pecho. Podía imaginársela con ese tonto delantal rosado sonriendo y feliz de cocinar para él. Ahora estaba apilado en su ático. Se sintió el más grande de los estúpidos, al pensar que por concentrarse más en su trabajo iba a poder olvidarla.

No quería extrañaba su cuerpo, extrañaba su alma ese ser inanimado e inherente era lo que extrañaba.

No lo notó, pero una imperceptible lágrima cayó sobre sus hojas blancas.

.

Eran casi las 3 de la tarde, Rin observaba maravillada el gran edificio del conglomerado Uchiha, estaba orgullosa de obito. Aunque su abuelo no tuviera las expectativas más altas sobre él, al parecer confío mucho en su nieto que su propio hijo. La recepcionista principal le dio el pase para que pueda entrar, la sintió amable. Se había tomado cerca de una semana en la casa de sus padres, estos se sorprendieron al verla.

Aunque no fue fácil hablar sobre el tema de Obito. No la juzgaron, pero fueron enfáticos en decirle que era una muy mala idea. Su sinceridad hizo que derramará algunas lagrimas, pero lo último que querían eran mentirle. Que volviera con Obito definitivamente era una mala idea, malísima. Ella le había hecho mucho daño, a un muchacho que no lo merecía y que la amaba más que a nada en este mundo. Ver cómo se convertía en el temido obito Uchiha durante tantos años, hicieron que tuvieran miedo de alguna represalia, pero nunca pasó. Rin ya era una mujer mayor, ella debía de tomar la mejor decisión para su vida. Ambos eran conscientes que ella si amaba a Obito, pero cegada por una malsana ilusión termino por destrozar todo lo que habían cultivado. Se desilusiono por no recibir ninguna llamada de parte del Uchiha en esa semana. Fueron muchas noches en que espero que le pidiera que fuera con él, pero eso nunca paso, para no matar su ilusión, le hecho culpa al trabajo.

Atravesó las puertas de metal del ascensor y visualizo el nutrido piso lleno de oficinistas. Sintió un insistente mirada, volteo y encontró a dos mujeres observandola pero al verla se fueron de inmediato.

¿Acaso sabían quién era?

-señorita ¿Busca a alguien?

Adentro de la oficina de obito, con una gran pila de hoja y un computador muy caliente se encontraba konan, estaban analizando los puntos más importantes de la semana. Su agenda estaba sobrecargada, todos los días y casi todas las horas.

-el grupo drothed habia solicitado una reunión para negociar la adquisicion de materia prima.

-muévelo al miércoles, necesito replantear algunas cosas sobre ese asunto.

-el grupo Crowund desea conocer las instalaciones de nuestras sucursales de hoteles en Tokio. Enviarán a un socio dentro de una semanas.

-encárgate de eso. No tengo mucho tiempo para visitas de hombres estirados y bien educados. Además ese negocio ya está cerrado para mí.

-Tadashk-san te ha extendido una invitación a su cumpleaños. Será dentro de un par de semanas.

-ese imbécil. Siempre me he preguntado porque el protocolo de invitarme a sus eventos. Sabe perfectamente que no me agrada, ni yo a él.

-es por la imagen que proyectas. Además tu nombre ha estado en todos los titulares del mundo, le vendría bien un poco de marketing gratis. Solo anda sonríele y posa para foto- se burló.

Tadashi era un hombre muy cauteloso con sus movimientos. Si lo quería tener allí era por algo.

-la invitación debería extendértela solo a ti.

-eso paso tanto tiempo.

-tanto que no lo supera.

-¡Hey! Eso no es mi problema. Soy una mujer inolvidable- todo se resumía en aquellas épocas universitarias dónde el heredero Tadashi se había prendado de konan. Aunque tuvieron un fugaz romance, ella lo olvido y al parecer él no. Ya que al enterarse que estaba trabajando con Obito le había ofrecido un mejor salario del que ya tenía.

Obito se tomó la frente, frunció el ceño era señal que le dolía la cabeza.

-luces estresado-resalto ella, pero el quería restarle importancia a su comentario- ¿Has dormido bien?- le pregunto preocupada.

-no he dormido mucho.

-luces horrible- era verdad, Obito por lo general siempre mantenía una imagen impecable- ¿Está todo bien casa?

Él no dijo nada, todo estaba realmente mal. Sin embargo, no tenía derecho a quejarse. Ya que gran parte de todo esto era culpa suya.

-no lucias así desde que Rin te dejo la primera vez.

-no es gracioso lo que dices.

-no es una broma, es la verdad. Tus ojeras te delatan y has perdido mucho peso.

Había ganado unos kilos demás, al estar con Hinata quien lo incentivaba mucho a comer, pero ahora lucia un poco demacrado.

-¡adelante!- respondió Obito al escuchar la puerta.

-Buenas tardes. lamento interrumpir- rin hacia su aparición, konan respiro disimuladamente y se puso de pie.

-buenas tardes- saludo ella.

-¡Konan-san es un gusto verte! – saludo genuinamente contenta- Obito me ha hablado mucho de ti.

-¿De verdad?- lo miro a él. ¿también le habrá hablado de Hinata? No, definitivamente no.

- si, es grato para mí ver una cara conocida.

-lo mismo digo- mintió descaramente. No le agradaba nada que ella estuviera allí a base del sufrimiento de su amiga, pero no era su asunto. Era privado.

-veo que el lugar de tu asistente no esta ocupado.

-renuncio hace un par de meses- respondió un poco seco. Regresar a las instalaciones de su empresa había sido dueo, ver el escritorio vacío le había dolido mucho.

-Si deseas yo podría..-Quiza si trabajarán juntos podría afianzar su ya inestable relación.

-¡no hace falta!- la interrumpió- puedo con todo esto.

-ya veo.

-si me disculpan, tengo que atender algunos asuntos. Con permiso- soltó Konan, retirándose de allí rápidamente sintiéndose incómodo por la familiaridad en como se dirigía a obito. Al parecer para ella no había pasado nada. Le pareció mucho su descaro.

-Hay una exposición de un amigo mío a unas calles de aquí- tomo asiento en una de las bancas, obito volvió su atención a los papeles en su mano-¿Te gustaría ir conmigo?

-No lo sé. Tengo mucho trabajo.

-solo serán un par de horas. Además podemos ir a cenar luego ¿Qué dices?

Obito trato de sonreír, ver lo animada que estaba lo hizo sentir culpable, porque ni siquiera se había dignado a llamarla cuando se fue a ver a sus padres.

-vamos- se puso de pie, se acercó rodeándolo y le dio un fuerte abrazo desde atrás- sé que eres un hombre muy importante, pero necesitas relajarte un poco.

-Hay muchas cosas que debo revisar.- no quería salir, últimamente se sentía muy agotado.

-solo serán un par de horas, por favor. Te vas a divertir, Hazlo por mí- volvió a pedir y le dio un beso en la mejilla.

Obito trato de sonreír y termino por decir un escueto "esta bien" para luego recibir un beso de ella.

-iremos luego del trabajo- dijo él.

-muchas gracias. Verás que no te arrepentirás.

-Ya me estoy arrepintiendo.

Ya marcada las casi nueve de la noche, salieron deprisa a la exposición. Rin le había explicado que el pintor era Mamoru tsukasa. Quien había estudiado bellas artes en Francia y había hecho una maestría en España. Era uno de los pocos pintores japonés que habían logrado un éxito sin precedentes en Nueva York. Además de su labor altruista de apoyar a artistas jóvenes y de bajos recursos. Sus cuadros no solo estaban exposición si no también de otros amateur que demostrarán su talento. Los mejores fueron seleccionados de un nutrido grupo, por el propio Mamoru los eligió después de una evaluación rigurosa.

Para la mala suerte de ambos. La exposición estaba cerrada, pero solo basto que Obito convenciera a la encargada del lugar, haciendo imponer su posición para que ella reabriera para ellos dos. Rin estaba encantada, era como tener una cita. El lugar era amplio, pintando en tonos blancos y negros, con candelabros finamente colocados. Primero le dio la bienvenida un cuadro 1x1 de una geisha con el fondo del monte Fuji. Tenía talento, mucho, acepto obito. Ya quería llegar mañana y compraste algunos cuadros para su casa. Ambos tomaron caminos separados, obito aprecio algunos cuadros que retrataban la vida feudal de Japón como otros más contemporáneos. Se detuvo por un momento a apreciar el cuadro que retrataba la imagen de un mangaka y las sendas cosas que tenía en su cabeza. Sus manos se colocaron en sus bolsillos y se permitió sonreír. Alguna vez también tuvo ese sueño de ser un mangaka, pero la posición de su apellido fue más fuerte que él. Luego había otro un lobo con ojos rojos, voraz y peligroso, enseñando sus garras y fauces, pero acariciado sutilmente por un dama de cabellos negros, casi azulino. Ella no le temía, el parecía querer solo tu contacto. Era hermoso aquel cuadro, uno de los más bellos vistos por él.

-te encontré- rin lo había tomado por sorpresa . El lugar era tan grande que por un momento pensó que se había ido- ven, hay un cuadro que me llamo la atención.

Obito se dejó guiar, atravesaron varios pasillos llenos de cuadros muy diferentes a los primeros exhibidas. Al parecer habían llegado a la sección de los amateur.

-es este..-sonrió- ¿Qué te parece?

Casi perdió el aliento cuando estuvo frente a él. De forma disimulada se soltó de rin y se acercó más hasta chocar el delimitador de terciopelo. Un cuadro no muy grande que retrataba el mar, en un día muy soleado y sus olas rompían en las rocas, más allá había una casa de color blanco y en medio de todo estaba un hombre, uno que estaba vestido de blanco, con cabello negro y que de sus manos dejaba volar una paloma. Era exquisita, magnifica y muy nostálgica.

-Amarte a ti, así se llama- rin leyó el pequeño cartel que describía el cuadro- no es hermoso y muy nostálgico. No es la típica escena de un día precioso en la playa, más bien es como un día triste. Es como una despedida, un decir adiós sin mirar atrás. La paloma simboliza la pureza, pero en ese caso significa que dejó ir a un amor puro y sincero. Aquí dice que la artista se llama Hyuga..

-Hinata- completo para la sorpresa de ella.

Obito había bajado la mirada, no se le podía apreciar los ojos.

-Obi..

-me disculpas- soltó antes de irse, con la tristeza plasmada en su rostro. Con una lágrima traicionera que había recorrido su mejilla.

Ese cuadro era aquel que ella había estado pintando en su casa, aquel que había nacido de su propia inspiración al estar a su lado. Ella nunca se deshizo de él, es más lo había terminado pero con un resultado que lo había descolocado. Más aún, saber que a la persona que había retrato era él y aquella ave era ella. Estaba tan conmocionado que no sintió pena al dejar a Rin allí en medio del pasillo.

¿Por qué se sentía así? ¿Acaso no estaba con la mujer correcta?

Si deseas quedarte con ella entonces hazlo y no vuelvas a buscar a Hinata.

Porque no quería hacer caso a las palabras de su amiga, porque en ese preciso momento solo ansiaba volver a verla. Solo una vez mas, solo una. Por un instante. Allí en medio de la noche acepto que estaba muy afectado por su ausencia. Extrañaba su alma, aquella que una vez le entregó de forma genuina. Aquella que soltó sin miramientos y dañó.

.

Cerca de las diez y media de la noche habían llegado un elegante restaurante. No tenían reservación, aún así los habían dejado pasar.

-Hace mucho que no veníamos aquí- hablo Rin tratando de animar un poco a Obito quien Lucia más ensimismado que de costumbre- muchas gracias- se dirigió al mesero.

Obito solo asintió, el mesero había llegado con la carta. Rin agradeció cortésmente, pero él ni ganas de comer tenía. Todo parecía ir demasiado rápido a su alrededor y a pesar de ver qué los labios de Rin se movían, no podía percibir sus palabras.

-¿Obito?- insistió - ¿Está todo bien?- le cuestionó preocupada. Lo había llamado en dos ocasiones y no le había prestado atención.

-¿Qué vas a ordenar?- trato de cambiar el tema de su distracción. La vio sonreír y comenzó a releer la carta.

-Que te parece si..

Llamaron al mesero nuevamente y pidieron lo mismo. Aun no podía sacar a Hinata de su cabeza.

-Recuerdas cuando fuimos a cenar con tu abuelo. Estaba tan nerviosa, era muy intimidante.

-Creo que Uchiha Madara le daba miedo a cualquiera- bromeó, debía calmarse de lo contrario Rin lo fulminaría con preguntas que no quería contestar.

-es verdad.

Ambos sonrieron. Obito sonreía y casi por instinto desvío la mirada hacia la puerta. La sonrisa que tenía se borró al instante, sus ojos se abrieron enormemente y tubo que controlarse para no ponerse de pie. Una dama, una muy bella, vestida con unos pantalones ajustados grises y una camisa escotada color blanca.

¿acaso era..?

Podría reconocer esa esplendorosa cabellera azulina en cualquier lado. Entraba tímidamente al lugar cargando una sencilla cartera y su abrigo fue recibido por el personal. Era Hinata. Lucia igual e incluso más linda. Había ganado peso que se había distribuido muy bien, además tenía las mejillas muy rojas. Allí estaba, la mujer que estaba en su cabeza desde aquel día. Sonrió desde adentro, al menos no tenía ese semblante destruido que le vio la última vez, cuando todo se acabó. Sonreía y eso lo hizo feliz.

¿Qué hacia allí?

La vio preguntar al recepcionista del restaurante y luego la guío hasta una mesa ubicada al otro extremo del salón. Estaba lejos pero podía ver perfectamente quién era su acompañante. Su ceño se frunció al ver al hombre que se ponía de pie y la ayudaba a sentarse.

Era su exmejor amigo, casi su hermano quien le acomodaba la silla para que se sentará. No se dio cuenta que sus puños se cerraron, más aun cuando los vio sonreír muy naturalmente.

¿Qué hacían allí? ¿Por qué se estaban viendo a esa hora?

Era fácil deducir que era una cena informal por el horario, más parecía una estúpida cita. Aquel ardor en su pecho fue en aumento al ver que el estúpido de Kakashi, le había acomodado un mechón de cabello, Hinata no protesto, pero si se incómodo quizá sorprendida y no supo cómo reaccionar.

Era un atrevido, pensó.

Sin embargo, lo que más le molestó fue cuando se atrevió en tomarle de la mano. Lo hizo, ella se mostro algo apenada pero el parecía obviarlo.

Hinata parecio sentir su mirada que termino por devolverle el escrutinio, la sonrisa que tenía se desvaneció, su alma cayó al piso y sus ojos picaron. Allí estaba, su más grande dolor, estaba allí cenando con la que de seguro era el gran amor de su vida.

Continuara….

Actualizaré a partir de ahora de 3 en tres. Esta historia terminará antes que acabe este año. Leo sus teorías y no olviden compartir. Gracias a los que me han esperado durante este largo recorrido.

Sky

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