Capítulo nueve

—Ay, pero si es todo un caballero. —YooNa musitó luciendo encantada con JungKook.

Al parecer caer en el engaño de que ese pelinegro era un buen chico venía de familia.

—¿Alguna vez has estado en prisión? Seguramente sí, sólo mira esos tatuajes, ¿te los hiciste mientras estabas en ese lugar?

Bueno, de parte de su madre porque su padre estaba al otra extremo creyendo que era un delincuente. Aunque en la opinión de TaeHyung su padre estaba más cercano de acertar que su madre.

JungKook rió mientras que la única mujer entre ellos negaba levemente como si estuviera avergonzada.

—Te pido que disculpes a mi esposo, JungKook. Es muy sobreprotector con Tae.

—Bueno, no me han dejado hablar en todo el rato, y lo poco que sí parece que me ignoraron —TaeHyung soltó haciéndose notar bien por primera vez en ese rato—. Dije que JungKook es sólo un amigo, y no importa si no tiene prisa, estoy cansado y quiero dormir así que es mejor que se vaya ahora.

—Cariño, pero si hace tan sólo un rato estabas durmiendo. —su madre le recordó.

—Nunca se duerme lo suficiente —una sonrisa se posó en sus labios para acompañar sus palabras y su madre ladeó la cabeza extrañada—. Así que será mejor si te vas —se levantó del sofá agarrando a JungKook del brazo a agradeciendo que al jalarlo logró ponerlo de pie también—, siempre podemos hablar después.

El rubio comenzó a caminar sin soltar a JungKook, llevándolo a la entrada de la casa bajo la mirada confundida en el caso de su mamá, y molesta en el de su papá.

—Debo decir que esta es la manera más cortés en la que me han echado de una casa. —JungKook comentó cuando ya ambos estuvieron al lado de la puerta.

—Lo tendré en cuenta para ser menos amable en la próxima. —respondió sarcástico y casi empujándolo para que saliera del lugar de una vez por todas.

—Al menos eso significa que habrá próxima —¿acaso JungKook siempre tenía algo para decir?—. Creo que lo mejor será me marche para dejar descansar a Tae. Fue un gusto conocerlos, señor y señora Kim.

Esas últimas palabras JungKook las dijo en un tono más fuerte para que los padres del rubio lograran escuchar, luego haciéndoles una leve reverencia desde su lugar. Tomó la perilla con una de sus manos, y por un instante se giró hacia TaeHyung.

—Gracias por recibirme hoy.

Con eso, el chico desapareció cerrando la puerta tras de sí, dejando a un sorprendido por rubio por lo que acababa de escuchar.

¿En verdad le había agradecido? ¿Sin bromas ni presión de intermedio?

—Asustaste al pobre chico. —YooNa le recriminó a su esposo quien ahora sonreía orgulloso.

—Deberías estar feliz de que haré que nuestro hijo llegue virgen al matrimonio, mujer.

—Ay, cariño —con una de sus manos ella comenzó a depositar leves caricias en la espalda ajena—. Está bien, sigue creyendo que vas a lograr eso.

El hombre pasó de sonreír a mirar con indignación a su mujer, y luego a su hijo.

—TaeHyung, tienes que llegar virgen al matrimonio, ¿lo sabes, verdad?

El rubio miró a su padre tragando saliva.

—Ya es tarde, debo ir a dormir, ¡buenas noches!

Después de eso, sin mirar atrás o poner atención a los llamados de su padre, agilizó sus movimientos hasta que llegó a su confiable cueva y cerró la puerta detrás de sí cuando entró.

No pasó ni un segundo antes de que se tirara a la cama y soltara un suspiro ya recostado. Qué día, ya ni los domingos lo dejaban descansar.

Se estiró un poco tomando su móvil que había dejado antes en la cama y observó la hora elevando sus cejas al ver que ya eran pasadas las once de la noche.

Era bastante tarde y JungKook se acaba de ir. Una pequeña preocupación picó en su interior.

Acababa de echarlo a la calle casi a media noche, sin un auto en el que irse ya que el chico había venido a pie y no creía que pasaran taxis por ahí a esas horas.

Por instinto negó levemente con la cabeza, intentando dispersar esos pensamientos. No debía preocuparse, por la luna, hablaban de JungKook, el chico que ahora parecía vivir para atormentarlo, además, si había sido lo suficientemente grande como para pensar ir a un bar solo ese domingo, también lo era para volver a casa sano y salvo.

Y aunque esa pequeña preocupación seguía muy en el fondo, no pudo seguir dándole vueltas al tema. No sólo por su determinación a no pensar en ello, sino porque alguien tocó la puerta, así que rrastrando los pies, se levantó a abrir.

—¿Por qué hay una bolsa con ropa mojada que no es tuya en la sala?

No pudo ni reaccionar cuando ya tenía a su papá en frente, soltando esas palabras y enseñándole dicha bolsa. La ropa de JungKook.

Esperen, ¿cómo su padre sabía que no era suya?

—Papá, ¿de verdad esculcaste la ropa mojada? —cuestionó.

El hombre pareció ser tomando por sorpresa, pues tardó un poco en responder.

—Yo soy tu padre y soy quien hace las preguntas. —fue lo que dijo al final. Usando la carta de "yo soy tu padre", un clásico.

—Claramente no es mía. Es de JungKook. —resopló sin más.

—¿Por qué la ropa de ese muchacho está mojada? —preguntó el mayor, pero abriendo sus ojos al instante de caer en cuenta de algo—. ¡¿Por qué ese delincuente se quitó su ropa en mi casa?!

TaeHyung no sabía si reír o llorar.

—¿Por qué te ríes? —su progenitor volvió a hablar, mirándolo con el ceño fruncido, y TaeHyung se contuvo de decirle que porque era mejor para la salud.

—No sé qué te estés imaginando pero él estuvo aquí porque iba de camino a... —¿debía decir que un bar? No, seguro su padre se desmayaría ahí mismo—, en realidad no recuerdo, pero justo lo agarró la tormenta y bueno, como sabía que yo vivía aquí me pidió refugio mientras pasaba.

—¿De verdad crees que fue coincidencia que pasara por aquí?

TaeHyung ladeó la cabeza: —Claro, ¿por qué no lo haría?

—Y tu madre me regaña por intentar protegerte de ex-convictos que te quieren corromper —TaeHyung no entendió porqué su padre negaba mientras decía aquello—. Espero no volver a ver ese chico en mi casa y menos en mi sofá favorito. Y devuélvele esto —el mayor le dijo extendiéndole la bolsa—, dile que debería agradecer que mi esposa no me permitió quemarla.

El rubio agarró el paquete entre sus manos, una sonrisa incómoda posándose en sus labios.

—Bueno, de hecho... ¿Recuerdas que un chico viene en las tardes a darme clases cuando no están? —TaeHyung se relamió los labios viendo a su padre asentir—. Él es ese chico.

Si querían saber cómo hacer desmayar a sus padres con una sola frase, TaeHyung da clases y no cobra mucho.

—¡SooHyun, espero que no estés molestando a TaeHyungie!

Al parecer Dios sí había escuchado sus anteriores plegarias pues el grito de su madre pareció detener a su papá de lo que fuera que fuera a decir.

—¿Molestar a Tae? ¡No, no, cariño, solo vine a entregarle la ropa tal como me lo pediste! —el hombre automáticamente cambió su expresión enojada por una sonrisa más bien asustada. TaeHyung rio, sintiéndose agradecido por dentro.

—¡Bueno, apúrate que ya va a empezar la novela!

Y dicho eso la voz de su madre no se volvió a escuchar. Seguramente la mujer ya estaba en la habitación con sus tratamientos para el rostro puestos, su pijama y sus rulos para el pelo en espera de que el programa que veía junto a su padre cada noche empezara.

—Esta conversación no ha terminado aquí, pero no le digas a tu madre.

TaeHyung rio de nuevo al ver la expresión preocupada de su progenitor al final de sus palabras, lo que lo hizo asentir y el hombre asintió agradecido. Luego con suavidad despeinó sus cabellos antes de irse del lugar seguro a la habitación que compartía con su madre YooNa.

Kim SooHyun era un caso, en realidad una muy buena persona, sólo que cuando se trataba de su hijo era un completo sobreprotector exigente que no buscaba nada más que un perfecto príncipe que se mereciera a su pequeño.

Y la idea errónea que captó al verlo dormir en las piernas de un chico vestido de negro y con tatuajes en uno de sus brazos, en definitiva hizo que todas sus alarmas se encendieran y que el sistema colapsara.

Para fortuna de todos su madre siempre estaba allí para arreglarlo jalándole las orejas.

Caminó un poco y depositó la bolsa con la ropa en el suelo al lado de su cama para luego recostarse en el colchón. Lo mejor sería intentar descansar ya que al día siguiente le esperaba un largo día de escuela.

<...>

—Vaya, Tae, deberías hacer un libro sobre tu vida. Sería best seller en la categoría de comedia.

JiMin rio tomando asiento en su usual mesa de la cafetería y dejando su bandeja de comida en frente suyo, tal cual como JiSoo y TaeHyung hicieron con los suyos.

—Qué fue el mal que yo hice, que fue el mal. Yo no hice nada malo. —TaeHyung lloriqueó sin entender porqué esas cosas le pasaban a él.

—Oye así no va la frase, realmente es "qué fue el mal yo que dije", no hice —JiSoo le corrigió—. Si vas a quejarte usando frases de Cardi frente a una fiel fan, por lo menos dilas bien.

El rubio frunció sus cejas mirando a su amiga y preguntándole si acaso estaba bromeando con la mirada. Pero ella solo lo ignoró y comenzó a comer.

—Déjalo, es que es capricornio y ya sabes que esos son medio locos. —JiMin murmuró hacia la única chica en la mesa.

—Estoy a tu lado, tonto, puedo escuchar todo lo que dices aunque lo digas bajito. —musitó un indignado Kim.

—¿Quién dijo que no quería que escucharas?

Con eso JiMin se aseguró un golpe en el brazo que aunque le dolió sólo lo hizo reír.

—Deberían intentar ser amigos normales y ayudarme con mis problemas, no burlarse de ellos. —el rubio se quejó mientras destapaba su pudín de chocolate.

—Deberías estar agradecido de que al menos hacemos algo, hay gente a la que sólo le responden con un "a" —JiSoo contraatacó—. Yo he visto muchos casos.

—¿Ves? Amigos como nosotros ya no quedan.

—Para fortuna del mundo. —TaeHyung agregó y esta vez fue él quien recibió un golpe en el brazo.

—Me agradaría poner un argumento contra lo que acabas de decir pero creo que es más importante decirles que JungKook viene hacia acá. —JiSoo habló señalando con la cabeza un lugar.

TaeHyung y JiMin se giraron, y como si estuvieran conectados ambos subieron una de sus cejas al comprobar que lo que su amiga había dicho era real.

¿Por qué ese azabache venía hacia ellos?

Ninguna respuesta logró formularse antes de que el chico llegara a donde estaban, parándose al lado de la mesa.

Barrió con la mirada a los tres chicos, regalándole una sonrisa a JiSoo antes de centrarse en TaeHyung.

—Las tutorías de hoy tendremos que empezarlas una hora más tarde. —el azabache dijo sin ninguna introducción de saludo, mirando sólo al rubio.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Esa información es confidencial, sólo venía a avisarte. —JungKook respondió.

—Gracias por tomarte la molestia de avisarme entonces. —Kim musitó en tono sarcástico, el cual usaba mucho cuando hablaba con JungKook.

—No es nada. —JungKook sonrió, sabiendo que TaeHyung había hablado con sarcasmo, y dejando en claro que aquello le había importado poco cuando le guiñó un ojo antes de marcharse de allí.

—No soporto a los fuckboys —la pelinegra habló rodando los ojos apenas Jeon se había perdido de su campo de visión—, son la razón por la que quiero dejar de ser hetero.

—Pensé que la razón era que Jennie tiene lindas piernas. —TaeHyung dijo recordando la vez que su amiga le había hablado de la chica.

—Bueno, esa también es una razón.

—Esperen, esperen —JiMin habló llamando la atención de ambos—. ¿A poco eres hetero?

—Hetero pero no por decisión.

—Qué vintage. —se burló JiMin y JiSoo alzó ambas cejas.

—Seré hetero pero nunca volvería con mi ex. —replicó ella haciendo que JiMin casi se atragantara con su su comida.

—Él fue quien me habló. —el pelirosa intentó justificarse pero la chica rio.

—Sí, para pedirte un trabajo.

—Bueno, al menos yo tengo ex. —Park atacó haciendo que la pelinegra negara con suavidad.

—Tenías porque ahora es tu novio de nuevo. No me puedes ganar, manitas de bebé, ríndete.

JiMin quería responder pero no sabía qué decir, así que sólo suspiró agachando la cabeza en forma de rendición.

—Bueno, cambiando de tema, ¿han pensando en el baile de final de curso? —TaeHyung habló ante el pequeño silencio que se hizo en la mesa.

—Aún falta algo de tiempo, así que no mucho en realidad. —primero respondió JiSoo.

—Iré con Nam. —JiMin sonrió.

—El ex no ex. —JiSoo rio, pero no mucho tiempo ya que el pelirosa le pegó una pequeña patada por debajo de la mesa.

—¿Y tú, Tae? —Park le devolvió la pregunta.

—La verdad no pensaba ir. —se encogió de hombros y ambos de sus amigos elevaron las cejas.

—¿Por qué? —la pelinegra preguntó luciendo sorprendida al igual que su otro amigo.

—No tengo a nadie en especial con quien ir, así que no le veo la necesidad de asistir.

—¿Y JungKook? —la voz de JiMin se escuchó haciéndolo fruncir el ceño.

—De ninguna manera esa es una opción.

—Bueno, podríamos ir juntos. No hay una regla que diga que sólo debes ir con una pareja. —la única chica sugirió.

—Lo pensaré. —fue todo lo que respondió, ya que justo en ese momento la campana que anunciaba el fin del almuerzo llegó a los oídos de todos.

Los tres chicos se levantaron llevando los residuos a sus respectivas canecas, y ya de ahí entre charlas casuales se dirigieron al aula donde tenían su próxima clase.

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