Capítulo veinticinco

Una semana había transcurrido, y TaeHyung no se decidía entre si el tiempo corría más rápido de lo normal o, por el contrario, parecía ir a un paso más lento que el de una tortuga con varios años encima.

Tal vez, su decisión se veía influenciada por el hecho de que en esa semana las cosas habían estado mucho más tranquilas que en su último tiempo.

¿A qué se debía eso? Claramente a su deficiencia de vitamina J.

J de JungKook.

No debían juzgarlo, toda la situación seguía estando reciente y, aunque ponía todo su esfuerzo, tampoco podía hacer como que no le afectara en lo más mínimo. O bueno, no en su interior, porque en su exterior, al parecer había estado haciendo un buen trabajo, pues aquellas preguntas de si todo estaba bien, o similares, nunca habían salido de los labios de sus amigos.

Tal vez, ellos sólo no querían indagar en algo que TaeHyung no les había contado, porque si él no lo había hecho, sería por alguna razón.

Porque, ellos eran sus dos mejores amigos que, opuesto a lo que el rubio creía, lo conocían tanto como a las palmas de sus propias manos, si no es que más. Era imposible para ellos pasar desapercibidos aquellos suspiros que TaeHyung dejaba escapar cada tanto, o el hecho de que a veces no fuera tan activo en las conversaciones, tal como él siempre solía ser.

Por eso habían optado por usar una herramienta diferente: animarlo como pudieran. Empeñaron todo su esfuerzo para que esos últimos días su mejor amigo se mantuviera ocupado y se divirtiera lo suficiente, como para que esos pensamientos que parecían molestarlo le dieran un respiro.

Y, para ese día, ese plan aparentaba estar funcionando.

—¿Por qué sigue ahí sentado sin decir nada? —JiMin murmuró a su lado, su voz tan bajita que apenas y pudo escucharla.

TaeHyung elevó sus hombros, dando su acto como una respuesta negativa silenciosa. El señor Kwon, su maestro de matemáticas, había llegado hacía unos quince minutos al aula, pero no había hecho absolutamente nada. Sólo tomar asiento en su escritorio y detenerse allí para observar a todos sus estudiantes.

—Muy bien —la voz del hombre por fin se abrió paso, haciendo eco entre las cuatro paredes donde había estado reinando un eterno silencio—. Como ya sabrán, esta es la ultima clase del año, por lo que ya hemos terminado con las actividades académicas. Hoy sólo entregaré los resultados de sus exámenes, y atenderé dudas respecto a calificaciones. Cabe aclarar, que en esta última opción, no serán quejas por reprobar, pues ya es muy tarde para venir a preocuparse por ello. Tuvieron todo un periodo para hacerlo y no fue de esa forma, así que ahórrense la molestia.

TaeHyung tragó fuertemente, siendo acompañado por JiMin, y muy probablemente por la mitad de jóvenes allí presentes. Siendo la última semana de clases, la palabra "reprobar" daba escalofríos. Nadie esperaba tener que venir durante vacaciones y poner en juego su graduación. Aunque, algunos ya lo tenían seguro, pero aún así se negaban a aceptar su destino.

—Cho MiYeon. —fue el primer nombre llamado por su maestro, quien tenía una pila de hojas en sus manos.

Él le extendió el examen a la chica que se había apresurado a levantarse.

Ella soltó un suspiro tranquila al ver lo que había allí escrito. Seguramente había aprobado.

—Kim JiWoong.

Segunda persona llamada, con una situación y respuesta similar a la de su compañera.

Así fueron, persona tras persona, siendo entonada por la voz de su maestro. Estaba claro que no todos corrieron con la misma suerte, pues en más de uno se vio una expresión de tragedia al ver su calificación. La tensión del ambiente se mantenía con fuerza en las personas que aún no habían sido llamadas.

—Park JiMin.

El aludido automáticamente lo miró, y su preocupación hubiera sido graciosa, si TaeHyung no estuviera igual o peor que él. Por lo que sólo atinó a elevar un poco su puño en señal de "fighting", antes que de que él se levantara de su asiento para recibir su destino.

Lo siguió con la mirada en todo su recorrido, pero el pelirosa no observó la hoja hasta que volvió de nuevo a su lado.

—¿Qué esperas? —cuestionó en un murmuro.

—No puedo, Tae.

—Sí puedes.

—Mejor míralo tú —él le dijo, extendiéndole el papel—. Si no aprobé, miénteme.

TaeHyung tomó entre sus manos la hoja, y se apresuró a ver lo que estaba allí escrito.

—Aprobaste.

—Sabía que debí haber estudiado más. —el pelirosa lloriqueó, tapando su rostro con sus dos manos.

—Aprobaste. —TaeHyung volvió a repetir, no entiendo muy bien la reacción.

—Te dije que me mintieras, pero no te esfuerces tanto.

—No miento, es real. ¡Pasaste el examen!

Con esas palabras, JiMin abrió un pequeño espacio entre dos de sus dedos, uno lo suficientemente grande como para que aquella mirada de reojo que él le dio fuera expuesta.

—¿Hablas enserio? —preguntó él, como si fuera algo de no creer. TaeHyung asintió varias veces, por lo que JiMin estiró su mano para tomar el papel, pasando su vista hasta que encontró aquella calificación encerrada en rojo—. ¡Aprobé!

Él chilló genuinamente emocionado, pero al recordar dónde estaban, se tapó rápidamente la boca. TaeHyung no pudo evitar reír.

—Felicidades.

JiMin sonrió, y le iba a responder, cuando otra voz lo interrumpió.

—Kim TaeHyung.

El rubio sintió que la presión de su sistema se había bajado de golpe. Cosa que tal vez no era literal, pero tampoco no estaba lejos de poderse tornar realidad.

Miró a JiMin, quien con su puño le hizo el mismo gesto que antes él le había dado en forma de apoyo. Y se levantó de su asiento, caminando hacia la parte de adelante del aula.

Llegó al frente de su maestro, y él le extendió el papel, sin ninguna expresión en su rostro. Los nervios de TaeHyung consumían su estómago, haciendo que sintiera como si este le diera mil vueltas por segundo. Lo que no se esperó, fue que su maestro volviera a hablar.

—Felicidades, señor Kim.

Con esas palabras que TaeHyung apenas pudo procesar, tomó su examen y agradeció en voz baja antes de redirigirse a su puesto. En el camino, abrió el papel y buscó su calificación, porque a pesar de su miedo y la presión, él no era una persona paciente.

Él era una persona que había aprobado el examen.

Parpadeó un par de veces, asegurándose de estar viendo correctamente. En el papel había una nota aprobatoria encerrada en rojo.

Y no sólo eso, sino que era una buena calificación. Una más alta de lo que nunca creyó poder obtener.

Allí fue cuando entendió por qué JiMin no pudo retener su grito emocionado, pero aún así, hizo lo posible por evitar hacer lo mismo.

—¿Aprobaste? —el pelirosa preguntó apenas lo tuvo al alcance.

—Aprobé. —respondió, él mismo digiriendo sus palabras.

Su mejor amigo le sonrió tan amplio, que TaeHyung no pudo evitar pintar la misma expresión en su rostro. Estaba feliz.

—Te dije que lo harías bien. —le felicitó JiMin, haciéndose notable lo mucho que se esforzaba por mantener bajo su tono de voz.

—Esto es genial. Siento como si me hubieran quitando un gran peso de encima.

—Nos vamos a graduar.

—Se nos cumplió el sueño.

Ambos rieron divertidos, inmersos en su mundo donde ahora sí podrían disfrutar con tranquilidad de sus vacaciones. Mientras tanto, en la realidad, el maestro Kwon terminaba de entregar los exámenes.

—Jeon JungKook.

Tanto el rubio, como el pelirosa, escucharon ese nombre siendo llamado. Pero ninguno se giró a ver al dueño de él yendo por aquella hoja de papel. JiMin estaba más centrado en ver la reacción de su amigo, pero este logró mantener su compostura, pues ya empezaba a dominarlo. Al menos eso quería creer.

—Excelente como siempre, señor Jeon. —el docente le dijo al azabache, su voz sonando algo fuerte, por lo que algunos otros estudiantes pudieron escuchar perfectamente sus palabras.

JungKook agradeció, observando su calificación, y sin expresión alguna en su rostro, regresó de nuevo a su silla. 

—Muy bien —Kwon volvió a hablar, tomando asiento en su escritorio—. Con los exámenes repartidos, me quedaré los próximos treinta minutos para resolver las dudas que se presenten. Aquellos quienes no tengan nada que aclarar, pueden retirarse. Felices vacaciones.

Dicho eso, varios estudiantes comenzaron a levantarse, tomando sus cosas y dirigiéndose a la salida del aula. Otros, por su lado, se quedaron en sus lugares, probablemente pensando en qué le dirían a su maestro para que pudiera suceder un milagro con sus calificaciones.

Lo más seguro es que nada funcionara, pero dicen que la peor diligencia es aquella que no se hace. No se perdería nada con intentar.

—¿Waffles de celebración? —JiMin le preguntó, moviendo sus cejas de arriba a abajo muy animado.

—Suena bien. —TaeHyung cedió, riendo un poco.

Aunque sonara poco creíble, los waffles de la cafetería eran de los mejores que había probado, y a un precio bastante razonable, lo que los hacía el doble de mejores.

Ambos caminaron, no olvidándose de despedirse de su maestro educadamente, antes de pasar por la puerta de salida.

—TaeHyung, ¿podemos hablar?

Esa voz conocida hizo que una extraña sensación recorriera todo su sistema.

Sopesó un momento el si debía girarse, terminando por hacerlo poco después. Así confirmó que se trataba de JungKook. Él estaba allí, al lado de la pared. ¿Lo había esperado?

—No creo que tengamos algo de qué hablar. —fue su respuesta.

Por más de que sólo quería alejarse de allí porque sabía era lo mejor, tampoco tenía una verdadera razón para ser grosero.

—Sólo será un momento. —JungKook insistió.

Su forma de hablar, e incluso su lenguaje corporal, evidenciaban lo mucho que se esforzaba por su petición.

—Vamos, no queremos que la cafetería se llene.

La voz de JiMin interrumpió el pequeño silencio, y TaeHyung sintió cómo su amigo tomaba su mano. Sabía que él tampoco estaba de acuerdo con que se quedara allí con ese chico.

Pero la mirada que JungKook le estaba dirigiendo le pedía que por favor le diera tan sólo un momento. Le intentaba comunicar todo lo que sus palabras no podían.

—Ve y te alcanzo. Sólo tomará un minuto. —TaeHyung habló, dirigiéndose a su mejor amigo.

Él le devolvió la mirada, siendo sencillo identificar en ella lo poco feliz que estaba con su decisión. Pero, aún así, no fue capaz de doblegarlo y terminó cediendo.

—No te tardes o regresaré por ti.

JiMin habló poco después, pero su vista pasándose por JungKook era clara evidencia de que sus palabras no sólo eran una advertencia para TaeHyung, sino para él también. El pelirosa comenzó a caminar, cada vez alejándose más de ellos dos.

Cuando esa distancia fue la suficiente, JungKook y TaeHyung también se movieron un poco, para no quedar justo al lado de la puerta del salón, sino más adentrados en el pasillo. Zona que en ese momento estaba totalmente vacía, pues los demás estudiantes sí estaban en clase.

—Felicitaciones por tu examen. —JungKook fue quien rompió el silencio.

—Gracias —respondió TaeHyung—. Supongo que te lo debo a ti.

—No lo creo. Ese es el resultado de tu propio esfuerzo.

TaeHyung observó a JungKook, quien también lo observaba de vuelta. Aún así, no quiso mantener la mirada, por lo que la desvió, perdiéndose en algún punto detrás del azabache.

—Gracias, supongo —musitó, no sabiendo muy bien qué responder. Y allí se abrió paso de nuevo un vacío silencio, el cual no tenía muchas ganas de alargar—. Si eso es todo, debo irme.

—Espera —JungKook se apresuró a hablar, captando de nuevo su atención—. Hay algo más que quiero... necesito decirte.

—Bien.

—Tú... me gustas, TaeHyung.

discúlpenme por la tardanza, es que estuve en parciales y adicional me enfermé, entonces no había podido terminar de corregir el capítulo 😭

gracias por leer <3

©gguktaebae

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