ASIMILACION II
La puerta se cerró, su miedo y decepción se acrecentó. Cuando sintió el ambiente tan pesado en la oficina. Su mirada se posó en la persona que más amaba, quería encontrar alguna razón para su inocencia, pero la obtuvo. Obito estaba allí, luciendo tan culpable como podría.
Había llegado a las empresas Uchiha con mucha ilusión, con una invitación a almorzar en mente. Sin embargo, cuando los números en el ascensor subían, tuvo un mal presentimiento. Sus inseguridades habían ido en aumento, al notarlo tan distante las últimas semanas. Podrían dormir juntos en la misma cama, compartir ciertos momentos, pero él parecía no estar allí presente.
Cuando llegó al piso lleno de oficinistas, encontró a Konan de pie junto a la puerta de la oficina de Obito. Cuando la saludó, ella mostró asombro de inmediato. La vio dudar, pero se hizo aún lado.
¿Qué hacía allí?, se preguntó.
Luego escuchó unas voces que discutían abiertamente, pero su sentido auditivo no pudo percibir lo que decían, pero su alma si. Sus ojos hormiguearon, su cuerpo reacciono solo. Su corazón se detuvo cuando vio al que consideraba su pareja tomar del brazo, a una mujer que ya conocía.
Si ya nos conocemos.
Hinata por favor, tú sabes que te gustan mucho.
Hinata.. siempre Hinata.
La vio salir rápidamente de la oficina, estaba llorando ¿Por qué lo hacia? Se cuestiono sorprendida. Konan quien también había entrado con ella no dudo en ir tras aquella chica ¿Acaso se conocían? Cerro la puerta y ambos se quedaron solos. Lo que mas indigno a Rin, fue que Obito le presto mas atención a la puerta cerrándose detrás suyo, que a ella. Lo había descubierto en un sórdida escena.
Cuando al fin ambas miradas se encontraron, Obito no mostro ni un atisbo de vergüenza. No, el se encontraba aun molesto e incluso sonrojado producto de la amargura. En ese momento, aquella chica, aquella mujer que había conocido en aquel restaurante, comenzó a cobrar significado. Hinata se llamaba, Hyuga Hinata. Ahora que lo recordaba aquel nombre siempre aparecía cuando estaba con Obito. Verlo allí delante suyo, sin querer aclarar cosa alguna, hizo que comenzara a molestarse. Era tan obvio que no quería hablar de lo que acaba de pasar.
-No me dijiste que vendrías- hablo por fin él. Se calmo, luego se recostó en su escritorio.
La mirada tan indiferente que le dedico la amedrentó un poco ¿Quién era aquel hombre que estaba delante suyo? Sus ojos picaron mucho.
-No me dirás nada- susurro, necesitaba una explicación.
Al menos que le dijera que estaba equivocada, que no había tenido nada con aquella niña, con seguridad le aventajaba mas de diez años.
-No tengo nada que decirte- fue tan frio y seco que lo desconoció.
Rin se rio, resistiendo las lagrimas en sus ojos. Sus sospechas eran ciertas, Obito tenia o había tenido algo con aquella chica.
-¿Qué no tienes nada que decirme? Soy tu pareja Obito- le aclaro y el gesto de molestia en él creció-¿Por qué la tenías tomada del brazo de esa forma? ¿Por qué estaba llorando? Acaso tu y ella..
-Ese no es asunto tuyo- la interrumpió y se puso de pie, se irguió y enfrento su mirada- No tiene nada que ver contigo Rin.
-Obito- soltó indignada.
No entendía el porque de su defensiva respuesta ¿Por qué simplemente decía que aquella muchacha no era importante? Era un simple respuesta, pero Obito no decía nada al respecto era como si la estuviera protegiéndola de su juicio
-exijo una respuesta Obito. ¿Cómo quieres que no cuestione tu comportamiento? Si ella salió llorando de aquí y tu estabas molesto.
-Ahora escuchas tras la puerta.
-Todos en el piso te escucharon. Su discusión se escucho hasta afuera. ¿Quién es ella?- por fin pregunto con algo de temor- me dijiste que ya se conocían y enfatizaste que muy bien- esta vez sonrió indignada. Ahora aquella respuesta cobraba importancia.
-no es asunto tuyo
-¿Qué? Disculpa ¿Qué fue lo que dijiste?
-¡te dije que no es asunto tuyo!- esta vez le grito. La poca paciencia que había tenido con ella se le había acabado. Rin se amedrentó con su grito, pero enfrento su mirada con temor.
Se había cansado de ella, de todo, quería mandar al diablo todo, tener un poco paz y espacio. Rin se había vuelto muy demandante con él, quitándole su tiempo y aun exigía mas de su parte. Ahora estaba reclamándole de un asunto que no quería tocar.
-¿Qué quieres oír de mi? ¿Quieres saber si estuve con ella? ¡¿si me acosté con ella?! eso quieres saber
-Yo..
-No tienes derecho-la interrumpió y por primera vez sus lagrimas no le importaron- Estuviste lejos de mi vida por mucho tiempo. Yo podía seguir con mi vida como me plazca, no tienes derecho a siquiera preguntarme por mis relaciones fuera de esta pseudarelacion que tenemos.- enfatizo sin temor a lastimarla.
El corazón de Rin se detuvo, al sentir la frialdad de aquellas punzantes palabras dirigidas a ella. Obito había mencionado relación, entonces era verdad había estado con aquella niña. Se sintió ingenua al pensar que quizá él no había estado con nadie. Tiempo atrás, siempre le recalcaba que nunca iba ver mujer después de ella, que iba ser la única en su vida así terminaran. Eso le dijo cuando eran jóvenes, hace tanto tiempo. Solo pudo aceptar por primera vez que de aquel muchacho de brillante sonrisa ya no existía, del óbito del que se enamoro ya no quedaba nada. ¿Acaso había cambiado tanto desde su abandono?
-Yo no te pregunto por las relaciones que tuviste cuando no estabas conmigo, con cuantos hombres te acostaste. Yo no te cuestiono. No es de incumbencia, respeto tu intimidad, tampoco me importa, peeo estas aquí interrogándome por un asunto personal que tuve y donde tú no existías.
-¿Respeto?- pregunto con ironía- Es respeto o indiferencia, porque siento que a ti no te importa saber como fue mi vida en estos años- le refuto- No debes maquillar la situación Obito. Aunque no es asunto mío las mujeres que pasaron por tu cama, si tengo curiosidad si estuviste con alguien mas. Los que amamos a veces solemos tener curiosidad por el pasado del otro. Sin embargo, eso deja de tener relevancia porque ya se esta con uno. Ya estas conmigo y lo demás no importa. Te amo, pero siento que solo yo estoy remando en esta relación. Yo quiero saber que has pasado en estos años separados, pero en cambio tú…. No me dices nada, siempre te encierras y no me dejas entrar. Antes tu..
-la persona que conociste murió el día que no te presentaste.
La grieta del corazón de rin se hizo mas grande. Óbito había tocado una fibra muy sensible, una que se habían negado a tocar. Se dice que el pasado no define a las personas, pero ¿Qué pasaría si ese pasado trae consecuencias tan grandes? Sus errores tenían forma y estaban delante de ella.
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Konan observaba a Hinata, ya se había calmado después de espantoso escándalo que ocurrió. Obito no se había mesurado y muchos los habían oído. Aunque se hicieron los desentendidos todo estaba muy claro, ese par aún se extrañaba y obito no le daba su lugar a su nueva novia.
-¿Cómo estás?- le pregunto.
Hinata se había roto en el ascensor, fue donde allí la alcanzó y la llevo aún café para que pueda llorar con más privacidad.
-mejor- sonrió- lamento mucho haber causado problemas. Yo nunca quise..
-Nadie te juzga Hinata- la interrumpió.
No quería que ella tomara responsabilidad de todo. Ya que gran parte de la culpa era de Obito y de su inestabilidad
-si hubiera sabido como terminaría todo esto, te juro que yo hubiera hecho que obito firmara el documento del cual me hablaste.
-¿Nos escucharon verdad?- le pregunto avergonzada. Seguro media oficina sabía de la vergonzosa escena que se orquesto en la oficina de Obito. Que vergüenza.
-Ellos no son importantes. No deberían afectarte.
-Te juro que yo no hice nada.
-lo sé.
-me siento tan culpable. Rin-san nos escuchó, también no vio. Ni siquiera sé el porque se puso así.
-cuéntame
-solo estábamos hablando de trabajo. Luego comenzó a cuestionarme sobre kakashi-san. Le recalce que no era asunto suyo.
-¿de verdad?- alzó una de sus cejas, quizá divertida.
Obito estaba celoso claramente y se estaba comportando como un tonto adolescente enamorado. Quería reírse, pero no podía Hinata aún estaba alterada.
-no entiendo- sus ojos volvieron a vidriarse- él está con Rin. No entiendo su comportamiento.
-Es un idiota, réstale importancia. Él debe asumir las consecuencias de sus decisiones. Así que ahora afronte todo lo que se viene.
Hinata guardo silencio, limpio sus lágrimas con una servilleta. Era tan doloroso verlo, fingir que no sentía nada y más aún sentir esos celos de su parte que hacían que se detuviera el corazón. Se mordió uno de sus labios, insegura.
No, esos no eran celos. Era egoísmo.
Quizá él no era feliz con ella por eso no quería que sea feliz, pero, si no es feliz con ella ¿Por qué la dejo?
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Rin salió furiosa de la oficina de Obito, se sintió observada porque de seguro los habían escuchado discutir. No podía seguir escuchándolo, después de prácticamente le dio el título de culpable por su cambio. No podía culparlo, obito estaba furioso y dijo mucha cosas sin pensar, pero sus palabras habían dolido tanto. Un par de mujeres estaban murmurando a un lado de la oficina, eran las mismas que se habían quedado viendo cuando llegó.
¿Sabían algo?
Queriendo hondar más en la verdad se acercó hacia ellas. Al ver la proximidad de Rin quisieron evadirla, pero se detuvieron cuando las llamo.
-¿Disculpen?
-¡Buenos días Nohara-san!- hablaron en unísono.
-Hay algo que tengo que preguntarles
Ambas mujeres se vieron muy nerviosas. Rin ignoro el hecho que ellas sabían quién era.
Al transcurrir los días Obito había hecho sentir, lo poco que quería estar con ella, encerrándose en su trabajo. Comenzó a pensar que estar a su lado no lo era lo correcto, pero los sentimientos que tenía hacia él eran tan fuerte que comenzó a cegarse aún más. Podían dormir en la misma cama, compartir los almuerzos, pero su obito no estaba con ella. Sus inseguridades crecieron a otro nivel cuando recordaba sin fin la conversación que tuvo con aquellas mujeres.
Si fueron amantes y todos lo sabían.
Fue ella quien lo sedujo.
No tenían mesura en besarse y tocarse delante de todos.
Vivían juntos, incluso se sabe que Uchiha-sama le había regalado muchas cosas.
Se iban juntos en su auto.
Se arrepintió tanto haberle pedido que le dijeran lo que sabían. Quería saber, lo necesitaba pero ahora se sentía mas insegura. Nunca pensó que Obito, el hombre que pensaba que solo tendría ojos para ella, había tenido un romance tan profundo con otra mujer. Al punto de llevarla a vivir con él, tanto para que no quisiera ni hablar de ella.
¿Fue importante?
Quizá no, porque ahora estaba con ella ¿Quizás, no?
Tantas preguntas y las respuestas cada una de ellas dolía mucho.
Se sintió muy celosa y con el derecho de reclamarle el porque había estado con alguien más, pero las palabras de obito cobraron fuerte. Él tenia razón, cuando le dijo que respetaba su privacidad, no tenía derecho a cuestionarme ni siquiera con los hombres que habían pasado por su cama. Aun así quería que él le preguntaste y mostrase los celos que a ella le carcomía.
Nunca se había imaginado a óbito con otra mujer, porque siempre fue enfático que ella seria la única, puesto que estaba enamorado de ella desde niños. Al parecer no era así. Suspiro, salió de la bañera con la convicción de que debía recuperar al Obito del cual se enamoro.
-Quiza si yo..- tomo la toalla y empezó a secarse el cuerpo.
El baño con agua tibia la había relajado, aun no podía sacar de su mente a aquella chica. Obito estaba trabajando en su oficina, casi hablaban muy poco. Rin tomo una toalla mas pequeña y comenzó a secar su cabello, estiro una de sus manos para encender la lampara de la habitación, necesitaba una luz mas tenue. Su mano resbalo por la parte de atrás de mueble donde estaba el lamparín, sintió algo. Sus ojos se abrieron enormemente cuando vio un cabello muy largo, azulino. Su respiración se detuvo y no dudo en derramar una lágrima cuando recordó como lucia el cabello de aquella mujer.
-¿Hasta que punto llegaste con esa mujer óbito?- se pregunto.
Se puso de pie, necesitaba recuperarlo. Quizá si lo hacia recordar algunos pasajes de su relación él podría entregarse a ella nuevamente. Se dirigió a su gran armario, comenzó a ver sus prendas. Vio un sexy vestido rojo, el plan de recuperar al hombre que amaba empezaría. Si óbito aún pensaba en esa mujer, entonces ella haría que se olvidaría. Observo la hora en su celular, marcaba casi las diez de la noche y era fin de semana.
· Aún tengo tiempo.
Aunque Obito estaba cansado, acepto la improvisada salida de Rin a un bar cercano. Se sorprendió cuando se puso de pie delante suyo y su despampanante figura hizo que abriera ligeramente la boca. ¿Qué pretendía? Le pidió que salieran a bailar, como antes solían hacerlo. Aunque no quería, acepto, era su forma de disculparse con ella después del incidente de la oficina. Rin era una mujer muy hermosa, siempre lo fue, pero verla tan arreglada le quitaba aquel ángel que le gustaba. Aunque así se miraba deslumbrante, la prefería sin tanto maquillaje y mas recatada. Sus gustos eran diferentes a otros hombres, pero ella era libre de elegir como vestirse.
-Voltea a la derecha- indico ella- ya casi llegamos.
Obito no tuvo mucho tiempo para arreglarse. Se coloco un pantalón gris y una camisa holgada, lucia mas relajado, pero seguía viéndose mayor que Rin. Ella le propuso ir a un bar con música occidental, quizá para salir de la rutina de música de j-pop. No fue difícil entrar, óbito suspiro tranquilo la mayoría allí eran extranjeros y al parecer pocos lo conocían. Entro de la mano con Rin que llamo mucho la atención por la minifalda que tenia puesta. El encargado del lugar los coloco en una privilegiada mesa y ambos ordenaron un par de tragos fuertes.
Obito trataba de seguirle el ritmo a Rin, pero las luces psicodélicas le hacían doler la cabeza. Ella se colocaba muy cerca de el tocándole la entrepierna y le hablaba al oído para tratar de ponerlo nervioso. Ese escote privilegiado que tenia ella, llamo su atención mas de una vez y sintió que se ponía duro cada vez que Rin posaba su mano en su pierna, debía de controlarse y no parecer un pervertido.
Sus palabras salían de sus labios, pero óbito no las escuchaba. Después de aquel incidente la única persona que ocupaba sus pensamientos era Hinata y se había internado tanto en su trabajo para no pensar en ella. Se sintió un patán al no disculparse con Rin después de haberla tratado tan mal. Sabia que estaba mal, lo sabia, pero no podía dejarla al ver su esfuerzo sobrehumano para mantenerlos juntos. La nostalgia y culpa lo carcomían, ahora entendía como ella seguro se sintió cuando estaba con él en el pasado. Seguro Rin tampoco tenia el valor de dejarlo, al ver como se esforzaba en tenerla contenta y complacerla en todo. No quería romperle el corazón eso era seguro, ahora él tampoco quería hacerlo.
La conversación con Konan que tuvo poco después de aquel pleito cobraba relevancia.
Tú ya le fallaste. Hinata no es para ti, rompiste su confianza y su corazón. Con un simple perdón, me equivoque, no es suficiente Obito.
Sin embargo no podía, sentía que Hinata estaba más dentro suyo que nunca. Bebió su octavo trago y ya se encontraba muy ebrio, aflojo unos botones de su camisa al sentirse acalorado. Las luces psicodélicas lo mareaban, se recostó en el mullido asiento. Rin estaba acariciándolo y de forma muy sugerente le enseñaba su nutrido escote. Él acaricio su rostro y la observo tan profundamente.
Su piel es diferente, pensó.
Rin no resistió su escrutinio y lo beso, también estaba ebria. Deseaba tanto que Obito la desnudara y la acariciara desde adentro. Él era un animal en la cama, siempre lo fue, incluso cuando fue la primera vez para ambos, descubrió una faceta desconocida de su persona. El beso le quito el aliento a ambos, pero no se detuvieron Rin coloco su mano sobre su entrepierna y lo acaricio, Obito no se mesuro y coloco disimuladamente con una de sus manos en su cadera. Cuando el aire fue necesario fue donde se separaron, Rin estaba sonrojada y sonrió cuando vio que él también, sin embargo Obito tuvo que pestañar varias veces para mantenerse cuerdo, puesto que una sombra de otra mujer se posaba sobre ella.
-vamos a bailar- soltó ella.
Una de sus manos se estiro, tomo la mano de óbito y lo llevo hasta la pista. Hace muchos años que no bailaba algo tan contemporáneo.
Rin se acerco a él, coloco su cabeza en su pecho y aspiro su aroma, olía tan bien. Estaba enamorada, mucho. En cambio Obito sacudió su mente, estaba muy borracho y comenzó a recordar aquel baile que tuvo con Hinata hace tanto tiempo. Ahora que lo recordaba, ese baile se sintió diferente ¿acaso ya le gustaba desde antes? La encontró hermosa, deseable y muy atractiva. Reconoció que kakashi tenia buen gusto que hasta él la observo de forma indecente.
-¿Obito?- hablo rin y le sonrió.
Obito agacho su mirada y Rin estiro sus brazos y los coloco tras su cuello. El coloco sus manos en su espalda baja y comenzaron a bailar de forma muy sugerente. Rin no dejo de verlo y él tampoco. Rin lo abrazaba y Obito comenzó a acariciar su espalda hasta colocar sus manos en sus caderas y ella no dejo de tocar su nariz con la suya, buscando intimidad en cada toque. Sus manos acariciaban su rostro y sus labios, él le gustaba tanto y estaba tan desinhibida que no le importaba que la llevará al baño o a su auto y le hiciera el amor.
En un momento dado Obito se detuvo asustado y ella no entendió, ya no podía seguir tocándola. Rin era la que estaba allí, pero el rostro de Hinata se posaba en el suyo. Solo la toco de esa forma tan indecente porque Hinata estaba en su cabeza, no era Rin quien lo tocaba. En su cabeza era Hinata quien bailaba con él, quien lo abrazaba y se dejaba tocar. Se estaba volviendo loco.
-¿Pasa algo?- pregunto ella, se había sentido tan amada por ese sugerente baile.
-necesito ir al baño
No dijo nada mas, necesitaba lavarse la cara y enfriarse, volteo y rin seguía a mitad de la pista, pestaño y era Hinata, vio que le sonreía. Debía ordenar sus ideas o quizá su corazón. En un pestañeo era Hinata en otro Rin, estaba mal. Todo estaba mal.
No paso mucho para que ambos se fueran de regreso a su casa. Aunque estaban muy ebrios, Obito no fue precavido y condujo muy despacio a su casa. Eran cerca de las cuatro de mañana. Apenas entraron a su casa y Rin comenzó a devorarle la boca, termino arrinconada contra la pared siendo tocada por Obito, gimió y esto le éxito mas, la puso de espalda y comenzó a devorar su cuello. No quería ver su cara, de lo contrario se volvería loco.
-Obito- soltó ella entre gemidos
Se besaron, Rin enredo sus piernas en el y terminaron en su cama. Por fin, había llegado el momento donde la haría suya.
Obito arrugo el bonito vestido aspiro su aroma, Rin sonrió excitada al ver lo urgido que estaba con ella. lo vio quitarse la camisa y tirarla a un lado, ella acaricio sus abdominales y lo beso. Obito la lanzo nuevamente al colchón, la beso y acaricio de inicio y fin su largas piernas, cuando estuvo a punto de bajarle el vestido para desnudar sus senos se detuvo.
-¿pa..pasa algo?
Su respiración era rápida, estaba asustado. Aquella mujer en su cama no era Rin, era Hinata. Ella era la que estaba recostada, semidesnuda ante sus ojos. Se tomo la cabeza y maldijo ante la sorpresa de Rin. Su excitación disminuyo y la razón llego a él. No, no podía hacerle esto a ella. hacerle el amor pensando en alguien mas era muy cruel y no se lo merecía.
-lo siento- se aparto y tomo asiento en uno de sus sofás- estoy muy cansado.
-¿Qué..? pero..-soltó decepcionada
-he bebido demasiado.
-pero..- ella se puso de pie, se dirigió hasta el y se arrodillo- Obito.. ha pasado tanto tiempo- le dijo y comenzó a acariciarle la entre pierna, pero Obito lucia pensativo con una de sus manos en la barbilla y la otra que descansaba en el sofa.
Rin le aflojo la correa, lo acaricio y cuando su ropa interior se expuso, comenzó a querer masturbarlo. Obito la miro, la encontró hermosa y dispuesta, pero, ella no era Hinata. Fue cuando se puso de pie y tomo distancia.
-lo siento.. No puedo.
Ella miro decepcionada como se retiro de la habitación, antes de irse lo vio arrastrar su cabello y lo escucho maldecir, estaba frustrado al parecer. Dentro de su corazón sabia la razón, Obito estaba pensando en alguien mas y no era ella.
-Sal de mi cabeza Hinata-susurro antes de irse hasta otra habitación. Estrello uno de sus puños contra la pared.
Esa casa les pareció demasiado grande para ambos, ahora las distancia se acrecentaba. Ambos no eran los mismos que cuando se conocieron, cambiaron o quizá sus corazones cambiaron.
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-No se si sea buena idea Ino.
-Hinata, por favor si yo tuviera esos generosos senos. Créeme que no tendría mesura con mostrarlos.
-pero… estaré desnuda con esta ropa- indico al ver el top tipo corsé, hecho de una tela parecida al cuero.
Ino suspiro, después de semanas insistiéndole para que salieran. Al fin había convencido a Hinata en asistir a una fiesta de disfraces. Quería que su amiga olvidara a su tonto guapo exjefe, además que quería presentarle por fin a un chico que le gustaba y necesitaba su aprobación.
-Además yo… he subido mucho de peso- agregó avergonzada- me siento muy insegura con mi cuerpo.
-Hinata- ella negó y tomo ambas manos- Eres hermosa y sabes que es lo más atractivo para un hombre.
-¿Qué?
-La seguridad amiga. Que no te aten los estereotipos de este país, vístete hermosa y sobre todo siéntelo.
-pero…Bueno yo..
-Hinata no seas pesimista, necesitas sacar a ese hombre de tu mente. Te divertirás.
-¿usando esto?- eran unas piezas muy pequeñas, una minifalda y un corsé acompañados de una botas.
-por supuesto que usando eso. Tu serás una sexy muñeca y yo seré una sexy enfermera. Quiero dejar sin palabras a la persona de la que te platique.
Ino le había comentado que había conocido a un muchacho y que por fin había conectado de forma genuina con alguien. Era rubio de ojos azules y de brillante sonrisa, aunque era algo tímido en lo intimo, la respetaba mucho, pero ella quería que la tocara demás.
-Ino creo que ya hablamos de las relaciones pasajeras que tuviste- reprocho Hinata. Había sido tantas las veces donde consoló a su amiga porque los hombres solo querían acostarse con ella.
-Lo sé, lo sé, pero esta vez es diferente- suspiro enamorada y se atrevió a sonreír.
-¿Dónde se conocieron?
-No te lo diré…- hizo un adorable puchero- solo te lo diré cuando vayamos a la fiesta.
-Ino
-Me siento enamorada Hinata.. creo que nunca había estado así por nadie. Ojala deje de ser virgen esta noche.
-¡Ino!- ambas sonrieron con complicidad y se tiraron las almohadas cercanas.
-por favor Hinata, puede ser que tú seas mas tímida y retraída que yo, pero ambas sabemos que tu dejaste de ser virgen hace mucho con ese galan tuyo que tuviste.
Hinata suspiro, era verdad ya no lo era, pero no le importaba. Haberse entregado a Obito no la ataba de por vida a él, tampoco definía su futuro. Aunque hubiera querido que sea diferente.
-Casi nunca hablamos de esto sabes-Ino se sentó delante suyo, y tomo sus manos. Hinata se sonrojo y la miro con timidez- cuéntame, ¿duele un poco?
Los colores en el rostro de ella se encendieron, sus ojos ardieron un poco pero se contuvo. No podría platicarle de aquella horrible primera vez que tuvo, no. ¿Qué momento podría considerarlo como primera vez? Si, aquel donde se le entrego en la playa. Le dolió, no; le gusto si.
-un.. un poco- termino por decir.
-¿Fue tierno contigo?
Hinata evito verla y asintió despacio, por supuesto que había sido tierno con ella. recordar a óbito encima suyo acariciándola tan profundo, llenándola de besos y caricias. También enterrándose tan dentro haciéndola gritar su nombre.
-Aunque suene un poco desatinado, déjame decirte que es muy romántico lo que me dices. Quizá no fue el hombre para ti, pero quizá fue el indicado en esas cosas.
-Creo que tienes razón.- acepto. Obito siempre fue tierno con ella, aunque a veces con fuertes pasiones todo se resumía a la ternura que desbordaba. Amaba cuando la abrazaba después del acto y se conectaban con una eterna mirada.
-Hinata, eres hermosa, inteligente y muy joven podrás encontrar a alguien que te haga feliz. Aunque no se compare con el guapo exjefe que tuviste- Hinata sonrió, hablar de óbito con Ino ya no dolía tanto como antes.
Quizá ya lo estaba olvidando. Aunque estaba aun descolocada por el incidente en la oficina, no podía ya aferrarse a cualquier ápice de esperanza. Obito le había fallado, eso era lo único que importaba- ¿Qué hay de tu nuevo sexy jefe?
-¿ehm?
-Hatake kakahi. El sexy Kakashi.
-No entiendo..
-¡por favor Hinata! Me dijiste que él tiene un interés sentimental contigo desde que se conocieron.
-No sé si aun lo tenga, pero.. no importa Ino. Yo no amo a Kakashi-san, sumado que para mis principios esta muy mal que yo me involucre con el mejor amigo de mi ex ¿No lo crees?
-Con ese rostro tallado yo me saltaría esa regla- sonrió- Muchas envidiamos tu suerte el primero es muy guapo, sexy, introvertido y reservado, sobretodo exitoso. El otro es súper sexy, súper atractivo, divertido y también exitoso. Tienes de donde escoger amiga.
-Esas ideas tuyas.
-Bueno, bueno eso tú ya lo decidirás. Ahora vamos alistar para la fiesta ¿Si?
Hinata termino por asentir, aunque no le gustaba como iría vestida lo haría por ino.
Después de casi tres horas ambas jóvenes estaban listas. Ino planchó su cabello, hizo una larga rutina de skincare, cuidaba mucho su rostro y un foxy eyes con tonos pasteles, fue suficiente para que luciera como una sexy enfermera. Su disfraz era más como un vestido de coctel, acompañado con un estetoscopio y cupe. Para Hinata fue más sencillo, solo maquillo sus ojos y coloco un color oscuro en sus labios, sumado con su disfraz de dos piezas ya estaba lista. Aunque para el reniego de Ino optó por colocarse un gran abrigo, puesto que se sentía desnuda. Ese corsé hacia explotar sus senos y la minifalda no deja nada a la imaginación para su gusto. Aunque las medias largas negras y botas la hacían sentir cómoda, no quitaba esa sensación de desnudez. Se miro al espejo, se desconoció era una mujer completamente diferente. Era como esa mujeres fatales que iban a conquistar a cualquiera.
-luces muy sexy Hinata. Si tu nuevo jefe te viera así terminarlas en la cama con él.
-¡Ino!- regaño sonrojada- que cosas dices- susurro.
Ambas cómplices estaban listas para salir, Ino le presentaría a su nuevo casi novio y Hinata se divertiría como las chicas de su edad lo hacían. Por esa noche, dejaría de pensar en trabajo y se concentraría en divertirse.
Un lujoso auto negro marchaba a toda prisa por las ajetreadas calles de Tokio. Rin estaba emocionada, había convencido a Obito a ir a uno de sus restaurantes favoritos, uno que frecuentaban mucho cuando eran jóvenes. Lo miraba con amor aunque no le quitaba el pinchazo de decepción que tuvieron la semana pasada, cuando la dejo mojada y alborotada a mitad de su cuarto. No habían hablado al respecto y siguió echándole la culpa al alcohol y al agotamiento del trabajo.
Si quería recuperarlo, quizá el mejor camino era hacerle recordar los bellos momentos que vivieron juntos. Hacerle recordar el porque se enamoro de ella. Le tomo la mano, la que estaba en la palanca de acciones y obito correspondió a su agarre.
Aunque no dejaba de pensar en Hinata, debía de empezar a esforzarse en hacerlo. Estaba lastimando mucho a Rin y sentía que no lo merecía puesto que el único culpable de todo ese embrollo era él. Si bien rin se le había insinuado en múltiples ocasiones en Londres, fue él quien permitió ese coqueteo de ambas partes. Fue él quien le rompió el corazón a Hinata, él, solo él.
Su mirada se desvío por un instante, a pesar que iba a gran velocidad el tiempo se hizo lento, cuando vio a la mujer que le quitaba el sueño entrar a lo que parecía una club. Frunció el ceño al verla vestida de forma tan sugerente, de la mano de una de sus amigas.
El tiempo se normalizo, aunque no dejo de verla por el espejo del auto. Era Hinata ¿Qué hacia allí? ¿Por qué estaba vestida de forma tan provocadora?
No es asunto mío, pensó
Debía de hacerlo. No por él, tampoco Rin sino por la misma Hinata. Ya era momento que debería dejar de comportarse como un idiota, piso el acelerador hacia donde fue uno de sus lugares favoritos en su infancia.
"ichiraku ramen" así se llamaba aquel establecimiento callejero de ramen. Solía frecuentarlo mucho cuando era un simple adolescente. Siempre iba con kakashi y rin, cocinaban delicioso. Feguchi, el dueño del establecimiento siempre era amable y su pequeña hija muy linda. Aunque al pasar de los años aquella niña se volvió una mujer hermosa. Fue uno de los tantos amores platónicos de Kakashi, pero estaba fuera de su alcance. Ella se fue a estudiar al extranjero junto con su madre. En aquel humilde lugar Obito siempre fue atento con Rin, solía ayudarla a comer e incluso le limpiaba los restos de comida. Era tan atento.
Cerca de cuarenta minutos manejando habían llegado, para su decepción las luces estaban apagadas. Ambos bajaron a toda prisa, Rin fue la primera quien se acercó al lugar, para su tristeza y decepción ya no estaba. Sentía que su corazón dolía, en cambio Obito descendió de su vehículo indiferente a la pena de su pareja. El aire a pesar de haberle golpeado la cara, sentía que se sofocaba.
-¡No está!- grito ella. Aquel humilde establecimiento ya no estaba. No quedaba nada, quizá como la relación que se estaba empeñando tanto en salvar.
-ha pasado tiempo Rin. Quizá ellos..
-¡Pero no te molesta! ¡ Era nuestro lugar, dónde solíamos comer!- dijo alterada.
Obito se mantenía erguido, observando a su alrededor sin mostrarse perturbado, en cambio ella estaba desesperada, porque aquel lugar donde guardo recuerdos hermosos había desaparecido.
-¿Qué te pasa Obito?- le pregunto indignada.
Obito la miro sorprendido ante su pregunta, ¿Por qué debería pasarle algo?
-Rin
-¡Era nuestro lugar, aquí veníamos a comer juntos!- grito con lágrimas en los ojos y desespero.
Él frunció el ceño al sentir exagerado su reacción, solo porque no estaba el estúpido restaurante.
-¡Los recuerdos son importantes! ¡ Si realmente me amarás como yo lo hago no te estarías comportando de esta forma!- le gritó, diciéndole lo que no se atrevía a decir.
El silencio que guardo la hizo sentir muy insegura. Era evidente que no le importaba el lugar, mucho menos ella. Para los ojos de Obito se estaba comportando como una mujer infantil y sin personalidad. ¿Por qué romperse por un tonto restaurante? Él ya lo había olvidado. Sin embargo, la frustración no se debía a qué no estaba el restaurante, era por la poca importancia que le daba.
-Creo que estás muy sensible- atino a responder.
Rin trato de calmarse, necesitaba hacerlo.
-Será mejor que nos vayamos. Mañana tengo mucho trabajo-termino por decir.
Ella asintió despacio, se dirigió hasta el auto no sin antes darle a una mirada rápida al lugar. Podía verse a si misma junto con Obito, tomados de la mano yendo a comer un rico ramen a ese lugar, luego adolescentes. Quizá había llegado el momento de olvidar, soltar todo lo que la ataba al pasado.
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Las luces psicodélicas tonos neones la mareaban un poco, la música la aturdía. Ino había bebido dos tragos, estaba nerviosa, jugaba con sus dedos y miraba a todos lados.
-¿Por qué no llega?- observó el reloj de su móvil.
-Tranquila, en estas fechas hay mucho trafico- justifico Hinata.
Habían llegado casi una hora y el nuevo saliente de su amiga no se presentaba, podía ver la desesperación en su mirada. ¿De verdad ese chico valía la pena? Cuando Ino comenzó a platicarle sobre él, siempre pensaba que estaba exagerando. Lo calificaba como risueño, alegre y muy caballero, extrovertido pero tímido en la intimidad. Era muy respetuoso de su espacio y además atento. Era rubio, ojos azules definitivamente no era japonés supuso. Ino también era rubia, pero porque tenía raíces europeas.
-Esta perdido- sonrió Ino cuando leyó un mensaje en su móvil- ahora vengo. No frecuenta mucho estos lugares ¿No es tierno? – pregunto enamorada.
¿Un hombre puede ser tan perfecto?
-ahora regreso.
Hinata se quedo sola. A pesar de haber pasado algunos días, la sombra de lo que fue su relación aun la atormentaba. Se había esmerado en olvidar, trabajando duro. Incluso llegando más temprano a su trabajo, dormía poco porque se quedaba leyendo hasta que el sueño la venciera. Suspiro, quería olvidarlo y no sabía cómo. No entendía su comportamiento, era injusto para ella. Konan le había dicho que estaba celoso, incluso ella llegó a la misma conclusión, pero no tenía derecho a estarlo. Él ya estaba con alguien.
-una cortesía del caballero.
Uno de los meseros llegó con un martini, Hinata sorprendida miro hacia donde le indicaba. Un joven no menor de 25 años, pelirrojo y de ojos verde hizo un ademán con su copa, implícitamente la invito a su mesa.
En aquel lugar era muy frecuente encontrar turistas. Muchos con buenos modales y otros muy groseros. Hinata se miro en el reflejo de aquella bebida, su presentimiento era claro.
-dígale que le agradezco, pero no bebo- mintió.
Su mirada evadió al hombre y se concentro en su mesa. El mesero solo asintió y se llevó el trago. No quería terminar narcotizada por algún extraño. Aceptar alguna dádiva era muy malo, sumado que la última vez que bailo con un extraño, no solo lo beso también la toco y casi se la lleva en su auto.
-soy un desastre- suspiro.
-¡Hinata, Hinata!.
La voz de su amiga sonó entre lo estruendosa música. Hinata se preparó para sonreír o fingir hacerlo, no pudo contener la sorpresa al ver con quién venía de la mano
-buenas noches- saludo aquel chico
-Hinata. Él es Uzumaki Naruto, de quién tanto te he hablado.
El corazón de Hinata se achico y una opresión llegó a ella quitándole el aliento. Era Naruto, la primera persona quien le habia gustado. Algunos recuerdos llegaron a su mente, sus ojos temblorosos no pudieron apartar de ese rostro, incluso él se atrevió a sonreírle. Siempre era así, siempre fue así. Tan amable. Ino tenía razón, Naruto era todo lo que ella le había descrito, incluso más. Ella no lo sabía, pero había encontrado una joya invaluable. Quedaban muy pocos hombres como Naruto, y verlo allí tan cerca, rascarse la cabeza y sonreír con los ojos cerrados solo pudo pensar:
No ha cambiado nada.
Podía verse a si misma, tiempo atras, viéndolo a lo lejos. Esperando que la viera o que le tocara algún grupo con él para realizar un trabajo. Las tantas veces que se quedó en los partidos de baloncesto, entre la tribuna se emocionaba cada vez que anotaba. Tantas cosas, en tantos años. Luego todo se oscureció, recordar lo que pasó con Naruto, también era recordar a su primer novio, aquel cobarde que se burló de ella y la mantuvo a hurtadillas de todo. Aquel que cuando su vida se empezó a desmoronar no se atrevió a aparecer.
-¿No nos conocemos? -hablo Naruto, frunció el ceño confundido.
-No.. no lo creo- mintió. Seguro él no la recordaba puesto que solo habían hablado un par de veces.- Hyuga Hinata, es un placer- saludo cortésmente.
La conversación entre los tres fue muy amena. Hinata sonrió muy adentro enterándose de la vida, del que había sido su primer flechazo. Le daba gusto que las empresas Uzumakis habían crecido tanto, también era triste enterarse que el padrino de Naruto había fallecido en un accidente. Sabía que este último lo quería tanto como su padre. Los tres rieron, el ambiente era muy bueno. Ver la ilusión en los ojos de su mejor amiga, era algo hermoso. No iba arruinarle la noche platicándole lo mal que se sentía por Obito o quizá que ya conocía a Naruto desde antes. Porque hablar de él, implicaba que tendría que hablar de aquel cobarde sin escrúpulos. Solo le había mencionado algo a Obito alguna vez, pero nunca como se dieron las cosas. Era privado y así se quedaría.
Luego en un momento dado Ino y Naruto de aproximaron a la pista. Ella era muy buena bailando y él era muy malo, pero se esforzaba mucho en seguirle el ritmo. Ino se atrevió a colocar sus manos en sus cuello atrayéndolo, causando su sonrojo. Naruto podría ser muy extrovertido en algunas cosas, pero muy tímido en otras. Quizá seducido por aquella chica ambos terminaron besándose. Hinata sonrió, Ino no encontraría un mejor hombre con Naruto.
-Estoy feliz por ti Ino- susurró.
La noche transcurrió con normalidad. Ino siendo ella, había reunido a un grupo de chicas y estaban bailando todas juntas. Era muy buena haciendo amigos, eso era seguro. Hinata también se les unió, bailaban y Naruto a un lado. Todas eran desconocidas, pero el calor del ambiente y la música era ensordecedor. Hinata estaba bastante ebria, pero no lo suficiente para no defenderse.
-No quiero ser inoportuna-hablo una de las chicas que se habían unido al baile dirigiéndose a Hinata- hay un caballero, muy atractivo además, no ha dejado de verte en toda la noche.
Hinata sorprendida abrió los ojos, volteo a ver a todas partes y no vio a nadie.
Quizá es aquel hombre que le ofreció un trago.
-No lo sé- agrego ella sin salir de su conmoción. Estaba algo asustada, que la estuvieran observando a distancia.
-Los hombres japoneses son muy atractivos. En particular aquel tan alto, con el cuerpo atlético y con ojos negros.
¿Dijo negros? Pensó
Hasta donde recordaba aquel extraño era pelirrojo y de ojos verdes.
Acaso era… no, no podría ser él.
-¿Tienes algún sugar?- pregunto muy sugerente otra fémina.
Hinata negó confundida por el termino ¿Sugar? Que era eso.
-una patrocinador querida. Un hombre que te paga lo que deseas solo por tu compañía.
Las extrañas sonrieron entre si. Hinata se horrorizo al escuchar la explicación. Por supuesto que no tenía uno de esos, ella trabajaba duro para pagarse todo lo que ella deseaba.
-¡por favor paren!- intervino Ino y se coloco al lado de su amiga- mi Hinata es muy decente para esas cosas.- hablo en tono protector y la abrazó- ella jamás haría tal cosa.
Las mujeres se rieron quizá por la inocencia de la joven. Ella al sentirse incómoda le hizo un ademán que iba ir al baño. Ino asintió.
Hinata tomo su pequeño bolso, su abrigo. Evadio a los invitados, antes que tomara el pomo de la puerta del sanitario una mano la detuvo.
-¿ehm?- soltó Hinata. Era aquel desconocido que le había ofrecido el trago.
El aspecto que tenía la asustó. Era evidente que hasta drogado estaba, por esa nariz y los ojos rojos.
-Te he estado observando- lo sintió como una amenaza.
Era tan cierto, ella había llamado su atención y se deshizo de la compañía que tenía. Nunca una mujer lo había rechazado puesto que tenía un gran atractivo. Su cara que irradiaba una infinita inocencia, con ese voluptuoso cuerpo era la combinación perfecta. Se la llevaría a la cama esa noche, quiera o no. Japón era un país lleno de mujeres bellas, pero como ella ninguna.
-podría soltarme- exigió.
Hinata se amedrentó un poco al ver la forma tan lasciva como la observaba. Aquella mirada verde se centro en sus senos por culpa de ese escote.
-porque esa expresión belleza- ironizó, ella estaba aterrorizada- ese bello rostro luciría mas bello si te acariciara desde adentro.
Abrió los ojos enormemente presa del pánico, se sintió sola a pesar que habían más personas allí. Definitivamente estaba loco. Ella se dispuso a gritar, pero el desconocido la aprisionó contra la pared y le tapo la boca. De forma casi planeada se las arreglo para quedar en un ángulo donde pareciera como si fuera una pareja besándose, no le prestaron atención. Hinata aterrorizada no respondió, estaba tan adormecida por el alcohol que atino a llorar.
-¿Por qué gritas? Podremos divertirnos mucho si lo deseas- cuando sintió que una de sus manos le levantaba la minifalda fue cuando ella lo quiso apartar, pero no se dejó.
Ella le mordió la mano queriendo defenderse, logro apartarlo un poco pero la tomo del brazo. Grande fue su sorpresa al voltear vio a su atacante siendo golpeado de forma frenética por una persona que conocía muy bien.
Era obito.
¿Qué hacia allí?
No podría sentir mayor satisfacción de ver a aquel infeliz en suelo, medio inconsciente y con el labio partido. Se había debatido si iría o no al lugar donde se encontraba ella. Después del mal rato que paso con Rin, su mirada se posó en la puerta de lugar donde la vio entrar. Quiso convencerse que estaba bien dejarla allí, sola. Después de todo había renunciado a ella para estar con Rin, pero los recuerdos donde ella estaba siendo besada por otro hombre y casi atacada por el mismo llegaron a él. ¿Y si le pasa lo mismo? ¿si le hicieran daño? Ella no se lo merecía, ya bastante él había dañado no solo su corazón también su cuerpo por esa horrible y nefasta primera vez. Una que aún le atormentaba, prefería cortarse un dedo antes que otro lo obligue a hacerle lo que alguna vez la obligó.
Era un bastardo mentiroso.
Después de llegar a su casa, no podía quitarse la idea que tenía que protegerla. Era una falacia, él quería solo verla en un impulso tóxico de un adolescente. Aunque se había convencido en olvidarla, no podía, su relación con Rin se estaba yendo al tacho cada día. Entonces fingió una llamada falsa de shisui, creo una historia que su primo necesitaba su presencia a casi las 2 de la mañana.
Sabía que Rin no le iba a creer, pero aún así se fue. Llamo a Shisui para que le cubriera las espaldas con la mentira. Cuando llegó grande fue su sorpresa al ver a Hinata beber lo que pareció demasiado, sumado por la forma tan provocativa en la que estaba. Tomo asiento en un mesa peligrosamente cerca, pidió trago tras trago y la vigilo, no le quitó la mirada de encima. Esa falda estaba muy corta y ese escote muy provocador. Ella siempre fue hermosa y aunque no le molestaba la vestimenta, lo que no le agradaba era que no estuviera con él para cuidarla del escrutinio de los demás.
-¿Qué estás pensando obito?- se regaño.
Kakashi tenía razón, obito no tenía derecho ni de opinar por una mujer que ya no le pertenecía. Sin embargo, ver su sonrisa y como brillaba esa noche no hizo más que refrescarle la memoria en una eterna tortura. No quedaba duda, la extraña tanto que le dolía.
La vio incomodarse por unos comentarios, aparto de su campo de visión seguro había sido muy obvio. Se dirigió al baño y observó como un imbécil la seguía. No se equivocó el hijo de puta quiso propasarse con ella.
Pudo haberlo matado a golpes si se propuso, pero Hinata estaba muy asustada.
-¿estás bien?- le cuestionó.
Ella aún en su conmoción asintió despacio. Su mirada llego hasta su nutrido escote, frunció el ceño. Se sacó el saco y se lo colocó.
-si vas ha venir vestida de esa forma, entonces no deberías estar sola y menos en lugares de mala muerte como este- sonó como regañó.
Hinata frunció el ceño ¿Acaso se había atrevido a reprenderla? No entendió su comportamiento, estaba agitado e incluso furioso.
-¿Qué estás haciendo aquí?- le cuestionó ella. Era evidente que ese tipo de lugares a los que tildó de mala muerte no eran de su clase.
Él no le respondió y eso la molesto. El silencio reino y a pesar de la música pudo sentirlo. No dijo nada, como siempre lo hacía.
-No dirás nada- al no recibir una respuesta de su parte, se quitó el saco y se lo tiró. Avanzó rápidamente esa tonta escena ya no se repetiría.
Su corazón dolió mucho, todo comenzó a alejarse y se centro en escuchar sus propios pasos. ¿Con que derecho le reclamaba? ¿Qué hacia allí?
-¿Qué te paso Hinata? – le cuestionó Ino cuando ella llegó y coloco a su lado.
-me tengo que ir- susurro.
-¿Qué pasó? ¿te hicieron algo? ¿Por qué estás llorando?
-no quiero arruinarte la noche. No me siento bien.
-¡Hinata!
Ambas voltearon, obito se acercaba, estaba molesto y sin importarle el tipo de escena que parecía se acercó a ella. Hinata paso por el lado de Ino y pretendió marcharse de aquel club. Ella asombrada vio como aquel hombre que le quitaba el sueño a su amiga la seguía. Sonrió, era algo romántico parecía una típica pelea de pareja.
-¿tu amiga está bien?- hablo Naruto- aquel tipo fue tras ella- aclaro preocupado.
-creo que si- soltó Ino- ellos necesitan hablar, déjalos él fue su pareja.
Naruto miro a la salida, no estaba muy convencido de la explicación de su chica, algo dentro suyo le decía que aquella joven le era familiar y más aquel tipo alto pelinegro.
-¿dónde los habré visto?
.
Al sentirse perseguida por Obito solo hizo que apresurada sus pasos. No quería que la vea llorar ¿Por qué la estaba siguiendo? Aun no lo olvidaba y que él se apareciera en los lugares que frecuentara lo hacía más difícil.
-¡Hinata tenemos que hablar!- le gritó a la distancia.
Ella no le respondió, siguió caminando sin ver. Su corazón dolía tanto, el aire le faltaba. Ni siquiera sabía porque se sentía que estaba huyendo de él. Había tratado de no pensar en él, pero allí estaba como una sombra que la perseguía.
Si ya estaba con Rin ¿Por qué la molestaba?
-¡Hinata!
Su visión no le sirvió en ese momento. Estaba cegada por la luz de un auto que venía en dirección contraria. Su cuerpo no reaccionó, se quedó estática. Había estado caminando sin rumbo, su vida paso por sus ojos en un eterno segundo. Iba a morir, definitivamente. Luego sintió un tirón y en un segundo estaba en la berma debajo del cuerpo de la persona que la atormentaba. Estaban tan cerca, sus rostros estaban pegados. Sus cuerpos tan cerca y esa sensación familiar de intimidad los inundó. Ignoraron el insulto que le dedicó el conductor del auto.
Obito hipnotizado por ella le quitó el cabello que cubría su rostros, una de sus manos estaba cerca de su piernas y sus ganas de tocarla aumentaron. Carraspeó, Hinata provocaba sensaciones en él que ninguna mujer le provocaba.
¿Por qué había sido tan estúpido?
Ella trato de apartarlo, pero el no se dejó. Decepcionado al ver como ella evadía su mirada se atrevió a preguntar:
-¿Hinata ya me olvidaste?- pregunto con un halo de tristeza que ella lo pudo sentir.
Ella se mordió el labio y coloco sus manos en su abdomen tratando de a apartarlo.
-No recuerdas nuestra primera vez- ella lo vio a los ojos y el aliento se le quitó cuando le dedicó una profunda mirada de tristeza- aquella noche dónde hicimos el amor en mi casa.
-Por favor.. apártate- le pidió al fin.
-Hinata.. yo- quiso besarla, pero ella reaccionó mal y le estampó un fuerte bofetada en la mejilla.
Obito se tomó la mejilla y le dio espacio a qué se pusieran de pie. Ella no evito llorar.
-¡Cómo te atreves!- le gritó llorosa- ¡Tú estás con ella, estás con Rin! ¡Cómo pretendes que yo…!
Obito no respondió a sus preguntas, su mano seguía en su mejilla. La vio temblar, llorosa y le partió el alma verla tan rota. Era un inconsiente, eso era lo que era. Ansiaba su contacto, quizá un poco de su amor pero tenía su frío rechazo. Era normal, suponía. Después de lo que él le hizo.
-¿Qué haces aquí? ¡vete, vete con ella y no vuelvas!- le gritó y lo empujó.
-Hinata..-hablo casi sin voz. Desesperado- solo dímelo.. una vez más- carraspeo dolorosamente- dime que amas…-ella negó- por favor.
-¿Qué es lo que desea de mi Uchiha-sama? ¿acaso pretende que me convierta en su amante? ¿eso pretende?
-¿Por qué demonios estás diciendo eso? ¡Por supuesto que no! ¡Tú no eres ese tipo de mujeres!
-¡Cómo no creerlo! Si siempre fue así. Ha escondidas de todo y de todos. Fui un sucio secreto que nunca tuviste la valentía de admitir ante los demás. Antes quizá pude soportarlo porque estaba enamorada, pero ya no.
Él estaba agitado, un poco triste. Tenía una gama de emociones que Hinata no pudo comprender. Su comportamiento era el mismo que aquel día bajo la lluvia, dónde le dijo por primera vez que estaba abiertamente celoso. No quería escucharlo más, ya no le creía. Quiso dar media vuelta, pero óbito tenía más que decir:
-¡HINATA BASTA UNA PALABRA TUYA PARA QUE YO DEJE A RIN!- le gritó con desesperación, sin siquiera pensar en las consecuencias de sus actos.
Hinata volteo asombrada, aunque quería llorar no lo haría. Está vez estaba molesta muy molesta. ¿Qué había dicho? Era un atrevido sin escrúpulos.
-¿Quién eres?- le pregunto devastada.
No reconocía al hombre que estaba delante suyo. Era alguien completamente distinto de quién se enamoro, del cual se entregó. Delante suyo estaba un cobarde sin escrúpulos que pretendía que ella tomara una decisión que quizá rompería el corazón de alguien más.
No, definitivamente no.
Ella no podría basar su felicidad en base de la infelicidad de alguien más. Sus principios y valores se lo impedían.
-Hinata
-Ya no más por favor-rogó y obito se detuvo a centímetros de ella- No te reconozco ¿Quién eres? ¿Dónde está el hombre bueno del que me enamore? Aquel que era un buen amigo, capaz de arriesgarlo todo por las personas que ama. ¿dónde está?- le cuestionó dolida- porque delante de mí solo veo a un cobarde, que trata que de alguien más tome una decisión de las consecuencias de sus actos.
-Tu no lo entenderías Hinata. Yo solo..
-Lo único de lo que soy consiente- lo interrumpió- es que hay alguien más esperándote en tu casa-le dolió decirle, aunque aún lo amaba pero ya no podían estar juntos- que seguro está en tu cama, esperándote y preguntándote dónde estás.
Él guardo silencio, cada palabra de ella le dolía como mil puñales en el pecho. Era verdad, ahora había alguien en su cama.
-Ni siquiera deberías estar aquí, tampoco deberíamos estar teniendo esta conversación. Obito.. por favor ya detente y no sigas manchando el buen concepto que tengo de ti. Déjame quedarme con lo bueno por favor-le pidió y no se dio cuenta que estaba llorando- y desde este momento ya no me molestes.
Comenzó a retroceder, obito no la quería lejos. La necesitaba tanto, incluso para tener algo de cordura porque por cada contacto íntimo que tenía con rin ella estaba allí. Su corazón y su mente se unieron en una sola conclusión, agitado y casi desesperado le iba decir lo que hace tanto tiempo se negó a aceptar.
-¿Por qué no quieres Hinata?- le cuestionó antes que siga avanzando- ¡es por Kakashi, no me digas que es por ese imbécil!- lo insulto. No podría imaginarselo sobre Hinata, ni siquiera tocando su rostro.
No me detendré hasta convertirla en su mujer..
¿Acaso era verdad? Hinata ya era su mujer y por eso ya no quería volver con él. Ella no respondió, esa pelea se iba a tornar más larga y estaban en medio de un nocturno parque. Al parecer a Obito no le interesaba que los oyeran. Que lo vieran haciendo aquella patética escena.
-por favor guarde silencio.
-¡Crees que me importa! ¡me importa un mierda si alguien me oye!- grito- ¿Acaso él y tu…?
Quiso preguntar, necesitaba saber que kakashi no se habría osado si quiera a tocarla y que tampoco ella. De lo contrario enterraría todo vestigio de lo que estaba matando, pero ¿De verdad importaba?
No, teniendola allí delante suyo no le importaba. Teniendola tan lejos y sentir todo ese dolor de su ausencia en esos meses pudo aceptar lo que se había negado: Estaba enamorado y no era de Rin.
Se había enamorado de aquella pequeña y dulce mujer, amaba su alma, sus manías al comer, su sonrisa en las mañanas y su ternura. Extrañaba su piel entre sus dedos, amaba sus torpes caricias y sus besos. Amaba ver la vida a través de sus grandes ojos. Que miraban la vida llena de colores y esperanzas. Ahora reconocía que solo ella le había devuelto el sentido a su triste existencia.
Solo pudo aceptarlo al saber que la perdería, quizá estaba dando manotazos de ahogados porque se estaba dando cuenta que ella ya no lo miraba igual. Estaba apunto de perderla aún más
¿No se puede olvidar tan rápido? ¿verdad?
-¿Con que derecho puedes preguntarme tal cosa? – le cuestionó indignada y con fuego en los ojos- si tú vives, te vas con ella cada día. Duermes en la misma cama con ella y hasta ustedes hacen ..- ella no lo pudo completar, le dolía el hecho de captar que ellos estuvieran juntos en ese aspecto.
-Yo no me he acostado con Rin- sentenció
Hinata se puso pálida. Debía de ser mentira, busco aquel resquicio en su mirar, pero no lo hallo. Su corazón se detuvo, verlo tan desesperado por ella, la hizo sentir mal.
-No he podido hacerlo. No te negare que la he tocado, también la he besado.
-por favor no sigas.
-Estuve muchas veces dispuesto a que pasará, pero no pude... no eras tu.. no eras la que estaba bajo mi cuerpo. Hinata yo te…
-no te creo- lo interrumpió- no puedo creerte.
-¿Por qué no? Hinata no te estoy mintiendo cuando te quiero decir que yo..
-¡Porque no confío en ti!- le gritó y se fue corriendo llorando.
Su llanto audible se escuchó en la calle. Obito quiso ir tras ella, pero derrotado se mantuvo de pie. Era un cobarde. Le había roto su devoto corazón y ahora después de meses reclamaba el suyo. ¿Qué tipo de persona era?
-perdóname Hinata- susurro.
No dejo de ver su espalda, ni la forma en como corría muy rápido lejos de él. Ni la estorbosa minifalda fue impedimento a que ella se alejara de su lado. Hinata ya no lo miraba igual, para su pena y desgracia. La estaba perdiendo y quizá está vez es para siempre.
Ella tenía razón en muchas cosas y la más cercana era que la persona menos indicada los había escuchado. Una mueca torcida y malévola se poso en su rostro lleno de cicatrices. Había llegado el momento de actuar. No dejo de ver a Obito.
.
Necesitaba sosegar su alma, en todo el camino rumbo a su casa lloro y lloro hasta que no hubo una lágrima en sus ojos. Llego a su casa y lo primero que hizo fue tirarse a su cama y abrazar a su almohada. Se pregunto una infinidad de veces su comportamiento pero no quería aceptar su respuesta. Ya era tarde muy tarde. Él le había fallado y faltado a su confianza. Se sentía insegura de los sentimientos de él.
Era un mentiroso eso era lo único que era verdad.
Solo quería arrancarse el corazón y tirarlo a la basura. Ya no quería sufrir y menos por él.
Al otro lado de la cuidad obito entraba a su casa alterado, tiro su abrigo a su sofá, pero este llego hasta el regazo de la mujer que lo esperaba.
-¿dónde estabas?- le pregunto Rin cuando encendió la lámpara de la sala.
Obito no respondió, solo volteo a medio lado y observó su rostro apenas iluminado por la luz. Estaba húmedo, había estado llorando.
Rin acortó distancia, se acercó a él. El olor a licor era evidente, observó meticulosamente su ropa ante el fastidio de él. Entonces lo vio, en su camisa un cabello muy largo, azulino el mismo que había hallado en su recamara.
¿acaso provenían de la misma persona?
-¿Qué es esto?- le cuestionó y elevo aquel cabello a su vista.
Obito se apartó y arrastró su cabello. Aún seguía eufórico con aquel encuentro con ella. No quería discutir con rin de lo contrario explotaría. Debía de calmarse y no tratarla mal, después de todo él era el único culpable.
-¿dónde estabas? ¡porque no me contestas el móvil! ¿No me mientas que has estado con shisui? Porque no voy a creerte- sentenció
Al parecer era un mal mentiroso, pero como decirle que mintió para irse tras Hinata, como hacerlo.
-¿Te encontraste con esa chica?- le cuestionó y sus ojos no resistieron el llanto- es por ella que estás así.. obito… ¡Respóndeme! Por favor..- le tomo de ambos lados de la camisa para que la viera- tengo derecho a saber la verdad-exigió
Obito no quería pensar mucho, ya bastante confundido estaba. Ahora rin estaba allí, hostigándolo para que le diga la verdad. No sabía que hacer, sabía que no debía dejar a Rin, pero tampoco quería dejar ir a Hinata. Daría lo que fuera por no haber ido a ese estúpido viaje o al menos haber sido firme con Hinata y habérsela llevado. Nunca debió dejarla, ahora más que nunca.
-¿De verdad quieres saber la verdad Rin?- le pregunto mirándola a los ojos.
Aquellos ojos negros llenos de energía ahora lucian muertos. Obito estaba deshecho supuso. Rin lo soltó despacio, guardo silencio ante la evidente verdad. Él no dijo más, paso por su lado y sus pesados pasos subieron las escaleras. Estaba cansado, harto de todo y de todos. Su vida se estaba yendo a la mierda, por fin después de mucho tiempo había aceptado que sentía por Hinata hyuga mas que un simple cariño, sentía algo mas parecido al amor, uno que nunca había sentido desde hace mucho.
Se estaba volviendo loco, definitivamente. El solo hecho de perderla, estaba haciendo perder la cordura.
Mientras tanto en la planta baja, una mujer lloraba en silencio. Sus ojos eran como tristes cascadas y los recuerdos antiguos de sus vivencias felices llegaron a ella. Obito ya no la miraba igual y solo hasta ese momento se había dado cuenta.
Esa noche fue lo bastante larga y triste para tres persona. La primera una joven mujer que se había quedado dormida con la misma ropa después de tanto llorar, la segunda que había bebido hasta el hartazgo y arrastrado su cabello miles de veces, abrió las ventanas y sintió el aire recorrer su cuerpo, lo necesitaba porque sentía que todo le sofocaba. Se permitió llorar, pero no de tristeza, ni de dolor, era de impotencia. Todo había sido su culpa, todo y no sabia como repararlo. Había llegado el momento de dejar ir a Rin, pero no sabia como. Ella prácticamente había dejado su vida en Londres por él, no era tan fácil decirle Rin ya no te quiero estoy enamorado de otra.
Tonto, inconsciente, canalla y cobarde. Eso era lo que era.
La tercera persona era posiblemente la que se aferraba mas a una relación que nunca debió retomarse, pero no quería, ya hasta enferma estaba. Reconquistarlo la estaba consumiendo y no quería aceptarlo. Obito era la persona que amaba y no lo dejaría, si este era el castigo por haberlo dejado entonces lo asumiría.
Despues de mucho meditarlo, de ignorar a óbito durante todo el desayuno Rin había aclarado su mente. Había llegado el momento de entender desde lo mas profundo que tipo de relación tuvo. Aunque estaba insegura, condujo su auto hasta donde daría fin a su curiosidad.
El reloj marcaba ocho y media, espero afuera del edificio y entonces la vio. Era ella, aquella mujer salía con una sonrisa en el rostro acompañado de su amigo kakashi. Los vio a la distancia, era evidente el interés amoroso que kakashi tenia sobre ella, pero era unidireccional. Le vio dedicarle su mejor sonrisa, pero ella solo correspondió con una respetuosa mueca.
Si Kakashi estaba tan interesada en ella ¿Por qué ella seguía empeñada en obito?
Era evidente que su amigo la miraba de forma formal, solo le había visto una vez mirar de esa forma y fue por Hanare, la única mujer que lo marco. Kakashi era irresistible con las mujeres.
¿Por qué no aceptaba simplemente estar con él?
Ella estuvo enamorada de aquel por años, al punto de dejar plantado a su novio por él. Sin embargo, aquella niña no se inmutaba con su contacto.
Hinata se despidió con formalidad con kakashi, comenzó a caminar en dirección contraria y cuando estuvo lo suficientemente lejos de la visión de Kakashi, rin bajo de su auto. Hinata abrió los ojos enormemente ante la repentina aparición.
-Hinata-san buenas noches- saludó
-Bu.. buenas noches Rin-san- contesto nerviosa.
Por un breve instante ninguna dijo algo. Rin no dejo de verla, por primera vez la vio de arriba abajo, reconociendo que era una chica bonita, con clase y sobre todo joven, con buenos pechos y hermosas caderas.
Hinata no pudo evitar evidenciar su incomodidad al sentir su escrutinio. ¿Que significaba todo eso?
-¿podemos hablar un momento?- le pregunto al fin Rin.
Ella frunció el ceño, confundida por la proposición. Las dudas la inundaron ¿Por qué ahora? La visita de obito ayer en aquel club tenía algo en esto.
-Ahora yo ya..
-No nos tomara mucho tiempo- interrumpió antes que se negara. Necesitaba hablar con ella.
Hinata con muchas dudas asintió. Aunque tenía un mal presentimiento acepto la invitación del café.
Se dirigieron al café mas cercano, el cual tenía un ambiente bastante iluminado e íntimo con cabinas particulares. Hinata ya había estado allí con Kakashi así que podría decir que los postres eran bastantes buenos.
-Lamento ser inoportuna- soltó con pena- sé que no nos conocemos y lamento haberte abordado en la forma en que lo hice- se disculpó
-No.. no hay problema. ¿en qué puedo ayudarla?- pregunto Hinata con temor.
Aunque tenía la ligera sospecha de esa extraña invitación, necesitaba preguntar. La vio dudar, finalmente endureció su mirada. Hinata se sintió acusada a pesar que no había dicho palabra alguna.
-Es sobre obito- el ambiente cambio radicalmente, eso sintió Hinata- anoche ustedes se encontraron ¿No?
Hinata apretó los labios- ¿Eso le dijo él? No es lo que parece.
-Para mi no- respondió y ella se intimido ante su cambio- estábamos juntos y en un momento salió sin explicarme nada, luego llego alterado y sigue sin decirme nada.
La peliazul pestaño varias veces, recordando los sucesos sucedidos la noche anterior. Las palabras de obito cobraron fuerza e importancia.
Yo no me he acostado con rin
No, no eso no importaba. Él ya había traicionado su confianza y destruido todos los vestigios de su amor hacia él. Era un mentiroso eso era lo que era, más aún al saber que Rin tampoco sabía que era lo que le pasaba a ese hombre.
-No niego que anoche.. solo por mera casualidad nos encontramos.
-¿casualidad?- ironizó ella- Obito.. bueno él ha estado muy alterado desde que regresamos a Japón. Me.. nos ha costado mucho retomar lo nuestro.
-¿Qué está queriendo decir?
-Que ya no lo confundas mas- su voz seria, molesto mucho a Hinata. Implícitamente estaba echandole la culpa del comportamiento de su pareja.
La mujer delante suyo estaba muy equivocada, si pensaba que ella era el tipo de mujer que se involucra con un hombre comprometido.
-No sé que tanto estés enterada de nuestro rompimiento hace años. Nos conocemos hace mucho tiempo y no hay persona que conozca más a obito que yo.
Cada palabra dicha por ella eran puñales. Prácticamente le estaba minimizando la relación que estaba segura no conocía.
-No estoy al tanto de la relación que tú..
-Tienes razón, no está al tanto- la interrumpió está vez molesta- si lo estuviera sabría que entre él y yo no hay nada. Ni siquiera una amistad nos une. Agradecería que no insinuara que entre su pareja y yo, hay algún tipo de relación. No soy de ese tipo de mujeres.
-Yo jamás..
-No negare que fuimos muy cercanos hace tiempo, pero todo se terminó cuando él viajo a Londres y dejo en claro a quien en verdad quería. No tenemos nada, eso es un hecho.
Era verdad entonces, Obito y aquella niña habían tenido una relación tal como aquellas secretarias le habían dicho.
Ellos eran amantes y todos lo sabían
-él nunca me menciono algo al respecto- solto con tristeza. Su óbito le ocultaba cosas.
Si lo que tuvo con ella no fuera algo serio, ella se lo pasaría por alto, después de todo no tiene importancia,pero ¿Por qué obito se negaba a hablarlo con ella? ¿Acaso era importante para él?
-¿Cuánto tiempo estuvieron juntos?- pregunto muy atrevida.
-¿Por qué me está haciendo todas estas preguntas? – le cuestionó al sentir que su molestia era únicamente redirigida hacia ella y no hacía el verdadero culpable- Si usted tiene algunas preguntas al respecto, lo ideal sería que se lo preguntara a él.- dijo reuniendo todo el valor que tenía, empuño sus manos ya presto los ojos.
Era tan incómodo sentirse como la amante, la otra, la tercera en una relación. Si Rin supiera que en realidad la otra era ella, siempre fue ella.
-tu sigues enamorada de él ¿Verdad?- sus palabras fueron directo a su corazón.
Hinata levanto su mirada asustada, sintiéndose desnuda antes sus palabras quería llorar, pero debía ser fuerte.
-con todo respeto. No es de su incumbencia.
Rin sonrió, su corazón dolió al enterarse de los sentimientos de la chica. Por un instante creyó que ella refutaría, pero no fue así. Ella lo sabía, esa chica estaba enamorada de obito y hasta donde se veía estaba sufriendo quizá tanto como ella.
En ese instante, pudo comprender que la que había sido la tercera en cuestión era ella.
¿Por qué obito no le dijo nada? ¿Por qué si estaba con esa niña no la menciono?
Ahora todo encajaba, por eso obito se mostraba renuente a tener contacto con ella al inicio. Ahora tenía sentido que no hayan tenido intimidad hasta ese día. Aquellas miradas extrañas, llenas de inseguridad y hasta pena. Las veces que la confundió con ella. Esa niña estaba en la cabeza de obito.
¿Obito la estaba olvidando a ella? ¿ Cómo era posible si era el amor de su vida?
Se sintió ingenua e incluso tonta al pensar que obito la iba a esperar todos esos años. Estaba tan lejano de la realidad. Aunque era algo normal que él rehiciera su vida, no lo aceptaba.
Era una egoísta, solo en ese momento se dio cuenta de eso. Nunca pensó que obito rehiciera su vida, tampoco que tenga sentimientos por otra mujer. No quería perderlo, no lo haría. Vivir todos estos años en agonía, sin él habían quitado parte de su alegría y aunque ahora, no tenía su corazón completo no lo perdería.
-Creo que eres una mujer muy bella Hinata-san. Además de ser muy joven y tener toda una vida por delante. Mas adelante encontrarás al hombre ideal para ti.. de eso estoy segura.
-¿Por qué me está diciendo todo esto?
-Porque obito para mí lo es todo. En cambio para ti.. quizá solo podría ser catalogado como parte de tu vida. De alguien que conociste y quizá olvides más adelante.
Los ojos de Hinata se inundaron de lágrimas, pero no de dolor sino de rabia. ¿cómo se atrevía esa mujer a catalogar su amor en algo tan simple y fácil de olvidar? Ella no sabía todo el dolor que cargaba, toda aquella agonía de su engaño y que aún no superaba. Obito no fue un simple novio, no, fue el amor de su vida. Aquel que la hizo inmensamente feliz y triste. Aquel con él que pudo compartir de manera diferente su vida.
Aunque su relación haya terminado y que haya tenido que seguir su propio camino. El siempre sería el gran amor de su vida, ya no podrían estar juntos por la confianza rota.
-Con todo respeto usted no sabe nada sobre mi, ni lo que pasamos él y yo. Aunque todo termino mal, no puedo minimizar lo que sentí en esos dos años que estuve con él.
-tú estuviste dos años con él, yo estuve casi ocho sumado que nos conocemos desde hace más de 30 años, desde que somos unos niños. Tu amor no es el mismo, que uno tiene más del doble de tiempo.
-¿Por qué la necesidad de minimizar mis sentimientos? Pensé que era una buena persona, pero solo veo delante de mí a una persona sumamente egoísta e insegura. Creo que tenía razón, fue una mala idea aceptar venir con usted aquí.
-Creo que en otra ocasión hubiéramos sido buenas amigas sabes. Creo que hay muchas cosas de ti que me agradan- se sincero.
-Lastima que no pueda decir lo mismo. Buenas noches.
Hinata saco unos billetes de su cartera, los puso en la mesa y se retiro rápidamente. Se había sentido muy insultada, minimizada por una mujer que no la conocía. Se tapo la boca conteniendo en llanto, estando afuera levanto una de sus manos para detener un taxi.
-buenas noches ¿A dónde la llevo señorita?- pregunto el taxista que sonreía de manera torcida.
Hinata dijo la dirección, el hombre obedeció y se dirigió hacia allá. Ella se permitió llorar amargamente en silencio, mientras el auto amarillo recorría las calles casi vacías de Tokio.
El taxista la vio por el espejo, sus lágrimas y el estado en que se encontraba era evidente.
-No debería llorar señorita.
-lo siento. Es solo que he tenido un mal día- soltó entre sollozos.
Amar a obito dolía y por más intentos en alejarse pareciese que la atormentaba.
-¿cuál es su nombre?- pregunto el hombre mientras la observaba por el espejo.
-Hyuga Hinata.
-¿Hinata? Es un nombre muy bello, como su rostro.
Ella sonrió, aquel buen hombre con seguridad trataba de animarla.
-¿Usted dónde trabaja? Parece una persona muy importante.
Ella sonrió ante la broma, solo era una simple oficinista.
-En el editorial Hatake. Mi jefe es muy bueno – admitió kakashi era todo un caballero y la hacia reír.
-¿Tiene mucho tiempo allí?
-No mucho, antes trabajaba en las empresas Uchihas.
-ya veo. Trabajo con el implacable uchiha obito. Tiene una pésima reputación ¿Cómo alguien tan noble como usted trabajo par él?
-Obito no es la persona mala que describen en los diarios. Él es un hombre bueno…- admitió, fuera de cualquier razón negativa en su mente. Cómo persona era una buena.
El hombre sonrió con malicia, al ver como la joven describía a Obito. Había algo más que admiración en su mirada, había algo similar a amor. No se había equivocado era ella.
El viaje duro cerca de veinte minutos, la conversación se volvió amena y Hinata se sintió mejor al hablar con aquel extraño que quizá no volvería a ver. Cuando estuvo en la puerta de su casa antes de salir se atrevió a preguntar:
-Disculpe, ¿Cómo se llama? No le pregunté su nombre- dijo con inocencia.
Este sonrió de manera torcida, volvió a mirarla tenía un hermoso cuerpo. Obito tenía un muy buen gusto.
-Mi nombre es Hidan- hablo y ella le sonrió.
-Bueno Hidan-san gracias por el buen viaje- dijo antes de pagarle según marcaba el taxímetro y le dio algo extra- espero volver a verlo algún día- Quizá nunca pasaría.
No dijo nada solo hizo un ademán de despedida, piso el acelerador y se marchó no sin antes volver a verla por el espejo.
-Nos volveremos a ver muy pronto…- era una promesa.
Después de haber sido testigo de aquella patética escena entre su excompañero y aquella mujer, había llegado a la conclusión que si la volviera ver, entonces se encargaría de arrastrar a Obito a la miseria de la que alguna vez, fue parte.
No había podido olvidar aquella pelea en el bar donde obito lo masacro a golpes y se atrevió a insultarlo diciéndole que era basura y que no eran iguales. Ser taxista había sido una fachada, para el oscuro mundo de donde venía y el destino le trajo como pasajera a aquella mujer que seguro le quitaba el sueño a su amigo.
Se volverían a ver eso era seguro, pero no solo con ella también con él.
Continuara…
Bueno hasta aquí termina mi maratón de este fic. Me encanta leer sus comentarios y me ayudan mucho con sus votos porque de esa forma mi historia puede llegar a más personas.
Actualizaré este fic después de realizar el maratón de mi otro fic. Si tengo tiempo extra y ánimo seguiré actualizando. Faltan alrededor de dos capítulos para finalizar este arco y entrar en el último.
Muchos no lo saben, pero Rin no es mi personaje favorito en Naruto. En cambio obito si. No quiero hacerla tan perversa en esta historia, pero trato de describirla de la forma más real como actuaría una mujer tóxica con fachada de buena persona.
Los invito a leer mi otro long-fic la prometida que es un sasuhina, algo raro pero me gusta esa pareja. Aunque deteste a Sasuke. Mis otros one-shots.
Los quiere
Sky
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