Capítulo veintiséis

¿Qué? Esa era la pregunta que se clavaba en los pensamientos de TaeHyung, pero que aún así era incapaz de salir de sus labios.

JungKook, al ver que no había ninguna respuesta, decidió seguir hablando. Esta vez fue él quien no pudo mantener la mirada, pues sabía que eso haría más difícil la tarea de aclarar su mente para poder expresarse.

—Sé que no es la mejor manera, o el mejor momento. Pero he estado pensando mucho en esto y, al ver no respondes mis mensajes y me has evadido las pocas veces que nos hemos visto en persona, decidí que al menos quería decirlo y que lo supieras, antes de que no vuelva a verte.

Palabra tras palabra llegaba a oídos de TaeHyung, pero se escuchaban más como sonidos desordenados que se le hacían imposibles de entender. ¿Se suponía que debía creer eso? ¿Que de repente JungKook estaba enamorado de él?

—Estás de broma. —TaeHyung murmuró, aún descolocado.

JungKook frunció el ceño.

—¿Por qué bromearía con algo como esto? —cuestionó él, dándose a escuchar bastante serio.

TaeHyung rio cortamente.

—¿Realmente debo responder esa pregunta? —replicó, y JungKook pareció no estar ni cerca de entender—. ¿Por qué yo te gustaría a ti? O más bien, ¿por qué alguien te gustaría de verdad?

Esa era una excelente pregunta, y JungKook sabía perfectamente de dónde provenía. No le extrañaba en lo más mínimo, porque un tiempo atrás, él mismo se la estaría haciendo. Pero ahora las cosas eran diferentes, TaeHyung había hecho que todo cambiara.

—No lo sé, TaeHyung. Pero realmente así es, no estoy jugando.

Si no lo sabía, ¿entonces cómo podía decirlo con tanta seguridad?

—¿Y desde hace cuánto? —indagó él. No creía ni mínimamente en sus palabras.

—Lo descubrí unos días atrás, cerca de cuando dejamos de hablar.

Esta vez TaeHyung sí rio con algo más de fuerza, pero no era diversión, era más bien amargura. Amargura que comenzaba a inundar todo su sistema.

—¿Y eso fue antes o después de besarte con esa chica castaña?

Silencio.

—¿Viste eso? —JungKook cuestionó poco después, apenas el recuerdo de ese día había llegado a su cabeza. El día en que se había besado con una de sus compañeras.

—Lo siento, creo que arruiné tu pequeña mentira.

—No es lo que crees...

—JungKook, sólo dejemos las cosas así. No tienes por qué darme una explicación o inventarte historias, y yo no tengo por qué estar aquí, siguiendo esta conversación que no va a ningún lado.

Dicho eso, TaeHyung tomó toda la fuerza que le quedaba para girarse e intentar salir de allí, como si su corazón no estuviera ahogándose en un mar de emociones que acababa de ser desatado.

—Déjame explicarte. Quiero hacerlo, por favor —JungKook le dijo, tomándolo de la muñeca y evitando así que se alejara. TaeHyung intentó soltarse, pero falló—. Eso fue después de la tarde en tu casa, cuando me enseñaste tu álbum de fotos. Ese día sentí muchas cosas que no entendía, pero que... me gustaban. No pude creerlo, así que busqué a alguien pensando que todo eso eran sólo ganas, pero cuando la besé no sentí nada. E incluso yo... yo te imaginé a ti, TaeHyung. Pensé en ti mientras besaba a esa chica.

TaeHyung tragó saliva, no pudiendo escapar de los oscuros orbes de JungKook. Él no parecía estar jugando, pero aún así todo lo que salía de su boca se sentía irreal.

—Probablemente esa no es la forma correcta de lidiar con los sentimientos, pero fue lo primero que se me ocurrió. Todo esto es nuevo para mí, lo siento.

El agarre en su muñeca se fue aflojando lentamente, hasta que estuvo totalmente libre. Ni una sola palabra salió de su boca, pero aún así se mantuvo allí por alguna razón.

—Sé que no he sido el mejor, y por eso quiero pedirte una nueva oportunidad —el azabache manifestó—. No tienes que responder ahora, sólo... ¿piénsalo? Tienes mi número, o puedes buscarme si quieres.

JungKook no estaba muy seguro de la razón de lo que acababa de decir. Se había dejado llevar por las vagas esperanzas de que sus sentimientos fueran correspondidos.

Vagas esperanzas que se fueron detrás de ese chico rubio que se alejó de él después de que terminara de hablar.

<...>

—Tae, ¿ya estás durmiendo? —la voz de su padre se escuchó desde la puerta de su habitación.

—Aún no.

Después de su respuesta, la luz del lugar fue encendida y pudo ver perfectamente a su progenitor, quien ahora se adentraba.

—Deberías ir a dormir, se hace tarde.

—Lo sé —concordó en un suspiro—, pero no tengo sueño.

El rubio terminó por tomar asiento en su cama, poco después siendo seguido por su padre, quien se ubicó a su lado.

—¿Quieres que te enseñe las tácticas para dormir rápido que aprendí en el ejército?

—Si eso incluye noquearme de alguna forma. Sí, por favor.

SooHyun elevó amabas cejas, aunque su diversión no era dejada de lado.

—¿Sucedió algo? —indagó él.

—Aprobé el examen de matemáticas.

—¿Te dieron tu calificación hoy? —su padre le preguntó, genuinamente sorprendido, y TaeHyung asintió en respuesta—. ¡Eso es increíble, hijo! Sabía que podías hacerlo.

Él lo felicitó, con una sonrisa de lado a lado pintada en su rostro, y dándole unas cariñosas palmadas en su espalda.

—Gracias, papá.

TaeHyung replicó sencillo, haciendo que el hombre alzara una de sus cejas.

—¿Y esa cara? Hasta pareciera que fuera una mala noticia.

—Problemas de adolescentes.

—¿Quieres contarme?

—Es algo complejo... —TaeHyung musitó. Realmente lo era, y no creía poder explicarle todo a su padre. Sobre todo ciertas partes con las que el pobre probablemente sufriría un patatús.

—Entonces no relates toda la historia, sólo pregunta lo que necesites.

—¿Por qué el amor es tan difícil? —preguntó, sólo dejando que esa incógnita escapara de su cabeza.

—¿Amor? —su padre replicó algo extrañado, aunque no tanto como TaeHyung creyó que estaría. El rubio asintió en respuesta.

—Te dije que es algo complejo.

—Está bien —el hombre terminó por decir poco después, pareciendo algo rendido—. Realmente no creo tener una respuesta para esa pregunta. Pero dicen que entre más difícil sea el camino, mejor la recompensa, ¿no?

—¿Tú crees? —TaeHyung observó de reojo a su padre, antes de volver a perder su vista nuevamente al frente suyo—. Yo creo que el hecho de que sea difícil es una señal de que así no están destinadas a ser las cosas.

—Esa también es una opción. Así que creo que el saber cuál de las dos es la correcta, sólo tú puedes hacerlo —SooHyun le dijo—. O puedes presentarle esa persona a tu padre, y te ayudaré a decidir.

—Estoy seguro de que puedo traer a un premio Nobel de la Paz aquí, y dirás que no es la persona indicada. —TaeHyung bromeó.

—No cualquiera merece a mi pequeño. —él justificó, antes de encogerse de hombros.

Ambos rieron un poco.

—Empiezo a creer que tienes razón. Seguramente todo sería más fácil si renuncio a tener mi romance adolescente.

—Yo también lo creo —el mayor concordó, pero el suspiro que escapó de los labios de su hijo, lo hizo continuar hablando—. Sabes que sólo quiero lo mejor para ti, y eso también incluye apoyar los que sea que te haga feliz. ¿Acaso esa persona lo hace?

¿Esa persona lo hacía feliz? Sí, antes lo hacía. Cuando sólo era un crush distante con el cual no había tenido contacto y por eso se le hacía fácil idealizarlo. Emocionándose cada vez que lo veía por los pasillos de la escuela, divirtiéndose al hablar de él con sus amigos en la cafetería, y admirándolo en las oportunidades en que el chico respondía correctamente durante clase.

Y ahora... ahora era diferente. La felicidad no se había ido a ningún lado, pero era acompañada de algo de incomodidad. Un pequeño dolor que presionaba su pecho y que empeoraba cada vez que sentía que la relación de ambos avanzaba, pero luego algo sucedía, y venía un gran retroceso.

—Lo hace —respondió al cabo de unos instantes de silencio—, pero también ¿me lastima?

Decidió no observar a su padre, ya que estaba casi seguro de la mirada que él debía estarle dando. A nadie le sorprendería que él no estuviera feliz sabiendo que alguien hería sus sentimientos. Por eso, se sorprendió no escuchar una amenaza hacia el personaje en cuestión.

—¿Y qué crees que siente esa persona? —él le preguntó.

—Dice que le gusto, y que quiere que le de una oportunidad. Pero ni siquiera estoy seguro de que esté diciendo la verdad.

—¿Por qué dudas?

—Sus acciones no parecen respaldar sus palabras, por más de que intente explicarlo.

SooHyun pareció pensar por un momento, antes de suspirar.

—Sé que aunque quisiera, no puedo protegerte toda la vida, y debo dejar que vivas tus propias experiencias y aprendas de ellas. Así que sólo te puedo aconsejar y estar allí para cuando lo necesites —TaeHyung lo miró, tal vez por primera vez en un rato. Su padre le devolvió la mirada, apoyando una de sus manos en su hombro, y depositando pequeñas caricias reconfortantes—. Si los sentimientos parecen ser mutuos, pero aún no te convence porque dices que hay cosas que te lastiman, e incluso no sientes confianza.... Si realmente quisieras intentarlo, debes asegurarte de hablarlo con esa persona, hacerlo o hacerla entender, y poner tus propias reglas al respecto. Si están de acuerdo, puedes darle una oportunidad.

—¿Y si aún así no funciona? —cuestionó TaeHyung.

Sí, él tenía una supuesta confesión de JungKook, a la que su corazón querría aferrarse como una verdad. Pero, así lo fuera, JungKook seguía siendo JungKook, y no era una secreto para nadie que estaba más que acostumbrado a no cuidar ninguno de los corazones que se le eran entregados.

—Entonces asumirás las cosas y lo dejarás —SooHyun le respondió—. Porque nadie merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar.

Por alguna razón eso que acababa de decirle su padre resonó con fuerza en su cabeza, e hizo que quisiera romper en lágrimas como un pequeño niño. ¿En qué momento las cosas se habían tornado de esa forma? De un amor platónico, a esto. Era un giro en la trama que ni él mismo como protagonista se había esperado.

Y todo por unas tontas tutorías. De pensarlo, se le hacía absurdo.

De un momento a otro sintió los brazos de su padre rodeándolo, y correspondió al abrazo, sintiendo que eso era mucho mejor que tener que decir algo más. Porque directamente, ya no encontraba palabra alguna que quisiera salir de su boca en ese momento. Todo lo que quería era recibir ese cálido abrazo y dormir. No pensar más las cosas, porque esa conversación verdaderamente había hecho un nuevo camino.

—¿Están teniendo un abrazo familiar sin mí? —la distintiva y delicada voz de su madre se irrumpió en el lugar, haciendo que ambos miraran hacia la puerta.

Allí estaba ella, con su bata de pijama y rulos recogiendo su castaño cabello. Una mascarilla de arcilla estaba puesta en su rostro, por lo que hacía difícil, pero no imposible, el ver su ceja arqueada con diversión.

—No es lo que parece... —su padre apresuró a decir, con fingida preocupación.

—Vengan aquí, les enseñaré lo que es un verdadero abrazo. —ella estipuló, antes de acercarse.

No tardó en rodearlos a ambos, a pesar de que ella era algo más pequeña que ellos. Las risas se comenzaron a escuchar.

—Me estás raspando la cara con tus rulos, mujer. —ese había sido su padre.

—¿Dijiste algo? No puedo escucharte. —ella respondió, fingiendo inocencia al asegurarse de recostarse más en su esposo, presionando su cabeza llena de rulos cerca de él.

—Mamá. —TaeHyung rio, aún siendo aprisionado por los brazos de ambos de sus padres.

Y, a pesar de eso, ahora se sentía mejor que antes cuando sólo estaba recostado en la comodidad de su cama. Amaba a su pequeña familia, era su lugar seguro.

por cierto, la frase que dijo el papá de Tae: «Nadie merece tus lágrimas, y quien se las merezca no te hará llorar». es una frase de Gabriel García Márquez que me gustó mucho desde que la leí. para reflexionar, eh 🤔

gracias por leer <3

©gguktaebae

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