3.21

En un jet privado viajan los dos hombres que han hecho la vida de Jeon, un tanto complicada.
Ambos viajan con los pocos hombres que han decidido quedarse a su lado.

—Estamos a diez minutos de aterrizar, abrochen sus cinturones —se escucha la voz de la única mujer que viaja junto a todos los hombres.

—¿Qué haremos cuando aterricemos en Corea? —cuestiona Yuan al ruso, que abrocha su cinturón.

—Haz lo que tú quieras, yo tengo un encuentro importante con alguien —responde secamente el ruso.

Un poco de turbulencia unos segundos antes que el avión realice su aterrizaje por aquella pista privada, pero custodiada por hombres que trabajan para Bobby.

—¿Qué tipo de encuentro?

El jet aterriza y Revìch se retira el cinturón para luego buscar la manera de salir.

—Te he preguntado ¿Qué tipo de encuentro? —repite Yuan, molesto, provocando que el ruso se detenga frente a las escaleras del jet y se gire bruscamente para observar furioso al taiwanés.

—No olvides quien soy, y de lo que soy capaz —Revìch, camina lentamente, pero de forma amenazadora hacia a Yuan. —Mis reuniones privadas no son de tu interés. Haz lo que quieras, Yuan, pero no me exijas obediencia hacia ti —dice burlonamente, mientras ambos se observan.

—Estas muerto, estas en el territorio de Jeon —habla Yuan, tratando de hacer volver en razón al ruso.

—Corrección —dice socarronamente Revìch, con una sonrisa en su rostro. —Estamos muertos, y estamos en el territorio de Jeon —aclara el ruso, para luego darle la espalda a Yuan y bajar las escaleras del jet.

—Tendré dinero pronto —alza un poco la voz,Yuan, cuando el ruso ha bajado las tres escaleras del jet.

—Tu dinero no es suficiente para mí —replica sin siquiera mirar a la cara al taiwanés.

—A la mierda con tu avaricia —refuta Yuan, bajando las escaleras del jet con sus hombres detrás de él.

Sin decir más nada ambos suben a autos separados conduciéndolos a destinos diferentes, llevándolos a reuniones distintas, pero con el mismo interés, dinero, hasta donde un error los puede cegar y hacer que ellos mismos se entreguen al hombre del cual se han ocultado por un tiempo.

—Namjoon, ambos salieron de la pista de aterrizaje. Diferente auto —le informa uno de los hombres que ha contratado Bobby como vigilante.

—Entendido —corresponde Nam.

Todos se encuentran reunidos en la mansión que viven, a excepción de Jeon, el cual, no aparece y no responde las llamadas que Nam, Kenji y Bobby le hacen.

—Apuesto a que Jimin le ordeno hacer algunas compras —dice Bobby, observando su celular.

—Apuesto a que se atrasó por mimar a Jimin —se añade a la apuesta, Kenji, del porque Jeon no aparece.

—Apuesto a que... —el chico de cabello verde está por hablar y unirse a la cadena de apuestas, pero el japonés se lo impide.

—Apuesto a que, si hablas te golpeare —le adivierte molesto, observando al chico de cabello verde con una sonrisa, mientras sostiene una navaja en sus manos.

—Apuesto a que trae a todos, y por eso su retraso —agrega Namjoon, interrumpiendo a Kenji.—Dejamos hasta acá las apuestas, porque es obvio que ganare —se mofa Nam, el cual tiene a su lado al chico de inteligencia.

—¡Daewan, ven acá! —se escucha el grito de Jimin, llamando a su hijo en toda la casa.

La puerta del cuarto de reuniones se encuentra abierta en su totalidad, la pequeña figura de pie a unos metros de la puerta observando a su tío Nam y al chico que es amigo de su padre que utiliza una computadora.

Dae sonríe al observar a Nam y cuando se percata que este lo mira corre hacia el cuarto de reuniones rápidamente.
Namjoon se pone de pie y toma al menor en sus brazos para luego alzarlo. Kenji, por su parte, guarda su navaja al darse cuenta que el pequeño está dentro.

—¡Tío Nam! —grita el pequeño, cuando el nombrado lo elevaba para jugar con él.

—Dae —lo llama Bobby, poniéndose de pie para poder cargar al pequeño.

—Tío —dice el pequeño con una sonrisa, ya que le cuesta pronunciar el nombre de Bobby.

—Dae, appa llama a ti —se escucha la voz de Injae.

La pequeña se encuentra bajo en el marco de la puerta, no intenta entrar al cuarto de reuniones ya que la orden de su papá, es no entrar y solo llamar a su hermano para que regrese junto a ella.

—¡Dae! —grita la pequeña de nuevo, mientras su hermano la ignora por completo.

—Daewan, ve con Injae y tu appa —interrumpe Jeon a sus hombres y a su hijo.

Bobby deja de jugar con Dae, y deja que este llegue hasta donde su hermana espera por él.

—Niño malo —lo señala la pequeña a su hermano, mientras golpea el brazo de su inquieto hermano.

—Injae —la reprende Jungkook. —Quiero que ambos vayan con su appa, ahora —les ordena, haciendo énfasis en la última palabra, para luego cerrar la puerta y quedar a solas con sus hombres. —Sean rápidos. Jimin, debe ir a tallarle los trajes a los niños, y yo debo pasar por una de mis armas y municiones —expone tomando asiento, mientras todos los demás lo observan detenidamente.

—Gane la apuesta —canturrea Nam, sonriente, mientras Jeon lo observa sin saber a lo que se refiere.

—Bien, empieza escuchando el audio —habla Kenji, lanzándole el aparato con el que ha grabado la conversación GD.

Jeon seriamente presiona el botón para que se reproduzca lo que ha grabado GD, en la conversación que había tenido con Yuan.

Grabación...

—¿Quién habla? —se escucha al ser atendido el celular por parte de Yuan.

—Soy GD —responde el chico de cabello verde.

—Maldito asesino —escupe con sorna el taiwanés.

—Tengo algo que necesitas en estos momentos —habla GD, tratando de llamar la atención de Yuan.

—Lo que necesito es dinero y si no lo tienes, pierdes tu tiempo niño —el taiwanés esta a punto de terminar la llamada cuando GD logra detenerlo.

—Tengo tu puto dinero —suelta el chico de cabello verde, obteniendo la atención de Yuan, evitando que este corte la comunicación.

—Eres un hijo de puta, mentiroso —se burla Yuan.

—Lo tengo, es la vida de mi pareja la que está en juego, porque bromearía con eso —dice un poco serio, GD, para que Yuan crea todo lo que ha dicho anteriormente.

—Envíamelo —le ordena Yuan.

—Eso nunca —se opone GD.

—Quieres tu maldito dinero, vuelve a corea. Cuando me sentenciaste con que matarías a mi pareja, lo hiciste frente a mí, pues yo te daré el dinero que te debo y será tú y yo frente a frente.

Ahora el que da las ordenes es GD, pero también espera que su plan funcione, si no Kenji acabará con él sin pensarlo dos veces.

—Como quieras, niño —bufa Yuan, ya que no tiene otra opción.

—Cuando estés en Corea, házmelo saber a este número —corta la llamada GD y el audio llego a su fin.

—Solo necesitamos la fecha —dice Kenji, tomando de nuevo la grabadora.

El celular de Kenji ha sonado mientras Jeon, ha escuchado la grabación sin parar de vibrar y él de cancelar la llamada.

—Contesta de una puta vez —le ordena Jungkook, molesto, mientras D.O coloca frente a él una laptop con el video que Jov, había logrado grabar.

—No es importante —susurra Kenji, al observar la pantalla de su celular y colgar la llamada.

—¿Dónde está, Jov? —pregunta Jungkook a Bobby.

—Revìch, quería un encuentro. Tú sabes para asegurarse que no está de tu lado —le explica Bobby a su jefe.

—¿Explícame como grabó esto? —cuestiona Jeon.

—Coloque una cámara diminuta entre su estúpida flor que llevaba en su traje. Lo demás lo hizo D.O —contesta Bobby, orgulloso del trabajo que ambos han realizado.

D.O presiona la pantalla de la laptop y el video se reproduce.

Vídeo...

—Socio —es la manera en que llamo Revìch a Jov, al observarlo por la pantalla del computador.

—Seremos socios cuando cerremos trato, tú y yo cara a cara, no a través de una computadora.

Jeon sonríe ya que Jov esta yendo directo al punto.

—Si no estás de acuerdo, es innecesario que tengamos esta conversación —el rostro de Revìch cambia al instante.

—Dime dónde quieres que nos reunamos, y allí estaré —habla rápidamente el ruso.

—Estoy cerrando algunos negocios en Corea, si te urge el dinero, podrías venir y cerramos trato lo más pronto posible.

La seriedad con la que Jov habla y la avaricia de Revìch, no le permiten decir un no como respuesta, aunque corra el riesgo de ser atrapado por Jeon.

—Viajare a Corea lo más rápido que pueda —dice sin dudar, Revìch.

—Comunícate conmigo cuando estés aquí.

Jov se pone de pie luego cierra su laptop y termina la video llamada.

—Buen trabajo, quiero que estén listos. Jov puede tener la fecha de encuentro ahora y nos sujetaremos a ella —dice Jeon, mientras se pone de pie rápidamente—. Kenji, cuando tengan la fecha haz que GD le haga saber la fecha a Yuan.

El nombrado asiente.

—Mataremos dos pájaros de un solo tiro, los quiero atentos a todos, pronto me casare y quiero muertos a esos hijos de puta cuando eso suceda —se sacude su chaqueta y luego observa a Nam.—¿Qué apuesta ganaste, Namjoon? —inquiere Jungkook, curioso.

—Nada que importe, olvídalo —se excusa Nam, mientras Kenji y Bobby se burlan de él.

—Debo irme, tengo que llevar a Jimin y a los niños a esa maldita tienda de ropa —camina hacia la puerta y la abre mientras todos se ríen.—Antes que lo olvide. Jimin, los quiere a todos en nuestra casa, al parecer, Jin, tiene sus trajes listos —anuncia burlonamente para luego salir y dirigirse a la sala.

Jimin se encuentra junto Sang, mientras los mellizos travesean uno de los monitores que D.O utiliza.

—Dejen de manosear eso habla Jeon, llamando la atención de sus hijos.

—¿Nos vamos? —pregunta Jimin, alzando su rostro y conectando su mirada con la de Jungkook.

—Claro, cariño.

Jeon toma a Sang en sus brazos, y luego ayuda a Jimin a ponerse de pie para salir con sus mellizos.

—Dae y Jae, dejen eso. Es hora de irnos —ordena el menor, caminando detrás del mayor.

—¡¿No escuchan?! —alza su voz, Jimin, molesto, mientras sus hijos lo ignoran.—Jungkook —se queja el rubio, al observar que sus hijos no le obeden.

—Injae y Daewan —pronuncia Jeon en tono fuerte y demandante.

Los pequeños dejan de manosear el monitor, pero no siguen a sus padres.

—Ve al auto, voy a castigarlos a ambos —dice Jimin, caminando hacia donde sus hijos se encuentran y Jeon sale de la mansión con Sang en brazos.—Jeon Injae y Jeon Daewan —los llama Jimin.

Los mellizos observan a su appa verdaderamente molesto, saben que serán castigados y de esta no se salvarán.

Lleva una de sus manos a la oreja de Daewan y la otra a la oreja de Injae, tira de estas un poco haciendo que los mellizos bajen de la silla en la que se encuentran.

—Appa —sollozan ambos, cuando sienten dolor en sus orejas.

—A la camioneta, ahora mismo —les ordena apuntando con su dedo índice hacia la puerta, mientras los hombres de Jeon observan desde la puerta del cuarto de reuniones.

Jimin se acomoda el cabello hacia atrás y luego les sonríe a los chicos, alza su mano y la agita para despedirse de todos.

—Nos vemos pronto, chicos —es lo último que dice para cerrar la puerta de la mansión y subir a la camioneta junto a sus hijos y junto Jungkook.

En la camioneta ambos reprenden a sus hijos por no haberles obedecido cuando ambos les habían llamado la atención, saben que sus hijos estan pequeños, pero Jimin ha hablado con Jeon acerca de la educación que quiere para sus hijos, y esa platica no incluye el que sus hijos les desobedezcan.

Cuando llegan al lugar, el rubio baja junto a los mellizos y luego toma a Sang, Jeon saco un manojo de billetes y se lo da a Jimin.

—Iré por mi arma y las municiones, si salgo antes que tú, iré por ti a la tienda —le indica Jungkook.

—Está bien, pero ¿qué tan lejos está la tienda de armas? —pregunta el menor, tirando la corbata de Jeon, para que este baje un poco su rostro para poder darle un beso en los labios.

—A cuatro locales de este —responde el pelinegro, entre medio del beso.

—Cuídate JB y los chicos se detendrán al ver mi camioneta, así que no hay de qué preocuparse —le asegura Jeon, mientras deja a Jimin y a sus hijos en la tienda de trajes para niños.

—Señor Park —lo saluda una de las trabajadoras al ver a Jimin.

—El mismo —responde con desagrado, ya que sabe que lo tratan bien por el dinero que está por gastarles en su tienda.—Vengo solo, así que necesitare que una de ustedes me tenga a mi hijo menor y le pruebe su traje —pide Jimin a la trabajadora que lo ha recibido.

Una de las otras chicas del área de maternos se acerca a Jimin y le da a Sang, rápidamente la chica comienza a desvestir a Sang para poder colocarle el traje que el rubio ha escogido para su hijo.

—Injae, si sales de la tienda voy a castigarte de nuevo. Ven acá, ahora mismo —le ordena Jimin a la pequeña, que se encuentra unos cuantos pasos afuera de la tienda.

Toma el traje de Daewan en sus manos y lo deja en una silla, camina hasta donde su hija está, le coge de la mano y la entra al local de nuevo.

—No quiero que salgas de nuevo —la reprende, la pequeña hace un puchero y se sienta en el suelo molesta—. De pie Injae, te tallare el vestido.

De mala gana la pequeña se pone de pie, Jimin, de forma rápida le talla el vestido a su hija, observa que le queda bien y le ordena a la trabajadora que le prepare el vestido porque se lo llevará.

Después que Jimin le retira el vestido a la pequeña, observa hacia fuera una camioneta negra sin placas, con una de las ventanas un poco abajo y las demás cerradas, completamente polarizadas.

Toma el traje de Dae, pero antes de tallárselo al pequeño, decide alertar a Jeon, disimuladamente con un mensaje para no alertar a las personas, luego que envía el mensaje al mayor se dispone a tallarle el traje a su hijo, mientras aprueba el traje que ha elegido para Sang.

—El mismo vestido que pedí para mi hija, lo quiero en una talla más grande. Taehyung, habló con ustedes de eso —dice Jimin, mientras le abrocha la camisa a su hijo.

—Claro —habla la trabajadora que esta preparando la cuenta y los trajes de sus hijos.

—Injae, ven acá cariño —llama Jimin a su hija. —¿Injae? —llama a su hija por segunda vez, girando su rostro para mirar hacia el lugar donde ha dejado a la pequeña sentada. —Mierda —masculla al darse cuenta que su hija se encuentra fuera de la tienda y cada vez se aleja más. —Quédate aquí, Daewan. No salgas —le ordena a su hijo, quien lo observa con un poco de preocupación—. Ustedes cuiden de mis hijos, les pagare el doble si lo hacen.

Todas asintien y llevan a los dos pequeños a la parte trasera de la tienda rápidamente.

Jimin sale de manera rápida al observar que alguien baja de la camioneta que está frente al local, intenta acelerar el paso, pero choca con una señora, trata de disculparse, pero no es momento para ser cordial cuando un hombre con capucha sobre su rostro corre hacia su hija con unos guantes negros en sus manos.

—¡Injae! —grita Jimin.

La pequeña deja de caminar y ve a su appa con una sonrisa en su rostro.
Pero esa sonrisa es borrada en el momento que el hombre la toma, y corre con la pequeña en sus brazos. Coloca una de sus manos sobre la boca y nariz de la pequeña, el llanto y los gritos de Injae van disminuyendo poco a poco cuando el químico que inhala va haciendo efecto.

—No, por favor no. Mi hija, no —solloza Jimin, recordando la vez que fue separado de su hermana Iseul.

Jimin trata de cruzar la calle, pero el sinfín de autos que pasan se lo impeden.
Su respiración es agitada y su corazón palpita fuertemente de preocupación.

—No, no, no —repite el rubio una y otra vez entre sollozos, al observar que otro tipo abre la puerta trasera de la camioneta desde la parte de adentro.—¡Injae! —grita con todas sus fuerzas.

Su rostro es cubierto por lágrimas, mientras su pecho duele y se siente desvanecer al saber que una parte de él, puede estar lejos y hasta llegar a perderla para siempre.

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