EL DIA DE LA ENTREVISTA

Su cuerpo dolía, pero el dolor de su corazón roto primaba ante ese punzante dolor. Salió de la cama con cuidado para no despertarlo, necesitaba salir de allí, el aire le hacía falta. La peliazul azul corrió hacia el baño y encendió la luz. La intimidad la invadió, se acercó a pasos lentos e inseguros hasta el espejo. Su reflejo era de una mujer con el corazón totalmente roto, con el alma quebrada y el orgullo pisoteado. Tenía un marca enorme entre su cuello y el hombro, unos marcas rojas en sus dos enormes senos, unos arañones y nos dedos grabados en la parte de su cadera. Era la primera vez que se entregaba a un hombre, sus ojos se empapados por la ilusión rota; no hubo velas, ni flores, ni dulces fragancia y sobre todo no hubo amor. Un gran dolor hizo que sus piernas flaquearan y cayo de rodillas al porcelanato del lugar, comenzó a negar con las lágrimas que resbalaban por sus mejillas.

-Soy una tonta...- lloro más y se llevó una de sus manos hasta sus ojos, quizá con la idea de mitigar su dolor.

Le dolía el vientre, sentía un gran vacío dentro de ella y la culpa calo más cuando recordó lo que él le dijo mientras tenían sexo, eso era, solo sexo. Hinata se sintió como la mujer más idiota del mundo al creer que el hombre que estaba en la otra habitación la amaba, pensó que la quería por la manera tan dulce en como la había besado, en la forma tan tierna en cómo le deslizo el vestido, en la forma como besaba su cuerpo haciéndola gemir; pensó que era amor. No paso mucho para que él se descontrolará y comenzara a gritarle cosas hirientes para luego adentrarse con fuerza haciéndola gemir con dolor, ella busco alejarlo pero fue en vano; Hinata quizá en un momento de ese unión dolorosa busco tomar el control, besándolo despacio mientras le decía lo mucho que lo amaba; ella quería curar su alma rota con sus dulces besos y sus bellas palabras pero no fue así, la tomo si medir si la lastimaría, la tomo a pesar de sus suplicas y su ruegos para que parara; no había amor en los ojos del hombre, nunca lo hubo.

La peliazul se volvió a poner de pie con dificultad, aun sentía que muy dentro tenía un poco de dignidad; lo amaba pero nunca iba a olvidar la forma en como la tomo, esa forma tan brutal y cruda. Con mucha vergüenza recordaba cuando la volteo para introducirse con fuerza, aun recordaba sus manos amasando sus carnosos senos mientras le decía cosas como

«Eso significas para mi... solo esto»

Cosas como esas mientras bombeaba con fuerza dentro de ella, la hizo sentir como una mujer que no merecía amor, como una vasija vacía, ni siquiera como una prostituta porque a ellas se les pagaba por placer, no hubo placer para ella quizá al principio pero no después. Volvió a dirigirse a la habitación, recogió su ropa para colocársela; no podía ver su rostro, estaba profundamente dormido. Con vergüenza vio como el hermoso vestido, que había elegido para esa ocasión especial, ahora simbolizaba la perdida de la pureza de su cuerpo sin amor.

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El reloj en la pared la ponía nerviosa; eran casi las cuatro y media de la tarde, su entrevista estaba programada para las cuatro pero la secretaria le dijo muy amablemente que esperara. Hinata se había esforzado mucho para vestirse, era su primera entrevista para un trabajo relacionado a sus estudios. Había sido difícil continuar una carrera universitaria después de la quiebra de su familia y la muerte de sus padres. Hinata tenía 25 años, había culminado con mucho esfuerzo carrera que le gustaba y encontrar un trabajo que se relacionaba la emocionaba mucho. Ella había tenido trabajos humildes como mesera, ayudante de cocina y vendedora de artículos de segunda mano, hasta había tomado trabajos nocturnos para ahorrar, fue difícil pagar la universidad y cuidar de su hermana pequeña; pero todas sus duras vivencias, la volvieron una mujer fuerte, aunque aún seguía siendo tímida. Hanabi y ella se habían quedado solas en el mundo. Cuando Hinata cumplió 18 su padre falleció dejando como tutelar de Hanabi a ella, solo contaban con el apoyo de Neji pero él vivía en el extranjero y se estaba abriendo paso en una carrera sumamente difícil.

El reloj marcaba cuatro y cincuenta, Hinata apretaba el asa de su maletín para aplacar su nerviosismo, también estaba preocupada porque tenía que recoger a Hanabi a la casa de su querida amiga Ino. La hermosa rubia había sido un gran apoyo en sus días más grises, en esos días donde no tenía como pagar el humilde cuarto que compartía con su pequeña hermana. Hinata era orgullosa, lo último que deseaba era pedirle alguna cosa a Ino pero, a veces se veía en la penosa necesidad de pedirle prestado dinero; Ino siempre le sonreía y la animaba a no rendirse, en muchas ocasiones ella no recibía el pago de sus deudas, le decía que se lo diera después pero Hinata sabía que implícitamente la ayudaba. Si bien Ino no venía de una familia pudiente, no le faltaba el dinero, sus padres se preocupaban mucho por ella y nunca le negaban nada.

-Hinata Hyuga- La sensual voz de la hermosa secretaria sonó

-¡Hai!..

-Adelante..

Hinata observo a la elegante mujer, todo el tiempo que espero la estuvo observando; ella era tan elegante y hermosa. Lo que más llamo la atención de la peliazul fue ese hermoso corte de su cabello, el color de este junto con el de sus ojos eran la combinación perfecta; Konan se llamaba, era muy seria pero cuando sonreía sonrojaba a cualquiera. La empresa "Uchiha", era muy conocida en todo Japón, sus proyectos e inversiones a nivel nacional e internacional habían ido en ascenso gracias a las decisiones del nuevo sucesor del fundador: Uchiha Obito.

Konan abrió la puerta de par en par, Hinata trago grueso pero escucho el "tranquila" de la hermosa secretaria y trato de tranquilizarse. No podía ver a su futuro jefe, él estaba sentado en su elegante silla, mirando por los grandes ventanales hacia la cuidad de Tokio, al parecer estaba conversando con alguien importante. Su voz era tan grave, ronca y sensual; sonaba como un hombre decidido y muy serio.

-no, estoy en desacuerdo..... No firmare nada que no crea conveniente.. si está bien, llámame mañana-

Todo parecía en cámara lenta, él giro su sillón fueron segundo pero para ella fueron los más largos de su vida. Obito vestía un elegante traje negro, con una corbata azul; lucia como esos hombre poderosos y con dinero que había visto en la películas; todo él desprendía poder y un aire intimidante en su mirada. Hinata palideció al sentir la mirada fría y penetrante del Uchiha, pero una diferente, una de desagrado como si su presencia lo molestara mucho.

-Bueno.. buenas tardes.. yo..

Se paró inmediatamente con el ceño fruncido y se dirigió lentamente rodeando su costoso escritorio. Hinata se puso más nerviosa cuando se detuvo metros de ella, Obito era bastante alto y esa característica intimidaba a cualquiera.

-Me dijeron que sería un hombre.

Si, estaba molesto. Obito era un hombre bastante exigente, tuvo muchos problemas con sus asistentes, la mayoría no toleraba su mal carácter y sus imposibles tareas; la mayoría renunciaba al mes, sin meditarlo mucho decidió que sus asistentes sean varones porque según él solo ellos tenían la "correa" suficiente para aguantarlo.

-Etto.. yo.. Hyuga Hinata, es un placer- hizo una reverencia. No quería ver sus ojos, la intimidaban demasiado

-¡Konan!..-llamo molesto

Hinata podía asegurar que la odiaba por la manera tan fría en como la miraba.

-¿Qué pasa?..

-Pedí a recursos humanos a un asiste varón, ¿Por qué mandaron a una niña?.

Sus palabras tan crudas acompañadas con su voz grave, la hicieron sentir muy mal. A pesar de estar allí enfrente, la peliazul se sentía invisible. Entonces vio como Konan se acercó al intimidante hombre, Hinata se sorprendió al ver como ella lo tomaba del brazo amablemente para llevarlo afuera de la oficina; él parecía no molestarle su contacto, es más, podía asegurar que había complicidad en sus miradas. Konan era una mujer que estaba a su altura, elegante y con clase como él.

El sonido de la puerta la hizo respingar, ella seguía parada en medio de la gran oficina aguardando su regreso.

-Tome asiento..-ordeno

Hinata obedeció y Obito tomo posición en su sitio. Si bien el lucia más relajado, no quitaba la hostilidad en su mirada. Konan tenía un gran efecto en él. Obito apretó el puente de su nariz, controlando lo mucho que le fastidiaba lidiar con las mujeres.

-No necesito papeles- rechazo cuando ella le extendió un modesto folder manila con su currículo- ¿Qué sabes hacer?..

-Acabo de graduarme de la...

-Creo que no me entendiste- la interrumpió- ¿Tienes experiencia? Konan me hablo algo de tu currículo, no necesito saber más. Cuéntame de tu experiencia laboral, solo quiero saber si estas apta para el puesto.

Estaba molesto, eso era palpable para ella. Hinata trato de calmarse, necesitaba el empleo; estaban a punto de desalojarla de su cuarto y su hermana aún seguía yendo a la escuela.

-bueno yo no tengo mucha experiencia, pero sé manejar programas de administración, también domino inglés. Además yo...

-Entonces no tienes experiencia..- dijo sin verla mientras giraba en su silla, en una señal de irritación

-Si, pero.. Soy una persona que aprende rápido, proactiva, responsable. Puedo trabajar bajo presión, no me molesta los horarios rotativos y trabajar a deshoras. Me comprometo con mi..

-Mhp..

Las urgentes palabras de la peliazul se ahogaron cuando escucho su sonrisa irónica. Obito la miro directamente mientras apretaba una pelota anti estrés.

-Lo último que requiero es a alguien que quiera aprender. No estas apta para este puesto y creo que para ningún otro- su corazón se estrujo y sus ojos empezaron a picar

-Si usted me diera una oportunidad yo no..

-¿oportunidad?..Mhp-la interrumpió solo para burlarse de manera disimulada de su ingenuidad- No pondré en manos de una principiante par de mi trabajo.

-Pero yo..

-Es todo

Con gran decepción se puso de pie, no sin antes decirle "gracias por su tiempo"; tenía que salir rápidamente de esa oficina. Konan la vio salir raudamente con la cabeza gacha, negó al ver lo que su íntimo amigo había hecho; él no siempre fue así, todo cambio cuando la luz de su vida le rompió el corazón.

No iba a llorar, no quería hacerlo, sin embargo, era muy difícil contenerse. Observo su reflejo en el metal del ascensor, se sintió tan decepciona de sí misma, quizá debió hacer caso a su amiga cuando le dijo que consiguiera un trabajo de su carrera, pero en su momento le era imposible, puesto que los horarios eran difíciles de manejar. Las puertas se abrieron, salió rápidamente, no quería estar un minuto más en esa empresa. Sintió dolor en su corazón, había ido tan ilusionada, se había esmerado en su vestimenta, había practicado su monologo para la entrevistas pero todo fue en vano; ahora salía como entro, sin nada.

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-Debes dejar de comportarte como un idiota- regaño la hermosa secretaria

-Basta konan, no quiero escuchar tus regaños. Estoy cansado. En que estabas pensando en enviar a una niña sin experiencia ¿Acaso has perdido la cabeza?- ironizo

Obito y konan compartían una relación mucho más que la laboral, eran buenos amigos. Si bien se conocían de años, su relación se vio más estrecha el día de la boda del Uchiha, el día que cambio a un Obito feliz y optimista a uno roto y sin escrúpulos. Compartieron candentes meses. Konan era un desfogue, incluso Obito pensó que la amaba por la manera tan posesiva en cómo se comportaba pero lo descarto. A ella le gustaba mucho Obito, lo conocía desde la secundaria y se volvieron a encontrar en la universidad, si bien no paso de un gusto, después de ese dia se volvió adicta a él, ella era soltera y bastante consiente de lo que hacían. Incluso ambos tenían la certeza que intentaron ser pareja, pero no funciono; luego llego Yahiko a la vida de Konan, su primer amor, su amor de la infancia y su lazo con el Uchiha se rompió. Tiempo después se volvieron encontrar, entre sonrisas y anécdotas retomaron su amistad. El uchiha era muy desconfiado, le propuso a su amiga que trabajara con él y ella acepto con gusto.

-Me envías mi itinerario al correo, ya me voy.- se despidió sin verla y ella sonrió

-No olvides de leerlo- sugirió, el alzo la mano y salió de la oficina.

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Habian pasado tres semáforos, ella no lo sabía. Hinata estaba tan perdida en sus pensamientos que había estado parada durante casi 7 minutos en la esquina, dejando pasar los colores itinerantes del semáforo. Un repentino viento hizo que los mechones de su cabello se movieran, rápidamente los acomodo detrás de oreja, sonrió al ver como una dulce ancianita cruzaba la pista, le faltaba la mitad para llegar a la otra esquina. Un estruendoso sonido la hizo virar, sus ojos se abrieron enormemente cuando vio aproximarse un camión, iba a excesiva velocidad derrapando por la pista. Hinata vio a la anciana, aun no terminaba de llegar a la otra esquina, sin pensarlo dos veces corrió ante los gritos de los transeúntes; saco fuerzas, todo paso en cuestión de segundos.

Todo comenzó a darle vueltas, su cabeza había impactado con un poste de metal de alumbrado, Hinata vio a la anciana que estaba a su lado, sonrió al parecer estaba bien. Sin embargo, el golpe había sido suficiente para entumecer su cuerpo, los sonidos se alejaron, las personas se empezaron acercarse y sus ojos empezaron a cerrase, antes que la inconciencia la invadiera vio un elegante traje, una voz conocida que le decía:

«¿Estas bien?»

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Estaba muy molesto, sonrió con ironía al darse cuenta lo cercana que se había vuelto Konan con él. Todos en la oficina le temían, era conocido como implacable Obito Uchiha; todos buscaban agradarle y hacer bien su trabajo pero nadie quería trabajar con él, los pocos que aceptaron el reto, terminaron despedidos, la paga era tentadora pero el trabajo imposible.

Su atención se posó en una conocida figura. Allí estaba, la joven que pretendió trabajar con él.

«¿Cómo se atreve esa niña?»

Su mirada se endureció cuando la vio limpiarse unas lágrimas, sonrió con ironía. Odiaba que las mujeres lloraran, su concepto del llanto femenino era equivocado, siempre pensaba que una mujer lloraba para manipular a sus parejas. No se arrepentía de haberla humillado elegantemente, hacer sentir su presencia ante cualquier persona, lo hacía sentir satisfecho. Cuando se dispuso a prestar atención a su costoso celular, un sonido llamo su atención; todo pasó tan rápido, abrió los ojos enormemente al ver el acto heroico de la llorosa joven. El camión se dio a la fuga, se bajó rápidamente de su lujoso. Las personas empezaron a acercarse a la anciana, pero su atención se dirigió a la joven, Obito pudo ver el gran golpe que se dio contra el poste, rápidamente se dirigió hasta ella. No había notado el atípico pero bonito color de los ojos de ella, le pregunto cómo estaba pero ella no respondió.

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-¡No tenemos nada que hablar!..- le grito

-Tienes que escucharme.. las cosas no son como parecen

-¡No te creo, eres un mentiroso! Sé que escuche, ya déjame en paz.. no me busques deja de molestarme

Sus ojos se abrieron lentamente, estaban empapados. Aun podía escuchar la voz de ese amor lejano que se burló de ella, de aquel que le rompió el corazón; ese amor solía aparecerse en su sueño y el resultado siempre era el mismo, amanecía con sus ojos empapados con su pena, con su error, con su vergüenza. Con dificultad termino de abrir los ojos, lo primero que vio fue una luz fuerte que la cegó por segundos, trato de sentarse pero un punzante dolor en la cabeza la obligo a sostenerse con su mano puesta en el tupido colchón. Miro a su alrededor, estaba en un hospital eso era claro; los recuerdos llegaron como un cumulo a su mente: el despido, la anciana, el camión y aquella persona que se acercó que ayudarla, no pudo ver su rostro.

-¿Cómo esta señorita?- una enfermera hizo su aparición

-etto... mejor. ¿Puedo irme?- pregunto un poco ataviada

-Si, solo necesitamos revisarla para que pueda irse- sonrió

-entiendo..¡Disculpe, ¿Qué hora?!- se había olvidado completamente de su hermana

-Son las siete de la tarde, estuvo inconsciente por casi dos horas

-¡Lo lamento, tengo que irme.. Mi herma..!

-Ella está muy preocupada..-la interrumpió- pidió verla pero aún estaba en observación..

-¿ehm?.. no entiendo. Mi hermana.. ella esta..

-si, ella está en la sala de espera. Está muy preocupada por usted.. en un momento . Espere por favor

La enfermera salió, Hinata no entendía nada.

«¿Cómo su hermana había llegado?»

Su rostro se ilumino cuando reconoció a la persona, que entraba efusivamente a la habitación. Hanabi estaba con los ojos llorosos y se lanzó a los brazos de su amada hermana.

-¡Neesan!..

Hinata solo atino a abrazarla, acariciando sus cabellos y sintiendo como las lágrimas de su hermana mojaban su ropa.

-No llores Hanabi, Estoy bien

-Neesan, no vuelvas hacerme esto. No quiero perderte

La peliazul aparto suavemente a su hermanita, limpio sus lágrimas y Hanabi solo sorbía los fluidos de su nariz. Ella era dorable.

-¿Dónde está Ino?- pregunto

-Ella está en la cafetería, apenas nos enteramos vinimos al hospital- dijo mientras se limpiaba sus lagrimas

-¿enteraron?, no entiendo. ¿Cómo sabían que estaba aquí?

Necesitaba quitarse esa duda, no entendía nada.

-Ya eran casi las seis, sabemos lo puntual que eres. Ino y yo tuvimos un mal presentimiento así que llamamos a tu celular. Nos respondió un hombre, nos contó que te había pasado. Pensé que te había perdido Neesan..- la volvió abrazar y Hinata sonrió.

-¿un hombre?, seguro es la persona que me ayudo. Me gustaría agradecerle

-Esta afuera, insistió en quedarse. Me dijo que deseaba hablar contigo.

-¿conmigo?

Una hermosa risa sonó, al parecer se acercaba; Hinata reconoció de quien se trataba, era Ino. La conocía lo suficiente, para asegurar que ese tipo de risas no se lo dedicaba a cualquiera. Sus ojos perlas se abrieron enormemente, cuando reconoció a la figura masculina que acompañaba a su amiga, era él. Hanabi vio como el brillo en el rostro de su hermana desapareció, dirigió su mirada hacia aquel hombre y volvió a verla «¿Qué había pasado?».

-Señoritas, necesito hablar con Hinata. Solo será un momento.

Ino sonrió con picardía, Obito era un hombre sumamente atractivo y su amiga no había salido con nadie desde hace mucho. Le hizo unas señas a Hanabi para que saliera, la menor parecía no entender, la tomo del brazo y salió de la habitación. Una vez solos, Obito arrastro una silla para sentarse a una distancia, no tan lejana de la convaleciente Hyuga.

-Muchas gracias por la ayuda- dijo de manera educada

-Tu cosas que se lo di a tu amiga, supongo que tu hermana te comento que fui yo quien se comunicó con ella.

-Si, agradezco las molestias pero ya no es necesario que usted siga aquí- dijo con timidez

-¿Me estas pidiendo que me vaya?- ironizo

-No es eso- lo corrigió- solo que bueno usted es un hombre ocupado y bueno.. no deseo ser una carga..

-entiendo

-Todos los gastos que se hayan presentado, no se preocupe- su voz sonó atrayendo su atención- yo le pagare... se lo prometo, solo necesito tiempo para reunir el dinero..

Ver la desesperación en su rostro, con su mirada rota lo hizo meditar; la había juzgado mal. Cuando ella entro a su oficina, pensó que era otra típica chica que jugaba ser dulce para luego sacar las garras, tal como lo hizo ella.

-el dinero es lo que menos necesito..

-Igual le pagare..- lo interrumpió

Él sonrió

-El puesto como mi asistente aun esta libre- ella lo miro sin entender- es tuyo si aún lo deseas.

Hinata abrió ligeramente la boca, estaba sorprendida; por fin kamisama la había escuchado.

-eso quiere decir...

-empiezas el lunes, procura no llegar tarde. Odio eso..

Una oportunidad, era lo que necesitaba para demostrar su talento. Sus ojos su aguaron de felicidad y Obito se sorprendió.

-Muchas gracias por la oportunidad..

Continuara...

Créditos al creador de es hermoso Fanart de uno de mis personajes favorito.

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