Capítulo dieciocho

Si se trataba de días malos, con seguridad el actual se llevaba el puesto número uno.

Para comenzar, su alarma no había sonado, y quisiera dejar caer la culpa en su teléfono, pero en realidad fue la de sus dedos al poner "p.m", en vez de "a.m". Luego, como consecuencia, el autobús lo había dejado y tuvo que correr hasta la escuela, en un intento de llegar a tiempo a sus clases sin gastar lo de su almuerzo en un taxi.

Al llegar a su aula de clase con la respiración agitada, fue recibido por la mirada de su maestro que lo juzgó de pies a cabeza sin disimulo alguno. Acababa de ser depreciado por sólo diez minutos de retraso, y se quiso quejar, pero como si fuera poco, su mejor amigo y principal receptor de sus reproches, no estaba en su asiento.

Decidió tener fé y esperar, pero después de dos clases completas sin que el pelirosa hiciera acto de presencia, su fé se esfumó tan rápido como su infancia al saber que sus padres eran el verdadero Santa Claus.

¿Alguna vez han tenido que sobrevivir un día completo en la escuela sin su mejor amigo? Era tan aburrido que debería ser agregado opciones de métodos de tortura.

Pero bueno, al final TaeHyung logró llegar al término del día gracias a la energía que recargó al poder charlar con JiSoo durante el almuerzo. Ahora mismo sus pasos se dirigían fuera de la escuela, mientras que sus audífonos puestos le permitían escuchar su playlist. Y iba tan sumergido en la música, que no se dio cuenta el cuerpo que se le anteponía, por tanto, terminó chocando con aquel firme pecho.

Alzó su mirada dispuesto a disculparse mientras se quitaba sus idiófonos, no obstante, el ver aquel más que conocido y duro rostro, hizo que sus labios se mantuvieran sellados.

—Debes dejar de chocarte conmigo, empieza a ser raro. —JungKook habló.

—Entonces deja de ponerte delante mío. —TaeHyung respondió encogiéndose de hombros, antes de esquivar al chico para seguir con su camino. 

Una mano en su muñeca le impidió su cometido.

—¿Realmente quieres conocerme? —esa pregunta cortó toda queja que el rubio estuvo a punto de soltar—. ¿No fue eso lo que dijiste?

TaeHyung lo observó por un momento. Estaba claro que eso era lo que había dicho la última vez que se vieron, pero no sabía a qué venía eso ahora, si ese día JungKook pareció evadir totalmente el tema. Por eso no supo muy bien qué decir, y el pelinegro terminó por comenzar a jalarlo.

—¿A dónde vamos? —fue lo único que interrogó, la curiosidad haciendo que sus pies se aflojaran y siguieran el paso de JungKook.

Ahora fue el azabache quien se mantuvo en silencio, haciendo a TaeHyung suspirar.

Pasaron unos minutos de caminata muda, pero JungKook seguía sin soltar a TaeHyung, quien por su lado miraba a los alrededores, repentinamente sintiendo que el camino se le hacía familiar.

Y poco tiempo después logró entender el porqué  de ello.

Su muñeca fue liberada, y al instante JungKook tomó un poco de distancia de él, acercándose al final del callejón. Sacó de su mochila dos pequeños contenedores y los destapó, dejándolos en el suelo, mientras él mismo esperaba allí de cuclillas.

Segundos después TaeHyung los vio: dos gatitos saliendo de aquella caja que usaban como refugio, en busca de aquella deliciosa comida.

De nuevo ahí estaba la imagen adorable de JungKook alimentando a aquellos animales, con la diferencia de que esta vez no la estaba apreciando a escondidas. Aún así no entendía mucho de la situación, ¿por qué el azabache lo había traído a ese lugar?

—Son bastante lindos. —el rubio rompió el silencio, acuclillándose justo al lado de Jeon.

—Lo son.

—¿Sueles alimentarlos seguido?

—Intento venir todos los días. —replicó JungKook, su respuesta siendo validada por el gato de color gris, el cual parecía muy alegre restregándose contra las piernas de JungKook.

Una sonrisa apareció entonces en los belfos del pelinegro, reflejando un conjunto de sentimientos que no se podían identificar, pero que TaeHyung prefirió asumir como felicidad. Y se sorprendió a sí mismo sonriendo por ello. Así fue como decidió dejarse llevar, extendiendo una de sus manos con la intención de acariciar a uno de los mininos, no obstante, este se alejó.

Inconscientemente su labio inferior se abultó en un puchero por el rechazo, e iba a alejar su mano, cuando sintió que esta era tomada por otra.

—Debes hacerlo despacio —JungKook dijo, moviendo delicadamente su mano que mantenía junta la de TaeHyung—. Ellos no confían mucho en las personas, así que primero debes presentarte.

Mientras que con una de sus manos JungKook acariciaba el gato, con la otra discretamente acercaba la de TaeHyung lo suficiente como para que el minino la sintiera sin alejarse. Este pareció observarla un momento, olfateando levemente al "desconocido" y, después de unos segundos, giró su cabeza, volviendo a centrarse en las caricias de JungKook.

—Podemos tomar eso como una aprobación. —el de cabellos negros mencionó como un tipo de luz verde.

Y viendo sus manos juntas, TaeHyung sintió el pelaje bajo su mano. Comenzó a depositar pequeños mimos y, después de un rato, rió al ver cómo el gato se movía y se pegaba más a él en busca de atención.

—Parece que le agradas.

—¿Tú crees? —replicó el rubio, sin apartar su vista de aquella bola de pelos.

—Bueno, más específicamente tus caricias.

JungKook bromeó sin saber que TaeHyung había sido quien había inventado las bromas.

—Igual ya sabía que soy bueno con las manos.

Una de las pobladas cejas del azabache se elevó de una forma parecida al actor más conocido como "The Rock", y TaeHyung sólo atinó a sonreír mientras se encogía de hombros.

Sin darse cuenta, el ambiente entre ellos se hizo extremadamente cómodo y el tiempo empezó a pasar. Pequeñas charlas y risas se hicieron parte del recuerdo, hasta que los mininos parecieron cansarse y escabullirse por ahí.

Ambos se levantaron, sus piernas algo adormecidas por haber pasado bastante tiempo en la misma posición. JungKook tomó los ahora vacíos contenedores y los tapó, para regresarlos a su mochila, así ambos empezando a caminar fuera de aquel callejón.

Un blanco y apacible silencio se posicionó, pero no demoró en ser interrumpido por TaeHyung, alias el chico con mil preguntas en la cabeza.

—Realmente fue agradable venir, pero, ¿por qué me trajiste aquí?

El rubio lanzó la incógnita al aire, mirando de reojo al azabache, quien mantenía la mirada al frente y sus manos en los bolsillos de su pantalón.

—Dijiste que querías conocerme, y esto fue lo primero que se me ocurrió enseñarte.

Las cejas de TaeHyung se alzaron, dejando expuesta la sorpresa recorriendo su cuerpo. Aún así, no lograba comprender del todo.

—¿Que te gustan los gatos? — TaeHyung cuestionó con suavidad—. Bueno, tal vez no sea tan profundo como a lo que me refería, pero en definitiva... En definitiva es un buen inicio.

El rubio sonrió hacia el azabache, quien lo observó por un instante antes de volver su mirada al frente, dispuesto a hablar.

—Solía venir aquí con mi padre —comenzó a decir, su voz sonando bonancible, pero algo baja—. Él encontró a estos gatos y comenzó a dejarles comida, hasta que después de un tiempo, pareció ganarse su confianza y ellos se sintieron cómodos al rededor de él. Esa fue la primera vez que me trajo con él —una sonrisa llena de nostalgia se dibujó en sus belfos—. Recuerdo que tuvieron la misma reacción conmigo, que como lo hicieron contigo, pero mi padre me dijo que fuera lento, y logré agradarles.

"Debes hacerlo despacio. Ellos no confían mucho en las personas, así que primero debes presentarte".

Entonces de ahí lo había aprendido.

JungKook parecía sereno, pero su mirada baja delataba aquel pesar que intentaba esconder. TaeHyung creyó que lo mejor era mantenerse en silencio y dejar que el chico continuara. Por alguna razón sentía que JungKook necesitaba eso, soltar aquellos recuerdos que ahora pesaban en sus hombros.

—Después del accidente, pasé algunos días encerrado en mi cuarto, hasta que recordé a los gatitos. Supe que ahora debía ser yo quien se encargara de ellos, así que eso he hecho desde entonces.

—Eso es... —TaeHyung intentó hablar, pero las palabras no lograban ordenarse en su cabeza.

JungKook suspiró, levantando de nuevo su mirada, y encajándola en la del rubio.

—No tienes que decir nada. Ni palabras de agradables, ni de consuelo —el azabache soltó, su actitud retomando aires del JungKook que más solía ver—. Sólo te lo digo porque quiero, así de sencillo.

—¿Porque quieres?

El pelinegro pareció pensar en su respuesta, sin embargo, esta fue detenida por él mismo, quien se mordió su labio inferior.

—Se hace tarde y tengo algunas cosas que hacer. Te veo mañana, TaeHyung.

Con eso dicho, y la pregunta del rubio evadida con éxito, JungKook comenzó a correr en una dirección opuesta a la que iban.

TaeHyung no hizo más que ver cómo el chico cada vez se alejaba más de su vista, hasta que con resignación, comenzó a caminar de nuevo en dirección a su casa con un sólo pensamiento:

"JungKook es un raro de primera".

no tengo más excusas que decir que mi inspiración estuvo bastante estancada, de verdad lo siento muchoooo ;c

¡gracias por leer! ♡

©gguktaebae

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