Encontrándome (Parte- II)

Obito había recibido muchos correos durante el día, ya quería apagar el computador e irse a su casa.

—Obito.

—siempre he declarado mi molestia, cuando entras sin tocar —le dijo mientras revisaba sus documentos.

—Creo que tengo malas noticias, tenemos mucho trabajo, ya que hemos ganado varias concesiones en la prefectura de Okinawa.

Obito suspiro profundamente, la cabeza le iba a explotar.

—Creo que ya deberías planear contratar a alguien.

—Creo que mi próxima elección será un varón.

—¿Para que no te enamores de él? —se burló.

—No, idiota. Es para que resista este trabajo.

—dirás de tu mal carácter.

—Como tu…

Unos gritos tras la puerta interrumpió su conversación.

—¡Ya le dije que no puede pasar!

—¡Usted no entiende, tengo que ver a Uchiha-sama!

—¡Nadie puede verlo sin una cita, señorita!

—Yo.

—¿Qué está pasando aquí?

Obito había salido de su oficina encontrándose que dos guardias que impedían el paso de la amiga de Hinata. Su semblante era de una persona desesperada.

¿Qué había pasado? ¿Por qué lo estaba buscando?

—Déjenla —ordenó.

—¡Uchiha-sama por favor necesito hablar con usted! ¡solo serán cinco minutos, por favor! —pidió.

Obito sin meditarlo mucho, asintió y la dejo pasar a su oficina. Shisui noto que aquella muchacha había estado llorando. Definitivamente algo había pasado y era algo muy grave.

—¿Eres amiga de Hinata? —le pregunto Obito al recordarla.

—Yamaka Ino. Uchiha-sama lamento mucho interrumpirlo. Es solo… es sobre Hinata

—¡¿HINATA?! ¿Le pasó algo? —pregunto con desesperación.

—No lo sé —lloro amargamente y Shisui le ofreció un asiento.

Ino se sentía tan mala amiga, quizá debió insistir que no se subiera a un taxi tan tarde.

—El día de ayer habíamos quedado en pasar el fin de semana a la playa. Era de noche y estábamos hablando sobre el viaje… ella me prometió que iría a mi casa, pero…

—¿Le pasó algo?

—Hinata nunca faltaría a una salida sin avisarme, sabía que algo malo pasaba. La llamé varias veces, pero nunca me contesto. La busque al día siguiente, pero no estaba en su casa. Hace media hora recibí un mensaje de su celular, era una foto.

Cuando Ino mostró la foto a Shisui y Obito. El rostro de este último se desguró. Era Hinata quien estaba aparentemente inconsciente cubierta por una capa negra con nubes roja y un letrero que decía Obito.

—¿Qué demonios estás haciendo? —le cuestionó Shisui cuando lo vio moverse. —No cometas una estupidez, hay que llamar a la policía.

—¡Suéltame! Tu no eres consciente del peligro del que ahora está expuesta. —casi rugió.

Cada minuto que trascurría, Hinata corría el riesgo de ser violada en lo mejores de los caso, de lo contrario ya estaría muerta. Seguro contactaron a su amiga mas cercana, al no hallar su número.

¿Qué lograban con eso?

—Por favor… ayuden a Hinata… por favor —dijo entre sollozos.

—¡Obito espera!

No pudo evitar que se fuera. Conocía muy poco del pasado turbio se primo, el patriarca Madara Uchiha se encargó de limpiar cualquier crimen que podría incriminar a Obito. Un pasado oscuro lleno de adicción y sabe kamisama que más cosas. Ahora tenían a Hinata.

¿Por qué habían hecho tal cosa?

(…)

Hinata temblaba como una hoja, estaba atada de pies y manos, las cuales estaban sujetas a un sucio tubo, en una posición cual ganado. Hinata había llorado tanto, al principio no sabía el motivo de su secuestro, pero cuando uno de sus captores soltó el nombre de Obito, todo comenzó a tornarse más confuso.

Su captor le sonrió, pudo reconocer como aquel noble taxista que había encontrado consuelo hace unas semanas. Hidan, era su nombre. Era un hombre bastante hablador, se jactaba de las atrocidades que había hecho y disfrutaba el dolor. Estaban en una especie tercer piso muy grande y abandonada, había un gran círculo de fuego en medio. Hidan no era el único, había más de 20 personas que estaban bebiendo y drogándose. Todos eran hombres y mas de uno la miraba y se sobaba la entrepierna. La vestimenta era única para todos, una capa negra con nubes rojas. Hinata recordó que cerca de Tokio hay muchos edificios abandonados, que suelen estar llenos de pandilleros que incluso el gobierno temían. Las mafias más temidas japonesas inundaban aquellas calles. Los yakuzas, la mafia más temidas de todo Japón, dedicada al crimen organizado.

—Te dejaremos ir, cuando tú noviecito venga, de lo contrario —aquel hampón paso uno de sus dedos cerca de los senos de Hinata y está se removió ante su contacto —Nos divertiremos mucho.

Hinata negó. Hasta ahora no la habían tocado, pero si Obito no venia entonces seguramente sería violada.

¿Por qué a ella?

No era justo, ella no le había hecho daño a nadie. Obito no iba a venir, ya bastante claro le había dejado, que lo había olvidado.

¿Por qué vendría si ella lo despreciaba?

Incluso había insinuado que Kakashi y ella tenían un relación, pero todo eso era mentira. Hinata había tomado distancia desde el día que se pelearon. No quería que Kakashi se hiciera mas ilusiones con ella . Era consiente que estaba mal, que ella accediera a sus coqueteos y toqueteos, por eso se estaba alejando. Necesitaba sanar su corazón. No podría quejarse, después de todo tenía para de la culpa, porque había accedido a aquello.

No, Óbito no vendría.

Sus lágrimas empapaban sus mejillas, seguro moriría y le pasaría lo mismo como aquel atroz caso de Junko Futura, seguro le pasaría lo mismo.

O ¿Quizá no?

—¡No la toques!

Hidan deshizo aquel toque cínico y voltéo hacia donde lo habían llamado. Sonrió, era tan patético verlo vestido con ese elegante traje, fingiendo ser alguien que no es.

Solo era basura con un traje caro.

Obito y Hinata se vieron finalmente a los ojos. Ella estaba destruida y él tenía la mirada mas asesina, que jamás la había visto.

—¡Demos la bienvenida a nuestro invitado de honor!

Muchos de burlaron sonoramente y brindaron en su honor. Obito no reconocía a muchos en aquella organización, la que lamentablemente no solo había sido parte, también la había fundado, cosa que lo avergonzaba, porque era consiente que seguían cometiendo muchas fechorías. Al parecer Hidan era el líder y era tan poco creativo, que aún no habían cambiado el lugar de sus nocturnas reuniones.

—¡Registrelo! —ordenó Hidan.

Dos hombres llegaron hasta Obito, y comenzaron a esculcarle el cuerpo. Pasaron sus asquerosas y habidas manos, incluso entre su entrepierna, luego acompañado de varios golpes en el estómago que le quitaron el aire. Hinata fue testigo de como Obito se doblaba de dolor, ella negó entre lágrimas.

¿Por qué no atacaba? ¿Por qué no se defendía?

—¡está limpio!

—Eso supuse. ¡tráigamelo ante mi!

Lo tomaron de ambos brazos y lo empujaron hasta el medio de aquel circulo de fuego, Obito cayó a los pies de un Hidan que sonreía triunfante.

—¿Qué tenemos aquí? Al poderosísimo y temido Uchiha Obito, besándome los pies.

La mirada del Uchiha se tornó asesina. Hidan lo odio, no le temía como debería.

—¿Por qué esa mirada? ¿acaso el poder del amor te da esa fuerza? —lo dijo en tono burlesco

—Ella no tiene nada que ver conmigo —bufo.

—¿No me digas?

—Ella es… era mi asistente. Es inocente y eres un grandísimo imbécil, al suponer que ella es alguien que me importe.

Hinata no podía creer lo que estaba escuchando ¿De verdad no le importaba?

—Solo me acosté con ella un par de veces. No es importante para mi, nunca lo a sido —cada palabra desesperanzaba mas a Hinata.

¿Si no le importaba porque estaba allí?

—No tenemos ningún tipo de relación, después de estar con ella volví con mi exnovia. Si quieres chantajearme de verdad, entonces deberías ir tras otras personas, que me importen. Ella solo es mas que una simple secretaria.

Aquella noche donde los escucho discutir por mera casualidad, ella parecía importante para él. Si quería engañarlo, óbito estaba muy equivocado.

—Entonces…—Hidan se acercó a Hinata, está se removió al verlo horrorizada. —Si no te importa, no te molestaría si me divierto con ella un rato, créeme que le tengo muchas ansias, que incluso me he masturbado pensándola desnuda.

Obito frunció el ceño, necesitaba disipar cualquier rastro para limpiar de sus sospechas sobre Hinata. La miraba sin importarle, casi con desprecio.

—Tienes un buen busto, me encantaría meter mi cara entre ellas —Hinata negó y lloro —como a él no le importas… entonces jugaremos un rato.

Hidan rompió su blusa exponiendo su sujetador de color blanco, ella trato de luchar pero no pudo. El rostro de Obito cambio, estaba horrorizado, muy asustado.

—¡Detente Hidan! —le grito hasta que la voz se le acabó. —¡No lo hagas!

Los demás presentes se rieron de él, pero no le importaba. No podía permitir que Hinata termine violada por su culpa. Si alguien debería pagar por haber constituido aquella infame organización, sería el, nada más que él.

—Tengo que admitir que tienes muy buenos gustos. Es tan joven—acaricio su mojado rostro— seguro disfrutaste mucho los días entre sus piernas. ¡Ha! De solo imaginarme los orgasmos de ella se me pone dura.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó en tono amenazante.

—jugar.

—¿Qué?

—Jugar, recordar viejo tiempos.

¿jugar? Hinata lloro aún más. Cómo podrían catalogar juego a lo que le estaban haciendo. Su padecimiento era una tortura no un juego.

—Pero primero —trono los dedos y uno de sus compañeros se le acercó. Este le trajo una capa de las que estaban usando, para luego lanzársela a Obito. —póntela —ordeno— juguemos Tobi.

Obito apretó aquella capa entre sus manos. Era tan insultante y humillante lo que le estaban pidiendo hacer. Termino por acceder, le quedaba a la perfección, solo le faltaba aquella máscara de color naranja, para que volviera a ser el mismo de aquellos días.

Hidan se colocó delante de Obito. La diferencia de estaturas entre lo dos, era mínima. Obito era mucho un poco más alto, pero Hidan más corpulento.

—¿Termina con esto Hidan?

—pero Tobi… acabamos de empezar. Tendremos dos fases: la primera será dolor y dolor. Si pierdes, tu querida novia sufrirá las consecuencias —obito frunció el ceño —pero si ganas, tu podrás soportar su padecimiento, pero el doble.

No tenía sentido. Obito miro a Hinata y pronuncio unas palabras que le romperían el corazón.

"no mires" le dijo

Hinata grito desde adentro, cuando vio como cinco hombre golpeaban de forma tan frenética a Obito. Desde puñetes hasta patadas, en toda partes del cuerpo, ella negó y lloro aún más.

¿Por qué no se defendía? Ella podría resistirlo seguro ¿Por qué se dejaba golpear?

Hidan no podría sentirse tan satisfecho por lo que veía, casi juraría que tendría un orgasmo de solo verlo. Esos dos se amaban y romperlos era algo divertido. Al parecer se extrañaban

¿Por qué no estaban juntos?

—¿puedes verlo? —le pregunto a una aterrorizada Hinata.

Disfrutaba ver el horror plasmado en sus ojos, casi podía saborear su desgracia y su miedo. Era un manjar verla sudar y removerse al llorar por ese bastardo.

Hinata no pudo resistirlo más, cerró los ojos, pero Hindan la tomo del rostro y la obligó a verlo.

—¿No es hermoso? —le cuestiono. —¡es suficiente!

Los atacantes se alejaron, Obito se levantó a duras penas y se tropezó para luego levantarse.

—El poder del amor lo puede todo —rieron —la siguiente fase consiste en ti muñeca. Vamos a jugar mentira o verdad.

—¡No la metas en esto! —grito Obito con desesperación. — Ella es inocente de todo esto. Me quieres a mi, aquí me tienes.

—Si ella coopera no pasara absolutamente nada.

Obito trato de ir tras él, pero Hidan saco un arma y apunto a la cabeza de Hinata.

—No olvides quien tiene el control ahora —rugió— imbécil ¡Vuelve a tu sitio!

Obito no tuvo mas opción. Hidan desató la mordaza de Hinata, sus labios temblaban y tenía la garganta seca.

—Bueno belleza te haré una pregunta, dependiendo de tu respuesta entonces el castigo será diferente.

Ella asintió despacio

—¿Quieres salvarlo no? —ella lloro aún más. —que romántico, aplausos para la pareja de enamorados.

El bullicio fue aterrador, abrumador y desolador. Cualquier cosa podría pasar en ese momento. Obito hubiera podido acabar con los cincos que lo golpearon, pero Hinata estaba en riesgo y debía de ser cuidadoso.

Hidan podía ver el amor en los ojos de la joven. Al parecer era uno muy fuerte y grande.

—¿Qué tanto conoces a tu querido, Obito?

Sus ojos brotaban sus lágrimas como ríos, volviéndose tan espeso casi como la sangre.

—Permíteme contarte la historia no autorizada del gran Obito Uchiha. ¿Sabías que el perteneció hace un tiempo a este humilde organización?

Los presentes se rieron, pero la mirada sagaz de Hidan, pudo notar que no había mucho sorpresa en el rostro de la bella joven.

—vaya, vaya… al parecer su relación era más estrecha de lo que pensé. ¡Vamos obito! por un momento pensé que solo te la cogías, pero contarle de tu pasado. Que ridiculez, tanto la amas para contar el tipo de basura que fuiste.

Obito frunció el ceño. No le dolía los golpes de su cuerpo. Era la humillación y el peligro del que estaba expuesta Hinata, era lo que más le dolía. Hinata observó a Obito, su ceño tembló al verlo en su estado.

¿De verdad Obito era tan cerrado con su vida? ¿Qué tanto lo conocía?

—¡Fue el quien fundó está organización! ¿Por qué no le dices a qué nos dedicábamos Obito? ¿Por qué no le cuentas a cuántas personas murieron por tus manos?

La resonante risa de Hidan era estremecedora, Hinata estaba completamente horrorizada. Hasta donde Obito le había contado había matado de forma indirecta o directa a una persona, no lo recordaba bien. Todo le era confuso ahora.

—Destruiste muchas vidas ¡Maldito bastardo! —insulto— No solo puedes pretender que nada de esto pasó. Fingir que eres otra persona, vestirte con un traje costoso y aparentar que no solo eres una basura.. igual que nosotros.

—No somos iguales Hidan, creo que ya te lo había dicho.

—¿Nos volveríamos iguales, qsi me cojo ahora mismo a tu mujer, delante de tuyo? —Amenazó.

—¡Ya te dije que no la tocaras!

Hinata lloro y cerró los ojos cuando esté le acaricio descaradamente uno de sus senos.

—¡Voy a matarte Hidan, te juro que lo haré!

Era una venganza que estaba disfrutando, vaya que si. Obito solía humillarlo y degradarlo en las peores tareas. Ahora lo estaba viendo sufrir como nunca.

—¿Por qué no le cuentas a tu noviecita como destruiste la vida de Yahiko?

«¿Qué había dicho? ¿yahiko? ¿Dónde había escuchado ese nombre antes?»

Hidan acercó a Hinata a él , casi respirando su mismo aliento e incluso estuvo tentado a besarla para seguir provocandolo.

—Yahiko se destruyó solo.

—Fuiste tu quien lo involucró en este mundo, del cual no pudo salir. ¿aún no se lo dices a ella, verdad? ¿Cómo se llamaba?... Ah sí, se llamaba Konan ¿Por qué no le dijiste que fuiste tu quien le facilitaba las drogas, cuando estaba con ella?

Obito bajo la mirada, no tenía porque refutar sus palabras. Era verdad, todo era verdad, fue el quien le facilitaba las drogas en un inicio, para involucrarlo en la organización. Ese era uno de sus más oscuros secretos, por eso nunca pudo tener una relación con Konan, por la culpa y la vergüenza que lo embargaban. Si Konan se enteraba, seguro lo despreciaría. Ella era importante para él y por eso calló.

Hinata pudo ver la impotencia de Obito, incluso pudo jurar que quería llorar… ahora tenía sentido porque Yahiko no dejaba salir a Konan a trabajar, su desprecio por Obito. Todo encajaba y Konan no lo sabía.

¿cómo Obito pudo ocultar tal cosa?

—¿Cuál es tu nombre, niña? —ella no respondió —¡¿Te pregunté cuál es tu maldito nombre?!

—Hi… Hina… Hinata.

Hidan sonrió de forma muy torcida, le gustaba sentir su miedo y su desesperación. Ver esa sudoración de su parte, lo hacia sentir poderoso. Ni siquiera Toneri le había causado tanto miedo, como aquel cerca de ella, casi podía temblar como una hoja cuando se acercaba a tocarla.

—Huele delicioso —Ella tembló de miedo e iba gritar.

—¡Suéltala!

Era asqueroso definitivamente, sentir su aliento a hierva y alcohol.

—Parece que no entiendes. ¡Háganlo entender muchachos!

Obito fue cruelmente masacrado una vez mas, mientras que Hinata era cruelmente torturada por las manos de Hidan, estaba vez ella grito.

—Que demonios —gruño un hampón, al ver que estaban golpeando solo a un saco vacío.

Todo paso tan rápido, que Hinata termino en el piso y delante suyo estaba un jadeante óbito. Hidan estaba a metros de didtancia, ella no lo podía creer.

Obito en sus mejores días fue el mejor Yakuza, de aquella organización. No se sentía orgulloso de ello, pero si bien los años le ocasionaron mucha lentitud, allí estaban aún sus habilidades. Eran comparadas con el mejor asesino del mundo. Él podría acabar con muchos de ellos, cuando se abalanzaron encima de él, espero que Hidan baje la guardia para esquivar a los demás y atacarlo con sigilo, tomándolo del cuello apartándolo de Hinata.

—O…Obito.

Hubo un silencio sepulcral, estaban más sorprendidos, por las habilidades de aquel hombre bien vestido. No permitiría que volviera a tocar a Hinata.

—Al parecer no estas tan oxidado como yo creía —Dijo Hidan mientras se levantaba aturdido.

Obito desato los amarres de Hinata, quiso decir muchas cosas, pero no pudo, aun no podían. Se acerco a ella y le susurro algo al oído, ella no dijo nada. Era un miserable, un verdadero miserable al verla llorosa, semidesnuda y con la cara sucia. Si estaba así, solo era por su culpa y por los enemigos que se había ganado.

A ella se le partió el corazón cuando vio sus heridas en su rostro, deseaba tanto ayudarlo, pero ahora solo era una carga. El uchiha tomo su saco y se coloco con cuidado, esta vez se irguió en todo su esplendor y su mirada cambio definitivamente.

Hidan sonrió ante la expectativa, óbito se comenzó a acercar a él. Ambos quedaron frente a frente, en medio de aquel circulo de fuego, tomo la capa que estaba en el piso y se la coloco, ladeo su cabeza como solía hacerlo y le sonrió.

—Secuestrar a una mujer para que yo viniera hacia ti. E un acto tan sucio y cobarde, pero no me sorprende… siempre has sido a ti.

Los murmullos se escucharon. La voz y semblante de Obito había cambiado tan drásticamente que incluso pudo recordar viejos tiempos.

—Sigues siendo guiado por tus emociones tan desordenadas. No servían en mi organización por eso te eche como el perro que eres.

—¿¡Que demonios dijiste!? —lo tomo de las solapas de la gabardina.

Odiaba ese calificativo, que le dijeran perro era lo peor que le podrían decir.

En un acto cobarde tomo su navaja y trato de encajárselo a Obito, pero lo sostuvo de la muñeca y le doblo el brazo con una fuerza descomunal. Ante la sorpresa de todos Obito tomo la navaja y la lanzo contra un tubo de alcantarillado quedándose plantada allí. Muchos se intimidaron por aquello, definitivamente el panorama había cambiado.

—Eres un cobarde, Hidan. Tantos años y no has cambiado en lo absoluto, sigues siendo basura. Te gusta hablar sobre mi, entonces supongo que le has contado a tus hombres en que circunstancias te reclute en mi organización.

—Cierra la boca.

Esta vez Obito sonrió.

—Te recogí entre la mierda y basura, alli que te encontré. ¡Les cuento señores que su jefe, antiguamente pertenecía a un tembló y lo desterraron por no cumplir sus normas. Ni siquiera para eso servías, ni para limpiar un templo.

Hidan se amedrentó por lo ojos vacíos y el semblante fiero de Obitl, allí tumbado en el piso quiso retroceder.

—De la forma mas ridícula quiso formar su propia religión, engañando y estafando a pobres incautos ¡Vamos Hidan, cuéntales el porque renunciaste a tu secta, mejor dicho lo abandonaste todo.!

—Tu no…

—tu treta funcionó y vaya que si, engañaste muchas personas. Te aprovechaste de muchas mujeres en el proceso, porque también no le cuentas la vez que te hicieron lo mismo a ti.

Hidan palideció y un cumulo de recuerdos asquerosos llegaron a él. Podía recordar sus manos y todo lo que le hizo aquel viejo asqueroso.

—Te trataron como un hueco sin valor, como el objeto de deseo. Jna persona que estaba más enferma que tú. ¿Fue por eso que te metías lo que sea para olvidar? ¿Para sentir que no eras menos hombre?

—¡Cállate!

—la vez que se aprovecharon de ti.

Hidan no resistió mas, se abalanzo sobre Obito. Lo había logrado, lo había descolocado lo suficiente para que lo atacara. Óbito recompuso su postura, y le dio un fuerte puñetazo en el rostro, lo tomo de su camisa y le dio una patada en el estomago lanzándolo lejos. Solo fueron dos movimientos, lo suficientemente certeros para derrotarlo. Los demás mantuvieron su distancia, óbito daba miedo, terror. Hinata recordó la vez que ll vio descontrolado, golpeando a Yahiko. Luego de que maltratara a Konan. Cuando el voltéo a verla, la asusto y ella negó, incluso pudo jurar que sus ojos se habían vuelto tan rojos como la sangre.

Obito conocía el mas grande secreto de Hidan. El cual lo avergonzaba, el cual le hacia sentir menos hombres. Fueron tantas las mujeres las cuales forzó, que termino siendo victima, de una de sus potenciales victimas.

Obito no era tan bajo para usar tal argumento, pero está ocasión lo ameritaba.

El Uchiha mantuvo su postura, Hidan volvió a atacarlo esta vez con otra navaja. Hinata tembló, porque al parecer había encertado el puñal en el vientre de óbito, pero resistió el ardor y le tiro un fuerte cabezazo aturdiéndolo, luego lo tomo del cabello sin mesura y le tiro otro puñetazo en la cara. Hidan tenía el rostro desfigurado por lo hinchado que estaba. Luego elevo su cabeza, coloco su boca en su oído y le dijo algo que muchos escucharon.

—Que no se te olvide de donde vengo… no toda mi vida crecí rodeado de lujos. Tampoco se te olvide, quien fue la persona que te enseño todo lo que sabes de este mundo, porque si yo quisiera regresar. Te juro que te cazaría y te haría cosas mil veces peores de lo que ese hombre te hizo, Hidan. —el negó casi inconsciente— Vuelve a cruzarte en mi camino y juro que esta vez…¡Voy a matarte! — le grito con el ceño fruncido y la voz rasposa.

Luego lo lanzó lejos de él. Uchiha Obito daba miedo, mucho.

Luego de dejar a Hidan en el suelo, Obito le dio la espalda. Fue un gran error.

—¡Mátenla, Mátenla a la zorra! —grito a duras penas.

Obito acelero el paso, Hinata se había ubicado en el lugar exacto donde le había susurrado. Obito la abrazo y ella se aferro a él, ambos atravesaron un gran ventanal de forma estrepitosa. La caída era de dos pisos, Obito volteo a Hinata y ambos impactaron en el techo de tela de lo que fue una tienda, debajo de eso había muchas cajas. Aun así, óbito sintió que se le movió muchos huesos del cuerpo, ya que recibió gran parte del impacto.

—¡Siguen vivos! —gritaron desde arriba y los disparos comenzaron a escucharse.

Obito adolorido se movió rápido, tomo de la mano de Hinata y conteniendo el dolor la llevo lejos de donde estaban. Conocía la zona, Hidan era muy ingenuo en realizar sus reuniones en el mismo lugar. Si fue el mismo Obito, quien encontró ese lugar estratégico hace años.

¿Cómo pudo involucrarse tanto? A veces pensaba que todo había sido una pesadilla muy larga, solía convencerse que nada había pasado y que su relación allí, solo fue efímera, pero no lo era y producto de sus actos y sus consecuencias pasó lo que acaba de pasar.

Hinata observaba a Obito adolorido, tomándose el hombro. Estaba segura que moriría al caer por esa ventana, pero tenia algunos raspones en sus extremidades y adormecido el cuerpo. Obito al parecer conocía el lugar puesto que la llevaba entre edificios. Se escucho a los ampones seguirlos, ella se asustó. Él le dijo que se tranquilizara y la siguió guiando, ni siquiera en la caída soltó su mano. Obito la cuidaba y no sabia que decir.

Luego de unos metros llegaron lo que parecía una farmacia abandonada, era inmensa. Casi podía escuchar como lo seguían, Obito encontró una abertura por la ventana del sótano del edificio y allí se metieron con cuidado. Obito la abrazo y le indico con uno de sus dedos que guardara silencio, ella asintió y los hombres pasaron. No estaban a salvo aún.

—Vamos —le indico.

Necesitaban seguir moviéndose, de lo contrario los alcanzarían. Esperaba que Shisui localizara su auto y que no fuera tan imbécil de venir solo.

Subieron entre las penumbras las escaleras, en un cuarto piso Obito encontró una mesa muy grande, donde coloco a Hinata. Había tomado muchas medicinas de la parte de abajo del edificio, había poca luz que entraba por la ventana, pero habilidoso como era, se las arreglo de encender un mechero viejo que encontró, parecía un sobreviviente, cerró las cortinas para que no saliera la luz, era riesgoso aún.

Ella no dijo nada, se acurruco más con su saco y comenzó a llorar, óbito respiro profundamente un poco mas tranquilo, se acercó a ella y le dio un fuerte abrazó. Su corazón estaba desbocado, sus ojos casi empapados.

—por un momento pensé… yo… Hinata— apego su rostro con el suyo.

Había tanto que decir, pero se dedicaron a verse, ambos sonrieron.

—por un momento pensé que te perdería.

Definitivamente se volvería loco si le hubieran hecho algo, la culpa se lo carcomería. La mujer que amaba había estado en peligro y por su culpa.

—Estoy bien —dijo ella con los ojos llorosos, sonrió al sentirlo tan cerca y lo volvió a abrazar. —¿Cómo estas? Te golpearon mucho.

Obito negó sus palabras.

—Yo no importo, pero… déjame ver.

Hinata no lo entendió, Obito le quito el saco y luego comenzó a revisarle la piel, una cicatriz a un lado de espalda, notó lo que ya sabia.

—¿Me permites?

—¿Ehm?

—Quítate la blusa

Hinata asintió, óbito lucia muy preocupado. Hinata liberó los botones y descubrió su espalda por el hombro izquierdo.

—¿Te duele? — le pregunto cuando la escuchó quejarse al tocarla.

—Paso algo malo.

—Te inyectaron una droga, se esta irrigando por todo tu cuerpo, al parecer ha sido hace poco. Tengo que tratarla para que no se irrigue mas.

Hinata se asusto, cuando lo vio sacar un bisturí.

—Dolerá, lo siento, pero si te quedas con el efecto de esa droga no podrás seguir avanzando. Este lugar tiene mas de diez manzanas abandonadas, necesitas continuar. Ahora estarán mas alerta, si me atrapan, tendrás continuar sin mi.

—¿Qué cosas estas diciendo? No digas eso.

Obito tomo su rostro y beso su frente.

—Si algo me pasa, no permitiré que nada te pase. Puedo resistir que me sigan golpeando y…

—¡pero yo no! —le grito entre lagrimas, él se conmovió ante sus lagrimas.

—Entonces… saldremos de esto juntos —le indico— solo resiste ¿si? Trata de no gritar.

Ella asintió. Luego de cauterizar el bisturí con algo de alcohol y fuego, óbito abrió la herida de la espalda de Hinata un poco y luego apretó para que sangrara. Hinata se aferro a él, apretó los labios para evitar gritar y tembló.

—tranquila, ya esta. —dijo óbito muy despacio.

Luego desinfecto la herida y la curo.

—Esta droga nos servía para hacer hablar a nuestros soplones, entumecía sus extremidades para que soportaran la tortura, muchos de ellos no sobrevivían, la creo un miembro de la organización kakuzo, se llamaba. Recuerdo que decía que tenia muchos corazones.

Hinata se limpio las lagrimas, escuchaba a hablar a óbito con tanta vergüenza. Quizá ahora entendía porque no le gustaba hablar de su pasado.

—No hay nadie cerca —dijo Obito al ver tras la cortina —será mejor que apaguemos esto.

Obito tomo distancia, la inconsciente casi lo invadía y tuvo que sostenerse de la pared. Se volvió acercar, esta vez tomo un poco de alcohol y dos bolitas algodón, para limpiarle los rapones que tenia Hinata en las rodillas, por cada lesión fruncía el ceño.

Definitivamente haría pagar a Hidan por lo que le hizo, al menos no consiguió que ese bastardo se propasara con ella.

—¿es cierto lo que dijo? —habló Hinata y lo miro con cierta tristeza —¿es cierto lo que dijo sobre el exnovio de konan-san?

No podía creer lo que ese hombre había dicho, debía de ser mentira. Obito no se involucraría tanto o ¿quizá no?

—alguna vez te dije que no sabes todo sobre mi —le recordó con vergüenza.

Hinata se removió al sentir el ardor en sus heridas. Obito la cuidaba con devoción.

—entonces… ¿es cierto?

—Tengo un pasado que me avergüenza, hice muchas estupideces cuando me sumergí en ese mundo, era muy joven y con el corazón roto. Cuando toque fondo, entonces vi una luz al final del túnel. Konan no te lo conto, pero fue ella quien me ayudo en la rehabilitación.

—¿Konan-san? Yo… no… sabia.

Obito sonrió, al parecer Hinata no estaba enterada de todo su turbio pasado. El la observo y la acaricio con ternura como si fuera a romperla. ¿Cómo alguien tan puro pudo enamorarse de un monstruo como el?

«ábrete conmigo» alguna vez ella lo menciono.

Quizá no era el lugar ni momento indicado.

—Cuando…—tuvo que aclarar su garganta, le costaba mucho hablar. —cuando Rin me abandono, mi vida no tenia ni un sentido. Mis sueños y esperanzas iban en torno a ella, nunca tuve un sueño propio cuando era su novio. Solo vivía para complacerla ¿Estúpido, no? Cuando fui tomando edad me di cuenta que era muy dependiente de su amor o bueno, las migajas de amor y por muchos años la culpe por volverme así, viví odiando su recuerdo y en lo que me convertí después.

Hinata podía ver el dolor reflejado por cada palabra que le decía, le costaba hablar incluso verla.

—¿Quién fue la persona que…

—Era… —recordó. —era un socio de la empresa. Un día después de la universidad me lo tope en un callejón, no te niego que me horrorice cuando le vi metiéndose tantas drogas.

«No quieres probar, niño» recordó su voz rasposa y ladina, incluso aquel gesto que hacia con la lengua.

—Esta aun deprimido por lo de Rin, una cosa llevo a la otra. Ni siquiera sé cuanto tiempo estuve sumergido solo como un consumidor, en aquel entonces no tenia mucho dinero y bueno… dejo de facilitarme los estupefacientes.

«¿dinero?» pensó Hinata. Ahora que óbito mencionaba, le dicho a Hidan que había sido alguna vez pobre.

—Mi vida se fue en picada, perdí casi un semestre y trabajo, encriptándome solo mi departamento. No quería volver con mi abuela… en aquel entonces aun vivía… tenia vergüenza en lo que me había convertido, me miraba en el espejo y me sentía tan roto, recordaba cada cosa de ella y me hundía mas en la depresión. Luego me prepuso una cosa.

«Encárgate de estos cobros y te tendrás cualquier droga que te guste»

—Supongo que estaba desesperado y acepte. Cuando fueron pasando las semanas, seguí drogándome sin limites, llegue al punto que no sabia cuando era de noche o de día, mi percepción del tiempo, era irreal. Solía usar supresores para dormir muchas veces. Los trabajos seguían llegando uno tras otro, uno tras otro, no me daba abasto y tome la decisión de formar un pequeño grupo que haría el doble de trabajo que yo lo haría solo. Muchos no tenían hogar. Huérfanos, borrachos, delincuentes juveniles. No media su situación solo los aceptaba. No tenían esperanzas y estaban tan rotos como yo.

Obito le dedico la sonrisa mas triste que le había visito.

—En aquel entonces me hacia llamar "tobi" y usaba una ridícula mascara naranja. Comencé manipular a las personas, al punto que hacia creer a estos desgraciados que podían cambiar el mundo si me ayudaban. Cuando me ponía la mascara me comportaba infantil, muchos creían que yo no era nadie. Ese era mi plan y así fue, muchos lo creyeron. El primer en que yo lo nombre líder fue Yahiko, no sabia de la relación que tenia con Konan, trabajaba bien pero su adicción lo consumía. Simplemente le di la espalda y lo deje en un basurero. Recuerdo que para reclutarlo le dije que podría hacer un mundo mejor para personas sin hogar como él.

«¿Todo realmente paso? ¿O era una pesadilla?» pensó Hinata.

—Le decía cosas que quería escuchar. Las personas sin esperanzas, suelen aferrarse a delirios que un mentiroso les puede decir. Le hablé de la justicia que tendríamos, si teníamos mano dura con los más ricos. Fue un tonto, me creyó. Así como él vinieron muchos mas. Los posicionaba como líderes si hubiera alguna represalia se asomaban, producto de otras pandillas o enemigos. Me mantuve en incógnito por mucho tiempo. Me aleje de todo, familia, amigos, todo mi vida se estancó, desee morirme muchas veces, pero era tan cobarde para no acabar con ella. Supongo que los tiempos de kamisama son perfectos, luego una persona cruzó el umbral de mi puerta y mi vida cambio.

—¿Konan-san?

—Si —sonrió con nostalgia—No sé como simplemente apareció en mi vida, supongo que muy dentro de mi deseaba vivir y ella me ayudo. Lo mas irónico es que no éramos muy cercanos en la universidad, pero cuando le pregunto porque entro a mi departamento aquel día ella siempre me respondía.

«Te vi llegando moribundo a tu puerta y supe que debía entrar. La casualidad no existe, lo supe aquel día que decidí entrar a tu vida»

—Ella pasaba por allí y yo simplemente me moría a pedazos.

Hinata no podía creer lo que estaba escuchando ¿De verdad Obito se había sumergido tanto en las drogas y el crimen organizado?

—Tiempo después me enteré que konan y Yahiko habían sido o eran pareja, como el cobarde que soy guarde silencio. No dije nada y supongo que konan tampoco, me di la vuelta y ni siquiera noté cuando el hijo de puta la golpeaba. Ese día, si no me detenías lo más probable es que lo hubiera hecho pedazos con mis propias manos.

—No diga tales cosas, no eres un asesino.

—Yo mate a un hombre, te lo recuerdo. Aunque era un ser inmundo, aun tengo grabado el rostro fúnebre que tuvo cuando apreté el gatillo. No tienes idea de la sensación que provoca matar a alguien.

—No lo juzgo.

—Lo sé, tu bondad te impide hacerlo. Konan fue y será una de las personas mas importantes de mi vida. Ella me salvo y aunque mi carácter y mi forma de ser cambio drásticamente alejándome de muchos de los que creía mis amigos, ella nunca me dejo y temo que kakashi tampoco. —miro a Hinata y esta se sonrojo. —él es un buen hombre y era el mejor amigo que tuve. Lástima, lástima que yo no estuve a la altura de su amistad ya que me fije en la mujer que el ama ¿Te parezco un monstruo?

Ella negó de inmediato, solo era un hombre que había cometido muchos errores. Era humano después de todo.

—Nunca se lo he dicho nadie, pero estuve enamorado de konan por muchos años. Ahora sé que no solo era agradecimiento, me enamore perdidamente de ella, pero la sombra de Rin, siempre estuvo atormentándome y por eso, y sumado las inseguridades de ella, fue que nunca llegamos a nada en concreto. Solo bueno… nos entregábamos cuando necesitábamos afecto, quizá para consolarnos porque estábamos solos. A veces yo la buscaba para intimar y lo mismo con ella, pero luego de hacerlo ambos nos invadía un gran vació. No había nada mas, solo era entrega y sexo por múltiples noches, pero Yahiko volvió a su vida.

«¿No dirás nada, Obito?»

—Yo como un cobarde. Sinceramente tenia miedo que me abandonara como Rin, le permití irse aquel día. Aun recuerdo su rostro, buscaba una respuesta diferente de mi parte y cuando lo hallo se decepcionó de mi. Ahora sé, que una sola repuesta o acto de mi parte, pudo haber cambiado mi vida. Solía ser muy inseguro en aquel entonces, quizá si aceptaba ella me rechazaría, porque pensaba que solo tendría un interés por agradecimiento, temor a la soledad o tantas cosas.

Ahora lo sabia, quizá pudo haberse quedado con ella y tener la familia que siempre quiso.

—Me es imposible creerlo sabe, usted proviene de una de las familias mas importantes de todo Japón además… ¿Cómo es posible que su abuelo o shisui-san no lo hayan ayudado?

Obito sonrió de lado, Hinata era muy ingenua.

—Shisui es el único primo del cual soy muy cercano. Que sean familia, no significa que sean cercanos.

—pero su padre, su madre… Su abuelo Madara.

—Mi madre falleció cuando tenia cerca de cuatro años —recordó con pesar.

—Yo… lo siento mucho —dijo Hinata y tomo una de sus manos en señal de disculpa. —¿De que murió?

El endureció la mirada y ella se tapo la boca, al parecer era muy doloroso hablar de eso.

—Yo no…

—Se suicido —Hinata se horrorizo al escucharlo.

Obito omitió que fue el quien la encontró, colgando del techo de su habitación.

—Supongo que no pudo superar el abandono de mi padre y por eso lo hizo.

—Yo lo siento, no sabia.

—La he odiado por eso sabes. La he odiado por dejarme solo cuando solo era un niño. Nunca entendí su dolor, incluso después cuando me entere de la verdad. No teníamos mucho dinero, vivíamos en la parte mas pobre de todo Japón donde el vandalismo abunda. Aun así, me dejo solo —arrastro su cabello y pestaño varias veces, no lloraría y menos por su madre. La mujer mas importante había sido su abuela y nadie mas.

—¿Su padre lo crio entonces?

Hinata no era así de curiosa, había pasado varios años con óbito y solo hasta ahora se atrevía a preguntar muchas cosas que siempre quiso enterarse.

—Madara me aparto del seno de mi familia. Aun recuerdo a mis abuelos llorando por mi, a mi abuela corriendo tras el auto y yo alejándome de todo.

«¡por favor, por favor no se lo lleven. No ha mi tobi!»

—¿Madara? ¿Su abuelo? —le cuestiono al no entenderlo.

—Abuelo no. Mi padre.

Los ojos de Hinata se abrieron enormemente ¿su padre? Hasta donde sabia madara uchiha, la leyenda de Japón, el gran empresario solo había tenido un hijo. Ahora que lo pensaba ¿Por qué su hijo no era el heredero?

—¿Su padre?

No se sentía orgulloso de sus antepasados.

—Mi madre trabajaba con Madara. Las empresa Uchihas ya estaban bien posicionas y ella llego a trabajar como secretaria, no paso mucho para ella pasara de su oficina a su cama. Fueron amantes por muchos años, ella era bastante menor que el. Mi madre tendría como veinte y él casi sesenta, la diferencia era abismal, pero no era nada serio para él. Supongo que algo debió haberle prometido, que ella se aferro a eso, luego quedo embarazada y como seguro el infeliz nunca se iba divorciar mi madre abandono todo. Ya estaba embarazada en ese entonces, aun así, después de la humillación. Ella siguió escribiéndole sin respuesta. Mis recuerdos son vagos, pero si recuerdo a mi madre.

Hinata quiso abrazarlo para consolarlo, Obito estaba definitivamente muy roto, ahora lo entendía en gran parte, del porque era así cuando lo conoció y muchas cosas mas. Su apatía al contacto, su gusto por la soledad y poca comunicación con sus familiares.

—Mis abuelos me criaron como pudieron, no los culpo, pero entre la pobreza yo era feliz, pero no duraría mucho. Supongo que Madara se enteraría de mi existencia, que un día llego a verme. Me mostré reacio a que me tocara, así que regreso otro día y me arranco de los brazos de mis abuelos.

—Es muy triste.

—cuando me entere de mis orígenes me propuso una cosa, que tenia que trabajar para ayudar a mis abuelos y así que accedí a quedarme con él, bajo sus condiciones. Siempre que podía iba a ver a mis abuelos y les llevaba dinero que robaba o comida, no era mucho. El tiempo que se me permitía visitarlos era efímero, pero era feliz. Aquel sueño de volver con ellos algún día me mantenía vivo. Me esforzaba mucho, porque siempre fracasaba en todo —sonrió— me volví una vergüenza para él y bueno mi hermano me despreciaba con todas sus letras, pero me llevaba bien con el mayor de sus hijos Itachi, gracias a el conocí a Shisui, que se volvería un hermano para mi. Él era un miembro lejano de los Uchihas, pero gracias a su cercanía conmigo comenzó a frecuentar más la rama principal de mi familia.

—¿Sus abuelos? ¿Qué paso con ellos?

—llegue un día tenia trece supongo, mi abuelo simplemente se cayo y no despertó.

«Abuelito, abuelito. Despierta por favor»

—los médicos me dijeron que fue trombosis. Eran pobres, siempre me maldije. Hubiera preferido estar mil veces con él en sus últimos días, que estar con Madara en su inútil periodo de caza. Mi abuela se quedo sola, recuerdo que ella estaba muy feliz cuando le presente a Rin como mi novia.

«Siempre se un caballero, mi querido Tobi»

¿Cómo pudo apodarse de esa forma? Si su abuelita lo llama con tanto cariño.

—Cuando falleció mi abuela, encontré unas cartas de mi madre. Muchas de ellas le expresaba su delirante amor que le tenia a mi padre, lo mucho que lo extrañaba y lo dispuesta que estaba de hacer por él. Solo podía sentir lastima por ella, porque en ninguna hablaba de mí, solo de ella y lo mucho que lo amaba.

—¿Su padre no le respondía?

—No, nunca encontré una carta dirigida hacia ella. No tenían nada serio supuse.

—Cuando conocí a kakshi éramos solos unos niños y bueno era el mejor en todo. También conocí a Rin y esa historia ya lo sabes. Rin me abandono, cuando se enteró que Kakashi iría a buscar a su antigua novia, no tenia excusa para hacerlo, pero sentirme como un vulgar pañuelo era una cosa, para cual no estaba preparado. Recuerdo que Madara nunca estuvo de acuerdo con mi relación

«esa mujer será tu perdición»

—Ahora sé que quizá el pudo notar algunas cosas que yo no. Supongo que tenia una mirada mas filuda. Quizá por eso permitió que me sumergiera en lo peor de mi miseria, quizá quería romper aquella etapa de niño soñador, para convertirme en un hombre sin escrúpulos para sus empresas.

Obito recordaba el rostro de satisfacción de Madara cuando lo vio entrar por su puerta. Su mirada era mas fría y daba mas miedo que la de él. Todo después de su rehabilitación.

«Listo para trabajar…hijo»

Aquel día fue la primera vez que lo llamo así, siempre le decía a los demás miembros de su familia que óbito era hijo de un familiar cercano, pero al pasar los años Madara se sentía tan orgulloso, que lo llamaba hijo delante todos. Óbito fue cobrando importancia, dejando a un lado los insultos de la esposa de Madara y las veces que le dijo zorra a su madre. Obito fue ganando terreno al punto de convertirse en su heredero.

—A través de los años muchos me decían que yo era igual que él y odiaba esa comparación. No era igual que Madara, no era igual que mi padre.

Obito lo había pensado mas de una vez, que la historia de sus padres se estaba repitiendo con Hinata y con él, ya que ella era su secretaria y el su jefe. No quería que pasara, no era igual que ese infeliz.

—Luego en su lecho de muerte Madara me confeso, que fue quien le dijo a su socio que me facilitara las drogas.

—¿Qué?

—Como lo oíste fue mi propio padre, quien me metió en esa mierda. Aunque no lo culpo del todo, pero saberlo consiente de mi sufrimiento, solo ha alimentado lo peor dentro de mí, aun después de muerto, su recuerdo me atormenta al recordar su tonta justificación.

«Lo hice para explotar todo tu potencial. Te convertiste en el hijo que siempre quise»

—Es horrible, lo que ese hombre le hizo.

—Mi vida se volvió gris. Todos los días pasaban delante de mi, cuando se volvieron años todo dejo de importarme, me dedique a mi trabajo y posicione a las empresas de mi padre en lo mas alto de todo el país y del mundo. Aunque después de tanto dinero y poder, me seguía sintiendo vacío, solía pensar en Rin cuando sentía dolor. Me era muy fácil culparla, supongo que era muy masoquista al hacerlo. En todo este proceso me fui quedando solo, sumando por mi mal carácter y la reputación empresarial que tenía fueron pocas personas que me acompañaron hasta aquí. Konan, shisui y kakashi. Ellos siempre estaban pendiente de mi, a pesar que solía alejarlos con mi mal humor. Muchos años mas tarde, entro a mi oficina un persona sin experiencia muy tímida, que me cambiaria la vida completamente y que termine por lastimar. Lo que yo no sabía, era que al hacer una parte de mí se desprendía.

Ella no supo que decir, no había notado que estaba llorando. La vida de obito había sido historia muy triste.

—Ahora me pregunto ¿Cuántas veces te hice llorar? —le pregunto. Óbito con el dorso de una de sus manos limpio sus lagrimas y se acerco a ella. —Hinata, yo te…

—¡Obito! —gritó Hinata y se puso de pie.

Obito trago profundamente una de sus manos se poso en la lesión de su abdomen, estaba sangrando y por lo visto bastante. Todo comenzó a darle vueltas, escucho a Hinata gritar su nombre y terminó tendido en el suelo. Antes de perder la conciencia, observo unas luces rojas que provenían de la calle.

«no llores, Hinata»

(…)

Una luz potente le cegó a vista, todo le daba vueltas y trato de sentarse.

—¡Ya despertaste!

Obito sintió el dolor en una de sus manos, tenia puesta un catéter con una vía, al aparecer le estaban trasfusiendo sangre.

—perdiste mucha sangre, Obito.

¿Esa voz? Sonrió apenas, era Hinata y lucia bien. Su rostro tenia esparadrapos y unas curitas, aun tenia su saco y le sonreía.

—¿Dónde estamos?

—En el hospital, Shisui-san nos encontró y nos rescato de aquel lugar.

—¿Shisui?

—ahora se encuentra con la policía, están pidiendo hablar contigo, pero les ha dicho que aun estas en recuperación.

Obito se sentó y noto que su abdomen estaba vendado ¿tanta sangre perdió que no sintió nada? Ahora que lo recordaba, el cobarde de Hidan lo había atacado y se había dejado herir para tenerlo mas cerca. No pensaba que la lesión era tan grave. Lo subestimó.

—¿Cómo te sientes? —pregunto Hinata, muy preocupada y se acerco a él.

—Bastante mareado. ¿Cómo estas tu?

—Bien, estoy bien —sonrió.

—Eso me alegra.

No lo notó, pero ella se sonrojo. Hinata no dijo nada, solo tomo su mano vendada y la acuno entre la suyas. Obito hipnotizada por ella se dedico a verla, estaba tan cerca, pero ver su rostro magullado lo atrajo ala realidad. Hinata estaba así y fue por su culpa, a pesar de estar a salvo, eso no quitaba el hecho que casi es violada por Hidan y tantas cosas mas.

—Hinata yo…

—¡Hinata, por kami estas bien! — Inmediatamente se separaron.

Ino había entrado sin tocar y abrazo desmesuradamente a Hinata, no paso mucho para que kakashi también entrara. Ambos se vieron y solo asintieron. Ino comenzó a sacar a Hinata de la habitación diciéndole que tienen que ir a cambiarse, kakashi también fue tras ella. Hinata quiso debatir, decirle que quería quedarse con Obito, pero no pudo. Rin llegaba intempestivamente y fue hasta óbito completamente triste. A pesar de los pocos metros que los separaban y el deseo de estar juntos, se sentían muy lejos. Hinata le dedico una triste mirada a óbito, antes de seguir su camino lejos de él, mientras que óbito se quedaba encerrado bajo el cuidado de Rin. Ninguno dejo de mirarse, hasta que la puerta lentamente se cerro. Se amaban, pero hasta ese punto sabían que no podían estar junto. La desgracia no era motivo para reunirlos nuevamente, que Obito la haya salvado no significaba todo estaba bien. Después de todo el seguía con ella y Hinata en vías para olvidarlo.

Nada cambiaba o ¿tal vez no?

Continuara….

Ha sido tan agotador escribir, pero necesito llegar a un punto donde tome una pausa. Durante estos días planeo publicar al menos 3 capitulos, espero terminarlos xD.

No sé olviden darle una visita a una de mis historias nuevas en mi perfil "el listón gris los espera".

No sé olviden votar y comentar, son libres de hacerlo. Me encanta leerlos.

Simplemente

Sky

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