Capítulo veintidós

En los últimos días no había sucedido nada. Absolutamente nada.

Las tutorías habían seguido con normalidad, demasiada, y por eso estaban lejos de ser incómodas. Pero tampoco habían sido como esas ocasiones en las que TaeHyung sintió que había algo más. JungKook no fue un cretino, pero tampoco parecía tratarlo de una forma especial. Simplemente había comprobado su teoría de que todo había estado en su cabeza.

O de que JungKook ya había encontrado a alguien mejor con quien jugar.

De cierta forma, que las cosas transcurrieran así era lo mejor para hacer que tanto su cabeza, como su corazón, entendieran de una vez por todas y entraran en razón.

El hecho de que siempre que las cosas parecían marchar bien, todo se venía a abajo abruptamente, tal vez era una señal del destino que ya debería dejar de ignorar.

Claramente, pensarlo y decirlo siempre es más fácil que hacerlo, pero esta vez pondría todo de su parte, porque no le gustaba la sensación que todo eso le causaba. Y, con seguridad, para muchos TaeHyung sólo se había estado ahogando en un vaso de agua todo ese tiempo, porque le estaba tomando importancia a algo que, graciosamente, nunca llegó a ser eso, a ser realmente "algo". Pero vamos, las personas debían entender que por más de que nuestra razón dictamine cierta idea, es imposible controlar al corazón que decide latir por quien quiere, sin importarle si realmente es por quien debe hacerlo.

Por otro lado, también estaba su ego, que se encargaba de funcionar como una gran manta que encubría todos esos pensamientos y sensaciones. Los juntaba todos y los moldeaba en una forma totalmente diferente, para que ante ojos ajenos se viera opuesto a la realidad, y así poder protegerse a sí mismo. Un mecanismo de defensa bastante común para cuando algo nos lastima, pero nos negamos a demostrar que es así.

Porque si nadie lo sabe, sólo tendremos que lidiar con nosotros mismos, y eso es mejor que lidiar con todos. O al menos eso se esperaría.

No había hablado del tema con sus amigos, y ellos tampoco habían indagado por sí mismos, ya que lo conocían tan bien, que sabían que la mejor manera de tratar las cosas era esperar a que TaeHyung las contara. Eso lo ayudaba mucho, porque centrarse en otros temas aparte lo alejaba de esa burbuja llamada Jeon JungKook.

Una a la cual, irónicamente, se estaba dirigiendo en ese momento. Era su última tutoría de matemáticas, por tanto, también la última antes de su examen. Era increíble lo rápido que podía pasar el tiempo, y también el gran hilo de sucesos que llegaban a desatarse en él, oponiéndose burlonamente a la idea de que este es efímero.

—¿Y por qué tendrán la clase en el parque? —la voz de TaeYong cuestionó a su lado.

Ah sí, ellos también se habían vuelto buenos amigos en el transcurso de esos días.

No solían juntarse en el almuerzo, puesto que cada quien tenía su propio círculo cercano, pero sí se hablaban en clase de química o por mensajes cada tanto. También se saludaban cada vez que se topaban por los pasillos de la escuela.

En este caso, habían terminado la jornada escolar y TaeYong lo acompañaba a su destino. Eso se debía a que había mencionado que debía ir a un parque que no conocía, por lo que tendría que confiarse de su teléfono para llegar. Al decir el nombre del lugar, TaeYong le dijo que él lo solía frecuentar, ya que quedaba a unos minutos de su casa y era tan lindo y tranquilo, que iba a caminar por allí con regularidad. De esa forma, el chico terminó siendo su guía esa tarde.

—No tengo la menor idea. —respondió con honestidad.

—De no ser porque sé que estudiarán, diría que es la situación perfecta para una cita.

TaeHyung rodó los ojos.

—Ya te dije que sólo somos amigos.

Sí, al menos podía decir que JungKook y él eran amigos, porque definitivamente estaban lejos de permanecer parados en el mismo punto que el día en que el maestro Kwon los juntó. Pero eso no significaba que era lo que él más quería.

Tampoco significaba que fuera una idea que aborreciera. Era así, que le gustaría mantener su amistad con JungKook, sólo que sabía que primero necesitaría distancia para terminar de organizar el pequeño desastre en su interior, y luego podrían continuarla.

¿JungKook aceptaría eso? Esa era una excelente pregunta, cuya respuesta podría destruir su plan. Pero bueno, él tampoco era culpable por cosas que TaeHyung mismo había iniciado sabiendo muy bien en lo que podría estarse metiendo.

—Igual eso es mucho —afirmó TaeYong—. Hasta que apareciste tú, no sabía que JungKook podía tener amigos.

—Supongo que eso es más raro a que tenga ligues, ¿no es así?

—No me gusta opinar sin realmente conocer. Sólo, ya sabes, digo lo que he escuchado en la escuela.

—No te preocupes —TaeHyung musitó tranquilamente—. Hasta él lo sabe, y no se esfuerza mucho que digamos por cambiarlo. Así que no creo que le importe.

—Entonces, ¿sí es así como dicen? —cuestionó el chico, elevando sus cejas, algo curioso.

—Sí y no. La belleza es belleza dependiendo de los ojos que la observen.

—¿Qué?

TaeYong parecía plenamente confundido por sus palabras, y la expresión en su rostro le causó algo de diversión, por lo que terminó dejando escapar una risilla.

—Sólo digo que esos rumores nacen de lo que perciben las personas que los dicen. Por eso mismo, no significa que sean exactamente la verdad.

—Entonces no es como la gente habla. —concluyó el chico, poco después.

—Tampoco hay que precipitarnos.

—Me rindo.

—Me alegra saber que no fui el único en pensar así —TaeHyung acotó, prefiriendo mirar hacia adelante, que al acompañante a su lado—. Puedo decirte que JungKook no es sólo lo que dicen de él, al igual que también puedo asegurarte que está lejos de ser perfecto. Pero en general todos somos así, y no podemos pedir perfección si nosotros mismos tampoco la podemos ofrecer.

—De repente me siento escuchando las lecciones de vida de mi abuelo —la broma estaba más que presente en la voz TaeYong. Luego, él pasó uno de sus brazos por encima de los hombros del rubio—. Concluiré que JungKook te agrada y se llevan bien.

—Sí, es más fácil así. —TaeHyung sonrió a labios cerrados como respuesta.

Sí, era mejor dejarlo así.

Los minutos siguieron corriendo y la charla entre ellos dos había continuado sin mayor esfuerzo, uno de los detalles por los que su amistad se había dado con tanta facilidad. Así fue como el recorrido terminó por no hacerse tan largo como en realidad era, y llegaron al parque.

—Este lugar es bastante grande, ¿no te dijo dónde estaría? —TaeYong le preguntó. Él observaba a su alrededor, seguramente en busca de ese chico pelinegro. 

—En su mensaje dijo que me estaba esperando bajo un árbol grande, que tenía unas bancas al lado. También un bebedero de aves.

Con esa descripción que acababa de ver en la pantalla de su teléfono, comenzó a observar también a su alrededor, esperando encontrar un ambiente como ese.

El cielo estaba tan despejado que no había ninguna nube allí, por tanto, ninguna ayudaba a cubrir un poco la fuerza del sol. Eso no le ayudaba a ver bien, pero sí aportaba para que la temperatura de su cuerpo empezara a subir por el calor.

—Mira —su amigo le tocó el hombro, antes de señalar un punto en específico—. ¿Ese es JungKook?

TaeHyung tuvo que achicar sus ojos para afinar su vista, y efectivamente confirmó las palabras de TaeYong. Allí estaba el azabache, de pie y recostado en el gran árbol, aprovechando la sombra que este le brindaba. Él parecía también estar mirando a su alrededor, seguramente buscándolo.

—Sí es él —respondió—. Ven, vamos.

Dicho eso, comenzó a caminar en dirección a JungKook, TaeYong empezando a seguirlo poco después. El azabache se tomó unos segundos en por fin identificarlo, pero la expresión en su rostro se tornó confundida al momento en que él y su amigo llegaron a su lado.

—Hola —TaeHyung saludó, pero el de cabellos negros ni lo miró, centrando toda su atención en el chico que venía con él—. Ah, él es TaeYong. Me acompañó hasta aquí, porque nunca había venido y no sabía cómo llegar.

—Hola. —el mencionado dijo, regalándole una amigable sonrisa a Jeon.

Este último lo observó, y un silencio incómodo se apropió del ambiente. La sonrisa de TaeYong aún se mantenía en sus labios, pero con esfuerzo, pues empezaba a rozar la línea del nerviosismo. Y quien lo juzgaría, con esa oscura mirada escudriñándolo, no era para menos.

—Hola —la voz de JungKook se escuchó por primera vez—. ¿Vamos a estudiar?

Con esa pregunta, la mirada del de cabellos negros recayó en TaeHyung, dándole por fin un respiro al pobre de su amigo, quien amenazaba con convertirse en una regla de lo tieso que estaba en su lugar.

—Sí —cedió el rubio, girándose hacia TaeYong—. Gracias por acompañarme.

—No es nada. Nos vemos luego y buena suerte.

Dicho eso, él volvió a sonreír, sorpresivamente, esa sonrisa también fue nuevamente dirigida a JungKook. Tal vez estaba feliz de que por fin podría huir de allí. Rápidamente él se alejó de ellos después de haberse despedido agitando una de sus manos en forma de un ademán.

—No tenías que mirarlo así. —dijo TaeHyung, mientras que comenzaron a caminar. No sabía a dónde iban, por tanto, sólo estaba siguiendo a JungKook.

—¿Mirarlo cómo?

—Como si fuera una hormiga a la que quieres aplastar.

—No hice eso. —reprochó JungKook, pero la inocencia estaba lejos de aparecer en su tono.

—Tienes que dejar de ver a todos así. —volvió TaeHyung con su idea, insistiendo sin esforzarse realmente.

—A ti no te veo así.

—Si puedes hacerlo conmigo, seguro también con los demás.

TaeHyung argumentó, sin mirar a JungKook, quien sí lo estaba viendo. Después él se giró y decidió observar el lugar.

—Creo que aquí está bien. —el tema fue cambiado por el azabache, refiriéndose ahora a la zona donde estaban.

TaeHyung asintió de acuerdo, y ambos empezaron a acomodar sus cosas.

Estaban en un espacio muy verde del parque, varios árboles rodeándolos, por lo que tenían sombra suficiente para acomodarse. Además, estaba algo más escondido que la zona central, por lo que no habían muchas personas rodando por allí, y el único sonido que realmente llegaba a sus oídos era el de algunos pajaritos cantando, o hojas siendo sacudidas suavemente por ocasionales ráfagas de viento.

JungKook estiró su suéter para usarlo como "asiento", así evitando el sentarse directamente en el pasto. Ahí fue donde TaeHyung se dio cuenta de que él no había traído el suyo, ni tampoco nada que podría servirle como semejante. Se encogió de hombros mentalmente ante ello, qué más daba, sólo era césped, así que se iba a sentar, cuando JungKook lo jaló de la muñeca, evitando que concluyera la acción.

—Siéntate aquí. —él le dijo, antes de tomar su suéter de nuevo y ahora extenderlo, pero en su lado.

TaeHyung lo observó por un momento, uno bastante corto antes de apartar su mano y mirar hacia otro lado.

—Gracias —fue todo lo que dijo, luego procedió a sentarse—. ¿Puedo preguntar por qué quisiste que hiciéramos la tutoría aquí?

—Es la última antes del examen, así que creí que sería bueno hacer algo distinto —JungKook explicó—. Los espacios como este pueden ser buenos para concentrarse. Además, es bastante bonito.

—Tienes razón en eso último —el rubio tuvo que concordar, sería blasfemia negarlo viendo la belleza natural que tenía alrededor—. Sobre lo otro, espero también sea así, porque no puedo reprobar el examen.

—Es imposible algo como eso, siendo que yo soy tu maestro. —JungKook bromeó, tal como le era costumbre.

—Lo que tú digas. ¿Comenzamos?

La respuesta a su pregunta vino en forma de un asentimiento por parte de JungKook.

<...>

TaeHyung había terminado por recostarse en el césped, demostrando que desde que llegaron a allí ese había sido su inevitable destino. De igual forma, eso estaba lejos de desagradarle. Desde siempre le había gustado lo que tuviera que ver con la naturaleza y, sorprendentemente, el estar allí sí parecía ayudarlo a que su cabeza trabajara mejor. Esta no parecía encerrada como en el último tiempo, sino como si estuviera teniendo por fin un merecido respiro, y eso le empezaba a  gustarle demasiado. Tal vez debería empezar a salir a más lugares como ese.

Estaba bastante concentrado en terminar con la hoja de ejercicios que tenía entre sus manos, un libro de la escuela sirviéndole como base para poder escribir. Se estaba tomando su tiempo, pues todos los temas que había estado estudiando aparecían entre esas páginas, y quería hacerlo bien, demostrarse a sí mismo que sí había aprovechado correctamente las clases, al menos respecto al verdadero objetivo principal: aprender y aprobar matemáticas.

La presencia de alguien a su lado hizo que girara su vista hacia allí por un momento. Se topó con JungKook de cuclillas, quien le enseñaba que tenía dos botellas, una en cada mano. Por un lado, estaba la de leche de banana, y por el otro, estaba la de leche de fresa.

—Es para ti. —él le dijo con un tono de voz que TaeHyung le escuchaba mucho últimamente, pero que aún no se acostumbraba. Era diferente.

Dicho eso, JungKook procedió a estirarle la botella con el líquido rosa. Se quedó observándola por un momento, viendo esa mano extendida hacia él, aún sin comprender la acción. JungKook había comprado eso para él, y casualmente era su bebida favorita.

Además, no sabía en qué momento JungKook se había ido de su lado y regresado. ¿Así de inmerso había estado en su trabajo que no lo notó? Vaya.

—Gracias. —terminó por decir el rubio, tomando la botella entre sus manos.

Luego, decidió tomar asiento para que fuera más cómodo y fácil beber la botella, también para evitar regarla y crear algún percance con las hojas de papel enfrente suyo. Vio cómo JungKook se acomodaba en el lugar que había estado desde un inicio, él también abriendo su leche.

TaeHyung llevó la botella a sus labios, deleitándose al sentir el dulce sabor de la leche de fresa, y estuvo ocupado en ello un rato, mientras que su mirada recaía hacia enfrente suyo. El silencio era espeso y los rodeaba con facilidad, pero se apaciguaba lo suficiente por el bajo sonido del ambiente a su alrededor. TaeHyung regaló una pequeña vista por el rabillo del ojo a su lado, viendo que JungKook estaba en una actitud similar a la suya, sólo tomando de su leche de banana y viendo el panorama.

¿Debería decir algo para evitar que el silencio se tornara incómodo? Él siempre había sido de esas personas que hablaban de más por miedo al silencio, o a la muerte de una conversación.

Aunque, esta vez prefería sólo no charlar. Así hubiera estado bien, pero JungKook fue quien decidió hacer escuchar su voz.

—¿Por qué me miras tanto?

Y, como siempre, lo que salía de sus labios encontraba la forma de alterarlo, ya sea por la razón que fuera. Era imposible hacer cualquier mínimo movimiento sin que JungKook lo detectara, y a ese punto ya debería tenerlo más que claro. Pero es difícil cambiar las costumbres, o más bien, es complicado aprender el arte del disimulo.

—No es nada. —fue su réplica.

Eso era nuevo. No usó sarcasmo como método de defensa o evasión, sólo respondió con tranquilidad. Sintió que eso sería mejor, no tenía muchas ganas de hacerlo de otra forma, no como antes que las cosas le parecían más un juego.

No había certeza de si JungKook logró percibir ese hecho o no, pero poco después él volvió a hablar, o, mejor dicho, actuar.

En un movimiento rápido el azabache acortó considerablemente la distancia entre ellos, y estiró su mano, antes de con delicadeza acercarla al rostro de TaeHyung y con su pulgar limpiar suavemente una de sus comisuras.

La mirada de JungKook estaba clavada en sus labios, hasta que segundos después la elevó para encajarla en los castaños orbes del chico enfrente suyo.

Había algo magnético que no quería dejarlo salir de ese círculo vicioso llamado Jeon JungKook, que quería que esa oscura mirada se mantuviera así, encima suyo, hasta consumirlo. Pero los hechos que almacenaba su cerebro, hicieron que terminara con ese contacto, alejando con algo de brusquedad la mano de JungKook de su rostro.

—¿Qué haces? —cuestionó, su ceño estaba levemente fruncido.

Esta vez JungKook sí pareció algo sorprendido.

—Tenías algo de leche ahí, sólo la limpié. —el azabache musitó en respuesta.

TaeHyung asumió esas palabras y respiró hondo, desviando la mirada hacia enfrente de nuevo.

—No vuelvas a hacer eso, sólo dime y yo puedo hacerlo por mí mismo.

Eso dijo, sin siquiera desviar un poco su vista hacia el lado, donde estaba ese chico que cabellos negros que hacía latir aceleradamente su corazón. Porque sí, claramente aún lo hacía, y le estaba tomando todas sus fuerzas el ocultarlo y empezar a poner esa distancia que sería necesaria para él para superarlo.

No hubo reacción o respuesta de JungKook, aunque eso podría ser porque no lo observó durante los siguientes momentos, hasta que terminó con la botella de leche. La dejó a un lado, sabiendo que después la echaría al contenedor de basura correspondiente, y volvió a centrarse en terminar los ejercicios de su repaso final.

Entre más rápido terminara, más rápido podría huir de allí, y eso sonaba como un plan excelente.

El silencio volvió a hacerse su fiel acompañante por un rato considerable. Debido a su posición acostada en el césped, no había forma de que mirara a JungKook sin girar notoriamente la cabeza, y eso le ayudó para evitar que su curiosidad lo hiciera verificar si esa mirada que sentía clavada encima suyo era real o sólo presentimientos vacíos.

—Creo que ya está. —dijo tiempo después TaeHyung.

Se levantó y se sentó. Repasó rápidamente cada una de las páginas del paquete, asegurándose de que todo estuviera completado. Cuando terminó con eso, elevó la vista y la dirigió a JungKook, antes de extenderle el conjunto de hojas. Él lo recibió y también le dio un rápido vistazo.

—¿Te parece si lo revisamos juntos? —preguntó él.

TaeHyung asintió. Sabía que JungKook no lo decía para que él mismo rectificara sus respuestas, después de todo, eso no tendría mucho sentido. Sabía que a lo que el azabache se refería era que estuviera junto a él mientras él se aseguraba de chequear cada ejercicio. Así lo hacían normalmente.

TaeHyung se acercó lo suficiente como para quedar al lado de JungKook y que ambos pudieran ver los papeles. JungKook tenía su lápiz en la mano y así empezaron. Algunas veces el de cabellos negros le preguntaba qué procedimiento había aplicado y por qué, lo que le daba algo de inseguridad a TaeHyung, pues pensaba que eso venía a que había cometido algún error, pero después de explicarse, JunKook le felicitaba. Eso lo hizo feliz, porque había completado bien los problemas, evidenciando que sí había entendido y ahora podía hacerlo por sí mismo.

—Todas tus respuestas son correctas —JungKook le dijo. Su mirada aún estaba clavada en el papel, repasando nuevamente con rapidez lo que ya había chequeado—. Y no me preguntaste ni una vez.

—Creo que aquí es donde el alumno supera al maestro.

TaeHyung bromeó, una sonrisa por fin pintándose en sus belfos y estirándose con el orgullo de lo que acababa de hacer. Cuando JungKook le entregó de nuevo las hojas, las tomó y mantuvo esa brillante expresión. Para muchos no sería gran cosa, pero para él, que toda su vida había luchado contra los números, era un gran logro.

—Eso está bien, sólo porque tú eres mi alumno.

JungKook musitó, y eso hizo que TaeHyung elevara su mirada. Sus palabras habían sonado raramente animadas, no sarcásticas, pero aún así, eso no hizo que esperara ver lo que estaba viendo.

JungKook sonriendo.

Bueno, no era una sonrisa muy amplia, más bien apenas notable, pues sus labios eran los únicos estirados en esa expresión. Pero seguía siendo algo... ¿Por qué JungKook parecía feliz?

Sí, tampoco era la primera vez que lo viera haciendo algo más que su lado ególatra o altanero, tampoco riendo, es decir, Jeon no era un robot. Pero esta ocasión se sintió más íntimo de alguna forma.

Fue inevitable que el espacio a su alrededor y todo lo que sucedía en él pasara a segundo plano. Y fue irracional la forma en la que la distancia entre ellos se iba acortando, como si fueran dos imanes que estaban destinados a atraerse por sus campos magnéticos compatibles.

Se sentía diferente, se sentía lindo. Ese mismo sentimiento del que TaeHyung había hablado que sentía empezar a florecer en su interior así fuera a un ritmo muy lento.

También del que había dicho cortaría a raíz después del golpe que de realidad que había tenido.

Sus respiraciones se juntaron y sus corazones latieron al unísono. La distancia estaba a punto de desaparecer y sus labios colisionar como dos fuerzas naturales.

Pero TaeHyung reaccionó a tiempo y se apartó, desviando su rostro.

Todo pareció congelarse por un instante, ninguno se movió de la posición. Uno de ellos pensando en la razón de lo que acababa de pasar, y el otro, quien lo había hecho, haciéndose la misma pregunta, pero negándose a responderla.

—Ya no puedo seguir con esto, JungKook.

TaeHyung habló poco después. Era momento de aclarar las cosas para ambos.

—¿De qué hablas? —replicó JungKook.

Él tomó algo de distancia que le permitió a TaeHyung volver a mirarlo sin que sólo fueran milímetros lo que los apartaba. No quería verlo a los ojos, porque eso estaría lejos de ayudarlo para formar las palabras que debía decir, pero aún así se obligó a hacerlo.

—Sé lo que dije antes. Que yo fui quien primero dijo que follaramos, pero ya no lo quiero. No quiero seguir con esto.

La expresión de JungKook era difícil de leer, por no decir imposible. Eso y que TaeHyung tampoco se esforzaba por hacerlo, pues no quería hallar el rechazo por él que seguramente el azabache debía estar sintiendo en ese momento.

—TaeHyung... —JungKook empezó a decir poco después.

Pero TaeHyung lo interrumpió.

—Sé que por haber dicho eso y, además, haber tenido ciertas actitudes, pude haberte dado una imagen mía al respecto. Pero realmente no soy así, y no busco ser sólo otra de las personas que te llevas a la cama —TaeHyung musitó. No estaba enojado, y menos sonaba de esa forma. Lo que lo consumía eran los nervios, pero decir todas esas palabras de alguna forma amortiguaban esa sensación—. Lo siento.

—¿Entonces tú no...?

Y TaeHyung lo volvió a interrumpir. Sabía que eso no estaba bien, pero sólo quería terminar de dejar sus pensamientos claros y salir de allí, antes de que cualquier palabra que saliera de los labios de JungKook hiciera que se doblegara.

—No —respondió sin siquiera tener clara la pregunta—. Me dejé llevar demasiado y fui irracional. Lo siento, enserio.

Rápidamente, decidió tomar sus cosas y levantarse. Mientras hacía eso, evadió totalmente la mirada de JungKook, pero le fue imposible ignorar cuando él lo tomó de la muñeca.

—TaeHyung, espera. —él le dijo, sonando como una petición.

Pero TaeHyung no encontraba ninguna razón para hacer caso a sus palabras, así que viendo hacia el piso, se soltó de ese agarre.

—Creo que así ya está bien. Realmente gracias por las tutorías, JungKook.

Dicho eso, huyó del lugar sin mirar atrás.

Sin ver a ese chico que lo observó perdidamente hasta que salió de su campo de visión.

ayer me quedé dormida temprano y no subí el cap. universidad mira cómo me tienes 😕

muchas gracias por leer ♡

©gguktaebae

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