Diesiceis - Tacos time

Las semanas transcurrieron, Diego, Chinos y Sofía ya hablaban como en los viejos tiempos, obviamente habían ciertos momentos "incómodos" entre ambos, por lo que preferían no toparse por algunos minutos, luego conversaban sobre otro tema, así una y otra vez.

Sofía seguía amando a Jorge, muy en el fondo, pero lo seguía haciendo. La chica de cabellos oscuros sentada sobre la silla del departamento Rulér, esperando a la chica que se uniría a un bello reto en el canal.

— Sof, ¿nos ayudas a grabar?

Ella le devolvió la mirada al instante.

— Si Jorge, con gusto, yo le ayudo a la producción —con eso había dado a entender que no saldría frente a las cámaras, la verdad quería sentir lo que era grabar un buen video, ¿y que mejor ejemplo que con la producción de los Rulés?

Se vistió con unos jeans y una sudadera negra.

Diego por su parte llegó bien arreglado, apurado por la puntualidad de Anzaldo.

— ¡Hasta que llegas mi hermano!—Sofía se burló imitando la voz de Jorge.

— Naambre, que insistencia la tuya eh —se refirió a Chinos, quien solo rodó los ojos con aire de "puntualidad".

NARRA SOFÍA

Luego de nuestra desesperada discusión por la "puntualidad" de Jorge, nos acercamos a donde grabaríamos, en una mesa unos metros después de las escaleras del segundo piso.

Cuando tocaron el timbre, supe instantáneamente de quien se trataba, mi queridísima Ximena Ponch, acompañada de su hermano Andrew.

Bienvenidos —dijimos Diego y yo al unísono.

Oraaa —volvimos a decir al unísono, riéndonos por eso.

— Gracias, ¡me alegra verlos! —Ximena corrió a abrazarme, hace falta explicarlo pero lo resumiré.

Hace unos años, específicamente cuando empecé a subir de seguidores en mi cuenta de tiktok, la pequeña Ximena siempre estuvo apoyando mis videos con un like, yo se los daba de vuelta, hasta que empezamos a hablar, es como mi hermana del alma, nos contamos de todo, incluso es la única que sabe todo acerca del drama de los Rulés y yo.

— ¡Princesa, que gusto verte! —le contesté a Ximena de inmediato, separándome del abrazo grupal.

— Que bueno verte a ti también, no sabía que estarías aquí —me dijo discretamente al oído tras darme otro abrazo.

(Si bueno, ni yo) pensé, obviamente no lo dije.

Saludé a Andrew, quien estuvo como yo, viendo cómo grababan los de la producción, ayudándoles también a contarles el tiempo a los concursantes del reto, terminó perdiendo Ximena, con el reto de comer un chapulín asado, no lo cumplió pues se puso a hacer trampa, tirando al chapulín "discretamente", pero TODOS la vimos aventarlo.

Al finalizar la grabación, apagaron las cámaras y nos pusimos a comer una pizza que encargamos por Pizza Hut.
En la comida no dejaba de voltear a ver a Jorge, y él a mi, mi corazón nuevamente latía con mucha fuerza, tanta que me era imposible concentrarme en mi respiración, Diego preguntó si me sentía bien, tuve que mentir y dije que me sentía algo mareada, me fui a recostar en uno de los cuartos de visita luego de que pasaran los papás de los Ponch a recogerlos.

Chinos tocó mi puerta con sus nudillos, me levanté poco a poco de la cama.
— Pasa

El chico se sentó en la cama con la mirada en el suelo.
— ¿Chinos.. qué pasa?

Mi abuela está enferma—comenzó a lloriquear cuando puse mi mano en su mejilla, cerrando sus ojos fuertemente mientras sufría, me dolía igualmente, le apreté la mano para que supiera que estaba con él, y se desplomó en llanto cuando me abrazó sorpresivamente.

Estaba correspondiendo, acariciando su cabello, sintiendo como me respiraba en el abdomen.

Tranquilo, estoy contigo, no te voy a dejar solo ¿ok?—asintió separándose de mi con lentitud, sus ojos estaban hinchados, igual así le pedí que se recostara conmigo un rato, lo abracé por el pecho, mientras se desahogaba mirando hacia el techo.

—No sé si sirva de algo pero, cuentas conmigo, Iván, ¿si?

—Para mi cuenta muchísimo, no sabes cuánto —giró su cabeza hacia mi.

Con una sonrisa leve, besé su mejilla, a lo que él respondió con un beso en mi frente.

Te quiero —dijo antes de dormirse.

Al cabo de unas horas desperté por el rugido de mi estómago, enserio tenía mucha hambre, fui hacia con Diego, quien me dijo que era una buena idea ir por unos tacos.

— Vamos, voy a despertar a Jorge —le dije— ahora vuelvo

— Si, tranquila,  los espero afuera, mientras iré sacando la camioneta.

Asentí desde el pasillo, abriendo la puerta del cuarto, Jorge estaba tallándose los ojos.

Buenos días dormilón, vamos por tacos, anda.

Me siento un poco triste

Anda, vamos, ¿si?

Si voy ¿que me das?

Un beso

—Ay ajá –chistó.

—Bueno, si no quieres no —me iba a ir pero me detuvo su comentario.

—No, si quiero...

—Si, pero anda vamos

Pero lo quiero ahorita—me hizo un puchero— ¿por favor?

Rodee los ojos, para luego caminar con seguridad hacia su rostro, y besarlo, suaves labios sabor a manzana, sus manos rodearon mi cintura, me despegué lentamente.

— vamos a cenar, Diego nos espera abajo —sonreímos con nuestros rostros un poco pegados—

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