LO QUE NO VISTE
Había sido un mes maravilloso, ahora eran novios con todas sus letras. Hinata sonreía abrazando su almohada todas las noches, recordando su primer beso. Estaba enamorada completamente, aunque tenía mucho miedo de decirle a su estricto padre sobre esa persona especial. Sin embargo, a pesar de todos los miedos e inseguridades ella seguía con él; amándolo con todo lo que implicaba.
-ven...- le dijo mientras la jalaba a encerrarse en el armario cerca de gimnasio
Ella solo se dejó llevar por el hombre que amaba. Si bien era pudorosa y moralista, no podía negarse a sus besos de amor. Una vez encerrado se miraban un momento, para luego besarse despacio. No duraba mucho, sus besos siempre terminaban siendo apasionados y llenos de lujuria. Ese pequeño lugar, era propicio para los encuentros libidinosos de los dos hormonales adolescentes; estaba apartado del lugar donde se practicaba el baloncesto y después de las practicas ambos se habían acostumbrados a "quedarse" allí.
-¡ah!- gimió
Sus besos húmedos en su cuello hacían erizar su piel, sus caricias urgidas recorrían todo su cuerpo estremeciéndola. Una de sus manos se hizo paso entre la tela de la blusa para terminar amasando su voluptuoso seno, le encantaba sentir la tela del brasier de la joven mientras la tocaba.
-¡detente... aquí no!- le pidió
Él no se detuvo. La arrincono contra la pared, poniendo al ras ambos cuerpos cegados por una lujuria adolescente incapaz de ser disminuida. Las peticiones de la pudorosa joven, solo avivan el placer del confundido chico.
-me encantas..- dijo entre jadeos mientras trataba de desnudar uno de los senos de la inocente chica.
-¡espera.. nos pueden ver!- pidió mientras le sacaba la mano, debajo de la blusa.
-nadie se dará cuenta
Odio las negativas de la chica que lo volvía loco, la volteo para pegar su encendida virilidad contra el trasero de la chica. Hinata se vio presa del cuerpo alto del hombre que amaba y la pared. Como negarse si lo amaba, a pesar de la ropa podía sentir la virilidad vivida punteando su trasero.
-¡espera!- reclamo
Él alzo la falda escolar, quería ver la braga que usaba y apegarse más. Una braga de encaje color rosa lo volvió loco, beso su cuello desde atrás haciéndola gemir pudorosamente, mientras volvía amasar un seno por encima de la ropa y con la otra mano acariciaba una nalga.
-me encantas... quiero hacerlo- susurro en su oído mientras apegaba su virilidad con la chica.
-ahh- volvió a gemir
Volvió a voltearla para devorarle loa labios, mientras aprisionaba los brazos de la joven por encima de cabeza. En un arrebato la alzo tomándola de los muslos, apegando su virilidad entre las piernas de ella. La beso, con fuerza y necesidad, ella correspondió. Sabía que era indecente, era consiente que estaba mal lo que hacían en el armario del colegio, pero solo era una adolescente con ganas de experimentar ciertas cosas. Hacia una semana que ese lugar se había convertido en su escondite. Todo había empezado por un beso y luego empezó a subirse de tono. Siempre terminaban acariciándose, sobándose con la ropa puesta. La virilidad del joven que estaba prisionera de esos pantalones terminaban rozando por encima de las bragas de la peliazul.
-Hinata, no te olvides de ir este fin de semana a mi casa de playa..- dijo mientras se envolvía en el aroma a canela y floral de su cuello
-¡detente!..¡no quiero!- exigió
Con algo de molestia la bajo. Aun jadeando y sonrojada, Hinata acomodo su ropa. Un aire de tensión comenzó a hacerse presente, en el pequeño lugar.
-Lo siento..- se vio obligado a disculparse
-Quiero.. salir de aquí..- dijo en voz baja
-Hinata.. no quería que te sientas incomoda.. es solo.. Que me gustas mucho..
-creo que estamos yendo demasiado rápido- estaba demasiada avergonzada
Ella quería irse, él lo intuyo y la tomo de los hombros. Hinata tiritaba entre el agarre de su novio, con dos dedos de su mano él hizo que la peliazul lo viera,
-Prométeme que vendrás este fin de semana a mi casa de playa..-le dijo mirándola a los ojos
-yo..- sus orbes perlas temblanban ante la mirada de él.
Entonces la beso, pero esta vez fue dulce como al principio.
La vida tiene muchos caminos y algunos inicios no siempre son los mejores. Viéndola allí junto al mar, con los pies descalzos, mientras el agua cubría sus pies y sonriente como el sol entre las brillantes olas; se encontraba esa dulce y tierna chica, la cual se había enamorado profundamente. Verla sonreírle de la manera más pura y sincera, fue la prueba clara que no inicio de la mejor forma con ella, pero ahora estaba seguro de algo: de su amor por ella. No pudo contener la sensación que le provocaba verla, se acercó a ella lentamente, mirándolo como nunca lo había hecho y la beso despacio. Era un momento tan mágico y romántico, ambos unidos por un tierno beso, con las olas cubriendo sus pies y bajo la luz del atardecer.
-Te amo..-le dijo cuándo se aparto
El corazón de ella salto de alegría, lo podía ver en sus ojos, era la primera vez que veía su amor plasmado en su rostro. El enamorado joven delineo la mejilla de la ruborizada chica, acomodo un mechón de su cabello y se dedicó a mirarla. Hinata se había ruborizado con su "te amo".
-Yo también te amo- le dijo con voz suave
Entonces ella lo beso..
A pocos metros se encontraba la exclusiva casa del joven, ese día ambos se sintieron mas enamorados que nunca y entre las paredes de la hermosa mansión, fue escrita parte de una rota historia de amor, que ambos nunca olvidarían.
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Habían muchas reuniones que organizar, su agenda estaba apretada, pero, aun si había decidió cederle un espacio a su impuntual amigo.
-¿llamaste a kakashi?
-Si, me pidió que revisara la propuesta. Se la envié anoche a su correo personal
-¿Reservaste los vuelos para mi viaje?
-Si, también hice reservación para su estadía en Okinawa, en el hotel cerca del evento de Hatake-san
-entiendo. Iras conmigo, así que prepara también tu estadía
Hinata contuvo su sorpresa. Agradeció a kamisama, de que Obito tuviera su atención puesta en su ordenador. ¿un viaje?, debía ser una broma. No había viajado desde que era una niña.
-Es cierto, dile a Konan que hable con Shisui. Necesito la información sobre el proyecto en el que trabaja.
-¡Hai!
-Organiza tus actividades. Nos quedaremos cuatro días en Okinawa, no quiero retrasos por tu vida personal.
-No se preocupe por eso- había pena oculta en su voz, la sola idea de dejar a Hanabi no le agradaba.
-es todo..
Era la invitación explicita que Hinata tenía que retirarse, se puso de pie y salió de la oficina. Estaba bastante estresada y preocupada, ahora no solo tendría que organizar todo una estadía de cuatro días para su jefe, sino también tenía que dejar todo listo para su hermana. Necesitaba un café muy cargado. Sus pasos se detuvieron cuando vieron a Konan recargada en su escritorio.
-¿Konan-san?..- su mano se puso en el hombro de su amiga.
Hinata se asustó cuando vio su semblante demacrado.
-¿estas bien?.. ¿estas enferma?- pregunto muy preocupada
-no te preocupes.. solo estoy algo cansada y me duele la cabeza- se excusó mientras tomaba una buena postura.
-Puedo cubrirte para que descanses un poco, además..
-Gracias Hinata.. No te preocupes, todo esta bien..
La peliazul era muy observadora, tenía la certeza que debajo de esa sonrisa se escondía algo oscuro. Si bien respetaba mucho la intimidad de su amiga, se preocupaba por ella por el semblante, de sus últimas semanas. Konan había dejado de ser: esa mujer empoderada con clase y personalidad. Ahora parecía tan frágil e introvertida.
-Si necesitas algo, no dudes en confiar en mi..
Sus orbes perlas trataron de darle respaldo, pero Konan necesitaba más que solo eso. Los últimos meses se habían vuelto un infierno para ella, pero como toda mujer orgullosa sufría en silencio. Obito no iba a tolerarlo, tenía la certeza que la regañaría por todo.
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-No te preocupes Hinata, sabes que Hanabi se quede aquí no es ninguna molestia.
-Muchas gracias Ino. No sé qué haría sino te tuviera como amiga- sonrió tiernamente mientras miraba a la bella rubia.
-No hay problema, puedes confiar en mi- le guiño el ojo- y cuéntame..¿A dónde me dijiste que se iban de viaje?
-a Okinawa, solo serán unos días
-Y.... ¿estarán solos?
La coquetería y doble sentido de la frase hicieron que Hinata se atorara con el chocolate que estaba tomando.
-Que cosas dices Ino.. solo es trabajo- opto por limpiarse con la servilleta que estaba en la pequeña mesa de la sala.
-Yo no dije nada.- se excusó con ironía
-pero lo pensaste
-me conoces también, vamos Hinata. Tu jefe esta..guao. y tú solo piensas en trabajar. ¿Acaso no te gusta?
Hinata se respingo y se ruborizo inmediatamente. ¿Gustarle?, nunca lo había pensado.
-No lo sé, me es difícil verlo de otra forma. Siempre está molesto y muy estresado. Son pocas las veces en las que lo he visto sonreír.- había cierta decepción escondida en la voz de la joven. Seguro era horrible vivir de esa forma, aseguro. A ella le habían pasado cosas horribles, pero siguió y no se detuvo a pensar en ello. Continúo sonriéndole a la vida, porque a su lado estaba la personita por la que debería luchar.
-Eso lo hace más atractivo, un hombre así de serio e interesante..... Incapaz de ser domado
-habla más bajo, Hanabi está durmiendo
-tampoco exageres, está en la otra habitación. Me pregunto cómo será en la cama será como un tigre o tiernito cual oveja- su voz sonó curiosa, coqueta y muy pervertida.
-que voy hacer contigo Ino
-los hombres mayores no son atractivos para mí, pero con él... mmmm. Puedo hacer una excepción- lo dijo mientras se mordía los labios
Hinata solo negó mientras sonreía, Ino podría sonar lo más experta posible, pero tenía menos experiencia que cualquiera. Le habían roto el corazón en varias ocasiones, muchos solo buscaban diversión con ella. Quizá su personalidad tuvo parte de la culpa, verla ser tan extrovertida y bastante abiertas para hacer algunas cosas, confundían a sus novios o pretendientes. Ino era una chica que ocultaba mucho su romanticismo, quizá más que Hinata. Le gustaba los detalles, los paseos y los tiernos besos, fue una lástima que ninguno de sus novios la haya querido como se debía. Durante muchas noches, la ella Ino se consolo en los brazos de la ojiperla, conjuntamente con un gran plato de chocolate para mitigar el dolor de su corazón roto.
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Las nubes se miraban muy esponjosas desde arriba. La peliazul no quería dejar de verlas, hace mucho que no se subía a un avión y lo mejor: en primera clase. Obito estaba a su lado, serio y estresado como siempre, tenía en una mano una copa de champan y en la otra un libro. El viaje no duraría mucho, pero lo disfrutaría lo suficiente. Si bien el trabajo era bastante duro y la paga no era muy buena, tenía sus privilegios.
El avión arribo a la isla de Okinawa, sin muchas complicaciones. Hinata contrato a un servicio de limosina, para ayudar con el traslado al lujoso hotel donde se hospedarían. Las enormes maletas fueron subidas al trasporte con ayuda del valet, para luego partir hasta su destino.
-¿arreglaste mi cena con Kakashi?
-Hatake-san lo vera a las 7 de la noche, en la cena previa al evento de mañana
-esto es muy importante, tu trabajo depende de que todo salga perfecto. Las negociaciones de mañana son de suma importancia en la empresa.
-lo sé Uchiha-san. Tengo todo bajo control
-Mhp.. eso ya lo veremos-advirtió
Hinata sabía a lo que se refería, Obito siempre buscaba cual mínimo error en su planificación, para luego refregárselo en la cara. Mientras iban rumbo al hotel, la peliazul tenía clavada la mirada a través de la ventana, el mar se miraba más hermoso desde donde estaba yendo el lujoso auto. Las olas brillantes le daban la bienvenida, junto a una hermosa paleta de colores; un hilo de nostalgia se posó en el frágil corazón de la joven, aun recordaba ese día. En aquella playa donde le mintieron vilmente.
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Llegaron a la hora perfecta, Obito descendió deprisa quería tomar un largo baño, odiaba viajar. Hinata se demoró un poco en la entrada, tenía que darle las instrucciones precisas para que llevaran el excesivo equipaje a las dos habitaciones reservadas. La emprendedora joven no dudo en tomarse un pequeño instante para apreciar la elegante entrada, incluso se sentía apenada por estar en ese lugar; la renta de un mes de su humilde vivienda no era nada, a comparación de todo el dinero que se tenía que invertir en una sola noche allí. La alta e imponente presencia del atractivo Uchiha, no pasó desapercibida; sumándole el hecho que era el hombre más rico de todo Japón hizo que captara más atención de lo debida.
-Buenos Días señor..- saludo el recepcionista del lujoso hotel.
-reservación para Uchiha Obito- se apresuró en decir Hinata.
La peliazul tuvo que acelerar sus pasos, sabía que su excéntrico jefe le fastidiaba dirigirse a cualquier empleado. Ella debía ser eficiente y encargarse de todo. El recepcionista no oculto su asombro, al ver en la pantalla de su ordenador el tipo de habitación y darse cuenta de quien se trataba. Él trabajador hizo un ademan, para que verificaran que el equipaje fuera llevado a las habitaciones correctas. La joven recibió las tarjetas, luego de dar las gracias se dirigieron rumbo al ascensor. Ella se dio cuenta la excesiva atención que recibía su jefe, algunos hombres evitan mirar y algunas mujeres hablaban entre ellas. Una vez adentro del amplio ascensor, Hinata presiono el botón del piso trece, las puertas se cerraron quedando sola con su neurótico jefe. Su lenguaje corporal decía mucho, no solo estaba fastidiado sino también irritado, todavía faltaba asistir a la cena con kakashi; iba ser una noche muy larga.
Una grave tos, la saco de sus cavilaciones. Obito saco un pañuelo del pequeño bolsillo para colocárselo en la boca y seguir tosiéndola.
«¿Acaso estaba enfermo?»
Era cierto, su jefe estaba bastante desmejorado en las últimas semanas. Estaba más pálido, delgado y tosía debes en cuando. Su temblorosa mirada vio como trataba de recobrar la postura.
-Uchiha-san ¿esta todo bien?..-él no contesto, ni siquiera la miro puesto que ella estaba un poco más atrás- Si lo desea.. podemos cancelar su cena..- sugirió de la manera más tímida y educada posible.
-Mhp.. Porque haríamos eso..-ironizo
-pero... usted no se ve muy bien. Quizá debería tomarse..
-¡Ese no es tu problema!- su voz hosca y fría la interrumpió- Solo cumple con tu trabajo y no me molestes
La puerta del ascensor se abrió, el Uchiha se adelantó dejando a una Hinata solo y algo triste en el ascensor.
«¿Por qué tenía que ser así?»
Ella solo quería ser amable, pero tener algún gesto de su parte era algo imposible. Hinata podría ser sus tareas de manera eficiente e impecable y nunca recibía un gracias o una felicitación de parte de él. Siempre era elegantemente grosero y tosco.
La puerta de ascensor estaba a punto de cerrarse, la mano de la joven se puso en medio de las puertas para que no se cerraran, salió de prisa tratando de olvidar el incómodo momento. Tenía que concentrarse y evitar involucrarse con su jefe, ya durante los meses anteriores le había dejado en claro que ella era una simple empleada y él: su implacable jefe. Obito ya no estaba en el pasillo, seguro ya había entrado a su cuarto. El cuarto de ella estaba convenientemente al frente, para cualquier imprevisto y tenga que atenderlo. La tarjeta fue deslizada para abrir la puerta, se sorprendió al ver sus maletas a la entrada de su bella habitación, suspiro con cierta tranquilidad. El tiempo pareció ir mas lento, mientras cerraba la puerta, su mirada aperlada se concentró en la puerta al otro lado del pasillo: allí tras ella, estaba el hombre más difícil con el que le había tocar lidiar.
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-me duele la cabeza..- se quejó mientras bebía su quinto vaso de whisky
-creo que has bebido demasiado..-recalco el peliplateado amigo
Todo era realmente hermoso y muy lujoso, la cena previa junto a la playa era perfecta. La empresa "Hatake" habia recibido por todo lo alto a sus nuevos accionistas y sociedades. No se había escatimado gastos en los toldos blancos, flores: rosas y orquídeas, luces de todos los tipos y la música. El bufet era enorme, con su barra de quesos y los platos fuertes. Eran cerca de 10 de noche, la reunión estaba trascurriendo lo más normal posible pero Obito no lucia contento. El Uchiha le irritaba los lugares con muchas personas, la bulla y las miradas puestas en él. Aun sabiendo que era el hombre más importante de todo Japón, tener demasiada atención no le agradaba.
-No era necesario hacer todo esto Kakashi- se volvió a quejar
-mi padre insistió
La mirada del peliplateado se concentró en la copa de su amigo, que se quedaba vacía una vez más. Esto no iba a terminar bien. Si bien era consciente de lo mucho que le desagradaba los eventos sociales, sabía que esa no era la razón de su desmedida manía de beber esa noche.
-No dejare que estés así- dijo en voz baja mientras le quitaba la copa
-¡¿Qué demonios crees que haces?!- se quejó conteniendo el volumen de su voz.
El barman se alejó de ambos, prácticamente fue alejado con la visceral mirada de Obito.
-No deberías olvidarlo.. ha pasado mucho tiempo-había tanta pena y culpa en su voz
-¿y cómo hacerlo?, después de lo que me hizo pasar..- su mirada estaba frustrada y puesta en el copa vacía.
Kakashi miro con tanta pena a su amigo, aun le seguía afectando lo que le paso hace seis años. Obito no volvió hacer el mismo desde entonces, para su mala suerte esa noche se cumplía otro año más.
-No hay día que no me culpe... por lo que paso
-Mhp..- sonrió con ironía, su amigo se echaba la jocoso ver que aun sientes culpa por lo que paso, cuando las cosas no fueron así...¡demonios no me mires así!..¡no me gusta tu maldita lástima!- se apretó el puente de la nariz y lo miro con dureza.
-no es lastima.. solo creo que deberías olvidar. No me gusta seguir viéndote asi.. puedes conseguir a la mujer que desees Obito.. porque no volteas la pagina
-es más fácil decirlo que hacerlo. Yo solo elegí a una Kakashi ¡a una! Y no pudo corresponderme como merecía..- renegó con frustración, con cólera y mucho rencor.
-Hay muchas mujeres...
Una sonrisa encantadora se dibujó en el rostro de Kakashi, su mirada se posó en cierta recatada peliazul que comía con mucho gusto en la barra de bufet. Hinata tenía sonreía mientras saboreaba los pequeños bocaditos de la mesa, comía saboreando cada partícula de la exquisita comida. Ella se consideraba de buen apetito, no se avergonzaba de cómo era, quizá de su busto pero no de su apetito. Aunque tenía algo de culpa de disfrutarlo sin su hermana o Ino, pero quizá era una recompensa por su duro trabajo.
-¡alli hay una hermosa mujer!- le dio un pequeño toque con el codo para que su amigo prestara atención
-¿Quien?..- su mirada busco a "hermosa mujer"
Hinata estaba vestida con un recatado vestido blanco con zapatos no muy altos y un maquillaje bastante simple. Ella no se esperaba que la fiesta fuera tan exclusiva, se sintió fuera de lugar pero debía quedarse. Era su trabajo estar presente.
-No puedes negar que es muy bella, a pesar de esos harapos- recalco Kakashi
-Tsk.. si es bonita.. ¿Qué?- le dijo a su amigo cuando sintió su mirada insatisfecha por su adjetivo "bonita"- Si quieres llévatela a la cama y así sabes más de ella.
-Hinata-chan no es de ese tipo de mujeres, ella es para ir en serio.
-Ella es seria.. mucho. Tiene una hermana mejor y una mejor amiga diferente a ella.
-Tienes mucho tiempo trabajando con ella, no puedo creer que solo sepas eso.
-no me gusta involucrarme con mis empleados, hace un tiempo le pregunte a Konan sobre ella
-¿y que te dijo?- había mucha curiosidad en la voz de Kakashi
En ese momento el celular de Uchiha comenzó a vibrar, interrumpió su respuesta. El peliplateado suspiro, cuando su amigo contestaba el celular era seguro que iba ser una llamada larga. No quería perder el tiempo, dio su último sorbo a su copa y se fue tras la mujer que había captado su atención desde el primer día. Mientras Obito respondía la llamada de su primo, vio como Kakashi se acercaba a su tímida asistente y cuando ella lo vio sonrió.
«Hoy tendrás mucha diversión Kakashi» pensó.
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Había sido una noche muy larga, el alcohol en su sangre aun no aplacaban el dolor de su corazón roto. Su mirada negra estaba puesta en las brillantes olas, la luna estaba en su esplendor máximo y su reflejo estaba en sincronía con la penumbra de la noche. Disimuladamente se había alejado del evento, término por tumbarse en la arena mirando el firmamento estrellado; a pocos metros se encontraba la botella de vino, que había traído del evento, estaba vacía como su alma.
Su vida era una mierda, así lo sentía. Lo tenía todo, absolutamente todo pero no a ella. Otro año más, desde aquel día donde ella lo dejo en las peores circunstancias. ¿A quién mentía?, seguía siendo un maldito infeliz; estaba enfermo de desamor y por más tiempo que le dedicara a su trabajo: no podía quitársela de la cabeza, ni tampoco aquel día y su "lo siento". El sueño lo empezó a invadir, sus papados empezaron a cerrase, su visión del firmamento se nublo y antes que se quedara dormido sus labios musito el nombre de aquella buena mujer que lo dejo:
«Rin»
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La lluvia había empezado hace unas horas, eran cerca de tres de la mañana y no había podido dormir. Tenía un mal presentimiento sobre el paradero de su jefe, había desaparecido a mitad de fiesta y ella no lo noto, puesto que se había quedado conversando muy a gusto con el guapo Kakashi, quien muy gentilmente se ofreció a llevarla a su habitación. Sin embargo, después de tomar una larga ducha y vestirse para dormir, no sintió que al otro lado del pasillo se hubiera cerrado la puerta.
Con muchas dudas, miedo y algo de vergüenza decidió colocarse la bata para verificar si su amargado jefe se encontraba en su habitación. Estaba en frente de la bella puerta blanca, estiro su mano empuñada para tocar, estando a milímetros se arrepintió.
«¿Si se molesta?¿si me despide?»
Innumerables preguntas inundaron su mente, pero las dejo a un lado para tocar primero despacio con dos toques: nadie abrió.
Dos toques más con algo de fuerza: nadie contesto.
El hilo que tenia se hizo más grueso, algo definitivamente no estaba bien.
-¡Uchiha-san!- toco más fuerte y nadie contesto.
Se llevó una mano a sus labios, Obito no estaba en su habitación.
«¿Y si algo le paso?»
Rápidamente se fue hasta su habitación, busco su celular para llamar a su jefe; volvió a salir al pasillo con el celular timbrando: nadie contesto y el celular no sonaba tras la puerta. Su mente se nublo un poco y la preocupación se hizo aun mayor, siendo consciente que su jefe no estaría con alguna mujer esa noche.
-¿Qué hago?...- su voz desesperada sonó, sin que ella lo notara estaba caminando en círculos en el pasillo.
Volvió su atención al celular, digito el número de la única persona la cual podría ayudarla.
-¿Hatake-san?- dijo con prisa
-mmm..¿Quien es?- una voz adormilada tras el teléfono sonó
-lamento mucho llamarlo tan tarde
-tranquila Hinata.. tú nunca molestas. ¿Qué paso?
-Uchiha-san no vino ha venido a dormir, creo que algo le paso... ¿usted sabe si esta bien?- ella no lo noto, pero estaba bastante preocupada.
-¡Diablos..!.. Hinata hay que salir a buscarlo.... Obito habia bebido demasiado. Debemos ser discretos ¿entendido?
-¡hai!.
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Habían pasado 10 minutos, buscándolo entre los alrededores de lugar. Hinata estaba en bata con unas sandalias, ya que sus pantuflas no eran apropiadas para salir. Casi como un presentimiento la dulce peliazul se aventuró a buscarlo en la playa, mientras Kakashi lo buscaba a los alrededores. La lluvia caía con algo de fuerza, el sonido de la lluvia contra su paraguas, no le distraían en su propósito; necesitaba concentrarse. Sintió que buscaba una aguja en un pajar, la playa era enorme y la fuerte lluvia empañaba su visión.
-¡UCHIHA-SAN!- grito con la esperanza que le contestara, miro a todos los lados- ¿Dónde está?
Sus pisadas se hundían en la arena fina, sentía mucho frio por la delgadez de su bata, pero siguió. Quizá guiada por el instinto de responsabilidad o quizá por su personalidad noble, ni siquiera ella lo sabía.
-¡Uchiha-san!
Entonces lo vio...
Dejo caer su paraguas, porque le impedía avanzar rápido. La espesa lluvia la empapo en cuestión de segundos, incluso su ropa se empezó a trasparentar. Se llevó unas de sus manos a su boca, por la profunda pena que le causo ver a su vigoroso jefe tan frágil como un papel. Él estaba completamente empapado, su corazón se acongojo cuando se dio cuenta de la fiebre que tenía.
¿Cuánto tiempo había estado allí?
Lo llamo y él no le contesto, necesitaba sacarlo del lugar, pero Obito era un hombre fuerte y alto. No iba poder hacerlo sola. Saco su celular para llamar a Kakashi.
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La puerta se abrió abruptamente, para su suerte: Obito tenía la tarjeta en sus pantalones y pudieron entrar sin problemas. Kakashi tenía el cuerpo de su amigo en su hombro, haciendo gala de su fuerza.
-déjelo en el sillón..- indico Hinata mientras hacía a un lado los cojines decorativos
-llamare a un médico, tardare como una hora.
-no deberías llevarlo a un hospital, está ardiendo en fiebre..
-Lo sé, pero no es nada grave.. Obito odiaría que esto se sepa. Conozco a un buen médico y es discreto, el único inconveniente es que vive algo lejos de aquí.. tengo que irme. Hinata mientras tanto, trata de que le baje la fiebre.. ya regreso
Sin más que decir, el peliplateado salió de la habitación. La mirada aperlada se posó en su jefe, la desvió de inmediato incapaz de verlo tan frágil. Obito siempre desprendía poder y autosuficiencia, pero ahora estaba tan frágil como un niño. Recordando que le habían enseñado, fue hasta el baño y prendió la llave, la bañera se empezó a llenar con el agua con temperatura apropiada. Ni siquiera se tomó un segundo para apreciar la belleza del lugar, debía ocuparse de la salud de su jefe. Cuando la tina estuvo llena, apago la llave para dirigirse a la sala; volvió a tomarle la temperatura, verificando que seguía igual. Sus manos se acercaron hasta su camisa, pero se detuvieron.
¿Qué estaba haciendo, acaso iba a desnudar a su jefe, probablemente la mataría?
Sacudió su cabeza, debía hacerlo. Su ropa estaba empapada y debía sacársela. Conforme iba desprendió cada botón, conforme su piel se hacía más visible, el rostro de Hinata está totalmente ruborizado e incluso podía jurar que tenía fiebre. El último botón se desprendió, dejando ver ese abdomen plano bien marcado, con esa sexy v. ¡dios! Estaba al borde del desmayo. Saco la camisa, los zapatos y los calcetines; mando a la basura su vergüenza cuando empezó a deslizar la bragueta del pantalón, la marca de sus costoso bóxer se dejaron ver. Odio con todo el corazón a eso que hacían diferente a los hombre y mujeres. Odio al bulto que se dejaba ver, si bien era obvio que su jefe no estaba excitado, el bulto tras su bóxer era más que evidente.
-¡ayudame Uchiha-san!- pidió suavemente mientras pasaba el brazo de él tras su cuello.
Sentir su piel desnuda o parte de ella contra la suya, fue como sensación electrizante que le recorrió todo el cuerpo. Ella lo estaba ayudando a caminar rumbo a la bañera, él pareció entenderla y se dejó guiar con mucha dificultad para ella. Su piel era tan tersa, eso podía sentir la palma de la mano de ella que rodeaba la cintura de él. Obito parecía estar inmerso en otro mundo, su mirada seguía gacha y nublada como si un cuerpo vacío se moviera.
-ya falta poco Uchiha-san- dijo con dificultad, puesto que gran parte del peso de su jefe estaba contra su cuerpo.
Y así, llegaron a la bañera. El agua se rebalso, pero no importo. Hinata suspiro más tranquila, se extrañó por la casi nula reacción de él.
Los simples gestos pueden ser malinterpretados como falsas ilusiones, ¿y qué pasa cuando esas ilusiones se vuelven real? ¿Cómo lidiar con las consecuencias de tus falsas esperanzas?
-¿Rin?..
-¡te amo Obito!
Su voz lejana lo atormentaba, se encontraba en aquella calle que fue testigo de su amor. Corrió, pero la figura de su amor se alejaba.
-¿Por qué Rin..?
-¿Obito?
-¿Rin?
-¿Obito?
Sus ojos se abrieron poco a poco, su corazón se detuvo cuando la vio, allí junto a él. ¿Era Rin? O era..
-¿Uchiha-san, está todo bien?
Parpadeo un par de veces, dejando más visible a la persona que estaba junto a él. La figura borrosa de Rin desapareció, dejando más clara la silueta de una preocupada Hinata.
-¿Qué paso..?¿Donde estoy?- se apretó el puente de la nariz- ¡mierda!- bufo con el punzante dolor de cabeza- ¿Qué haces aquí?
La mirada dura, fría la hizo retroceder y avergonzarse.
-etto... es que yo... usted no venía y bueno yo sali..
-¡No era tu problema ayudarme! ¡Cuando vas a entender que no quiero que te involucres en mi vida, no te necesito!
¿No la necesita?, tenía que ser una broma.
Lejos de asustarse por sus gritos, la molestia se impuso y como nunca enfrento su mirada.
-¿Qué esperas?¿Que te lo agradezca?- ironizo el orgulloso Uchiha
Entonces ella salió, sin decir nada..
Su enojo no era comparado con el dolor de cabeza que tenía. Estaba furioso por verse débil, no le gustaba que la gente le tuviera lastima.
-¿Porque demonios estoy semidesnudo?- dijo cuándo se dio cuenta del como estaba.
A quien engañaba, a pesar de sus años era un mal tomador. No quería recaer una vez más en el vicio, le había costado tanto salir de las drogas y el alcoholismo. Había invertido mucho tiempo en el hospital y las horas de terapia, si bien había perdido los escrúpulos, no había perdido la razón para caer en la misma mierda. Trato de relajarse, acomodándose mejor en la tina, el agua tibia estaba deliciosa, cerró los ojos entonces..
La sensación de ahogo lo asusto, se puso de pie después de sentir un gran volumen de agua fría contra su rostro.
-¡Que mierda ¡- se escurrió el agua del rostro.
Su ceño se frunció junto a una mirada asesina, Hinata: su pequeña asistente, tenía un recipiente de mediano volumen en las manos, estaba agitada y su rostro angelical no estaba. Ella se había atrevido a echarle agua en la cara.
-¿Cómo te atrev..
-¡ya basta! ¡Puede dejar de comportarse como un cretino!
¿Acaso había escuchado bien, su tímida asistente le estaba gritando?
-¡ Dice que no necesita mi ayuda.. bien.. entonces no debí haber venido con usted!
-¡te pago por hacerlo, no me vengas que lo haces de corazón porque no es cierto! ¡Además como te atreves hacer esta estupidez.. Yo soy..
-Se perfectamente quien es usted, pero eso no le da el derecho a tratarme así. Usted estaba allí afuera- señalo con insistencia la puerta-.. tirado en medio de la lluvia. Esta muy enfermo y..
-¡ya te dije que ese no es tu problema!¡ ahora lárgate de aquí!
-¡usted no valora nada... solo está buscando los errores y resaltándolos. Además..
-¿Qué está pasando aquí?
Kakashi hacia su aparición junto a un hombre más joven que traía un maletín. Los gritos se ambos se escuchan hasta el pasillo, grande fue la sorpresa del peliplateado cuando encontró a su amigo: enojado, mojado y semidesnudo y una Hinata bastante agitada. Era evidente que estaban teniendo una acalorada discusión, eso era nuevo para Kakashi ya que nadie se atrevía a decirle algo a su amigo por temor a hacer despedido.
-permiso..-atino por decir ella para salir de la habitación.
Cuando cerró la puerta, sus piernas le fallaron y termino por deslizar su espalda por la madera. ¿Qué había hecho?, no solo había desnudado, también le grito y estuvo a punto de renunciar. Ella necesitaba mucho el trabajo, si Kakashi no entraba era seguro que iba a gritarle que renunciaba.
-¿Qué hiciste Hinata?- se dijo muy asustada.
Ahora que estaba más calmada, fue algo anormal su comportamiento. Nunca había estado
¿Qué iba hacer?, su suerte estaba echada.
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-¡Lo viste desnudo!
-habla más bajo.. no quiero que Hanabi te escuche
-Que suerte tienes Hinata, descríbemelo por favor... y no olvides en exagerar- dijo con coquetería Ino
-trato de olvidarlo.. – ladeo su rostro ruborizado- lo peor fue discutir con él
-¡¿Queeee?!.. tu la dulce Hinata discutiendo con el hombre más rico de todo Japón. Debe ser una broma- la exaltación en su voz casi la hace trastabillar.
-realmente es irritante, lo ayude.. no esperaba nada, ni siquiera un gracias, no pude contenerme cuando me grito por haberlo ayudado. Él piensa que puede hacerlo todo, de tenerlo bajo control, si fuera así.. entonces no tendría una secretaria y un asistente.
-He de suponer que no te despidió, porque no estarías tan tranquila
-Gracias a kami. Tuve mucha suerte que no me despidiera en ese momento.. cometí un error y tome un riesgo innecesario..
Estar sin trabajo, teniendo que cargar la deuda de una casa, su hermana y los gastos eran una gran responsabilidad. Su preocupación iba en aumento al pasar los días, tenía mucho miedo de que su jefe la llamara a su oficina y le dijera "estas despedida".
-No te pongas asi Hinata, quizá tengas razón pero eso no le da derecho a tratarte asi
-lo se Ino, pero necesito el trabajo..
-Daría lo que fuera por poder ayudarte
La hermosa Ino tomo la mano de su amiga, quería consolarla con ese gesto tan sutil. Sonrió cuando Hinata apretó su mano, ambas se miraron y trataron de sonreír. No hacía falta palabras, las dos eran consiente del invisible pero fuerte lazo de su amistad.
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-Hoy tampoco vino a trabajar.
Hacia como una semana que Konan no había regresado al trabajo, había pedido un descanso de 3 días pero aún no se parecía. Hinata se propuso a cubrirla y decirle que no se preocupara, pero algo no estaba bien. Konan no era de esas típicas trabajadoras que dejaban de venir por cualquier inconveniente, sabia lo mucho que estaba comprometida con su trabajo y lo mucho que le gustaba.
¿Qué le estaba pasando?
Si bien era algo muy difícil tratar de suplirla con sus tareas, no era imposible. Aunque le costara sus horas de dormir y parte de su vida personal.
-quizá debería llamarla.. o debería ir a su casa- se debatía.
Saco su móvil, lo sostuvo por un momento preguntándose si era buena idea. Si bien konan era muy cercana, no la conocía muy bien.
-la llamare- se decidió
En ese preciso momento, escucho el llamado de su jefe. Si bien le preocupaba las extrañas inasistencias, no debía involucrar sus sentimientos con su trabajo. Era viernes, si bien era fin de semana había mucho que hacer y documentos que atender. El impase en el viaje a Okinawa quedo atrás, Obito parecía no querer hablar al respecto y Hinata rogaba que no la despidiera.
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-¿te gusta Ino-san?
Hanabi salía de un probador portando un vestido de color mostaza, lucia muy feliz. Ino se preocupaba mucho por ella, sabía que Hinata no podía compartir tiempo con su hermana y ella quería compensar en algo esa falta.
-te ves muy linda, te parece si lo llevamos...
-me parece bien..
-¡Hanabi!
-¿ehm?.. ¿Qué paso Ino-san?
-No te olvides que te tenemos que hablar sobre.. bueno tu ya sabes- su voz con complicidad hizo que la adolescente se ruborice
La rubia sonrió, ambas compartían un secreto. La pequeña aún no estaba lista para contarle sobre eso a su hermana. Si bien su personalidad era fuerte, sentía algo de vergüenza, si de ella hubiera dependido Ino tampoco se hubiera enterado, pero la descubrió infraganti y no tuvo más opción que aceptarlo. Estaba pasando la típica etapa de toda adolescente.
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-los planos del proyecto en la cuidad de Nara están casi listos, necesitan la aprobación del lugar y del supervisor del estado
-entiendo, llama a Takamura y arregla un almuerzo para él y su esposa dentro de tres dias
-está bien- respondió mientras apuntaba cada palabra en su pequeña libreta
-¿Cómo van las órdenes de compra del mes?
-El 90% de los productos llegaron ayer, el 8% están por llegar, el 2% han tenido problemas en las aduanas, los cuales resolveré mañana a primera hora
-resuélvelo..-su mirada le advirtió
Ella solo asintió, lo último que quería es quedarse un minuto más. Había sido un día bastante pesado, estar sin Konan era una gran falta. Hinata se levantó de la silla, de manera educada se despidió y antes de cruzar la puerta se detuvo. Estaba con intriga en su corazón, si alguien sabia ¿Dónde estaba konan?, era su jefe; volteo despacio y regreso lento.
-Uchiha-san..- su voz sonó temblorosa
-¿pasa algo?
-yo..
-habla de una vez, no tengo tiempo para tus tartamudeos- acuso, mientras apagaba su computadora y arreglaba su escritorio.
-quería saber si sabe algo de Konan-san, hace casi una semana no viene y bueno yo..
-llamo esta mañana... regresara la próxima semana a trabajar
-¿Cómo está?¿porque no ha venido a trabajar?
-No involucres tu sentimentalismo en el trabajo Hinata.
Su duro comentario la dejo una vez más sin palabras, lo vio salir tras la puerta sin despedirse. Obito era un hombre duro, quizá tenía razón y se estaba preocupando demasiado.
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Siempre se consideró una jovencita bien educada y bastante sensible. Sin embargo, a pesar de que la vida había sido muy cruel con ella, no había cambiado mucho: seguía siendo la misma chica amable. La vida le había quitado a sus padres, dejándola con la responsabilidad de cuidar a una niña pequeña desde muy joven. Su vida era trabajo duro, horas sin dormir, ahorro extremo y hasta hambre; pero seguía sonriendo por un mañana mejor. Quizá debía endurecer un poco su corazón. Si bien había cerrado cualquier posibilidad de enamorarse, no a la esperanza de encontrar bondad en las personas.
«No»
No porque si jefe le decía, lo debería hacer. Ella apreciaba a Konan, la llamaría porque no se sentía conforme con la "explicación" de Obito. Cuando el teléfono empezó sonar, casi se come la uñas de lo nerviosa que se sentía.
«¿Se molestara porque la llamo a estas horas?»
-buenas noches konan-san disculpa por llamar tan tarde.
-Hinata..yo
Los secretos muchas veces son miedos e inseguridades, algunas veces son pesadillas. Konan tenía un secreto, uno que la avergonzaba y le llenaba de moretones el cuerpo. Todo parecía normal, pero conforme pasaron los años se volvió una pesadilla. El hombre que amaba: Yahiko se había vuelto un monstruo, casi ni lo reconocía.
-¡con quien hablas!- una voz grave y muy molesta se hizo presente
Konan palideció cuando lo vio entrar, trato de ocultar que hablaba por teléfono pero fue en vano. Él lo había visto todo.
-¡Konan!..-le grito cuando ella intento huir metiéndose al baño
Fue en vano tratar de huir de la bestia. Todo había empezado con un simple empujón, que se dio en uno de sus discusiones; luego en otra llego una bofetada que la aturdió, ni siquiera recordaba cuando fue el primer puño contra su cuerpo o su rostro.
-¡Seguro hablabas con ese hijo de puta con el que te trabajas!..¡no es asi!- la acuso
La sostenía fuerte contra la cama, su agarre estaba su cuello. Su mirada iracunda y llena de odio estaba puesta en la mujer que decía amar. Su agarre se aflojo cuando vio que el rostro de ella se puso rojo, la soltó y Konan tosió tratando de volver a respirar.
-¡tu tienes la culpa!...¡ tu tienes la culpa que yo haga esto...!
¿Dónde estaba el hombre que amaba?¿Donde estaba su Yahiko?. Donde estaba ese gentil pelinaranjo que quería comerse el mundo, con sueños e ilusiones. Ya no quedaba nada, porque el mundo cruel se lo había comido. Su rostro lleno de pirsins y tatuajes le decían que él se fue hace mucho, ahora quedaba la escoria de una sociedad machista y vieja.
-Yahiko..
-¡No me llames Yahiko!..
Un fuerte golpe fue a dar a su ya magullado rostro, que la tumbo una vez más contra el suelo.
-¡te he dicho que no soy Yahiko... llámame Pain maldición!- le grito con toda su fuerza, sin temor que los vecinos le escucharan.
El golpe fue lo suficiente para aturdirla, no podía defenderse. La razón por la que a veces no iba a su trabajo, era él. Había temporadas donde se dedicaba a someterla secuestrándola y obligándola a intimar. Ella ya no recordaba cuando fue la última vez que hicieron el amor, se había acostumbrado a sus salvajes encuentros y había aprendido a romantizar sus actos. Ella era consciente que no estaba bien de la cabeza, pero estaba tan sometida que le impedía en pedir ayuda.
-Ahora te voy a enseñar quien es tu hombre..
Ella lloro cuando lo vio abrirse una vez la bragueta y esbozar esa sonrisa sádica en su rostro. Él iba hacerlo una vez más.
-no.. no por favor..-negó con la cabeza mientras sollozaba- no de nuevo..
-tienes que aprender quien es tu hombre.. Tu eres mi puta.. nadie te hará sentir lo que yo si
-¡No!-grito
Con desmesurada fuerza la volteo, le alzo la falda; ella forcejeo pero no pudo salvarse del animal. Él se adentró a ella, con fuerza, abriéndola como una flor que sufre. Su enorme mano estaba en su cabeza y su asqueroso miembro duro estaba invadiéndola. Las lágrimas caían, cerró los ojos quizá recordando la última vez que fue feliz con su agresor. Quizá esa era la razón, por la que no podía salir de su círculo vicioso; aferrándose a un pasado que no podía dejara atrás.
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-¡¿alo? Konan-san!- se puso inmediato de pie
-neesan.. ¿Qué paso?- pregunto inocentemente Hanabi
Hinata se llevó una de sus manos a la cabeza, estaba temblando por lo que acaba de escuchar. Había sido poco, pero era suficiente para ella. Konan no estaba bien, todos sus malos presentimientos se hicieron realidad. Ahora entendía esos moretones, ese cansancio extremo, el excesivo maquillaje y sus miradas tristes. Se sintió como idiota al no darse cuenta, su amiga, su compañera querida estaba sufriendo de violencia.
-¡Hanabi, colócate tu abrigo iremos donde Ino!
-¿Dónde Ino?¿a estas horas?.. ¿Qué está pasando?- ella aún seguía en pijama
-creo que Konan está en problemas..¡apresurate!- su hermana se apresuro en bucar su abrigo- ¿Qué hago?..¿llamo a la policia?..no.
Había tantas posibilidades, tantos caminos por tomar. En menos de diez minutos, el taxi ya estaba llegando al departamento de su amiga; quien no pregunto mucho por lo que estaba pasando, solo le dijo a Hinata que se cuidara. Con el mismo taxi para dirigirse con el único hombre capaz de ayudarla.
-¿Hinata?..- contesto adormilado-¿Por qué me llamas a esta hora?
-¡Uchiha-san.. creo que konan está en problemas!- su voz desesperada y el nombre que pronuncio lo saco del sueño que le quedaba.
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Los sonidos en la puerta lo fastidiaron, quiso ignorar pero eran muy insistentes y sonoros.
-¡ya voy!- grito mientras se limpiaba el polvo blanco de la nariz- ¡ya voy maldita sea!- volvió a gruñir- ¿Qué mierda qui...
No pudo terminar la frase, un fuerte agarre que lo llevo hasta la pared lo tomo por sorpresa.
-¡¿Donde esta, bastardo?!- reclamo el iracundo Uchiha.
No midió su fuerza cuando lo llevo contra la pared. Hinata se asustó por la reacción de él, entro despacio, temblando.
-¡sueltame imbécil!- bufo y tomo distancia del iracundo Uchiha.
-¡¿Dónde está Konan?!
-¡Eso no te importa!..¡ella es mi mujer.. lo que haga con ella no es tu problema!
-¡Konan!..-llamo Obito
Hinata se aventuró a buscar a su compañera. El departamento no era muy grande, abrió la primera puerta y resulto ser un armario, la segunda era un sucio baño, trago grueso al ver una puerta semiabierta; su mano tomo la perilla para abrirla. Su corazon se detuvo, sus ojos picaron por la escena.
-¡Konan-san!- se apresuró a llegar a ella.
Al otro lado del departamento, estaba Obito cuidando de que Yahiko no se entrometiera. Su mirada asesina estaba puesta en el pelinaranjo, quien sonreía como si nada hubiera pasado y seguía mostrándose igual de prepotente. Su rostro se desfiguro cuando escucho el llanto de Hinata, quería golpear al bastardo que estaba delante suyo.
-¡Hey ¿Adonde vas?!- grito Yahiko
Obito no obedeció, se fue tras el llanto, entro abruptamente: encontrándose con una sórdida escena, lo hizo palidecer y retroceder un paso negándose en aceptar lo que estaba delante suyo. Su amiga, su querida konan estaba inconsciente, semidesnuda, con el rostro moreteado y ensangrentado, pero lo peor fue ver la sangre seca que estaba entre sus piernas. No había duda, ese hijo de puta la había estado violando.
-¡Eres un...- ni siquiera pudo completar, iba matar al culpable con sus propias manos.
Hinata se sacó el abrigo para cubrir a su inconsciente amiga, saco su celular para llamar a una ambulancia, ya habían llamado a la policía mientras iban.
-¿Hina..Hinata?- su voz rota sonó
Dos grandes lagrimas resbalaron por el rostro de la peliazul, trato de sonreír tristemente.
-Konan-san..
Los ojos de la maltratada mujer se volvieron a cerrar, Hinata la atrajo para abrazarla con el dolor más profundo en su corazón.
¿Por qué Konan, si era tan buena?
A veces las peores cosas le pasan a las personas buenas.
¡te voy a matar!.. ¡maldito! ¡Cobarde!
Unos gritos se escuchaban, acompañados con golpes contundentes; dejo a konan con suavidad para dirigirse hacia donde estaba el escándalo. Obito estaba masacrando a golpes a Yahiko, quien estaba inconsciente y lleno de sangre, pero ni siquiera su estado impedía que el Uchiha lo siguiera golpeando.
-¡basta Uchiha-san!..- grito Hinata
Él no escucho y continuo golpeándolo, inclusos sus nudillos empezaron a sangran y la cara del infeliz se empezó a hinchar.
-¡basta!..
Ella trato de tomarlo del brazo, pero él no se dejó.
-¡voy a matar a este hijo de puta!¡muy hombre te crees por golpear a una mujer.. no.. maldito!- dijo mientras lo tenía del cuello y volvía a golpearlo.
-Obito...
Entonces se detuvo, reconocía esa voz perfectamente. Una Konan llorosa hizo su aparición, apoyándose de la pared para no caer.
-ya déjalo.. por favor-rogo
Él lo soltó, aun seguía agitado y furioso, trato de calmarse, pero no podía, verla en ese estado era demasiado.
-no vale la pena..-dijo despacio, con vergüenza- solo sáquenme de aquí..
No hacía falta escuchar más, él se acercó y la abrazo fuerte. Hinata se llevó sus manos hasta su pecho, no podía creer lo que veía: Obito, su impacable jefe.. él estaba..
Llorando.
Mientras tenía abrazada muy fuerte a Konan, un abrazo protector como si ella fuera la mujer más valiosa para él, como si quisiera luchar con quien fuera por ella.
-¿Por qué no me lo dijiste..?- dijo él muy triste
-cómo hacerlo... te hubieras decepcionado
-eres una idiota..-negó
Había lastimado a la mujer más importante de su vida, aquella que lo había salvado dos veces: una humillación y de los vicios. En ese momento solo era ella y él, el mundo no contaba en ese momento, solo eran ella y él contra el mundo. Ella lo había salvado, ahora el seria su salvador. él abrazo más fuerte, la sintió tan delgada y frágil; era un idiota por no haber notado el infierno que ella estaba viviendo, cerró los ojos mientras trataba de hallar aquella fragancia que Konan desprendía, no la hallo. Sus lágrimas llegaron hasta sus labios, hace mucho que no sentía ese sabor salado; se prometió que no volvería a sufrir por ninguna mujer, pero Konan era diferente.
Era una dolorosa escena, Konan siempre demostró ser una mujer autosuficiente y muy empoderada, pero también era dulce y sensible; Obito era implacable e intimidante, pero era protector y sobre todo:
«un buen hombre»
Esa sola conclusión, hizo ver lo equivocada que estaba. Hinata se sintió muy mal por haber juzgado a su jefe. Las sirenas empezaron a sonar, las luces tintineantes se vieron tras las ventanas; había llegado la justicia y ahora el abusivo hombre tenía que pagar las consecuencias.
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-Quédate quieta..
-no sabes lo mucho que arde.- se quejo
Konan había estado quince días en el hospital, Yahiko estaba detenido y a puertas de un juicio. Obito se negó rotundamente en que regresara a ese departamento, le propuso comprarle otro y ella se ofendió; así que por el momento ella se mudó a la gran casa del Uchiha. Desde hace dos días, ella había estado durmiendo en la cama y Obito en un sofá que no estaba muy lejos de la cama.
-¿Por qué no fuiste hoy al trabajo?
-Cuido de ti y te quejas.. ya está- dijo mientras terminaba de colocar la venda.
El gentil hombre se puso de pie, llevándose hacia la basura: los algodones, vendas y esparadrapos que había usado. Apago la luz, era hora que ella descansara, el doctor le había recomendado mucho descanso.
-¡por dios Obito, enciende la luz.. ya deja de tratarme como si estuviera muriéndome!- se quejo con un puchero en el rostro
-el doctor dijo que descansaras..- se sentó a su lado en la cama
-No es necesario que hagas todo esto..- la vergüenza en su voz fue palpable- ¡¿y porque demonios no fuiste a trabajar?!
-Hinata se encargara de todo..
-¿Hinata?..-se sorprendió- vaya, quien iba a pensar que el gran Obito Uchiha iba confiar en uno de sus empleados..- se burlo
Él solo atino a reírse mientras negaba la broma. Allí estaba, su querida Konan había regresado.
-Tengo que aceptar que no te equivocaste en escogerla, es una buena chica y bastante eficiente. Además..- la miro y le acaricio el rostro- además ayudo a una de mis más valiosas razones por estar aquí..
Konan le sonrió, tomo su mano y la beso. Se miraron como hace mucho no lo hacían. El tiempo pareció ir más lento, los sonidos se alejaron y sus respiraciones parecían ir al mismo ritmo. Ella era muy bella y él, se había vuelto en el hombre más atractivo que había visto.
-¿Qué nos pasó..?- necesitaba quitarse esa espina de "que hubiera pasado si.."
-no lo sé- contesto él
-¿alguna vez te has preguntado si yo hubiera volteado a verte ese día?- las lágrimas se deslizaron y a él le dolió.
-eres maravillosa, te merecías a alguien que te hubiera amado desde el principio.. no a alguien que solo quería olvidar..- se acercó más a ella, quizá con la idea de querer consolarla
-¿sentiste algo por mí?- su voz con pena y dolor le quito el aliento- Yo te amaba.. solo que yo.. no pude renunciar a mi pasado.. me arrepiento tanto.. no sabes cuanto
Él sonrió, si bien sus palabras tocaron hasta la fibra más sensible; debía mantenerse sereno. Ella estaba en una condición bastante vulnerable.
-por supuesto que sentí algo por ti.. pero lo de Rin me trastorno lo suficiente para no querer amar involucrarme sentimentalmente con alguna persona. Konan- la tomo de la mano- Tú eres la mujer de mi vida. No creo que kamisama, pero si el existiera.. estoy seguro que él te había enviado a mi vida..
-Obito- musito
Ella acorto distancia y se besaron, era un beso lento y doloroso. Obito podía sentir el labio roto de konan, definitivamente iba a refundir a Yahiko en prisión. Cuando terminaron de besarse, el poso una de sus manos en la mejilla de ella, viendo cada rasgo de es magullado pero bello rostro.
-sería un bastardo, si te hago el amor en estas condiciones Konan... mereces más que esto.
Esta vez fue él quien la beso.
No podía hacerlo, era consciente del estado mental de ella. Konan era una mujer hermosa, deseable para cualquier hombre, no solo por su belleza también por su carácter y personalidad. Tenía mucho que pensar, tener una relación formal con ella no podría ser. El porque era muy simple, la amaba lo suficiente y sabia lo inestable que seguía siendo; no quería lastimarla y ni perderla. La noche trascurrió, ella se durmió en sus brazos con una sonrisa en rostro; se sentía tan protegida, en cambio él no pudo dormir, solo atinaba en acariciarle la espalda, mientras aguardaba la luz de un nuevo dia.
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Había llegado con dos horas de anticipación, apretó el botón del ascensor y tomo un poco del café que tenía en la otra mano. Había dejado órdenes precisas a sus empleados para las atenciones de su frágil amiga, aun pensaba en los besos que se dieron anoche. No se arrepentía, pero se prometió que no se volvería a repetir. Ella merecía a alguien que la amara como se debe, no a un hombre débil que no olvidaba su pasado.
-Hoy habrá mucho trabajo..- se dijo cuándo las puertas del ascensor se abrieron
Las oficinas aún seguían vacías, necesitaba dejar todo listo para empezar el día. Sus pasos se detuvieron, cuando vio una extraña silueta; se acercó despacio hacia su escritorio, se extrañó por lo que estaba viendo.
«Que chica tan extraña»
Hinata se había quedado toda la noche en la oficina, había muchas tareas que debía arreglar y decidió pasar la noche allí. Antes de quedarse le pido a Ino que cuidara de Hanabi. Ya estaba a punto de terminar, eran cerca de cinco de la mañana; su plan consistía en terminar para luego cambiar en el baño y tratar de arreglarse. Cuando termino, estaba tan agotada que decidió tomarse un descanso de "cinco minutos", pero ya no pudo despertar.
-Que voy hacer contigo..- dejo aun su café para luego cargarla.
La Oficina de Obito tenía una estancia privada con un gran sofá; la llevo hasta allí. Hinata estaba tan dormida que no sintió cuando él, la puso en el sofá gentilmente. Mientras la llevaba, la sintió tiritar; no era para menos porque el invierno estaba llegando. Se sacó el abrigo para colocarse encima, ella sonrió al sentir el calor que le daba la prenda. Sin embargo, ese pequeño detalle, no paso desapercibido para la mirada del Uchiha:
«era una bella sonrisa»
Guiado por una extraña sensación, se puso de cuclillas para apreciarla más de cerca. Sabía que era bonita, pero de cerca lucia diferente. Se concentró en respiración, su pecho bajaba y subía y su aliento salía en sintonía. No se dio cuenta cuando acomodo uno de sus mechones, rápidamente retrocedió.
-deja de hacer estupideces Obito
Salió de la pequeña habitación, iba ser un día muy largo.
Continuara...
Fue un capitulo sumamente difícil para mí.
Los invito a leer café de media noche, en esa "entrevista" verán como yo veo a Obito tras el personaje, si lo sé, se escucha algo raro. Todo mejorara, creo XD.
Agradezco sus votos y los que se toman dos segundos en dejar sus comentarios.
Saludos y cuídense por esta pandemia.
SkybluePetunia
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