Día diez

"-aun no me quieres..."

"Querer o amar"

Gran dilema que tenía el británico aquella noche. No pensaba dormir hasta aclararse bien sus sentimientos por el menor, o hasta que morfeo lo obligase
Cada regalo, palabra lo hacía sentir tan bien si venía de su amig-, no, no no no, ya ni él lograba convencerse de esa palara, pues no estaba seguro si del modo amoroso
A pesar de que él mismo hubiese colocado aquel acuerdo, no se imaginó que el japonés lograse cambiar algo dentro de él. Tenía remordimientos por haber pensado que el menor se aburriría, como siempre lo hace, pero cada día veía más esmero en él, veía que mejoraba en varios aspectos en los que, si alguien se lo pide, no lo haría. Era por él.
No quería decirle que no después de tanto esfuerzo, pero si le aceptaba ¿sería solo para no verlo llorar? O ¿sentía lo mismo?
Eso del "amor" no lo experimentó, lo que sentía era atracción por las mujeres y sus finas curvas. Nunca amó a alguien, en el sentido de la pareja. Maldecia y agradecía a Jyugo por ese fuerte sentimiento

A media noche, sus ojos luchaban por no cerrarse, pero le era casi imposible. El sueño le estaba ganando
Estaba por caer dormido cuando escuchó unos pasos que se dirigían a la salida. Alzó, adormilado, su mirada y pudo resaltar la silueta del japonés abriendo la puerta y escapando

-Jyugo -fue lo último que dijo antes de caer dormido

~●~

La voz de Hajime fue lo que lo hizo despertar varias horas después. El guardia entró a la celda y comenzó a pasar asistencia

-número 25 -recibió una adormilada risa del menor- deja de reír. Número 69 -llamo

-aqui -bostezó Rock, incorporandose en su colchón

-número 11 -llamó

-aqui -contestó Uno, incorporandose al igual que su amigo

-bien. Número 15 -llamó, mas no hubo respuesta

Uno se alarmó por aquel recuerdo de la noche anterior. Jyugo escapó

-número 15 -volvió a llamar con insistencia y lo que recibió fue un ronquido proveniente del desordenado colchón del japonés, con mantas desordenadas y un pequeño bulto entre estas

No era difícil confundirlo con aquel bulto tan pequeño. Uno suspiró aliviado, tal vez aquella imagen solo la soñó. Pero ese alivio no duró mucho cuando el guardia se acercó a donde Jyugo se encontraba

-número 15, arriba -habló molesto

-no quiero -respondió. Pude haberse confundido con un puchero, pero no lo era, créanme que no- vete

-no te pregunte, te estoy dic-

-y yo tampoco te pregunté, te estoy ordenando que te vayas -le cortó las palabras aun bajo aquellas mantas

-bastardo... ¡mocoso malcriado! ¡sal de allí y dímelo a los ojos! -gritó furioso

Los demás veían asustados. Presentían lo que estaba por pasar
Se escuchó como Jyugo suspiraba y luego se incorporaba. Se restrego los ojos y con ellos miró al guardia. Hajime sintió un horrible escalofrío recorrió toda su columna al tener contacto visual con aquellos, ahora rojos como la sangre, ojos

-vete y deja de joder -dijo fríamente. Sus ojos tomaban más intensidad con cada palabra y le daba un toque demoniaco, sin mencionar que a parte de tener el iris rojo, los bordes también tenian ese tono

Hajime no dijo nada. Nunca había tenido miedo por aquel chico, hasta que decidió abandonar la celda, dejando a los reclusos en un confuso ambiente

-finalmente -gruño el azabache antes de volver a recostarse y taparse con la sabanas para, luego de unos segundos, quedar profundamente dormido

Sus compañeros le miraban asombrados por au comportamiento. ¿dónde estaba aquel Jyugo que renegaba para no hacer algo?
Habia una cosa que estaba mal, y eso lo tenían en claro

-Uno -llamó Rock- ¿sabes algo sobre esto?

-n-no... -murmuró preocupado

Claro que sabía algo. Pero no se los diría por el hecho de que primero hablaría con Jyugo, pues tenía el presentimiento de que su relación tenía algo que ver

~●~

Ya llegaban a la mitad del día y Jyugo no mostraba indicios de querer levantarse. sus amigos, y amado, trataron de persuadirlo, mas nada funcionaba, seguía hundido en alguna especie de depresión que cambiaba a furia al presentarse uno de los guardias que él tanto aborrece, mas con sus amigos se mostraba decaído
Ya a unos minutos pasados del medio día, la puerta se abrió, dejando ver a un guardia de dudoso género

-vengo por el recluso 15 -habló el pelirrojo

Se acercó a donde estaba Jyugo y comenzó a moverlo levemente con el pie

-recluso número 15, levántate -ordenó el hombre

El dichoso recluso se levantó y, con aquella aura molesta y ojos carmesí, se dirigió al mayor

-vaya a joder a alguien más, vieja horrorosa -habló molesto

Kijo guardó silencio unos segundos para luego tomar por la oreja al menor y atraerlo a sí

-¿¡Cómo que vieja horrorosa, mocoso malcriado!? -comenzó a chillar en el oido ajeno- ¡no deberías estar hablando, pedazo de emo! ¿¡acaso no te bastó con robar mi máquina de helado!? ¡¡porque sé que fuiste tú!! -le soltó la oreja y lo tomó del grillete del cuello- ahora vienes conmigo, maldito cabron -hablaba mientras lo arratraba a la salida

Jyugo trataba de zafarse y pedir perdon, pero ahora debía asumir las consecuencias de tener a la vieja horrorosa furiosa

Finalmente, lo sacó de la celda y lo llevó directo a su ala, pues sus reclusos favoritos pedían verlo. Tanto el recluso 25 como el 69 y 11 vieron, antes de que Jyugo saliese, como sus ojos volvían a aquellos extraños colores

-Uno-kun -llamó el pelo verde- habla con Jyugo-kun, por favor -pidió esperanzado

-a ti te hablará -agregó Rock

-no lo creo -murmuró el rubio

-HAZLO -hablaron al unísono mirando duramente al británico

~●~

Eran ya las seis de la tarde cuando Jyugo volvió a su celda, siendo escoltado por la vieja horrorosa. Lo que comenzó como una simple visita, terminó en una tarde "amistosa" con los más guapos de la prisión y sus lujos de gente guapa. A pesar de su estadía en aquella ala, su humor no había mejorado nada, seguía con un aura depresiva
Al llegar a su celda, sus amigos, y amado, lo esperaban sentados viendo a la puerta, dándole un leve escalofrío por su modo de esperar. Cuando la puerta se cerró tras él, Rock fue el primero en tomar la palabra

-Jyugo, debemos hablar -esas palabras que te joden el día

-por favor, no quiero -respondió Jyugo pasando de largo y dirigiéndose con pasos pesados a su colchón

-no estamos jugando, Jyugo-kun, estás actuando muy raro -habló Nico

-estoy muy bien -contestó

Antes de poder tirarse a su colchón, una mano lo tomó po la muñeca y lo arrastró a la salida

-chicos, volvemos en un rato -habló decidido el rubio abriendo la puerta de la celda y saliendo arrastrando al menor

Durante todo el trayecto, Jyugo no dejaba de pedir que le dejase ir, amenazaba y forsejeaba. Era de esperar que no lograse nada
Uno lo llevaba por todas direcciones, confundiendo mucho más al azabache hasta que finalmente llegó a su destino: su ala de apuetas

-¿qué hacemos aquí? -preguntó Jyugo al ser liberado por el mayor

-debemos hablar -respondió Uno sentándose en uno de los sofás, con una expresión seria- ¿qué te sucede?

-no me sucede nada -respondió a secas- estoy bien

-¿fue por tu escape de anoche? -se atrevió a preguntar, y vio como el rostro de Jyugo palidecia

Sus ojos se perdieron en un punto lejano y su aura cortante ya no se sentía, podía sentir miedo

-Jyugo ¿sucedió algo de lo que deba enterarme? -a pesar de aquella reacción, Uno no pensaba suavizarse

El menor negó lentamente con la cabeza, aun con su mirada perdida

-entonces explica tu conducta -pidió el mayor

No contestó, solo se dedicó a bajar la mirada y callar

-contesta, Jyugo -ordenó comenzando a perder la paciencia

Tampoco contestó

-Jyugo, di algo -se notaba lo molesto que estaba

Vio como el menor se estremecía y no dejaba escapar ni una palabra

-¡Contesta, Jy-!

-m-me deja-arás ¿ver-verdad? -preguntó en un tono casi inaudible, aun asi, Uno logró escucharle y lo dejó mudo por unos instantes

-no, no no, no lo haré -respondió sintiendose mal- ¿de dónde te sacas eso?

-é-él me lo di-dijo... -respondió y sentía que en cualquier momento se iba a quebrar

-¿quién?

El silencio reinó después de aquella pregunta, hasta que Jyugo habló, aun con su mirada baja

-me estoy volviendo loco, Uno... es-estoy loco -le escucho decir- no sé si aquello fue real o mi cordura se esta destruyendo... no sé... -temblaba- un tipo me dijo que... que nadie me amaría... pensé que sería verdad, hasta que llegaste tú... ahora entiendo esas palabras que me volvieron a decir ayer aquel mismo tipo... no sé que hacer... no sé en que creer... no sé si seguir viviendo...

-Jyugo... -se levantó el rubio y se acercó a él, levantó el rostro ajeno para mirarlo a aquellos humedos ojos y, antes de que el menor pudiese decir algo, este sintió un ardor en su mejilla- ¡no seas idiota! -gritó sobandose la palma de su mano con la que había llevado a cabo la anterior acción- ¡no seas un idiota al pensar que eso es verdad, pues NO, escuchalo bien, NO ES VERDAD! -habló, por no decir ladró- ¿¡Qué más te dijo él!?

-que alguien como yo no merece ni amor, ni justicia, ni respirar...

-¿Cómo alquien como tú? -preguntó molesto y confundido

-un monstruo como y- -fue cortado al sentir nuevamente aquel ardor en su mejilla

-¡no le creas! -gritó para luego abrazarlo con fuerza- NO ERES UN MONSTRUO. No dejes que eso entre a tu cabeza y permanezca allí. No no no... los monstruos no tienen amigos, pero tú no tienes a nosotros, me tienes a mi...y te prometo que no te dejaré -al acabar de hablar, sintió como el menor comenzaba a llorar

-discu-ulpame... -balbuceo

-no tienes que disculparte, sabes que estaré aquí

-Uno... ¿m-me quieres?

Aquella pregunta lo dejó callado. No quería contestar y rezaba para que algo ocurriese y detuviera aquel momento. Y sucedió
Las alarmas dellugar comenzaron a sonar, ya los buscaban. Se separó del menor y salieron rápido del lugar, dirigiéndose a su celda

~●~

-¿para que me llamaron?

-hola también, sí, nos alegra bastante el volver a verte cabron

-tranquilo Honey. Jyugo, ¿Cómo has estado en estos días que nos ausentamos?

-supongo que bien...

-¿te sucede algo?

-le agarró la depresión al emo, déjalo

-tú calla, yo hablo. Jyugo, puedes contar con nosotros, no nos burlaremos

-es solo que... siento que... hice cosas para nada... no creo que él sienta lo mismo por mí

-entonces preguntale. Nompierdes nada con intentarlo, además, mañana acabará esto y muy pronto sabras la respuesta. No pienses que hiciste cosas por nada, pues no es verdad, yo sé que él debe sentir sí o sí algo

Continuará

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