Capítulo veintisiete

Los días pasaron como viento que sopla las hojas de los árboles en otoño.

En ese tiempo, no había intercambiado ni una sola palabra con JungKook.

La escuela había terminado, dando lugar a las vacaciones, e implicando que ya no se lo toparía en persona. En tanto a los mensajes, más de una vez TaeHyung había abierto el chat que cargaba el nombre de ese pelinegro, pero cuando sus dedos iban a pulsar alguna letra, terminaba por cerrarlo y dejar su teléfono de lado.

Un mensaje por parte de JungKook tampoco había llegado.

Por eso estaba allí, en su habitación, terminando de alistarse para el baile de graduación.

¿Cómo es que eso había sucedido?

Después de haber estado resignado a no ir, tan sólo cuatro días antes, recibió una invitación. TaeYong le había pedido que fuera su pareja para el baile.

Definitivamente fue extraño, sobretodo porque no se había esperado algo como eso. Pero el chico se había encargado de convencerlo al decirle que esa era la forma perfecta de darle una oportunidad a la noche para que ambos pudieran pasarla bien. Que sólo irían como dos buenos amigos que se divertirían.

Porque sí, JiSoo, con quien JiMin también había estado de acuerdo en que debería ir, a última hora había cambiado de opinión por completo, y parecía muy emocionada por asistir al dichoso baile. Dijo que era el momento perfecto para presentarles al chico con el que había estado saliendo, y creía podía ser el indicado.

Esa fue otra razón por la que TaeHyung se obligó a ponerse el traje que tenía ahora sobre su cuerpo. Conocer a la próxima posible pareja de JiSoo era algo que no se podía perder, pues debía cumplir con su deber como mejor amigo y analizar al sujeto en cuestión hasta estar seguro de que era una persona decente.

—¡Llegaron por ti! —su madre entonó con algo de fuerza, evidentemente emocionada, desde la parte de abajo de las escaleras en el primer piso.

Respiró hondo, dándose un último vistazo de sí mismo en el espejo.

Se veía bien. No estaba muy acostumbrado a usar traje, pero ese en particular se ajustaba muy bien a él. No era tan clásico, pues al elegirlo se había esforzado por que no fuera así, siendo que los típicos trajes se le hacían algo aburridos.

Por eso, el suyo tenía uno que otro detalle. Por ejemplo, la chaqueta era algo más corta de lo normal, tenía un cinturón que se ajustaba en su cintura, dándole bastante forma y permitiendo que un bonito moño hecho con el mismo decorara la parte de enfrente. También, el hecho de que era de un lindo color gris combinaba perfectamente con su tez algo morena y su cabello rubio.

—¡Voy! —respondió, ya listo, encaminándose fuera de su habitación.

Cuando llegó a la primera planta, lo recibieron sus padres. Su madre quien lo admiraba con sus orbes brillantes de ver lo lindo y grande que estaba su pequeñín. Y su padre, quien estaba de forma algo similar, a excepción de por las pequeñas miradas que le daba a TaeYong, inspeccionándolo.

Pero al menos ya no era tan rudo al juzgar.

—Vengan, déjenme tomarles una foto. —YooNa habló, haciendo señas con las manos para que ambos chicos se juntaran.

—Siento esto. —le murmuró a su amigo, cuando este llegó a su lado. Su madre estaba frente a ellos, apuntándoles con la cámara de su teléfono y sonriéndoles.

—No tienes que disculparte. Quedará para el recuerdo. —él respondió sencillo, antes de mirar a la cámara.

Ambos sonrieron, y TaeYong apoyó una de sus manos en el hombro del rubio, mientras que con la otra hizo aquel típico signo de paz que tanto usaba la gente hoy en día cada vez que tenían una cámara enfrente. Claramente, TaeHyung había imitado la posición, y así es como quedaron inmortalizados en la memoria del teléfono de u madre.

De esa forma, y otras varias más, pues ella había empezado a tomar fotos desde que se estaban acomodando. Definitivamente estaba aprovechando la amplia capacidad de memoria de su celular.

—No regresen tan tarde —su padre dijo poco después, cuando ya todos se dirigían hacia la puerta de la entrada—. Quiero a TaeHyung aquí antes de las doce.

—Tu hijo es un adolescente, no Cenicienta —la señora Kim bufó hacia su esposo, antes de dirigirle una dulce sonrisa a ambos chicos—. Procuren que no sea más allá de las tres.

—Pero... —como siempre, el hombre tuvo intenciones de contradecir a su mujer, pero al ver que la mirada que esta le dio, se contuvo un poco—. ¿Qué te parece antes de la una y media? Es un punto medio.

—Que sea a las dos. —dijo ella, y por su tono de voz, todos supieron que era la decisión final.

—Está bien. Los veo luego. —TaeHyung se despidió.

—Que tengan buena noche, señores Kim. —TaeYong lo siguió después.

—¡Pásenla bien!

Y con ese entusiasmo de su madre, ambos chicos salieron de la casa.

Ya allí, los recibió un auto, que por lo que supo era el del hermano mayor de TaeYong. Él se había ofrecido a llevarlos y traerlos a casa cuando la fiesta terminara. Por lo que TaeHyung pudo ver, era un sujeto muy agradable y tenía una buena relación con su hermano.

Tardaron tal vez unos treinta minutos en llegar al lugar de la reunión.

—No olvides escribirme unos veinte minutos antes de que venga por ustedes. Voy a estar en casa de un amigo que queda algo lejos, entonces así no me retraso.

—Gracias, Johnny —TaeYong le agradeció a su hermano al escuchar lo que él le había dicho—. Adiós.

—Sí, gracias. —TaeHyung concordó con una pequeña sonrisa, que le fue devuelta por el alto rubio que iba al volante.

—No es nada. Que se diviertan.

Con eso, ambos salieron del automóvil, siendo recibidos por el frío aire nocturno. Eso hizo que se apresuraran más por entrar al lugar, donde seguramente el clima estaría algo más abrigado.

—Debo decir que no está nada mal. —TaeYong fue el primero en hablar cuando entraron al amplio salón. Ambos observaban a su alrededor.

—La junta de padres parece no tener tan mal gusto. —bromeó TaeHyung, teniendo que alzar algo su tono de voz, pues la música se escuchaba algo fuerte.

Caminaron un rato más, ya habiendo detallado lo grande que era el espacio. Decoraciones plateadas, azul metálico y parecidos en la misma gama de colores, hacían que la ocasión se viera elegante, pero de fiesta. Lo mismo ocurría con las luces, que iluminaban lo suficiente como para poder ver cada cosa, pero aún así no eran muy fuertes y ambientaban a la perfección junto con la música tecno.

TaeHyung elevó su mirada y notó que alguien agitaba su mano en el aire con ímpetu. Era JiSoo, quien estaba de pie junto a JiMin. Le sonrió, aunque no estaba muy seguro de si ella alcanzaría a notar ese gesto, y luego le indicó a TaeYong para que se acercaran.

—Pero mira nada más, llegó mi amigo más guapo. —musitó JiSoo, bastante animada.

—Yo ya estaba aquí. —JiMin resaltó.

—Ahora no, manitas de bebé —ella le replicó sencilla, claramente divertida por la indignación que recibió de su parte. No era su culpa que molestar al pelirosa fuera tan entretenido—. Y tú debes ser TaeYong, ¿no?

El mencionado no pareció sorprendido de ver que ella conocía su nombre. Era normal que TaeHyung se los hubiera mencionado, e incluso, eso le parecía bueno.

—Sí. Un gusto conocerlos.

—¿Llegaron hace rato? —cuestionó TaeHyung, intentando poner un tema de conversación.

—No mucho. —respondió JiMin.

—¿Y sus parejas?

—Mi chico llegará más tarde, porque es un ser responsable y está cumpliendo con su horario laboral. —JiSoo explicó, sonando como una pequeña niña orgullosa y enamorada.

Era extraño verla así, pues las parejas que ella había tenido TaeHyung las podría contar con los dedos de una sola mano, si es que le faltaran dos de ellos.

Además, ella no solía ser cursi, ni nada parecido, pues sufría de algo llamado "cringe", y todo ese tipo de acciones hacían que un escalofrío recorriera todo su cuerpo.

Por eso debían asegurarse de que ese chico mereciera el hecho de que su amiga realmente parecía estarle abriendo campo en su sarcástico corazón de chocolate duro y amargo.

—Ya veremos qué tan cierto es eso —musitó JiMin, antes de volver su vista hacia su amigo rubio—. Y Nam fue a... ¡Oh! De hecho, allí viene.

Instantes después de esas palabras, el alto y acuerpado moreno del que estaban hablando apareció frente a sus ojos, acomodándose al lado de JiMin. Todos allí lo saludaron, y él correspondió respetuosamente.

Si bien era sabido que él y JiMin habían terminado dos veces, y regresado también, se podía ver a lo lejos que ellos realmente se amaban. Eran la clásica relación de la persona bajita con gran personalidad, y el alto con aura tranquila. Ellos cumplían perfectamente con el requisito de que los opuestos de atraían.

Y, claro que se completaban el uno al otro, pero a veces, esas mismas diferencias ocasionaban pequeñas y tontas peleas que terminaban por dramas innecesarios y las ya mencionadas rupturas. Lo bueno era que esta vez parecían tomarse muy enserio lo de la tercera es la vencida, pues desde que habían regresado ni una sola queja había sido entonada por JiMin, como le era de costumbre hacer con sus amigos. Por el contrario, le gustaba relatarles lo bien que estaban yendo las cosas entre ellos. Al parecer, tanto él como NamJoon, estaban dando de su parte para corregir lo necesario y así poder llevar su relación de forma sana y feliz.

Eso era un poco envidiable para sujetos con pésima suerte en el amor como TaeHyung. Pero bueno, si su mejor amigo estaba feliz, él también lo estaría por él.

En ese momento vagas conversaciones se dieron lugar, hasta que todos en conjunto decidieron ir a la pista de baile, pues las personas allí ya comenzaban a dirigirse a ella, siendo que el ritmo de la música se ponía algo más movido.

Empezaron todos en el típico círculo de amigos, saltando y soltando algunas risas, dejándose llevar por el momento. Incluso, llegó el punto donde empezaron a turnarse para pasar al centro del círculo y hacer un paso. Quien más resaltó fue JiMin que realmente sacó los prohibidos, al punto que JiSoo tuvo que jalarlo y detener su motivación, para ahora ella reemplazarlo en su posición central.  

Se divirtieron así, hasta que todos en el lugar empezaron a repartirse, bailando cada quien con su pareja. Siendo que JiSoo era la única de ellos quien aún estaba "sola", decidió ir a tomar un descanso, también alegando que los tacones estaban matando sus pies, entonces sería bueno sentarse un rato. Terminaron por aceptar, y así fue como JiMin se apartó un poco para bailar con su novio, y TaeHyung terminó bailando con TaeYong.

La música que llenaba sus oídos no era demasiado lenta, ni tampoco aquella que drogaba los sentidos como sucedía en los antros. Era un tono agradable, pero que aun así fue necesario que ambos se acercaran un poco para poder bailar. 

—Tendrás que disculparme el que soy pésimo bailando. —TaeYong le dijo, sonando apenado, pero no realmente.

—He tenido que lidiar con peores casos.

Ante la respuesta de TaeHyung, su amigo no pareció indignado, más bien pareció causarle algo de gracia, pues ambos terminaron riendo.

TaeYong procedió a tomar con su mano la de TaeHyung, y la elevó para así poder darle una vuelta al chico rubio. Y así siguieron bailando, sin darse cuenta de su alrededor, hasta que a ambos les dolieron los pies.

—Iré por refrescos. Ya regreso.

La voz de TaeYong logró colarse entre la fuerte melodía, y llegar a sus oídos. TaeHyung solo asintió en respuesta, antes de verlo perderse entre la multitud.

Para ese momento, habían salido de la pista de baile en busca de un pequeño descanso. Por primera vez desde que habían llegado vio la hora, y se sorprendió de que ya había pasado hora y media.

Contra todo lo que había pensado, sí se la estaba pasando bien. Eso era realmente bueno.

Barrió todo el lugar con la mirada, en busca de algún lugar donde podrían sentarse, siendo que sí estaba algo cansado, y si quería soportar las horas por delante, sería mejor poder dejar de apoyar sus pies por unos minutos.

Así fue como la gran y decorada entrada del salón entró a su campo de visión, y alguien que estaba entrando por ella también.

JungKook había venido al baile.

Sin darse cuenta, se quedó estático en su lugar, observándolo. De todos los lugares en los que podría topárselo, ese era el que estaba más abajo en la lista. Bueno, en realidad él ni siquiera pensó que volvería a encontrarse con él de nuevo.

¿Qué hacía allí? Sabía que era el baile de graduación, pero era difícil no extrañarse de verlo asistir. No sólo porque lo conocía, sabía que las personas no eran la cosa favorita de JungKook, sino porque, incluso, una vez habían llegado a tocar el tema de la fiesta por alguna razón, y ambos habían dado la misma respuesta: no pensaban asistir.

Vaya giros daba la vida, y ambos se encontraban allí en ese momento.

Tal vez JungKook también había encontrado a alguien con quien asistir a último momento. Quizá su pareja era aquella chica castaña.

Un impulso quiso hacerlo analizar los alrededores del azabache, en busca de comprobar su teoría. Pero se retuvo de hacerlo.

En ese momento, fue cuando por una coincidencia, por un instante, sus miradas chocaron. JungKook lo había visto entre toda esa multitud.

Claramente, no iba a decir nada, siendo que estaban a varios metros de distancia. Tampoco se le ocurrió algo que hacer, sólo se quedó allí, recibiendo la forma en la que esos oscuros orbes lo analizaban, sintiéndose demasiado familiar.

—Aquí está tu bebida. —dijo una voz conocida, que pareció demasiado distante.

Se giró y se topó con TaeYong, quien le sonreía mientras le extendía un vaso de color plateado.

—Gracias.

Le dijo tomando la bebida en sus manos, antes de volver su cabeza hacia la entrada de salón. JungKook ya no estaba allí.

Se relamió los labios, obligando a dejar eso de lado. No significaba nada. Ellos no eran nada. Se lo recordó antes de caminar junto a TaeYong.

Así fue como volvieron a donde estaban sus amigos, ahora todos reunidos, incluyendo una nueva cabeza color verde menta.

Un chico guapo, delgado y de tez blanca estaba de pie junto a JiSoo, quien lo abrazaba por el brazo.

—Ahora sí, les presento a YoonGi. —ella lo presentó, con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Hola. —fue todo lo que el sujeto dijo.

JiMin y TaeHyung se tomaron su tiempo para analizarlo, sin disimular en lo más mínimo. Pero al chico realmente no pareció importarle, su expresión permaneciendo neutra sin ningún problema.

—¿Cómo se conocieron? —JiMin fue el primero en lanzar una pregunta.

—En una fiesta. —el tal YoonGi respondió.

—¿Hace cuánto?

—Dos meses.

—¿En qué trabajas?

—En la compañía de mis padres.

—¿Cuánto ganas?

—No creo que sea necesario que sepas eso. —JiSoo interrumpió, sonriéndole disimulada pero mortalmente a su pelirosa amigo.

—Probablemente más que tú cuando termines la universidad.

Todos se quedaron callados ante la respuesta del chico.

—Haré como que no escuché eso —JiMin dijo poco después—. ¿Realmente la quieres?

—Sí. —YoonGi respondió. Era increíble como no parecía tener ninguna emoción al hablar, o siquiera en su rostro.

—No me convence. Parece una piedra. —JiMin concluyó.

—Lo siento, pero la única opinión que me interesa es la de JiSoo.

La recién mencionada, por alguna razón, se encontraba sonrojada como un tomate, pero eso no era perceptible por las vagas luces del lugar, así que logró mantener su imagen de chica dura y sarcástica.

—Ya basta. —ella terminó por decir, viendo la profunda guerra de miradas en la que JiMin y YoonGi se habían hundido.

Aunque, el primero parecía estársela tomando más enserio, por sus cejas fruncidas.

—Está bien, tienes razón —TaeHyung decidió interrumpir, tomando su turno, hablándole al chico de cabellos color menta—. Entonces, espero que te esfuerces para que ella mantenga esa buena opinión.

—Lo hago. —el sujeto le respondió poco después, mirándolo.

TaeHyung le sonrió, antes de acercársele un poco más, lo suficiente para que sólo él pudiera escuchar.

—Si le rompes el corazón, yo te rompo la nariz.

Dicho eso, volvió a tomar distancia, manteniendo la inocente sonrisa en su rostro. JiSoo, evidentemente, quiso saber lo que le había dicho, pero ni él, ni YoonGi dijeron palabra alguna. Este último tampoco expresó nada más. Así fue como la noche siguió.

Era probable que el tiempo había hecho que todos se soltaran un poco más, y las conversaciones dejaron de ser algo tensas. El chico YoonGi parecía de coraza dura, no hablaba mucho, y como ya se hacía obvio, tampoco expresaba mucho. Pero si te tomabas un momento para analizar de cerca, podías notar esos pequeños actos que delataban y respaldaban la verdad en su directa respuesta de momentos atrás.

Él tomaba de la mano a JiSoo, y cada tanto de depositaba pequeñas y dulces caricias con su dedo pulgar en el dorso ajeno. También permitía que ella se recostara con comodidad en su costado, la cabeza de su amiga reposando en su hombro debido a la diferencia de altura.

De eso se trataba aquel dicho de que una acción vale más que mil palabras.

Además, era la vida de JiSoo, y él siempre la apoyaría siempre y cuando ella fuera genuinamente feliz. Tal cual como ella haría con él.

Sobre JiMin, sabía que pensaba de la misma manera. Sólo que él era un poco más particular, tal vez más dramático, pero terminaría por aceptarlo, no pudiendo combatir en contra de la sonrisa de JiSoo.

—Ya regreso. —TaeHyung dijo.

—¿A dónde vas? —la voz de JiSoo cuestionó.

—A tomar algo de aire —respondió. A pesar de todo, el ambiente de fiesta por tanto tiempo, lo estaba sofocando un poco, así que pensó que salir un rato le ayudaría—. Cuídenlo mientras no estoy.

TaeYong rio al ver que el rubio se refería a él con sus últimas palabras, y todos asintieron antes de retomar la conversación. TaeHyung comenzó a caminar entre la gente. Habían varios grupos que estaban en una situación similar a la suya, charlando. Otros lo hacían, pero sentados en sus mesas. Y, muchas otras personas, continuaban bailando y disfrutando al ritmo de la música.

TaeHyung tuvo que atravesar variedad de ellos para salir de la multitud, y por fin llegar a la salida. Pero no por la que habían llegado, sino aquella que daba a un bonito y amplio jardín. Allí también estaban algunas decoraciones, pero nada comparado con el interior. Aun así, sentía que esa zona se veía mil veces más linda.

Las flores, árboles y arbustos se iluminaban románticamente gracias a esas luces que colgaban con delicadeza de ellos mismos. También se abría campo a un amplio espacio para poder observar el frío firmamento nocturno.

TaeHyung respiró hondo, confirmado que aquello era lo que había estado buscando. Hacía algo de frío, pero nada realmente importante. Su traje era lo suficientemente grueso para que eso fuera regulado y se sintiera más bien como viento fresco.

Sus oídos también tuvieron un descanso que, aunque la música era realmente buena, también llegaba a saturarlos. Era gracioso la gran diferencia de ambiente que se daba con tan sólo cruzar una salida.

Caminó un poco más por el lugar, pudiendo percibir que apenas y habían unas cuantas personas, la mayoría parejas que estaban sentadas muy cursi y pegajosamente.

TaeHyung no estaba muy seguro de si esas escenas lo repudiaban, o sólo era su envidia intentando camuflarse por querer algo como ello.

Y allí, entre eso, en una zona un poco más apartada lo vio. Un chico de cabellos negros, sentado solo, observando la vista de la ciudad que ese elevado lugar le brindaba.

Le estaba dando la espalda, pero aún así pudo reconocer de quien se trataba al ver aquel antebrazo cubierto de tatuajes, que la tela de su blanca camisa arremangada dejaba a la vista, y ese cigarrillo encendido en su mano.

les adjunto foto de tae con el traje que intenté describir, pero que creo fallé en el intento KSJSKSN 😭

©gguktaebae

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