2.33
Jimin
Después de haber escuchado cada una de las palabras que Jungkook dijo, y el oír su voz quebrada solo me confirma que al igual que yo, sufre porque estamos distanciados.
Pero no pienso volver a él, no lo haré, no tan rápido, tal vez suene egoísta o que estoy actuando mal, pero no quiero estar toda mi vida junto alguien que desconfía de mí y tenga un polvo con él o la primera que se cruce frente en su camino.
-¿Qué harás? -pregunta Mino.
Toma mis manos luego que termino de conversar con Nam.
-Nada -digo un poco desconcertado, ya que las palabras que Jungkook ha dicho han logrado conmover mi corazón.
-Yo creo que lo mejor es que vuelvas con él -escucho la voz de Yoongi, el cual se encuentra jugando con los mellizos.
-¡NO! -grito, haciendo que los mellizos me observen.
-No quieres ir donde él está, entonces dile donde mierda estas tú y dejen de sufrir ambos.
Alza a Dae y luego lo coloca de nuevo en el suelo.
-Eso no pasará, nadie le dirá dónde estoy -termino de limpiar mi rostro, luego que me suelto del agarre de Mino.
-¿Esperas que lo adivine? -inquiere Yoongi, con una sonrisa burlona en su rostro. -Escucha Jimin, el Jungkook que dijo todas esas palabras no lo conocía hasta ahora. No sé cómo sea su relación, pero estoy seguro que se está volviendo loco porque no estas junto a él -agrega alejándose de los mellizos, para caminar hacia mí. -¿Ves a esos hermosos niños? -señala a mis hijos, mientras acorta nuestra distancia, para luego colocar una de sus manos sobre uno de mis hombros.
Asiento como respuesta a su pregunta.
-Esos niños, son el resultado de su enorme amor -susurra cerca de mi rostro.
-No me convencerás, Yoongi. Y esos niños son el resultado de una ronda doble de sexo sin protección -replico.
Tomo la mano que está sobre mi hombro y la retiro.
-Y si hablarás del bebé que viene en camino, y dirás que es producto del amor y esa mierda. Pues sí, pero también es producto de que Jungkook, no uso protección por segunda vez. Maldito lunático -me quejo.
Camino hacia los mellizos mientras Yoongi, sonríe por lo que he dicho en voz alta.
-Vamos, Jimin -me llama Yoongi, luego que ha dejado de reír.
-Dije que no, y no cambiare de opinión. Si yo sufro es mi puto problema, pero no regresare a él, a menos que él me encuentre y me haga cambiar de opinión -espeto.
Tomo las zapatillas de Jae y me acomodo en el sillón, para poder colocárselas.
-Esperas a que él venga y te ruegue -alza su voz.
-¿Acaso yo me acosté con Han Bin? ¿Yo mande todo a la mierda? -formulo las preguntas.
Suspiro molesto.
-Por supuesto, te quedas en silencio porque está más que claro que no fui yo -intento poner la última zapatilla en el pie izquierdo de Jae, pero ella no deja de moverse. -Jeon Injae, deja de mover el pie -llamo la atención de la pequeña.
-Bien, está bien, tal vez tengas razón, Jimin -relaja su tono de voz, para luego tomar a Dae y acomodar su pantalón junto con su camisa. -Pero que pasa si se rinde debido a la desesperación de no encontrarte -expone Yoongi, acomodando el cabello de Dae.
-Él no se rendirá, Yoongi. Las promesas entre Jungkook y yo las cumplimos, así que te aseguro que no se rendirá -bajo a Jae del sillón y luego acomodo su falda.
-¿Pero que si llegara hacerlo? ¿No irías tú por él? -me cuestiona.
Es en serio, Yoongi, insiste en seguir fastidiando, cuando todos sabemos la puta respuesta.
-Escucha Yoongi, está claro el amor que siento por Jungkook, y si tal vez, si solo tal vez él se rindiera, yo fuera hacia él, lo haría sin pensarlo dos veces. Pero está vez no lo hare, no volveré a él tan fácilmente y mucho menos lo buscare si él no me busca -respondo.
Llevo mis manos hasta las orejas de Injae y las cubro, provocando que Yoongi, haga lo mismo con Dae.
-Ahora espero que dejes de joder y te vayas de una puta vez de mi maldita casa.
Cuando he terminado de decir todo lo que tengo que decir, retiro mis manos de las orejas de Injae, y me despido de Yoongi con una sonrisa.
-Despídanse del tío, Yoongi, ya se retira -me pongo de pie del sillón y me dirijo hasta mi habitación, para cambiar mi camisa y poder viajar con Mino, al centro comercial a recoger los juguetes favoritos de mis hijos.
-Todo está listo, Jimin -escucho la voz de Mino, proveniente de afuera de la habitación.
-Voy en seguida -digo, mientras termino de bajar mi camisa por mi estómago.
Salgo de la habitación tratando de acomodar mi camisa ya que se me acentua demasiado debido a que el bebé comienza a crecer dentro de mí.
-¿Ropa nueva? -bromea Mino, al observar como intento que la camisa se estire un poco más, para que no quede tan ajustada a mi estómago.
-Solo necesito unas camisas de Jungkook y esto se soluciona -refuto.
Suspiro frustrado y derrotado ya que, sé que es imposible que la camisa se estire y me quede como espero.
-Bien -escucho decir, mientras salgo de la casa junto a Dae.
-Injae, muévete o te quedas sola en casa -le hablo a mi hija.
Coloco mis manos en mi cintura en forma de jarra, mientras espero que a mi hija se le dé en gana dejar de ver sus caricaturas.
-¡Injae! -alzo mi voz comenzando a molestarme con ella. -Bien, te quedas sola -digo, cuando observo que ella no esta dispuesta en moverse.
-Appa -chilla al observar que camino hacia la sala.
-Apresúrate.
Me detengo y me giro para observarla.
-Voy appa -toma su tablet.
Escucho como el claxon de la camioneta suena, esta más que claro que Mino, quiere que nos apresuremos, pero mi hija está demasiado ocupada buscando la única Barbie que ha traído con ella.
-Jeon Injae, te apresuras o juro que iré por ti -la sentencio caminando hacia ella.
La veo concentrada colocándole el vestido a su Barbie que no se percata que me dirijo hacia ella.
-Basta, nos vamos -la tomo de una de sus manos y hago que se ponga de pie.
-Appa -solloza nuevamente, con sus ojos vidriosos.
-Ni una lágrima y mucho menos un berrinche -la señalo molesto. -Cuando yo te llamé tú debes obedecer, ¿entendiste? -le recuerdo.
Abro la puerta de la camioneta.
-Shi appa -dice mientras controla sus lágrimas.
La cargo para
poder colocarla en su silla y asegurarla.
-Los tacones -susurra desilusionada, observando los pies de su Barbie.
-Le compraremos unos nuevos en el centro comercial -digo entre dientes.
El rostro de mi hija cambia y una sonrisa enorme es la que se dibuja en sus labios.
-Pero debes obedecerme siempre -le coloco el cinturón, mientras ella asiente.
Subo a la camioneta y en todo el camino no paramos de reír junto a Mino, ya que Dae trata de cantar una canción tal y como lo hacen las caricaturas que observa.
-Llegamos -anuncia Mino, mientras estaciona la camioneta.
-¿Quién vendrá? -pregunto.
-Ni idea -responde Mino, cargando su arma para luego salir de la camioneta.
Entramos al centro comercial intentamos pasar desapercibidos, pero con los mellizos eso resulta imposible cuando hay muchas tiendas de juguetes frente a ellos.
-Basta ambos, sino se comportan como niños buenos, no les comprare nada -los reprendo a ambos para que dejen de llamar la atención de todas las personas que nos rodean.
Mino habla con alguien por su celular, mientras yo trato de controlar a los mellizos. Es un caos salir con ellos y tratar que se comporten.
-Dae, ven acá -llamo a mi hijo, el cual comienza a alejarse de mí. -Quédate aquí, iré por tu hermano -le pido a Jae, la cual esta concentrada acomodando el cabello de su Barbie-. Daewan, baja de allí -le ordeno a mi hijo.
En serio es frustrante salir con los mellizos.
Dae se encuentra de pie a la orilla de la fuente del centro comercial.
-Voy a castigarte por esto y lo sabes -le advierto.
Lo tomo en brazos y camino hasta donde se supone que debe estar Jae, la cual ya no se encuentra donde debe estar.
-¿La buscas? -reconozco esa voz, pero no recuerdo a quien le pertenece.
-JB -susurro aliviado, cuando lo observo sosteniendo la mano de Injae.
-Mierda, son demasiado inquietos, voy a volverme loco -me quejo frente a él. -Si repiten esa grosería, les daré una nalgada -sentencio a los mellizos.
-Tranquilo, Jimin -me pide JB, observa a Injae y se acurruca para quedar a su altura.
-Estas muy linda, Injae -besa la mejilla de mi hija.
-Gachas -responde al cumplido que JB, le ha dicho.
-Volví, lleve la maleta a la camioneta -dice Mino, cuando esta frente a JB.
-Debo irme. Al parecer, Nam, necesita de mis servicios, ya que Jeon, no deja de llorar por ti.
Cuando escucho lo último que dice, lo único que hago es bajar mi rostro mientras tengo a Dae en mis brazos.
-Cuida de ellos, Mino. D.O, los monitorea, pero Jeon no lo sabe, así que sabremos si se encuentran en problemas -nos explica JB. -Antes de que me vaya. Jeon, me pidió que te diera esto -saca un fajo de dinero, toma una de mis manos y coloca el dinero sobre la palma de mi mano.
-Cuida de él -susurro, observándolo fijamente.
-Lo hare, cuídate y cuida de los niños.
Asiento.
-Nos vemos pronto, niños -alza una de sus manos y la agita para despedirse de los mellizos.
-Creo que debemos ir por los tacones -comento.
Injae, sonríe al instante y corre hasta Mino para tomar su mano.
Llegamos a una enorme tienda de juguetes, pero antes de entrar debo hacerles entender a los mellizos algunas cosas.
-Antes de entrar dejaremos claro unas cosa, si sueltan nuestras manos no comprare nada, si hacen berrinche tampoco -bajo de mis brazos a Dae. -Si digo que no, es y será no y punto, eso va para ti, Injae -señalo a mi hija, mientras Dae se burla de ella. -No quiero que toquen y arrojen los juguetes al suelo eso va para ti, Daewan -tomo la mano de mi hijo y ahora el que se burla no es él, sino Injae-. Ya están las reglas, ahora sean buenos niños y appa les comprara lo que pidan.
Entramos al enorme local.
Daewan es el más fácil de complacer ya que ama los autos grandes y a control remoto, junto con los Transformers son sus favoritos. El único problema es que pide un color en específico sin saber siquiera los colores, el auto debe ser de color rojo con un poco de azul, o simplemente color rojo, si el auto no tiene esos colores él prefiere no llevarse el auto a casa.
Elegimos los autos de Dae, junto aún Transformers, los colocamos en una carretilla, pero antes de salir del área de autos, observa un set de autos pequeños, señalándoselos a Mino.
-No -digo suavemente.
-Appa -comienza a golpear el suelo fuertemente con sus pies.
-Esos autos desaparecerán uno por uno, cuando te enfades los lanzaras y de esa manera los perderás -trato de que mi hijo entienda el porqué de mi decisión, pero al parecer a él no le interesa. -Dije que no y punto, obedece o dejaremos esto -señalo la carretilla la cual contiene los juguetes que él ha escogido.
Se coloca frente a Mino y extiendiende sus pequeños brazos para que lo cargue, conozco a la perfección ese rostro, es sueño y no estoy seguro que Morfeo lo acogerá en sus brazos rápidamente.
-Vamos por tus cosas -presiono un poco el agarre en la mano de Injae, por si trata de salir corriendo.
Con los mellizos nunca se sabe lo que harán.
Llegamos a la sesión de las Barbies, autos, casas, set de ropas, piscinas y un sin fin de cosas, que estoy casi seguro que mi hija desea tener para ella
-Este -señala una enorme casa color rosa.
-¿Segura? -cuestiono, ya que la conozco bien y no tardará en observar algo que llamara su atención y cambiará de opinión.
Damos unos cuantos pasos más alejándonos de la casa que ha escogido, quedando frente a otra del mismo tamaño, pero de distintos colores, la cual incluye una hermosa tina y todo lo que una casa real incluye.
-¡Está! -grita emocionada.
Suelto su mano y trato de acomodar la enorme caja en la carretilla.
-Una cosa más y listo -le ordeno, ya que no planeo comprarle a uno más juguetes que al otro.
-Recuerda la ropa y zapatos -susurra Mino, para no provocar que Dae se despierte.
Buscamos un set de ropa junto con zapatos, cuando lo encontramos nos dirigimos a la caja. Pago por los juguetes nuevos de mis hijos, uno de los chicos que trabaja en el lugar decide ayudarnos a llevar los juguetes a la camioneta, me detengo un momento para guardar el dinero restante en mi bolsillo.
Pero es una mala decisión ya que eso implica soltar la mano de Injae, la cual no desaprovecha la situación y sale corriendo alejándose de mí.
-Ve con él Mino, iré por ella, espérame en la camioneta -le ordeno al chico y a Mino, para luego ir por Injae.
Acelero mis pasos para poder detener la travesura que mi hija tiene en mente, pero es demasiado tarde ya que ha hecho que una señora derrame su café helado, manchando sus zapatillas y parte de su vestimenta.
-Mierda -susurro al ver la escena desastrosa que ha provocado, Injae.
-Lo siento mucho -digo, disculpándome con la señora. -Tú, ven acá ahora mismo -pronuncio furioso, haciendo que Injae, se asombre y camine con algo de temor hacia mí. -Discúlpate ahora mismo con la señora -le ordeno a mi hija.
-Peldon -articula Jae, observando con mirada dulce a la señora.
-En serio lo siento -me disculpo de nuevo e intercambio mirada con ella por primera vez.
-¿Jimin? -escucho pronunciar mi nombre de la boca de la señora.
No sé cómo me conoce, la observo nuevamente sosteniendo la mano de Injae, fuerte para que no provoque otro incidente.
-Señora Lee -digo cuando reconozco su rostro.
-Si eres tú -se acerca a mí y me abraza. -Estás hermoso, ¿es tu hija? -pregunta observando a Injae, mientras sonríe.
-Gracias, y sí, es mi hija. Bueno, tengo dos hijos, ella -señalo a Jae. -Y un hermoso niño, son mellizos y un bebé en camino -le informo a la señora Lee.
Si Iseul estuviera conmigo seguro y estaría feliz de ver a la señora Lee, después de tanto tiempo.
-Es hermosa al igual que tú -toma la Barbie de Injae, la cual está en el suelo y se la entrega a mi hija. -Es bueno verte y saber que te encuentras bien, Jiminie. Mi hijo estaría feliz -comenta.
Cuando menciona a su hijo baja su rostro y sonríe débilmente.
Mierda, Taemin, si supiera lo maldito que fue conmigo y lo mucho que sufrí gracias a él.
-Yo... Lo siento mucho -miento.
Lo único que siento es enojo hacia mí por haberle creído cada una de sus estúpidas palabras.
-Lo sé, Jiminie -se aleja un poco de mí y toma su cartera. -Debo irme, pero que te parece si nos vemos mañana aquí mismo, me gustaría saber más de ti y que me cuentes de Iseul. Además necesito conocer a tu hijo -saca unas gafas de su cartera y se las coloca.
-Claro, nos vemos mañana aquí mismo -respondo, para luego cargar a Injae.
-Bien, entonces nos vemos mañana. Adiós, hermosa -se despide de Jae.
-Estás castigada, Injae -le hago saber a mi hija.
Salgo del centro comercial con mi hija haciendo pucheros por todo el camino hasta llegar a la camioneta.
-No cambiaré de opinión y lo sabes, así que deja de hacer pucheros. Fuiste una niña mala -abro la puerta trasera y la coloco en su silla. -No utilizarás tus juguetes nuevos hasta que yo lo diga, si haces berrinches serán más días -la sentencio ya que esta a punto de comenzar a gritar.
Cierro la puerta del copiloto, me coloco el seguro y tomo la maleta mediana que se encuentra en el piso de la camioneta.
Abro la maleta y la inspecciono, los juguetes favoritos de los mellizos están dentro, hay biberones y hoodies acompañados de dos armas cortas, y camisas que pertenecen a Jungkook.
-Le pedí a Nam, que robara algunas -menciona Mino, el cual, me observa por el retrovisor.
-Te lo agradezco tanto -sonrío grandemente.
Observo a los mellizos y ambos estan dormidos, este día no ha sido para nada tranquilo. Primero Jungkook y sus hermosas palabras destrozándome al escuchar su llanto. Luego Yoongi y sus malditas teorías, seguido por las travesuras de los mellizos y por último el encontrarme con la madre del que un día fue mi mejor amigo, y luego me secuestró para poder estar conmigo.
Provoco que Jungkook quedará inconsciente y que conociera al verdadero Hoseok, y que otro maldito se interesará en mí.
Recordar todo eso no es nada fácil para mí, pero después de recordar todo lo malo, con el simple hecho de observar a mis hijos, de tocar mi estómago de nuevo y saber que tengo un nuevo bebé dentro de mí, olvido todo lo malo que me ha sucedido.
Porque a pesar de tantas cosas malas que he sufrido, la vida me ha regalado a mis hijos y a un hombre lunático, impulsivo, celoso y narcotraficante del cual estoy enamorado.
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