Encontrándome (Parte- I)

Sus labios eran tan suaves y la forma en como los movía, hacían que vagos recuerdos llegarán a su mente.

No podría ser verdad, se estaba besando con Kakashi.

Cuando la lucidez llegó hasta su mente, con sus manos apartó a Kakashi gentilmente. El beso de rompió, él quería seguir besándola y ella tenía los ojos llenos de lágrimas. El beso fue perfecto para Kakashi, no tanto para ella. Estaba tan confundida que busco consolación quizá, en la persona menos indicada, su actual jefe y ex mejor amigo del que considero su pareja.

—Hinata, yo…

Quiso acercarse, pero ella retrocedió asustada por su comportamiento. Primero Obito, ahora Kakashi. No sé estaba comportando a la altura de una señorita, no la habían criado para eso.

Hinata abrió rápidamente la puerta de su casa, para entrar sin despedirse. Kakashi, aunque tenía un pinchazo de decepción por como reaccionó ella, se sintió feliz. Quizá todo sus esfuerzos habían dado fruto. Hinata lo había besado y fue maravilloso, aun podía sentir su sabor dulce en sus labios. Aunque quería pedirle formalmente una cita, quizá debería dejarla sola. No quería recurrir a besarla de esa forma la próxima vez, sentirse un paño de lágrimas era humillante, pero Hinata le gustaba mucho, demasiado y ella valía aquel esfuerzo. Con una gran sonrisa se marchó. Mientras tanto la joven Hyuga no dejaba de llorar en su cama. El beso de Kakashi no era el asunto más importante para ella, fue el errático comportamiento de obito al besarla de esa forma.

¿Por qué? Se pregunto aquella noche. Las horas pasaron y cuando llegó la madrugada, ya estaba dormida, después de tanto llorar.

(…)

El reloj marcaba cerca de las 1 am, Rin no había podido dormir después de ser dejada en aquella velada. Quiso impedir que Obito se marchara, pero Konan la sostuvo y le dijo algo que considero humillante.

—Déjalo. Obito va tras la mujer que realmente ama, acéptalo Rin, perdiste a Obito hace mucho. Llegó la hora que hagas lo correcto.

¿Cómo se atrevía esa mujer a decirle tales cosas? Ella era la novia, ella debería estar de su lado, pero no era así. A este punto ya sentía que esa relación solo era de nombre, ni siquiera Obito se había atrevido a formalizar con sus únicos familiares. Todo estaba realmente mal.

Un estruendoso sonido se escuchó de la planta baja de la casa, ella se coloco la bata. Los vidrios romperse se escuchaban, mientras iba hacia allá. Bajó con cautela, encontrándose a un Obito evidentemente borracho, sirviéndose un trago bastante fuerte.

—¿Dónde estuviste?

Su voz sonó molesta, Obito bebió desenfrenadamente y quiso ignorarla. Ya bastante agobiado estaba por lo que acaba de presenciar.

No quería redirigir su enojo hacia ella, si alguien era culpable era él y nada más que él. Por aceptar de vuelta a una mujer que le rompió el corazón de la peor forma.

—Obito te estoy hablando…

No pudo seguir hablando, el semblante tan descompuesto de Obito la calló, incluso la asustó. Sus ojos irradian tanto dolor como si la vida no le importará, al parecer había estado llorando y sus nudillos estaban pelados como si hubiera estado golpeando algo.

No, no podía ser verdad. Obito no podía estar sufriendo tanto y menos por esa niña.

Obito no le dijo nada, sola la miro y siguió bebiendo, se apartó de ella. Su mirada se fijó en su sala, sus lagrimas caían amargas desde el fondo de su corazón, en ese lugar le había hecho el amor a Hinata tantas veces, casi podía oler aquella fragancia de su cuerpo, cuando ambos se entregaban, podía escuchar el sonido de sus gemidos en su cabeza casi como su tortura y sus te amo, las tantas veces que le dijo aquello y que nunca hubo una respuesta de su parte. El solo hecho de imaginarse a Kakashi recibiendo lo que por derecho creía que le pertenecía, hizo que volteara la mesita de noche destruyéndola en el acto. Rin se amedrentó ante tal comportamiento. Había llegado la hora, era el momento de hablar abiertamente de su relación y de ella, de Hinata Hyuga.

—¿Qué es lo que te pasa, Obito?

Le pregunto resistiendo las lagrimas en sus ojos marrones.

Le estaba doliendo, por primera vez le estaba doliendo el estado en el que se encontraba.

—No querrás saberlo —respondió casi de inmediato.

—¿Qué fue lo que pasó? Solo te vas de la fiesta detrás de esa mujer y ahora solo te presentas en ese estado deplora…

—Hinata —la interrumpió— ese es su nombre, Rin.

—Sé como se llama —debatió— solo quiero tener alguna respuesta de tu parte Obito… por favor…

Sus ojos y su corazón hablaban por si mismos, Rin estaba a punto de romperse

—es un tema que te había mencionado que no discutiré contigo.

—Soy tu novia… te entregué parte de mi vida, deje de todo en Londres por venir aquí. Mi carrera, mis amigos, mi trabajo. Obito… por favor… necesito una explicación, una real una dónde no solo me des r apuestas rimbombantes. Necesito saber…

Obito voltéo y la miro, directamente a los ojos. No podía culparla, sería un cobarde de hacerlo. Si bien Rin lo había abandonado, roto el corazón y demás, fue él quien la eligió sobre Hinata.

¿con que derecho podría protestar? Había llegado la hora de dejarla, conjuntamente con aquel pasado que aún lo seguía como espejismos.

—¿Tú sientes algo por esa niña? —le pregunto con el corazón tan compungido.

Obito guardo silencio.

—¿Tu te enamoraste de Hinata-san, Obito?

Aquella pregunta tan directa, fue lo que lo hizo reaccionar. Obito asintió tan lentamente que tales movimientos le rompieron el corazón a Rin.

Así se sentía, esa sensación de desamor por primera vez lo experimentaba Rin Nohara. Era tan infinita, que sentía que el corazón se le partiría en dos. No pudo evitar pensar en Obito, así lo dejo aquel día. Era de lo peor.

—Yo he cambiado, lo hice desde hace mucho. No te niego que sentí algo por ti cuando nos encontramos, pero… la sensación de vacío por terminar con ella nunca se fue. Hinata estuvo en mi mente todo este tiempo, mientras estaba contigo, atormentándome con su recuerdo. Quieres saber Rin… si… me enamore de ella, como nunca lo he estado y la perdí… la perdí…para siempre.

Sus palabras estaban tan impregnadas de dolor y frustración, la sensación de perderla no se comparaba al vacío que dejó Rin hace tantos. Podría justificar su dolor quizá en esos años, porque era joven y soñador, pero ya tenía un poco mas de cuarenta años y sentirse el dueño del mundo, al perderla había calado a una fragilidad que no esperaba experimentar.

—Todo acaba, todo tiene su final, sabes. Todo terminará con ella, así como terminó conmigo… como nuestro amor. —explico entre lágrimas. — ¿Aún así? Sabiendo cómo terminará, que quizá ella nunca regrese contigo ¿Seguirás amándola?

Era evidente que Hinata estaba con Kakashi ¿Cómo amar a alguien que ya estaba con otro?

—Quizá todo termine, quizá ella nunca vuelva conmigo. Aún así… la seguiré amando.

Rin lo miro devastada, entre lágrimas se acercó y le tiró una fuerte bofetada, le golpeó el pecho y Obito resintió sus golpes como una especie de penitencia. Podía sentir que ella si lo amaba, a su manera, pero lo amaba, pero él no, ya no. Todo se había acabo. La abrazo y Rin se permitió llorar.

A mitad de la noche, eran dos almas desoladas que tenían algo en común. Su amor no era correspondido

(…)

—¡el sexy Kakashi y tú se besaron?!

—Ino por favor

Ino se puso de pie sorprendida de la confesión de su amiga. Aunque Hinata estaba sumamente sonrojada, no pudo ocultar la emoción al escuchar la noticia. ¡por fin! Su amiga se había animado a dar el siguiente paso con ese hombre tan considerado. Ya le había parecido extraño aquella invitación tan repentina que tuvo de Hinata para quedarse en su casa.

—¿Te gustó? —pregunto inquisitoriamente.

Hinata volteo hacia un lado, avergonzada. ¿Si le había gustado? No se había puesto ha pensar en eso.

—No sé.

—¿cómo que no sabes?

—Ino todo paso tan rápido. Lo de Obito, luego Kakashi, no sabía que estaba pasándome. Me sentía tan mal, mi cuerpo solo reaccionó y bueno… termine besándome con él.

—¿Obito? Si ese hombre. Ya debes sacarlo de tu mente. Dime algo Hinata ¿Kakashi te es indiferente?

—No lo sé… creo… bueno… yo… creo que no.

Al fin lo dijo, después de dudarlo tanto termino por confirmarlo, Kakashi no le era indiferente solo que la sombra de obito se posaba en ella. Quizá fue su amabilidad, sus gestos hacia ella, que han ido cambiando el tipo de concepto que tenia, de lo contrario no lo hubiera besado.

—entonces —Ino tomo las manos de su amiga dándole valor, estaba tan contenta por ella —¿Por qué no le das esa oportunidad? Hinata, el hombre ha sido muy paciente para que sanes tu corazón. Cualquier hombre no hace eso, la mayoría se cansa en el proceso.

Hinata trato de sonreír. Ahora que lo pensaba Kakashi siempre fue bueno con ella, desde que lo conoció. Su brillante sonrisa, sus chistes y como jefe era bastante amable.

—¿Qué pasa Hinata? —le cuestionó.

—Bueno… es que siento que estuviera bien, Ino.

—Hinata.

—kakash-san es todo lo que describes y más, pero… él es… bueno era el mejor amigo de Obito. Además también es mi jefe.

Ino quiso debatir, pero ahora la entendía. Se regaño mentalmente, a veces olvidaba que Hinata había sido criada en una familia donde la educación era tan estricta, por eso y tantas cosas le impedían poder dar el siguiente paso con el guapo Kakashi.

—Hinata. No tienes porque hacer caso de mis tontas y locas ideas. Tú tienes que ser feliz, eso es lo único que importa. Con novio o sin novio, siempre seguirás siendo tu.

Hinata sonrió, esas eran las palabras de una verdadera amiga. La abrazo y cerró los ojos, Ino indudablemente era una hermana para ella.

—Creo que se me queman las galletas.

—¡Es cierto!

Ambas fueron a toda prisa hasta la cocina. Seria noche de chicas con galletas recién horneadas y mucha leche. Al parecer la vida de la inocente Hyuga era más interesante que la de ella, ya que a pesar de estar enamorada hasta los tuétanos de Naruto, aún no daban el siguiente paso. Quería contarle que estuvieron a punto de hacerlo, pero Naruto se desmayo al verla en la lencería, que había comprado para el. Era tan vergonzoso, pero muy tierno para ella.

—¿cómo te ha ido con Naruto- Kun?

—Si supieras…

Ambas sonrieron, mientras dejaban enfriar las galletas en la fuente de metal.

(…)

Ya el lunes por la tarde, kakashi observaba a Hinata de manera casi fugaz, pero la verdad no había podido despegar su mirada de ella. No había podido dormir todo el maldito fin de semana, al pensar en ese beso y como de forma tan vergonzosa, se dio placer pensando en aquello. Para su decepción Hinata no había tocado el tema de aquello durante el día, y apenas le daba la mirada.

Se sintió tan ingenuo al pensar que tendría otro tipo de respuesta de su parte, pero no. Hinata era sumamente reservada y tímida con sus sentimientos. Ahora ambos se encontraban revisando algunos documentos en su oficina, estaba alargando la conversación para poder tener una excusa para llevarla a su casa.

—Hinata.

Ella no pudo evitar sobresaltarse, estaba nerviosa y muy incómoda, después de aquel beso apresurado ya no podía estar a solas con Kakashi y fingir que todo está bien.

—¿Está todo bien?—le cuestionó.

Hinata no respondió, llevándose una enorme decepción. Se sintió tonto al creer que había avanzado con ella, pero no. Al parecer no.

—Hinata, escucha yo… no quería… bueno si quería besarte, pero no quería que nuestra relación cambie por lo que pasó hace unas noches.

Ella no dijo nada, bajo su mirada sintiéndose culpable. Quizá si ella lo hubiera rechazado con más firmeza, Kakashi no se hubiera hecho ideas equivocadas de ella.

—¿Me entiendes?

—lo entiendo, es solo que… yo bueno… no quisiera que usted tenga una imagen diferente de mi.

—Yo jamás pensaría lo contrario al buen concepto que tengo de ti. La culpa fue mía por haberte besado… lo siento mucho.

Ella asintió despacio.

—Con respecto a lo otro. Si, si me interesas y quisiera proponerte que salieras conmigo de una forma distinta.

—Kakashi-san, yo… no…

Había dudas en su voz, en su mirada y todo su cuerpo.

—Siempre me has gustado —ella se sonrojo, más por la forma en que se me expresó. — Me interesas para algo serio, Hinata.

Su nerviosismo fue en aumento, comenzó a jugar con sus manos y respiro hondo, necesitaba calmarse. No era nada ético involucrarse nuevamente con alguien de su trabajo, y menos una vez mas con su jefe. Era un error y muy grave.

—¿Te soy indiferente, Hinata?

Ella no supo que decir. Kakashi era el prospecto de cualquier mujer, todas menos ella. Si le decía que no le era indiferente era darle falsas esperanzas, y si le decía que si, era prácticamente un insulto para alguien como él.

—No estoy lista para tener una relación con alguna persona, kakashi-san. —su voz fue suave, no quería sonar hosca al expresarse. —A pesar que ya ha pasado un tiempo desde que mi relación con Obito termino, siento que no estoy lista para abrir mi corazón. Además…

Quiso agregar que su primera relación terminó muy mal, casi o peor como la que había terminado con Obito. Sus dos únicas experiencias eran un fracaso, pero la diferencia que el primero fue un amor adolescente y este último lo estaba considerando un amor verdadero, pero no se engaña a los que aman.

—¿entonces necesitas tiempo?

Ella en su inocencia asintió, pero eso fue uno de su más grandes errores. Ya que prácticamente le estaba dando falsas esperanzas a Kakashi. Si necesitaba tiempo entonces él esperaría.

Al llegar la noche, Kakashi se ofreció llevarla a su casa, pero convenientemente tomo un innecesario desvío por una transitada calle, cerca de Tokio, llena de color y muchos locales nocturnos. Era una salida exprés.

Kakashi invito a cenar a Hinata, está no tuvo mas opción que aceptar. A pesar de mostrarse un poco renuente, termino por divertirse. Kakashi era un hombre realmente agradable, que con sus ocurrencias la hacían reír. Luego de la cena pasearon un momento, para luego terminar comprando un postre.

—Tengo un obsequio para ti.

Sorprendió Kakashi a Hinata, luego de que ambos se sentaron cerca de una fuente, a disgustar un rico helado. Hinata sonrió al ver la dádiva, era una pequeña maceta con una planta de orquídea ¿Qué significaba?

Lo que Kakashi no sabía, era que Hinata era algo alérgica a esas flores, pero no podía rechazarlo, no era grosera. Sus flores favoritas eran los lirios, al igual que su perfume.

—Muchas gracias — sonrió.

Kakashi no supo cómo interpretar aquella sonrisa, lucia tan hermosa e inocente ante sus ojos, quizá guiado e hipnotizado por ella y aquel momento juntos, terminó por limpiarle un poco del helado que tenia en la comisura de sus labios. Hinata se quedó inmóvil, ante ese efímero contacto. Los ojos de Kakashi desbordaban algo parecido al cariño. Quizá fue su bondad, u otro sentimiento, que permitió que la tocara, al punto que no solo limpio aquel helado, sino que también acaricio su rostro delineándolo.

—Hinata tu me…

—Creo que ya es muy tarde.

Lo interrumpió y bajo su mirada rompiendo el contacto.

—mañana tenemos mucho trabajo.

—Si, tienes razón. Creo que tampoco está bien que nos quedemos aquí.

Al principio no entendió sus palabras, luego Kakashi paso una de sus manos por sus hombros atrayendola y su mirada se tornó sería. Hinata sin entender desvío su mirada hacia donde veía y observo una tumulto de personas golpeándose entre sí., estaban a las afueras de un conocido bar. Kakashi la había abrazado en un acto protector. Debía de llegar temprano a casa, ya casi marcaban la media noche. La hora paso muy rápido a su lado que ni lo sintió.

(…)

Rin caminaba de un lado a otro, estaba muy proucupada por el paradero de Obito. Desde aquella revelación de su parte no se había vuelto a presentar por su casa. Todo había pasado tan rápido y estaba terminando de forma tan abrupta causándole mucha culpa. A este punto recién se atendía que fue ella quien se metió en esa relación, que Obito era un hombre que tenía pareja y que quizá en ese tiempo tenían una crisis que ella se encargó en hacer más grande la brecha. Todo sentía, las evasivas al hablarle cuando se conocieron y la tristeza que desprendía su rostro cuando lo encontraba viendo su teléfono.

Todo estaba empeorando.

—Ha este punto… creo que ya no puedo ser nada.

Sus ojos se mojaron completamente y sonrió con pena, quizá ese era su castigo después de haber dejado al hombre perfecto para ella. A pesar de todo aún seguía preocupada por él, hace varios días que no había visto a obito, hasta donde sabía Shisui le había comunicado que Obito se estaba quedando en uno de sus hoteles, pero tenía un presentimiento que no la dwjaba tranqjila.

—Buenas noches, Shisui.

—¿Rin? ¿Qué pasó? —hablo tras el teléfono.

—¿Quería preguntarte sobre Obito? Hoy tampoco ha venido. Tengo un mal presentimiento.

—Ahora que lo mencionas, pensé que estaba contigo hoy no ha ido a trabajar.

—pero… ¿Cómo es eso posible?

—No te preocupes, creo saber dónde está.

Shisui suspiro profundamente luego de colgar, su querido primo estaba tocando fondo y eso lo entristecía. Ya iba a trabajar por obligacion, no estaba tan concentrado en las juntas y olvidaba muchos asuntos importantes, debía de ayudarlo después de todo era su familia.

(…)

No sabía cuánto tiempo había trascurrido, solo era consciente que era de noche y al aparecer bastante tarde. Cómo había hecho los últimos dos días, no había ido a trabajar. Era consciente que no estaba rindiendo en la empresa, sabia de las capacidades de su primo y eso lo tranquilizaba.

Definitivamente no estaba bien, era consciente de su deplorable estado. Lo único que estaba en su mente era la imagen de Hinata, siendo besada por el hombre, que quizá era perfecto para ella. Eso lo entristecía en demasía.

Había ido a los bares de más mala muerte de todo Tokio, había ido a esos lugares donde corría la muerte todos los días, quizá buscando algo fuerte para que lo ayude a olvidar.

De bar en bar, el hombre más rico de todo Japón se paseaba, tambaleaba hasta donde su cuerpo lo permitía y cuando se recuperaba de la borrachera, volvía a tomar. Siempre musitando el mismo nombre, Hinata.

Quizá fue la casualidad o el cruel destino que le hizo ver una vez a esos dos juntos. Kakashi acariciando el rostro de la mujer que amaba y ella dejándose tocar y desde el ángulo donde estaba, incluso pudo ver otro beso, volvió a beber de forma desenfrenada de la costosa botella y no pudo evitar llorar.

¿Hinata, tan rápido lo olvido? ¿cómo Kakashi pudo ir tras ella, si era su expareja?

Se sentía como un adolescente, uno muy estúpido al comportarse de esa forma.

—Ten cuidado, imbécil.

Un hombre bien vestido choco de casualidad, con un Obito muy borracho, que era prácticamente dinamita.

—No sabes cuánto cuesta este saco, idiota.

Lo insultó. Obito sonrió al ver que tipo de persona era ese cretino. Uno muy alucinado que pretendía aparentar ser alguien que no es. Ese saco era una imitación barata de uno de marca

—¿No me oyes idiota? —lo empujó, pero Obito no respondió.

No quería pelear, además aquel idiota estaba acompañado de una chica que estaba asustada. Nadie podía reconocerlo por su aspecto tan deplorable, incluso no se había bañado en dos días y ni cambiado el sastre. Nadie podría reconocer al poderoso Uchiha Obito. Lo reconocerían como un vagabundo. Lo siguió ignorando, ya estaba a punto de irse, pero el muy cobarde quiso empujarlo para hacerle pasar el ridículo, pero no pudo.

Obito tenía un instinto asesino que casi nunca mostraba, tenía un turbio pasado y que ahora que estaba al borde del abismo se resistía a aflorarlo.

—¡Oye idiota…

Obito esquivo su empuje y le dio un fuerte puñetazo en el estómago, quitándole todo el aire y haciéndolo doblar de dolor. La mujer gritó por ayuda, pero aquel era resistente. Se recompuso como pudo y se fue encima del Uchiha, lo vio a esquivar y le rompió la nariz de un puñetazo. Tan alcoholizado estaba que delante suyo no estaba un extraño, el rostro era de Kakashi y comenzó a golpearlo aún más. La mujer está vez grito desenfrenadamente, varios acudieron a su auxilio, pero Obito no se detuvo y comenzó a pelearse como más de tres personas. En sus mejores días sería muy fácil, pero la edad y muchos factores le cobraron factura, recibió algunos golpes y varias cosas más. Lo que le no vio fue que una pareja que el conocía, comenzaba alejarse producto del escándalo.

(…)

Eran casi las dos de la mañana, Shisui había recorrido cerca de diez bares alrededor de Tokio, le tocó liarse con más de un drogadicto por los lugares tan podridos de la ciudad. Entro a un conocido bar que tenía un letrero neón, allí estaba. Su primo en la última silla de la barra libre.

Rin lo había llamado desesperada por Obito, aunque no sabía dónde estaba, intuía su paradero.

—Una más —ordeno y le pasó el shot al cantinero

Este lo vio con recelo, era un extraño cliente. Estaba demasiado ebrio y a duras ñenas se ponía en pie, además de estar todo golpeado.

—creo que ya bebido demasiado, señor.

—Tu sirve, y que esto no te diga lo contrario.

Saco su tarjeta exclusiva de color negro, los ojos del cantinero brillaron. Ya que pensaba que era un simple vagabundo, pero al parecer no era así. Cuando estuvo a punto de tomar la tarjeta de un casi inconsciente Obito, su intención se detuvo, al ver a otro hombre bien vestido que los observaba.

Shisui se acercó y le quitó la tarjeta a Obito, observó a su primo regañando su comportamiento.

—¿Cuánto es? —le pregunto al cantinero.

El hombre del bar no sabia lo que pasaba, este le dio la cantidad de los cientos de yenés y pago con su propio dinero.

—Vámonos a casa, Obito —le ordenó, este no dijo nada.

Estaba apunto de quedarse dormido, pedo Shisui era muy fuerte, así que tomo de los hombros a su primo y lo saco de ese paupérrimo bar.

Mientras era prácticamente arrastrado por Shisui, muchos recuerdos llegaron a él. Su risa, el olor de su cuerpo, el movimiento de su cabello y las veces que estuvieron juntos. Shisui fingió que no escuchaba nada, pero sentir a su primo tan devastado lo afectó. Hace mucho tiempo que no lo veía así de destruido. Ya atrás quedaron aquellas platicas, donde lo molestaba con los sentimientos de su asistente, cosa que en su momento lo fastidiaba en demasía. ¿Cómo la vida era tan cruel? Que ahora él se encontraba roto por ella.

—La perdí, Shisui… la perdí para siempre.

Su voz sonó tan rota, quizá más por el efecto del alcohol. Shisui hizo algo que hace mucho tiempo no hacía, abrazo a su primo y lo consoló como un verdadero hombre, lo haría.

Paso alrededor de veinte minutos para llegar a la casa de Obito. Rin no pudo creer lo que estaba delante suyo, su corazón se contrajo y no pudo evitar llorar.

¿Qué le había hecho?

Si ella no hubiera llegado a su vida, quizá el estaría con esa tal Hinata, seguro sería feliz sin ella, prefería que la siguiera odiando, que verlo tan roto.

¿así Obito estuvo cuando ella lo abandonó?

No lo sabía, pero era lo más probable. Ella se apresuró en sacar un botiquín para limpiarle y curarle las heridas. Obito estaba tan inconsciente que no respondía ante al ardor del alcohol. Rin mientras lo curaba no dejaba de llorar, mientras que Shisui se apresuró en preparar su ropa.

—Hinata—musito rompiéndole el corazón en mil pedazos. La que era la novia, era ella, pero él lloraba por alguien más. —No te vayas… no con él… Hinata.

Estaba soñando con ella, no había duda que el hombre que amaba estaba enamorado, y no era de ella.

(…)

Después de una semana llena de contratiempos, obito se había calmado un poco. No había ido a su casa ni por sus cosas, se había mudado a la casa de Shisui, quien lo recibió gustoso. La verdad era que hubiera preferido seguir viviendo solo, pero su primo insistió tanto, que terminó por fastidiarlo.

Literal y gráficamente su relación con Rin estaba completamente rota. Le agradeció luego de curarlo, pero no se había comunicado con ella desde entonces. Ni si quiera volvió por su ropa, prefiero gastar miles de yenes en trajes nuevos, que verla. Se considero un cobarde, no tenía las agallas de pedirle que abandonará su casa, porque todo estaba más que claro.

Más de una vez maldijo aquel viaje a Londres, se maldijo por no insistirle a Hinata para irse con el. Quizá si hubiera hecho lo uno y otro aún seguiría con Hinata y tendría a Rin lejos de su vida y más tranquila.

Debía de enfriar su mente, cientos de personas dependían de su empresa y trabajo. Algunos documentos tenía que revisarlos con Shisui, así que se dirigiría a su oficina para firmarlos. Su reloj marcaba cerca de la una de la tarde, a las dos sería una reunión muy importante. Tantas cosas, necesitaba organizarse y contratar a otra empleada, porque en definitiva Hinata no volvería a su lado.

—¿Cuándo se va ha celebrar el onomástico de Tadashi-san? —le cuestionó Konan a Shisui.

Aquel evento era uno de los más importantes de la temporada, quieran o no, tendrían que asistir.

—tengo entendido que dentro de un par de semanas. ¿piensas asistir?

—No lo sé, Obito nunca asiste. La que siempre va soy yo, pero prefiero no ir, este año.

—¿Será por sus constantes insinuaciones?

—Creo que sabe perfectamente que no me interesa.

—Cualquier mujer se sentiría halaga de tener a un pretendiente tan importante.

—Tu lo has dicho, cualquier mujer. Yo no soy cualquier mujer.

—Si tu lo dices.

Shisui le dedicó su mejor sonrisa. Tanto tiempo enamorado de aquella mujer, que ahora solo podía verla como alguien inalcanzable. Incluso podía tildarla como su hermana mayor. Así era Konan, una mujer tan intimidante, pero con un gran corazón.

—¿pasa algo? —le cuestionó Shisui, al verla tan concentrada en su teléfono.

—Es Kakashi. Me está invitando a la premiación de la pintura de Hinata, será a las 3 de la tarde.

—¿Kakashi? El actual némesis de mi primo.

—Obito solo lo ve así, creo que Kakashi aún lo debe de extrañar.

—Hinata-san ha sufrido mucho en este empresa, al parecer la vida la está recompensando de la mejor manera. No sabía que pintaba. Cuando me entere que su lienzo estaba en la exposición de Mamoru, no pudo evitar ir a verla, me pareció muy buena, bastante profesional ¿Era la casa de playa de Obito?

—eso parece.

—al parecer en esa casa pasaron muchas cosas —sugirió Shisui.

—Ella tiene mucho talento, aquel premio solo lo confirma. Este evento es importante para ella, daría lo que fuera por estar a su lado, pero tengo mucho trabajo.

—No creo que estuviera sola, Kakashi estará a su lado y dudo mucho que le agrade la compañía. Debe interesarle mucho, para dedicar horas laborales para ir a un evento personal.

—Hinata siempre le ha interesado, supongo que está haciendo lo necesario por estar con ella.

—Es cierto. La última vez que hablé con Hinata-san me comentó que si ganaba el premio vendería su cuadro. Supongo que simboliza el fin de su ciclo con mi primo.

—Supones bien, aquí el único perdedor tiene nombre y apellido ¿Deseas algo Obito?

Konan muy seria dirigió su pregunta a quien escuchaba tras la puerta, está se abrió sin tocar y ambos hicieron notar su molestia. Obito podría ser muy su amigo, pero bien merecido se lo tenía. Shisui contuvo su risa con una fingida tos, no había notado a su primo y mucho menos que estuviera escuchando tras la puerta.

—La reunión será a las 2 de la tarde, ten listos estos documentos. —ordenó y los colocó muy molesto en su escritorio.

La puerta resonó y Konan negó.

—¿Ahora escucha tras la puerta? —cuestionó Shisui.

—Eso parece ¿En qué estábamos?

Ya entrada la tarde, Konan se explayaba muy bien en la presentación de la importante junta. Actualmente era la mejor carta de presentación de las empresas Uchiha, Shisui la observaba y anotaba los puntos más importantes. Sin embargo, en aquella junta había una persona que no estaba del todo concentrada. Obito observaba el reloj, marcaba 2:23pm. Aquella conversación lo había descolocado bastante.

¿Qué debería de hacer?

(…)

Hinata observaba su cuadro expuesto en el que sería el último día de exposición. Hacerse acreedora de ese importante premio, había sido algo tan inesperado. Aún recordaba la llamada, no pudo evitar contárselo a todos los que la querían. Hanabi se expreso que estaba muy orgullosa de ella, Ino le tendría una sorpresa y bueno, tenía que decírselo a Kakashi ya que gran parte de ese premio se lo debía a él. El reloj marcaba cerca de 2:23 pm, en menos de media hora se haría la premiación.

Agradecía el permiso imprevisto que le extendió a Kakashi para poder asistir entre el horario de comida, pero como tan buen jefe que era le dio el día completo. No quería verse como una mujer que se aprovechaba del interés sentimental de su jefe. Kakashi era tan lindo y gentil, pero… había algo que no terminaba de convencer a Hinata.

—¡Hinata!

—¡Kakashi-san!

Su agitado jefe venía apresurado, se saludaron con formalidad. Ella se sorprendió que estuviera allí, ya que sabía que tenía mucho trabajo. Al menos no estaría sola ese día.

La premiación trascurrió con normalidad. Hinata por fin conocería a uno de sus pintores favoritos, el gran Mamoru, estaba más que complacida por recibir el premio. No solo la premiaría a ella, también artistas conceptuales y los plásticos, todos tenían tanto talento. Cuando llegó el momento de su premiación, Hinata sentía que vomitaría, estaba sumamente nerviosa. Kakashi le sostuvo la mano y le dedicó quizá las palabras más reconfortantes en ese momento.

"No estás sola, yo estoy aquí"

Dichas cada una de ellas con su radiante sonrisa.

Describieron a su trabajo como realista y nostálgico. Hinata no pudo evitar conmoverse por sus palabras. Había mucho de ella en ese cuadro, también de él. Esa casa simbolizaba aquella convivencia que tuvieron lejos de todo. A pesar de que Obito supo la verdad y lo culpable que se sintió. Ambos sanaron gran parte de sus heridas, ese cuadro simbolizaba su tiempo juntos y lo mucho que lo amaba.

"los grandes artistas plasman a las personas que más aman"

¿cómo no pintarlo? Si aún lo amaba y su recuerdo le dolía. Ya habían pasado meses de su separación, pero su recuerdo estaba allí, latente más que nunca, impidiéndole olvidar. Sacudió su mente por sentirse tan invadida por su recuerdo.

Hinata dio un breve discurso y entre sus palabras expreso su admiración por el pintor y su agradecimiento implícito a Kakashi Hatake.

"Sin aquella persona, no hubiera podido presentar este lienzo que simboliza una parte importante de mi vida"

El dinero no era lo importante, lo que más cobro significado para Hinata fue la pequeña pintura autografiada del gran Mamoru. Ese era el mejor premio para ella, mas de un inversionista se acercó a ella y le extendió su tarjeta. Amaba pintar, pero colocaba su carrera sobre su gusto por la pintura, bueno hasta ahora. El organizador del evento le pregunto a Hinata ¿Qué haría con su trabajo? Había pensado en venderlo, pero hasta esas alturas no sabía que hacer.

Después de la premiación Hinata y Kakashi salieron del museo y ambos se dieron un fuerte abrazo. Ella no dejaba de sonreír y Kakashi se irradiaba por la luz que desprendía. Luego se abrazarse se tomaron de las manos y se miraron fijamente. Hinata ya sabía que hacer.

—Sera mejor que nos sentemos —sugirió entre risas Kakashi.

Ella tomó asiento y respiro hondo, estaba tan feliz por lo que le estaba pasando. Kakashi se puso de cuclillas delante suyo y de forma diferente le acaricio el rostro, ella se sonrojo y se dejó tocar.

—Hay… hay algo que tengo para usted.

—¿para mí? —sonrió con tanta coquetería.

Ella asintió y el deseaba escuchar de esos labios que aceptaría una cita con él. Ya estaban avanzando, así lo veía.

—Deseo… yo… —su incesante escrutinio la ponía nerviosa. —deseo regalarle mi cuadro.

Kakashi no pudo contener su sorpresa.

—¿Tu cuadro? ¿A mí?

—si. Usted me ha apoyado mucho en esta nueva faceta, así que yo he decidido…

—Creo que deberías conservarlo —sugirió él, ella no pudo entenderlo. —Ya no veas aquel lienzo como parte de una vida pasada, trata de verlo con parte de tu talento y trabajo. Que ese cuadro simbolice una nueva faceta en tu vida, Hinata.

—¿Una nueva faceta?

—un nuevo comienzo para ti…—contuvo el aliento, estaba tan enamorado —para mi.

Se dejó tocar y era consiente, que estaba muy mal. Sin embargo en ese momento deseaba sentirse querida. Tanto sufrimiento en un largo tiempo, que necesitaba ese abrazo, quizá por lo vulnerable y sola que se sentía.

—¿Puedo besarte?

Era una pregunta tan atrevida, que ella se sonrojo de inmediato, pero estaba tan vulnerable que sin meditarlo mucho termino por asentir. Kakashi no pudo sentirse tan dichoso en ese momento, no quería besarla como la última vez.

Primero acaricio su mejilla, luego tomo su barbilla. Esos rasgos tan en armonía y suaves siempre le gustaron.

¿Cómo había llegado a ese punto?

Siempre sus gustos fueron por mujeres con rasgos más sensuales, tipo los de Konan con la mirada mas profunda y segura. Así fue su ex, una mujer tan empoderada y segura de si misma, que lo abandonó sin temblarle la conciencia. Ahora estaba profundamente enamorada de aquella inocente chica.

Kakashi se fue elevando de a poco y Hinata esperaba por él. Todo cambio en un momento, cuando en lugar de encontrar sus labios encontró nada.

Hinata se había puesto de pie, su mirada reflejaba mucho dolor, cuando observó al hombre que estaba a la distancia viéndola, tan devastado, con sus flores favoritas en la mano. Ella negó al verlo.

¿Qué hacia allí?

No esperaba encontrar menos en ese lugar. Sabía el panorama evidente que sería cuando llegaría al museo. No debería haberse sorprendido al verla con él. Había abandonado su importante reunión de forma imprevista, Konan sonrió, está vez tendría que luchar por ella. Había pasado por una florería, pensando en ella. Los lirios blancos eran sus favoritas, solo se lo habia mencionado una sola vez, pero siempre lo recordaba. Esa y muchas más cosas.

Quizá cuando estuvo con la ella debió haberle regalado flores, invitado a cenar en más de una ocasión, quizá haber alargado aquellas conversaciones luego de haberse entregado. Tantas cosas que no pudo hacer, que debió de hacer, ahora ella las haría con otro, pero aún peor, con su mejor amigo.

Kakashi fastidiado por la interrupción, se puso de pie y se colocó delante de Obito, quien lejos de verlo, solo tenía puesta su mirada a la distancia con Hinata, quien había empezado a llorar.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó de forma tan punzante Kakashi.

Estaba furioso, ambos estaban furiosos.

—Porque debería responderte —obito le respondió, aún sin verlo.

Su mirada seguía puesta en ella, sintió tanta culpa por verla así de vulnerable, incluso estaba temblando, quería estrecharla entre sus brazos y decirle que todo estaba bien.

—Eso no es asunto tuyo. ¿Qué demonios estás haciendo?

Kakashi odio esa respuesta, Obito reclamaba a Hinata como si aún fuera algo suyo. Si el primero en quebrar aquella amistad fue él, Obito quien no le importo sus intenciones con Hinata. No se mesuró en llevársela a la cama aquella vez.

—¿Cómo te atreves a preguntarme tal cosa? —acusó —Sabias que ella me interesaba como nadie, lo sabias, y no te importó. Seguías siendo mi amigo a pesar de eso.

—Tiene algo de valor lo que declaras, cuando conoces perfectamente mis intenciones…

—Solo porque eras mi mejor amigo me aleje de ella. No la volví a buscar por ti… aún así… la lastimaste y ahora solo pretendes que me haga a un lado.

—Tú no tienes la más mínima idea de…

—Yo la amo —lo interrumpió para su sorpresa, Hinata se tapo la boca sorprendida. —Esta vez no me haré a un lado, tan fácilmente.

Obito no tomo sus palabras nada bien, así que, le encajó un fuerte puñetazo en la cara, rompiéndole en la nariz. Kakashi se recompuso y lo tomo de las solapas de su traje, estaba dispuesto a romperse la cara con él, quizá ya había llegado el momento.

—Porque no le preguntas a ella, quien es el dueño de sus sentimientos —amenazó obito

—imbécil —escupió Kakashi.

—¿Lo sabes? Tu sabes que el nombre que saldrá de sus labios, será el mío y no el tuyo.

Había sido suficiente, Kakashi se descolocó lo suficiente y se le fue encima a Obito quien recibía y devolvía los golpes.

—¡Basta!

El grito desesperado de Hinata fue como un interruptor para ellos. Ambos se detuvieron, Hinata estaba sumamente nerviosa y horrorizada. Entonces se separaron, Hinata corrió hasta donde estaba Kakashi, sintiéndose culpable por esa ceja rota y el labio partido. Su mirada molesta llegó hasta Obito, quien estaba menos golpeado que Kakashi. Si hablamos de comparaciones físicas, Obito tenia una condición superior.

—Hinata yo…

—¿Cómo se atreve? —le preguntó ella.

Esa mirada rota que desprendía sus ojos grises lo traspasó, sintiéndola aún más lejos de lo que ya estaba.

¿Ya no lo quería? No lo sabía

—Quien se cree que es usted, para decidir lo que mi corazón sienta o deja de sentir — Obito negó sus palabras. —¿Por qué tuvo que venir? ¿Por qué siempre tiene que arruinar todo?

Cada palabra, cada letra dicha por su boca eran dardos ardientes en su pecho.

—¿Tiene algo más que decir? —le pregunto.

Esa pregunta compuesta por cinco palabras, siempre que ella se lo preguntaba, nunca la contestaba y en esta ocasión, no sería la excepción.

Hinata sonrió entre lágrimas por su silencio, negó. Era muy irónico, Obito reclamaba parte de su vida, como si tuviera algún derecho sobre ella. Pudo haber sido el primero, pero eso no quería decir que siempre ella iba a soportar su inestable comportamiento. Un día son pareja, el otro no. Siempre era así, siempre se quedaba callado.

—vámonos kakashi-san.

Obito no movió ningún músculo, solo los vio marcharse. Ella ni siquiera voltéo. Todo se caía a pedazos y con la poca dignidad que tenía tomo el ramo de lirios y los tiro en una fuente cercana, retomo su rumbo lejos de allí, sintiéndose un patético niño, un adolescente y uno muy enamorado.

Era patético, era un imbécil. Toda su existencia se resumía en eso.

¿Quizá ya había llegado el momento de dejarla ir?

(…)

—Ino ya voy en camino.

—¿Todavía no sales de tu trabajo? —respondio su amiga algo preocupada.

El reloj en la pared ya marcaba cerca de las once de la noche.

—tuve algunos asuntos que atender, tomaré un taxi e iré a mi casa primero para recoger mis cosas.

—pero… Hina, es algo tarde ¿Por qué mejor mañana no paso a recogerte con mi auto y nos vamos a la playa como quedamos?

—Tu casa está más cerca. No te preocupes estaré bien.

—Si tu lo dices, cuídate, Hina. Te espero en mi casa.

Hinata de despidió sin preocupación, Ino miro al reloj muy preocupada ya era muy tarde. Quizá fue una mala idea de salir a la playa en auto, lo había planeado para ella, ya que las últimas semanas había estado bastante afectada, por lo ocurrido con Obito. Por alguna razón tenía un mal presentimiento.

(…)

Hinata extendió la mano y un taxi cercano aparcó. Ella se subió sin preocupación.

—Shibuya cuadra 5, por favor.

El conductor no dijo nada y encendió el auto. Hinata deslizaba uno de sus dedos sobre la pantalla su teléfono, aún tenía trabajo pendiente, así que se dispuso a revisar algunos correos.

Ella no lo sabía , pero su vida cambiaría.

Después de unos minutos, me prestó atención al camino. Cuando lo hizo notó que esa no era la ruta habitual que tomaría cualquier tacista.

—Disculpe señor… ¿Por qué estamos…

No pudo completar su pregunta, un extraño espray fue roseado en su rostro y ella ataviada terminó inconsciente. El conductor detuvo su auto y apreció su obra, aquella mujer estaba tendida en su auto. Esa minifalda era exquisita y ese escote simplemente delicioso.

—Le dije que nos volveríamos a ver —sonrió de forma torcida.

Su voz siniestra se escuchó en el que simulaba ser un inofensivo taxi, volvió a encender el auto y traslado a una inconsciente Hinata a un futuro incierto.

Quizá debió aceptar el gesto de Kakashi cuando le pregunto para llevarla a su casa, quizá debió tomar otro taxi. Tantas posibilidades, pero eso ya no importa. Sea de una y otra forma no era culpa suya, lo que estaba pasando.

Continuará…

El siguiente capítulo será colgado en unas horas. Pensaba subirlo en un solo capítulo, pero se me hizo algo largo.

No sé olviden votar, comentar y les agradecería mucho que lo compartan.

Simplemente

Sky

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top