3.12

Dos semanas han pasado desde que Jungkook, salió de prisión y no se dejó ver aproximadamente por tres días desde que tuvo la prueba por parte de su abogado, y de Bobby que todos los cargos por los cuales había sido culpado fueron retirados. De la misma manera aprovecharon para desaparecer todo rastro que queda de Jeon y su imperio como máximo narcotraficante que domina en todo Corea del Sur.

Por su parte, el abogado recibió todo el dinero duplicado tal y como Jimin se lo había prometido. Mino, se encarga cada semana de ir a prisión e introducir drogas y dinero, ya que ese había sido el acuerdo que Jeon había hecho con algunos de los prisioneros.

D.O busca siempre alguna pista que lo lleve hacia Yuan o Revìch, pero le resulta casi imposible poder dar con su paradero. Es como si de fantasmas se hablara, pero todos saben que deben dar con su paradero y acabar con ellos lo más pronto posible, ya que una de las cuantas bodegas que contiene un enorme cargamento de drogas, había sido hurtada de forma sucia que solo los rusos y taiwaneses pudieron haber hecho.

Entre los planes de Jeon aún se encuentra el comprar la compañía de seguridad para que Nam la administre con los chicos.
Sí, ha hablado con Jimin sobre su futuro, han discutido y luego reconciliado, se han gritado y luego han hablado quedando más que de acuerdo en que Jungkook, no se saldrá de su vida como narcotraficante, pero que buscará tener un buen negocio que lo cubrirá. Un buen negocio en el cual él se sienta cómodo de dirigir, pero que aún no se decide.

Por su parte, Jimin, maneja el restaurante con Taehyung y Jin, el cual piensa expandir por todo lo largo del país y si es posible al extranjero.

El rubio es feliz al saber que tiene a su familia junta a excepción de su hermana Iseul, aun se siente mal de no poder tenerla a su lado, pero aún no tiene el valor de correr el riesgo y pedirle que regrese, ya que aún tienen la amenaza de los enemigos de Jungkook sobre ellos.

Jimin habla todas las noches con Iseul y hace que sus mellizos y Sang, hablen y se conozcan un poco más con su tierna, pero testaruda tía.

Iseul, siempre le pide a su hermano que la deje volver a lo cual este siempre responde que aún no es el momento adecuado para que ella regrese. La pequeña con un poco de tristeza siempre trata de comprender y obedecer a su hermano, ella sabe que si su hermano dice algo, lo cumplirá por lo tanto no lo presiona.

En la actual enorme casa blanca de Jeon, se encuentra instalado un enorme sistema de seguridad en la parte de afuera.
Si bien, Jungkook, no ha colocado a unos cuantos de sus hombres en las afueras de la casa simplemente porque, Jimin, le ha pedido que no lo haga, así que la opción por la que optó fue por un carísimo sistema de seguridad el cual es monitoreado por Jennie.

Pero como si eso no le bastara el encargado de su ángel mientras él no  está en casa es JB.

Sí, se preguntaran: ¿Por qué JB? ¿Por qué no Mark o Mino?, pues, Jimin, también se pregunta lo mismo, pero Jeon, solo respondió en que JB es un buen hombre y un buen tirador.
Por ende, no tiene de que preocuparse mientras él y sus demás hombres no cuidan de Jimin y sus hijos.

En la casa blanca, la cual, Jimin, amenaza con cambiar de color constantemente, nada más viven ellos junto a sus hijos y JB, el cual, se hospeda en una de las habitaciones de la casa.
Juega con los mellizos y aprende mucho sobre como ser un buen tío cuando Jimin lo reta a que se comporte frente a los pequeños.

Es la hora del almuerzo, el rubio se encuentra colocando la mesa mientras, Sang, está en una pequeña silla la cual tiene unos cuantos juguetes colgando y girando frente al pequeño que no para de sonreír cuando estos se mueven. Injae, por su parte, trata de ayudarle a su appa.

—Appa —dice la pequeña extendiendo sus manitas, para que Jimin le dé los cubiertos, para luego llevarlos a la mesa.

—Con mucho cuidado —le ordena Jimin, caminando junto a su pequeña hija.

El menor, termina de colocar la mesa y observa del soslayo al pequeño Sang, los gritos de Daewan inundan la casa mezclados con las sonoras carcajadas de JB, el cual juega con su hijo por el resto de la casa.

—Jungkook, por última vez la mesa esta lista —anuncia el rubio.

Injae le pasa el ultimo cubierto a su appa y él lo coloca a un costado del plato.

Toma a Injae y la coloca en su silla, le coloca el babero y luego va por el pequeño Sang, el cual es retirado de sus brazos por JB.

—Déjamelo a mí —dice observando al pequeño, mientras su respiración es entre cortada.

—¿Dónde se supone que está, Dae? —le pregunta el menor.

JB, por su parte solo alza sus hombros, dándole a entender a Jimin que no tiene idea en donde se encuentra.

—Jugábamos a las escondidas, seguro y sigue esperando que lo encuentre —habla JB, mientras trata de hacer enfurecer a Jae.

—Esto debe ser una puta broma —suelta Jimin, desesperado, al darse cuenta que su hijo y su prometido nunca colaboran para poder comer a la hora que es.—Si repites la palabrota serás castigada —alza su voz, para que su hija lo escuche mientras se abre paso entre el sinfín de juguetes regados por los pasillos de la casa.—Daewan, más te vale que salgas de donde estés, no estoy para nada feliz contigo —protesta Jimin, mientras observa a los costados de los pasillos y en las esquinas para poder dar con el paradero de su hijo.

Se detiene en su habitación observando a Jungkook, completamente concentrado observando su tableta.

—Vas a alimentarte o te quedaras inmerso mirando lo que sea que estés viendo en esa cosa.

La voz de Jimin, es golpeada, dándole a entender a Jeon que no está de buen humor.

Al instante, Jungkook, deja el aparato electrónico en su cama y se pone de pie observando a su ángel, el cual, se encuentra recargado en el marco de la puerta con sus brazos cruzados y una mirada para nada buena.

—Lo siento, cariño. Yo estaba...

Jimin, se gira dándole la espalda.

—Trae a Daewan contigo, ahora —le ordena molesto.

Jeon deja salir un enorme suspiro, no le gusta estar en esa situación, no con su ángel.
Sale de la habitación y entra a la de sus hijos, abre la puerta del closet y observa a Dae el cual le sonríe inocentemente.

—Ven acá, Dae.

Le extiende la mano a su hijo para ayudarlo a que se ponga de pie.

—Estamos en problemas, tu appa no está contento con ambos.

Antes de llegar a la mesa lleva a Dae a lavar sus manos, luego ambos llegan a la mesa.

JB observa a su jefe y luego a Jimin, quien trata de hacer que su hija coma lo que él ha preparado. Jungkook, toma a Dae y lo coloca en su silla, para luego tomar asiento frente a su ángel el cual ni siquiera lo observa.

—Prometo que será la última vez que esto sucede —dice Jeon, el cual, es completamente ignorado por Jimin.

—Jeon Injae, más te vale que te comas lo que he puesto en ese plato —le ordena a su hija.

El pequeño Daewan, sonríe al percatarse que Jimin regaña a su hermana.

—Va para ti también, Daewan. Si ambos no terminan su comida no saldremos a jugar —les advierte.

Jimin toma su cubierto, coge un poco de comida y luego la lleva a su boca.

—Esto esta delicioso, Jimin —rompe el hielo, JB, ya que en esas situaciones se siente totalmente incómodo.

—Gracias —responde el antes nombrado, luego de beber un poco de té.

—Cariño —susurra Jeon, dejando sus cubiertos sobre su plato.

—Esta bien, Jungkook. Solo no vuelvas hacerlo —el menor alza su mirada y ve a su lunático.

—No pasara de nuevo —le asegura.

Jeon, toma sus cubiertos de nuevo y continúa comiendo.

—Jungkook, necesitamos llevar a los mellizos a una guardería —suelta Jimin, mientras limpia la boca de su hija.

—¿A qué viene eso? —cuestiona Jeon, con semblante serio colocando el pequeño vaso con boquilla a su hijo.

—Bueno, estaba pensando en retomar mis estudios, pero necesito que los mellizos estén en un lugar seguro y puedan empezar a aprender nuevas cosas antes de que vayan a la escuela —se expresa el menor, sin ningún temor frente a Jeon, el cual, lo escucha atentamente.

—Gracias por la comida, Jimin.

JB le da al pequeño Sang a Jungkook, mientras este coloca el plato en el fregadero y lo lava.

—No —se escucha la voz del pelinegro.

El rubio, deja caer su cubierto sobre el plato provocando un sonido.

JB toma al pequeño Sang y lo lleva a la sala, por su parte, Jimin, intenta asimilar la respuesta que Jungkook le ha dado.

—¿Por qué no? —pregunta el menor, mientras lo observa con incredulidad y molestia al mismo tiempo.

—Porque no, y ya —contesta el mayor, poniéndose de pie con su plato vacío en una de sus manos, para luego dirigirse al fregadero.

Jimin deja salir un enorme suspiro desesperado, toma a su hija la cual ya ha terminado su comida, le retira el babero y luego la coloca en el suelo.

—No corras y no te acuestes —le indica.

La pequeña asiente a lo que su padre le ha pedido.

Jeon entra de nuevo al comedor y toma asiento cerca de Jimin, el cual, se pone de pie para mover la silla de Daewan, para tenerlo más cerca y hacer que termine su comida.

—Puedes al menos explicarme el porqué de tu respuesta —le pide el rubio, mientras toma el cubierto color azul de su hijo, para darle pequeños bocaditos.—Escucha, Jungkook, tú me conociste mientras estudiaba y trabajaba y si piensas que los niños son un obstáculo para mí, pues no lo son. Pero no puedo ir a mis clases con ambos mientras tú estas cerrando negocios o golpeando a alguien —dice el menor, seriamente.

—No cambiare de opinión —habla Jeon.

Jimin deja el ultimo bocado en la boca de su hijo, toma su plato y el de los mellizos y se pone de pie.

—Bájalo —le ordena a Jeon, el cual al instante hace lo que el menor le ha ordenado.

Park regresa y solo se encuentra con Jungkook, sentado en una de las sillas de la sala.

—Estas siendo injusto, Jungkook —musita el menor cuando esta frente a él. —Solo quiero culminar mis estudios, se lo prometí a mis padres —el rubio desciende su rostro al recordar a sus padres.

—No puedo, cariño, no ahora —verbaliza Jeon, observando a su ángel, el cual aún no alza su rostro. —Ven acá —le pide, extendiéndole su mano derecha.

Jimin poco a poco se acerca a él, pero no le toma la mano, Jungkook coloca su mano en la cadera del menor y lo observa detenidamente.

—Perdón si piensas que soy injusto contigo, pero no puedo ponerte en peligro, mi ángel. No puedo dejar que vayas a la universidad cuando aún no tengo todo bajo control.

El mayor alza su otra mano y eleva el rostro de Jimin, para que lo vea.

—Es por tus enemigos, ¿es por eso? —inquiere el menor, cuando conecta su mirada con la de Jeon.

—Jimin, escúchame, cariño. Debes entender que siempre tendré enemigos, esto es así. Lo único que digo es que me des un tiempo para poder encargarme de ellos, solo necesito saber su paradero y desaparecerlos, pero debes saber que en esta mierda siempre hay alguien que trata de ser mejor que yo y arrebatarme todo.

Jeon retira la mano del rostro de Jimin y toma una de sus manos, la cual alza para luego dejar un pequeño beso en el dorso.

—Cuando me refiero a todo, me refiero a ti y a mis hijos. No me interesa lo material en lo absoluto, podrán quitarme dinero, enormes cargamentos e incluso mi dominio en Seúl, y juro que no me dolerá tanto como perderte a ti o a mis hijos —dice Jungkook, mientras acaricia la mano de Jimin con su dedo pulgar.

—Nuestros hijos —corrige el menor, provocando una sonrisa en el hermoso rostro de Jeon.

—Todo es distinto desde que llegaste, tú eres primero ahora, y lo que menos quiero es ponerte en peligro, quiero que entiendas eso —le aclara el mayor.

El menor asiente, alza su mano y la lleva al cabello del pelinegro.

—Solo déjame encargarme de todo y te prometo que volverás a estudiar y poder cumplir tu promesa, pero mientras tanto necesito que no te expongas demasiado. Cualquiera puede hacerse pasar por tu amigo y secuestrarte, no quiero que eso suceda de nuevo, me volvería loco y no creo que eso sea bueno.

Jeon recarga su sien en el estómago de Jimin.

—Esta bien, entiendo, y tratare de no exponerme tanto, saldré siempre con JB o alguien más, y sobre mis estudios esperare cuando todo esté bajo tu dominio de nuevo —habla el menor, sin dejar de acariciar el cabello del mayor.

Jungkook enrolla sus manos en la cadera de Jimin, lo acerca más a él hasta el punto de hacer que el rubio se acomode en su regazo y rodee su cuello con sus brazos.

—JB, puede venir —susurra el menor, cuando siente los labios del mayor en su cuello.

—Que importa —balbucea, para luego colocar sus labios sobre los de Jimin, el cual no se niega en ningún momento.

—Jungkook —lo llama el menor en medio del beso.

—Sí —dice el mayor con su respiración agitada, mientras sus manos se posan en el culo de Jimin.

—Te amo —pronuncia Park, para luego nuevamente juntar sus labios y continuar el beso que han pausado.

Mientras ellos continúan dándose besos y tocándose, el sonido del celular de Jeon se escucha por toda la casa.
Jimin, trata de detener el beso, pero Jungkook se lo impide, el celular deja de sonar por unos segundos, pero nuevamente vuelve a sonar por una segunda vez, haciendo que Jeon, deje salir un sonoro gruñido de molestia, mientras chupa los belfos del mayor.

—Jungkook, es urgen... —la voz de JB, se detiene al observar la escena que ambos tienen en el comedor. —Lo siento —se disculpa y luego baja su rostro.

Jeon deja de besar a Park, y le pide que tome su celular, el cual ha sido llevado por JB.
Luego que Jimin toma el celular de Jungkook, JB, regresa con los pequeños a la sala, mientras el menor le da el celular al mayor.

—Te dije que vendría —lo reta el menor, golpeando el hombro de Jeon, para luego intentar retirarse del regazo del mayor.

—Quédate justo donde estas —le ordena el pelinegro, para luego con una de sus manos comenzar a tocar su culo.

—Eres un pervertido manoseador —musita Jimin.

El menor acerca su boca al cuello del mayor y comienza a dejar pequeños besos.

—Jeon, ¡atiende el puto móvil! —grita JB, desde la sala.

Jungkook lleva el celular a su oreja, mientras con su otra mano continúa tocando el culo de su ángel a su antojo, y el menor se encarga de dejar pequeños besos y lamidas en su cuello haciendo que pequeños espasmos empiecen a recorrer su cuerpo.

—Habla Jeon —atiende con dificultad.

—Hasta que te dignas en responder —se escucha una voz no muy lejos la cual conoce a la perfección, pero que le queda más que claro que no es él, el que sostiene el celular.

—¿Qué sucede, Mark?  —pregunta Jeon, al recordar que la llamada proviene desde el celular del antes nombrado, mientras alza su cabeza para que Jimin continúe devorando su cuello.

—Agust, tiene algo que decirte, hable con Nam, pero dijo que te lo informara primero —habla Mark.

Jungkook trata que su respiración suene lo más calmada posible.

—Comunícame con Agust —le ordena, para por último soltar una grosería en un jadeo—. Mierda...

—Jeon, debes venir a la dirección que te enviara Mark, a uno de mis antros llego un ruso preguntando por ti y por mí. Y a que no adivinas, es la mano derecha de Revìch —le informa Yoongi.

Por su parte, Jungkook, intenta asimilar lo que ha escuchado mientras que, Jimin, junta sus labios y lo besa tan malditamente bien con esos hermosos y carnosos labios rosados lo saben hacer.

—¿Escuchaste lo que te dije? —pregunta Yoongi, en tono demandante.

—Sí —susurra Jeon, tratando de contenerse.—Envíame la dirección, saldré lo más pronto posible —cancela la llamada y lanza su celular a la mesa.

Toma los muslos de Jimin fuertemente mientras se pone de pie cargándolo, junta sus labios de manera necesitada.
El rubio ha conseguido calentarlo con tan solo sentir el tacto de su lengua en su cuello y en sus pectorales.
Jeon, abre sus ojos mientras devora la boca del menor, observa la mesa del fregadero y lo recarga en esta, cuando deja sentado se retira la camisa y la lanzo al suelo.

Jimin lo observa con una sonrisa en su rostro, Jungkook toma la camisa del menor y se la retira.

—Estas demente, en serio —murmura, colocando sus manos en el cuello del mayor y deja un pequeño beso en sus labios.

—Es lo que provocas en mí, mi ángel.

Jeon desabrocha su pantalón sin retirárselo, Jimin, lleva una de sus manos al miembro del pelinegro y toca la dura y notable erección que ruega por ser liberada.

—No puedo más —suelta desesperado el mayor.

Devora una vez más los belfos del menor de manera salvaje, mientras retira el short a Jimin, introduce su mano en el bóxer del mayor para luego tomar su miembro y presionarlo, haciendo que Jeon deje de besarlo y lo mire.

—Tranquilo, Gray. Te recuerdo que no estamos solos.

Jimin lo ve con burla, pero con deseo, ambos quieren lo mismo.

—Suelta —gruñe demandante, Jeon.

El menor al instante deja de presionar el miembro del mayor de manera fuerte.

—JB, ¡la cocina está cerrada hasta que yo ordene! —grita Jungkook, agitado, su respiración acelerada y con su voz ronca y cargada de deseo.

—Como digas —responde.

—Todo está solucionado, ahora déjame follarte —articula el pelinegro.

Toma las piernas de Jimin y las abre lentamente luego de haberle retirado su short, realmente le agradece mentalmente a su ángel el que le obedezca sobre no usar ropa interior, mientras ambos esten en casa.

Jimin baja un poco el bóxer de Jungkook y deja libre la enorme erección de su narco.

—Te amo —susurra Jeon.

Alinea su miembro en la entrada de Jimin y se abre paso en esta sin ni siquiera haberlo preparado.

—Hijo de puta, hijo de puta —se queja el rubio, mientras rasguña la espalda de Jeon.

—Eso es por provocarme —masculla Jungkook.

El menor piensa que su amado narco sera cuidadoso con sus embestidas, pero es igual de bestia que cuando lo penetro.
Sus embestidas son rápidas, Jeon toma el miembro de Jimin y lo masturba haciendo que el rubio se olvide por un momento de lo imbécil que esta siendo mientras se lo folla en la mesa del fregadero de manera salvaje.

—Jungkook —jadea Jimin, presionando su entrada atrapando el miembro de Jeon.

—Mierda, Jimin —gime Jungkook, continuando sus embestidas y el ritmo de su mano sobre el miembro de Park.

Unas cuantas embestidas más y Jeon, se corre dentro del menor, unos segundos después, Jimin, se corre sobre la mano del mayor.

—Lo siento —susurra el pelinegro, recordando la manera salvaje en la que se ha follado a su precioso ángel.

—Eres un completo hijo de puta _suelta Jimin, mientras lo observa y trata de recuperar el aire que le falta, tratando de canalizar su enojo contra el hombre que ama.

—Lo siento, cariño —se disculpa de nuevo, saliendo de Jimin.

Se limpia con papel toalla para luego colocarse su ropa, mientras Jimin lo observa seriamente.

—Tú lo sientes. Pues lo siento más yo. Mi ropa —habla Jimin, en tono retador.

Jeon recoge la ropa del menor y lo ayuda a vestirse, cuando está completamente vestido, aleja un poco a Jungkook y lo observa con una sonrisa en su rostro.

—¿Conoces la historia del imbécil que se quedó con una semana sin follar y sin hacer el amor? —le pregunta el rubio.

Jungkook niega, mientras Jimin, asiente.

—No puedes hacerme eso —murmura, acercándose a su ángel.

—Claro que puedo, ahora bájame de aquí —le ordena.

Jeon hace al instante lo que el menor le pide, se acomoda su short y luego comienza a caminar hacia el comedor.

—Dije que lo sentía —dice Jeon, tomando su celular.

—Y lo escuche, pero no cambiare de opinión.

Toma la chaqueta de Jungkook y se acerca a él.

—Cariño —suplica Jeon, mientras el menor le acomoda el cuello de su camisa y luego el de la chaqueta. —Ahora, ve con Markie —palmea el pecho del mayor.

—Hare lo que sea —lo toma de la cintura y lo acerca a él.

—Que bueno —sonríe Jimin. —Cuando regreses necesito que traigas las compras —se zafa del agarre de Jeon, y camina hacia la alacena donde se encuentra un papel con todas las compras que deben hacerse.

—JB, puede hacerlas —espeta Jeon, molesto.

Jimin lo mira sorprendido.

—Bien, le diré a JB —el menor camina hacia la sala.

—Lo hare yo, yo traeré las compras —accede.

Lo abraza por la parte de atrás, y toma el papel de las manos de Jimin.

El menor se gira y queda frente a él, sonríe y luego le da un pequeño beso en los labios, para luego morder su labio superior haciendo que Jeon se queje un poco.

—Te amo, vuelve con bien —se aleja y desaparece en los pasillos de la casa.

Jungkook tomo sus dos armas y las coloca en sus cartucheras, antes de salir de la casa escucho la voz de Jimin y se detiene, para poder escuchar lo que dice.

—No olvides traer aspirinas para mí —le pide con Sang en brazos.

El mayor asiente, sale de la casa, entra a su camioneta, observa la ubicación, se coloca el cinturón y luego arranca siendo guiado por el GPS de su camioneta.

En todo el camino no deja de pensar en alguna forma para que Jimin le levante la semana de abstinencia, se le hace muy difícil de por si el contenerse.
Sabe que su ángel no se la pondrá para nada fácil y tratará de provocarlo a cada instante.

Según el GPS de su camioneta le informa que ha llegado a su destino, observa hacia todos lados ya que es una bodega vacía y sucia.

Jeon ve como la puerta de la bodega se abre dejando ver a Nam, el cual al observar su camioneta, alza su mano. Jungkook, estaciona la camioneta y se retira el cinturón, antes de salir retira el seguro de sus armas.

—Nam —saluda.

—Jeon —responde.

—¿Qué tenemos? —indaga Jungkook, al entrar a la bodega, observando a Yoongi y a Mark frente a unos cuantos rusos que lucen trajes elegantes, pero que solo escoltan a uno en específico.

—Nochu —habla el ruso, al observar que se acerca cada vez más a él.

Los hombres que escoltan al ruso toman sus armas, provocando que Jeon, sonría y continúe acortando la distancia que hay entre ellos.

—Bajen sus armas —les ordena el ruso a sus hombres.

—Muy buena elección —dice Jeon.

—Este edificio está bajo nuestro control —comenta Nam.

—¿Quién eres? —pregunta Jeon.

—Mi nombre es Jov, mi padre era el ruso al que Revìch traicionó —se explica el ruso.

—¿Qué quieres? —segunda pregunta por parte de Jeon.

—Tu ayuda —responde sinceramente el ruso, haciendo reír a Jeon y sus hombres.

—¿Y por qué debería ayudarte? —replica.

Jeon se acerca más él, dándose cuenta que el ruso no pertenece a su mundo.

—Porque puedo darte lo que quieres —contesta Jov, sin dejarse amedrentar por la fuerte mirada de Jeon.

—¿Y qué es lo que quiero, según tú? —Jungkook esta tan cerca que sus respiraciones se mezclan la una con la otra.

—La ubicación de Revìch y esta te llevara a Yuan, te lo aseguro —el ruso en ningún momento se corta al tener a Jeon frente a él.

—Sabes que, si no cumples lo que aseguras, morirás —interviene Mark, tratando de intimidar a Jov.

—Lo sé perfectamente, y te aseguro que puedo conseguir lo que tú necesitas —habla el ruso dirigiéndose solamente a Jeon.

—¿Cuál es el motivo para darnos su ubicación? —esta vez el que pregunta no es Jeon, esta vez es Nam.

—Venganza, es lo único que diré frente a ustedes. Mi trato es con Nochu, no con ustedes —alza su mano y la deja frente a Jeon.

Jungkook desciende su mirada y observa a Jov seriamente, alza su mano y la estrecha con la del ruso.

—No eres de mi mundo, así que no trates de jugar al gánster conmigo. Consígueme lo que aseguras que puedes darme y los matare por ti. Al igual que tú, los busco por venganza y para que mi ángel tenga su vida normal de nuevo —Jeon no suelta en ningún momento la mano del ruso.
—Tú, mi infiltrado y yo tendremos una reunión, necesito que estés al pendiente. Yoongi te llevara al lugar donde nos reuniremos, si tienes un buen plan házmelo saber ese día —Jungkook suelta su mano, pero no se aleja.—¿A qué te dedicas? —lo cuestiona como las veces anteriores.

—Soy empresario en Rusia —responde, introduciendo sus manos a los bolsillos de su pantalón de seda.

—No te basta el dinero de tu empresa —se burla Nam.

Por su parte, Jeon, se aleja un poco observando la salida.

—No lo hago por el dinero, solo quiero vengarme sin ensuciar mis manos de sangre —responde Jov, seriamente al comentario que Nam ha hecho, provocando que Jeon se ría ya que el ruso le ha contestado a Namjoon dejándolo callado.

—Lleva al ruso a mí cuando Mark te llame —le ordena Jeon a Yoongi, el cual, solo asiente.

—Hermosos chupones —bromea Min, cuando Jeon esta por salir de la bodega, haciendo que su rostro de se torne de un color carmesí.

—Nam, comunícate con Bobby y ponlo al tanto de la situación —le ordena Jungkook a Namjoon, el cual, va detrás de él.

—Claro —responde Nam. —¿Qué tal si vamos por algo de beber? —pregunta a su jefe y amigo, el cual no le responde al instante ya que hace contacto visual con el ruso, que está abordando su auto blindado, siendo custodiado por más rusos.

—No puedo —contesta cortante, Jeon.

—¿Por qué no puedes? —cuestiona Mark.

—Jimin, quiere que haga las compras de la semana. Así que brinden por mí.

Jeon abre su camioneta mientras los dos hombres lo observan con una sonrisa burlona en su rostro.

—Jiminie, manda —canturrea Mark, sonriendo.

—No quiero estar sin follarmelo y sin hacerle el amor por una semana. Así que sí, Jimin, manda —verbaliza Jungkook.

Le coloca el seguro a sus armas y entra a la camioneta dejando a sus hombres, mientras él conduce hacia el super mercado más cercano para hacer la compras que Jimin le ha anotado en ese maldito papel.

Estaciona el auto en el parqueo del super mercado, deja sus armas dentro del auto y saca su billetera para asegurarse que lleva el dinero suficiente para pagar por todo lo que Jimin ha anotado en esa lista.
Cuando observa que su billetera está repleta de dinero entra al super mercado, divisa las carretillas y toma una grande, poco a poco va buscando lo que se encuentra anotado en la lista, con un poco de dificultad.

En el área de los pañales de los mellizos y de Sang, muchas madres lo miran como si de un billete ganador de lotería se trata.
Jeon, busca la manera de recordar la marca de pañales que Jimin compra para no tener problemas con eso, cuando los consigue los introduce a la carretilla y pasa frente a unas madres, solo sonríe y hace una reverencia causando que las madres babeen por él.

Llega a la caja registradora y la cajera lo observa de pies a cabeza, Jeon, sonríe para parecer alguien educado y normal, mira la pantalla de su celular con una foto de Jimin y sus hijos, sonríe y se recuerda que el menor le ha pedido aspirinas.
Trata de buscar con la mirada y se percata que no hay así que se hace una nota mental de pasar por una farmacia de camino a casa.

—Son ciento cincuenta dólares con ochenta centavos —dice la cajera.

Jeon saca su billetera y le entrega el dinero, la cajera le entrega el vuelto, pero él se niega a tomarlo, sale del lugar con la carretilla en la cual lleva las compras. Observa que cerca del supermercado se encuentra una farmacia, deja las cosas afuera por un momento y compra las aspirinas para Jimin.

Cuando termina de hacer todas las compras encargadas, introduce todo en la camioneta y conduce hasta su casa, estaciona cerca de la puerta toma la carretilla que ha comprado para que Jimin introduzca las compras con facilidad cuando se encuentre solo, las coloca todas en la carretilla, toma sus armas, entra a la casa y las guarda donde solo él y Jimin, saben.

En una de sus manos lleva una pequeña bolsa que lleva una caja entera de aspirinas.

—Regrese sano y salvo —anuncia cuando pasa por la sala, observando a Jimin y a sus hijos los cuales corren detrás de él.

Jimin se pone de pie dejando a Sang en el corral, y luego se dirige a la cocina para cerciorarse que todo lo que ha anotado en la lista, este en esa carretilla.

—Se calman los dos —habla seriamente, Jimin, al observar a los mellizos pelear por una caja de jugos.

Se acerca a la carretilla y toma los pañales, le da uno a Dae y otro a Jae.

—A su habitación —les ordena.

Los mellizos asienten sin renegar rápidamente.

—Todo está aquí —dice Jeon, acercándose a su ángel.

—Te falta algo —habla Jimin, cruzando sus brazos.

—Claro que no —responde Jeon, gira a Jimin y lo abraza por la espalda. —Tus aspirinas —agrega.

Coloca la bolsa frente a él, Jimin la toma y se sorprende al darse cuenta que ha comprado la caja entera.

—Solo te pedí un blíster —musita Jimin.

—Es mejor prevenir.

Jungkook toma el rostro de Jimin y antes de que hable lo gira y lo besa.

—Estas en abstinencia —le recuerda el menor, separándose de Jeon.

—Abstinencia de sexo, no de tus besos —menciona el mayor, besando de nuevo sus labios.

—Basta, ayúdame a acomodar las cosas —le pide Jimin, tratando de detener lo que Jeon trata de iniciar, ya que sabe que si continúa no podrá cumplir con el castigo que el mismo le ha puesto a Jungkook.

Por su parte, Jeon, está feliz de saber que al menos podrá besar y tocar a su ángel, no pierde las esperanzas que entre besos y toqueteos, Jimin, olvidará su castigo y dejará que lo haga suyo. Pero a la vez siente temor ya que sabe que el menor es muy provocador y teme que lo deje con una enorme erección y luego tendría que recurrir a su mano, para aliviar el dolor.

—Te amo —dice Jeon, cuando ambos caminan hacia su habitación.

—Eres un imbécil —suelta el rubio.

El menor golpea su mano y entra a la habitación.

—Tu imbécil —añade con tono coqueto, provocando que Jimin se ría.

Ambos juguetean un poco hasta que Jimin se cansa y se deja caer en los brazos de Jeon y Morfeo. Jungkook, observa al menor mientras duerme, cada vez que lo mira sabe que no se ha equivocado al escogerlo.

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