Capítulo 3

Esa misma noche...

En su departamento, se preparó un café y se sentó en su escritorio...

Bebió un poco y tomó su cámara fotográfica.

Comenzó a mirar las fotos y videos, que había tomado, y grabado, en el recital y miró con atención la foto que me había tomado, desde el escenario.

Desde que había salido al escenario y me vio, me miró con insistencia y sumo interés y que, por una dulce coincidencia, me había vuelto a encontrar, minutos después de acabado su recital, tras el escenario.

Me miró perdidamente en aquella foto y se perdió en mi rostro ido y en mis grandes ojos cafés.

Luego miró el video, donde me había grabado, entre toda la multitud, y contempló mi sonrisa fija solo para él y recordó nuestro encuentro oportuno y sonrió con anhelos.

_ Debo volver a verte Emma...

Al otro día, mi amiga quedó sin habla al ver, parado, en la puerta, a su ídolo, y él tan sencillo y cordial, le saludó con una sonrisa y preguntó por mí. Romina quedó más atónita.

_ ¿Buscas a Emma?

_ Así es ¿Ella se encuentra?

_... Si, un momento. Iré por ella, pero adelante, pasa por favor...

Joey entró y Romina lo miró más sorprendida. Él la miró y ella le sonrió torpe...

_ Ahora iré a buscar a mi amiga. No tardo – volvió a sonreírle.

_ Ok...

Esperó paciente, muy relajado y miró la que era toda nuestra habitación de hotel

En cuanto lo vi quedé sin aliento. Sorprendida de verlo en nuestra habitación, Joey me miró de pie a cabeza y me sonrió contento y tierno, ya que yo llevaba puesto un overol y me había tomado el cabello en una coleta; él se veía tan guapo así, sencillo, con sus jeans, suéter azul oscuro y su jockey.

_ Hola...

_ Hola hermosa

_ ¿Qué haces aquí? – le sonreí nerviosa y contenta a la vez y Joey volvió a sonreírme.

_ Quería verte

_... – me sentí ruborizar.

_ ¿Te gustaría salir a pasear conmigo?

Le sonreí con vergüenza y él me miró perdidamente, fascinado al parecer de mi sonrisa.

_ De acuerdo. Acepto salir contigo...

Sus ojos brillaron...

Salimos del hotel y Joey sin dejar de mirarme, ambos nos sonreímos y comenzamos a caminar por las calles.

Se colocó sus lentes oscuros, se metió las manos a los bolsillos de sus jeans y yo lo miré. Mi corazón se regocijó de alegría.

_ Bien ¿A dónde te gustaría ir?

_ No lo sé. No conozco esta ciudad. Llegamos tan solo ayer, con mi amiga Romina

_ Creí que vivías aquí

_ Oh no. Nosotras venimos de Chile

_ Entiendo... ¿Y qué haces aquí? Digo ¿Las dos vinieron de paseo, o vinieron a ver a nuestra banda para el concierto?

_ Ambas. Mi amiga es muy fans de ti y de tu banda, bueno, yo antes también lo era y me invitó a viajar aquí con ella

_ Comprendo...

Solo dijo, yo lo miré y él volvió a sonreírme...

_ Eso quiere decir que te irás

_Así es... Aunque por ahora no me gustaría volver...

Le dije triste y recordé lo que me había pasado con Adrián y Joey me miró.

_ ¿Estás bien?

_ Si, tranquilo. No es nada – me estudió.

_... Claro. Mira, allá está el parque Bicentenario. Vamos para que lo conozcas. Sé que te gustará – le sonreí.

_ Ok vamos...

Tenía razón. Aquel inmenso parque era realmente hermoso, lleno de pasto fresco y diversos árboles, todos verdes y alegres.

Joey se sacó sus lentes, me miró y fue a sentarse conmigo en un asiento de madera, muy cómodo.

Me compró una paleta de helado, sabor frambuesa, se compró también una para él y ambos nos sonreímos, y sentamos en el respaldar de aquel asiento, y comimos con agrado nuestras paletas.

_ ¿Te gustó tú paleta?

_ Si, está deliciosa. Muchas gracias

_ Por nada hermosa

_ Este lugar es muy bonito y agradable

_ Si

_ Me provoca mucha paz – me miró con detención y luego sonrió.

_ Te ves muy bonita con ese overol, al igual que ayer – sonreí con pudor.

_... Me parece aún increíble que esté aquí, comiéndome una paleta de helado contigo

_ Jejeje ¿Por qué?

_ ¿Cómo por qué? Por ti. Eres alguien famoso. Ayer te vi en ese recital cantando frente a miles de personas

_ Y yo te vi a ti...

Lo miré sin aliento, el corazón me latió todo alborotado y Joey me destelló con sus profundos y lindos ojos celestes.

_ Eres muy lindo - ahora él fue el que sonrió apenado.

_ Jejeje gracias. Ya tengo mis años y son muchos

_ Claro que no

_ Gracias. Es un halago – le sonreí y él volvió a mirarme.

_ Jamás había mirado tus ojos tan de cerca

_ Ellos están fascinados con los tuyos

_...

Me reí con nervios y Joey me miró embelesado...

_ ¿Te gustaría ir a tomarte algo conmigo?

_ Bueno, pero te confieso que no soy muy buena para beber

_ Jejeje, de acuerdo...

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